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Elisa Gutiérrez

Una maestra que ama su profesión y la vida Por: Mariana Guadalupe Gutiérrez Figueroa y María José Mendoza López

Originaria de la Ciudad de México, Elisa Gutiérrez Gordillo nació en 1964. Es egresada en 1999, de la licenciatura en Pedagogía, de la Facultad de Humanidades, Campus VI, de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH). Cuatro años después estudió una maestría en Educación Superior y posteriormente en el año de 2009, un doctorado en Educación.

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Al haber finalizado la preparatoria, se fue a un intercambio y al regresar, pospuso el estudio alrededor de 10 años, y se enfocó en trabajar. Después del tiempo transcurrido, ella quería hacer algo que realmente amara, a Elisa Gutiérrez siempre le había apasionado la enseñanza-aprendizaje, es así como regresa a la vida estudiantil y toma la decisión de estudiar Pedagogía.

Antes de eso, uno de sus principales retos fue volver a estudiar la preparatoria, ya que tenía problemas con la validación de sus papeles, lo que le tomó un año en la preparatoria abierta, para de ahí comenzar la universidad.

— ¿Y a lo largo de la carrera pudo potenciar alguna habilidad que tenía?

— Sí, tuve la fortuna de que me tocaran excelentes maestros, muchos de ellos son ahora mis compañeros de trabajo. Y por supuesto, durante la carrera haces muchas cosas de manera empírica, pero cuando tienes la oportunidad de ir viendo el sustento teórico que te da la escuela y que empiezas a relacionar con todas las decisiones que tomas, la perspectiva del mundo que tienes, es ahí cuando complementas y le das un sentido verdaderamente científico a lo que estás haciendo. La dicha de estudiar en la UNACH, me dio la preparación que tengo y la oportunidad de estar acá. Mi experiencia en la universidad fue magnífica y aparte de los docentes, la propuesta formativa que a mí me tocó, en mi opinión, era muy amplia, muy rigurosa y muy profunda en cuanto a las habilidades, conocimiento y aptitudes que debe tener una persona con mi profesión.

Elisa Gutiérrez se expresó con estima y orgullo al momento de hablar sobre su experiencia estudiantil y aunque la diferencia de edad fue notoria desde la última vez que había estudiado, cuando tomó la decisión de entrar a la universidad, eso no fue impedimento para cumplir una de sus metas en su lista de pendientes, estudiar Pedagogía. Definitivamente, nos enseña que para lograr lo que sea que te propongas, la edad no debe contar como un reto, tampoco como una fecha de caducidad para hacer lo que tanto anhelas, y eso es algo que en estas generaciones no se debe perder, ya que es parte de no tener miedo a vivir la vida.

— ¿Y fue una tarea difícil acabar la universidad?

— Mira, si te soy sincera para mí fue como un día de campo, ¿por qué? Porque me gusta. Cuando tú haces algo que te gusta ni lo sientes y, además, fue una maravilla.

Yo dejé de estudiar mucho tiempo, salí de la preparatoria, me fui a un intercambio y cuando regresé me metí a trabajar, así que pospuse el estudio durante mucho tiempo. Ya estando casada es cuando un día dije: Bueno, yo quiero volver a estudiar. No me sentía muy completa con lo que estaba haciendo y en una noche pensé en que debía estudiar y ahí es cuando me metí a la escuela. Por lo que, aparte de que estaba haciendo algo que me gustaba, que anhelaba, volví a vivir mi juventud porque estudié con puros jóvenes de 19, 20 años. Y honestamente, yo me divertí de lo lindo que fue vivir una juventud dos veces, porque así fue.

Después de haber egresado el 5 de julio de 1999, tuvo la oportunidad de formar parte del cuerpo docente, en diciembre de ese mismo año.

— Desde entonces, ¿cómo ha sido su trayectoria trabajando en la UNACH?

— Entré a trabajar en preuniversitario y después la buena fortuna me siguió acompañando y me pude integrar ya a la planta docente de la licenciatura en Pedagogía. Desde entonces estoy adscrita a Pedagogía. He colaborado en la maestría en Educación, en la maestría en Estudios Culturales y también en la maestría en Psicopedagogía, aquí mismo en la Facultad de Humanidades. Y actualmente, aparte de Pedagogía, estoy en la licenciatura en Tecnologías de la Información y Comunicación Aplicadas a la Educación, ha sido una experiencia extraordinaria. Es curioso, porque desde que entré a la universidad dije: yo voy a trabajar acá. Tenía muy claro a donde iba. Cada día que tenemos es el mejor regalo de vida, y tengo la fortuna de que cada día va a acompañado de tener un trabajo que amo en una institución maravillosa.

Junto con una sonrisa en el rostro, Elisa Gutiérrez nos habla sobre cómo ha sido su trayectoria laborando en la UNACH. La certeza de tener muy claro qué es lo que quiere, esa determinación, la ha llevado hasta donde está el día de hoy.

— Y centrándonos en su experiencia como docente, ¿cómo nota el cambio generacional entre los estudiantes?, ¿le sorprende que cada generación viene con nuevas ideas?

— Me preocupa eso, siento que la visión de la utilidad de la escuela ha ido disminuyendo muchísimo en las nuevas generaciones. Hay mucho desánimo, mucha desesperanza en lagunas personas, quizás la mayoría inducida por los medios de comunicación y por no estar verdaderamente informados, por dejarse llevar por tendencias o por opiniones, sin formarse la suya propia, el crear un criterio propio. Considero que hay una percepción errónea de la escuela, la escuela no es el trampolín para que encuentres trabajo, la escuela es el medio para que veas la vida de una manera distinta. Con otra mirada diferente a la que tienes en tu vida cotidiana, he ahí su importancia, para eso sirve la escuela. Y claro, en el transcurso puedes adquirir habilidades que te puedan permitir desa- rrollarte en la fuerza de trabajo. Pero son aproximadamente cuatro años de toda tu vida, la formación es en ti, en espacios individuales y la escuela lo que hace es que te los valida, nada más.

Esa respuesta refleja una idea acerca de las nuevas generaciones desde la perspectiva de una maestra dedicada, interesada y preocupada por la educación de las y los jóvenes estudiantes. Destaca que la preparación escolar es importante, pero hace un claro énfasis en la formación personal. La que nos llevamos como seres humanos para toda la vida, con la que vamos a enfrentar la realidad fuera de la escuela, la vida misma, y con la que nos vamos a construir nosotros mismos, siendo eso una verdadera enseñanza de vida.

— ¿Qué mensaje le quiere dar a los jóvenes estudiantes?

— Que disfruten su vida. No basen el éxito en un trabajo o en una carrera, que lo basen en estar contentos y en disfrutar el mejor regalo que tenemos, que es la vida. Vengan a la escuela a disfrutar y prepárense, pero conscientemente, no solo es venir a obtener una calificación o a pasar, sino venir verdaderamente a aprender. Cuando venimos con esa disposición cambiamos nuestra perspectiva de muchas cosas.

El esfuerzo y corazón que le pone a su trabajo es evidente y nos muestra quién es la doctora Elisa Gutiérrez. No obstante, nos recalca que al final de todo, lo más valioso que tenemos es la vida y aunque sea como una rueda de la fortuna, nos recuerda la importancia de no perder el sentido de esta misma. Hay que aprender a vivirla y disfrutarla cada día.

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