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LA ADAPTACIÓN EXTREMA, UN VALOR AMBIVALENTE DE LAS BIZNAGAS TROMPO
Article · August 2025
3 authors, including:

Jose Antonio Aranda-Pineda National Autonomous University of Mexico
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Beatriz Maruri Aguilar 14 PUBLICATIONS 44 CITATIONS SEE PROFILE
LA ADAPTACIÓN EXTREMA, UN VALOR AMBIVALENTE DE LAS BIZNAGAS TROMPO
ARANDA-PINEDA JOSÉ ANTONIO1*, MARURI AGUILAR BEATRIZ1, SÁNCHEZ MARTÍNEZ EMILIANO1 1Jardín Botánico Regional de Cadereyta “Ing. Manuel González de Cosío”. Camino a Antigua Hacienda de Tovares S/N. Ejido “Las Fuentes y Pueblo Nuevo”. Cadereyta de Montes, Querétaro. C.P. 76500, México *Autor de correspondencia: jantonioaranda@concyteq.edu.mx
RESUMEN
Las especies que conocemos hoy en día son el resultado de miles de años de evolución biológica, geológica y climática. En este artículo se aborda el caso de las biznagas trompo, de los géneros Strombocactus y Chichimecactus, y se explora la manera en que la conformación del paisaje de la Sierra Madre Oriental ha contribuido a su especialización de hábitat y distribución geográfica tan restringida. También se revisa la historia del descubrimiento de sus especies, haciendo énfasis en que sus nombres científicos no solamente reflejan sus características morfológicas, sino que las vinculan con un contexto cultural, al honrar a personajes históricos.
Strombocactus y Chichimecactus son tesoros naturales únicos, con una historia evolutiva de miles de años de duración y un rol determinante en sus ecosistemas. A pesar de que estas biznagas trompo cuentan con adaptaciones específicas para resistir en ambientes hostiles, hoy en día enfrentan serias amenazas que atentan contra su supervivencia, como el saqueo de plantas y semillas, y la fragmentación de su hábitat. En este repaso se actualizan los datos conocidos al respecto, se proponen medidas para asegurar su conservación y se hacen comentarios acerca del contexto cultural e histórico que le ha otorgado sus nombres.
ABSTRACT
The species we know today result from thousands of years of biological, geological, and climatic evolution. This article addresses the spinshaped cactuses of the genera Strombocactus and Chichimecactus and explores how the landscape configuration of the Sierra Madre Oriental has contributed to their habitat specialization and restricted geographic distribution. It also reviews the history of the discovery of these species, emphasizing that their scientific names reflect their morphological characteristics and link them to a cultural context by honoring historical figures.
Strombocactus and Chichimecactus are unique natural treasures, with an evolutionary history spanning thousands of years and a decisive role in their ecosystems. Although these spin-shaped cactuses have specific adaptations to withstand hostile environments, they currently face serious threats to their survival, such as plundering plants and seeds and the fragmentation of their habitat. This review updates the known data on the subject, proposes measures to ensure their preservation and comments on the cultural and historical context that gave them their names.
INTRODUCIÓN
En el año 2008, un equipo de científicos estudiaba la flora semiárida en el área impactada por la obra de ingeniería hidráulica denominada “Acueducto II”, en los límites del estado de Querétaro e Hidalgo. Mientras descendían esforzadamente por los cañones y lomeríos de pendientes pronunciadas que caracterizan este lugar, unos cactos que parecían ser la biznaga trompo, Strombocactus disciformis, captaron su atención. Inspeccionando a detalle las característicasdelaplanta,prontosedieron cuentadequeno era lo que parecía. Era muy posible que estuvieran en presencia de una nueva especie, una nueva joya botánica. ¿Cómo era posible que, en estos ambientes tan hostiles e inhóspitos, hubiera podido adaptarse y diversificar?
Más tarde, cuando se corroboró que, efectivamente, era un nuevo taxa, surgió una nueva interrogante. ¿Qué nombre podría llevar esta maravilla, única en su tipo, que resaltara sus características y la distinguiera de las otras especies del género?
