El viaje inmóvil

El viaje inmóvil O

(HABITAR LA IMPREGNACIÓN) Javier Núñez Cuevas

ACCIONES HÍBRIDAS EN EL PAISAJE

Primavera 2020/21

Taller Experimental II Acciones híbridas en el paisaje

ETSAM Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid

Autor Coordinadores

52 páginas 148x210mm

Javier Núñez Cuevas Concha Lapayese Francisco Arqués

/// ÍNDICE / EL VIAJERO INMÓVIL Exploración del archivo fotográfico

7

// LA GENEALOGÍA DE LOS OBJETOS Objetos neutros

15

Mapa de la extimidad

19

/// LA IMPREGNACIÓN DE LOS OBJETOS La cuchara

28

El azucarero

32

La vela

36

La plancha

40

La caracola

44

/ EL VIAJERO INMÓVIL

El viajero es aquella persona que se encuentra realizando un viaje -por cualquier motivo- entre dos lugares distintos.

/// Acciones híbridas

EL VIAJE INMÓVIL

San Gimignano, 2014.

La brisa estival se colaba por la ventana de la cocina, la villa despertaba.

/// Acciones híbridas

EL VIAJE INMÓVIL

Toscana, 2014.

Perdidos entre colinas y caminos, dos cipreses solitarios mecidos por el viento.

/// Acciones híbridas

EL VIAJE INMÓVIL

Londres, 2015.

En una esquina inesperada entre Trafalgar Square y Buckingham Palace.

/// Acciones híbridas

Tenerife, 2015.

El mar de nubes lo alto de la isla, un observador paciente.

EL VIAJE INMÓVIL

/// Acciones híbridas

París, 2019.

El paso del tiempo en el Musée d´Orsay.

EL VIAJE INMÓVIL

/// Acciones híbridas

El Faro del Caballo, 2019.

La cuerda y sus nudos.

EL VIAJE INMÓVIL

// LA GENEALOGÍA DE LOS OBJETOS

El objeto es aquella cosa material inanimada, generalmente de tamaño pequeño o mediano, que puede ser percibida por los sentidos.

/// Acciones híbridas

EL VIAJE INMÓVIL

/// Acciones híbridas

EL VIAJE INMÓVIL

No plancha: Utensilio para no planchar formado por un cuerpo de hierro que al calentarse no plancha la ropa

Sujetalibros: Utensilio que se utiliza para sostener una pila de libros en horizontal

/// Acciones híbridas

EL VIAJE INMÓVIL

/// Acciones híbridas

No pala: Herramienta para no cavar, recoger o trasladar materiales.

Decoración: Elemento o elementos que tienen una función decorativa.

EL VIAJE INMÓVIL

/// Acciones híbridas

¿Qué es?

Utensilio formado por un cuerpo de hierro que al calentarse plancha la ropa

EL VIAJE INMÓVIL

¿Qué es?

(Objeto real)

Objeto

Lo lingüístico neutro

LA PLA Lo lingüístico impregnado

Objeto im

¿Qué es?

¿Qué es?

Objeto familiar cuya función es sujetar una pila de libros.

(Objeto real)

/// Acciones híbridas

)

EL VIAJE INMÓVIL

¿Qué es?

Imagen universal de lo que es una plancha.

o neutro

Lo icónico neutro

ANCHA Lo icónico impregnado

mpregnado

)

¿Qué es?

Imagen personal de lo que es una plancha.

/// Acciones híbridas

EL VIAJE INMÓVIL

¿Qué es?

¿Qué es?

Herramienta para cavar, recoger o trasladar materiales.

(Objeto real)

Objeto

Lo lingüístico neutro

LA P Lo lingüístico impregnado

Objeto im

¿Qué es?

¿Qué es?

Herramienta conservada a modo de decoración y recuerdo familiar.

(Objeto real)

/// Acciones híbridas

EL VIAJE INMÓVIL

¿Qué es?

Imagen universal de lo que es una pala.

o neutro

Lo icónico neutro

PALA Lo icónico impregnado

mpregnado

¿Qué es?

Imagen personal de lo que es una pala.

/// LA IMPREGNACIÓN DE LOS OBJETOS

Lo éxtimo es lo que está más próximo, lo más interior, sin dejar de ser exterior. Se trata de una formulación paradójica.

