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Al romper el día
Antes de comenzar esta sección, quería explicar por qué no está escrita por Alba, como es costumbre. Esto se debe a que ella está ocupada preparándolo todo para el próximo número, que, como ya sabéis, será el número 30, el del tercer aniversario.
Ya que este es el número de febrero, quería hablar de uno de los temas más típicos y tópicos del mes, que se repite una y otra vez a lo largo de los años; y no podía ser otro que el amor.
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“¿Ya tienes novio, o todavía no?” es una pregunta con la que recuerdo ponerme muy nerviosa. La escuchaba sobre todo en
reuniones familiares, en eventos como bautizos o comuniones. En
esas en las que veías a gente a la que no recordabas en absoluto que decía conocerte desde bebé, y tú solo asentías y sonreías, esperando que se cansasen de hablar. Mi edad daba igual, recuerdo escuchar esta pregunta desde que soy muy pequeña, puede hacer perfectamente seis años o tres. Eso sí, siempre eran de la típica mujer (tía de, madrina de, madre de, prima de…) que no tenía otro entretenimiento mejor que cotillear sobre la vida amorosa de una niña de 10 años.
Con esto quiero que entendáis como la sociedad, desde que somos muy pequeños nos mete en la cabeza la idea de que necesitamos y debemos estar con otra persona. Que es algo que todos están esperando que hagas, para felicitarte, y decirte lo contentos que están de que enfoques tu vida como ellos quieren, que es tal y como lo debes hacer. Que, cuidado, no vayas a acabar solo a los 60 años, con siete gatos, redactando en tu testamento qué cuenco de comida dejas en herencia para cada gato, no se vayan a confundir.
Sin embargo, omiten la parte de que un individuo solo ya está perfectamente completo, que realmente tener o no tener a otra
persona a nuestro lado no nos va a hacer menos completos ni como personas ni como integrantes de la sociedad. Que una mujer sola no es una solterona y un hombre solo no es un fracasado. Que pasar San Valentín sin pareja no es un día para deprimirte, ni “otro 14 de febrero solo”, sino una razón más para demostrarte amor a ti mismo en primer lugar, y a la gente que quieres y que te quiere.
Que el día de los enamorados no sea solo para las parejas, que sea también para los enamorados de la vida, de sí mismos, del mundo que nos rodea y de los demás;
porque no veo excusa para no enamorarnos de sonrisas, de felicidad y de estar en compañía de gente que nos hace ser mejores personas y que nos llena, pero que no marcarán que nuestras vidas tengan más o menos sentido sin ellas. Por eso, estés o no estés solo en San Valentín, o en cualquier otro momento del año, no olvides que estar bien contigo mismo es lo primero a lo que debes aspirar antes de estarlo con alguien más, porque quien siempre va a estar contigo durante el resto de tu vida eres tú.






Ilustración