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Un buen día en el vecindario
from Huellas de Tinta
Por Erzengel
Lloyd Vogel es un periodista muy pesimista. La vida lo ha empujado a ver todo oscuro. En el ámbito editorial, todos los conocen por su manera de ser y los textos que escribe, al punto que muchos rechazan ser entrevistados por él. Padre primerizo y marido enamorado, Lloyd carga con el peso de haber sido abandonado por su padre cuando era muy joven, lo que hace que sienta un gran peso sobre sus espaldas. Sin esperarlo, nuestro protagonista se reencuentra con su progenitor en el casamiento de su hermana, donde Lloyd acude como padrino de la boda. Ese encuentro termina en pelea, aunque el hombre luego intente acercarse nuevamente para hablar con su hijo. Lloyd se niega a escuchar a su padre, a quien odia porque su abandono lo obligó a hacerse adulto de golpe para responsabilizarse de su madre y su hermana, aunque su mujer piense que debería darle una oportunidad al anciano y escuchar lo que tiene para decir. En medio de esto, Lloyd es enviado a entrevistar a Fred Rogers, el popular personaje televisivo al que todo Estados Unidos adora (salvando las distancias, Rogers fue como Piñón Fijo para los argentinos: varias generaciones crecieron mirando su programa y al día de hoy aún se cantan sus canciones). Lloyd se niega, pero su jefa le aclara que Rogers es el único que aceptó ser entrevistado por alguien como él y debe hacerlo si desea mantener su fuente de trabajo. Para nuestro protagonista, es imposible que Fred Rogers sea la persona buena, empática y preocupada por los demás que parece ser. Incluso se lo plantea, en uno de los varios encuentros que tienen. Lloyd está convencido de que es una fachada, un personaje que Rogers interpreta con maestría, pero nada real.
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Sin embargo, a medida que pasan tiempo juntos y a partir de comentarios del propio Fred, Lloyd comienza a ver la vida de otra manera, a interpretar el pasado y superarlo y llega, incluso a darle una oportunidad a su padre. Sin pretenderlo, Lloyd se descubre entablando amistad con Fred, mientras vemos los detrás de escenas del programa que Rogers supo mantener al aire en la televisión estadounidense durante tres décadas. Este presentador era reconocido por los distintos sketches que tenía en su programa donde buscaba enseñarle al público infantil a manejar las emociones. Temas que hasta ese momento (e incluso hoy en día) parecen tabú, como la muerte de un ser querido o el divorcio de los padres, eran tratados mediante cuentos y canciones para mostrarle a los niños que está bien sentirse mal, que está bien enojarse, pero también hay que saber seguir adelante, algo que el propio Lloyd aprende luego de mirar distintas grabaciones como parte de su investigación para la nota que debe hacer. Interpretada por Matthew Rhys encarnando a Lloyd Vogel y Tom Hanks haciendo el papel de Fred Rogers, la película nos lleva por distintos sentimientos mientras descubrimos un poco de la magia que el mítico Rogers supo tener. Puede que mucho de los espectadores que estamos en edad para apreciar la película no hayas llegado a ver el programa que tenía Fred Rogers, pero si tienen niños en la familia, es muy probable que reconozcan a las marionetas y canciones que la película muestra ya que desde 2012 está al aire una serie llamada Daniel Tigre, basada en los personajes que Rogers creó y con el objetivo que él tuvo toda su vida: guiar a los más pequeños de la casa para vivir las emociones de manera sana, valorando la amistad y ayudando a quienes nos necesitan. Una historia donde lo importante es aprender a superar el pasado y saber detenerse a mirar a quienes nos rodean para agradecerles por su compañía. Hay amistades que surgen donde uno menos lo espera y Un buen día en la vecindad lo demuestra por completo.



