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El Pez”. Cristianismo promitivo
O paleocristianismo, es el nombre que recibe el periodo del cristianismo anterior al Concilio de Nicea del año 325. Se divide habitualmente entre el Período Apostólico y el Período Preniceno (desde la Era Apostólica hasta Nicea).
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Los primeros cristianos, como son descritos en los Hechos de los Apóstoles, eran judíos, ya fuera de nacimiento o por conversión, para la cual se utilizaba el término bíblico prosélito, y denominados por los historiadores como judeocristianos. El Libro de los Hechos de los Apóstoles del Nuevo Testamento y la Epístola a los Gálatas recogen que la primera comunidad cristiana estaba centrada en Jerusalén y entre sus líderes estaban Pedro, Santiago y Juan. Pablo de Tarso, tras su conversión al cristianismo, reivindicó para sí el título de "Apóstol de los gentiles". La influencia de Pablo en el pensamiento cristiano es reconocida como más significativa que la de cualquier otro escritor del Nuevo Testamento. Hacia el final del siglo I, el cristianismo comenzó a ser reconocido interna y externamente como una religión diferente del judaísmo rabínico, el cual se refinó y desarrolló con posterioridad a la destrucción del Segundo templo de Jerusalén. Tal y como aparece recogido en numerosas citas del Nuevo Testamento así como en otros textos cristianos del primer siglo de nuestra era, los primeros cristianos generalmente utilizaban y reverenciaban la Biblia Judía como su libro sagrado, fundamentalmente a través de las traducciones griegas (Septuaginta) o arameas (Targum), buena parte de las cuales están escritas en forma narrativa donde "en la historia bíblica Dios es el protagonista, Satán (o las personas o poderes malignos) son el antagonista, y el pueblo de Dios es el agonista". A medida que el canon del Nuevo Testamento se desarrolló, las Cartas de San Pablo, los Evangelios canónicos y varios otros textos fueron también reconocidos como escrituras y textos sagrados para ser leídos en la iglesia. Las cartas de Pablo, especialmente la Epístola a los Romanos, establecieron una teología basada en Cristo antes que en la Ley Mosaica, pero la mayor parte de las denominaciones cristianas todavía consideran las "prescripciones morales" de la Ley Mosaica, como los Diez Mandamientos, el Gran Mandamiento y la Regla de Oro como relevantes. Los cristianos primitivos demostraron un amplio catálogo de creencias y prácticas, buena parte de las cuales fueron posteriormente rechazadas como heréticas. Las comunidades primitivas del cristianismo surgen como una secta apocalíptica del judaísmo (Hechos 24:5) a la que los historiadores denominan judeocristianismo. Estos primeros cristianos se denominan a sí mismos "Nazarenos" o "los del Camino". Los primeros cristianos acuden a las sinagogas, como todos los otros grupos dentro del judaísmo tradicional (época del segundo templo). Su proclama es de tipo profético, y enseñan que Yeshua el Nazareno, Jesús de Nazaret, es el Mesías anunciado por los profetas. A Jesús, a quien las autoridades romanas y judías habían matado, Yahve lo ha resucitado. Como regla de vida enseñan la Torá y las obras del Espíritu Santo, según las enseñanzas de Jesús. La primera parte de este período, durante la vida de los Doce Apóstoles, se denomina Período Apostólico. Luego de la resurrección de Jesús, los Apóstoles se dispersaron fuera de Jerusalén y la labor misionera del primer cristianismo lo expandió a diferentes ciudades del mundo helénico e incluso más allá del Imperio Romano. Los primeros cristianos sufrieron persecuciones esporádicas como
consecuencia de su rechazo al culto imperial del emperador como divinidad. La persecución aumentó en Asia Menor hacia el final del siglo I, así como en Roma en las postrimerías del Gran incendio de Roma en el 64 d. C. al manifestar Nerón, que fueron los Cristianos los que incendiaron la ciudad y así poder perseguirlos sin ninguna impunidad por todo el imperio. Durante el Período Preniceno que siguió al Período Apostólico, surgió una gran diversidad de visiones simultáneamente, siendo significativa la presencia de características unificadoras entre ellas que no habían existido en el anterior Período Apostólico. Entre estas tendencias unificadoras se encuentran el rechazo del judaísmo y de las prácticas judaicas. El cristianismo primitivo gradualmente se fue separando del judaísmo durante los dos primeros siglos de nuestra era hasta establecerse como una religión predominantemente de gentiles en el área del Imperio Romano. La Iglesia cristiana prevaleció sobre el paganismo porque ofrecía una doctrina mucho más atractiva y porque los líderes de la iglesia se dirigieron a las necesidades humanas mejor que sus rivales. Sin embargo, esta explicación no es suficiente para los cristianos, quienes ven allí más bien el cumplimiento del mandato y la promesa de Jesús a sus apóstoles, al finalizar el evangelio de Mateo (28: 18-20): "Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén".
Comunidades paulinas
Aunque la evangelización de paganos se había iniciado antes de la conversión de Pablo de Tarso en el año 36, es éste quien impulsa la propagación del cristianismo, comenzando por Arabia y Damasco, pero será hasta el año 45 en su primer viaje misionero cuando se empezará a propagar al cristianismo ampliamente.
