Festival de relatos populares jardin azuyao 2016

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donde brotaron finas hebras del líquido. En los primeros días de aparición son débiles hebras de agua, con el paso de los días y el raspado después de cada sacada, la cantidad del mishqui se acrecienta; este penco apenas tiene dos semanas, le queda alrededor de un mes y medio para dar mishqui. Para terminar con el proceso, don Nacho transforma a una de las hojas en un tapón para que cubra la perforación hecha, es decir proteja a la fuente del mishqui de pequeños insectos, moscos o basuras. las gruesas hojas del asiento, cada una era muy carnosa y se desgajaba con un mar de lágrimas. Los ojos de taita Nacho también se enternecían -ve el penquito como llora, es que podar siempre duele- dijo. La tarea del deshojamiento terminó cuando su ancestral sentido le dijo que ya estaba cerca del anhelado tambor, o sea la parte del tronco de donde emana el mishqui. Entonces rápidamente de su bolsillo sacó su raspador, comenzó a raspar en forma circular, con mucho cuidado de no tocar la cáscara del penco que es picosa. Tras minutos de raspar en circunferencia, en el penco se veía un hoyo pequeño, de

Desde ese entonces, el anciano del pueblo de Bellavista sube a la montaña de Lino a primeras horas de la mañana, si es preferible ganándole al sol y también en la tarde antes que el sol se oculte, para que su luz alumbre a sus cafés ojos. En ese crepúsculo, se ve este cuadro: una sombra alta, corpulenta y algo encorvada, se mueve a pasos largos y lentos, los brazos descansan en la espalda, las manos gruesas se entrelazan sosteniendo un balde pequeño. La silueta penetra en el bosque, sube por el camino pedroso, pasa por una peña, se pierde en el horizonte repleto de eucaliptos para después de un largo rato volver a salir diminuta en la cima de la montaña. Ahí se detiene, se agacha un poco, mueve una hoja del penco y la deposita a un lado. Con un vasito de plástico comienza a sacar el líquido, que hoy llega al medio litro, según la señal del balde de loza. Después de obtener el mishqui, don Nacho saca el raspador de su bolsillo y comienza a raspar alrededor de todo el hoyo, lo hace tres veces, y finalmente lo cubre con la tapa hasta el siguiente día… -Apure taita, verá que ya mismo vienen los guambras. - Ya hija, ya está todo listo. El mote ya mismo está para cernir. Oiga ¿y el caldo?

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