Para comprender cómo fue que los investigadores dieron respuesta a estos enigmas, debemos explorar la historia natural de estas especies y el entorno que las ha moldeado.
El semidesierto queretano, refugio de biodiversidad
La Sierra Madre Oriental (SMO) es una cadena montañosa que recorre una parte muy significativa del este de México. En laactualidad,suscumbresalcanzan los3000 mdealtitud. Sin embargo, esto no siempre fue así. Hasta hace
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aproximadamente 80 millones de años, esta región formaba parte del fondo marino, e iba a hacer falta un fenómeno geológico masivo para llevarla a la superficie. Fue así que el deslizamiento de la placa oceánica Farallón (cuyos fragmentos actuales son las placas de Cocos y Juan Fuca) bajo la de placa de Norteamérica provocó el levantamiento y plegamiento del terreno, en un proceso de orogenia que, además de la SMO, también formó las Montañas Rocosas en Canadá y Estados Unidos (Eguiluz et al , 2000; English y Johnston, 2004). A lo largo de millones de años, el proceso de plegamiento de la superficie transformó el paisaje, dando lugar a montañas escarpadas y profundos cañones. Esta compleja orografía trajo consigo el desarrollo de una gran variedaddehábitatsyclimasendiferentespisosaltitudinales, con extremos como la región de la Huasteca, donde existen lugares cercanos a los 300 m snm, hasta el punto más alto de la SMO: el cerro El Potosí, en Nuevo León (3713 m snm). Esta diversidad geográfica permitió que la biota fuera surgiendo, se adaptara y diversificara en estos nuevos ambientes únicos. Debido al relieve accidentado resultante, algunas de las especies adaptadas a estos nuevos hábitats quedaron restringidas a estas zonas, al no poder dispersarse con facilidad. Las montañas actuaron como barreras naturales que aislaron a varios organismos y favorecieron la evolución de especies únicas. Este fue el caso de numerosos endemismos de la familia Cactaceae, a lo largo de la SMO (Salinas-Rodríguez et al , 2018).
Además de la influencia del proceso de orogenia de la SMO, los cambios en el clima también han moldeado la
biodiversidad que observamos hoy en día. En las zonas áridas, los periodos glaciales (lapsos de miles de años con un descenso global de la temperatura) e interglaciares (etapas más cálidas entre glaciaciones) han ocurrido desde el inicio del Pleistoceno, hace aproximadamente 2.5 millones de años (Loera et al., 2017; Scheinvar et al., 2020), y han desempeñado un papel decisivo. Durante los periodos glaciales, la biota que estaba adaptada a climas cálidos vio reducida su área de distribución y quedó confinada, sobreviviendo en áreas de condiciones ambientales relativamente estables que actuaron como refugios (Loera et al., 2017). Este fenómeno provocó aislamiento entre las poblaciones de organismos y dio lugar a eventos de diversificación de nuevas especies. Posteriormente, durante los periodos interglaciares, algunas de estas nuevas especies expandieron su área de distribución, mientras que otras se mantuvieron aisladas en los que se convirtieron en sus hábitats específicos (Loera et al , 2017). Este efecto fue especialmente notable en aquellas especies que ya estaban restringidas por la orogenia, y que se volvieron aún más especializadas, adaptándose únicamente a los nichos donde persistieron (Sosa etal , 2020). Este proceso explica en parte laaltadiversidadyendemismosdelaSMOylagranvariedad de ecosistemas que presenta en la actualidad, como bosques templados, bosques mesófilos de montaña, pastizales y matorrales xerófilos.
