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La escuela vocacional
La Formación Profesional hace tiempo que no es el patito feo de la enseñanza. Sus estudios y modalidades son cada vez más demandados,y de hecho lo que hay es carencia de oferta. En nuestro centro 65 alumnos escogieron al término del curso pasado esta opción. Hablamos con dos de ellos para que nos cuenten qué tal les va, y para preguntarles cómo es estudiar en la escuela vocacional.
De los alumnos del Joaquín Rodrigo del año pasado un total de 65 se decantaron por la FP en sus distintos niveles. De ellos 16 fueron a la FP Básica (13 procedentes de 2º de ESO y 3 de 4º): las especialidades más demandadas fueron Informática y Comunicación y Servicios Administrativos. Un total de 20 alumnos de 4º de la ESO optaron por una FP de grado medio, siendo la más demandada Sistemas microinformáticos y redes; y 29 alumnos, una cifra ya considerable, saltó al terminar el Bachillerato a los prestigiosos ciclos superiores, siendo el más solicitado en nuestro caso el de Administración y Finanzas. Las opciones son no obstante variadas, como por ejemplo un grado medio de Aceites de oliva y vinos.
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Laura López Ayllón y Manuel Garrido del Reguero nos estuvieron contando cómo son allí las clases. Ambos estudiaban en el instituto el curso pasado: Laura acabó la ESO y ahora cursa un grado medio de Cuidados auxiliares de Enfermería: Manuel acabó Bachillerato y ha elegido un grado superior de Administración y Finanzas. Laura ahora ve la ventaja de que en lugar de estar toda la hora escuchando un tema y posteriormente estudiarlo en casa, hace muchas prácticas y casi nunca mandan tareas para casa. También nos contó que allí las asignaturas se pueden ir dosificando, que se pueden dejar algunas para el año siguiente.
En el caso de Manuel (todo un símbolo del instituto, ganó el primer premio de Monólogos de la Ciencia) las clases son más teóricas: dan algo de ofimática, mecanografía, contabilidad…
A los dos les ha llamado la atención el gran tamaño de las aulas, algo característico cuando en las mismas han de realizarse prácticas. A Laura estudiar no le gusta mucho y al repetir dos veces no quiso perder el tiempo en una cosa que a ella no le va, así que decidió irse a hacer una F.P. porque es más práctico. Manuel pensó que era ya mayor como para ir a la Universidad porque había repetido dos veces. Así que desde Bachillerato decidió irse a la F.P. Nos da un consejo: lo que hay que hacer es estudiar al día, sobre todo en grados en los que se tenga que hacer prácticas, ya que si se va dejando aunque luego te des un atracón a estudiar no vas a conseguir nada.
A Laura no le gustaba nada el instituto, ella quería hacer cosas más prácticas y no esperar a que el profesor acabara las lecciones para ir a casa. Manuel prefería tener "algo" en el currículum a estudiar una carrera sin más.
Ambos hacen un llamamiento a los alumnos para que sepan que F.P. no es menos que estudiar una carrera, es distinto. Y si se ve que algo se te da mal no es conveniente perder el tiempo. En cuanto a la convivencia y disciplina, allí los alumnos no se comportan mal porque hay gente joven y personas mayores, y por lo general no sienten que estén obligados a estar allí. Los dos coinciden en que hay un poco de sobrecarga de títulos universitarios: “Si vas a F.P. ya sales sabiendo trabajar de lo que te gusta y no estudias asignaturas que no te sirven para lo que quieres hacer”.







Manuel y Laura posan en la zona recreativa Velingrad, el área de mesas de picnic al lado del edificio C.