/// Acciones híbridas

EL VIAJE INMÓVIL

/// Acciones híbridas

EL VIAJE INMÓVIL

Sobre la impregnación El calor se colaba a través de la ventana. En la parte trasera los tres dormitábamos, mecidos por el murmullo del coche que volaba sobre el asfalto, rumbo al sur esta vez. Las manos rozando esos asientos grises que eran rugosos y te irradiaban el calor que recibían del sol. Los rayos se iban moviendo por nosotros según avanzábamos por la carretera. El sonido de la carcasa del casete, el sonido al meterse en el panel de la radio. A partir de ahí los violines, guitarras, y trompetas nos llevaban volando desde Madrid hasta los campos de Castilla la Mancha, esos por los que cabalgaba el Quijote. Cruzábamos los páramos y comenzábamos la subida por Despeñaperros. Atravesábamos Sevilla y sus 40 grados a la sombra, con un objetivo en mente, con paciencia. Joaquín Rodrigo, Albéniz y Paco de Lucía nos acompañaban constantemente, una y otra vez sonaban las mismas piezas, pero no nos importaba. Aún hoy soy capaz de tararear las tres partes del Concierto de Aranjuez. De canturrear la Fantasía para un Gentilhombre, las Suites Españolas, la Música Nocturna de Madrid de Boccherini incluso. Ahora lo estoy escuchando mientras escribo. Los atardeceres en aquellas playas comiendo pipas hasta que el sol se escondía en el horizonte están en mi retina y en la de todos nosotros. Es un lugar al que poder volver siempre. Igual que Casa Juanito, igual que esos paseos nocturnos.

Hablo de impregnar. Para mi todos esos objetos, canciones y lugares que han sido capaces de devolverme esa sensación, están impregnados de por vida. Son un refugio al que poder recurrir siempre para volver, como decía Morente, con la frente marchita.

/// Acciones híbridas

EL VIAJE INMÓVIL

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EL VIAJE INMÓVIL

La cuchara Entre todo el trajín y el ruido de cuchillos y tenedores, el llanto del niño tronó en la cocina de paredes color salmón. De forma tranquila el padre sacó a relucir una cuchara, pero no era cualquier cuchara. Era esa cuchara. La que había viajado desde Londres a Madrid muchos años antes. Aquella que entre sus muchas cualidades - y más que se le atrubuirían con el paso de los años - tenía la capacidad mágica de parar el llanto. Con un simple gesto, repetido en aquellos momentos de desesperanza para el niño, el padre conseguía secar las lágrimas de cocodrilo que recorrían sus pequeñas mejillas. El método era en realidad sencillo, mucho más de lo que podría parecer. Sólo bastaba con recoger todas y cada una de las lágrimas que brotaban de los ojos del niño para acaparar su atención, para luego quizá, en los momentos en los que más costaba calmar al pequeño, incluso darle a probar esas lágrimas saladas.

De pronto las lágrimas se convertían en risa. La desesperanza en diversión. Ya no llenaba las paredes el llanto, había sido desplazado por las carcajadas que brotaban a borbotones de la garganta del niño.

Ese niño era yo. Esa cuchara es mi cuchara favorita, esa que se llevaba el mar de lágrimas. La cuchara de la mano de mi padre se alejaba llevándose la tristeza y el enfado consigo. Sigue en casa, la sigo utilizando, pero cada vez que la veo no veo una cuchara, supongo.

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/// Acciones híbridas

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EL VIAJE INMÓVIL

El azucarero A los ojos de los niños todo es más simple y más puro. Más sencillo de lo que nosotros, los adultos, creemos que es. Grandes artistas han sido grandes por ser capaces de mantener, aunque fuese un poco, esa visión que hace a los niños tan niños. La sorpresa, la inocencia.

Siendo pequeño, había - hay a día de hoy- un curioso azucarero en mi casa. Un curioso azucarero que resultó ser la primera decepción que me llevé al comprobar que lo que creía que era, no era, y no entendía muy bien por qué. El objeto llegó a mis manos procedente de un viaje de mis padres, y aquel objeto vino para quedarse.

