Solanoticias n° 6

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Año V - N° 6. Noviembre - Diciembre 2015. Curia Provincial. Provincia San Francisco Solano. Alvear 620 X5800BCN - Río Cuarto (Córdoba). Argentina. E-mail: solanoticias@gmail.com - Web: www.franciscanos.org.ar

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Editorial

Inicio del Jubileo extraordinario de la Misericordia Jubileo Extraordinario de la Misericordia Homilía del Santo Padre

Santa Misa de Nochebuena Homilía del Santo Padre Francisco

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Mensaje del Ministro General de la Orden por el comienzo del Año Santo Extraordinario de la Misericordia 7 Carta por la Navidad del Ministro General

Recognitio de las Puertas Santas Explicación del logo del Año Santo de la Misericordia Ordenación Presbiteral Fr. Fernando Ferrario, ofm

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Políticas educativas de la Provincia San Francisco Solano para definir el modelo pedagógico sostenido 14 Intercambio entre las Unidades Educativas de San Rafael y Río Cuarto

Testimonios de alumnos que participaron del intercambio

Muestra anual de Ciencia y Arte Unidad Educativa San Antonio de Padua de Ciudadela

Muestra Institucional “Madre Tierra, Sé nuestro sustento y bendícenos con tus frutos”.

Agenda del Ministro Provincial

Fechas para recordar

Designaciones

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Editorial

Escribo estas líneas en la tarde del domingo 3 de enero del nuevo Año que estamos viviendo; junto a toda la Iglesia celebramos el 2° domingo después de Navidad. Si bien estas palabras encabezarán el último número de Solanoticias del año 2015, comparto una reflexión desde el texto del Evangelio que se nos presenta: Juan 1, 1-18. Nuevamente, la liturgia nos propone el prólogo de Juan. Me parece que bien podemos considerarlo como “indicador” de un “camino”; camino para todo aquel que quiera y busque asumir la vida profundamente, buscando las cuestiones esenciales de la vida; quien quiera vivir así en el Evangelio encontrará una respuesta, actitudes de vida, valores que dignifican. Por ello, necesitamos tener siempre presente que la maravilla, la alegría, la esperanza que suscita el nacimiento de Jesús son “llamadas” a este camino, el camino de su seguimiento, de su enseñanza, de su buena noticia, de su testimonio de vida. El nacimiento de Jesús se nos anuncia y ofrece nuevamente hoy: “La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”, “La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la percibieron; el mundo no la conoció. Vino a su casa y los suyos no la recibieron”. Hoy mismo puede ocurrirnos que no hayamos recibido “al Niño que nos nació, al Hijo que nos ha sido dado”; puede ocurrir que nuestro corazón no se haya hecho pesebre, pequeñez, simplicidad. Hoy, se nos vuelve a anunciar la noticia más buena, la noticia más maravillosa: el Hijo de Dios se hizo uno de nosotros, nació por nosotros, nació para nuestro bien. Qué bueno el experimentarnos siempre llamados a la contemplación de este misterio de amor, de este gesto de entrega. En su encarnación, Jesús baja, entra y configura nuestra humanidad transformándola, injertándola en lo siem-

pre nuevo, sanándola, reconciliándola, salvándola. En el pesebre se manifiesta “el sello de Dios” en su acción salvadora: No deslumbra; No apaga “la mecha humeante”; No pone condiciones; No pone límites a la entrega, a la generosidad, a la misericordia. Sí está al lado de cada uno; Sí sufre con cada uno; Sí ama, anima, acompaña en las oscuridades y contradicciones de la historia. Qué bien nos hace el sabernos nuevamente invitados a contemplar que en el nacimiento de Jesús se sigue manifestando la fidelidad generosa de Dios Padre: no dejemos de dar gracias por ello y pidamos el regalo de nuestra propia fidelidad. En el nacimiento de Jesús, el Dios creador, el que desborda el universo se “limita” en el ámbito de la fragilidad humana: demos gracias por ello y pidamos la luz de la esperanza para todos, de manera especial para quienes están rodeados de sufrimientos, soledad o desesperación. En el nacimiento de Jesús, Dios se “ha abajado” hasta compartir nuestra vida: demos gracias por ello y pidamos que también nosotros “nos abajemos” de todo aquello que pueda condicionar nuestro salir hacia el encuentro de todos, de los hermanos, de los que son olvidados. En el niño Jesús doy gracias al buen Dios por todo lo que vivimos en el año 2015, aún aquello que nos fue doloroso. Doy gracias por la vida y vocación de todos los hermanos de la Provincia; doy gracias por las expresiones de fidelidad y entrega, por la ilusión y esperanza compartidas, por el deseo de seguir caminando juntos; doy gracias por los jóvenes en formación, por sus deseos de entregar la vida, sus deseos de seguir alegremente a Jesús en nuestra forma de vida. Mis augurios de todo bien y toda bendición para el Año 2016, año de nuestro IX Capítulo Provincial. Fr. Carlos Guillermo Paz, ofm Ministro Provincial


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Inicio del Jubileo extraordinario de la Misericordia

Una puerta abierta de par en par para “entrar” en el abrazo de la misericordia del Padre y “salir” hacia los demás con el espíritu del

buen samaritano. A través de esta Puerta santa de la basílica vaticana - abierta por el Papa diez minutos después de las 11 del martes 8 de diciembre – pasarán miles y miles de peregrinos hasta el 20 de noviembre de 2016, día en el concluirá el jubileo extraordinario. El primero en cruzarla fue el Papa Francisco, seguido de otro peregrino de excepción, el Papa emérito Benedicto XVI […] Un jubileo inaugurado con el signo de afectuoso abrazo entre el Papa y su antecesor. Poco después Francisco presidió el rito de la apertura de la Puerta santa, en esencia lo que instituyó Alejandro VI para el Jubileo del 1500, aunque agilizada y simplificada a través del uso de la lengua italiana

en lugar del latín. A diferencia de los precedentes, el rito tuvo lugar al final de la Misa, celebrada en la presencia de más de cincuenta mil fieles que habían llegado a la Plaza de San Pedro desde las primeras horas de una mañana neblinosa […] Precedido por el canto de los salmos 121 y 122, el Papa de pie ante la Puerta, recitó la fórmula del rito de apertura: “Esta es la puerta del Señor”, fueron sus primeras palab r a s , seguidas por las invocac i o n e s “Abridme las puertas de la justicia” y “Por tu gran misericordia entraré en tu casa, Señor”. En silencio, luego, subió las escaleras, abrió la Puerta santa y se detuvo a rezar en el umbral. Después fue el primero entrar en la basílica vaticana, seguido por Benedicto XVI, los cardenales, obispos, los

demás concelebrantes y representantes de religiosos y laicos. Por último se dirigió al altar de la Confesión mientras el coro cantaba el himno del Año Santo Misericodes sicut Pater. Aquí impartió la bendición y se cantó la Salve Regina. La Misa, celebrada precisamente en el día en el que hace cincuenta años se clausuraba el Vaticano II, se introdujo de manera significativa con la lectura de algunos fragmentos de las cuatro constituciones conciliares y de dos fragmentos de dos decretos sobre el ecumenismo y la libertad religiosa. Durante la liturgia fue llevado en procesión el evangelario de la misericordia - preparado

especialmente para el jubileo – y colocado sobre el mismo trono que en las sesiones del Concilio se ponía en el altar de la Confesión. Nicola Gori

