Luis de Tavira en Zacatecas. Foto de Miguel Ángel Núñez.
“[Ramón López Velarde] nos orienta; por eso yo recordaba la advertencia que le hace Circe a Ulises cuando está a punto de sucumbir al canto de las sirenas: ‘No olvides el poema’. Yo creo que eso es lo que hoy tendríamos que decirnos en la conmemoración de Velarde y ante la barbarie que nos acosa y nos amenaza, en esta guerra decisiva entre civilidad y barbarie: ‘No olvidemos el poema’”. Luis de Tavira
[Entrevista con Luis de Tavira, por Jánea Estrada, en esta edición]
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
La Gualdra No.
Esta semana queremos compartirles dos muy buenas noticias relacionadas con el trabajo de dos artistas zacatecanos. La primera tiene que ver con el corto Sante Sante, del director Mauro Babún, y del que me complace mucho compartir la siguiente información que nos mandaron.
“Sante Sante, un cortometraje que nos sumerge en un mundo donde la moda y el simbolismo católico se combinan con la lucha por la igualdad y el empoderamiento de la comunidad LGBTTIQ+. Sante Sante; una protesta poética, un fashion film que fusiona el arte, la moda y la protesta en un viaje emocionalmente potente y visualmente impactante. El director y diseñador Mauro Babún nos sumerge en un mundo donde la moda y el simbolismo católico se combinan con la lucha por la igualdad y el empoderamiento de la comunidad LGBTTIQ+.
La música está compuesta por Laurien 'SHE' Snowapple y producida junto con David Michael Ott. Los creativos se reunieron en un pequeño sótano de Ámsterdam y se sumergieron de lleno en el mundo de Sante Sante, sus personajes, vestuario y ambientación. La música se entrelaza con las palabras del poema de Ainoa Zepeda. Hay elementos que regresan de la música espiritual, así como de ritmos contemporáneos, pero nunca de forma tradicional. Los sonidos graves del viento provienen de la flautista búlgara Mariana Preda. Al final escuchamos el piano virtuoso del pianista no binario de Ucrania Inoyson. Por supuesto, reconocible es la voz de la propia Laurien 'SHE' Snowapple, donde escuchamos desde inquietantes palabras, hasta ópera dramática.
El fashion film desafía las normas establecidas y celebra la diversidad en todas sus formas. Un grito de protesta, un llamado a la acción, un manifiesto de empoderamiento donde se explora la espiritualidad, la discriminación, violencia y marginación que enfrenta la comiunidad LGBTIQ+ históricamente por parte de la Iglesia.
El cortometraje Sante Sante fue realizado en Zacatecas, en el Museo Pedro Coronel fundado en 1983, aunque su construcción data del siglo XVII, siendo éste el recinto perfecto para transmitir una sensación onírica y atemporal. Dirigido por Mauro Babún, fotografíado por Sahid Soto e interpretado por talento mayormente zacatecano, como la reconocida artista plástica Susana Salinas, la activista Fernanda Delgado, el influencer de moda Gerard Cortéz y la direc-
tora de arte Lily Baldom, entre otras figuras multidisciplinarias.
Mauro Babún: director, artista visual y diseñador de moda zacatecano especializado en artes visuales, cinematografía, diseño de indumentaria, fotografía, dirección de arte y vestuario escénico. Ha sido reconocido por su labor creativa y aterrizaje de conceptos visuales. Ha colaborado con los medios periodísticos de moda más importantes de México y Latinoamérica.
Ha dirigido videoclips musicales para Aterciopelados, Alfonso André, Vivir Quintana, Pepe Aguilar, Camila Sodi, Descartes a Kant, entre otros. También se suman documentales y campañas de causas sociales con ONU, ACNUR, así como diversas campañas comerciales. Realizador y responsable del montaje escénico y vestuario de las presentaciones de Descartes a Kant por más de 8 años. Durante 20 años de carrera, sus colecciones han recorrido el mundo, desde Fashion Week México, semanas de la moda en Latinoamérica, hasta los museos de la moda de Holanda y Bélgica.
Se suman también diversos proyectos teatrales como diseñador de vestuario y director de arte entre las que destacan ‘Voraz’, ‘Tres tristes tigres’, ‘Sisifo’, ‘Las fases de Hécate’. CDMX, junio de 2024. El director y diseñador de moda Mauro Babún presenta el cortometraje Sante Sante, antes de comenzar su gira por festivales como: Cannes Indie Shorts Awards Festival de Courts-Métrages, New York Indie Shorts Awards, Festival Internacional de Cine de Cuenca; y Festival de Cortos de Bogotá Bogoshorts Bogotá Short Film Festival”.
La segunda noticia está relacionada con el premio que recientemente ganó el poeta zacatecano Javier Acosta, se trata del Premio Internacional de Poesía Gilberto Owen 2024. Javier Acosta fue merecedor de este reconocimiento por su libro “AI (no) escribir”, del que seguramente hablaremos en los próximos números.
Por lo pronto, va desde aquí nuestra felicitación para ambos artistas zacatecanos. Nos alegra muchísimo que su trabajo arduo y talento sean reconocidos. Gracias por darnos este tipo de alegrías.
Que disfrute su lectura.
Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
Directorio
4 5 7 6 8 9 10 3
Sandra Andrade Diseño Editorial Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
La Gualdra
“Yo lo que he sido es obediente. ¿Qué me fundó? La confianza”: Luis de Tavira Por Jánea Estrada Lazarín
Picaresca rural: Vingt dieux, de Louise Courvoisier Por Sergi Ramos
Marcello mio, de Christopher Honoré [Chiara Mastroianni hace reencarna a su padre, el gran Marcello] Por Carlos Belmonte Grey
Ángel, de Hoze Meléndez, en el Short Film Corner de Cannes Por Carlos Belmonte Grey
Hit man, de Richard Linklater Por Adolfo Núñez J.
