Putrefaccion

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Putrefacci贸n


Isamar Pinales Blanco, Danna, R.lis, Inoniel, Ana Publinsky, Paco Nihil. letrasdereserva@hotmail.com Portada: Yusdan http://fb.com/yusdanart http://behance.net/yusdan


CONTENIDO 6 Luna negra Aldo Vicencio 7 Putrefacción Mental Akasha 10 UN FINAL AURAL, SURREALISTA Y DE CIENCIA

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FICCIÒN ARTURO DUBEY

Incertidumbre

Sergio Alonso de la Fuente

Resignación Lizard Lord YUSDAN Entrevista por Paco Nihil La verdadera tragedia del mundo Juan Machín putrefacción Peter Paul

La distancia de los cuerpos

Ayumi Jan

Elegía frente al abismo Manuel Madera Sacarle con cariño los ojos a la vida Gabriel Granados Gutiérrez

Hediondez

Dante Vázquez Gabriel Granados Gutiérrez



“Zumbaban las moscas sobre este vientre pútrido del cual salían negros batallones de larvas que manaban como un líquido espeso por aquellos vivientes andrajos”. Charles Baudelaire


Roto el capullo de la luna negra sobre estigmas de estrellas rojas magnolia que se abre, languidece las formas languidece las dimensiones

Luna negra Aldo Vicencio

tiniebla de relámpagos encriptados, eco de tormentas estelares, en la hoguera del vacío inmola diámetros y siluetas, ronda roe rompe atmósferas de frágil césped violáceo; parvadas carroñeras de estelas doradas le celan, le besan, le montan dama embrionaria y embrionada, reposa retiene renueva piel, piel, piel y piel de tacto nervioso hiena celeste, sonrisa acolmillada, copula siniestra con el sol subterráneo, forza a sus hijos a lamerle, llorarle y gritarle I. escurre la simiente ensangrentada madre súcubo enemiga, furcia furtiva de la noche, lomo encrespado que asecha los cielos, en sus fauces el tiempo muere y la eternidad nace.

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Putrefacción Mental Akasha Siento que me quemo, me consumo por dentro, la respiración se me agita y el corazón está vuelto loco, mi carne lo reclama, ansia una sola cortada, necesita depurar mi alma putrefacta.

Los ojos cuál hoguera se me encienden, el filo de la navaja ya se siente, no duele, no duele.

Purifícate espíritu ardiente, mi lengua lubrica, la punta de la navaja querida, no duele, no duele.

Ya, sal de mi fuego del averno, ya...déjame no sentir este calor interno, ya, sal de mí, por esta herida que sangra, ya, deja descansar un poco mi agotada alma.

Bañada en sangre, me siento saciada, envuelta en cortadas, me encuentro cobijada, estar tasajeada, me aquieta la mente perturbada, y tranquilizan mis ideas putrefactas.

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Fr채ppa Frsizo


ARTURO DUBEY

UN FINAL AURAL, SURREALISTA Y DE CIENCIA FICCIÒN

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Con un revolver Lemat en la cabeza y con los ojos entrecerrados por los hematomas en los pómulos, observas como la luna ilumina el agua de la lluvia que choca en la capa de contaminación que envuelve la ciudad, la gotas brillantes y grasosas de agua chocando parecen diamantes destrozándose en el aire, las graves lesiones provocan que veas todo a 60 cuadros por segundo. La putrefacta y corrupta ciudad que te abrigo, te huele bien, todo tu perjurio te envuelve la memoria, el único conflicto que te atañe en este momento es neuronal y ha ganado la culpa y el arrepentimiento, perdiste, por eso disfrutas el fulgor de las gotas de lluvia acida que nunca habías contemplado. No hay otro escenario que puedas observar, el andrógino ser con cabeza de oso que te torturo y empuña el arma que te aprieta la nuca te dice palabras que no entiendes, sabes que es un célico verdugo, lo sabes por los cadáveres pútridos esparcidos por el gran apartamento, los cuales conservan en el rostro el gesto del remordimiento. -Está bien - murmuras con dificultad, por la quijada destrozada. La humanoide cabeza de oso gruñe, respira fuertemente como un jabalí enojado y te moja con su apestosa mucosidad, acerca a tu oído su gran boca ensalivada. -Te odio, tu felonía es más hedionda que todo este podrido óbito y tu guano enfrentamiento a la existencia es la deyección de la adulterada ontología humana- se incorpora y sonríe mientras su dedo cochambroso jala el gatillo. La entrada del plomo provoca espasmos en tu cabeza y caes como costal de maíz, tu mirada se pierde en una gota que cae con similitud a tu deceso, conforme ambos se desparraman, paulatinamente se escucha de banda sonora el coro de “The children of the revolution” de T-Rex.