Fuente: L’Osservatore Romano


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JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA SANTA MISA Y APERTURA DE LA PUERTA SANTA

Homilía del Santo Padre Plaza de San Pedro - Martes 8 de diciembre de 2015 Inmaculada Concepción de la Virgen María

En breve tendré la alegría de abrir la Puerta Santa de la Misericordia. Como hice en Bangui, cumplimos este gesto, a la vez sencillo y fuertemente simbólico, a la luz de la Palabra de Dios que hemos escuchado, y que pone en primer plano el primado de la gracia. En efecto, en estas lecturas se repite con frecuencia una expresión que evoca la que el ángel Gabriel dirigió a una joven muchacha, asombrada y turbada, indicando el misterio que la envolvería: «Alégrate, llena de gracia» (Lc 1,28). La Virgen María está llamada en primer lugar a regocijarse por

todo lo que el Señor hizo en ella. La gracia de Dios la envolvió, haciéndola digna de convertirse en la madre de Cristo. Cuando Gabriel entra en su casa, también el misterio más profundo, que va más allá de la capacidad de la razón, se convierte para ella en un motivo de alegría, motivo de fe, motivo de abandono a la palabra que se revela. La plenitud de la gracia transforma el corazón, y lo hace capaz de realizar ese acto tan grande que cambiará la historia de la humanidad. La fiesta de la Inmaculada Concepción expresa la grandeza del amor Dios. Él no sólo perdona

el pecado, sino que en María llega a prevenir la culpa original que todo hombre lleva en sí cuando viene a este mundo. Es el amor de Dios el que previene, anticipa y salva. El comienzo de la historia del pecado en el Jardín del Edén desemboca en el proyecto de un amor que salva. Las palabras del Génesis nos remiten a la experiencia cotidiana de nuestra existencia personal. Siempre existe la tentación de la desobediencia, que se manifiesta en el deseo de organizar nuestra vida al margen de la voluntad de Dios. Esta es la enemistad que insidia continuamente la vida de los hombres para opo-


4 nerlos al diseño de Dios. Y, sin embargo, también la historia del pecado se comprende sólo a la luz del amor que perdona. El pecado sólo se entiende con esta luz. Si todo quedase relegado al pecado, seríamos los más desesperados de entre las criaturas, mientras que la promesa de la victoria del amor de Cristo encierra todo en la misericordia del Padre. La palabra de Dios que hemos escuchado no deja lugar a dudas a este propósito. La Virgen Inmaculada es para nosotros testigo privilegiado de esta promesa y de su cumplimiento. Este Año Extraordinario es también un don de gracia. Entrar por la puerta significa descubrir la profundidad de la misericordia del Padre que acoge a todos y sale personalmente al encuentro de cada uno. Es Él el que nos busca. Es Él el que sale a nuestro encuentro. Será un año para crecer en la convicción de la misericord i a . Cuánto se ofende a Dios y a su gracia cuando se afirma sobre todo que los pecados son castigados por su juicio, en vez de destacar que son perdonados por su misericordia (cf. san Agustín, De praedestina-

tione sanctorum 12, 24) Sí, así es precisamente. Debemos anteponer la misericordia al juicio y, en cualquier caso, el juicio de Dios tendrá lugar siempre a la luz de su misericordia. Que el atravesar la Puerta Santa, por lo tanto, haga que nos sintamos partícipes de este misterio de amor. Abandonemos toda forma de miedo y temor, porque no es propio de quien es amado; vivamos, más bien, la alegría del encuentro con la gracia que lo transforma todo. Hoy, aquí en Roma y en todas las diócesis del mundo, cruzando la Puerta Santa, queremos recordar también otra puerta que los Padres del Concilio Vaticano II, hace cincuenta años, abrieron hacia el mundo. Esta fecha no puede ser recordada sólo por la ri-

queza de los documentos producidos, que hasta el día de hoy permiten verificar el gran progreso realizado en la fe. En primer lugar, sin embargo, el

Concilio fue un encuentro. Un verdadero encuentro entre la Iglesia y los hombres de nuestro tiempo. Un encuentro marcado por el poder del Espíritu que empujaba a la Iglesia a salir de las aguas poco profundas que durante muchos años la habían recluido en sí misma, para reemprender con entusiasmo el camino misionero. Era un volver a tomar el camino para ir al encuentro de cada hombre allí donde vive: en su ciudad, en su casa, en el trabajo...; dondequiera que haya una persona, allí está llamada la Iglesia a ir para llevar la alegría del Evangelio y llevar la misericordia y el perdón de Dios. Un impulso misionero, por lo tanto, que después de estas décadas seguimos retomando con la misma fuerza y el mismo entusiasmo. El jubileo nos estimula a esta apertura y nos obliga a no descuidar el espíritu surgido en el Vaticano II, el del Samaritano, como recordó el b e a t o Pablo VI en la conclusión del Concilio. Que al cruzar hoy la Puerta Santa nos comprometamos a hacer nuestra la misericordia del Buen Samaritano


SANTA MISA DE NOCHEBUENA

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NATIVIDAD DEL SEÑOR

Homilía del Santo Padre Francisco Basílica Vaticana Jueves 24 de diciembre de 2014

