Solanoticias n° 1 2016

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Año VI - N° 1. Enero - Febrero 2016. Curia Provincial. Provincia San Francisco Solano. Alvear 620 X5800BCN - Río Cuarto (Córdoba). Argentina. E-mail: solanoticias@gmail.com - Web: www.franciscanos.org.ar

Í N D I C E

El Futuro de la Orden

Jubileo de la Vida Consagrada Discurso del Santo Padre Francisco XX Jornada Mundial de la Vida Consagrada Homilía del Santo Padre Francisco

Nuevas normas para el rito del lavatorio de los pies durante la misa del Jueves Santo - Decreto Comentario al Decreto In Missa in Cena Domini La misericordia en San Francisco de Asís

Capítulo Nacional de la OFS

Saludo del Ministro Provincial a los participantes del Capítulo Nacional de la OFS

Informe de los asistentes espirituales de la OFS de Argentina a los Provinciales Franciscanos de Argentina

Encuentro de Directivos y Representantes Legales 2016

Primer encuentro de Comunidades Franciscanas de Jujuy

Agenda del Ministro Provincial

Designaciones

Fechas para recordar

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El Futuro de la Orden

Fr. Michael Perry, Ministro general de la Orden de Hermanos Menores, tiene una visión sobre el futuro de los Franciscanos. Su visión viene del fundador: “Es claro desde el principio, cuando Francisco oraba ante el crucifijo: ‛Señor ¿Qué quieres que haga? ¿Qué debo hacer con mi vida?’ Y, finalmente, la oración se extendió a los hermanos. Esta es la gran pregunta que debemos hacernos hoy en día, dice Fr. Michael “¿Cómo podemos revitalízarnos a nosotros mismos, levantarnos, y ponernos de nuevo en movimiento?”. ¿Qué significa esto en la práctica? Que se necesita un cambio urgente en el horizonte, se requiere un cambio en la forma en la que los hermanos se organizan en todo el mundo. En resumen, los franciscanos se ayudan y apoyan mutuamente a través de un sistema de provincias y de algunas otras entidades más pequeñas. Cuando una provincia crece al punto de ser demasiado grande, se crea una nueva. También es cierto que actualmente en algunos lugares el proceso es al contrario: esto está sucediendo en Europa y América del Norte. En estos lugares la Iglesia sigue experimentando cambios. Hay, por ejemplo, siete provincias de los Estados Unidos. Cada provincia tiene una historia y muchas relaciones con la Iglesia local, por lo que hacer modificaciones y cambios no será fácil. También existen estructuras demasiado grandes. A través de los siglos, el movimiento franciscano se dividió en facciones rivales, por razones que tienen poco que ver con la actualidad. Las cuatro ramas principales del árbol, que incluyen sacerdotes y hermanos: OFM, OFM Conventuales, OFM Capuchinos, y la Tercera Orden Regular (TOR) – están encontrando nuevas maneras de trabajar

juntos. “Bueno, en tres años, espero que tendremos una sola Universidad Franciscana en Roma”. La universidad será administrada conjuntamente por los OFMCapuchinos, OFMMenores, TOR y OFMConventuales. “Nos estamos moviendo en esta dirección, y creo que lo lograremos”. Parece, también, que dentro de tres años, otras formas de cooperación tomarán forma. Fr. Michael da un paso más adelante. A finales de este año se llevará a cabo el 800 aniversario de la celebración del perdón, solicitada por Francisco al Papa Honorio III para permitirles la indulgencia a los peregrinos que visitaran la capilla de la Porciúncula, que es donde se inició la Orden, en Asís. Los Franciscanos, dice, las ramas de la primera Orden, “van a dedicar tiempo para buscar un camino de perdón por lo que históricamente nos hemos dañado mutuamente a lo largo de los siglos”. El año siguiente, 2017, es el 500 aniversario del acto que dividió a los hermanos de la OFM y los OFMConventuales: “estamos tratando de ver cómo podemos sanar, haciendo una relectura de esa historia, y lo que podemos hacer, incluso, para curar todas las heridas y encontrar las posibilidades de que en un futuro podamos estar de nuevo juntos. ¡Y todavía hay más, en el año 2018, tendremos los proyectos de misiones conjuntas”. Todo apunta en una dirección, a una nueva visión. Uno puede ver cómo un soñador de grandes ideas llegó al lugar que ocupa hoy en día: “Pienso en el futuro; existe la posibilidad de que Dios está portando a las Órdenes Franciscanas, a estar de nuevo juntas en un movimiento unificado”. Claramente, otros hermanos están soñando con él.


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AÑO SANTO DE LA MISERICORDIA

JUBILEO DE LA VIDA CONSAGRADA

Discurso del Santo Padre Francisco Aula Pablo VI Lunes 1 de febrero de 2016

[Dejando a un lado el texto preparado, Francisco les dirigió el siguiente discurso improvisado.]

Queridos hermanos y hermanas: He preparado un discurso para esta ocasión sobre los temas de la vida consagrada y sobre tres pilares; existen otros, pero tres son importantes para la vida consagrada. El primero es la profecía, el otro es la proximidad y el tercero es la esperanza. Profecía, proximidad y esperanza. He en-

tregado al cardenal prefecto el texto porque leerlo es un poco aburrido y prefiero hablar con vosotros de lo que me sale del corazón. ¿De acuerdo? Religiosos y religiosas, es decir hombres y mujeres consagrados al servicio del Señor que ejercitan en la Iglesia este camino de una pobreza fuerte, de un amor casto que los lleva a una paterni-

dad y a una maternidad espiritual para toda la Iglesia, una obediencia… Pero, en esta obediencia nos falta siempre algo, porque la perfecta obediencia es la del Hijo de Dios que se ha abajado, se ha hecho hombre por obediencia hasta la muerte de Cruz. Pero hay entre vosotros hombres y mujeres que viven una obediencia fuerte, una obediencia —no militar, no,


3 esto no; eso es disciplina, es otra cosa— una obediencia de donación del corazón. Y esto es profecía. «Pero, ¿tú no tienes ganas de hacer esta cosa, aquella otra?...» — «Sí, pero… según las reglas debo hacer esto, esto y esto. Y según las disposiciones esto, esto y esto. Y si no veo claro algo, hablo con el superior, con la superiora y, después del diálogo, obedezco». Esta es la profecía contra la semilla de la anarquía que siembra el diablo. «¿Tú que haces?» — «Yo hago lo que me gusta». La anarquía de la voluntad es hija del demonio, no es hija de Dios. El Hijo de Dios no ha sido anárquico, no ha llamado a los suyos para hacer una fuerza de resistencia contra sus enemigos; Él también le dijo a Pilato: «Si yo fuera un rey de este mundo habría llamado a mis soldados para defenderme». Pero Él ha obedecido al Padre. Ha pedido solamente: «Padre, por favor, no, este cáliz no... Pero se haga lo que tú quieres». Cuando vosotros aceptáis por obediencia una cosa, que quizás muchas veces no os gusta... [hace el gesto de tragar] ... se debe tragar esa obediencia pero se hace.

Por lo tanto, la profecía. La profecía es decir a la gente que hay un camino de felicidad, de grandeza, un camino que llena de alegría, que es el camino de Jesús. Es el camino de estar cerca de Jesús. Es un don, es un carisma la profecía y se le debe pedir al Espíritu Santo: que yo sepa decir esa palabra, en aquel momento justo; que yo haga esa cosa en aquel momento justo, que mi vida, toda, sea una profecía. Hombres y mujeres profetas. Y esto es muy importante. «Pero, hagamos como todo el mundo....». No. La profecía es decir que hay algo más verdadero, más bello, más grande, más bueno al cual todos estamos llamados. Luego la otra palabra es la proximidad. Hombres y mujeres consagrados, pero no para ale-

jarme de la gente y tener todas las comodidades, no, para acercarme y entender la vida de los cristianos y de los no cristianos, los sufrimientos y los problemas, las

muchas cosas que solamente se entienden si un hombre y una mujer consagrada se hacen próximo: en la proximidad. «Pero, Padre, yo soy una religiosa de clausura, ¿qué debo hacer?». Pensad en Santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones, que con su corazón ardiente era próxima a la gente. Proximidad. Hacerse consagrados no significa subir uno, dos, tres escalones en la sociedad. Es verdad, muchas veces escuchamos a los padres: «Sabe padre, ¡yo tengo una hija religiosa, yo tengo un hijo fraile!». Y lo dicen con orgullo. ¡Y es verdad! Es una satisfacción para los padres tener hijos consagrados; esto es verdad. Pero para los consagrados no es un estatus de vida que me hace ver a los otros así [con indiferencia] La vida consag r a d a me debe llevar a la c e r c a n í a con la gente: cercanía física, espiritual, conocer a la gente. «Ah, sí, Padre, en mi comunidad la superiora nos ha dado el permiso de salir, ir los barrios pobres con la gente...» — «Y en tu comunidad, ¿hay religiosas ancianas?» — «Sí, sí... Esta la enfermería en el tercer piso» —


4 «Y, ¿cuántas veces al día tú vas a visitar a tus religiosas, las ancianas que pueden ser tu mamá o tu abuela?» — «Sabe, Padre, yo estoy muy ocupada en el trabajo y no logro ir…». ¡Proximidad! ¿Quién es el primer prójimo de un consagrado o de una consagrada? El hermano o la hermana de la comunidad. Este es vuestro primer prójimo. Es también una proximidad hermosa, buena, con amor. Yo sé que en sus comunidades jamás se murm u r a , j a m á s , jamás… Un modo de alejarse de los hermanos y de las hermanas de la comunidad es propio este: el terrorismo de los chismorreos. Escuchad bien: no al chismorreo, al terrorismo de los chismorreos, porque quien habla mal es un terrorista. Es un terrorista dentro la propia comunidad, porque lanza como una bomba la palabra contra este, contra aquel, y luego se va tranquilo. ¡Destruye ¡Quien hace esto destruye como una bomba y él se aleja. Esto, el apóstol Santiago decía que era la virtud quizás más difícil, la virtud humana y espiri-

tual más difícil de tener, aquella de dominar la lengua. Si te entras ganas de decir algo contra un hermano o una hermana, lanzar una bomba de chismorreos, ¡muérdete la lengua! ¡Fuerte! Terrorismo en las comunidades, ¡no! «Pero, Padre, si hay algo, un defecto, algo que corregir — Tú se lo dices a la persona: tú tienes esta actitud que me fastidia o que no está bien. O si no es conveniente —porque a veces no es pru-

dente— tú se lo dices a la persona que lo puede remediar, que puede resolver el problema y a ningún otro. ¿Entendido? Los chismorreos no sirven. «Pero, ¿en el capítulo?». ¡Ahí sí! En público todo lo que sientes que debes decir, porque existe la tentación de no decir las cosas en el capítulo y luego afuera: «¿Has visto a la su-

periora? ¿Has visto a la abadesa? ¿Has visto al superior?...». Pero, ¿por qué no lo has dicho, ahí, en el capítulo?... ¿Es claro esto? ¡Son virtudes de proximidad! Y los santos tenían esto, y los Santos consagrados tenían esto. Santa Teresa del Niño Jesús jamás, jamás se ha lamentado del trabajo, del fastidio que le daba esa religiosa que debía llevar al comedor, todas las tardes: de la cap i l l a a l c o m e d o r. ¡Jamás! Porque la pobre religiosa era muy anciana, casi paralítica, caminaba mal, tenía dolores — ¡también yo la entiendo!—, era también un p o c o neurót i c a … Jamás, jamás ha ido a otra religiosa a d e c i r : «¡pero esta como da fastidio!». ¿Qué es lo que hacía? La ayudaba a acomodarse, le llevaba la servilleta, le partía el pan y le hacía una sonrisa. Esto se llama proximidad. ¡Proximidad! Si tú lanzas la bomba de un chismorreo en tu comunidad, esto no es proximidad: ¡esto es hacer la guerra! Esto es alejarte, esto es provocar distancias, provocar anarquismo en