Dos áreas de la SMO destacan por su elevada riqueza de especies endémicas: los bosques templados de su porción central, que abarca parte de los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, y una zona al sur de la SMO, caracterizada por la presencia de matorrales xerófilos y que comprende parte de los estados de Guanajuato, Querétaro e Hidalgo (Salinas-Rodríguez et al., 2018). Esta última, mejor conocida como la Zona Semiárida Queretano-Hidalguense (ZSAQH), actuó como refugio para varias especies, durante los periodos glaciales; actualmente es reconocida por albergarespeciesúnicas,entrelasquedestacanlasdelgénero Strombocactus
Las biznagas trompo, joyas del semidesierto Strombocactus es un género de cactáceas que permaneció desconocido para la ciencia durante mucho tiempo. Su hábitat, entre los desfiladeros de la ZSAQH, actuó como un escondite natural que las mantuvo alejadas de nuestro conocimiento. El descubrimiento de la primera especie del géneroocurrióhacepocomásde200años.Ainiciosdelsiglo XIX, Thomas Coulter, un médico irlandés radicado en Zimapán, exploró la zona limítrofe entre Querétaro e Hidalgo, donde colectó varias especies de cactos y las envió a Suiza, donde fueron estudiadas porAgustín P.De Candolle (Nelson, 1997; Sánchez, 2014). Entre las colectas, se encontraba una planta color verde grisáceo, de apariencia agreste, que portaba sólo unas pocas espinas cerca del ápice y que crecía en pendientes pronunciadas donde muy pocas
otras especies pueden sobrevivir. Se trataba de la biznaga trompo, que en ese entonces fue nombrada como Mammillaria disciformis (DC.) debido a su parecido con otras especies del género Mammillaria (De Candolle 1828). El epíteto específico disciformis hace referencia a su tallo globoso deprimido, con forma de disco (del latín discis, disco, y -formis, forma) (Figura 1). El ejemplar que sirvió para esta descripción no sobrevivió mucho tiempo después de su llegada a Europa, pero alcanzó a quedar plasmado en unapinturaqueresguardaelConservatorioyJardínBotánico de Ginebra (Nelson, 1997).
Casi cien años después, el médico mexicano Fernando Altamirano y el botánico estadounidense Joseph Nelson Rose hicieron la primera exploración botánica ex profeso para el estado de Querétaro. Su intención era documentar la gran diversidad vegetal y los usos de ésta en laregión,y durantesu trabajorecolectaron unagran cantidad de especies, incluyendo a la entonces M. disciformis (Britton y Rose, 1922; Sánchez, 2014). Parte de esas colectas fueron enviadas a Estados Unidos, donde Rose, junto con Nathaniel L. Britton, estudiaron las plantas a detalle. Fue así que, al analizar la forma de su tallo, que se ensancha al crecer mientras que la parte inferior permanece relativamente más angosta, decidieron reasignarla a un nuevo género: Strombocactus, empleando la raíz griega στρομβος (strombos)“trompo”(BrittonyRose,1922)(Figuras1y2A). Desde1922,laidentidad delaespeciesehamantenido como S. disciformis (DC.) Britton & Rose. Durante varias décadas, exploradores y científicos interesadosenlaZSAQHrealizaronrecorridosdecampoque llevaron a la descripción de lo que consideraban nuevas especies de Strombocactus. Sin embargo, tras un minucioso análisis, se determinó que todas estas eran sinónimos de la especie hasta entonces conocida. No fue sino hasta mediados de la década de los años noventa que una nueva especie saldría a la luz. El hallazgo ocurrió durante una expedición en el norte de Guanajuato, hecha con el objetivo de estudiar la distribución del entonces recién descrito Turbinicarpus alonsoi. Los científicos descubrieron individuos de Strombocactus, lo que representaba un nuevo registro del género para el estado. Las plantas, sin embargo, diferían de la forma típica de S. disciformis, pues eran considerablemente más pequeñas y producían flores color magenta (Figura 2B). La variabilidad morfológica llevó al reconocimiento de dos subespecies: S. disciformis subsp. disciformis y S. disciformis subsp. esperanzae Glass. & S.Arias. El epíteto esperanzae honra a Doña Esperanza Benavides de Velázquez (Figura 3A), figura prominente de la región de Xichú, Guanajuato (localidad tipo), y quien ayudó a localizar las plantas en el campo. Este nombre también simboliza la esperanza de proteger este taxón en su lugar de origen (Glass y Arias, 1996).

Figura 1. Biznaga trompo, Strombocactus disciformis (DC.) Britton & Rose, en hábitat. Se observa la forma característica del tallo, con los tubérculos dispuestos en espiral y aquellos cercanos al ápice portando espinas. A) Vista lateral, B) Vista superior. Fotografías: José A. Aranda-Pineda.