En esta noche brilla una «luz grande» (Is 9,1); sobre nosotros resplandece la luz del nacimiento de Jesús. Qué actuales y ciertas son las palabras del profeta Isaías, que acabamos de escuchar: «Acreciste la alegría, aumentaste el gozo» (Is 9,2). Nuestro corazón estaba ya lleno de alegría mientras esperaba este momento; ahora, ese sentimiento se ha incrementado hasta rebosar, porque la promesa se ha cumplido, por fin se ha realizado. El gozo y la alegría nos aseguran que el mensaje contenido en el misterio de

esta noche viene verdaderamente de Dios. No hay lugar para la duda; dejémosla a los escépticos que, interrogando sólo a la razón, no encuentran nunca la verdad. No hay sitio para la indiferencia, que se apodera del corazón de quien no sabe querer, porque tiene miedo de perder algo. La tristeza es arrojada fuera, porque el Niño Jesús es el verdadero consolador del corazón. Hoy ha nacido el Hijo de Dios: todo cambia. El Salvador del mundo viene a compartir nuestra naturaleza humana, no es-

tamos ya solos ni abandonados. La Virgen nos ofrece a su Hijo como principio de vida nueva. La luz verdadera viene a iluminar nuestra existencia, recluida con frecuencia bajo la sombra del pecado. Hoy descubrimos nuevamente quiénes somos. En esta noche se nos muestra claro el camino a seguir para alcanzar la meta. Ahora tiene que cesar el miedo y el temor, porque la luz nos señala el camino hacia Belén. No podemos quedarnos inermes. No es justo que estemos parados. Tenemos que ir y ver a nuestro


6 Salvador recostado en el pesebre. Este es el motivo del gozo y la alegría: este Niño «ha nacido para nosotros», «se nos ha dado», como anuncia Isaías (cf. 9,5). Al pueblo que desde hace dos mil años recorre todos los caminos del mundo, para que todos los hombres compartan esta alegría, se le confía la misión de dar a conocer al «Príncipe de la paz» y ser entre las naciones su instrumento eficaz. Cuando oigamos hablar del nacimiento de Cristo, guardemos silencio y dejemos que ese Niño nos hable; grabemos en nuestro corazón sus palabras sin apartar la mirada de su rostro. Si lo tomamos en brazos y dejamos que nos abrace, nos dará la paz del corazón que no conoce ocaso. Este Niño nos enseña lo que es verdaderamente importante en nuestra vida. Nace en la pobreza del mundo, porque no hay un puesto

en la posada para Él y su familia. Encuentra cobijo y amparo en un establo y viene recostado en un pesebre de animales. Y, sin embargo, de esta nada brota la luz de la gloria de Dios. Desde aquí, comienza para los hombres de corazón sencillo el camino de la verdadera liberación y del rescate perpetuo. De este Niño, que lleva grabados en su rostro los rasgos de la bondad, de la misericordia y del amor de Dios Padre, brota para todos nosotros sus discípulos, como enseña el apóstol Pablo, el compromiso de «renunciar a la impiedad» y a las riquezas del mundo, para vivir una vida «sobria, justa y piadosa» (Tt 2,12). En una sociedad frecuentemente ebria de consumo y de placeres, de abundancia y de lujo, de apariencia y de narcisismo, Él nos llama a tener un comporta-

miento sobrio, es decir, sencillo, equilibrado, lineal, capaz de entender y vivir lo que es importante. En un mundo, a menudo duro con el pecador e indulgente con el pecado, es necesario cultivar un fuerte sentido de la justicia, de la búsqueda y el poner en práctica la voluntad de Dios. Ante una cultura de la indiferencia, que con frecuencia termina por ser despiadada, nuestro estilo de vida ha de estar lleno de piedad, de empatía, de compasión, de misericordia, que extraemos cada día del pozo de la oración. Que, al igual que el de los pastores de Belén, nuestros ojos se llenen de asombro y maravilla al contemplar en el Niño Jesús al Hijo de Dios. Y que, ante Él, brote de nuestros corazones la invocación: «Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación» (Sal85,8).


Mensaje del Ministro General de la Orden por el comienzo del Año Santo Extraordinario de la Misericordia

Queridos hermanos, Con gran alegría, junto con toda la Iglesia, nosotros los Hermanos Menores celebraremos el comienzo del Año Santo de la Misericordia, el próximo 8 de diciembre de 2015, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. Esta fiesta nos recuerda que Dios, frente al pecado y a la fragilidad humana, responde con amor activo y misericordia creativa. Él eligió a María para ser la Madre del Redentor del mundo, y ella, a su vez, respondió humildemente al amor de Dios, cuya misericordia “alcanza de generación en generación a los que le temen” (Lc 1, 50). San Francisco nos enseñó que la misericordia es, ante todo, un atributo de Dios, de quien procede toda misericordia, y también debe caracterizar todas nuestras relaciones con el prójimo. La relación entre estas dos dimensiones es de vital importancia. El Papa Francisco nos lo dice con las siguientes palabras: Jesús afirma que la misericordia no es solo el obrar del Padre, sino que ella se convierte en el criterio para saber quiénes son realmente sus verdaderos hijos. Así entonces, estamos llamados a vivir de misericordia, porque a nosotros en primer lugar se nos ha aplicado misericordia (Misericordiae Vultus 9). El Papa Francisco, también afirma que la misericordia de Dios es el corazón palpitante del Evangelio. Para nosotros los hermanos, que hemos hecho voto de vivir el Evangelio, la misericordia debe ser el corazón y el centro de todo lo que hacemos y decimos. Como Herma-

nos Menores debemos elegir vivir como menores, reconociéndonos pequeños y necesitados ante Dios y confiándonos humildemente al altísimo, eterno, justo y misericordioso Salvador. La misericordia es el criterio fundamental para tratar a los demás; parafraseando las palabras de san Francisco de Asís a este propósito, podríamos decir que “que no haya en el mundo ningún persona que, habiendo pecado todo lo que pudiera pecar, se aleje jamás de nosotros, después de haber visto nuestros ojos, sin nuestro perdón” (Cf. San Francisco de Asís, Carta a un Ministro, 8 [FF 235]. Esto se aplica a todos aquellos con quienes entramos en contacto, tanto dentro como fuera de nuestras fraternidades. Esto, sin embargo, no significa que renunciemos a la justicia, pero, tenemos que mitigar la justicia con la misericordia (Cf. W. Shakespeare, El mercader de Venecia, IV, 1) y darnos cuenta de que el amor de Dios es el fundamento de la verdadera justicia (Misericordiae vultus, 21). San Juan Pablo II afirma que el amor misericordioso es sumamente indispensable entre aquellos que están más cercanos: entre los esposos, entre padres e hijos, entre amigos; es también indispensable en la educación y en la pastoral (Dives in misericordia, 14). Nuestro reciente Capítulo general 2015 nos ha invitado a ser portadores de la alegría del Evangelio a las periferias. La alegría más grande para cualquier persona es ser amada y aceptada con misericordia. Como heraldos de la Buena Nueva nos empeñaremos durante este Año Jubilar de la Misericordia a dejar nuestros am-

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bientes seguros para ir a los lugares y a las personas más necesitadas de este mensaje. El próximo año también celebraremos el VIII centenario del Perdón de Asís o de la Indulgencia de la Porciúncula y recordaremos con alegría que el perdón de Dios es siempre más grande que cualquiera de nuestros pecados.