El arte de tomar café [Parte 3] Por Sigifredo Esquivel Marin
El arte de tomar café
[Parte 3]
6 Por Sigifredo Esquivel Marin
Recuerdos de infancia atesorados en un café de olla… Paseaba por callejones desconocidos de un pueblo desconocido y encontré una pequeña fonda que atendía una señora inmensamente gorda y amable. El aroma del café me atrajo. Pedí una orden de tacos y café de olla; en realidad era lo único que había. En cuanto probé la bebida bien caliente, sus notas exactas y perfectamente equilibradas de piloncillo, canela y clavo, pude redescubrir de golpe mi infancia en casa de mi abuela materna, Manuela Marin Guerrero, en un rancho de Zacatecas. Jugar con la pandilla, las primeras travesuras con la prima Licha, el rostro severo de mi abuela –sus líneas de expresión como líneas del mundo en la cartografía del rostro.
Al embalsamar un cadáver, los antiguos egipcios dejaban dentro el corazón y desechaban el cerebro porque creían que aquél era el órgano de la memoria. La memoria articula las vivencias como fragmentos de una vida hecha y deshecha en jirones. Urdimbre de recuerdos, anécdotas, visiones y afectos entretejidos con dolor, palabras, silencios y caricias de tiempo. Ahora que la memoria es cada vez más precaria e infravalorada, cultivarla materializa el pasado como presente, infinito, inmemorial. En un ejercicio de asociación libre, eso me acontecía al saborear el fondo de la taza. La memoria de infancia resguarda una segunda posibilidad de rehacer la experiencia del tiempo vivido. Lo realmente vivido no existe sino a través del filtro de la interpretación subjetiva de una memoria frágil y evanescente. Entramado complejo y caótico, la memoria adquiere significados polisémicos, como si se tratase de cámaras secretas para acceder a un centro vacío constantemente resemantizado. Como el poso de la borra del café, el poso de la memoria es un sin fondo que de forma incesante y caleidoscópica se está configurando y figurando por medio de una serie de sensaciones e imágenes. El paraíso de la infancia existe como tierra prometida en el exilio eterno de la edad adulta. Decir memoria nostálgica es un ripio ya gastado. La memoria de infancia: reconstrucción activa y selectiva de un rompecabezas que cobra forma a través de la imaginación onírica. Memoria en tránsito, la infancia al ser rememorada despliega un cúmulo de vivencias como videncias. En esas notas de café de olla se me había revelado, de golpe, el ritmo de una música secreta que oí desde
que tengo uso de memoria; fotograma sonoro objetivado.
Todo estaba ahí, lágrimas de felicidad asomaron a mi rostro cuando recordé, la vieja cocina de rancho y su aroma a hierbabuena y tierra mojada con rocío de la mañana. En el fondo de una taza se puede almacenar una pócima milagrosa para acceder a la infancia entera.
Eureka: un buen café para despertar a las musas
Fuente de inspiración y vehículo de idónea transpiración, el café no sólo es una de las bebidas más populares del mundo, sino que en todas las ciudades modernas hoy se puede degustar un buen café. Escritores y artistas conocidos y desconocidos han frecuentado cafés famosos y también no famosos y siguen haciéndolo. Algunos cafés han pasado a la historia universal, otros apenas se mencionan, pero en todo caso, los establecimientos de café se han consolidado como centros socioculturales de intercambio de ideas, encuentros personales y conspiraciones de revuelta e insurrección. El siglo XVIII, siglo de la Ilustración o las luces, resulta inseparable del consumo masivo del café y la diseminación de establecimientos para
su consumo. A tal grado que el famoso historiador francés Jules Michelet consideraba al café como inspirador del siglo de las luces. Diderot, Voltaire y Rousseau contemplaron en el fondo negro de su elíxir el advenimiento de una nueva era para la humanidad. Con la llegada del cultivo del café a las colonias europeas en América también arribaron ideas de libertad e independencia. No cabe duda de que muchas luchas insurgentes por la autonomía de los estados-naciones de América se produjeron bajo el influjo del café bajo lámparas mortecinas de conspiración clandestina. A fines del siglo XVIII, la querella entre nativos de América del Norte y británicos tuvo en la adopción del café frente al té inglés un estandarte revolucionario. Bach, Beethoven y Verdi, entre otros grandes músicos; Goethe, Balzac, Zola y una pléyade escritores, fueron grandes consumidores de café. Tratados y apologías del café suelen citar el poema: “Negro como el diablo / Caliente como el Infierno / Puro como un ángel / Dulce como el amor” que se atribuye al experto en diplomacia y espionaje Charles Maurice de Talleyrand-Périgord. En grandes personajes, el café aparece como poderoso estimulante y acicate para la
creación, incluso en sus detractores no deja de ser un tema para dilucidar. El poeta palestino Mahmoud Darwish, en Una memoria para el olvido describe las potencias narcóticas de ensoñación de la cafeína en estado puro.
Grandes escritores como Karen Blixen, Kafka, Gabriel García Márquez, Pessoa y Kavafis han escrito bajo el influjo del café, y también otros han abjurado de su hechizo. Combustibles de creación: el café, el vino, los cigarros, la drogas, el éxtasis, entre otras vías, han forjado grandes obras. Como todos los alcohólicos cuando ya no pueden, se vuelven en contra de la bebida, recordemos las invectivas de Cioran sobre la cafeína cuando se le prohibió su consumo, durísimas diatribas contra el café por su hiperlucidez impostada y enervante. Del inconveniente de haber nacido nos cuenta que “Desde hace años sin café, sin alcohol, sin tabaco. Por fortuna ahí está la ansiedad, base de la existencia, que reemplaza con provecho a los más fuertes excitantes” (139). También nos recuerda a un conocido, para quien beber café era la única razón de la existencia: “un día que le hablaba de los méritos del budismo, me respondió: el Nirvana, de acuerdo, pero con café. Concluye que todos tenemos alguna manía que nos impide aceptar la dicha suprema: el autosabotaje es profesión humana por excelencia (Ese maldito yo 72). Y justo ahí, en el café, más que en ninguna otra parte, advierte el último delicado –a juicio de Borges, no se puede hablar ya sino con Dios.
El café posibilita ese ocio creador decadente cuyo refinamiento permite el aburrimiento, el suicidio o el vituperio. Todo resulta del aprendizaje, incluso las experiencias esenciales limítrofes se desencadenan mediante lecturas, conversaciones y ociosidad. Y el café es uno de los lugares privilegiados para invocar la presencia de las musas. Al igual que el insomnio y la obsesión por la muerte, mantiene el espíritu despierto y aligera la pesadez de la existencia.
Un buen café, en horas de duermevela intensa, atisba el ocio creador y auspicia el advenimiento de ideas e intuiciones. El insomnio y el café estimulan el frenesí de la angustia y el vacío existencial, pero también el acicate para la elucubración y el ingenio. Crear es obra de desajuste y desmarcaje consustanciales a la propia existencia. La irrealidad del mundo queda, provisionalmente, atemperada en la realidad de la obra creadora. [Continuará]
Río de palabras
Foto cortesía de Alicia Café. Zacatecas.
“Yo lo que he sido es obediente. ¿Qué me fundó? La confianza”: Luis de Tavira
6 Por Jánea Estrada Lazarín
Nos encontramos con el maestro Luis de Tavira en Zacatecas, después del acto en que, junto con Arturo Beristáin, recibió el Premio Iberoamericano Ramón López Velarde. Aquí la entrevista en la que hablamos de su relación con Zacatecas y con algunos personajes de esta tierra en diferentes momentos de su vida.
Jánea Estrada Lazarín: Hola, hoy tengo la enorme fortuna de entrevistar a un maestro a quien admiro profundamente desde hace muchos años y estamos muy contentos, querido maestro Luis de Tavira, primero porque haya recibido el Premio Iberoamericano Ramón López Velarde junto con otro actor entrañable, Arturo Beristáin, pero sobre todo por tenerlo aquí en Zacatecas, donde se le reconoce su trabajo y se le quiere desde hace muchísimos años.
Gracias por estar aquí.
Luis de Tavira: Gracias a ti por invitarme, por tu hospitalidad, por tu interés y tus palabras.
JEL: Yo quisiera que habláramos, maestro, de cuatro relaciones con zacatecanos que tiene o ha tenido usted a lo largo de su vida. Una vida dedicada al teatro, pero que inicia en la poesía. Hace 50 años usted era jesuita todavía y participó en un concurso de poesía. Fue seleccionado y esa ocasión sirvió para que usted publicara por primera vez poesía en un libro de Punto de Partida.
LDT: Sí, Punto de Partida era la revista de estudiantes de la Universidad Nacional. Yo había llegado a la Facultad de Filosofía y Letras; debíamos haber entrado en el 68, los de mi generación, con la que yo iba a ingresar a la UNAM, que no era la de los egresados de preparatoria, porque yo había entrado a la compañía de Jesús y fueron los jesuitas, en esos tiempos de apertura, que me enviaron a estudiar teatro a la UNAM; pero era justamente el año del 68, así que no fue posible entrar a la facultad porque antes entraron los tanques. Lo que entonces pasó fue un bautismo de realidad que implicó encontrarme con el movimiento estudiantil y con todo lo que eso significaba trágicamente, y también esperanzadoramente, y que es una clave de la transformación de lo que ha sido este país. Y había ahí, en la universidad, esta revista, Punto de Partida, que de pronto convocó un concurso -y yo escribía, pero a escondidas-. Era un asunto clandestino para mí escribir poesía, no me atrevía yo,
tuve en la orden magníficos maestros de composición y de literatura, pero yo no me atrevía porque los poemas pues revelaban muchas cosas de mi intimidad que yo no me atrevía a presentarle a mis maestros. De pronto me entró una inquietud muy grande, porque yo no sabía cómo estaban esos poemas, si no valía ni la penas seguir conservándolos o qué… y en un acto de audacia juvenil, dije, pues como te piden un seudónimo, si no están bien pues no va a pasar nada. Yo no esperaba que nadie fuera a abrir la pleca de mi trabajo; entonces los mandé con un seudónimo; por cierto, el seudónimo era un personaje de Dostoievsky… en fin, me estás haciendo acordarme de cosas que hace más de 50 años no recordaba. Entonces gané el segundo lugar y me llamaron para decirme esto y que parte de la premiación era la publicación del libro con otros compañeros; y se publicó con el nombre de Crónicas de viaje.
JEL: Hace 50 años, en 1974, y sus compañeros en ese libro fueron Evodio Escalante, José Joaquín Blanco y José de Jesús Sampedro… ésa es la primera relación con un personaje zacatecano, pero además no se conocían físicamente… hasta ahora.
LDT: Pues no nos conocíamos. Yo a Sampedro lo considero mi hermano, y a los que de alguna manera publicamos un libro conjunto; pero nunca lo había visto hasta ahora que regreso en ocasión del Premio López Velarde a Zacatecas, y entonces pues ya nos vimos.
JEL: Ya se reconocieron los hermanos del libro. Pero además fue el primer fue el primer libro que publicó, pero posteriormente publicó uno más, que consta de 365 poemas.
LDT: Así es, así es. La tarde y el río, que son pequeños poemas… yo diría que son fruto de la contemplación. En donde yo estudiaba, en el colegio de literatura de los jesuitas, estaba en un promontorio y cruzaba el río; yo hacía ahí mi oración y mi contemplación viendo
el río, preferentemente en el momento en el que el día se va, mientras el día se va y el río cruza, que es la tarde. Y entonces escribí ese poema acerca de la relación del río que se despide y de la tarde en la que el día llega al ocaso. Ese libro lo editó muchos años después mi amigo José Ramón Enríquez, poeta también, que vive en Mérida, pero que fue editor muchas veces, y en una confidencia alguna vez se lo mostré y me lo pidió para publicarlo.
JEL: Dice Marco Antonio Campos que tuvo usted un muy buen inicio como poeta…
LDT: Se lo agradezco muchísimo. Nunca lo he ni publicado ni dicho, ni siquiera lo he sentido. Lo que no quiere decir que no escriba o ejerza, digamos, la poiesis, la creación poética; pero, no necesariamente en la escritura. Lo intento de otra manera, en el teatro.
JEL: En el teatro. Es que aparece el tea-
tro y usted decide dedicarse por completo a él.
LDT: Pues sí, se me atravesó el teatro y me cambió todo, todo en la vida; incluso, pues toda mi vida ha sido el seguimiento de aquello a lo que mis superiores me enviaron y que descubrí en la universidad y que no he dejado desde entonces.
JEL: Hay un artículo que usted escribió sobre el fulgor y este momento epifánico, se le podría llamar, que tiene el actor en su encuentro con el teatro verdadero. Hay una anécdota que cuenta de Eleonora Duce…
LDT: Eleonora Duce es la actriz italiana que cambió la historia del teatro. Sí, hay un momento de un deslumbramiento, de una experiencia irreversible que sufre una muchacha de 14 años como actriz, que no empezaba a ser actriz a los 14 años y que ya llevaba 10 años actuando porque pertenecía a una familia de músicos trashumantes,
Luis de Tavira. Foto de Miguel Ángel Núñez.
José de Jesús Sampedro y Luis de Tavira en Zacatecas de músicos de la legua; incluso hay una leyenda que dice que nació en un vagón de tren, otra que dice que nació en un hostal del camino, en medio de una familia de actores de la legua que iban ciudades, pueblos, representando su repertorio y que fue incorporada a los trabajos de la familia a los cuatro años. Y en una ocasión su familia llegaba a la ciudad de Verona, a la ciudad de los Montesco y de los Capuleto; ahí hay un un coliseo romano muy impresionante que funcionaba también como el teatro; y a su padre, el director, le pareció que como era Verona era adecuado montar Romeo y Julieta, porque ella tenía la exacta edad del personaje, la sorprenden con la asignación de esa tarea escénica. Ella cuenta cómo para entrar a escena, después de que ha tenido un momento de intimidad frente al espejo en el que se pregunta quién soy, y que va a ser por fin mostrada en sociedad, como muchas casaderas, va por el túnel de los gladiadores hacia la luz de la escena -era una función vespertina que se hacía justo en el ocaso de la tarde y que acababa con la oscuridad de la noche- y en el momento en que ella sale de del túnel de los gladiadores -habría que imaginarse lo que es ir por esos túneles para entrar a la plaza- de pronto sucumbe a una experiencia que, como ella lo narra, no sabemos si le sucede en el cuerpo, fuera del cuerpo, en este mundo o en otra dimensión, pero el personaje se posesiona de ella; y entonces ella sabe que es Julieta y tiene ese momento que yo llamo “el fulgor” que precede a la palabra, en donde aparece Julieta y de ahí, de ese indecible, brota la primera pa-
labra del personaje. Esa experiencia la cambió para siempre, terminada esa función prodigiosa, mágica, que transportó a todos, que no era esperable en una compañía trashumante, ella se escapó de su casa: había entendido lo que era el teatro.
JEL: Se lo pregunto porque usted, en un inicio, estaba de alguna manera preparándose para permanecer en la compañía de Jesús durante toda su vida; luego incursionó en la poesía… pero en qué momento se da esa experiencia, ese fulgor que transforma su camino y usted decide dedicarse al teatro.
LDT: Lo que sucede es que mi encuentro con el teatro y su fulgor no es como la experiencia de esta prodigiosa actriz, que es una experiencia instantánea; si la hubo fue antes de que yo siquiera pensara en en que yo me dedicaría al teatro en esa posibilidad; y fue una experiencia encontrada en el estudio con un prodigioso maestro jesuita que nos enseñaba griego con los Ditirambos de Sófocles, y concretamente de la tragedia de Antígona. Ahí pasó algo que él vio, yo no, y que comunicó a los superiores y que fue la razón por la que me enviaron a estudiar teatro, porque eran tiempos de cambio y pensaron que sería bueno que un escolar jesuita aprendiera teatro donde los jesuitas no lo hacían. Evidentemente era un momento de eclosión del teatro universitario; el movimiento del teatro universitario estaba floreciendo justamente en la UNAM. Yo no lo pedí, ellos me enviaron y yo fui obediente y para mí eso
es clave: a diferencia de esta niña que después de 10 años arriba a la escena de esa manera y el teatro la atrapa, yo digo que uno cree que elige el teatro, pero no es así, es el teatro quien lo elige a uno y a uno le toca, quién sabe de qué extrañas y diversas razones decir sí o no; es decir, yo lo que he sido es obediente. Entonces llegué al teatro y me encontré con el maestro definitivo, Héctor Mendoza, al que encuentro como maestro de actuación. Entonces yo con mucha confianza me acerco y le digo “es que yo no voy a ser actor”, y él me dice: “Pues si no actúas no vas a entender nunca el teatro”; entonces tengo que tengo que entrar a los ejercicios de actuación y descubrir ahí ese enigma que es el de las dos dimensiones que rigen la vida del teatro: la de la ficción y la realidad; y si no consigues entender las dos dimensiones para entrar en ella pues no has entendido nada de lo que es el teatro. El propio maestro Héctor Mendoza, a los dos años, me llama de asistente suyo en la escuela de Bellas Artes de clases de actuación de compañeros que estaban en cuarto, mayores que yo, llevaban cuatro años estudiando actuación; algo vio y me hizo su asistente y muy pronto me soltó las clases de actuación; es decir, ¿qué me fundó? La confianza, el maestro Mendoza confío en mí, mis superiores confiaron en mí, mis padres confiaron en mí; a mí me fundó la confianza que tuvieron en mí y que yo espero no haber defraudado en mi vida. El cambio, cuando cuando yo sigo en el teatro y dejo la compañía de Jesús, pues no es un conflicto que haya sido mío, yo soy uno de ellos, yo
Teatro
a la fecha sigo haciendo lo mismo a lo que me enviaron, los que cambiaron fueron ellos.