Figura 2. Especies y subespecies del género Strombocactus en hábitat. A) Strombocactus disciformis subsp. disciformis, B) Strombocactus disciformis subsp. esperanzae y C) Chichimecactus (Strombocactus) corregidorae. Fotografías: A) José A. Aranda-Pineda, B) Pedro González Zamora (iNaturalistMx https://mexico.inaturalist.org/observations/37507966) y C) Jesús Corrales (iNaturalistMx https://mexico.inaturalist.org/observations/190920049).
Posteriormente, a principios de la década de los 2000, sobre el cauce del río Moctezuma límite natural entre Querétaro e Hidalgo comenzó la construcción del sistema “Acueducto II”, ambicioso proyecto hidráulico diseñado para transportar aguadesde el Cañón del Infiernillo hasta la ciudad de Querétaro mediante un trasvase entre cuencas hidrológicas, desde la del río Pánuco hasta la del río Lerma-Chapala. El sitio de la obra, caracterizado por su difícil acceso y pendientes pronunciadas, había funcionado por milenios como refugio natural para varias especies vegetales microendémicas que se habían mantenido en
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aislamiento, libres de disturbios antropogénicos. Esta condición se interrumpió con el establecimiento de la obra, que, si bien prometía beneficios significativos para los habitantes de la capital queretana, generó consecuencias negativas para la flora de la región (Bayona Celis y Chávez Martínez, 2013). En 2008, durante un recorrido donde se estudiaba la flora afectada por la obra, un equipo de científicos registró tres localidades nuevas donde crecían individuos de Strombocactus que diferían de las subespecies conocidas (Arias y Sánchez, 2010).
Las plantas llamaron la atención por sus características singulares: contaban con tallos que variaban desde globosos hasta cilíndricos, con espinas de color negro o gris que persistían en los tubérculos, y flores de color amarillo (Figura 2C). Además, al examinar sus semillas, los investigadores notaron una característica única: la ausencia de estrofíolo, un apéndice seminal que sí está presente en las demás subespecies de S. disciformis. Estas diferencias morfológicas fueron suficientes para determinar que estaban ante una nueva especie.
El hábitat de la nueva especie es muy similar al de S. disciformis: relieve accidentado sobre suelos de origen marino pobres en nutrientes, establecidos en laderas con fuerte inclinación, o en paredes verticales, entre las grietas y repisas de rocas. Las condiciones incluyen la alta radiación solar,periodosprolongados desequíay altastasasdeerosión del suelo. Todos estos factores han sido determinantes para el desarrollode adaptaciones únicas, como laformaglobosadeprimida del tallo y la disposición de los tubérculos, lo que maximiza el almacenamiento de agua. Además, las raíces y los tallos tienen la capacidad de contraerse cuando la disponibilidad de agua es baja. Este rasgo es especialmente benéfico para las plántulas, que “se entierran” parcialmente y resisten la época de sequía, cuando la superficie del suelo se mantiene más caliente que la temperatura del aire
(Vázquez-Sánchez et al , 2012). Además, cuentan con una epidermis gruesa y una coloración grisácea del tallo que les permite camuflarse con su entorno rocoso (Figuras 2, 4 y 5). Eldescubrimientoconllevó unnuevo desafío:elegir un nombre que representara a esta joya botánica. Los investigadores dedicaron tiempo a reflexionar sobre la decisión.Podrían haber construido un epítetoquedescribiera las características morfológicas, como sucedió con S. disciformis. Sin embargo, decidieron que esta planta merecía un nombre más significativo, y debido a que su publicación vería la luz en 2010, año de la conmemoración del bicentenario del inicio de la guerra de independencia de México, decidieron honrar a una figura emblemática de la historia nacional: María Josefa Crescencia Ortiz TéllezGirón, comúnmente conocida como Josefa Ortiz de Domínguez, la Corregidora de Querétaro o simplemente como la Corregidora (Arias y Sánchez, 2010; Figura 3B). Ellafueunapiezaclaveenlaluchaporlaindependenciapues junto a su esposo, el Corregidor Miguel Domínguez, organizaba en su casa reuniones que, bajo la apariencia de tertulias literarias, conspiraban el levantamiento contra el gobierno virreinal (INEHRM 2014). En honor de esta valerosa heroína, la nueva especie fue bautizada como Strombocactus corregidorae S.Arias & E.Sánchez.