Queridos hermanos, seamos misericordiosos como nuestro Padre es misericordioso. Acojamos la oferta del perdón y de la misericordia de Dios en este Año jubilar y hagamos el signo característico de una vida fraterna cualificada. Y colaboremos, fortaleciéndonos mutuamente con el fin de llegar a ser “misioneros de la misericordia” para la vida de la Iglesia, del mundo y de nuestra “casa común”, la madre tierra. Fraternalmente Roma, 7 de diciembre de 2015 Fr. Michael A. Perry, OFM Ministro general y siervo Prot. 106122


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Carta por la Navidad del Ministro General

Con la Encarnación la misericordia ha adquirido Rostro

A todos los Hermanos de la Orden Queridísimos Hermanos: ¡El Señor os dé su paz! Mientras os escribo esta carta, está por inaugurarse el Jubileo de la Misericordia, que, como ha escrito el Papa Francisco en la Bula de Convocación, es un momento en el que “de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrar del Padre” (Misericordiæ vultus, n. 3). ¿Podremos soportar la mirada de esta misericordia mientras tanta violencia ciega, y tantos signos de terror y de muerte nos golpean, y penetran a través de nuestros ojos a la imaginación, a las emociones, a la inteligencia? Ciertamente que todo esto no nos ayuda a que crezca en nosotros una mirada capaz de compasión. Necesitamos un vuelco del corazón, para poder ver de forma nueva y reconocer los signos de una misericordia que nos sale al encuentro de muchas formas, en este tiempo y en este mundo, tan aparentemente ajeno a ella pero al mismo tiempo tan sediento de ella. En la Noche Santa de Navidad cantaremos la Misericordia del Padre, que apareció entre nosotros y se reveló en la carne de nuestra fragilidad, que el Señor

Jesús recibió de la Virgen María, que lo hizo nuestro hermano y que nos alcanzó su misericordia (cfr. LegM 9,3). Aquella carne débil de niño es la misma que recorrerá los caminos de Palestina, acariciará a los pobres y a los enfermos, se inclinará hacia los pecadores, no tendrá miedo de dejarse tocar con ternura por los niños y las mujeres. Aquella carne que “pasó por todas las tribulaciones de los hombres” (S. Basilio Magno, Homilía sobre la humildad, 6), hasta la muerte en la cruz. Realmente con la Navidad estamos celebrando la verdadera “Pascua de la Encarnación” (Paul Evdokimov). La carne frágil de todo hombre, mujer, niño, anciano y joven ha sido tocada y moldeada por el contacto con la misericordia, que lleva los rasgos del rostro de Jesús de Nazaret, nacido para nosotros. En nuestra carne pues, está ya impreso el misterio de un amor que lo entrega todo, que perdona, que siempre abre de par en par una puerta de misericordia a quienes lo acogen. ¡Hermanos, no tenemos elección! La misericordia está en el ADN de la persona humana y en la del creyente. No es exclusiva de los cristianos, porque no es solo una virtud más entre otras o una actitud humana cualquiera. Está más bien en el corazón de lo

que es sencillamente humano. Es más bien el núcleo de lo que es simplemente humano. Podríamos decir que la imagen que el Creador ha impreso en nosotros desde el principio lleva el sello de la misericordia, porque hemos sido creados por amor y en el amor, así como toda esa “casa común” que es la creación, y que se nos ha confiado para su cuidado. De este modo seguir el camino de la misericordia significa vivir de acuerdo a la razón, es decir según el sentido profundo de nuestro estar en el mundo, hermanos los unos con los otros, en comunión con todas las criaturas. Si la misericordia tiene tanto que ver con nuestra humanidad caminante, entonces con la Encarnación ella es el lugar fecundo de toda búsqueda humana del Misterio. De hecho, allí donde la gracia de la Encarnación estalla en nuestra realidad de criaturas, ¡nos hace realmente humanos! ¿Y nos parece poco? Aquí se cumple la única vocación del hombre (cfr. GS 19): “ser partícipes de la naturaleza divina” (2Pe 1,4), reconocer que “el Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre” (GS 22). De ahí que podamos reconocer el movimiento incesante que anima el camino de tantos hombres y mujeres y de pueblos, lla-


9 mados a formar una sola familia: la misericordia constituye el alma profunda, que brilla en tantas lenguas, culturas y búsquedas religiosas. Las fuerzas oscuras del mal, que en nuestro tiempo parecen desencadenarse con inusitada fuerza hasta paralizarnos y que también afectan con fuerza a “nuestra madre tierra”, parecen dominar con su ruido este bien que crece en los surcos profundos de la humanidad. ¡Y tenemos miedo! Y sin embargo podemos decir que no son la realidad definitiva: “el mal no es para siempre” (Ap 12,12b). La Navidad pues no es una dulce fiesta que nos anestesia del drama que se consuma en la historia. La presencia en ella del Niño, débil y pobre, destinado a la muerte en la cruz, revela que

“el misterio de la iniquidad está ya en acción, apenas se quite de en medio el que por el momento lo retiene” (2Tes 2,7). La identidad de quien lo retiene permanece misteriosa, pero podemos intentar pensar que todo retraso y freno que se oponga a la misericordia sea el cómplice del retraso de la venida del Señor, porque reduce el espacio de la vida y por ende de la salvación que Cristo nos ha donado. Si con la Navidad “se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres” (Tit 2,11), la misericordia, que es el sabor, la luz, el calor de aquella gracia, es la realidad que manifiesta la novedad de la vida nueva en Cristo, el rasgo determinante del discípulo de Jesús. “La misericordia es la viga

maestra que sostiene la vida de la Iglesia. Todo en su acción pastoral debería estar revestido por la ternura con la que se dirige a los creyentes; nada en su anuncio y en su testimonio hacia el mundo puede carecer de misericordia. La credibilidad de la Iglesia pasa a través del camino del amor misericordioso y compasivo (Misericordiæ vultus, n.10). San Francisco nos dice que la misericordia es el centro del seguimiento de Jesús como hermanos: “que no haya en el mundo ningún hermano que, habiendo pecado todo lo que pudiera pecar, se aleje jamás de ti, después de haber visto tus ojos, sin tu misericordia, si es que busca misericordia. Y, si no busca misericordia, pregúntale tu si quiere misericordia” (CtaM 9-


10 10).