Año 50
En el año 50, surge la tensión entre las tendencias judías tradicionales y los creyentes gentiles (no judíos) convertidos al cristianismo primitivo provenientes de las comunidades palestinas. Llega a un momento de crisis y confusión, esto ocurre al no saber si a los nuevos creyentes de origen gentil (no judío) les corresponde el observar la Ley al igual que al pueblo hebreo. Esta disputa (Hechos 15) es resuelta en el Concilio de Jerusalén.
Década del año 50
Hacia el año 51, Pablo de Tarso escribe la Primera Carta a los Tesalonicenses dirigida a la comunidad de Tesalónica, fundada en el año 50. Este es el texto más antiguo del Nuevo Testamento. Ya se definen por escrito algunos de los dogmas más importantes del cristianismo. Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los Tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros gracia y paz. (1 Tes 1, 1).Y vosotros seguisteis nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la Palabra entre tanta lucha con la alegría del Espíritu Santo. (1 Tes 1, 6).... cómo abandonando los ídolos, os volvisteis al Dios vivo y verdadero, y vivir guardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro. (1 Tes 1, 9b-10) No se nombra en todo el Nuevo Testamento a la Santísima Trinidad. Sin embargo, en esta carta se habla del Espíritu Santo, de Dios Padre y de su Hijo. De la afirmación monoteísta de un solo Dios vivo y verdadero. De la esperanza en la segunda venida de Jesucristo, y de su papel redentor. Se da a Jesús el título de Señor, que era habitualmente utilizado para dirigirse al dios nacional en los países del entorno de Judea (Egipto, Mesopotamia, etc.). Hermanos, no queremos que ignoréis la suerte de los difuntos para que no os aflijáis como los hombres sin esperanza. Pues si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con Él. (1 Tes 4, 13-14).
Se afirma la creencia en la resurrección de los muertos. Creían en esos momentos que la segunda venida de Cristo era inminente. Se preocupaban y entristecían porque algunos seres queridos morían sin haber visto llegar a Jesucristo en la gloria del final de los tiempos. Por esta razón, Pablo continuó: Esto es lo que os decimos como Palabra del Señor: Nosotros, los que vivimos y quedamos para cuando venga el Señor, no aventajaremos a los difuntos. Pues Él mismo, el Señor, cuando se dé la orden, a la voz del arcángel y al son de la trompeta divina, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán en primer lugar. Después nosotros, los que aún vivimos, seremos arrebatados con ellos en la nube, al encuentro del Señor, en el aire. Y así estaremos siempre con el Señor. (1 Tes 4, 15-17) Durante el tercer viaje de Pablo de Tarso, el Apóstol escribe la mayoría de su obra epistolar. Tradicionalmente esta etapa se data de los años 54 a 57, en tanto que las posturas revisionistas tienden a ubicarla entre los años 51 y 54. En esa etapa de su vida, Pablo escribió buena parte de su obra epistolar: la Carta a los gálatas, la Carta a los filipenses fundada hacia el año 49, la Carta a Filemón y la Carta a los romanos datada de los años 55 a 58. Diversos relatos originados entre los años 28-30 y los años 70, se transmiten de forma oral o escrita. Son recopilados y reelaborados por los evangelistas, que los insertan en un marco geográfico con bases históricas, dando lugar a los Evangelios.
Años 70: Evangelio de Marcos
El estudio crítico del Evangelio según S. Marcos ha aportado en los últimos años, datos acerca de las características de las primitivas comunidades cristianas.
Años 80: Evangelios de Mateo y Lucas
En el Evangelio según S. Mateo se observa la relación conflictiva de la primitiva comunidad cristiana con los fariseos que habían escapado a la destrucción de Jerusalén. El Evangelio según S. Lucas muestra ciertas características de las comunidades cristianas procedentes del paganismo.
Final del siglo I
El Evangelio según S. Juan, las cartas y el libro del Apocalipsis, aportan algunos datos del final del siglo I y principios del siglo II, que estuvo marcado por las persecuciones romanas.
El Símbolo de EL PEZ.
Durante estos años de inicio y proceso del Cristianismo, y ya en el siglo II, cuando la Iglesia que se estaba desarrollando tomó la palabra "Ichthys", pez en griego, como símbolo de Cristo. I-ch-th-y-s, iniciales de:
“ Iesous Christos Theou Yios Soter”.
“Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Salvador”.
Tertuliano, teólogo del segundo siglo, dijo: “Nosotros, pequeños peces, ante la imagen de nuestro ICTUS, Jesús Cristo, somos nacidos en el agua”. Tanto griegos, romanos y miembros de otras culturas paganas usaron el símbolo del pez antes que los cristianos. Los cristianos de la Iglesia Primitiva utilizaron el símbolo del pez para representar a Cristo y su fe. Este símbolo aparece repetidas veces en las catacumbas. Lo utilizaban mucho para identificarse entre ellos porque aún eran minoría en un mundo pagano y lleno de persecuciones. Y además porque este símbolo del Pez, causaba menos sospecha que la cruz, convirtiéndose en secreto perfecto para los cristianos perseguidos. En la época en que la Iglesia era perseguida por los romanos de los primeros siglos d. c, los cristianos usaron al Pez para marcar sus lugares de reunión, sus tumbas o para poder distinguir a quienes eran cristianos de los que no lo eran. Se dice que antiguamente, cuando un cristiano conocía a otra persona, trazaba uno de los arcos del dibujo del pez sobre el suelo, y si el otro terminaba el dibujo con el arco faltante, significaba que ambos profesaban la misma fe cristiana.
Juan Fernando García Arroyo
