EL ARTE Cartoonista DE SER
Gabriel Rodríguez Pastrana
Gabo Está comprobado que los dibujantes tenemos un superpoder. Me ha tocado ver cómo cambia la cara de las personas en ocho minutos que me toma hacer un dibujo.
Por Esteban Torres P. ¿Cuándo descubriste tu vocación o ser cartoonista es complemento de tu verdadera vocación? Desde niño me di cuenta. Todos mis cuadernos estaban llenos de dibujos y alguna que otra nota. En esos tiempos todavía no se hablaba de los niños kinestésicos; para mí si los libros no tenían fotos y dibujos me aburrían fatal, no me conectaba. Estando en la prepa descubrí la carrera de comunicación grafica en la UNAM, fui para conocer el plan de estudios y por mis aptitudes me recomendaron que fuera a ver la carrera de diseño artístico que estaba empezando en Bellas Artes; la disfruté mucho porque era lo que me gustaba. Ya como diseñador gráfico puse mi propio despacho, creció y de repente a la mitad del camino me piden un servicio de caricatura, la persona que me llamó sabía de mi pasión -te comento que hace aproximadamente 30 años hacía dibujos en Zona Hotelera con un amigo, nos divertíamos mucho, ganábamos muy bien pero ese dinero que ganábamos lo gastábamos esa misma noche, así que nunca ahorramos nada-, pero ahora que lo retomé para dar un servicio se convirtió en otra cosa. Un día me llamaron -hace aproximadamente siete años-, del hotel Coral Beach para dibujar a los integrantes de una convención, eran 1,500 personas, y sólo tenía 10 días, así que busqué a Franky, hicimos casting y encontramos a dos personas. Para identificar al grupo lo denominé Cartoonistas y así se quedó, lo registré, y como nadie hacía este trabajo profesionalmente, lo empezamos a promover. Seguí con mi agencia por las mañanas y por las tardes empecé a ir a fiestas para hacer dibujos. Alguien me dijo alguna vez: Si eres muy bueno en algo que te gusta, debes de cobrar por ello, y yo lo haría toda la vida, pero hay muchas cuentas por pagar todos los días…” ¿Qué sentías que te tenía preparado el lienzo de tu vida cuando eras pequeño y sólo veías trazos en tu mente de tu futuro…? “Creo que el no saber era lo que me emocionaba. Siempre me ha gustado la sensación de descubrir cosas nuevas. Desde niño, andando en bicicleta, el alcanzar una cuadra más allá me emocionaba, así nació mi frase: Sorpréndeme vida, lo que sí tenía claro era que tenía que hacer algo me gustara porque lo iba a hacer todos los días. El diseño me apasiona, pero dibujar es mi recreo”. ¿Qué fue lo que detonó tu actividad…? “Realmente fue una situación muy peculiar. Traba-
36 ProyectoBrújula.com
RevistaBrújula
BrújulaCancún