¡Mientras nos preocupa el mal que existe en el mundo, no prestamos atención a aquello que habita en nosotros y entre nosotros! Somos hermanos menores en la medida en que la misericordia crece y cura tantas divisiones y heridas nuestras, pecados y cerrazones al amor del Padre, carencias de estima y de bondad recíprocas, tibieza para responder al don de la vocación recibida, comodidad y apropiación de los bienes que nos desfiguran. Caminamos como hermanos y menores en este nuestro tiempo bajo el signo de la misericordia. En este camino es donde nos encontraremos con el que “nació por nosotros de camino y fue puesto en un pesebre, porque no tenía lugar en la posada” (OfP, Sl 15, 7), extranjero y peregrino, rechazado y marginado como tantos marginados de la historia que se hacinan también hoy en nues-

Fresco medieval que representa la promulgación del primer Año Santo por Bonifacio VIII en el año 1300. El fresco proviene del antiguo palacio de Letrán, y hoy se encuentra en la Archibasílica de San Juan de Letrán. Fue pintado por Giotto di Bondone entre los años 1298 y 1300.

tras tierras, playas y mares, saltan vallas y barreras, son hechos de nuevo esclavos y prófugos, muriendo sin la esperanza de un futuro posible. Es por este camino donde podremos recibir un nuevo impulso, que tantos hermanos entre nosotros buscan y desean, para volver a dar fuerza y luz a nuestra vida evangélica de hermanos menores. Es por este camino donde nuestra humanidad podrá crecer y llegar a ser capaz de ternura y de lágrimas, de vecindad con los pequeños y de conversión en la caridad. Es por este camino donde la alegría del Evangelio podrá llegar a ser contagiosa con el testimonio dado con la vida, sin litigios ni contiendas, sino estando sometidos a toda humana criatura por amor a Dios (cfr. Rnb 16,16). Es por este camino de la misericordia donde os deseo a todos vosotros, hermanos, una Navidad

incómoda, porque rica de esta misericordia que subvierte nuestros hábitos, trae fuerza a nuestros pasos para conocer a otras personas, reanima nuestras formas de cansancio y de desconfianza. Es por este camino de misericordia por el que queremos caminar con los hombres y mujeres, los pequeños y los grandes, los pobres y los ricos, los jóvenes y los ancianos y las familias de nuestro tiempo. Con san Francisco cantamos con alegría al mundo que “en aquel día envió el Señor su misericordia, y de noche su cántico (OfP Sl 15,5). ¡Feliz Navidad a todos y a cada uno de vosotros! Roma, 8 de diciembre de 2015 Solemnidad de la Inmaculada Concepción y apertura de la Puerta Santa Fraternalmente, Fr. Michael A. Perry, OFM Ministro General y siervo.


Recognitio de las Puertas Santas 11

Como manda la tradición, unos días antes del inicio del Jubileo se procede al ritual de la recognitio de las Puertas Santas, ceremonia durante la cual se rompe la pared que sella la puerta desde el interior y se comprueba el contenido de la caja metálica introducida en la pared, durante la clausura del Jubileo anterior. El lunes 16 de noviembre, tuvo lugar el primero de los cuatro ritos de la recognitio, en la Basílica de Letrán, presidido por el cardenal Agostino Vallini, Vicario para la diócesis de Roma. Se extrajo la placa con la gran cruz, que se encontraba en la parte central de la pared, recuperando la capsa, la cajita de zinc que contiene el discurso de clausura así como 41 medallas con el escudo papal de Juan Pablo II y las llaves de la Puerta Santa. El martes 17 de noviembre, se llevó a cabo la misma ceremonia para la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. La recognitio en la basílica vaticana fue introducida por una oración del cardenal Angelo Comastri,

Arcipreste, que encabezó la procesión del Capítulo de la basílica, seguida por la monición de un maestro de ceremonias. A continuación, cuatro “Sampietrini” han derribado a golpe de pico la pared que sella desde el interior la Puerta Santa de la Basílica, extrayendo la caja de metal que allí se custodiaba desde la clausura del Gran Jubileo del Año 2000. En dicha caja se conservan los documentos del último Año Santo, incluyendo la llave que abrirá la Puerta Santa, las empuñaduras, el pergamino del rogito, ladrillos y medallas conmemorativas. Después de rezar en el altar de la Confesión, la procesión llegó a la sala capitular, donde se abrió la caja de metal extraída de la Puerta con la llama de un so-

plete. Además de monseñor Guido Marini, Maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, que hizo la entrega de los documentos y de los objetos de la recognitio, estuvo presente el arzobispo Rino Fisichella, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización. Las mismas ceremonias se llevaron a cabo en las Basílicas de Santa María La Mayor y de San Pablo Extramuros, respectivamente el jueves 19 de noviembre y el lunes 23 de noviembre, presididas por los respectivos arciprestes de las Basílicas: el Cardenal Santos Abril y Castelló para Santa María La Mayor y el Cardenal James Michael Harvey para la Basílica de San Pablo Extramuros. Como de costumbre, le ha correspondido después al Maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias llevar todos los elementos contenidos en las cuatro recognitio al Santo Padre. Fuente: http://www.iubilaeummisericordiae.va


Explicación del logo del Año Santo de la Misericordia

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El logo y el lema ofrecen juntos una buena síntesis del Año jubilar. Con el lema Misericordiosos como el Padre (tomado del Evangelio de Lucas, 6,36) se propone vivir la misericordia siguiendo el ejemplo del Padre, que pide no juzgar y no condenar, sino perdonar y amar sin medida (cfr. Lc 6,37-38). El logo – obra del jesuita Marko I. Rupnik – se presenta como un pequeño compendio teológico de la misericordia. Muestra, en efecto, al Hijo que carga sobre sus hombros al hombre extraviado, recuperando así una imagen muy apreciada en la Iglesia antigua, porque indicaba el amor de Cristo que lleva a término el misterio de su encarnación con la redención. El dibujo se ha realizado de manera que se destaque el Buen Pastor que toca en profundidad la carne del hombre,

y lo hace con un amor capaz de cambiarle la vida. Además, es inevitable notar un detalle par-

ticular: el Buen Pastor con extrema misericordia carga sobre

sí la humanidad, pero sus ojos se confunden con los del hombre. Cristo ve con el ojo de Adán y este lo hace con el ojo de Cristo. Así, cada hombre descubre en Cristo, nuevo Adán, la propia humanidad y el futuro que lo espera, contemplando en su mirada el amor del Padre. La escena se coloca dentro la mandorla que es también una figura importante en la iconografía antigua y medieval por cuanto evoca la copresencia de las dos naturaleza, divina y humana, en Cristo. Los tres óvalos concéntricos, de color progresivamente más claro hacia el externo, sugieren el movimiento de Cristo que saca al hombre fuera de la noche del pecado y de la muerte. Por otra parte, la profundidad del color más oscuro sugiere también el carácter inescrutable del amor del Padre que todo lo perdona.