5 la comunidad. Y si, en este Año de la Misericordia, cada uno de vosotros lograse no hacer nunca el terrorista del chismorreo, sería un éxito para la Iglesia, ¡un éxito de grande santidad! ¡Animáos! La proximidad. Y luego la esperanza. Y os confieso que a mí me cuesta mucho cuando veo el descenso de las vocaciones, cuando recibo a los obispos y les pregunto: «¿Cuántos seminaristas tenéis?» - «4, 5...». Cuando vosotros, en vuestras comunidades religiosas masculinas o femeninas- tenéis un novicio, una novicia, dos... y la comunidad envejece y envejece... Cuando hay monasterios, grandes monasterios, y el Cardenal Amigo Vallejo [se dirige a él] puede contarnos, en España, cuántos hay, que son llevados adelante por 4 o 5 religiosas ancianas, hasta el final… Y a mí esto me provoca una tentación que va contra la esperanza: «Pero, Señor, ¿qué cosa sucede? ¿Por qué el vientre de la vida consagrada se hace tan estéril?». Algunas congregaciones hacen el experimento de la «inseminación artificial». ¿Qué es lo que hacen? Reciben...: «Sí, ven, ven, ven…». Y luego los problemas que hay ahí adentro… No. ¡Se debe recibir con seriedad! Se debe discernir bien si esta es una verdadera vocación y ayudarla a crecer. Y creo que contra la tentación de perder la esperanza, que nos da esta esterilidad, debemos rezar más. Y rezar sin cansarnos. A mí me hace mucho bien leer ese pasaje de la escritura, en el cual Ana —la mamá de Samuel— rezaba y pedía un hijo. Rezaba y movía sus labios, y rezaba… Y el viejo sa-

cerdote, que era un poco ciego y que no veía bien, pensaba que estaba ebria. Pero el corazón de aquella mujer [decía a Dios]: «¡Quiero un hijo!». Yo os pregunto a vosotros: ¿vuestros corazones, ante este descenso de las vocaciones, reza con esta intensidad? «Nuestra congregación tiene necesidad de hijos, nuestra congregación tiene necesidad de hijas…». El Señor que ha sido tan generoso no faltará a su promesa. Pero debemos pedirlo. Debemos tocar la puerta de su corazón. Porque hay un peligro -y esto es feo, pero debo decirlo-: cuando una congregación religiosa ve que no tiene hijos y nietos y comienza a ser más pequeña y más pequeña, se apega al dinero. Y vosotros sabéis que el dinero es el estiércol del diablo. Cuando no pueden tener la gracia de tener vocaciones e hijos, piensan que el dinero salvará la vida y piensan en la vejez: que no me falte esto, que no falte este otro… ¡Y así no hay esperanza! ¡La esperanza está solo en el Señor! El dinero no te la dará jamás. Al contrario: ¡te tirará abajo! ¿Entendido? Esto quería deciros, en vez de leer las notas que el Cardenal Prefecto os dará luego… Os agradezco mucho por todo lo que hacéis. Los consagrados —cada uno con su carisma. Y quiero subrayar las consagradas, las religiosas. ¿Qué sería de la Iglesia si no existirían las religiosas? Esto lo dije una vez: cuando

tú vas al hospital, a los colegios, a las parroquias, en los barrios, en las misiones, hombres y mujeres que han dado su vida… En el último viaje en África —esto lo he contado, creo, en una audiencia— encontré a una religiosa de 83 años, italiana. Ella me dijo: «Desde que tenía —no recuerdo si me dijo 23 o 26 años— que estoy aquí. Soy enfermera en un hospital». Pensemos: ¡desde los 26 años hasta los 83! «Y he escrito a los míos en Italia que no regresaré jamás». Cuando tú vas a un cementerio y ves que hay muchos misioneros religiosos muertos y tantas religiosas muertas a los 40 años porque se han enfermado, estas fiebres de estos países, han dedicado sus vidas… Tú dices: ¡estos son santos! ¡Estos son semillas! Debemos decir al Señor que baje un poco sobre estos cementerios y vea que cosa han hecho nuestros antepasados y nos dé más vocaciones, ¡porque tenemos necesidad! Os agradezco mucho por esta visita, agradezco al Cardenal Prefecto, al Mons. Secretario, a los subsecretarios por lo que habéis hecho en este Año de la Vida Consagrada. Pero, por favor, no os olvidéis de la profecía de la obediencia, de la cercanía, el prójimo más importante, el prójimo más próximo es el hermano y la hermana de la comunidad, y luego la esperanza. Que el Señor haga nacer hijos e hijas en vuestras congregaciones. Y rezad por mí. Gracias.


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CLAUSURA DEL AÑO DE LA VIDA CONSAGRADA FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

XX JORNADA MUNDIAL DE LA VIDA CONSAGRADA

Homilía del Santo Padre Francisco Basílica Vaticana Martes 2 de febrero de 2016

Hoy ante nuestra mirada se presenta un hecho sencillo, humilde y grande: Jesús es llevado por María y José al templo de Jerusalén. Es un niño como muchos, como todos, pero es único: es el Unigénito venido para todos. Este Niño nos ha traído la misericordia y la ternura de Dios: Jesús es el rostro de la Misericordia del

Padre. Es éste el ícono que el Evangelio nos ofrece al final del Año de la vida consagrada, un año vivido con mucho entusiasmo. Este, como un río, confluye ahora en el mar de la misericordia, en este inmenso misterio de amor que estamos experimentando con el Jubileo extraordinario.

A la fiesta de hoy, sobre todo en Oriente, se la llama fiesta del encuentro. En efecto, en el Evangelio que ha sido proclamado, vemos diversos encuentros (cf. Lc 2, 22-40). En el templo Jesús viene a nuestro encuentro y nosotros vamos a su encuentro. Contemplamos el encuentro con el viejo Simeón, que representa la


7 espera fiel de Israel y el júbilo del corazón por el cumplimiento de las antiguas promesas. Admiramos también el encuentro con la anciana profetisa Ana, que, al ver al Niño, exulta de alegría y alaba a Dios. Simeón y Ana son la espera y la profecía, Jesús es la novedad y el cumplimiento: Él se nos presenta como la perenne sorpresa de Dios; en este Niño nacido para todos se encuentran el pasado, hecho de memoria y de promesa, y el futuro, lleno de esperanza. En esto podemos ver el inicio de la vida consagrada. Los consagrados y las consagradas están llamados sobre todo a ser hombres y mujeres del encuentro. De hecho, la vocación no está motivada por un proyecto nuestro pen-

sado «con cálculo», sino por una gracia del Señor que nos alcanza, a través de un encuentro que cambia la vida. Quien encuentra verdaderamente a Jesús no puede quedarse igual que antes. Él es la novedad que hace nuevas todas las cosas. Quien vive este encuentro se convierte en testigo y hace posible el encuentro para los demás; y también se hace promotor de la cultura del encuentro, evitando la autorreferencialidad que nos hace permanecer encerrados en nosotros mismos. El pasaje de la Carta a los Hebreos, que hemos escuchado, nos recuerda que el mismo Jesús, para salir a nuestro encuentro, no dudó en compartir nuestra condición humana: «Lo mismo que los hijos participan de la carne y de

la sangre, así también participó Jesús de nuestra carne y sangre» (v. 14). Jesús no nos ha salvado «desde el exterior», no se ha quedado fuera de nuestro drama, sino que ha querido compartir nuestra vida. Los consagrados y las consagradas están llamados a ser signo concreto y profético de esta cercanía de Dios, de este compartir la condición de fragilidad, de pecado y de heridas del hombre de nuestro tiempo. Todas las formas de vida consagrada, cada una según sus características, están llamadas a estar en permanente estado de misión, compartiendo «los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren» (Gaudium et spes, 1).


