Periódico Tierra Caliente Edición 223

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Enero del 2022

Puerta cerrada La propuesta al presidente Iván Duque hecha por el alcalde de Caucasia, Jefferson Sarmiento Ortiz, no es nueva ni en Antioquia, ni en el país. El burgomaestre le propuso al primer mandatario concederle franquicia para intentar un acercamiento con los diferentes grupos armados ilegales que operan en el Bajo Cauca, en busca de bases que permitan acercamientos de paz. Durante los dos gobiernos de Álvaro Uribe Vélez, también se presentaron solicitudes en el mismo sentido por parte de otros alcaldes y gobernadores sin éxito alguno. Porque la respuesta tanto de ayer como de hoy fue la misma: nadie distinto al presidente de la República puede promover conversaciones de paz con grupos de alzados en armas. ¿Por qué entonces el alcalde de Caucasia insistió en algo que ya se sabía cuál iba a ser la respuesta? Para muchos observadores la intención de Jefferson Sarmiento Ortiz era otra fórmula desesperada para tratar de acallar la muerte continua de inocentes, no solo en Caucasia sino también en Cáceres, Tarazá, El Bagre, Zaragoza y Nechí. Porque indudablemente ahí está el presidente para cumplir la tarea y como si fuera poco tiene a su ministro de defensa, al alto comisionado de paz, al defensor del pueblo y a otros funcionarios de alto turmequé. Pero como los días pasan, y los meses pasan, y los años pasan, y los muertos en vez de disminuir en número no han dejado de crecer en cantidad, el luto, el grito desgarrador reclamando justicia y la impotencia frente a la desesperante pasividad oficial contribuyen a que funcionarios como el alcalde de Caucasia se arriesguen a que en cada intento encuentren la puerta cerrada como en efecto ocurrió. El señor presidente Iván Duque ha venido a Caucasia al menos 4 veces y ha hecho promesas que aún no se perfilan en el horizonte de las realidades. Eso ha ocurrido en Buenaventura, en Pasto, en Arauca, en el Cauca, en Putumayo. Y siempre la solución es la misma: más tropa, más fuego y más muerte. LA ESTOCADA.- Definitivamente Duque no quiere ver. Todas las regiones asediadas por la violencia y el abandono siguen sin recibir la inversión social: más escuelas, más hospitales, más vías y tierras para sembrar. La respuesta ha sido siempre la misma: más tropas y más plomo.

Congresistas

Flojos o avivatos

Bogotá.- (Envio Especial) Una oleada de rabia e indignación envolvió a Colombia al finalizar el año 2021 cuando miembros del senado se retiraron del recinto en momentos en que se discutía la aprobación de una ley que reduce las vacaciones de los miembros del congreso de 4 a 2 meses. La propuesta que tenía que ser sometida a 4 vueltas había sido la primera vez aprobada sin mayor complicación. En esa oportunidad el país no podía creer la supuesta rectitud de los legisladores. Hay un sentimiento generalizado en Colombia al considerarse que tanto los miembros de la Cámara de Representantes como del Congreso de la República no solo no trabajan como cualesquiera de sus demas compatriotas, sino que se dan el lujo de disfrutar de 120 días de ocio cada año añadido a una serie de privilegios que no los tienen ni siquiera legisladores de países desarrollados y sin los apremios que vive Colombia. A la

hora de las votaciones, los legisladores se fueron retirando del recinto sigilosamente hasta romper el quorum y dejar sin piso la nueva instancia de discusión. El país se sorprendió y reacciono airado confirmando que la aprobación del proyecto de ley en primera instancia fue parte de otra de las actitudes teatrales de la corporación. El proyecto había sido presentado contra la voluntad de su partido el Centro Democrático, por el senador Gabriel Santos, quien en todo momento fue acompañado en la nueva aventura legislativa por miembros de la oposición como Gustavo Bolívar, Iván Cepeda, María Pizarro, miembros del Partido Verde, Colombia humana, comunes entre otros. Incluso en una consulta popular promovida por Claudia López en 2018, a la sazón senadora de la corporación y Angelica Lozano, se incluyó la aprobación de reducir el sueldo de los congresistas, lo cual no fue aprobado desacatando un mandato del pueblo. Un

En las próximas elecciones se reflejará el sentir de los colombianos ante los privilegios del Congreso.

senador o representante disfruta de un salario mensual que supera los 32 millones de pesos. Disponen de un vehículo oficial blindado, de guardaespaldas, de celular, pasajes aéreos y de varios ayudantes para el mejor aprovechamiento de sus proyectos de ley. Con nadaito de perro los flamantes padres de la patria colombiana fueron acumulando año tras año privilegios tras privilegios. Mientras el pueblo que los eligió asiste cada año al detrimento de sus salarios, a las incomodidades del servicio médico, a las limitaciones para acceder

a la educación secundaria y superior y al mayor desempleo. Cuando los miembros del congreso de Colombia reciben el rechazo airado del país como ocurrió en esta oportunidad no puede generalizarse ese sentimiento contra todos sus miembros. En cada uno de los partidos se encuentran uno que otro personaje consciente de la necesidad de reducir los exagerados privilegios. Pero esos personajes aislados como los partidos de oposición que siempre están en minoría no logran el éxito moral que el país espera.


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