Un proyecto de una nueva Universidad Pontificia Franciscana 13

Estimados hermanos, ¡El Señor les dé la paz! Queremos compartir con todos ustedes un proyecto que está iniciando, el de una nueva Universidad Pontificia Franciscana en Roma. Nace de un camino que desde hace tiempo, nosotros, Ministros generales de la Primera Orden, hemos emprendido, al escuchar al Espíritu que nos dice que en estos tiempos de división y fragmentación somos llamados a realizar nuestra identidad unitaria debida a nuestro ser hijos de san Francisco, herederos de su experiencia e intuición de vida evangélica. Aunque la historia y las diversas sensibilidades y acentuaciones carismáticas nos han dividido, somos conscientes que la Orden, nacida de la intuición de san Francisco es una, y que la unidad en la diversidad es la vocación a la cual somos llamados, para ser signos elocuentes en la historia, de la presencia y de la acción del Dios-Comunión de Personas. Releyendo la historia que nos ha precedido, no podemos negar que interpretaciones e itinerarios pueden también habernos dividido: pero es una historia que vista a la luz de los signos de los tiempos que se nos proporcionan, sentimos ha sido también riqueza en la diversidad interpretativa. De hecho, no han faltado tampoco itinerarios comunes compartidos en la reflexión teológica y espiritual, en el reconocimiento del primado del amor en la revelación de Dios y en su práctica experiencia espiritual. Los signos de los tiempos que vivimos nos indican, además, que las fuerzas que el Señor aún nos da, no deben dispersarse, sino que nos piden colaborar en sinergia, gracias incluso

a la común fuente inspiradora. A esto nos invita también la exhortación del Papa Francisco que el 4 de octubre de 2013 en Asís, nos ha solicitado ser signo de unidad de la común identidad franciscana. Son estos principalmente, los motivos que nos han movido a la decisión tomada el pasado 2 de octubre en nuestro encuentro anual en Asís, de trabajar en la institución de una única Universidad Pontificia Franciscana en Roma. De hecho, creemos que ha llegado el tiempo de una transformación significativa de nuestras actuales presencias en el mundo académico romano, cuyas fuerzas no deben seguir divididas, sino reagrupadas en la identidad que nos asocia incluso en el campo del ministerio intelectual. A partir de este patrimonio existente queremos hacer un decidido camino, expresión de novedad y de unidad, por una presencia siempre más cualificada desde el punto de vista eclesial y universitario, que sepa dirigir las fuerzas hacia un servicio intelectual más significativo y eficaz. Creemos que el proyecto de una única Universidad Franciscana se coloca en la línea de la misión evangelizadora propia de la Iglesia, la cual pretende permear “por la fuerza del mismo Evangelio el sistema de pensar, los criterios de juicio y las normas de actuación” del hombre (Sapientia Christiana, n.1). Como expresión académica unitaria de la Familia Franciscana, su compromiso tendrá el cuidado de valorizar la peculiaridad “sapiencial” del primado del amor propio de la Escuela Franciscana, ofreciendo nuevo vigor a la vía afectiva, que a través de la historia ha sido diversa-

mente reconocida. Se trata de una tradición de pensamiento y experiencia que hoy, iluminada por la reflexión eclesial contemporánea, provocada por los cuestionamientos e inquietudes del hombre y de las culturas, puede fungir como renovado instrumento conceptual, para expresar con las palabras del hombre de hoy la belleza de la vida divina que por gracia nos habita. Los docentes de los Centros académicos romanos ya han sido contactados y nos queremos valer particularmente de su preciosa contribución en el camino que nos queda para realizar este exigente pero fascinante proyecto. Sabemos que también en el Vaticano, hasta los más altos niveles, se alegran mucho por esta iniciativa, que corresponde también con las indicaciones de la Congregación para la Educación Católica dadas a las universidades romanas. Para esto, hemos pedido a las Secretarías para la Formación y los Estudios de nuestras Familias, que formen un grupo coordinador que elabore un itinerario en etapas que lleve a esta nueva realidad académica a más tardar en la Pascua del 2018. Pedimos la colaboración de todos, de modo que crezca y se desarrolle este germen de vitalidad franciscana que da testimonio también de un deseo de unidad, reconciliación y creatividad que el mundo necesita. Sus ministros y siervos Fr. Marco Tasca, OFMConv Fr. Mauro Jöhri, OFMCap Fr. Michael A. Perry, OFM Fr. Nicholas Polichnowski, TOR

Roma, el 29 de noviembre de 2015, Fiesta de Todos los Santos Franciscanos.


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Ordenación Presbiteral Fr. Fernando Ferrario, ofm

El 28 de noviembre recibió la ordenación sacerdotal nuestro hermano Fr. Fernando Ferrario. El rito sacramental fue presidido por Mons. Fernando Maletti, Obispo de MerloMoreno, y celebrado en los jardines de la Casa de Jóvenes “Hermano Francisco” de Lomas de Mariló, Provincia de Buenos Aires. Fr. Fernando nació en Río Cuarto el 12 de noviembre de 1983. En el año 2001 concluyó sus estudios secundarios en nuestro Instituto San Buenaventura. Después de iniciar la carrera de psicología, el año 2003 ingresó a la Orden como postulante en la Casa de Bahía Blanca. En el año 2005 realizó el año de noviciado en el Santuario Virgen de La Peña, en la Provincia de Salta, emitiendo su primera profesión el 23 de febrero de 2006. Se consagró definitivamente con la profesión solemne el 24 de marzo de 2012. Fue ordenado diácono el 6 de septiembre de 2014. ¡Ad multos annos! El Ministro Provincial, antes de concluir la celebración manifestó su agradecimiento por el don de un nuevo sacerdote con las siguientes palabras: Gracias a nuestro buen Dios por este día tan especial, en el que Fernando hermano nuestro ha sido consagrado sacerdote. Gracias a usted, Padre Fernando Obispo, porque por medio de su ministerio apostólico, nuestro hermano ha recibido el ministerio sacerdotal. Gracias muy especiales a los papás, hermanos y demás familiares de Fernando que se dispusieron a acompañarlo en todo su proceso vocacional franciscano y ministerial.