Incertidumbre

Sergio Alonso de la Fuente

De poco a poco muero sentado en este umbral de cristales ópalo y cadáveres decrépitos. Carcomiendo, saboreando mi piel con su mirada. Heme aquí; viendo añejarse el tiempo y a la indolente catrina haciendo temblar el concreto. Uno a uno se van retirando entre faroles multicolores, esperando mi turno como uno de ellos. Un ingrato que solo contaba con un segundero como acompañante en su exilio, enloquecido -vil ebrio somnoliento. Heme aquí con el pensamiento de haber vivido ya esto -con el pensamiento de haber vivido ya esto. Debajo de la oscura e incierta crinolina nos marchamos sin rumbo fijo entre la zozobra y la purpura neblina.

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Lizard Lord

Resignación 12

Que ha dejado el amor en la trastienda, un desierto de color blanco, como la zona de infarto que se tatúa eternamente sobre el órgano que jamás podrá regenerar una locura rebosante de insanidad, en un cuello escarificado con el sello de una horca casi definitiva, una fría lata de galletas donde acumular recuerdos rotos y sueños fallidos, virtudes desperdiciadas en un mundo oportunista, frivolidad absoluta ante decadentes y viejos indicios de cariño, un patio plagado de tumbas cavadas por propia mano, dones divinos erráticos, desplazados por el alcohol y la lujuria en madrugadas obscenas e interminables, amaneceres al borde del delirio y la opresión, sanaciones modernas y tratamientos antiguos para amortiguar los estragos, redimir la pestilencia y bendecir la sangre digerida producto de esta triste y casi abandonada realidad.


Al árbol viejo,

con sus raíces podridas, Tus senos muestras... Juan Machín


¿Quién es Yusdan?

Entrevista por Paco Nihil

Yusdan es un personaje creado para ser una identidad online y representar mi faceta como ilustrador. Me permite separar al ilustrador del docente y expresarme de forma más abierta. Soy una persona bastante reservada, de pocos amigos, pero esto no quiere decir que esté cerrado a conocer personas nuevas, me gusta conocer gente con talento con quienes crear proyectos o platicar sobre nuestro trabajo.

¿Dónde creciste, cómo fue tu infancia? Nací y crecí en D.F. rodeado de todo el ruido que inunda esta ciudad, mi infancia la pasé yendo a la escuela y jugando videojuegos. Tuve una niñez bastante cómoda gracias a mis padres. Desde pequeño, me encantaban las envolturas de los dulces, las cajas de los juguetes y siempre quise saber de dónde venían y que tipo de gente era la que los hacía.

¿Qué estudiaste, y por qué? Pasé por una vocacional donde cursé programación y fui a la universidad a estudiar arquitectura, pero la carrera no me atrapó y después de un año sabático decidí estudiar diseño gráfico. La ilustración fue parte de la tira de materias, por lo que era obligatorio cursarla, ahí aprendí algunas técnicas que fueron de bastante utilidad para empezar a desarrollar el trabajo de autor.

¿Qué fue lo que te inspiró para dedicarte a la ilustración? Todo empezó como un hobby que he tenido desde niño, siempre me gustó dibujar y en la carrera noté que a algunas personas les llamaba la atención mi trabajo y empecé a realizar ilustraciones un poco más detalladas y desde ahí lo tomé como una profesión alterna. Llevo un par de años trabajando en mis ilustraciones.


¿Cuáles son tus influencias para ilustrar? Hay una infinidad de ilustradores de los cuales he sido influenciado en la temática de las calaveras. Godmachine es mi principal influencia aunque sigo a siglos de igualar su trabajo, Dylan XVX, Olde Soul, Alex Pardee son gente muy talentosa de la que he aprendido algunas técnicas y estilos. Del ambiente nacional puedo mencionar a Miguel Sandoval de quien he aprendido mucho solo por ver su trabajo ya que personalmente no lo conozco.

¿Qué es lo que te satisface de tu trabajo? El hecho de que hay gente que encuentra significado a muchas de mis piezas y les dan una interpretación que en un principio no tenían. Es comunicarte en un nivel totalmente diferente. Ilustrar es bastante relajante, desde los primeros bocetos me desconecto del mundo y dedico toda mi atención a lo que estoy haciendo.

¿Cómo describirías tu trabajo, tu estilo, tu técnica? Mi técnica preferida es el stippling que es muchas veces confundido con el puntillismo, aquí se da volumen y texturas a base de puntos. Mi trabajo se resume en cráneos, para todas mis ilustraciones tengo que utilizarlos me encanta la estructura que tienen sin importar la especie a la que pertenezca. Me gusta mucho el contraste blanco/negro en mi trabajo y trabajar con tinta por eso gran parte de mi trabajo de autor carece de color.

¿Cómo llevas a cabo tu proceso creativo, cómo te inspiras? Mi proceso no es nada sorprendente, para ilustraciones personales pienso en algún animal busco referencias de su cráneo y creo algo alrededor de él. Cuando es algún trabajo de ilustración el proceso es muy diferente pues tengo que conocer sobre el tema que voy a representar buscar referencias y el trabajo de otros artistas para evitar caer en clichés.

¿En dónde has colaborado o expuesto tu trabajo? He expuesto en algunas galerías acompañado de otros ilustradores por nombrar algunas estuve en la Galería Aguafuerte, en el foro Indie Rocks, en eventos dentro del auditorio Blackberry. Colaboré en la revista la Peste, en Room 181 y fui parte de un colectivo de escritores e ilustradores llamado Deletéreo donde publicaron un libro donde aparecen algunas de mis ilustraciones y llevaron una edición especial dedicada a los hombres lobo al festival de horror Feratum.


¿Perteneces a alguna corriente, movimiento o tendencia de arte o colectivo de artistas? Funde un colectivo llamado “No Somos Otro Colectivo” en el 2012 y en compañía de mi novia nos dedicamos a promover el trabajo de artistas emergentes y organizar exposiciones donde no se cobrara ni un peso a los expositores. Realizamos muchas colaboraciones con gente que se dedica al diseño y la ilustración y realizamos una conferencia en el Telmex HUB hasta que en 2013 decidí dar por terminado el proyecto.

¿Cuáles son tus objetivos a corto y largo plazo como ilustrador? A corto plazo busco realizar algún proyecto en colaboración con otros artistas, a largo plazo no tengo nada planeado pues mis otras actividades absorben gran parte de mi tiempo para ilustrar.

¿Qué ha sido lo más difícil que has pasado para llegar a dónde estás? No puedo hablar del nivel en donde estoy pues no he llegado a nada aún, hay artistas emergentes de los que apenas escuchamos hablar y llevan muchos años dedicándose a esto. Apenas llevo un par de años pero en algún momento espero poder hablar del nivel al que llegue gracias a mi trabajo.

