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0-3 El Cadete cae en un partido con muchas patadas y póco fútbol
by Jose Angel
Redacción
El fútbol ha de ser un espejo en el que mirarnos. Además de las enseñanzas de los técnicos, hay que ver fútbol para aprender. Eso sí, antes hay que desechar toda la morralla que, desgraciadamente, rodea a este deporte. Hay que abstraerse de esa parte negativa del fútbol que conlleva todo sarao previo. La televisión ejerce un poder negativo en este sentido, y si a ello le unimos las redes sociales estamos perdidos del todo. Los partidos se calientan antes, incluso, de jugarlos, y luego pasa lo que pasa, que en vez de fútbol se ve otra cosa. Este hecho lamentable que se ve con más frecuencia en seniors se hace más bochornoso cuando se lleva a cabo en categorías inferiores. Ahora que se es joven y que se tiene edad para disfrutar del fútbol y divertirse con él es necesario aprovecharlo y no desperdiciarlo de mala manera con partidos embarrados de malas intenciones.
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Reflexionamos sobre lo que debe ser el fútbol porque realmente fútbol, lo que se dice fútbol, no hubo sobre el césped de El Coso este domingo. Patadas, encontro- nazos, bordería e insultos para llenar más de dos páginas, pero fútbol realmente hubo poco.
Se presentó el Cazalla a recuperar el buen sendero perdido en anteriores ocasiones y quiso hacerlo a toda costa. Enfrente tenía a un Guadalcanal enrachado y con mucha moral, fruto de los últimos resultados cosechados. Físico contra talento, desgraciadamente ganó lo primero. Perdió el fútbol. Aparte de jugar contra un equipo más hecho, con más altura y tablas en la categoría, jugamos con un marcador adverso muy pronto. El Cazalla aprovechaba el primer error del Guadalcanal y se adelantaba en el minuto diez dejando El Coso más frío de lo que estaba en esta aciaga mañana de domingo. A este tanto sucedería otro en el veinte, de penalti. Bien pitada la pena máxima, aunque vino precedida de una falta que el colegiado no quiso ver. Y en el minuto 30 otro infortunio más y otro error arbitral, que no consideró falta la acción cazallera, a pesar de que el rival se disculpaba mientras sus compañeros celebraban el tanto.
Tras la reanudación, con todo en contra, el Guadalcanal no tenía más remedio que lanzarse a la heroica. El Cazalla, sin embargo, no estaba por la labor de regalar nada y no solo eso, sino que tampoco quiso jugar. Llevó el partido a su terreno. Repartió de lo lindo e hizo entrar al Guadalcanal en ese juego que, tristemente, no penaliza. Y no lo hace porque los árbitros tampoco lo evitan. El de esta semana lo quiso arreglar todo a viva voz. Quiso imponerse, pero sin una mínima advertencia, sin una tarjeta a tiempo es absolutamente imposible. Al final, cuando quiso hacerse con el encuentro lo tenía absolutamente perdido. Y más de una cosa no pasó porque al final hubo suerte y la sangre no llegó al río.
Expulsión temporal
En algo en lo que sí acertó, de lo único más bien, fue en aplicar una expulsión temporal a dos jugadores, uno de cada equipo, que se enzarzaron en una refriega. Una acción muy poco vista y destinada a este tipo de acciones en los que es preciso bajar la revoluciones. Lás- tima que no acertara tanto como en esto en el resto de decisiones y permitir ese feo juego que se vio durante la práctica totalidad de los noventa minutos.

En lo meramente deportivo, que hubo poco o nada, Curro tendría la mejor ocasión del Guadalcanal y Luis Javier desbarataría la mejor del Cazalla.
Al final, cero a tres que es preciso olvidar cuanto antes, pero sobre el que es necesario reflexionar profundamente. Ya no por el resultado que a fin de cuentas es algo deportivo y lo que menos interesa, pero sí sobre ciertas acciones y cierta forma de jugar, sobre la educación en el valor del deportes, para que mañana el fútbol sea algo divertido y no un campo de batalla.