8 El Evangelio nos dice también que «Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño» (v. 33). José y María custodian el estupor por este encuentro lleno de luz y de esperanza para todos los pueblos. Y también nosotros, como cristianos y como personas consagradas, somos custodios del estupor. Un estupor que pide ser renovado siempre; cuidado con la costumbre en la vida espiritual; cuidado con cristalizar nuestros carismas en una doctrina abstracta: los carismas de los fundadores —como he dicho otras veces— no son para sellar en una botella, no son piezas de museo. Nuestros fundadores han sido movidos por el Espíritu y no han tenido miedo de ensuciarse las manos con la vida cotidiana, con los problemas de la gente, recorriendo con coraje las periferias geográficas y existenciales. No se detuvieron ante los obstáculos y las incomprensiones de los demás, porque mantuvieron en el corazón el estupor por el encuentro con Cristo. No han domesticado la gracia del Evangelio; han tenido siempre en el corazón una sana inquietud por el Señor, un deseo vehemente de llevarlo a los demás, como han hecho María y José en el templo. También hoy nosotros estamos llamados a realizar elecciones proféticas y valientes. Finalmente, de la fiesta de hoy aprendemos a vivir la gratitud por el encuentro con Jesús y por el don de la vocación a la vida consagrada. Agradecer, acción de gracias: Eucaristía. Qué hermoso es encontrarse el rostro feliz de personas consagradas, quizás ya de avanzada edad como Simeón

o Ana, felices y llenas de gratitud por la propia vocación. Esta es una palabra que puede sintetizar todo lo que hemos vivido en este Año de la vida consagrada: gratitud por el don del Espíritu Santo, que siempre anima a la Iglesia a través de los diversos carismas. El Evangelio concluye con esta expresión: «El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él» (v. 40). Que el Señor Jesús pueda, por la maternal intercesión de María, crecer en nosotros, y aumentar en cada uno el deseo del encuentro, la custodia del estupor y la alegría de la gratitud. Enton-

ces los demás serán atraídos por su luz, y podrán encontrar la misericordia del Padre. Al concluir la eucaristía, el Papa salió a la plaza de San Pedro para dirigir unas palabras de forma improvisada a los fieles

que habían seguido desde allí la celebración. Queridos hermanos y hermanas consagrados, ¡muchas gracias! Habéis participado en la Eucaristía con un poco de fresco. ¡Pero el corazón arde! Gracias por terminar así, todos juntos, este Año de la vida consagrada. ¡Sigan hacia adelante! Cada uno de nosotros tiene un sitio, un trabajo en la Iglesia. Por favor, no os olvidéis de la primera vocación, la primera llamada. ¡Haced memoria! Con ese amor con el que fuisteis llamados, hoy el Señor os sigue llamando. Que no disminuya, que no disminuya esa belleza del estupor de la primera llamada. Después, continuad trabajando. ¡Es bonito! Continuad. Siempre hay algo que hacer. Lo principal es rezar. El «meollo» de la vida consagrada es la oración: ¡rezad! Y así envejeceréis, envejeceréis como el buen vino. Os digo una cosa. A mí me gusta mucho encontrar a los religiosos o religiosas ancianos, pero con los ojos brillantes porque tienen el fuego de la vida espiritual encendido. No se apagó, no se apagó ese fuego. Seguid hacia adelante hoy, cada día, y continuad trabajando y mirando el mañana con esperanza, pidiendo siempre al Señor que nos envíe nuevas vocaciones, así nuestra obra de consagración podrá seguir adelante. La memoria: ¡no os olvidéis de la primera llamada! El trabajo de todos los días, y después la esperanza de ir hacia adelante y sembrar bien. Que los otros que vienen detrás de nosotros puedan recibir la herencia que nosotros les dejaremos.


Nuevas normas para el rito del lavatorio de los pies durante la misa del Jueves Santo 9

CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS DECRETO

IN MISSA IN CENA DOMINI

La reforma de la Semana Santa, con el decreto Maxima Redemptionis nostrae mysteria (30 noviembre 1955), daba la facultad, donde lo aconsejaba un motivo pastoral, de realizar el lavatorio de los pies a doce varones durante la Misa en la Cena del Señor, después de la lectura del Evangelio según san Juan, manifestando de este modo la humildad y el amor de Cristo hacia sus discípulos. En la liturgia romana, tal rito se ha transmitido con el nombre de Mandatum del Señor sobre la caridad fraterna, según las palabras de Jesús (cfr. Jn 13,34), cantadas en una Antífona durante la celebración. Al realizar este rito, obispos y presbíteros son invitados a conformarse íntimamente a Cristo que «no vino a ser servido, sino a servir» (Mt 20,28) y, llevado por un amor «hasta el extremo» (Jn 13,1), a

dar la vida por la salvación de todo el género humano. Para manifestar plenamente el significado del rito a cuantos participan, ha parecido bien al Sumo Pontífice Francisco cambiar la norma que se lee en las rúbricas del Missale Romanum (p. 300 n.11): «Los varones designados, acompañados de los ministros…», que debe ser cambiada del modo siguiente: «Los que han sido designados de entre el pueblo de Dios son acompañados por los ministros…» (y, por consiguiente, en el Caeremoniale Episcoporum n. 301 y 299b: «los asientos para los designados»), de modo que los pastores puedan designar un pequeño grupo de fieles que represente la variedad y la unidad de cada porción del pueblo de Dios. Este pequeño grupo puede estar compuesto de hombres y mujeres, y es conveniente que formen

parte de él jóvenes y ancianos, sanos y enfermos, clérigos, consagrados, laicos. Esta Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en virtud de la facultad concedida por el Sumo Pontífice, introduce tal innovación en los libros litúrgicos del Rito Romano, recordando a los pastores su deber de instruir adecuadamente tanto a los fieles designados como a los demás, para que participen en el rito consciente, activa y fructuosamente. Sin que obste nada en contrario. Dado en la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, a 6 de enero de 2016, solemnidad de la Epifanía del Señor. Roberto Card. Sarah Prefecto Arturo Roche Arzobispo Secretario


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CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS COMENTARIO AL DECRETO IN MISSA IN CENA DOMINI OS HE DADO EJEMPLO

Con el decreto In Missa in cena Domini, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, por disposición del Papa, ha retocado la rúbrica del Missale Romanum respecto al lavatorio de los pies (p. 300 n.11), ligada, de modo diverso y desde hace siglos al Jueves Santo y que, desde la reforma litúrgica de la Semana Santa de 1955, puede realizarse también en la Misa vespertina que inaugura el Triduo Pascual.A la luz del evangelio de Juan, el rito adquiere tradicionalmente un doble valor: imitativo del que Jesús hizo en el Cenáculo lavando los pies a los apóstoles y expresivo del don de sí mismo, significado por este gesto de siervo. No sorprende que fuera llamado Mandatum, por el íncipit de la primera antífona que lo acompañaba: «Mandatum novum do vobis, ut diligatis invicem, sicut dilexi vos, dicit Dominus» (Jn 13,14). En efecto, el mandamiento del amor fraterno compromete a todos los discípulos de Jesús, sin distinción o excepción alguna. Un antiguo ordo del s. VII decía ya: «Pontifex suis cubicularibus pedes lavat et unusquisque clericorum in domo sua». Aplicado de modo diverso en las

diferentes diócesis y abadías, aparece también en el Pontifical Romano del s. XII después de las Vísperas del Jueves santo, y en las costumbres de la Curia Romana del s. XIII («facit mandatum duodecim subdiáconos»). El Mandatum se describe así en el Missale Romanum de san Pío V (1570): «Post denudationem altarium, hora competenti, facto signo cum tabula, conveniunt clerici ad faciendum mandatum. Maior abluit pedes minoribus: tergit et osculatur». Se desarrolla mientras se canta las antífonas, la última de las cuales es Ubi caritas, se concluye con el Pater noster y con una oración que vincula el mandamiento del servicio con la purificación de los pecados: «Adesto, Domine, quaesumus, officio servitutis nostrae: et quia tu discipulis tuis pedes lavare dignatus es, ne despicias opera manuum tuarum, quae nobis retinenda mandasti: ut sicut hic nobis, et a nobis exteriora abluuntur inquinamenta; sic a te ómnium nostrum interiora laventur peccata. Quod ipse praestare digneris, qui vivis et regnas, Deus, per omnia saecula saeculorum». La acción es reservada al clero («conveniunt clerici»), a la luz

del evangelio escuchado en la Misa matutina; al faltar la indicación de los «doce» podría hacer pensar que lo importante no es solo hacer mímesis de lo que hizo Jesús en el Cenáculo, sino poner en práctica el valor ejemplar, siempre actual para sus discípulos.La descripción «De Mandato seu lotione pedum» en el Caeremoniale Episcoporum de 1600 es más detallada. Se menciona la práctica (después de las Vísperas o en la comida, en la iglesia o en la sala capitular o en un lugar idóneo) del Obispo de lavar, secar y besar los pies a «trece» pobres, después de haberlos vestido y dado de comer, añadiendo al final una limosna, o también a trece canónigos, según las costumbres locales y el deseo del Obispo, que puede preferir los pobres incluso donde es costumbre que sean los canónigos: «videtur enim eo pacto maiorem humilitatem, et charitatem prae se ferre, quam lavare pedes Canonicis». Así pues, reservada al clero, sin excluir los usos locales que contemplan pobres o niños (por ejemplo, el Missale Parisiense), el lavatorio de los pies es un gesto significativo, pero no para la totalidad del pueblo de Dios. El Caeremoniale


11 Episcoporum lo prescribía expresamente para las catedrales y las colegiatas.Con la reforma de Pío XII, que ha devuelto la Missa in cena Domini a la tarde, el lavatorio de los pies, por motivos pastorales, puede realizarse en la misma Misa, después de la homilía, para «duodecim viros selectos», dispuestos «in medio presbyterii vel in ipsa aula ecclesiae», a los que el celebrante lava y seca los pies (no se menciona el beso). Se ha superado ya el sentido demasiado clerical y reservado, se desarrolla en asamblea pública y las indicaciones de «doce hombres» manifiesta explícitamente que se trata de un signo imitativo, casi una sagrada representación, que ayuda a comprender lo que Jesús ha realizado el primer Jueves santo. El Missale Romanum de 1970 retomó el rito recién reformado, simplificando algunos elementos: se omite el número «doce», se dice que se realice «in loco apto», omite una antífona y se aligeran otras, se vincula el Ubi caritas a la procesión de los dones, se excluye la parte conclusiva (Pater noster, versículos y oraciones), herencia de un acto privado, fuera de la Misa. Sin embargo, permanecía reservado solo a «viri» por el valor mimético.El cambio actual prevé que sean designadas personas elegidas entre todos los miembros del pueblo de Dios. El valor se relaciona ahora no tanto con la imitación exterior de lo que Jesús ha hecho, sino con el significado de lo que ha realizado, que tiene una relevancia universal, es

decir, darse «hasta el extremo» para la salvación del género humano, su caridad que abraza a todos y hermana a todos practicando su ejemplo. El exemplum que nos ha dado para que también nosotros hagamos como él (cf. Jn 13,14-15), quiere hacer comprender, más allá de lavar físicamente los pies a otro, todo lo que expresa este gesto como servicio de amor tangible por el prójimo. Todas las an-

tífonas propuestas en el Missale durante el lavatorio de los pies recuerdan e ilustran este significado del gesto, tanto para quien lo hace como para quien lo recibe, para quien lo sigue con la mirada y lo interioriza mediante el canto.El lavatorio de los pies no es obligatorio en la Missa in cena Domini. Son los pastores quienes tienen que valorar la conveniencia, según las circunstan-

cias y razones pastorales, de modo que no se convierta en algo automático o artificial, privado de significado y reducido a un elemento escénico. Tampoco debe convertirse en algo tan importante que atraiga toda la atención de la Misa en la cena del Señor, celebrada en el «día santo en que nuestro Señor Jesucristo fue entregado por nosotros» (Communicantes propio del Canon Romano); en las indicaciones para la homilía, se recuerda la peculiaridad de esta Misa, conmemorativa de la institución de la Eucaristía, del orden sacerdotal y del mandamiento nuevo del amor fraterno, suprema ley para todos y hacia todos en la Iglesia.Compete a los pastores elegir un pequeño grupo de personas representativas de todo el pueblo de Dios – laicos, ministros ordenados, casados, célibes, religiosos, sanos y enfermos, niños, jóvenes y ancianos– y no solo de una categoría o condición. Compete a quien ha sido elegido ofrecer su disponibilidad con sencillez. Compete a quien debe cuidar de las celebraciones litúrgicas preparar y disponer cada cosa para ayudar a todos y a cada uno a participar fructuosamente de este momento: la anámnesis del mandamiento nuevo escuchado en el evangelio es la vida de todo discípulo del Señor. Arthur Roche Arzobispo Secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos


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La misericordia en San Francisco de Asís1

Introducción

Francisco de Asís fue un hombre que supo encarnar con extraordinaria eficacia el valor absoluto del evangelio en la cotidianidad de la vida. Para conocer bien su personalidad y pensamientos debemos tener presente en primer lugar sus escritos. Los escritos son la mejor fuente para acercarnos y conocer bien a este singular personaje. En sus escritos se revelan y manifiestan sus pensamientos y su progreso espiritual. Él supo anteponer las exigencias de la “misericordia” al rigor de la “penitencia”, sin llegar a un compromiso que debilitase su valor en el seguimiento de Cristo. Supo, además, conjugar muy bien “misericordia y verdad”, porque la “misericordia” sin la “verdad” puede transformarse en complicidad y la “verdad” sin la “misericordia” cae fácilmente en el “juicio”.

El amor-misericordia – humildad de Dios

A Francisco Dios se le revela en Jesucristo como “Palabra del Padre”. Dios se revela al hombre donándose. Este amor de Dios ex1

presa esa bondad que Francisco define como “humildad de Dios”. Dios es “amor y humildad”. Dios se “humilla”, se “abaja y entrega”, por amor se vacía y se dona. Es esta modalidad del ser de Dios, lo que lo cautiva y lo seduce. Esta “humildad” del corazón de Dios, que por un “amor misericordioso” se abaja encarnándose y brillando como gloria divina en la pobreza y marginalidad de la Palabra Eterna Encarnada. Ante el mal de este mundo la opción de Dios es la ofrenda de su amor. Un amor que se expresará en el camino de la simplicidad y la humildad. Francisco descubre que en el “anonadamiento” de Cristo es donde mayor brilla la luz del “amor misericordioso” del Padre Dios. Francisco descubre la presencia de Dios Amor en el frágil mundo humano; la respuesta no puede ser otra que seguir el camino simple y humildemente pobre, que el que recorrió Jesús hasta las últimas consecuencias, es decir, la cruz. Como recuerda un estudioso contemporáneo, para Francisco “la alegría nace de la simplicidad y la felicidad de la humildad”. Esta lógica de amor por parte de Dios, al preferenciar lo débil y pequeño, es lo que le permite ver en la iglesia pecadora la presencia salvadora de Dios. Percibe su

vida como un configurarse a este camino de Dios manifestado en la historicidad de Jesús. Recorramos, ahora, algunas de las claves de la experiencia franciscana, para iluminar el tema que nos reúne: Misericordia siempre es mejor que el juicio.

El Testamento

Antes de morir Francisco dictó su testamento. En el definió el momento central y fundamental de su personal conversión. Fue el encuentro con el leproso lo que lo llevó a considerar pecadora su anterior conducta juvenil. Cuando estaba yo en pecado me parecía demasiado amargo ver a los leprosos. El mismo Señor me condujo entre ellos y practiqué con ellos la misericordia y alejándome de ellos lo que me parecía amargo se convirtió en dulzura del alma y del cuerpo. Y después de un tiempo Salí del siglo.

Llega así del pecado a la gracia mediante la experiencia de la “misericordia”. Podemos preguntarnos ¿qué significa estar en pecado? para el joven Francisco. Francisco descubre haberse sobre evaluado; haber hecho de sí un ídolo. A sus ojos perdieron valor

Tema presentando en el Encuentro de Directivos de nuestras Unidades Educativas que se realizó en Villa Allende del 10 al 12 de febrero de 2016.


13 todas aquellas cosas que había amado y por las que se empeñó en vivir. Hay en él un cambio de mirada. El inicio de su conversión se caracterizó por un “practicar la misericordia” que es un meterse en el dolor, en el sufrimiento del otro: “verlos” no ya con rechazo y desprecio. Francisco parecería reinterpretar el encuentro con el leproso, mediante una relectura personalizada de la parábola del samaritano misericordioso. El texto latino dice: fecit misericordiam im illum (Lc. 10,27). El texto está en el evangeliario que pertenecía a Francisco, lo que nos sugiere la idea que él lo haya meditado muchas veces. El texto fue publicado recientemente en una miscelánea en honor del P. Cesar Cenci, en el 2002. La frase en cuestión se encuentra en la pág. 816 al n. 158.

El Señor me condujo en medio de ellos y practiqué, con ellos, la misericordia.

En el testamento Francisco nos retrotrae a los inicios de su experiencia: cuando yo estaba en pecados… percibe su indiferencia y rechazo de los pobres y débiles, más específicamente, de los leprosos, como un acto pecaminoso, carente de amor, de misericordia. El pecado es concebido como un acto de desamor, como una cultura de desamor, expresada en la indi-

ferencia frente al sufrimiento del otro. Lo que permite cambiar su perspectiva, fue el acercarse a ellos con sentimientos evangélicos que no son otros que los de misericordia, es en la misericordia que Francisco experimentara la fuerza transformadora del amor. El pecado se presenta como una experiencia de desamor, es el amor-misericordia, el que lo hace reencontrarse con el otro,

como amable, digno de ser amado, “dulzura del alma y del cuerpo”. Francisco recuerda: cuando salí de esa situación, aquello que me parecía amargo se me tornó en dulzura del alma y del cuerpo”. Mediante la experiencia del a m o r- m i sericordia, Francisco reconoce que el Señor lo sacó de los criterios de una sociedad que no expresaba más los valores evangélicos. Sólo practicando la misericordia-amor es posible salir del desamor y convertirse en hermano. La hermandad-fraternidad supone un saber salir de sí mismo y adentrase en el otro, o mejor, dejar que el otro se adentre en uno mismo. Es el principio de la “alteridad”. Sin un “tú” el “yo” es víctima de su repliegue y de su auto referencia narcisista que le impide llegar a humanizarse plenamente. Desde esta perspectiva de la persona como alteridad se puede recomponer un tejido social que no parte del otro, sino de uno ante el otro. Francisco descubre en esta perspectiva el sentido de la “fraternidad”. El Hermano es el otro internalizado en uno. Es desde la capacidad de acoger al otro, que uno se hace disponible, a ser hermano para el otro. Todo lo que margine al otro, lo distancia lo desfraterniza. Por eso el poder y la riqueza son vistos como la tentación que margina y desfraterniza.


14 Recuerdo en la Leyenda de los Tres Compañeros (3COMP. 11)

La leyenda narra que un día al ver a los leprosos, violentándose a sí mismo, bajó del caballo y beso la mano del hombre y le ofreció dinero, aún más, aceptó el beso de paz. Se trató de un momento decisivo. Tuvo que violentarse para bajar del caballo y aún más para continuar con esta decisión. Desde ese momento, precisa la leyenda, empezó a “olvidarse de sí mismo” hasta llegar con la gracia de Dios a vencerse perfectamente. La expresión latina es muy evidente “magis ac magis”. Se trata de una presión ejercida repetidas veces, por ese joven que se esforzaba por sentir natural una actividad, un gesto, que hasta ese momento retenía repugnante. Esa primera victoria reforzó su convicción y le dio más y nuevo coraje. Pocos días después tomó una considerable cantidad de dinero y se dirigió al lugar donde estaban los leprosos. Les dio limosna a los enfermos, les besó la mano a cada uno, experimentando la transformación que se daba en sus sentimientos. Su amargura se transformó en dulzura. En su juventud los evitó. Tomó distancia. Es cierto, también, que les enviaba limosna mediante otras personas. Ahora es él personalmente el que las lleva dándose sobre todo, él mismo, para recibir una dulzura

antes nunca experimentada. De un joven centrado en su auto-referencia, logra superarse y ver la realidad de los otros, hasta llegar a compartir, también, las formas exteriores, de la experiencia de vida de aquellos que ante su mirada representaban, ahora, la viva presencia de Cristo en la historia de los hombres. Raúl Manselli, recuerda lo que debe haber sido el sufrimiento humano y la humillación sin comparación, del

hijo del rico mercader, que acepta bajar al rango de aquellos que eran objeto de su ternura y su misericordia.

De esta experiencia de la misericordia nace un hombre nuevo, capaz de girar sus criterios anteriores, sus valores y sus juicios. Lo que aborrecía se le vuelve una razón de vida. Esta experiencia lo marcará a lo largo de toda su vida. Está convencido que sólo desde esta transformación, el cristiano se pone en la lógica de Dios y podrá salvarse.

En las Alabanzas

De la experiencia radical de la “misericordia” descubrirá el “rostro de Dios que es misericordia”. Al final de su vida se dirige, una vez más, a sus hermanos con una “Carta a Toda la Orden”. Probablemente enviada al Capítulo entre 1225-26, la que concluye con una espléndida oración de espiritualidad trinitaria. La iluminación del Espíritu Santo nos hace capaces de “seguir las huellas de Cristo” para llegar hasta Dios Padre, que vive y reina en la Trinidad y en la simple Unidad. En la misma oración él se dirige a Dios calificándolo como Omnipotente, eterno, justo y misericordioso. Tiempo atrás, en las Alabanzas al Dios Altísimo, escritas en La Alvernia, para sostener a un compañero que estaba sufriendo una fuerte tentación, Francisco lo invoca como grande y admirable Señor, Dios Omnipotente y misericordioso salvador (LA6). También, en la ora-


15 ción al Padre Nuestro, comentó la quinta súplica: Perdónanos nuestras deudas. Francisco suplica: por tu inefable misericordia, por la potencia de la pasión de tu hijo amado y por los méritos e intercesión de la bienaventurada Virgen y de todos tus elegidos (Pater 6). La misericordia de Dios es inefable, a tal punto, de superar nuestra capacidad de comprensión. El hombre no podrá encontrar más que palabras para hablar fuera de sí. Francisco y sus hermanos afirman que Dios nos ha creado, redimido y nos salvará por su sola misericordia, el que da todo bien a nosotros miserables y míseros pútridos y fétidos, ingratos y malos (Rnb. XXIII, 8).

