Diario La Hora Loja 20 de Febrero 2019

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INTERCULTURAL

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MIÉRCOLES 20 DE FEBRERO DE 2019 La Hora ECUADOR

NATURALEZA. Por el río Hollín vivía Siquihua con su familia. Allí vio prosperidad. (Foto: panoramio.com)

I

Los mercados indígenas siguen en vigencia Las principales ferias indígenas que se encuentran a lo largo de la Sierra ecuatoriana son una de las muestras más vivas y atractivas de la cultura milenaria que conservan los diversos pueblos de Ecuador. En días específicos de la semana, dependiendo del lugar donde se realice la muestra, las personas (vendedores y compradores) llegan desde diferentes puntos, en las primeras horas de la mañana, a llenar los mercados de colorido por las vestimentas y el bullicio por las negociaciones y el ‘regateo’ en el precio de lo que ofertan. Originariamente, este tipo de comercio servía para vender el producto de la cosecha, la vestimenta indígena propia de cada región y abastecerse de nuevos productos y animales (vacas, cerdos, borregos, cuyes, conejos, gallinas), pero hoy se encuentra también artículos que nada tienen que ver con la cultura indígena. El de Otavalo

Hay un día especial en la se-

CONOZCA. Los mercados indígenas son el mejor sitio para acercarse a las costumbres y saberes de esos pueblos.

mana cuando las plazas de algunos pueblos se convierten en mercados que congregan a indígenas que llegan desde las montañas o zonas apartadas para comprar o vender. Un ejemplo es la feria de Otavalo, en Imbabura, que se ha tornado internacional, pues es un punto que los turistas no dejan de visitar. Funciona todos los días en la Plaza de los Ponchos, pero el día máximo de visitas, negociaciones y ventas es el sábado, cuando comerciantes y compradores madrugan para obtener los mejores artículos, como sombreros, joyas, textiles y más. (DLH)

Exige tus derechos

Español CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR Sección décima Población y movilidad humana Art. 391.- El Estado generará y aplicará políticas demográficas que contribuyan a un desarrollo territorial e intergeneracional equilibrado y garanticen la protección del ambiente y la seguridad de la población, en el marco del respeto a la autodeterminación de las personas y a la diversidad. Art. 392.- El Estado velará por los derechos de las personas en movilidad humana y ejercerá la rectoría de la política migratoria a través del órgano competente en coordinación con los distintos niveles de gobierno. El Estado diseñará, adoptará, ejecutará y evaluará políticas, planes, programas y proyectos, y coordinará la acción de sus organismos con la de otros Estados y organizaciones de la sociedad civil que trabajen en movilidad humana a nivel nacional e internacional.

Kichwa ECUADOR LLAKTAPAK MAMAKAMACHIY CHUNKANIKI PAKMA Llaktakuna, runakuna kuyuripash 391 niki.- Mamallaktaka saywashka allpa wiñariyta, pakta yaykurita yanapachun runakanlla kipuy llaktayta wiñachinka, churanka. Pachamamata ukllachun, runakunapak kawsaykamayta kamachun churanka. Runakunapak kikin kawsayta, tawsami kawsayta sumakchashpa kipuy llaktayta paktachinka. 392 niki.- Mamallaktaka runakuna kuyurik hayñimantami rikunka, runakuna kuyurik llaktayta ushak kamachikkunawan, Mamallaktapak tawka pushak pataykunawan kimirishpami pushanka. Mamallaktaka llaktaykunata, llankayñankunata, ruray katikunata, ñawpakyuyayta wallpanka, churanka, paktachinka; imashina katikta rikunka. Paypak kamachikuna llankayta ista llaktakunawan yuyarinka, llakta tantanakuykuna Mamallakta ukupi, istallaktapi runakuna kuyurikmanta llankakkunawanpash yuyarinka.

La leyenda de ‘Rayu apaya’ y el padre pescador en Napo Los relatos y mitos de la Amazonía se han mantenido a lo largo de los años por sus habitantes, quienes aseguran que en realidad sí ocurrieron y que las han vivido, por lo que creen que es muy necesario que sus habitantes lo divulguen. Aquí uno de los relatos que se escribe en el blog: cuentosyleyendasdenapo.