¿Cuál ha sido la mayor satisfacción que te ha dado tu trabajo? Con el colectivo “No Somos Otro” hicimos un libro para colorear que contenía ilustraciones de muchos artistas de toda América, como parte de ese proyecto realizamos una serie de exposiciones donde recolectábamos crayolas para donarlas junto el libro a instituciones de niños en situación de calle. Fue un proyecto muy bien recibido que nos llevó a realizar muchas presentaciones y entrevistas en medios masivos.

¿Además de ilustrar a qué te dedicas? Soy docente en una escuela del IPN.

¿Qué es para ti el arte? El arte es algo bastante difícil de definir, es algo muy subjetivo con infinidad de interpretaciones. Cualquier tipo de expresión que lleve parte del intérprete puede considerarla como arte, el dibujo de un niño a una madre es arte aunque a ojos de algunas personas no sea más que un garabato.


Cuál es la diferencia entre el arte comercial y el independiente, cómo definirías estos ámbitos? El arte comercial tiene un propósito en específico que es el generar ingresos al autor y muchas veces no representa realmente al artista que lo realiza, en el independiente tienen total libertad de expresarse y dar todo en una pieza que contenga el corazón del artista.

¿Ser artista es una cuestión de talento o de estudio? Es un poco de ambas cosas, el hombre talentoso sin esfuerzo diario termina sin desarrollar todo su potencial y puede ser superado por alguien que nació sin tanto talento pero trabaja todos los días para mejorar.

Por último, agradecemos el tiempo que nos ha dedicado Yusdan para responder, así como el material proporcionado para hacer el video posible.







Agradezco a todos los colaboradores de Letras de Reserva por dejarme ser parte de este gran proyecto, los invito a seguir mi trabajo.

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Por eso suplicamos a Dios que podamos ser libres de Dios, y que podamos comprehender y gozar eternamente la verdad allí donde los supremos ángeles y la mosca y el alma son uno.

La verdadera tragedia del mundo Juan Machín

Maestro Eckhart

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Esa fría noche de octubre, Cristina y Juan, como de costumbre, estaban discutiendo hasta porque volaba la mosca. Cristina insistía en que el autor de una frase que había leído por ahí era genial. Juan se burlaba de ella y, mientras ahuyentaba unas molestas moscas pertinaces, le hacía ver que era una rimbombante frase sin sentido. “La verdadera tragedia del mundo no es el dolor sino la consciencia”, releyó Juan arrastrando las sílabas. ¿Qué carajos quiere decir eso? ¿Y por formular una absurda frase estúpida el tipo es un genio?- le preguntó Juan a Cristina dando súbitamente un fuerte golpe en la mesa, dirigido automáticamente a una mosca que se había parado a un lado de su copa de vino. La mosca voló antes de poder ser alcanzada por el puño de Juan, quien falló miserablemente y terminó derramando el vino por el antes blanco mantel. ¡Pues sí, es un genio, aunque te pongas celoso!- le gritó Cristina, mientras agitaba una mano, apartando a otra mosca que impertinente amenazaba con pararse sobre su spaghetti, que comenzaba ya a enfriarse. ¿Celoso? ¡Ja! ¿Celoso, yo? Ja ja ja ja, ¡No me hagas reír! ¿Un genio?, genio quien de cualquier cosa puede crear arte, como un anti-Midas que todo lo que toca se convierte en poesía, música o pintura. Por ejemplo, Machado le escribe un poema ¡nada menos que a las moscas!- dijo Juan sin dejar de dar manotazos al aire, tratando inútilmente de matar a las moscas que seguían revoloteando alrededor de su cena. Mira Cristina, yo sin duda podría escribir un cuento, incluso una novela completa sobre las moscas: seguramente empezaría con la cita de Wittgenstein acerca de que la meta de la filosofía se resume en mostrar a la mosca la salida del frasco, o con un dato inútil como el que aparece en el inicio de la película Amèlie que menciona que en ese momento en una calle de Montmartre una mosca había dado 70 aleteos por minuto. Podría mencionar la película de “La mosca” en sus dos versiones o escribir sobre la anatomía y fisiología de las moscas, la peculiaridad de tener sólo dos alas, a diferencia de la mayoría de los insectos que tienen cuatro, o su asombrosa capacidad de saborear con las patas o la maravilla que es su sistema visual.