3. Mujeres que inspiraron los epítetos de las especies de Strombocactus. A) Fotografía de doña Esperanza Benavides de Velázquez, señalando una de las plantas en campo y a quien se honró con el nombre de la subespecie Strombocactus disciformis subsp. esperanzae (Fotografía tomada de Glass y Arias, 1996). B) Retrato de Ma. Josefa Crescencia Ortiz Téllez-Girón, precursora del movimiento de independencia de México, a quien se dedicó el epíteto de Strombocactus corregidorae. “La ilustre Corregidora María Josefa Ortiz de Domínguez, contribuyó patrióticamente, en Querétaro, con el Sr. Cura Miguel Hidalgo, en 1810 para la emancipación de México”, reza este lienzo de Ramón Sánchez Lima, 1892. Panteón de los Queretanos Ilustres, Santiago de Querétaro, México.
A medida que avanza el estudio taxonómico y sistemático de la flora, la clasificación inicial que se les otorgó a los taxa y el conocimiento de sus relaciones con otras especies pueden ir cambiando. Este ha sido el caso de S. corregidorae, cuya clasificación ha sido objeto de debate desde su descubrimiento. Esta búsqueda de identidad taxonómica ha impulsado una revisión profunda de su clasificación, y actualmente existe una discrepancia sobre su identidad. Por un lado, están los autores que la consideran una especie perteneciente al género Strombocactus, con base en sus características morfológicas y anatómicas (Arias y Sánchez, 2010). Por otro, están los investigadores que han llevado a cabo estudios moleculares y han sugerido que la especie presenta diferencias suficientes para justificar su inclusión en un nuevo género, que ya fue propuesto en 2021: Chichimecactus corregidorae (S.Arias & E.Sánchez) Bárcenas, H.M.Hern. & P.Hern.-Led (Bárcenas etal , 2021), nombre que actualmente es el aceptado. Finalmente, otros especialistas consideran que, para dar mayor solidez a la designación de un nuevo género, deben realizarse nuevos trabajos que comprendan el análisis de una mayor cantidad de genes del cloroplasto y el núcleo (Walker, 2022).
El nombre Chichimecactus hace referencia a la nación chichimeca, un conjunto de pueblos que habitaban en Aridoamérica, reconocidos por su espíritu guerrero, defensa de su territorio y resistencia ante la colonización española (Bárcenas et al , 2021). Si bien esta nación prehispánica habitó gran parte de las zonas áridas del norte de México, también se encontraban en lo que hoy se conoce como la Zona Semiárida Queretano-Hidalguense (ZSAQH) en el centro del país.
De manera análoga a las figuras históricas que inspiraron su nombre, C. corregidorae y las subespecies de S. disciformis han demostrado una notable resistencia, al adaptarse en algunos de los ambientes más hostiles de la ZSAQH (Figura 4). Estos sitios, que se caracterizan por sus suelos pobres en nutrientes, temperaturas extremas, alta radiación solar, poca precipitación y susceptibilidad a la erosión, representan un desafío que no cualquier especie puede superar. Sin embargo, al igual que los personajes que encararonobstáculosalperseguirsusideales,estas“biznagas trompo” enfrentan amenazas que ponen en riesgo su supervivencia, y que derivan de la actividad humana.

ante el
agreste en el que habita. La planta
las raíces expuestas, pero se aferra al suelo con algunas de ellas. Esto es frecuente en las laderas donde crece, donde los suelos son altamente erosionables y hay poca cobertura vegetal. Fotografía: Archivo Jardín Botánico Regional de Cadereyta.
