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una victoria sobre el tiempo, un atisbo del otro lado, del allá que es un aquí, donde nada cambia y todo lo que es, lo es verdaderamente”. Casi debemos regresar a Emerson para hallar una aprehensión tan poderosa y de tan amplio alcance de los logros imaginativos tanto de la poesía como del amor humano. Octavio Paz dejó tras de sí más de 40 libros, inmensa labor que estaremos explorando en los años por venir. Los lectores del español original y de las muchas traducciones inspiradas regresarán una y otra vez a esta poeta de la separación y la fusión, a esta mente de América. Su legado es un mayor encantamiento, más vida. Traducción: Julio Trujillo Vuelta, núm. 260, julio de 1998, pp. 6-7 www.letraslibres.com/pdfmex/100948

noticias

Corto como un tuit y rotundo como un aforismo, el haiku ha sido una gran influencia en el siglo XX. Varios libros demuestran la fortuna de esta estrofa de origen japonés en la poesía actual Jardín japonés, instalación de Esther Pizarro en Matadero Madrid (hasta el 20 de abril).

A menudo se ha dicho que el haiku es el soneto de los vagos. También podría considerarse el terceto de los pobres, donde se demuestra por la vía de los hechos el lema arquitectónico de Mies van der Rohe: “Menos es más”. Amarrado al duro banco de una galera de cinco, siete y cinco sílabas, el autor de haikus ha aprendido a remar a contracorriente de lo consabido. En tiempos de austeridad y minima moralia, este recipiente lírico reúne la economía de medios del tuit, la sentenciosa rotundidad del aforismo y la proverbial sabiduría del refrán. Todo haiku aspira a dejar su impronta en la sensibilidad del lector y a noquearlo con un puñetazo en los ojos. Lo sabía Matsuo Basho, que en el siglo XVII reformuló el haikai no renga y popularizó la forma volandera que conocemos en la actualidad. Atalanta acaba de reeditar el diario de viaje de Basho (Sendas de Oku),en la versión de Octavio Paz y Eikichi Hayashiya. La reciente publicación de Un viejo estanque. Antología de haiku contemporáneo en español, en la colección La Veleta (Granada, Comares, 2013), confirma la permanencia de un molde compositivo que es antiguo y moderno al mismo tiempo. En el prólogo del volumen, Fernando Rodríguez-Izquierdo define el haiku como un “breve poema sensitivo” en el que se conjugan el ojo avizor, la sonoridad rítmica, el aroma del lenguaje, el placer del apetito y la textura del misterio. A su vez, la selección de Susana Benet y Frutos Soriano funciona como un escaparate en el que comparecen 135 autores del orbe panhispánico, algunos representados con profusión de ejemplos y otros con un botón de muestra, pues el haiku puede ser

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