Señalaría cómo algunas especies son ovovivíparas, eclosionando los huevos en el interior de la madre y saliendo en forma de larvas, aumentando el asco que nos producen. Recordaría un viaje que intentamos hacer a pie, mi primo Martín, un ex-cuñado y yo, de México a Cuernavaca, y cómo nos enfrentamos a millares de moscas panteoneras en un pueblo perdido, antes de Topilejo... Haría una paráfrasis de “Las moscas” de Sartre o un análisis antropológico de “El señor de las moscas” de Golding. Sin duda, retomaría la sentencia monterrosiana de que en la literatura sólo hay tres temas: el amor, la muerte y las moscas (en clara, aunque rebuscada alusión a mi primer libro de cuentos), y citaría una que otra frase de su antología, dándole algún giro o significado profundo... - Juan calló repentinamente al oír el repiqueteo de su celular. Corrió a contestar. Muy animado, platicó por espacio de 8 minutos, mientras Cristina lo esperaba al lado, con los brazos cruzados y mirada furiosa. Al colgar, Cristina le espetó: ¿Quién era? ¡De seguro era una de esas niñitas tontas de veintitantos que te persiguen como moscas en la universidad! No me digas que es Christine, tu alumna que se hace la mosquita muerta. ¡Este es mi tiempo! Al menos debería respetar eso, ¿no crees? Juan comenzó a reír. - ¡Uy!, ¡La anciana! ¿Acaso olvidas que cuando empezamos a salir hace cinco años, también tenías veintitantos? Pues sí, era Christine que me habló para comunicarme que le fue bien en su defensa de tesis y estaba toda eufórica... ¿Qué tiene de malo? - ¡Eso! ¡Lo reconoces! ¡Sé que son tu debilidad! ¡Y ya estoy harta!- diciendo esto, Cristina se levantó y se dirigió a la recámara, donde terminó de desnudarse y se acostó. Juan tiró los restos de comida, lavó parsimoniosamente los platos, esperando que Cristina se durmiera y no continuara la discusión en la cama. Se sirvió otra copa de vino y se sentó a leer un buen rato, hasta que quedó vencido por el sueño. Al día siguiente, seguían enojados, por lo que cuando Juan regresó de correr no le dirigió la palabra a Cristina, quien mecánicamente estaba secándose el pelo en el baño. Juan llenó la tina con agua tibia y se metió sin decir palabra. Cristina se sentó, con la mirada perdida, en el borde de la tina, mientras continuaba hábilmente manipulado la secadora y un cepillo. Dos días después, nuevamente sentada en el borde de la tina, Cristina daba las últimas chupadas a un cigarro. “Bueno, debo reconocer que a final de cuentas, la verdadera tragedia del mundo no es el dolor, ni la consciencia... sino los celos... ¿o las moscas?”- se dijo pensativamente, apagando el cigarro en la tina y espantando las moscas que daban vueltas y vueltas sobre el cuerpo inerte de Juan, que ya comenzaba a oler mal...