Estaba en la mesa por las mañanas a la hora del desayuno y también por las noches a la hora de la cena. Incluso podía aparecer a la hora de la comida, dando por supuesta su aparición en la correspondiente sobremesa. Todos lo utilizaban, todos lo cogían y lo dejaban sin siquiera inmutarse. ¿Por qué no se daban cuenta?.

Ese objeto era un curioso azucarero cuya tapa era el chupete más deseado de todos, el más especial, el más raro. Y todo el mundo se empeñaba en cogerlo con su mano para tapar y destapar el azúcar.

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EL VIAJE INMÓVIL

La vela Las velas siempre han sido una constante en mi vida y supongo que en la vida de la mayoría. A mis ojos parecían simples objetos de decoración pues, ¿para qué encender una vela teniendo lámparas?. No tardé sin embargo, en encontrar un sentido latente a esas velas. A esa ingente cantidad de velas que mi madre repartía y sigue repartiendo por toda la casa, algunas encendidas, otras no. Había muchos días que de pronto, por diferentes motivos, la luz se iba, nos quedábamos completamente a oscuras sin saber cuándo volvería como por arte de magia. En esos momentos era cuando nos dábamos cuenta, cuando ese ejército de velas salía a nuestro rescate para iluminar todos los rincones de la casa. De pronto el posible miedo que, como niños pudiésemos tener, se disipaba con el rasgar del fósforo y la pequeña llama que se alojaba en la vela.

Quizá por el poder o la fascinación ancestral que el fuego tiene sobre nosotros, pero en ese momento estaba todo bien, aunque no hubiese luz, ni televisión, ni ningún aparato eléctrico. Tras volver a las cavernas y redescubrir el efecto del fuego para formar el hogar, la luz volvía y de las velas sólo quedaba el humo que se desprendía tras la acción del apagavelas.

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EL VIAJE INMÓVIL

La plancha La plancha es un objeto que todos conocemos, que todos hemos visto y utilizado numerosas veces durante nuestra vida, y como todo objeto que lleva con nosotros tanto tiempo desde su invención, ha sufrido muchos cambios y mejoras. Es curioso pensar sobre los objetos que van adquiriendo cualidades con el tiempo. No cualidades físicas, sino cualidades personales que el objeto absorbe o que nosotros dejamos que absorba hasta poder cambier completamente su función y su significado. Cuando se trata de nosotros mismos, acercarse a nuestra extimidad puede parecer sencillo, pero acercarse a la extimidad de otro y ser capaz de entenderla, es muy complicado.

En una estantería de mi casa, un recuerdo familiar, una plancha ha perdido su función estricta, pero ha absorbido algo. Aunque es una plancha que no plancha, es un objeto que es como una puerta que te lleva a las manos que la utilizaron, si eres cuidadoso y capaz de acercarte y entender su extimidad. Lo que el objeto tiene y que no está a simple vista.

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/// Acciones híbridas

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EL VIAJE INMÓVIL

La caracola El sol tostando nuestras espaldas, la arena se levantándose ligeramente por el viento proveniente del mar. El sonido de fondo de las olas rompiendo y las voces lejanas.

La cara contra la toalla húmeda, la mente en blanco. Es la hora de comer, nos ponemos de pie y con las toallas y sombrilla en mano vamos andando hasta que nuestros pies se encuentran con el camino de madera. Me pongo las alpargatas, parece que hoy vamos a Casa Juanito. Pescaito frito y un lobito de mar inmejorable.

Quizá hasta tortillitas de camarones.

La tarde pasa y el fuerte sol va bajando en el cielo hasta convertirse en una bola anaranjada que amenaza con esconderse tras la línea del mar en el horizonte. Es el momento de pasar por el kiosko, unas pipas saladas, el piponazo por supuesto, nos esperan en el estante. Escogemos un sitio, no importa cual, pues la playa es larguísima y el atardecer va a ser de esos. De esos que se graban en tu retina y no los olvidas por muchos años que pasen. A veces, tras el atardecer, nos dedicábamos a recoger pequeñas conchas o caracolas si teníamos mucha suerte. Volvían con nosotros a casa, aquí siguen. Si te acercas al oído esas caracolas puedes escuchar el mar, ver esos atardeceres e incluso notar el salitre en tu piel.

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