Fecha efectiva de publicación: 29 de agosto de 2025
Amenazas y conservación de las biznagas trompo
La conformación de la Sierra Madre Oriental, a lo largo de millones de años y mediante procesos geológicos y climáticos, creó hábitats únicos en los que evolucionaron las biznagas trompo. Tanto las subespecies de S. disciformis como C. corregidorae presentan gran especificidad de hábitat, estableciéndose únicamente en sitios con pendientes pronunciadas y en las paredes que bordean los cañones de la ZSAQH, donde predominan los suelos de origen
sedimentario marino (Glass y Arias, 1996; Scheinvar, 2004; Arias y Sánchez, 2010). En estos sitios la vegetación predominante son matorrales submontanos y micrófilos; sin embargo, las biznagas trompo crecen preferentemente en sitiosexpuestos(Figura5).Estasadaptacionesespecializadas son, por una parte, ventajas para sobrevivir en entornos donde muy pocas especies pueden hacerlo, por otra, rasgos que las hacen vulnerables ante diversas amenazas.

Figura 5. Individuos de Strombocactus disciformis establecidos en una pared rocosa con poco suelo. Aunque que las poblaciones pueden ser muy densas, son muy puntuales y se restringen a unas cuantas áreas dentro de la Zona Semiárida Queretano-Hidalguense. Fotografía: José A. Aranda Pineda.
Tanto S. disciformis como C. corregidorae están seriamente amenazadas por la combinación de sus características biológicas únicas con los disturbios causados por las actividades humanas. Una de las adaptaciones más notables de estas especies, es la formación de miles de semillasencadatemporadareproductiva(Olmos-Lau,2016). Estas semillas se encuentran entre algunas de las más pequeñas de la familia Cactaceae, lo que les da una ventaja de dispersión por medio de agentes tanto bióticos como hormigas como abióticos viento . Además, en
condiciones de laboratorio se han registrado porcentajes de germinación superiores al 90% (Camacho-Velázquez et al , 2018). Sin embargo, en su hábitat natural, el reclutamiento de nuevos individuos es sumamente infrecuente (Álvarez et al., 2004; Olmos-Lau,2016).Esto puedeobedecer aque, por un lado, las plántulas son especialmente sensibles a la sequía y a las temperaturas extremas, y presentan tasas de mortalidad muy altas (Godínez-Álvarez etal , 2003; Álvarez et al., 2004; Camacho-Velázquez et al., 2018). Por otro, aunquelassemillaspuedanllegaralugareslejanos,necesitan
condiciones ambientales específicas para germinar y establecerse, lo que limita la capacidad de las poblaciones de reclutar nuevas plantas (Álvarez et al , 2004).
Enestesentido,elmicroendemismo esunfactorque contribuye notablemente a la vulnerabilidad de las especies. La compleja orografía de la SMO, compuesta por montañas bordeadas de profundos cañones, ha actuado como una barrera natural que mantiene aisladas las poblaciones de las plantas. Este aislamiento es una de las causas de la evolución de C. corregidorae y las subespecies de S.disciformis (Arias y Sánchez, 2010). Sin embargo, mientras que S. disciformis subsp. disciformis cuenta con varias poblaciones puntuales que se distribuyen a lo largo de la ZSAQH, tanto S. disciformis subsp. esperanzae como C. corregidorae sólo se conocen en las localidades donde fueron descritas (Glass y Arias, 1996; Godínez-Álvarez, 2002; Scheinvar, 2004; Sánchez, 2006; Arias y Sánchez, 2010; Olmos-Lau, 2016). Esta distribución tan restringida, combinada con su lento crecimiento y la dificultad de establecimiento de nuevas plantas, las hace extremadamente susceptibles a cualquier perturbacióndesuhábitat.Unsóloeventodedisturbioagudo puede eliminar por completo una población e incluso llevar a la extinción a la especie (Sánchez, 2006; Mandujano et al., 2007; Arroyo-Cosultchi et al , 2014).
