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A filas
Todo comenzó con un casting en que pedimos a los interesados en unirse a la Redacción que nos demostrasen sus cualidades escritoras, fotográficas o de ilustración. Analizados los trabajos, los reunimos a todos por departamentos para comunicarles la noticia: a partir de ese momento, pasaban a integrar la plantilla de CJR.

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Comenzamos con el equipo de arte, con Paula, ilustradora jefa, rodeada de jóvenes talentosas.

El equipo de fotografía, con Víctor, nuestro fotógrafo más veterano, en el centro.





Y por último, las nuevas incorporaciones al puesto de redactores, con Alba, redactora jefa de CJR, a la cabeza.


La firma invitada: El museo de Vicálvaro
En 1982 un grupo de cinco personas se juntaron para estudiar la historia del antiguo pueblo de Vicálvaro. Se autodenominaron Equipo de Investigación Histórica de Vicálvaro. Descubrieron documentos en diferentes archivos que hablaban de esa historia, y muchos vecinos entregaron fotografías, documentos y objetos que guardaban. Cuatro años después, en 1986, eran quince miembros que se dieron de alta con el nombre de ASOCIACIÓN VICUS ALBUS.
Entonces ya contaban con piezas importantes, como la pila bautismal de la Iglesia de San Benito Abad, de Ambroz; los escudos de la familia Dávila, rescatados de la demolición; la estela funeraria dedicada a los militares de la Legión Cóndor, fallecidos al ser su avión derribado en Vicálvaro; la verja del palacio del Duque del Sevillano; la placa de altitud de la antigua estación de tren; las puertas del convento de Claretianas o varios objetos del antiguo edificio del Ayuntamiento de Vicálvaro o de la fábrica de cementos Portland Valderrivas. Se necesitaba un espacio donde poder exponerlas, y que a la vez sirviera como archivo documental, biblioteca y centro de estudios de la historia del pueblo. En 1990 el Concejal de Vicálvaro, Venancio Mota, nos cedió el uso del local de la C/ Villajimena, 9. Este local había sido originalmente el piso piloto de la inmobiliaria de “Las Mil Viviendas”, y hasta finales de los 80 se utilizaba como local para la tercera edad. Quedó pendiente la habilitación del edificio denominado Casa del Coronel como Museo de Vicálvaro. Desde el principio siempre fue un anhelo para esta asociación que esa construcción fuese de verdad acondicionada y diseñada para albergar un verdadero Museo de la Historia de Vicálvaro, puesto que es el único de los pueblos absorbidos por Madrid en los años 40 y 50 que conservación una colección de objetos, fotografías y documentación suficiente para disfrutar de un museo así.
Durante este tiempo nuestro conjunto de piezas no ha dejado de crecer, contando ya con varios cientos de pequeños objetos, más de 1.500 libros y miles de documentos, muchos de ellos originales con más de 100 años. La exposición del museo tiene más de 300 piezas, que recientemente hemos identificados con un código QR para que tener acceso a la ficha de cada uno de ellos.
Os invitamos a una visita a nuestro museo para que conozcáis un poco mejor la historia de Vicálvaro, que fue un pueblo importante para la historia de Madrid.
La viñeta La columna



El mundo de la literatura es maravilloso y único, a la vez que tóxico. Muy tóxico. Hay muchos tipos de lectores: aquellos que aman la literatura antigua, en la que cada frase tiene un significado y un por qué, donde los autores tratan temas como la sociedad, el arte, o simplemente expresan sus preocupaciones en poemas complejos y llenos de significado. Y luego hay lectores que esas obras no les llegan, o incluso ni las entienden. En cambio, leen obras consideradas como “simples o clichés”, como Los juegos del hambre. Y es en estas obras donde sí se ven cómodos, donde se ven reflejados con esos personajes y se maravillan con esas historias. Y eso es lo bonito de la literatura: Todo el mundo tiene un sitio en ella. Por ello, nunca podré comprender a todas aquellas personas que menosprecian a otras simplemente porque “son más cultas”. El hecho de leer La Celestina, comprenderla y admirarla, no te hace más culto que una persona que se emociona al leer Crepúsculo, y mucho menos te debe hacer sentirte superior a nadie. Ambos lectores son válidos, porque ambos valoran este arte como lo que es, un medio para vivir historias que no son tuyas, pero de las cuales te adentras de tal manera, que te llegas a creer que estás ahí dentro, y lo vives como tal. Todas, desde las obras del siglo XIII, hasta las que se publicaron ayer mismo, son literatura, y por tanto, todas ellas son arte.