JEL: De acuerdo, oiga, maestro, ya cuando estaba de lleno trabajando en el teatro se da el encuentro con otros zacatecanos: los hermanos de Santiago, José y Francisco de Santiago; es decir, su relación con Zacatecas de alguna manera siempre ha estado presente.
LDT: Siempre ha estado presente, José de Santiago es un artista importantísimo en mi vida; yo siempre he dicho que es mi más que hermano. Lo conocí en la escuela de teatro de Bellas Artes donde él comenzó a hacer trabajos de escenografía; él estaba casado con una actriz espléndida del teatro universitario, Maricela Olvera -quien murió lamentablemente, pero que lo aproximó al teatro-. José, curiosamente es de Jerez, Zacatecas y antes que otra cosa fue franciscano. Los franciscanos lo mandaron primero a Cholula y de Cholula a Jerusalén a estudiar las escrituras… y yo ya desconozco bien cuál fue su itinerario, pero finalmente termina en París decidiendo si habría de dedicarse a la pintura; José de Santiago es un hombre del Renacimiento, un hombre de múltiples disciplinas porque es arqueólogo, participó en las excavaciones de Palenque, es pintor, teórico, escenógrafo, es un cantor extraordinario, en fin, qué no es José de Santiago…
JEL: Y trabajaron juntos…
LDT: Y trabajamos juntos, hizo mis primeras escenografías y a partir de
Teatro
ahí trabajamos un largo tiempo juntos haciendo escenografía hasta que ya cada uno siguió su propio itinerario. Pero bueno, ahí está esa poderosa relación, él me llevó a Jerez, con él hice “Novedad de la patria”, él llevaba a Velarde en las venas… yo lo conocía de otra manera, a Velarde no lo conocí a través de José sino que lo encontré o lo confirmé con José, porque mi camino para encontrarme con Velarde fue otro, muy parecido a lo que me llevó a escribir. A través de José conocí a otro zacatecano maravilloso allá en Jerez, hermano mayor de José, pintor extraordinario que fue Francisco de Santiago, fue él quien me mostró, me hizo escuchar grabaciones que él tenía de la música de Jerez y que yo usé en mi montaje de la “Novedad de la patria”, era música grabada por Francisco de Santiago con músicos de Jerez, que ya desaparecieron… música que ya desapareció también, la grabación de esa música que se conserva o que está en el disco que hizo la universidad de voz viva de México es un tesoro de conservación de música jerezana que le debo a Francisco.
JEL: ¿Entonces los dos colaboraron en el montaje?
LDT: No, Francisco no, el teatro no le interesaba como a José, no estoy seguro si quiera si le gustaba, la música sí… era campeón mundial de ajedrez, un hombre simpatiquísimo de una apariencia... yo siempre encontré que tenía un aire de Goitia. Recuerdo una vez que me iba dando un aventón, íbamos en el periférico y de repente nos para una patrulla, lo detienen y entonces pregunta ¿por qué me detienen? El
patrullero no supo qué decir, “es que se ve feo, está muy feo, se ve feo”, dijo. Claro, es que vio esa cabellera, esa barba, ese porte… que igual habrían detenido a Goitia en cualquier lado…
JEL: Eso me lleva al tercer zacatecano, porque además hoy hizo un recorrido por el Museo Francisco Goitia para encontrarse con una obra que ha retomado en múltiples montajes, el “Tata Jesucristo”…
LDT: Platicando contigo descubro que vi por primera vez no en Zacatecas, como yo pensaba, sino en México, y luego lo volví a ver aquí en en el museo, pero pero el original lo vi en México; es un cuadro que no nada más a mí, sino a muchísimos, se nos ha impreso con fuego en el alma.
JEL: Hablemos de este montaje en que retoma esa imagen del “Tata Jesucristo”, de la representación de “Madre coraje”, de hace dos años en Ciudad Juárez…
LDT: No, un poco más, en plena pandemia estábamos, me invitaron a dirigir a Ciudad Juárez, un grupo excelente que se llama Telón de Arena, y decidimos montar “Madre coraje”, de Brecht, y después de todo el recorrido de esta obra terrible sobre la guerra y esta mujer que va jalando el carro de la historia con sus mercancías y que pierde a sus hijos en la guerra, al final pierde a su pequeña hija, muda -porque había sido víctima de una violencia de otro soldado y al parecer con un cuchillo en la boca le cortó la lengua- y que es la única que en medio de un acoso en el que va a caer una ciudad en un ataque sorpresivo y las guardias de las
murallas están dormidas, todos en la ciudad dormidos no saben lo que les espera… hay un momento de la obra en el que algunos que han conseguido darse cuenta de lo que pasa dicen “es que habría que avisar, habría que hacer algo”, pero aquél que haga el menor ruido en ese momento lo ejecutan; están sitiados, pero la niña consigue escabullirse, subirse arriba del carro y robarle un tambor a un soldado y dar la señal a tamborazos, arriba del carro; dice Brecht que “era el grito de las piedras” porque despierta a la ciudad y la salva, y salva a los niños que iban a ser masacrados, pero a ella la matan. Entonces la madre tiene que seguir su camino, tiene que seguir empujando el carro por los caminos y no sabe qué hacer con la niña, el ejército ya se va y entonces se acercan unos campesinos y le dicen “usted va a irse, nosotros la enterramos, nosotros hacemos su funeral”. Y entonces esa escena fuertísima, al final, donde la madre se va al camino y deja a su hija, al cadáver de su hija y a los campesinos que le deben la vida, es genial: se postran para despedirla. Eso lo hice a partir de una reconstrucción del “Tata Jesucristo”.
JEL: Que además ha retomado en otros momentos, en otros montajes… LDT: Sí, en otro montajes, en otra de un zacatecano, por cierto, que ya murió y que fue mi alumno, Armando García…
JEL: Claro, de Trancoso, Zacatecas… LDT: Sí, tú sabes… Fue un espectáculo en el que también trabajé con José de Santiago en el Centro de Experimentación Teatral del INBA que se llama “María santísima”, que también es una
historia… pues una especie de Fuenteovejuna, o de matanza de Acteal zacatecano; y ahí también, en la escena final, reconstruí o escenifiqué o intenté conectar y darle el golpe a la poderosa fuerza que brota de ese cuadro.