Los disturbios de origen antrópico que amenazan a las biznagas trompo son de diversa índole. Uno de las más notables es el saqueo de individuos en su hábitat. Desde su descubrimiento, estos cactos han sido de gran interés entre coleccionistas e investigadores debido a su peculiar aspecto y rareza(Sánchez,2006).En elpasado,lascolectascon fines científicos, aunque fueron hechas en favor de la ciencia, contribuyeronaladisminucióndesuspoblaciones,comodan cuenta los numerosos depósitos que existen en varios herbarios alrededor del mundo (Sánchez, 2014). Por otro lado, la demanda de ejemplares por parte de coleccionistas ha propiciado el desarrollo de un mercado ilegal de plantas que se alimenta en gran parte de ejemplares extraídos del medio silvestre (Bárcenas, 2003; Álvarez et al., 2004). A pesar de la inclusión de todos los taxones de Strombocactus e el Apéndice I de la CITES y de la implementación de inspecciones en puertos y aeropuertos internacionales, las características morfológicas de las plantas complican su detección (Bárcenas, 2003; Álvarez et al., 2004; Olmos-Lau y Mandujano, 2016; CITES 2024). Los ejemplares adultos puedentenertamañosmínimosentre1y5cm,loquepermite que sean fácilmente ocultables entre objetos personales, mientras que sus diminutas semillas (0.4 y 0.6 mm) facilitan sucontrabandoenelordendemiles(Godínez-Álvarez,2002; Bárcenas, 2003; Olmos-Lau y Mandujano, 2016; CamachoVelázquez et al., 2018). Hasta el año 2016, se había documentado la presencia de plantas de Strombocactus en viveros de 14 países. Los que acreditan su legal procedencia son pocos y se refieren en concreto a S. disciformis, lo que evidencia la magnitud de este problema (Bárcenas, 2003; Olmos-Lau y Mandujano, 2016) y sugiere que cualquier tráficoqueinvolucrea C.corregidorae sellevacabofuerade
laleyyatentacontralapermanenciadelaespecieenelmedio silvestre.
En la ZSAQH, otros factores que fragmentan y destruyen los hábitats de las especies endémicas de Cactaceae son la extracción de minerales, el desarrollo de centros urbanos, la expansión de zonas agrícolas, la deforestación y el sobrepastoreo (Hernández-Oria et al , 2007). En el caso específico de C. corregidorae, su aislamiento natural la había mantenido lejos de estas amenazasderivadasdeldesarrollohumano.Perosu situación cambió drásticamente con el inicio de la construcción del “Acueducto II” (Bayona-Celis y Chávez Martínez, 2013). Esta obra de ingeniería hidráulica involucra su área de distribución, lo que por una parte llevo a su descubrimiento, pero por otra incrementó la vulnerabilidad de esta y de otras especiesamenazadascomo Mammillariaherrerae Werderm. y Astrophytum ornatum (DC.) Britton & Rose, ante los efectos de los disturbios a gran escala (Arias y Sánchez, 2010; Bayona-Celis y Chávez-Martínez, 2013). La obra modificó permanentemente el paisaje alterando los microambientes necesarios para estos cactos tan especializados y, si bien se contemplaron medidas de mitigación durante el desarrollo de la obra, fueron insuficientes (Hernández-Oria et al , 2007; Bayona-Celis y Chávez-Martínez, 2013).
Para la permanencia de Strombocactus y Chichimecactus en el medio silvestre, son necesarias varias medidas coordinadas. En primer lugar, es prioritario actualizar su estatus de conservación en los listados nacionales e internacionales. En este momento, sólo se tiene enlistada a S. disciformis en la NOM-059-SEMARNAT2010(2019)bajolacategoríadeAmenazada(A)yenlaLista Roja de la IUCN está catalogada como vulnerable (VU) (Gómez-Hinostrosa et al , 2017; SEMARNAT 2019). Es necesario un reajuste que contemple la inclusión de las dos subespecies de S. disciformis y a C. corregidorae, para que la Ley General de Vida Silvestre (LGVS), que prohíbe la extracción y aprovechamiento de las especies de la NOM059-SEMARNAT-2010, pueda aplicarse en su favor. Otra acción de conservación es la implementación de áreas naturales protegidas en las zonas donde se distribuyen estos taxones. Si bien ha habido propuestas de delimitación de reservas dentro de la ZSAQH (Galindo y Sánchez, 1988; Aranda-Pineda et al , 2025), no existe ningunadecretada.DentrodeloslímitesdelsurdelaReserva de la Sierra Gorda se incluyen algunos fragmentos de la ZSAQH, donde ocurren poblaciones de S. disciformis subsp. disciformis. Sinembargo,laprotecciónesinsuficienteyaque no es una reserva declarada para preservar las zonas áridas de esta región (Sánchez,2014). Esto favorecelapresencia de actividades no reguladas queponen en riesgo lapermanencia de las especies que alberga la ZSAQH (Hernández-Oria et al., 2007).