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Eso que está podrido que huele a descompuesto y atrae moscas y da luz a millones de gusanos no es la muerte: es la vida

PUTREFACCIÓN Peter Paul

Todo aquello que hiere causa vómito el dolor es la peste que descarna el espíritu es asquerosamente triste y necesario comer muertos para continuar con vida (sacrificar a unos para otorgar a otros)

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Lo que se fue para siempre sólo deja un recuerdo una huella abstracta sensación de vacío pero lo que está aquí y se resiste a perecer riega la sangre de alguien produce estiércol y alimenta bacterias con su cuerpo y desecho La muerte estéril no afecta a nadie anula el sufrimiento es el fin de los daños la vida fértil es eso que respira muerde devora sangra lastima y jamás se sacia de procrear cadáveres La vida es eso que degrada es carne putrefacta huesos roídos la carroña que tragan los microorganismos La muerte no es aquello que apesta sino lo que se ha ido.


La distancia de los cuerpos Ayumi Jan

Me mantuve oculta en la oscuridad mientras mi vida pasaba por mi mente en segundos, pensé en él. Cerré mis ojos y deseé que nada de esto estuviera pasando. Me acosté en posición fetal y le lloré, me lloré. Recordé todos los momentos de enojos y cada una de mis alegrías. De fondo gritos escalofriantes dentro de un silencio eterno. Creí que estaría segura y me tapé los oídos. Después de 4 días caí en un profundo sueño. Nada había cambiado, sin embargo no estaba en el mismo lugar. Me levanté desconcertada y miré alrededor. En el piso yacías inmóvil, frío. Desperté. Por alguna parte entró la luz del sol, solo un pequeño rayo que alcanzó a alumbrar mi frente. Me asomé solo un poco, no había ruido. Fue escalofriante. Salí de mi escondite y miré la plaza llena de sangre y cuerpos sin vida. Brazos, piernas, uno que otro dedo y ojos regados por todo el piso. La sangre adornaba, espesa y asquerosa, todas las ventanas de los negocios. Yo estaba sola. Esquivando los restos humanos y con sentimientos encontrados tenía que asomarme a alguna de las tiendas, moría de hambre. Caminé unos 10 cuerpos, dos brazos y tres piernas hasta llegar a un minisúper. Todo seguía en silencio. Una de las puertas estaba abierta, los ventanales teñidos en rojo y creo haber visto un pedazo de alguien colgando del anuncio de afuera. Me asomé y no alcancé a distinguir nada peligroso. Encendí unas cerillas y entré. Tomé una bolsa plástica y me dirigí directo a las latas mientras, de nuevo, esquivaba pedazos de ellos. Los estantes no estaban lejos, quizá unos dos o tres cuerpos después de la puerta. Cogí unas cuantas latas, unas cajas de chocolates y me fui un poco más lejos por unas botellas de agua. Tomé unas cajetillas de cigarros y salí. Lo había logrado. Regresé hacía donde estaba escondida. No sentí hambre. Encendí mi cigarrillo y volví a pensar en él. A lo lejos alcancé a distinguir que algunos caminantes comían mientras la víctima aún gritaba y agonizaba lento. El miedo se volvía un estado definitivo. No tenía música, los gritos se volvían la única melodía. Cerré los ojos y tapé mis oídos. Recordé su voz. ¡Bastardos hijos de puta! Me quedé sola. Tres cigarrillos pasaron hasta que escuché como se acercaban varios de ellos. Me escondí. Fue horrible ver como seis de ellos se devoraban a esa señora, se la comían poco a poco. Ojalá hubiera muerto pronto. Mis sentimientos iban pudriéndose dentro de mí. Las lágrimas brotaron exponiendo mis recuerdos al viento. Cerré los ojos y lo vi, frente a mí acariciando mi rostro y hablando de amor. No podría salir. Dormí. En mitad de la noche me despertaban los gritos desesperados de las personas que querían escapar de las garras de esas cosas. Quizá no estaba cerca de mí pero en la ciudad había tal silencio que a kilómetros se escucharía si me arrancaban los miembros.