¡Gracias a todos por acompañarnos! Hermano Fernando recibiste el ministerio sacerdotal en un tiempo especial, en una nueva etapa de la vida y la misión evangelizadora de la Iglesia. Un tiempo en el que la Iglesia necesita un “corazón nuevo” para vivir y comunicar la Buena Noticia de Jesús con más verdad y fidelidad a su persona, su mensaje y su pro-

yecto de Reino de Dios. Por eso quiero recordarte que: A imagen del Buen Pastor, Jesús estás llamado a ser hombre de la misericordia y la compasión, cercano a su Pueblo y servidor de todos, particularmente de los que más sufren. El Pueblo de Dios a quien sos enviado para servir te necesita “sacerdote discípulo”, que tengas una profunda experiencia de Dios, que seas dócil a lo que inspira y suscita

el Espíritu, que te alimentes cada día con la Palabra, con la Eucaristía y con una intensa oración. El Pueblo de Dios te quiere y te necesita “sacerdote servidor de la vida”, que estés atento a las necesidades de los más pobres, comprometido en el cuidado de los más débiles y alimentando y promoviendo la cultura de la solidaridad. El Pueblo de Dios te necesita “sacerdote misionero”, que con generosidad y alegría no te canses de “sembrar a tiempo y a destiempo” la semilla del Evangelio, de manera que el mensaje de Jesús llegue a ser una interpelación válida, comprensible, esperanzadora para la vida del hombre y la mujer de hoy, especialmente para los jóvenes. El Pueblo de Dios te necesita viviendo gozosamente tu vocación franciscana, tu ministerio sacerdotal desde el corazón de un “hermano menor”, de quien quiere y busca estar a los pies de los demás, que desea vivir en una constante actitud de gratuidad, que quiere vivir en lo pequeño, en lo pobre, en lo humilde. Por último, quiero hacer presente las palabras de San Francisco de Asís en su Carta a la Orden: “Alaben al Señor porque es bueno, ensálcenlo con las obras pues por esto los envió al mundo entero, para que de palabra y con las obras den testimonio de su voz y hagan saber a todos que no hay omnipotente sino Él”. Que tu vida de hermano menor sacerdote sea expresión de esta vida plena. ¡Te auguro todo bien y un fecundo ministerio!


Políticas educativas de la Provincia San Francisco Solano para definir el modelo pedagógico sostenido 15

En la última reunión del Definitorio Provincial, celebrada del 1 al 3 de diciembre en la Casa de Jóvenes “Hermano Francisco” en Lomas de Mariló, se aprobaron las Políticas educativas para las unidades educativas de nuestra Provincia. Las mismas son fruto de la iniciativa del Ministro Provincial y del trabajo realizado por los miembros de la Comisión de Educación, los Representantes Legales y los Directivos de nuestros colegios, asesorados en ese momento por la Dra. Isabel Bohorquez. Las políticas educativas son lineamientos a tener en cuenta para implementar en nuestras doce escuelas para que todas tengan un mismo marco referencial de inspiración e identidad para el momento de realizar su tarea educativa, que “requiere una continua autocrítica y un constante retorno a los principios y a los motivos inspiradores” (SCEC, La Escuela Católica,66).

Adhesión a la misma visión de hombre y sociedad en todas las unidades educativas teniendo como marco de referencia las Directrices Generales para la Educación Franciscana. a - Formular en cada unidad educativa la visión y la misión institucional como expresión del ideario y de los documentos de la Orden. Elaborar un documento para los nuevos docentes y usar de la plataforma virtual para socializarlo. b - Proyectar la misión evangelizadora de nuestras unidades educativas en la comunidad desde la riqueza de nuestro carisma. c - Animar la formación continua de nuestros docentes en el carisma franciscano. d - Suscitar espacios de expresión artística y deportiva como parte de la formación integral. e - Elaborar en todas nuestras instituciones el Proyecto de Educación para el Amor. f - Ofrecer una educación am-

biental para desarrollar una conciencia de protección y conservación del ambiente con criterio humanista, científico y trascendente (Id y enseñad. N°2 Cap2) g - Delinear el perfil de cada actor y sus roles y funciones Consolidación de la formación académica en sus 12 escuelas para que los alumnos sean el centro de la vida escolar. a - Considerar las escuelas como Unidad Educativa integral, gestionadas por un único equipo de conducción y coordinadas por el/los representante/es Legal/es. b - Sostener el plan anual como herramienta prioritaria de la gestión. c - Implementar reuniones anuales de Representantes Legales y de Directivos, a nivel Provincia franciscana y a nivel regiones. d - Fortalecer los equipos directivos en la formación pedagógica y de gestión. e - Delinear planes de formación

para docentes. f - Proponer a los alumnos acciones propedéuticas de formación para incorporarse al mundo del trabajo y los estudios superiores. g - Implementar estrategias que permitan desarrollar las competencias digitales en todos los actores de acuerdo a los recursos disponibles. h - Promover y profundizar la lecto-escritura. i - Constituir Equipos de Orientación Escolar Concepción de nuestras Unidades Educativas como lugar de evangelización y msión desde el Plan Pastoral Provincial. a - Formar en la pastoral educativa para que todos los actores de la tarea educativa sean activos referentes evangelizadores. b - Organizar equipos permanentes de pastoral en la escuela bajo la guía de un Coordinador de Pastoral. c - Desarrollar un ámbito de diálogo, escucha y trabajo en conjunto con la Comisión de


16 Pastoral Juvenil Vocacional de la Provincia. d - Revisar y evaluar en forma permanente los contenidos, la incidencia e impacto de la aplicación del Proyecto Institucional de Pastoral. Las escuelas de la Provincia se gestionan desde un espíritu de colaboración y cooperación

en el ámbito de lo administrativo y legal y de transparencia en lo económico y financiero. a - Compartir recursos administrativos y legales que ayuden a la gestión de las 12 Unidades Educativas. b - Delinear criterios y elaborar instrumentos para la selección de directivos y personal.

c - Acompañar la gestión administrativa desde el asesoramiento y el monitoreo permanente. d - Presentar anualmente a la Comisión Económica de la Provincia el presupuesto para su evaluación y posterior seguimiento en su respectiva implementación.

En el marco del Proyecto de Intercambio de Escuelas Franciscanas, y dando continuidad al camino iniciado en el año 2013 -cuando en el mes de octubre el Colegio San Buenaventura de Río Cuarto fuera anfitrión en ocasión de la visita que nos hiciera un grupo de alumnos y docentes del Colegio San Antonio de Padua de San Rafael- se desarrolló durante los días 12 y 13 de noviembre del presente año un encuentro en la localidad de San Rafael, de alumnos y docentes del Nivel Secundario de ambas instituciones educativas. El programa incluyó actividades diversas de carácter educativo orientadas a promover la integración con alumnos de otra institución educativa franciscana a través de experiencias de convivencia fraterna y aprendizaje compartido en el ámbito de la Educación Artística, además de conocer otra realidad con sus propias características educativas, geográficas y sociales. Al arribar a la ciudad de San Rafael, luego de una cálida y cordial recepción,