Además de la protección de los sitios de distribución, la conservación ex situ representa una alternativa muy importante para la preservación de estas
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especies. El establecimiento de colecciones vivas de estas especies y su propagación controlada en jardines botánicos y unidades de manejo para la conservación de la vida silvestre (UMA) pueden satisfacer la demanda de coleccionistas, reduciendo la presión sobre las poblaciones silvestres (Sánchez et al., 2006). Un ejemplo destacado es el Jardín Botánico Regional de Cadereyta que, dentro de su colección viva de plantas, tiene un importante respaldo ex situ de especies de la ZSAQH, entre las que se encuentran las dos subespecies de S. disciformis y C. corregidorae.
Las biznagas trompo, símbolos de resistencia y esperanza Las especies que conocemos en la actualidad no son el resultado de procesos biológicos del pasado reciente, sino quellevan consigohistoriaqueseremontaamilesomillones de años. Ejemplo de ello son las adaptaciones tan especializadas que se presentan en Strombocactus y Chichimecactus, resultado de la larga historia geológica y climática que conformó lo que hoy es la Sierra Madre Oriental. Sus tallos globosos almacenan eficazmente elagua, su gruesa epidermis verde-grisáceo les ayuda a camuflarse entre las rocas de su entorno, y sus raíces pueden anclarse firmemente al poco suelo que existe entre las rocas, donde aprovechaalmáximolosescasosnutrientesqueofrece.Estas características son resultado de la resiliencia desarrollada a lo largo del tiempo, debida a la interacción entre la biología de las especies y un entorno cambiante y hostil.
Además de estudiar la historia natural de las especies, es igualmente importante conocer la historia de su descubrimiento y comprensión, para valorarlas aún más. Cada nombre científico y descripción otorgada a una entidad biológica no sólo da cuenta de sus características biológicas, sino que revela una conexión con un contexto histórico específico. Los nombres científicos de las biznagas trompo no sólo describen su forma, sino que también honran a figuras emblemáticas de la historia y de los lugares donde habitan,loquepermitecrearunaconexiónentrelanaturaleza y la cultura. Desde S. disciformis caracterizada por su tallo en forma de trompo, hasta C. corregidorae, que honra a la valiente Doña Josefa y a los pueblos chichimecas, cada especie guarda una historia particular que es igualmente digna de ser preservada.
El descubrimiento de C. corregidorae en 2008, no solamente amplió nuestro conocimiento de la flora de la ZSAQH, sino que también nos recordó la fragilidad de las especies ante el desarrollo de las actividades humanas. El saqueo para su comercio ilegal y la fragmentación de su hábitat, derivada de actividades como el desarrollo de infraestructura para el desarrollo, son amenazas de gran impacto para la supervivencia de las plantas. Aunque se han propuesto medidas para su conservación, aún hay mucho por hacer. Las biznagas trompo son un símbolo de resistencia, al prosperar en ambientes tan adversos, pero al mismo son un llamado de atención sobre la fragilidad de la biodiversidad ante los efectos de las actividades antropogénicas.
Estas joyas del semidesierto, resultado de miles de años de cambios geológicos, climáticos y de evolución biológica, dependen de nuestra capacidad de protegerlas. La conservación de Strombocactus y Chichimecactus va más alládesuprotecciónenelecosistema.Nosolosesalvaguarda un tesoro biológico; también se conserva una historia natural y cultural, aspectos que debemos preservar como parte esencial de los elementos que nos constituyen como cultura y sociedad.
LITERATURA CITADA
Álvarez, R., Godínez-Álvarez, H., Guzmán, U. y Dávila P. (2004). Aspectos ecológicos de dos cactáceas mexicanas amenazadas: implicaciones para su conservación. Boletín de la Sociedad Botánica de México. 75: 7-16. https://doi.org/10.17129/botsci.1690
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