JEL: Que además nos llamaba mucho la atención, comentábamos hace un momento, la fuerza de la luz. LDT: Sí, ahora que tuve un maravilloso momento, agradecible, un momento en el que vuelvo a Zacatecas y teníamos ahí un ratito, yo dije “yo tengo que ir al museo”, porque después de hacer esto que hice en Ciudad Juárez yo quiero ver el cuadro; había estado trabajando con imágenes fotográficas… me importa mucho la luz y aunque lo que está en el Museo Goitia es una estupenda copia sí fue muy importante sentarme un rato y dejarme iluminar por esa vela.
JEL: Decíamos al principio que hablaríamos de cuatro zacatecanos, pero ahora serán cinco, porque mencionó a Armando García… continuemos con Ramón López Velarde, ahora usted recibe un premio por la difusión, por la divulgación de su obra a través del teatro… hablemos de eso, maestro, para cerrar esta entrevista.
LDT: Yo conocí a Velarde justo en el despertar de mi vida afectiva; hay poetas que lo fundan a uno, en Velarde yo me sentí dicho; es la palabra y la voz de otro que me dice a mí o que me hace reconocerme dicho; y que es una manera de descubrir la poesía. Cómo llegué a Velarde, a través de los jesuitas. Yo tenía un maestro de literatura y de composición, jalisciense, que había sido compañero y muy amigo de Agustín Yáñez; pues nos hacía leer las obras de Agustín Yáñez y yo quedé muy impresionado y muy inquieto e intrigado con “Al filo del agua” y fue “Al filo del agua” el que me llevó en mis conversaciones con el maestro a decir que atrás “Al filo del agua” está Ramón López Velarde. Lo que hace Yáñez en esa maravillosa novela es recoger del mundo velardeano esa mexicanidad e incluso algunos personajes de la novela; y entonces descubro a López Velarde por ese camino y luego, ya en la Facultad de Filosofía y Letras, a través de Arreola, de Juan José Arreola, que decía en voz alta a Velarde de una manera que era iluminadora del enigma cifrado de los versos de Velarde, de manera que fue así como a mí se me ocurrió de pronto “por qué no escribir” y fue cuando empecé a escribir, eso que trajiste a colación después de tantísimos años que tenía totalmente desconectado, y que es el por qué empecé a escribir poesía.
Yo creo que en mi vida hay dos poetas fundamentales en ese sentido, sin duda el primero es Ramón López Velarde y el otro es el español Pedro Salinas, que también, bueno, me pasan cosas semejantes… no tienen nada que ver entre sí, pero digamos que son voces de poetas indispensables en mi
Francisco Goitia. Tata Jesucristo. Secretaría de Cultura-INBAL-Museo Francisco Goitia.
vida espiritual. Nunca pensé yo en escenificar la poesía de Velarde, siempre me he nutrido de ella, no he dejado de leerla, de referirla, de escucharla, de pensar en ella; en algún tiempo me interesó muchísimo Valle-Inclán, que es un dramaturgo maravilloso, pero que también conoció a México y no conoció a Ramón López Velarde… pero en su conexión con el mundo de la mexicanidad y de la patria espiritual me llevó a “Novedad de la patria”, la que está en “El Minutero” y no el poema, y entonces la lectura de los dos textos conectó con una inquietud también personal e intelectual y artística fundamental; y que es responder a aquello que también formuló Usigli cuando dijo “Para que México exista tiene que aparecer en la alta dimensión del teatro”… evidentemente eso a mí me ha importado muchísimo como tarea; es decir, por un lado qué es el teatro, por otro lado, qué es México.
Velarde me dice que México es una patria que más allá de sus gestas y de su historia y de su ideología es íntima; y por el otro lado, está este gran debate de lo que ha sido la historia del arte en México después de la Revolución. Decía Gómez Morín en los veintes que “Des-
pués de la Revolución nos dimos cuenta de que éramos mexicanos” y entonces nos dimos cuenta que éramos mexicanos y aparecen los nacionalismos en el pensamiento; Samuel Ramos escribe “El perfil del hombre” para para filosofar sobre lo mexicano y llegar a la conclusión de que México es una esencia; años más tarde Octavio Paz lo contradice y dice “No, no, México no es una esencia, México es una historia”… y una historia de negaciones, el México independiente es la negación del México virreinal, colonial… la Revolución es la negación del México del XIX, y en fin… somos una historia de negaciones. El dramaturgo Usigli tercia entre los dos y dice “Ni esencia ni historia, México es una ficción”. A mí me parece brillante lo que dice Usigli; él intentó un teatro mexicano, pero dentro de la corriente del realismo neo aristotélico del siglo XX; más allá de su propia estética dramatúrgica su inquietud por la existencia de la mexicanidad a través de la teatralidad inmediatamente me llevó a “Suave patria”, para la patria íntima… a la “Novedad de la patria”. Lo importante en mi vida es qué cosa es el teatro mexicano, o mejor dicho, qué es México; […] yo nunca pensé en
escenificar a López Velarde; él ha estado ahí siempre, es como si pensaras en el Cántico espiritual de San Juan, siempre está ahí […] y de pronto recibo un encargo del rector de la UNAM…
JEL: Pero además le dio muy poco tiempo para el montaje… LDT: Tres semanas. Yo estaba montando otra cosa y me dijo: “Se viene septiembre, por qué no arma un espectáculo coral”… ¿Y cómo? No, eso no, la “Suave patria” también se ha prestado a lugar común… yo no puedo hacerme eso ni hacerle eso a López Velarde ni hacerle eso al teatro. Bueno, lo que hicimos fue reunirnos y plantearnos el reto; esto es importante porque era el responder de modo inmediato a un reto y no hay manera de pensarlo mucho, hay que tomar las decisiones, te subes al tren o no te subes. Lo que hicimos fue una tarea colectiva para encontrar la dramaturgia, creo que lo más importante fue como primer paso el tratar de no caer en la trampa de su aparente estructura teatral, sino descubrir al drama que tiene cifrado y que con mucho va más allá del poema hacia
todo el universo poético de Ramón López Velarde.