La Carta Magna de la Misericordia

El año 1221 constituyó un nuevo punto de partida en la vida de la fraternidad, ya que se colocan y determinan los códigos que enmarcaran el estilo de vida de los hermanos, confirmado luego por el papado. La “Carta al Ministro” es un elocuente testimonio de esta incesante actividad. Francisco recuerda lo que ya se habló en la RnB, en varios capítulos que luego se reducirían a uno solo (LM12). La carta es el eco de lo que ya no se habla en la RB. De hecho le pide al ministro conservar esta carta hasta el capítulo de 1223. Es posible que haya escrito la carta mientras se encontraba en Fonte Colombo, cuando se retiró al éremo, con algunos compañeros, sobre todo con fray León, que son los que lo testimonian (C.A. 17) mientras esperaban la redacción definitiva de la Regla elaborada por la curia ro-

mana. Las fuentes no indican el lugar, solo Ángel Clareno lo menciona, un dato que puede ser creíble (CL. 1 Trib.). En la carta, Francisco le pide al Ministro considerar como una gracia, “todas aquellas cosas que le impidan amar al Señor Dios”. Considerar una gracia, a los que se le oponían incluso si lo golpearan: Ama a los que te hacen estas cosas y no esperes de ellos otra cosa, sino lo que El Señor te dará. Ámalos y no pretendas que sean mejores cristianos (2-5). Encontramos en la carta el eco de las advertencias del cap. XXII de la RnB. Allí se solicitaba que se reflexione lo que el Señor Jesús pide: (Mt.5,44) amar también a los enemigos y hacer el bien a aquellos de los que solo se recibe odio. Por esto tendremos la vida eterna (RnB XXII). Francisco insiste en toda la acción de los hermanos y su disponibilidad a acoger el dolor, el desprecio, la injuria de los hermanos. Insiste en la rapidez que se debe tener en el perdonar las ofensas, modelándose al ejemplo de Cristo, cuyas huellas tenemos que seguir. Esta sensibilidad de Francisco aparece en múltiples partes de los escritos (cant. 23-24; Adm. V, IX; Pater 8; RB X, 9-13; Of. VII, 8; XV, 13). Se trata de una propuesta de “expropiación” del propio yo, una invitación a acoger todo como gratuidad y a resistirse a la tentación de querer plegar eventos y personas a los propios designios y proyectos. El Ministro angustiado y postrado por los conflictos con los frailes, había pedido a Francisco poder retirarse a un éremo, invo-

cando la razón que estos conflictos no lo ayudaban a amar a Dios, peor, eran un impedimento. Francisco le indicó un camino diverso. No la separación de los hermanos, sino una inversión total hacia la fraternidad, privada de toda defensa y de toda esperanza respecto a los otros. Esto sea para ti, más que el eremitorio. A la tentación de la huida, Francisco responde con una invitación a luchar. Una lucha que tiene que ver consigo mismo, que exige el abandono de cualquier estrategia que proteja y distancie del otro. Pidiendo al Ministro de perdonar siempre, y que no existiese ningún hermano que aunque hubiese pecado, después de “mirarlo a los ojos”, no se haya alejado sin haber obtenido, si lo pidiese, “el perdón misericordioso”, aún más, si el hermano no lo pidiese el ministro debe acercarse y preguntarle “si quiere misericordia”. Aunque el fraile hubiese pecado mil veces, el Ministro debe continuar a amarlo , más que al mismo Francisco, a fin de acercarlo al Señor , para que tenga siempre “misericordia” con estos hermanos. Solo de esta manera el Ministro puede demostrar que ama en serio al Señor y al mismo Francisco. Francisco invita al Ministro a perdonar sinceramente desde el corazón. El fraile pecador no debe oír una palabra de perdón, sino leer en los ojos del Ministro que ha sido perdonado. El único objetivo es acercar el hermano pecador al Señor, porque la salvación de los hermanos, es el bien más precioso para todos. Francisco insiste: “no preten-


16 das que sea mejor cristiano” es decir, lo debes aceptar como es, aceptar con serenidad aquello que Dios, con él, te habría dado. Francisco finaliza con otra sugerencia: comunicarle a los “Guardianes” que tú actuaras de esta manera. Se le pide en síntesis un “ministerio de misericordia” con el objetivo de suscitar “misericordia”. Es una invitación a los frailes de alimentar una gran “misericordia” hacia los hermanos pecadores y conservar en secreto su pecado. El Hermano pecador deberá ser acompañado al Custodio, el Custodio deberá ocuparse “misericordiosamente” del hermano pecador, así como él hubiese querido que se actuase con él. Esta Carta es una Carta Magna de la Misericordia en la vida fraterna, es como un cántico a la misericordia. Francisco insiste tanto sobre la misericordia hasta dar la impresión de colocarlo como el punto central de su preocupación. Podemos preguntarnos ¿por qué? Porque, responde Francisco, el juicio será sin misericordia contra aquellos que no tuvieron misericordia. La Misericordia supera al Juicio (Sant. 2,13). Para Francisco queda claro que el anuncio y la práctica de la misericordia son el corazón del evangelio.

Imponer la penitencia con misericordia

La propuesta misericordiosa de Francisco llega a ser el objetivo del cap. VII de la R.B. Tiene un tono diverso respecto al cap. V de la R.n B. (5 o 6 años atrás). Allí se decía que si alguno de los hermanos se mostrasen “caminar

según la carne y no según el espíritu”, los hermanos deberían “amonestarlo e instruirlos y corregirlos con humildad y diligencia”. En caso que después de tres advertencias, el hermano no hubiesen querido enmendarse, debían enviarlo al ministro o informarle sobre la situación (RnB V, 5-6). En el texto de 1223 en la RB, en cambio, se establece que, en el caso que “por hostigación del enemigo, alguno hubiese pecado mortalmente, este debería recurrir al ministro, si este fuese sacerdote, debería imponerle la penitencia con “misericordia”, o enviarlo a un sacerdote, el que según Dios, pareciese el más oportuno (RB VII, 1-2). Desaparece la invitación a la corrección fraterna, con la que se empobrece la relación entre los hermanos. La corrección comunitaria cede el paso a la “vigilancia individual” sobre uno mismo. Ahora, es el hermano pecador por propia iniciativa, el que debería recurrir al ministro. Antes se hablaba de vivir según la carne o según el Espíritu, ahora en cambio de pecados reservados. El crecimiento de sacerdotes en la Orden, hace necesario, hacer referencia al ministerio, mientras que en la RnB. no se hace mención de ellos. De todos modos, los hermanos, sin embargo, no deben “enojarse” ni “turbarse” por el pecado de los otros, porque la ira y la turbación impiden la caridad en sí y con los otros (RB VII, 3). Esta idea también está presente en las admoniciones (XI Y XXVII). La mala conducta de algún miembro de la comunidad afec-

taba a todos los miembros, sin embargo, a los ministros se les pedía imponer “penitencia con misericordia”.

Un tema de gran sensibilidad para Francisco

Cuando Francisco escribe su Carta a toda la Orden, tiene en su mente trasmitir a los hermanos, su voluntad sobre argumentos que le interesaban pero no habían encontrado el lugar adecuado en la RB como él hubiese deseado. Se preocupó de recuperar una serie de temas que le interesaban y los organizó en una carta dirigida a toda la Orden. Esta perspectiva encuentra confirmación cuando se analizan algunos pasajes de la así llamada Carta a los fieles (K. Esser), por eso se indica la imposibilidad de visitar personalmente a los destinatarios. La carta se coloca con margen de seguridad, en la fase final de la vida de Francisco y fue quizá la última entre sus cartas. En esta carta se nota la preocupación por el tema de la misericordia.Es un proyecto de vida dirigido a todos los fieles a fin de que se esfuercen en seguir “La Palabra del Evangelio”. Es ejemplar una confrontación entre las dos redacciones de la carta y el cap. XXI de la RnB. La RnB presenta un orden característico: - Invitación a alabar a Dios Uno y Trino - Hacer penitencia - Perdonar el mal recibido - Abstenerse de todo mal y hacer penitencia - Para ser bendecidos por el Señor.


17 Francisco retoma la idea y los conceptos de la “misericordia” que no encuentran lugar en la RB. Solicita a los que tienen la potestad de juzgar a los otros de ejercer el juicio “con misericordia”, así como ellos desearían obtener miseric o r dia por parte del Señor. El juicio será “sin misericordia” para el que no tuvo misericordia. Francisco tiene presente la carta de Santiago y la cita literalmente. Se le pide al Custodio de proveer misericordiosamente al hermano pecador, así como él quisiera, si se encontrase en un caso semejante. La misma actitud deberá tener con el que se le pide la obediencia, y aunque es considerado mayor, sea como el menor y siervo de los otros hermanos, así use y tenga aquella misericordia que quisiera para él. Ante el pecado no se enoje, sino amoneste, conforte con paciencia y humildad. Es interesante tener en cuenta, como aparece también, un tema de la RnB que no aparece en el RB, en el que se afirma que nadie se considere obligado a la obediencia a alguien, cuando se cometa delito o pecado. Queda claro que el tema “misericordia” estaba, en modo muy particular y específico, en la mente y en el corazón, y la preocupación de Francisco, ya que el tema aparece

insistentemente en sus últimos escritos.

Exhortación XXVII Francisco en un momento difícil de su vida, escribió o dictó,

la penúltima de sus Admoniciones. Una lectura atenta nos coloca ante un hombre pacificado, con una extraordinaria paz interior, que sigue insistiendo una vez más, sobre la “misericordia”. Son ecos de los discursos que Francisco hacía a los hermanos reunidos en capítulos.

“Donde hay misericordia y discreción Allí no hay superficialidad ni rigidez”.

Francisco emerge como un hombre liberado de la animosidad, pacificado, forjado en el sufrimiento de la propia superación, quemado por el amor a Cristo, deseoso de comunicar a todos la salvación obtenida por Dios en Jesús. Es el hombre de la Pascua que ha experimentado la cruz en su carne, que luchó con el Señor cara a cara, que tuvo sus debilida-

des y tentaciones, pero que se ha mantenido fiel, porque fiel fue aquel que por amor a nosotros, consignó su cuerpo a la muerte. Fue capaz de gozar de la vida, porque había comprendido radicalmente, que todo pasa y que solo Dios permanece. Francisco sabía que Dios es amor y que no se puede mostrar su rostro sin meterse en la misericordia. Una misericordia que antes que nada, el hombre la ha de experimentar en sí, ya que no se puede ser mensajero de paz, si antes no se está en paz con Dios y consigo mismo. Solo cuando encuentra a Cristo, que es nuestra paz, el hombre encuentra la armonía que lo hace capaz de una enorme alabanza convirtiendo el corazón en una fuerza capaz de desbordar y convertirse en un pozo de “misericordia”. Es en esto que el amor ha encontrado en nosotros la perfección. En el amor no hay temor, al contrario, lo aleja, porque el que teme supone un castigo. Nosotros amamos porque él nos amó primero. Es en esta Verdad existencial, en la que cree Francisco, y es en fuerza de esta verdad que su vida se convirtió en un anuncio y testimonio de una vida en la misericordia. Fr. Miguel Ángel López, ofmconv.


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Capítulo Nacional de la OFS

Bajo el lema “Todo de ti, Altísimo, lleva significación”, doscientos Franciscanos Seglares de Argentina se reunieron en la ciudad de San Antonio de Arredondo, Córdoba, desde el jueves 21 hasta el domingo 24 de enero para celebrar el XII Capítulo Nacional Electivo y el XXXVI Capítulo Nacional Fraterno, enfocado todo desde la familia, la Misericordia y la Eucaristía. En el capítulo electivo se renovaron las autoridades nacionales y se trabajaron las líneas de acción para el próximo trienio en las áreas de formación, comunicación, presencia en el mundo, juventud, promoción vocacional, misión y asistencia espiritual. El Consejo Nacional quedó conformado de la siguiente ma-

nera: Ministro nacional y consejero internacional, hermano Jorge Jornet; viceministro nacional y consejero internacional sustituto, hermano Gustavo Neri; consejera nacional de formación, hermana Zulema Aguirre; consejera de justicia, paz y salvaguarda de la creación, hermana Miriam Beccar; consejero nacional de prensa y difusión, hermano Hernán Pablo Iris; consejero nacional animador fraterno de la juventud franciscana, hermano Jorge Muñoz. Los Franciscanos Seglares son laicos que se proponen encarnar en la familia, en el trabajo diario y en la sociedad el mensaje evangélico, siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís. Junto con los frailes, las clarisas y los institutos franciscanos de la Ter-

cera Orden Regular conforman la familia franciscana. Los orígenes del franciscanismo seglar se remontan a los tiempos de San Francisco, a principios del siglo XIII. En esa época florecieron por Europa grupos de “penitentes” que buscaron seguir una vida de conversión sin abandonar sus ocupaciones cotidianas, y que por lo general se asociaban en pequeños grupos o “fraternidades”. Pensando en ellos, San Francisco de Asís concibió un proyecto de vida evangélica específicamente seglar dentro de su familia religiosa. Después de que el Concilio Vaticano II pusiera en relieve la importancia del papel de los laicos en la vida de la Iglesia, se vio la necesidad de profundizar en la identidad, dignidad y misión de los seglares dentro de la familia franciscana. Fruto de este proceso fue la redacción de una nueva regla para la Orden Franciscana Seglar (OFS), aprobada en 1978 por Pablo VI, con la intención de acomodar la espiritualidad penitencial franciscana al mundo actual. En la actualidad son más de 400.000 los franciscanos seglares en todo el mundo, y en la Argentina 800 herma-


19 nos tienen presencia en 20 provincias agrupadas en diez regiones. Intentan vivir el carisma franciscano en la sociedad como

personas que en su actual estilo de vida se sienten llamadas a seguir a Jesucristo y a hacer del Evangelio el centro de sus vidas

siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, con una profesión o compromiso de vida evangélica, sin perder el estado laical.

Saludo del Ministro Provincial a los participantes del Capítulo Nacional de la OFS

Hermano Jorge Alberto Jornet, ofs Ministro Nacional de la Orden Franciscana Seglar.

Salta, 21 de Enero de 2016 Prot.M 007/16

Querido Hermano Jorge: ¡Paz en el Señor! En nombre de los hermanos de la Provincia San Francisco Solano y en el mío propio, te hago llegar a vos y por tu intermedio a todos los hermanos capitulares un cordial saludo y los mejores augurios para el Capítulo Nacional que están por comenzar. Se me hace presente lo que nos ofrece el Anónimo de Perusa en el número 37, cuando nos recuerda que “en Pentecostés, todos los hermanos se reunían para el capítulo en torno a la capilla de Santa María de la Porciúncula. En este capítulo trataban sobre la manera de mejor observar la Regla”. Las fuentes franciscanas también nos dicen que para San Francisco la Regla “es libro de la vida, esperanza de salvación, médula del Evangelio, camino de la cruz, llave del paraíso, pacto de eterna alianza” (Espejo de perfección 76). Le presento a nuestro buen Dios el vivo deseo de que el encuentro fraterno que es el Capítulo Nacional, los anime a renovar el corazón en la identidad franciscana; que la oración, la reflexión, la escucha y el discernimiento fraternos los ayude a ser cada vez más hermanos, siempre dispuestos a ir por el mundo y asumiendo lo que San Francisco hoy nos sigue pidiendo: “Para esto los ha enviado el Señor al mundo entero, para que de palabra y de obra den testimonio de su voz y hagan saber a todos que no hay otro omnipotente sino Él” (Carta a toda la Orden, 9). ¡Buen Capítulo! Un fuerte abrazo.

Fr. Carlos Guillermo Paz, ofm Ministro Provincial


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Informe de los asistentes espirituales de la OFS de Argentina a los Provinciales Franciscanos de Argentina

INTRODUCCION La Iglesia que cuida con materna solicitud a todos sus hijos, en las Constituciones de la OFS nos asegura en su seno, diciéndonos: “Dentro de la Familia Franciscana, desde sus inicios, ocupa un lugar peculiar la Orden Franciscana Seglar” y agrega que “En virtud de la pertenencia a la misma familia espiritual, la Santa Sede ha confiado el cuidado pastoral y la asistencia espiritual de la OFS a la Primera Orden Franciscana y a la Tercera Orden Regular (TOR). Estos son los «Institutos» a los que corresponde el “altius moderamen” del que trata el canon 303 del CDC” (CCGG OFS 1, 3-4). Es por eso que en diversos momentos de la vida de la fraternidad OFS y de cada unos de los franciscanos seglares, la presencia y el oficio de los Asistentes de los diversos niveles es asegurada por la misma Iglesia. Podemos destacar, solo para recordarlos ahora, que desde el ingreso a la fraternidad, en la que inicia la formación, entre los responsables se requiere la presencia del asistente (Cfr. CCGG OFS 37, 2). Para la profesión o compromiso de vida evangélica, solicitada por el candidato, el Consejo de la fraternidad debe oir al Responsable de la formación y al asistente (Cfr. CCGG OFS 41, 1). Es importante recordar que en el Consejo de la Frater-

nidadad “Forma parte del Consejo, por derecho, el Asistente espiritual de la Fraternidad” (CCGG OFS 49, 1) y entre las competencias del Consejo de la Fraternidad local está la de “pedir religiosos idóneos y preparados como Asistentes a los Superiores competentes de la Primera Orden y de la TOR” (CCGG OFS 50, 2g). Cuando un hermano se encuentre en dificultades y solicite dejar por un tiempo la fraternidad, deberá tener un diálogo con el Ministro y el asistente (CCGG OFS 56, 1 procedimientos temporales), y ciertamente esto es asismismo necesario cuando se trate de retirarse defitivamente de la orden (CCGG OFS 58, 1 procedimientos definitivos). En los casos difíciles y cuando existan causas graves imputables a un hermano, tanto el Ministro como el asistente deben dialogar con él, para encontrar caminos de conversión y evitar la expulsión de la Orden (CCGG OFS 58, 2). También en otros momentos de la vida de la fraternidad local es importante la asistencia espiritual. En los diversos niveles en que se ha organizado la OFS, la Iglesia asegura la Asistencia espiritual, mediante los superiores competentes de la Primera Orden y de la TOR. Ellos ofrecen a la OFS los asistentes generales que colaboran el Ministro General de la OFS y de su Consejo. En el

ámbito nacional corresponde a la presidencia del CIOFS pedir a la Primera Orden los asistentes nacionales (Cfr. CCGG 65, 2). También en las Fraternidades regionales es necesaria la presencia del Asistente espiritual. Cada Fraternidad Regional deberá pedir, a los superiores competentes, la asistencia espiritual (CCGG OFS 51, 2). El modo y la manera de la asistencia espiritual, en sus diversos niveles, está legislada por la Iglesia en las CCGG de la OFS, precisamente en los artículos 85 al 91). Asimismo la Juventud Franciscana (JUFRA) cuenta con la asistencia espiritual de la Primera Orden y de la TOR.

1.- LA ASISTENCIA A LA OFS PRESENTE EN ARGENTINA En la Argentina la Asistencia a la Orden Franciscana Seglar es responsabilidad de la Primera Orden, ya que no hay presencia de la TOR en nuestra patria. A norma de los Estatutos para la Asistencia en Argentina, la Asistencia está confiada, por la Iglesia, a la Primera en Orden en sus diversas entidades. Por esto los Asistentes nacionales están nombrados por la (1) Provincia de la Asunción OFM, (2) Provincia San Francisco Solano, (3) Provincia Rioplantese de San Antonio de Padua - OFM Conventuales y (4) Provincia del Río de la Plata OFM Capuchinos. Además exis-


21 ten en Argentina otras dos entidades que tienen asistentes regionales y locales: La Comisaría de Tierra Santa OFM y la Provincia de San Jerónimo en Dalmacia OFM (Croatas). Esta asistencia está organizada de la siguiente manera: 1.- Provincia de la Asunción de la Santísima Virgen del Río de la Plata - OFM Asistente Nacional Fray Emilio Andrada Asistentes Regionales 6 Regiones acompañadas Asistentes Locales 35 Fraternidades Seglares (33 Activas. 2 en Reorganización)

2.- Provincia San Francisco Solano - OFM Asistente Nacional Fray Mateo Krupsky Asistentes Regionales 2 Región acompañada Asistentes Locales 17 Fraternidades Seglares (14 Activas. 3 en Reorganización)

3.- Provincia Rioplantese de San Antonio de Padua OFM Conventuales Asistente Nacional Fray Luis Furgoni Asistentes Regionales 2 Regiones acompañadas Asistentes Locales 13 Fraternidades Seglares (10 Activas. 3 en Reorganización)

4.- Provincia del Rio de la Plata - OFM Capuchinos Asistente Nacional Fray Enrique Fernández Asistentes Regionales 1 Región acompañada Asistentes Locales 9 Fraternidades Seglares (7 Activas. 2 en Reorganización)

Comisaria de tierra santa OFM Asistentes Regionales 1 Región acompañada Asistentes Locales 5 Fraternidades Seglares (4 Activas 1 en Reorganización)

Provincia Franciscana de San Jerónimo en Dalmacia OFM Asistentes Locales Fraternidades Seglares

2.- CONFERENCIA ARGENTINA DE ASISTENTES NACIONALES (CAENA) Luego de mucha oración, paciencia y insistencia del Consejo Nacional OFS y del Ministro en el año 2014 se nombraron los 4 Asistentes Nacionales, así quedó constituida la Conferencia de Asistentes Nacionales para la OFS. Fueron nombrados para este servicio por la Provincia de la Asunción Fray Tito Andrada, por la Provincia San Francisco Solano Fray Mateo Krupsky, por la Provincia Rioplatense de San Antonio de Padua Fray Luis Furgoni, por la Provincia del Río de la Plata Fray Enrique Fernández. Durante el año 2014 y 2015 la CAENA se reunió en diversas oportunidades, practicamente 6 veces por año, asegurando la presencia y asistencia a todos los encuentros del Consejo Nacional OFS. También se pudo asegurar la presencia de al menos 1 Asistente espiritual a casi todos los Consejos Regionales. Cada Asistente ha procurado motivar en su Provincia a los superiores y a los hermanos un mayor reconocimiento y valora-

ción de la OFS, especialmente en lo que se refiere a la Asistencia de las fraternidades locales. Esta tarea no siempre es fácil ya que todos asistentes, además de este servicio tienen otras responsabilidades, a veces más exigentes (por tiempo, exigencia y urgencia), por lo que debemos tener paciencia y aceptar esta realidad, tratando de recordar a los asistentes los días y horarios de los encuentros de la fraternidad e insistiendo ante ellos. Respecto de quienes pueden ser asistentes se viene trabajando y concientizando sobre la necesidad de abrir la posibilidad que sean asistentes no solo los frailes, sino también sacerdores del clero diocesano, religiosas franciscanas, como así también laicos con la debida formación y preparación, también estos deben ser nombrados por el Ministro de la Primera Orden que ha erigido la fraternidad. Jornadas de conocimiento y formación para los asistentes Los Asistentes Nacionales de la OFS (CAENA), para mejor responder a nuestro servicio de Asistencia hemos visto la necesidad de reunirnos para conocernos y conocer nuestra realidad como Asistentes y juntos compartir lo que estamos haciendo. También consideramos oportuno estudiar algunos temas que hacen a nuestro servicio. Por eso se convocó a todos los Asistentes OFS a un encuentro de Asistentes en la Casa de Retiro “San Ignacio de Loyola” (Colegio Máximo de los Jesuitas) en San Miguel (Bs. As.). Estas jornadas ser llevaron a cabo los días 16 y 17 de agosto. Participaron además de los 4 Asisten-


22 tes Nacionales, 14 asistentes de fraternidades locales y de fraternidades JUFRA. Los Asistentes que participaron manifestaron su alegría de concerse y conocer lo que cada uno realiza y las dificultades que encuentran en el servicio de la asistencia, realidades comunes a todos, pero que impulsan a seguir prestando este servicio con amor a la vida franciscana. Respecto de la formación y el estudio han expresado que hoy existe una necesidad de profundizar, en común y en la práctica, diversos temas para poder prestar mejor el servicio de la asistencia. En definitiva el encuentro dejó el compromiso de continuar con estas jornadas de encuentro y formación.

3.- EN PERSPECTIVA DE FUTURO Y SUGERENCIAS Además de lo ya dicho, debemos constatar con cierto pesar y preocupación, que la Asistencia de la Primera Orden a la OFS de Argentina, no es lo que debería ser, que hay mucho para hacer, cambiar, rectificar, mejorar, crear… que la asistencia debe tomar nuevos rumbos. Por eso no debemos perdernos de ánimo y seguir insistiendo, buscando… Por eso proponemos: ✓ Continuar con las Reuniones de la CAENA con la necesaria frecuencia y para temas específicos convocar a algunos asistentes regionales o locales ✓ Asegurar la presencia de los Asistentes Nacionales en los Consejos Nacionales OFS ✓ Asegurar la presencia en los

Capítulos Regionales ✓ Dar continuidad a los Encuentros – Jornadas de conocimiento y formación para todos los Asistentes ✓ Continuar con la apertura a la posibilidad de que se formen asistentes laicos, religiosas y sacerdotes diocesanos ✓ Procurar crear otras formas de encuentros con los asistentes regionales y locales

Además: Consideramos importante, en cada franternidad local, procurar un mayor conocimiento de los escritos de San Francisco, especialmente el conocimiento de las oraciones, mejor aún, de la forma de oración franciscana. Para esto sería oportuno pensar a un “oracional franciscano”, un libro de oraciones que nos ayude a preparar el lugar, motivar la oración, y orar al estilo propio de los franciscanos. Consideramos muy importante profundizar en la espirialidad seglar, laical, aquello que es

propio de la OFS, a la luz de lo que el mundo y la Iglesia piden hoy. Hay muchísimos documentos sobre el estatuto del laico y la espiritualidad laical, pero será necesaria darle el color franciscano, aquello que es propio nuestro y caracteriza la forma de ser del laico franciscano, su servicio y su manera de estar en el mundo. Para esto debemos estar abiertos a una conversión profunda de todo, también de las estructuras que hoy tenemos. Se hace necesario revitalizar un santoral franciscano, un mayor conocimiento de los santos de la Orden. Todo nos impulsa a mirar con renovadas esperanza el futuro de la OFS de Argentina, porque estamos convencidos de la gracia de Dios y de aporte vital que a la santidad y vida de la Iglesia puede aportar la OFS. Agradecemos al Consejo Nacional OFS por el respeto y cariño manifestado en cada encuentro, en cada reunión. Además podemos afirmar con alegría que hubo una hermosa y necesaria integración entre el CNOFS y los Asistentes Nacionales. Asimismo hemos constatado que el CNOFS ha trabajo con muchísima responsabilidad, no exenta de verdaderos sacrificios, en el servicio de la Fraternidad OFS de Argentina. Paz y bien. Diciembre de 2015

Los Asistentes Nacionales OFS Fray Luis Furgoni Fray Enrique Fernández Fray Emilio Andrada Fray Mateo Krupsky


Encuentro de Directivos y Representantes Legales 2016

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Provincia San Francisco Solano. 10-12 Febrero (Villa Allende - Cordoba)

Nuevamente nos hemos reunido las doce escuelas pertenecientes a la provincia San Francisco Solano . En esta oportunidad, la licenciada Cecilia Semino, nuestra asesora pedagógica, realizó el planteo general de su propuesta de mejora continua, orientada a los procesos de aprendizaje y a la gestión institucional basada en el intercambio entre las escuelas de la provincia San Francisco Solano y la actualización permanente, teniendo en cuenta la política educativa propuesta desde la Comisión de Educación: una visión particular de hombre, la formación académica, el Plan Pastoral y la transparencia administrativa. Su asesoramiento se basará en trabajar con los equipos de

gestión, en desarrollar estrategias adecuadas para los diversos contextos y las diferentes situaciones que enmarcan las relaciones alumnos-docentes y en la mediación y vínculo permanente entre todas las instituciones. La licenciada manifestó que el hilo conductor que ella ha percibido es la “inquietud” que

todos los equipos manifiestan. Una inquietud traducida en algo que debemos hacer, porque nos interesa la mejora. A partir de esta reflexión cada equipo directivo se reunió

para detallar qué cosas inquietan en la marcha de sus escuelas. Al volver a reunirnos Cecilia Semino recalcó que gestionar es hacer que los objetivos se cumplan y posibilitar la construcción de una visión conjunta de lo que se desea obtener, teniendo en cuenta las estrategias pertinentes. Los equipos directivos deben tener vínculos afectivos (lo que no implica que se quieran o sean amigos). Si pod e m o s comprender que lo que pasa en un nivel no es sólo de ellos sino de la escuela como unidad, estam o s hablado de la mirada de la educación que tiene ese colegio. Cuando tomamos una decisión todo el equipo debe alinearse detrás de dicha medida. Las estrategias que deben


24 manejar los directivos fueron detalladas de la siguiente forma: ✓ Poseer una visión compartida a partir de la negociación (ya que no siempre hay consenso entre los integrantes del equipo) y el análisis de las situaciones que se presentan. ✓ Fomentar con los docentes objetivos y metas comunes de toda la escuela. ✓ Crear siempre altas expectativas con respecto a los alumnos, sin desconocer la realidad socioeconómica. ✓ Descubrir lo sutil, lo no evidente, reforzando la relación docentes –alumnos manteniendo la autoridad pedagógica. ✓ Monitorear las tareas de todos los miembros de la escuela. ✓ Trabajar en equipo: partiendo de la información concreta, lograr el análisis de las situaciones y la toma de decisiones por asociación, negociación o consenso. ✓ Compartir reflexiones. ✓ Registrar lo que, como equipo, nos resulta difícil cada día, para superarlo en conjunto. ✓ Mantener vínculos con otras

instituciones. ✓ Utilizar el Plan Anual de Gestión como la pedagogía franciscana en acción.

La licenciada Semino también nos presentó un estudio sobre LAS CINCO MENTES DEL FUTURO que deberíamos intentar desarrollar en nuestros alumnos. La MENTE DISCIPLINADA, que se dedica durante toda la jornada lectiva sólo a dos

áreas o materias, sin saltar de un tópico a otro, evitando tener múltiples estímulos durante las horas de escuela, logrando un enfoque dirigido hacia una temática específica. La MENTE SINTÉTICA que puede recibir informaciones de varidas fuentes y es capaz de procesarlas. La MENTE CREATIVA, abierta a nuevas ideas. La MENTE RESPE-

TUOSA que influye de tal forma en los alumnos, que los habitúa al encuentro del diferente; la proximidad con “otro distinto” cambia la perspectiva de las relaciones. La MENTE ÉTICA que postula que existen formas de hacer las cosas de la mejor manera, trascendiendo los intereses personales. Debemos intentar a través del análisis y la reflexión, encontrar un marco referencial pedagógico común dentro de la Institución para responder a la pregunta ¿cómo enseñamos a la hora de enseñar? A partir de este interrogante la licenciada Semino desarrolló características de los modelos que influyen en la educación hoy. E l CONSTRUCTIVISMO que postula que más allá del modo en que se enseñe, el alumno tiene la posibilidad de construir el conocimiento. Las NEUROCIENCIAS que indican que el conocimiento no es fijo ni estable, sino dinámico y frente a una idea nueva, algo se modifica y cambia. Las AULAS HETEROGÉNEAS en las que no todos los alumnos trabajan lo mismo, en las


25 que se brindan propuestas que hacen pensar, que estimulan la memoria porque en ella residen una serie de imágenes que fomentan la creatividad. Finalmente analizamos todas las escuelas la marcha del Plan de Lectura que desde hace años venimos implementando. El día 11 de febrero el Dr. Hernán San Juan habló a los equipos directivos del nuevo Código Civil y Comercial que tiene cuestiones a tener en cuenta en nuestra actividad docente. El día 12 de febrero fray Miguel Ángel López nos habló de LA MISERICORDIA SEGÚN SAN FRANCISCO DE ASÍS. Reflexionamos que Francisco supo armonizar la misericordia y la penitencia; la misericordia y la verdad. Le atrae la donación de Dios, la persona humana de Jesús. Encontramos la relación en los documentos franciscanos: ✓ El Testamento: que define el momento central y fundamental de su conversión. Cuando habla de su encuentro personal con el leproso pasa de la lástima a la compasión y, finalmente, a la misericordia. Hay acá un cambio de mirada: “practiqué con ellos la misericordia…” ✓ La Leyenda de los Tres Compañeros (Nº11): Francisco tuvo que violentarse para bajar del caballo y besar al leproso. Desde ese momento comenzó a olvidarse de sí mismo hasta llegar a vencerse. Supera lo autorreferencial y comienza a ver la viva presencia de Cristo en la historia de los hombres. ✓ Las Alabanzas: la misericor-

dia de Dios es inefable; sólo por esto nos salvamos. Aceptar el cielo es aceptar sus consecuencias. Carta a un ministro: es la “carta magna de la misericordia”. En ella insiste en expropiar el propio yo; hace una invitación a acoger todo con gratuidad y a resistir la tentación de querer plegar eventos y personas a los propios designios y proyectos. Francisco indica al ministro que tiene dificultades con un hermano, el camino inverso. No separarse, no el eremitorio, sino un conversión total hacia la fraternidad. Lo invita a luchar consigo mismo. A continuar amando a ese hermano, aún más que a Francisco para acercarlo al Señor. El pecador no debe oír una palabra de perdón, sino leer en los ojos del ministro que ha sido perdonado. Pide un “ministerio de misericordia”, porque el juicio será sin misericordia para aquellos que no la tuvieran con los hermanos. ✓ Regla No bulada (Cap V): la penitencia sirve para sanar, no para castigar; para acompañar al otro a que sea lo que debe ser. Nuestro trabajo es descubrir cuáles son los dones de cada hermano para sacarlos a la luz. Pero el sujeto sigue siendo autónomo, digno. ✓ Carta a Toda la Orden: ante el pecado, nadie se enoje, sino amoneste; conforte con paciencia y humildad. ✓ Últimas exhortaciones (Adm XXVII): “Donde hay misericordia y discreción, allí no hay superfluidad ni endurecimiento.” Francisco es el hombre de la Pascua que ha experimentado la cruz en su

carne; que tuvo debilidades y salió victorioso. Sólo cuando encuentra a Cristo, que es nuestra paz, el hombre encuentra la armonía que lo hace capaz de una enorme alabanza y convierte su corazón en un “pozo de misericordia”. ✓ El Perdón de Asís. No hay documentos de la época pero sí un Diploma del Obispo Teobaldo que lo narra (1296). En 1989 ha sido confirmado por la Iglesia. Responde a la misericordia que a todos quiere perdonar y a todos quiere amar. Finalmente nos ha dejado sus palabras de despedida, nuestro Ministro Provincial fray Carlos Guillermo Paz quien procuró dar palabras de agradecimiento a todos los presentes. Decidió hacer memoria de los ocho años compartidos. El salmo 130 (Espero, Señor, mi alma espera, confío en tu palabra; mi alma cuenta con el Señor más que con la aurora, el centinela.) se refiere a la actitud con que debemos asumir un nuevo año escolar, regalo de Dios, deseando que este tiempo nuevo esté marcado por todo lo que necesitamos para el crecimiento personal, vocacional, docente… Este salmo nos da la confianza de que Dios está aquí. El salmista se apoya en sus propios límites para salir al encuentro de Dios. Dios ha educado a su pueblo para encontrar la verdad, para mirar en lo profundo y para no escapar de las tribulaciones. En definitiva, encontrar a Dios educador. El comienzo del año escolar es una invitación a la confianza, a


26 abrir el corazón igual que las puertas de nuestras escuelas. La aurora es lo esencial de la educación. La educación es la aventura más fascinante y difícil de la vida que requiere la actitud de discípulo que se abre y la libertad del maestro que no se guarda nada. Nos recuerda el padre Carlos que en octubre del año 2012, el Congreso de Educadores Franciscanos nos brindó el valor y la importancia que tienen las escuelas franciscanas en la formación de la infancia y la juventud, que suponen una plataforma para la evangelización. Deben orientar el proyecto de vida de nuestros jóvenes. Están llamadas a revisar todo lo que nutre nuestro carisma y a la par tener una nueva mirada de las propuestas pedagógicas a través de la fuerza vital que es la persona de Jesús y el testimonio de vida de Francisco. Se les pide a nuestras instituciones motivar a los docentes que tienen la responsabilidad de educar la fe; acompañar las inquietudes vocacionales de los alumnos; hacer una opción por los educandos con necesidades educativas especiales, sabiendo que no es fácil pero deben tener un lugar

importante porque no siempre son tenidos en cuenta por la sociedad. Nuestras escuelas deben impulsar la educación hacia el compromiso transformador por la Justicia y la Paz. Deben reconocer que los laicos tienen un lugar importante en la conducción de las instituciones. Debemos centrar la mirada en el camino recorrido: El acompañamiento a los equipos directivos de diversas

maneras tendiendo a la mejora institucional. Esclarecer el perfil institucional de nuestra provincia, intercambiando experiencias, poseyendo una cultura evaluativa. Muchos son los logros obtenidos: acompañamiento a las escuelas, reuniones y encuentros provinciales y regionales, confección de planes anuales de gestión, proyectos comunes, revisión de nuestra oferta educativa, impor-

tancia de la pastoral como hilo conductor, importancia de la capacitación, las políticas educativas provinciales. A partir de lo realizado, caminaremos juntos los desafíos que año a año se nos plantean: reafirmar la actitud de búsqueda, de sueño; la profesionalidad que supone la identidad de nuestros docentes; el cuidado de nuestros niños y jóvenes como el tesoro más precioso; el fortalecimiento como equipo; el proceso de selección de directivos; la propuesta formativa para quienes aspiren a cargos de conducción; el crecimiento en pertenencia a la familia de nuestros doce colegios. Finaliza nuestro Padre P ro v i n c i a l , haciendo referencia al libro El Principito, nos recuerda que el corazón del hombre busca el encuentro con los demás; está llamado a seguir y a gustar de lo que perdura. El corazón del hombre tiene las preguntas y las respuestas más profundas. Sabemos que domesticar es crear lazos y que los que quedan enlazados siempre tendrán necesidad uno del otro. Que el agua tan necesaria para la vida del hombre es, en definitiva, Dios nuestro Padre.


Primer encuentro de Comunidades Franciscanas de Jujuy

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“El Señor me dio hermanos”, fue el lema elegido por los jóvenes franciscanos de la Provincia de Jujuy para la realización del Primer encuentro de Comunidades Juveniles Franciscanas que se llevó a cabo el día 23 de enero en la localidad de Lozano de nuestra provincia. D e l encuentro participaron las tres comunidades de jóvenes que comparten el carisma franciscano: La Fratejoven de la Basílica San Francisco, Constructores de Paz de la Capilla de Lourdes de Campo Verde y la Juventud Franciscana de Lozano; también se contó con la presencia de Fr. Cesar Sosa, encargado de la pastoral juvenil franciscana, quien acompaño a los jóvenes en esta jornada.

El tema principal tratado durante todo el encuentro fue: “Fraternidad”. A lo largo de toda la jornada por medio de charlas y diferentes dinámicas y juegos, los jóvenes pudieron comprender el verdadero significado de la vida en fraternidad, como lo propuso

Francisco de Asís a sus hermanos. Todas las actividades desarrolladas permitieron que los jóvenes de las diferentes fraternidades puedan conocerse y poner en común sus proyectos, objetivos y desafíos a cumplir. Así se ha logrado una relación más cercana

entre las comunidades franciscanas y así de esta manera alcanzar una colaboración más fraterna entre las mismas. El encuentro finalizó con la celebración de la Eucaristía, presidida por el P. Juan José Núñez ofm., guardián de la Basílica San F r a n cisco; donde los jóvenes agradecieron la jornada vivida y pusieron en las manos de D i o s todos sus proyectos y sus vidas en fraternidad. Este fue el inicio de un largo camino por recorrer en donde los jóvenes franciscanos de Jujuy, inspirados en el carisma de Francisco y Clara de Asis, busquen a partir de un trabajo fraterno encontrarse con el prójimo y así comprender que el “Señor les dio hermanos”.


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Agenda del Ministro Provincial

Marzo 8 al 11: Congreso Definitorial y Definitorio Ampliado - Salta 12: Reunión Comisión Preparatoria al Capítulo Provincial - Salta

Abril 4 al 8: Encuentro del Cono Sur. Definitorios y Consejos de Formación - San Rafael 9 al 10: Visita Canónica – San Rafael 12 al 14: Visita Canónica – Mariló 16: Asamblea de Ministros de la Familia Franciscana – Ciudad Autónoma de Bs. As. 17 al 19: Visita Canónica – Lanús 20 al 22: Visita Canónica – Ciudadela 22 al 23: Encuentro Social – Mariló 24 al 29: Asamblea de la UCLAF – Sta. Cruz de la Sierra – Bolivia

FECHAS

PA R A RECORDAR

Cumpleaños

Marzo

2: Fr. Daniel Fleitas

7: Fr. Martín Caserta

13: Fr. Bernardo Aguirre 21: Fr. Claudio Equiza 25: Fr. Diego Jaime

30: Fr. César Orduña Fr. Oscar Pérez

Abril

1: Fr. Antonio Benavides Fr. José Grau

2: Fr. Dante Ríos

3: Fr. José Larregain 4: Fr. César Sosa

5: Fr. Pascual Di Saverio 11: Fr. Felipe Guitián

24: Fr. Rodolfo Viano

Designaciones

El Ministro Provincial ha nombrado a la Profesora María José Szkaluba como Directora del Nivel

Inicial del Colegio San Miguel de Lanús con fecha 20/02/2016 (Prot. 024/16).


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