1 minute read

La vela

Next Article
El azucarero

El azucarero

La vela

Las velas siempre han sido una constante en mi vida y supongo que en la vida de la mayoría. A mis ojos parecían simples objetos de decoración pues, ¿para qué encender una vela teniendo lámparas?. No tardé sin embargo, en encontrar un sentido latente a esas velas. A esa ingente cantidad de velas que mi madre repartía y sigue repartiendo por toda la casa, algunas encendidas, otras no. Había muchos días que de pronto, por diferentes motivos, la luz se iba, nos quedábamos completamente a oscuras sin saber cuándo volvería como por arte de magia. En esos momentos era cuando nos dábamos cuenta, cuando ese ejército de velas salía a nuestro rescate para iluminar todos los rincones de la casa. De pronto el posible miedo que, como niños pudiésemos tener, se disipaba con el rasgar del fósforo y la pequeña llama que se alojaba en la vela.

Advertisement

Quizá por el poder o la fascinación ancestral que el fuego tiene sobre nosotros, pero en ese momento estaba todo bien, aunque no hubiese luz, ni televisión, ni ningún aparato eléctrico. Tras volver a las cavernas y redescubrir el efecto del fuego para formar el hogar, la luz volvía y de las velas sólo quedaba el humo que se desprendía tras la acción del apagavelas.

This article is from: