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La mesa en la Historia de Toías

La mesa en la Historia de Tobías

Una de las costumbres y tradiciones que más me atrajeron de la Historia de Tobías, aquel sábado de Diablo Mudo en el que el grupo La Historia de Baruc fue invitado a esta corporación, fue el respecto, la tradición y el culto que, en El Pez, se rinde a la mesa, salón o cenáculo (como se desee llamar). Muchas son las virtudes de nuestra corporación, en cuanto a guardar y preservar nuestras tradiciones. Claros ejemplos son las paradas hasta llegar al Calvario y para saludar al Humilde en Cuaresma; o el ritual tan bonito al vestir una figura y representar tu personaje bíblico, el cual desde la misma puerta del cuartel comienza la Estación de Penitencia del hermano. Pero la que más caló en mi corazón fue el ritual en la mesa en la Historia de Tobías. Una tradición que se sigue en cada celebración alrededor del cenáculo de la corporación. Bienvenida, bendición, lectura de la Sagradas Escrituras y el brindis del “Nene”. Pero no sólo eso se puede vivir en cualquier almuerzo. Como siempre saludamos al Humilde, honramos a nuestros ausentes, coplas, saetas y vivas reinan entre uvita y uvita. Y lo que más prevalece es el respeto al que habla, al que muestra sus sentimientos y abre su corazón a todos los presentes. El saber estar… “el cuándo pega una cosa u otra”; son las características de nuestra Santa Casa. Todo lo dicho, fue acicate y razón para amar a esta corporación. Hace ya 14 años comenzaron a entrar savia nueva que poco a poco se ha ido curtiendo en estos menesteres. Hermanos, todavía jóvenes, que son ya veteranos en estas batallas en pos de la hermandad y amor a Puente Genil, su Semana Santa y a Nuestro Padre Jesús y a María Santísima. Por esta razón nosotros, los que venimos por detrás, tenemos y debemos continuar con esta bonita tradición. ¡Qué no se pierda la esencia de la corporación! Para que de esta forma, no nos convirtamos en meras peñas o asociaciones. Y así, la Historia de Tobías siempre tenga ese “alma” que los fundadores supieron impregnarle. Cumplamos con nuestras paradas y visitas al Patrón. Vivamos la mesa con los cinco sentidos (no sólo con dos). Y de esta forma, todo aquel que llegue y nos visite, quedará impregnado por siempre de nuestra aroma; y cada uno de nosotros disfrutaremos de cada segundo de nuestra corporación. Vivamos y sintamos la Historia de Tobías, para así mantenerla como en la actualidad: Viva, grande, señera.

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Con todo mi cariño de vuestro hermano: Mario Quero Delgado ¡Qué Viva la hermandad, la corporación, El Pez va a brindar!

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