JEL: Ramón López Velarde sigue teniendo múltiples posibilidades de ser leído, en ese sentido el teatro colabora para que estas nuevas generaciones sigan leyéndolo, ¿no, maestro?
LDT: Exacto. Sigan leyéndolo… lo que el teatro intenta mostrar… Velarde nos orienta, por eso recordaba yo el otro día la advertencia que le hace Circe a Ulises cuando está a punto de sucumbir al canto de las sirenas “No olvides el poema”, yo creo que es lo que hoy tendríamos que decirnos en la conmemoración de Velarde, ante la barbarie que nos acosa y que nos amenaza en esta guerra decisiva entre civilidad y barbarie: “No olvides el poema”.
JEL: No lo olvidemos. Muchas gracias, maestro, y nuevamente felicidades; acaba usted de recibir la Medalla José Vasconcelos por el Seminario de Cultura Mexicana y tres semanas después recibe ahora el Premio Iberoamericano Ramón López Velarde. No olvide el poema, maestro, por mucho trabajo más para México. Muchas gracias y muchas felicidades.
Luis de Tavira recibió junto con el actor Arturo Beristáin el Premio Ramón López Velarde el 19 de junio de 2024 en Jerez, Zacatecas. Para ver la entrevista completa, visite:
Luis de Tavira en Jerez, Zacatecas. Junio 2024.
Marcello mio, de Christopher Honoré [Chiara
Mastroianni hace reencarna a su padre, el gran Marcello]
6 Por Carlos Belmonte Grey
¿Y si Chiara Mastroianni se convirtiera en su papá, Marcello Mastroianni? Porque la similitud de sus rostros es impresionante… así tendríamos a un Marcello de vuelta a la vida, uno de los más grandes actores de todos los tiempos. Christopher Honoré prueba
Ángel
ese experimento en su Marcello mio participante en la competición por la Palma de Oro del Festival de Cannes 2024.
Desde la primera secuencia, del baño en la Fontana de Trevi ( La dolce vita , Federico Fellini, 1960), el espectador siente esa nostalgia de un cine que quizás sentíamos mejor; pero el toque de ver a la hija de Marcello nos dice que algo especial estamos por ver…
Honoré reúne a toda la familia Mastroianni: a su hija Chiara con su madre Catherine Deneuve, a los ex de ellas, y los pone a contarse su pasado en tono de automofa: las infidelidades, las escapadas, las anécdotas de los ex de Chiara: Melvil Poupaud y Benjamin Biolay, y aquélla no queriendo ser más ella sino escaparse en la comodidad de la figura pública que era su padre.
El director francés plantea esta historia disfrazando a Chiara en los personajes más icónicos de su padre y la pone en escena con guiños de las escenas de esas películas que marcaron
la cinematografía desde la década de 1960. Pero, para que no sea un biopic visto desde el físico de su hija, le añade las historias de madre e hija, sus relaciones actuales y pasadas como para cerrar la tristeza de las muertes.
Honoré recupera la gracia de sus comedias, con un poco de musical, pero con toques de amor, al cine y a los actores. Una película que definitivamente hay que ver.
, de Hoze Meléndez,
en el Short Film Corner de Cannes
6 Por Carlos Belmonte Grey
La escena abre con un primer plano al rostro de un personaje con la cabeza hacia abajo, luego nos damos cuenta de que está acostado en la cama y la cabeza colgando, la toma se abre y vemos a un hombre que le está masturbando y queda a cuadro el pene erecto del joven recostado.
La escena es desconcertante porque no podemos entender si hay violencia, placer o ternura. Éste es el arranque del cortometraje y primera dirección del actor tijuanense Hoze Meléndez que estuvo presente en el Short Film Corner del Festival de Cannes.
“Y sí, soy yo. Todo yo. A veces me arrepiento de haber filmado así, de haberme filmado así. Pero sí soy yo. Y el IMCINE me dijo muchas veces que cambiara eso, que ese tipo de historias ya en clasificación D son complicadas para distribuir… pero no, les dije que ésa era mi historia y ellos respetaron, nunca me obligaron a cambiar nada… quería comenzar así mi historia con la vida de un joven puesta de cabeza”, señaló el actordirector durante la entrevista que le hicimos en el coctel ofrecido por el
Festival de Cine de Guanajuato (GIFF).
El corto es la historia de un joven que se prostituye con otros hombres que pueden ser tiernos o violentos y cuya única amiga es una chica lesbiana -bien que Hoze trata de evitar las etiquetas a veces son necesarias para identificar nodos de la historia-. Cruda, podría parecer la descripción que acabamos de hacer, pero Hoze buscó una narración que dejara cierta luz en su personaje, de ahí que se permitiera momentos de amor y de ternura con la chica y con los perritos que alimenta llevándoles bolsas de tripa.
El actor de Almacenados (Jack Zagha Kababie, 2015) quiso llevar su historia a través de los líquidos del contacto y del cuerpo, por eso su cámara subraya el semen, la saliva, la sangre -humana y animal- y el sexo.
El proyecto de realización lo comenzó en el 2016 con un primer argumento que luego fue afinando y concretando con los apoyos del IMCINE , hasta que lo presentó en el 2023 Mejor Corto en el Festival de Cine de Guanajuato. Un corto de 14 min utos que vale la pena difundir en México.
Forograma de Marcello Mío.
Hoze Meléndez.