Rayu ayudó a un hombre a que se le fuera la mala fortuna y lo llenó de abundancia.

rio Hillu Yacu, donde estuvo por horas lanzando su atarraya, sin A unos cuantos kilómetros de lograr pescar nada; probó con el Hillu yacu -río Hollín- (Napo), anzuelo y el resultado fue el misvivía Siquihua y su familia. Él mo, trató con el huami (embudo era un diestro cazador y un há- de carrizo) y tampoco tuvo suerbil pescador, esto hacía que la te. En eso, la lluvia, los truenos y despensa de la casa estuviera los relámpagos pusieron dramasiempre llena. Pero como hasta tismo a su desesperado accionar la abundancia molesta a cierta y Siquihua tuvo que refugiarse gente, en una ocasión su mujer tras una gran roca para esperar que pasara el fuerte temempezó a quejarse de un poral. Estaba meditando fuerte dolor en los braen su mala suerte actual, zos, por la dura labor de EL DATO cuando a lo lejos divisó la ahumar la carne de monfigura de un gigante que te y los pescados. Por esta Para muchas resplandecía al mismo ritrazón, Siquihua tuvo que nacionalidades, las leyendas son mo que la tormenta elécdejar la cacería y la pesca, más que eso: trica y lanzaba una colosa que no solo era su me- una realidad. red primero hacia un lado jor entretenimiento, sino también la forma de mantener y luego hacia el otro lado del río; a su familia. Pasado algún tiem- en cada movimiento que hacía, po y cuando la comida empezó a los fenómenos atmosféricos toescasear, salió a cazar al monte maban mucho más fuerza. Cuando aquel impresionante y no consiguió atrapar ningún animal; entonces fue a pescar y gigante estuvo casi sobre la roca el río le negó los peces. Era como que le servía de refugio, lanzó la si hubiera perdido su gran to- red en varios sitios del río, recoque. Y así pasaron los días y su giendo una abundante cantidad mala suerte se acentuaba. Su se- de hojas, las mismas que depores queridos dejaron de hablarle sitadas en la playa se convertían y su esposa le dijo que era un in- en grandes y apetitosos peces. Siquihua trató de apoderarse útil y que lo detestaba. de uno de los peces, pero el gigante, al darse cuenta de su preEn busca de ayuda Siquihua, como todo indígena sencia, con un vozarrón de truecuando se encuentra en proble- no le dijo: “No te atrevas a coger mas, acudió en busca de ayuda lo que no te pertenece, pide y yo donde el brujo de la comarca, te daré lo que desees, pues soy el quien le recomendó un estricto dueño, amo y señor de los ríos”. ayuno y le prohibió la sal, el ají “Por favor, amigo”, le suplicó Siy el vinillo. Y él así lo hizo, cum- quihua, “mi mujer y mis hijos se plió al pie de la letra las recomen- mueren de hambre, solo te pido daciones del sabio anciano y una que me des mucha suerte para noche de Luna salió a pescar al pescar como tú lo haces”. Llega la mala suerte

Rayu trae la esperanza

El gigante, suavizando un poco su voz de trueno, le contestó: “Mi nombre es Rayu apaya (Poderoso rayo) y desde hoy cada vez que vengas al río, invócame y vendré en tu ayuda. Con mi protección cogerás muchos peces y tu familia no pasará hambre”. Siquihua siguió al centellante gigante y llegaron a una cocha profunda, donde Rayu lanzó su red; una enorme y pesada boa fue atrapada y depositada en la playa. Rayu le aplastó la cabeza con sus dedos, tan fuertes como una enorme prensa, y le pidió a Siquihua que recogiera piedras negras y las colocara alrededor de la boa. Cuando el círculo de las piedras se cerró, el gigante las apuntó con su dedo y susurró unas extrañas palabras. De su dedo salió una fuerte descarga eléctrica y las piedras produjeron chispas que se convirtieron en llamas, prendiendo los leños puestos alrededor, de esta manera pronto la boa estuvo asada. La comida estuvo deliciosa, todo lo que sobró Siquihua lo envolvió en ñachi pangas (hojas para maitos) y despidiéndose de su gigantesco amigo llevó todo ese alimento para su familia. Llegó a su casa, su mujer lo llenó de insultos y no quiso recibirlo; de nada sirvieron los regalos ni explicaciones. Lleno de ira, Siquihua se acordó de su amigo y lo invocó: “Rayu, Rayu, Rayu”. Así, un gran rayo cayó en su casa y acabó con la vida de la mujer. Desde aquel hecho, en las noches de truenos Siquihua desaparecía misteriosamente y no regresaba, sino hasta al amanecer, con un cargamento de grandes pescados, que siempre repartía entre los más necesitados. Siquihua es famoso por su generosidad y tanto en su comunidad como en los alrededores la gente lo llamaba ‘Aycha yaya’ -padre pescador-. (PT)


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