. Y OPINO Fotografía: Silvia Sánchez
Relatos con respuesta ‘¡Sólo queremos volver!’ – Darío Tapia, 1º de ESO E A finales de junio, si mal no recuerdo, empezó este viaje de fin de curso a Sevilla, donde han ocurrido un par de cosas que no estaban programadas en el horario de actividades. Todo empezó cuando se inundó el museo al que fuimos, pues se había roto una tubería, y nosotros ayudamos para que muchas obras no se echaran a perder. Por eso nos desperdigamos por el museo y, al salir del edificio, nos dimos cuenta de que el profesor no estaba. Y, como si el cielo nos dijese que no iba a volver más, empezó a llover como nunca habíamos visto. Cuando por fin escampó, nos pareció ver el reflejo de algo o alguien en un charco al pie de la Giralda, pero subimos y allí no había nadie. En el séptimo día, en el que deberíamos haber vuelto a casa, el conductor que nos iba a llevar de vuelta también desapareció. Nos empezó a parecer extraño que se perdiera la gente que nos debía llevar a casa, y empezamos a investigar.
Al cabo de cuatro días, empezamos a desaparecer nosotros también, pero seguíamos sin saber nada de las desapariciones. No podíamos contactar con nuestros padres, pues se nos habían borrado de nuestros contactos y los teléfonos no nos dejaban volver a guardarlos. Ya había pasado una semana y media cuando nos dimos cuenta de que ya había desaparecido la mitad de los compañeros. En ese instante decidimos dejar grabando con la poca batería que nos quedaba mientras dormíamos, pero los teléfonos desaparecieron con otros tantos niños. El Gobierno se acabó enterando de esto y nos proporcionó un techo bajo el que dormir. Ya estábamos totalmente seguros de que alguien nos estaba impidiendo salir cuando desaparecieron los policías que cuidaban de nosotros y siete niños más. La desesperación fue en aumento y comenzamos a hacer
En el próximo
turnos
mientras
Sin embargo, una noche se nos olvidó hacer guardia y al despertarnos, a la luz del alba, nos aterrorizamos al darnos cuenta de nuestro error y de sus consecuencias. Solo quedábamos dos: el delegado y yo. Hay que añadir que el delegado fue un desastre, ya que se pasaba las horas sollozando sin colaborar ni decir nada. Días después, después de cazar una lagartija y convertirla en nuestro desayuno, me dirigió la palabra por primera vez en dos semanas. Se disculpó por ser una carga y no una ayuda y nos dimos un abrazo, que sería el último, ya que, al separarnos, se desplomó sobre los cartones sobre los que dormíamos. Muerto. Entonces me di cuenta de la cruda realidad: estaba solo. Escribo esto por si alguien lo lee, que venga a buscarme.
Inventa un relato a partir de esta fotografía. Fotografía: Silvia Sánchez
Relatos
guardias por dormíamos.
con respuesta
Tu historia debe cumplir con estos requisitos: - El narrador acaba de llegar a una ciudad que no conoce. - Relaciona el cartel de “Se vende” con el personaje del balcón.
La extensión debe ser entre 350 y 500 palabras. Dirigido a alumnos de 4ºESO y 1ºBACH. 33