2 minute read

Tu muleta

Next Article
Reflexión

Reflexión

Tu Muleta Tu Muleta

He querido esperar a estas páginas para decirte lo que podía haber hecho simplemente levantándome cualquier día en nuestra mesa, y expresarlo ante nuestros hermanos, y todos aquellos que tienen a bien acompañarnos ese día; porque pensándolo bien es lo mismo, pero con la diferencia de que esto quedará impreso, y podrás echar mano a ello en cualquier momento a lo largo de lo que se prolongue tu mandato al frente del Agrupación de Cofradías. Se trataba de un compromiso contraído por ti con anterioridad, y quizás una exagerada presión por parte del mundo manantero para que ocuparas ese cargo, aunque solo se trataba de la confianza que todos depositaban en ti, teniendo como muestra tu dilatada y sobresaliente experiencia. Luego te llegaron las felicitaciones y los parabienes por todas partes, y posiblemente notaras cierta frialdad o casi indiferencia por parte de quien suscribe estas letras, pero no se trataba de que no me alegrara del acontecimiento; me complace porque la Semana Santa de Puente Genil va a tener a su servicio al hombre que más corazón y empeño puede volcar en esa tarea, pero sinceramente por lo que a mi se refiere, y pecando en exceso de egoísta, yo no me alegro, y no me alegro por una sencilla razón, porque en estas fechas tendremos menos ocasiones de convivir y compartir esos momentos que durante tantos años llevamos haciendo, ya que el cargo que ocupas así lo determina, y esas palabras estoy seguro que las secundan muchos de nuestros hermanos.

Advertisement

Pero te preguntarás que tiene que ver el título que antecede con todo esto, nada más sencillo, no es la primera ocasión que tus hermanos se han ofrecido en cooperar o ayudar en lo posible en la ingente labor que acometes, de hecho has tenido la sabiduría suficiente para rodearte de algunos de ellos en tu junta directiva; pero no tengas nunca la menor duda de utilizar a esta tu Corporación y a cada uno de sus miembros como esa herramienta que te ha acompañado durante tantos años, tu muleta. Este ofrecimiento no es necesario que te diga que es sincero, fuerte y sobre todo de corazón, pero después de no dar brincos de júbilo por tu nombramiento, en lo que a mi respecta, no puedo hacer otra cosa que ofrecerte mi hombro cada vez que lo solicites.

Enhorabuena y suerte es esta tarea, hermano.

Antonio Ortiz

This article is from: