COMPETITIVIDAD DE LA ACTIVIDAD LECHERA EN COSTA RICA. Jorge Morales G. 2017. INTA.

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COMPETITIVIDAD DE LA ACTIVIDAD LECHERA EN COSTA RICA. Jorge Morales G. 2017. INTA. La sostenibilidad económica de la actividad lechera en Costa Rica depende de la competitividad de la misma. El acuerdo comercial entre Centroamérica y República Dominica y USA (otros acuerdos en camino) activó la desgravación arancelaria en el 2016, la cual llegará cero aranceles a finales del 2024. Esta realidad hace que la producción interna de leche tenga que competir en el libre mercado con otras naciones, que como Nueva Zelanda, Argentina, Nicaragua, etc., tienen costos de producción mucho menores que los nuestros ($0,30 vs $0,45). La única salida para que las familias dedicadas a la producción de leche (más de 17 mil) puedan continuar en la actividad es mejorando su productividad, eficiencia y competitividad. En forma simplificada se puede decir que, debemos bajar costos, a la mayor brevedad posible. Bajo los sistemas de producción actuales, la actividad lechera, tanto en fincas especializadas de altura como de doble propósito, los costos de producción superan $0,40 por kilogramo de leche. En el caso de la leche de altura el rubro que participa con mayor peso en la estructura de costos es la alimentación, y no precisamente de su componente de pastoreo, sino de, su componente de concentrados. Mientras ha habido protección arancelaria ha sido viable económicamente utilizar

concentrados. Se debe agregar quizá, que nos hemos dado el lujo de utilizar concentrados, que desde el punto de vista técnico es muy probable que no fueran necesarios. Un sistema abierto de pastoreo como el que existe en estas lecherías de altura, donde hay una muy buena genética, pero no de altísima producción (20 - 25 kg/v/d), lo técnicamente recomendable, sería la suplementación energética, llamémosle – porque no es una entidad nutricional en el sentido estricto del término, del “nutriente más deficiente, en estos sistemas. Y si partimos del supuesto que el maíz es la fuente principal de energía y más barata que el propio concentrado que lo contiene, hubiera sido suficiente y más barato, suplementar solo con maíz, o con alguna otra fuente de energía nacional de igual o más bajo costo. Ante los retos de la época, mencionados anteriormente, el foco de atención, para bajar costos en estos sistemas de altura, esta puesto en la alimentación a base de concentrados. Lo cual es lógico porque éste es el rubro con mayor peso en la estructura de costos de este sistema de producción. Sin embargo, aunque no es el precio histórico más bajo, el precio actual del maíz amarillo importado, es bajo, por lo que difícilmente se pueda bajar costos en concentrados como tal. Quizá un poco, sustituyendo el concentrado por maíz únicamente, sin embargo, quizá no sea suficiente. Esto quiere decir, que sería un camino más racional, porque nos podría llevar al lugar que buscamos de 1


bajos costos de producción, cambiar el sistema de producción, a un sistema basado en el pastoreo y suplementación. Cambiar el sistema de producción en la lechería de altura tomaría mucho tiempo, porque la genética actual habría que cambiarla, para tener un animal que produzca a base de pastoreo principalmente. Pero hay un camino que podría ir relativamente rápido si se decidiera tomarse. La acción para poder llegar al punto de competitividad debe ser estratégico, para apurar el paso y llegar a tiempo antes que el reloj de la desgravación arancelaria se pare. Hay dos atajos que nos podrían permitir lograrlo. El primer atajo se debe realizar en la lechería especializada de altura, donde la situación es un poco más difícil que en la lechería de bajura (que llamaremos lechería tropical cuando logremos los cambios que debemos hacer en el doble propósito). En la altura se podría de inmediato cambiar el concentrado por la suplementación “racional” solo con maíz, o con ensilaje de yuca amarga, lo cual, al ser fuente de energía, no provocaría el temido efecto, que algunos técnicos y productores asumen; de que la reproducción, por ejemplo, de una vaca Holstein o Jersey pura, sería lo primero que se afectaría dando al traste con todo el sistema. Lo que de inmediato debe evaluarse, es la determinación de cuál es la mínima cantidad de maíz o yuca amarga que debiera suplementarse a una vaca de este tipo, bajo condiciones de

pastoreo rotacional, acompañada por un buen ensilaje de maíz planta entera (y/o ensilaje de avena + botón de oro), sin que se afecte la reproducción animal y cuál sería el costo de producción (₡/$/kg de leche). De seguro la producción por vaca se reducirá en alguna cantidad a determinar, pero probablemente el costo y la reproducción, compensarían esa perdida en producción. El objetivo clave aquí es bajar costos y ser competitivos en los mercados internacionales. El segundo atajo sería el de reformar o ajustar la genética que tenemos a un animal más adecuado a la producción bajo pastoreo. Lo cual por obvias razones tomaría más tiempo, pero que también se puede apurar, haciendo cambios de animales y no pretendiendo cambiar genética vía absorción que si tomaría años. El atajo 2.a, que ya está en camino, es el proyecto de evaluación de las razas Holstein y Jersey Neozelandés. Esto va a tomar tiempo, pero el atajo descrito en el párrafo anterior, nos da un colchón importante de tiempo para ir bajando costos. Y el atajo 2.b que viene a potenciar el segundo atajo como un todo y que permite realizar dos acciones paralelas en el mismo sentido de la genética animal, pero que nos da más opciones y certeza de llegar al resultado esperado, es el de la producción de Ganado Girolando y Girsey. El ganado Girolando (y en su defecto el Girsey) es una raza sintética trabajada en Brasil que se compone del cruzamiento 2


estabilizado de 5/8 de la raza Holstein (ó Jersey) y 3/8 del Gyr lechero. Esta raza sintética ha sido trabajada por Brasil durante los últimos 70 años y a resultado en un animal muy adecuado para la producción de leche barata a base de pasturas en las bajuras del trópico. Hoy Brasil está revirtiendo su condición de importador neto de leche y se espera que en poco tiempo sea autosuficiente y quizá veremos este país muy pronto poniendo leche barata a nivel de mercado internacional. La oportunidad que tiene Costa Rica en este campo es única, si partimos que la gran base para llegar a tener Girolando (Girsey) es una gran base de vacas F1 (, ½ H, ½ G) Girolando. Costa Rica tiene aproximadamente 50 mil vacas adultas Hostein de muy buena calidad genética y un tanto más de Jersey. Lo que debemos hace es producir masivamente (con las vacas remanentes, después de producir los reemplazos de ambas razas de la lechería de altura), hembras F1 Girolando (Jersey), vía semen sexado, las cuales podrían colocarse en el proceso de conversión del sistema de doble propósito de las bajuras, en lechería tropical donde estas razas sintéticas, resistentes al estrés calórico y al consumo de los forrajes toscos del trópico, vendría a complementar la conversión de la lechería nacional (altura y bajura) en una actividad productiva, eficiente y competitiva a nivel internacional, para seguir supliendo la leche de este país y exportando excedentes.

Para llegar al Girolando (Girsey) raza sintética 5/8 H, 3/8 G, se requieren tres generaciones para llegar a ella. Esto se logra vía inseminación de las hembras F1 (, ½ H; ½ G) con semen sexado Gyr lechero lo que resulta en una cría ¼ H; ¾ G y a éstas cuando lleguen a la pubertad se les insemina con semen sexado Holstein y se obtiene la hembra raza sintética 5/8 H; 3/8 G y a partir de aquí las hembras de este último perfil genético se siguen inseminando con semen raza sintética Girolando 5/8 H; 3/8 G, que se consigue en el mercado de toros probados brasileños, para mantener la raza. Para llegar a tener estas tres generaciones en producción y particularmente la raza sintética (el tercer cruce) toma prácticamente 9 años. Sin embargo, aquí se puede hacer un quiebre, para acortar tiempos y a la vez, por un buen periodo, suplir hembras apropiadas a los sistemas más pastoriles que se requieren en la lechería de altura. En este caso a las hembras F1 que se envían de las alturas a las bajuras, una vez en pubertad, se les insemina con semen sexado Holstein para producir una hembra 3/4 H; 1/4 G. Esta hembra sería muy adecuada al sistema de altura, un biotipo de animal mucho más adecuado al pastoreo, pero todavía con una buena cantidad de sangre europea para una buena producción promedio de unos 15-17 kg/vaca/día. Este animal F1 que se envía a trópico bajo estaría produciendo en 32 meses y enviando el ¾ H;1/4 G a la lechería de arriba para que en otros 32 meses entre en 3


producción (5,3 años) y que a la vez también podría producir y enviar a la bajura una hembra (68,75 H; 31,25 G) si su madre fuera inseminada con semen raza pura sintética y que entraría en producción 32 meses después, para un periodo de ciclo completo de 8 años. Que por cierto ese animal 68,75 H;31,25 es aceptado como raza sintética, por lo cercano a la proporción de 62,5 H;37,5 G y que con el tiempo las hijas inseminadas con el 5/8 H;3/8 Girolando raza pura también se estabiliza como tal. En forma sencilla la estrategia sería que por un buen periodo de tiempo la lechería de altura supla Girolando F1 a las bajuras, para tener el sustrato necesario para llegar al hato necesario para la lechería tropical, que de acuerdo a la estadística existente está conformado por 180 mil vacas adultas, que a 30 mil F1 por año se lograría en 6 a 9 años años, generar un hato suficiente para sustituir el animal doble propósito genéticamente indeterminado de las bajuras que está impidiendo, que se manifiesten los componentes de alimentación adecuados (pastoreo rotacional y suplementación energética), salud reproductiva, salud general de hato, con el manejo integral racional de todos ellos, para producir leche competitiva. Igualmente, pero con poco de tiempo más de 12 a 18 años, se estaría supliendo una buena proporción del hato de altura. Si a esto se agrega la estrategia de la reducción de concentrados y el sistema más pastoril que va adelante, así como los

resultados que den las pruebas con la genética neozelandesa, más los avances en lechería tropical con suplementación energética a base de ensilaje de yuca y otros y el manejo integral racional de los otros componentes del sistema como se mencionó anteriormente para la lechería de altura, hay una buena posibilidad de que la actividad lechera nacional pueda salir adelante al 2030. Pero debemos empezar ya. Para ello se requieren alianzas público privadas, especialmente entre la ganadería especializada de altura y la de bajura y un par de políticas públicas que incentiven o activen un esfuerzo interinstitucional en apoyo a este objetivo común. La pelota está en la cancha, hay 17 mil familias esperando y una legión de beneficiarios directos e indirectos, que aportan a la economía nacional. Este no es una acción de fomento a la lechería porque ya hay suficientes excedentes, al menos bajo las condiciones actuales, es una acción de cambio de los sistemas de producción actual de leche para posicionarla en los mercados competitivos internacionales a base de productividad y eficiencia. Costa Rica tiene, proporcionalmente, más potencial lechero que Nueva Zelanda (la producción de materia seca forrajera de Costa Rica es el doble) y que la de USA, que no puede competir con los sistemas de producción de leche a base de pastos, porque son los de más bajo costo, primero no tiene la abundancia forrajera de los trópicos. Además solo tienen medio año de pastoreo por la estacionalidad 4


climática. Aún con su alta tecnología, no han podido competir con Nueva Zelanda y menos lo podrán con una lechería de Costa Rica a base de pastoreo y animales adecuados para ellos. Tenemos acceso a complementar animales Girolando y otros vía embriones también y la fertilización in vitro, tecnologías que ya tenemos en el país para sumar a este esfuerzo. Ambas efectivas y de parecido costo final, pero que permite según posibilidades económicas del productor, optar por una u otra, de acuerdo al monto del desembolso inicial diferenciado, que ofrezcan las opciones existentes.

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