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Por la mañana, otra vez, el silencio mecía las nubes en el cielo. Decidí salir. Bebí un poco de agua, abrí una lata de atún. Comí más a fuerza que de ganas y encendí un cigarrillo mientras brincaba cuerpos para salir de la plaza. Teniendo extremo cuidado, pero ágilmente logré llegar a la salida después de cuarenta y cinco cuerpos, contando las partes sueltas también. Estando en el estacionamiento alcancé a divisar quizá unos seis o siete caminantes que comían policías cerca de un teléfono público. Reí a carcajadas por dentro. Busqué con la mirada la patrulla y me acerqué esperando hubiera algún arma. La encontré. Jamás en la vida había disparado una escopeta ni un arma más pequeña. La tomé y revisé las municiones. Había unas cuantas municiones en la guantera y el arma estaba cargada con cuatro tiros. Los cogí y me alejé cuidadosamente. Salí del estacionamiento y caminé por la avenida intentando recordar alguna melodía para tararear en mi mente, me daba miedo hacer algún ruido que no fueran los de mis pasos. Encendí otro cigarrillo y era inevitable, en varios momentos, recordarlo haciéndome el amor o besando mi espalda. Con algunos pasos solté lágrimas que seguían despojándome de toda emoción. La idea era caminar hasta encontrar un lugar donde esconderme de noche. No sabía hacia donde estaba caminando solo me fijaba que en el camino no me tropezara con algún muerto o muerto vivo. Sin querer llegué hasta donde todo había iniciado para mí. Cuando alcé la mirada fue cuando me percaté de ello. Estaba a unos 5 cuerpos de donde él había muerto y ya no estaba. Fue en ese instante que recordé su voz llamándome AMOR y diciendo te quiero. Así lo recordé. Encendí mi cigarrillo, le di dos fumadas y escuché pasos. Gruñidos desconcertantes y estremecedores. Nunca había sentido tanto miedo. Iban por mí, sin duda. Volteé y lo vi ahí frente a mí sin un ojo y con una gran mordida en la cara y en las costillas. Ya no era él. Después de esto no volveré a llorar. Tomé la pistola, cargué. Corrió gritando hacia mí para atacarme. Jamás olvidaré el sonido de su cráneo al estallar. Grité por dentro ahogando mi dolor y me tiré al suelo.

Mis manos tiemblan mientras escribo esto. En verdad ya no está. Me quedé sola.

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Putrefactos R.R.


I. En la ternura de lo muerto hay caballos que no dejan de roer motivados por el yugo de la vida, urden presurosamente para eclipsar el brillo de mi amada; pero hay incendios que no se pueden apagar, son las flores que danzan esperan pacientes la hora de la podredumbre, testigos fieles de la conspicua trama, afiche indescifrable sobre el cantar de la noche.

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Manuel Madera

Elegía frente al abismo

II. En el instante más largo de la noche hay un mar que no deja de sonar en mi mente, y su espuma que no deja de acariciarme, es esa llama, asomándose a la vida, implorando otros cauces, sangre coagulando mis letras invocando signos, consolando truenos.

III. Y ahora, hay un ojo que nos mira es el sol contemplando el murmullo de lo ausente; verbo maldito, verbo insolente, ¿Por qué no te leí antes? con tus tantos vestigios de sabiduría, ¡detente, que quiero beberte! observar en ti, el ruido de la semilla, fraguar ese momento en que engendras las orquídeas. IV. Acción, putrefacción se escucha el tenaz gemir, de lo roto de lo olvidado de lo guardado, ahí adentro, espacio ignorado fermentando cuervos escupiendo larvas con olor a culpa, pequeños soles negros fragmentando: el verbo el alma y la llama.