se compartió el almuerzo en las instalaciones del Colegio San Antonio de Padua, realizándose más tarde la visita a dos establecimientos de elaboración de productos propios de la economía local, la fábrica de dulces y conservas artesanales “El Secreto” y la bodega “Sutter”. Por la noche se desarrolló la parte artística del Intercambio en el Teatro Roma de la ciudad de San Rafael; allí en primer término los alumnos de Quinto Año “A” de Río Cuarto mostraron su producción “De Vinilo”, una comedia gestual – musical y luego se puso en escena la representación de “El Principito”, una original versión musical recreada por alumnos del Taller de Teatro del Colegio San Antonio de Padua; el teatro estaba a sala llena y el público acompañó creando un clima de calidez y respeto. El alojamiento tuvo lugar en las cómodas instalaciones del Complejo Santa Clara del Atuel, donde también se desarrollaron las actividades del día 13, los alumnos de ambos colegios inter-

cambiaron juegos, charlas, choripanes y, más tarde, participaron de la actividad deportiva rafting en el Río Atuel; terminando con una merienda compartida hacia el final de la jornada. El encuentro ha representado una excelente oportunidad para vivenciar la fraternidad como núcleo de la pedagogía franciscana, además de compartir experiencias relacionadas con los contenidos del espacio curricular Educación Artística y con los referidos a las economías regionales. No tenemos dudas, y los relatos así lo reflejan, que las vivencias compartidas en este proceso de intercambio han hecho surgir la gran “fraternidad en misión” de los colegios San Antonio de Padua y San Buenaventura, con un sello de identidad que permanecerá más allá del tiempo de escolaridad. ¡Muchas gracias querida comunidad de San Rafael

Intercambio entre las Unidades Educativas de San Rafael y Río Cuarto

Lic. Alicia Franco Directora Nivel Secundario Instituto San Buenaventura


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Testimonios de alumnos que participaron del intercambio

“Fue una experiencia fascinante, el Teatro Roma se encontraba repleto de gente y el público, a pesar de que nuestra humilde obra era inferior a “El Principito” que presentaron ellos, se dirigieron a nosotros muy respetuosamente; nos llamó la atención que al finalizar cada escena aplaudían y se reían y se creaba a la vez una atmósfera amable y simpática. Nos ayudó a consolidarnos como grupo y disfrutar juntos esta experiencia única” (Milagros y Macarena). “Las actividades fueron muy entretenidas, de las cuales pudimos sacar muchas experiencias maravillosas y aprender sobre los viñedos y los productores. El

que comparten el carisma” (Candelaria y Luz).

lugar de estadía era bellísimo y teníamos todas las comodidades. Queda destacar el grandioso momento que vivimos al subir al escenario junto con la calidez de los aplausos recibidos al finalizar la obra, nos sentimos más seguros que antes” (Camila y Constanza). “Nos sentimos muy bien con este proyecto de arte y esperamos que el colegio siga fomentando estos encuentros con instituciones

“Fue una experiencia muy linda que nos gustaría volver a repetir, que nos trajo muchos aprendizajes nuevos y que contribuyó a la unión del curso” (Juan y Luciano).

“Altamente positiva la experiencia del intercambio. Cabe destacar que al finalizar el encuentro nos costó despedirnos, los chicos insistían en quedarse a compartir, seguir jugando y los adultos entusiasmados por continuar con las charlas y los deseos de un próximo encuentro. Ojalá pudieran repetirse estos enriquecedores intercambios” (Profesoras Sandra y Verónica).


Muestra anual de Ciencia y Arte Unidad Educativa San Antonio de Padua de Ciudadela 18

Un año más, el día 28 de octubre, la Unidad Educativa Franciscana San Antonio de Padua de Ciudadela abrió sus puertas a la comunidad para disfrutar de “La Muestra anual de Ciencia y Arte”. Para su abordaje se definió como eje transversal anual “La importancia del cuidado del ambiente para el cuidado de la salud” promoviendo así prácticas educativas tendientes a favorecer la enseñanza y el aprendizaje. E l proyecto incluía el trabajo en conjunto de todos los niveles de la institución priorizando cada una de las disciplinas en todas las dimensiones. Las líneas de acción se centraron en la exploración, el

descubrimiento, el arte y el juego para arribar a producciones vinculadas al eje seleccionado. Cada proceso se vivenció a través de la participación activa, logrando disfrutar del aprendizaje como una experiencia rica, dichosa, que orien-tó los saberes en una forma significativa de aprender. ¡Y llegó el día!…….Toda la comunidad recorrió espacios diversos donde se apreciaron, obras de arte basadas en pinto-

res famosos, espacios de consejos útiles sobre el cuidado de nuestro ambiente y la conservación de una buena salud, micro emprendimientos para una correcta nutrición , juegos interactivos, espacios de huerta y vivero entre otros. El encuentro fue un momento único que pudimos vivir juntos una vez más. Equipo Directivo Colegio San Antonio de Padua


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Muestra Institucional “Madre Tierra, Sé nuestro sustento y bendícenos con tus frutos”. Comunidad Educativa - San Miguel Arcángel - Lanús

Abriendo las puertas del colegio a familias, jóvenes y alumnos. Los representantes legales en conjunto con los equipos directivos y docente han realizado la muestra Institucional 2015. Fue nuestro objetivo proponer la reflexión sobre el lugar que

ocupa la escuela en la construcción de una cultura comprometida con nuestro planeta, con lo que nos fue otorgado por Dios, con nuestras responsabilidades y obligaciones como ciudadanos del mundo, comprometiéndonos a brindar una formación integral

de calidad, que apunta a generar competencias y habilidades para que las personas puedan ejercer sus derechos con responsabilidad y autodeterminación, como también con la transmisión de valores.


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Agenda del Ministro Provincial

Enero 4-6: Visita Fraternidad de San Juan

Febrero 4-6: Inicio convivencia pre-novicios - Santiago de Chile.

9-11: Encuentro anual de Directivos - Villa Allende (Córdoba). 12-15: Encuentro de Referentes de Pastoral de los Colegios y de Formación Laical - Salta.

14: Inicio del Postulantado - Renovación de votos de Fr. Ezequiel Murga. Santuario Virgen de la Peña (Salta). 28: Renovación de votos de Fr. Jesús Gómez - La Teja (Buenos Aires).

Designaciones

El Ministro Provincial ha nombrado a la Prof. Natacha Malacarne como Vicedirectora del Nivel Secundario

FECHAS

PA R A RECORDAR

Cumpleaños

Enero

4: Fr. Pablo Azqueta

9: Fr. Roberto Velásquez 21: Fr. Rafael Alfageme

29: Fr. Gustavo Valenzuela 31: Fr. Ramiro de la Serna

Febrero

3: Fr. Jorge Ballarati 9: Fr. Carlos Paz

24: Fr. Adrián Loza

25 años de Profesión solemne

14/02 Fr. César Puigdomenech

del Instituto San Buenaventura de Río Cuarto con fecha 01/12/2015 (Prot. 058/15).




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