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Crónicas de un egresado

Magdalí Reyes Egresada en Comunicación

Por allá del año 2004, egresaba con un título y una cédula como armas de combate, el espíritu revolucionario que caracteriza a los jóvenes apegados a las ciencias sociales y muchas ganas de ser agente de cambio. Lleno de energía, me aventuré al campo laboral, con suerte había un espacio en el periódico más popular de mi estado. Apliqué el examen y “voilá”, pasé la prueba y me piden empezar a cubrir eventos. Ahí empieza lo divertido.

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Con sonrisa de oreja a oreja, audífonos inalámbricos para no levantar sospechas, reportera en la maleta y celular en mano, a lo lejos escucho una muchedumbre en tremendo fiestón, con luces y sonido estruendoso seguramente, pensé “para levantar aquel equipo se necesitaba Miles de kilovatios hora”. Indudablemente, pagaban un recibo con muchos ceros por aquel consumo. Realicé mi nota con la esperanza de que en su momento informaran a profundidad sobre la buena aportación que hacían a las arcas del municipio.

Al día siguiente, cuando llegué al periódico, me encontré un saludo de aquel líder religioso, muy conocido en todo Chiapas, de quien no revelaré su identidad, pero su apellido es muy común en Hispanoamérica y deriva de “Pedro” y el segundo es para en chiapaneco “Pinto” en lugar de “Pardo”. Aquel saludo iba más en todo de “no aportamos dicho impuesto, no nos cuestiones”. Y así fue como me gané mi primer “enemistad”.

Quince días después me encontré con unos trabajadores reparando una el sistema de drenaje del centro de la ciudad. Todo era normal hasta que asomé las narices y veo una tubería sumamente deteriorada. En seguida hice el cuestionamiento —¿Oiga jefe, como que están acabadones ya los tubos ¿no?, a lo que me responde — ¡Uy, nombre! Está colapsado, aquí arreglamos un pedazo y se desarreglan otros allá abajo, son tubos de más de 30 años. Pues al día siguiente la cabeza de mi nota era “Colapsado el sistema de drenaje del centro de la Ciudad”, ese título me valió que el jefe del Sistema de Alcantarillado también quisiera conocerme.

En la edición del 5 de diciembre del 2004 aparece en primera plana del Cuarto Poder el siguiente título “Pide Diócesis informe honesto”, vi el periódico y pensé: ¡Que bien, es lo menos que pueden hacer! Mi sorpresa fue que yo firmaba la nota y había sido retomada de una entrevista que le realicé al presbítero Óscar Campos Contreras.

Un día antes había llegado a sus oficinas, pedí entrevistarlo, esperé y finalmente salió, le hice preguntas de las problemáticas sociales que en ese entonces acontecían en nuestro estado, sus respuestas parecían buscar justicia. Así que le pregunté ¿Qué espera del gobierno en turno antes del fin de año?, y ahí fue donde pidió un informe honesto. Con esta nota me había ganado a un amigo religioso y a un enemigo gobernador.

En enero de 2005, decidí probar suerte en otro ambiente laboral, ahora pertenecía al área de Prensa de una institución de seguridad, mi bienvenida fue la detención de un camión con migrantes, no eran 50, ni 80, eran más de 150, aquello era una muchedumbre aparcada en el enorme estacionamiento de esa institución. Yo cumpliendo con mis obligaciones laborales, inmediatamente le marqué a mi jefe, quien me contesta —Toma fotos a los migrantes. Lo simpático del asunto es que en ese entonces no existían las caravanas de extranjeros como hoy se ven, por lo que si se interceptaba un migrante se le tomaba foto y se emitía una ficha. Entonces cuánto tiempo me llevaría fotografiar y tomar da reporte fue de manera general, el cual me llevó varias horas realizarlo. No habían pasado ni 30 días, cuando ahora la encomienda era tomar unas fotos a un grupo que había tenido un altercado. Con cámara fotográfica y de video en mano me dirigí a los separos que están en el sótano, un lugar naturalmente escabroso, ahí encontré a 8 sujetos que dijeron pertenecer a organizaciones campesinas, cuyas diferencias los había llevado a pelearse con palos, piedras, uñas y dientes. Me dispongo a disparar mi cámara, plasmé los rostros y la imagen de cuerpo completo de aquellos sujetos. Cuando subo a hacer la respectiva edición de cada imagen me doy cuenta de ojos hinchados, labios partidos, cabellos arrancados, sangre seca por la cara, sangre fresca por el cuerpo, era una cosa terrible e impactante que yo no había percibido a través del lente de mi cámara porque la disparé lo más rápido que pude.

Pasado unos años tuve la oportunidad de leer las notas informativas en un programa de noticias conducido por Víctor Cancino, como debe hacerse realicé la llamada telefónica, leí mi nota y me despedí, posteriormente exclamé una frase que los mexicanos decimos cuando nos sentimos muy felices, fue algo así como de “Ya chin… os”, lo malo es que no había colgado la línea, aquel día muchos supieron que en esa institución también se usaba lenguaje informal.

Aquí me preguntó, será por eso que existe una leyenda para los egresados que reza “contar con experiencia”, pero me respondo, es ilógico, el recién egresado no cuenta con ese requisito, en fin,

Ilustración: Cinthia Ruiz Ma.

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