Sacarle con cariño los ojos a la vida Gabriel Granados Gutiérrez

Aunque no lo parezca hombres y mujeres vagamos desnudos por destinos construidos por nuestras propias miserias, cobijados por la indiferencia y la soledad que nos acompaña en medio de tanta gente, pero, allí frente a nosotros, donde la raíz de nuestros ancianos llora como un recién nacido, la indiferencia es el cómplice que reclama su botín: el tiempo que tanto necesitamos ha comenzado a podrirse. Entonces ¿quién ensucia la sangre que fluye por las horas? ¿quién sacia el hambre de la guillotina del tiempo? El indigente del mundo es el pueblo de este dulce continente, donde las paredes susurran un lenguaje de arácnidos, ese lenguaje que conocen bien las fábricas que se alimentan de los pobres. Y es la tristeza -que habita en los pasillos de la locura- la que no deja de acecharnos, rodeados de una multitud que grita tanto silencio que enferma hasta la pesadilla más cabrona. Tarde nos damos cuenta que las escaleras no terminan cuando los secretos duermen, sólo así, nuestra música que no conoce los colores anidará en la boca de una vida cualquiera, porque la envidia –como el humo- flota entre el duelo y el destierro... recapitulemos: la venganza suelta la carcajada más rancia de cualquier libro, aterrados, ahogados de pánico estamos bajo la apatía de la luna, porque este mundo es más incierto de lo que pensamos y el pensamiento lo sabe, los ojos mienten después de todo; tanta rabia mendiga por las calles de la democracia, con su sediento flagelo intemporal para quien despierte sin pedir permiso. No todo está perdido en los labios del futuro, la noche no deja de seducir a los asesinos y todos reímos y vomitamos las rojas vísceras de la inconsciencia y las bragas sucias de las putas, mientras, los niños olvidados de cada crucero sirven de recuerdo y de polvo para los muebles abandonados del invierno, ésta política no será más inodoro que tormenta, porque el triángulo de una mirada dócil embelesa a cualquier señorita que no lleve por lema “dejaré de morir el día que un poeta tatúe mi cuerpo en la lengua del tiempo”, y peor aún, si se despoja soberanamente de sus ropas frente al señor tentación. Acá no dejará de nevar bullicio en las calles, los estadios y la televisión, porque la justicia es una estatua inmóvil entre los obesos meses de la futilidad. Las velas palpitan detrás de los oídos de un reloj mudo y el mundo gira, porque creemos que no se detendrá; hasta la burla más ridícula parece lógica cuando la lluvia se niega a ser esperanza. Entonces, las palabras vivirán arrepentidas en los periódicos: ya no habrá respuestas para lo que la luz no muestra, nadie será devorado por el papel otra vez, y así, los tentáculos del hartazgo reinarán entre espejos y caricias corruptas, mientras los otros con cariño le sacarán los ojos a nuestras vidas.

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Hediondez

Dante Vázquez

¿La ciudad apesta? Sí. Es jugo agrio de vaginas, vergas y culos. Los de abajo, los de arriba, los de en medio, carne animal podrida por igual; chingan a su prójimo y el prójimo se madrea consigo mismo y con los Otros. ¿La ciudad apesta? Sí. La culpa es tuya y es mía. Los de abajo, los de arriba, los de en medio, a últimas alimento de la Tierra para los gusanos; cagan y mean en casa o en la calle; contaminan el ambiente. ¿La ciudad apesta? Sí. Es taza de baño público llena de mierda, orines y menstruación.

Los de abajo, los de arriba, los de en medio cazadores y presas de su misma especie; se alimentan como pinches cerdos en engorda y en su mierda se revuelcan. ¿La ciudad apesta? Sí. Hay que endulzar el jugo y limpiar la taza del baño público. Los de abajo, los de arriba, los de en medio, son (diría la abuela) a misma perra nomás que revolcada; muerden la mano que les da de comer y persiguen su propia cola.

¿La ciudad apesta? Sí. a responsabilidad es tuya y es mía.

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Putrefacci贸n


• Colaboradores • Akasha Aldo Vicencio Arturo dubey Ayumi Jane Dante Vázquez Fräppa Frsizo Gabriel Granados Gutiérrez Juan Machín Lizard Lord Manuel Madera Peter Paul R.R. Sergio Alonso de la Fuente

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