Picaresca rural: Vingt dieux, de Louise Courvoisier
6 Por Sergi Ramos
El cine francés está produciendo una serie de películas que consiguen retratar el estado actual del mundo rural. El campo es mostrado desde el interior y no a través de una mirada urbana que lo convierte en un simple decorado, o en un espacio idílico en el que la convivencia con la naturaleza y el trabajo agrícola están exentos de dificultades. Este cine surge también del financiamiento ofrecido por las regiones para que se realicen películas en estos territorios. Es el caso con Vingt dieux (que se puede traducir como “No manches”) ubicada en la región de Franche Comté, al nordeste de Francia, con fuerte protagonismo del queso local, el Comté. La película fue presentada
en la sección Una cierta mirada, llevándose el premio de los jóvenes.
Costumbrismo agrícola
La película interroga desde la comedia social la continuidad entre las viejas y las nuevas generaciones. En este caso, Totone, el adolescente protagonista, se queda a cargo de su hermana pequeña y de la granja, después de que el padre muere en un accidente mientras conducía ebrio. Recordemos de paso que Francia tiene una tasa importante de suicidios entre los pequeños propietarios agrícolas, a causa de las dificultades económicas provocadas por los bajos precios de compra de su producción. Al principio, Totone entra a trabajar en la empresa semi industrial de fa-
bricación de queso, vendiendo todo el material agrícola de su padre para poder sobrevivir. Hasta que una brillante idea se cruza por su mente: fabricar él mismo el queso, como lo hacía su padre, de manera artesanal. Pero sin un euro, tendrá que recurrir a la picaresca para lograrlo.
El filme no apela a un naturalismo documental, sino que se adopta un cierto costumbrismo, con elementos como la feria y sus tradiciones etílicas, o el sorprendente concurso de coches de carreras. También destaca la gran energía que se desprende de los jóvenes actores, que contribuye a marcar un ritmo enfebrecido.
Este costumbrismo no impide, sin embargo, que aparezca en pantalla
una cierta realidad rural y agrícola, apuntando la difícil supervivencia de los pequeños productores frente a los más grandes y las exigencias de la comercialización que representan las denominaciones de origen.
Feminismo rural
Si desde el punto de vista de la tradición agrícola, la película se posiciona del lado de una transmisión de la tradición, desde el género introduce una mirada femenina, a pesar de que el protagonista sea masculino. Aunque a sus amigos no les atraiga el cunilingus, Totone cambiará de opinión en cuanto conozca a Marie-Lise, la protagonista femenina, que combina la rudeza campesina con una fuerte afirmación de su sexualidad.
Fotograma de Vingt dieux, de Louise Courvoisier
Hit man, de Richard Linklater
6 Por Adolfo Núñez J.
Richard Linklater tiene en su haber algunas de las películas más emblemáticas del último siglo, en una carrera que evidencia un enorme rango al momento de trabajar dentro de diferentes géneros cinematográficos. Su filmografía abarca desde la comedia familiar, como es el caso de School of rock (2003), pasando por entretenidos retratos de los años 70 y 80, como Dazed and confused (1993) y Everybody wants some (2016). También ha experimentado con la técnica de animación por rotoscopia, en cintas como Waking life (2001), A scanner darkly (2006) y Apollo 10 1⁄2: A space age childhood (2022). Finalmente, entre la obra más destacada del realizador, se encuentra la llamada popularmente Trilogía Before, compuesta por Before sunrise (1995), Before sunset (2004) y Before midnight (2013). De tal forma, no resulta descabellado afirmar que Richard Linklater es uno de los directores más dinámicos y versátiles de su generación. Esta habilidad para desenvolverse en
cualquier tipo de historia con soltura e ingenio, también se vuelve notoria en Hit man (2023), su más reciente trabajo.
La película sigue la historia de Gary Johnson (Glen Powell), un relajado profesor de psicología y filosofía en Nueva Orleans. Divorciado, dueño de dos gatos y con un enorme interés por las aves, no es precisamente una persona que se pueda llamar audaz o peligrosa. Lo más interesante en el día a día de Gary es su trabajo de medio tiempo con la policía local, a la que asiste como técnico en operaciones encubiertas.
Un día, Gary tiene que suplir a un compañero suspendido por conducta indebida, en una operación donde debe hacerse pasar por un asesino a
sueldo. Para la sorpresa de todos, el protagonista tiene una habilidad natural para encarnar al personaje que se le asignó, razón por la que se le vuelve a pedir, en diversas ocasiones, actuar como un sicario frente a aquéllos que están dispuestos a pagar por ese servicio. Gary se encarga de averiguar los antecedentes de cada cliente, creando un asesino específico con la ayuda de disfraces, barbas y tatuajes. En una ocasión, la persona que solicita este servicio es Madison (Adria Arjona), una atractiva mujer quien, cansada de los maltratos de su marido, planea asesinarlo. Gary rompe el protocolo y la convence de que utilice el dinero que le iba a pagar para alejarse y empezar una vida nueva. Tiempo después, ambos se reencuen-
tran y eventualmente inician una relación amorosa. Linklater utiliza esta premisa para reflexionar en cuestiones relacionadas con el concepto del yo como constructo social. El cineasta propone que la personalidad de su protagonista (y, para tales efectos, la de cualquier persona), además de cambiante, también es performativa. En ese sentido, la cinta resulta un interesante estudio de carácter, enfocado en la idea de soñar y jugar a ser otra persona hasta convertirse en ella.
Para este punto, Hit man se vuelve un juego de reflejos, un experimento metatextual que, de manera autoconsciente, habla de la performatividad como una extensión de nuestra propia identidad. Además de ser una
historia de tono accesible, también se trata de una profunda meditación sobre los diferentes matices emocionales que puede encarnar una persona. Aquí lo importante es, tal y como lo hacen los mejores actores de cine y teatro, aprender a modular cada una de esas emociones de acuerdo a la situación.
En apariencia una cinta ligera, Hit man es uno de los ejercicios más estimulantes y originales de Richard Linklater. El director cruza ideas, conceptos y tonos, al mismo tiempo que subvierte las reglas del género de detectives, a medio camino entre el film noir y la comedia romántica. Se trata de una película que, al igual que su protagonista, alberga mucho más de lo que muestra en el exterior.