Boletin Mayo 2008

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Institución Educativa Escuela Normal Superior Miguel de Cervantes Saavedra Mayo de 2008 Año 1-Edición 2

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n este mes de mayo encontramos la excusa perfecta para re-conocer el otro en su diferencia. El próximo 21 de mayo conmemoramos el día de la afrocolombianidad. Será el día para reflexionar acerca de los enormes perjuicios que conlleva la discriminación (en todas sus formas) para el desarrollo político y social de nuestro país. Es la hora de enfrentar la diferencia, no desde la ignorancia que produce exclusión sino desde la riqueza inagotable de la pluralidad que permite la convivencia Como nuestra revista etnoeducativa le apuesta a la vida en sus múltiples formas, colores y sabores (maluco también es bueno), nuestros lectores encontraran información muy valiosa acerca del sentido de la conmemoración del día de la afrocolombianidad, gracias a un sesudo articulo preparado especialmente para la revista por nuestro maestro etnoeducador Lic. José Luis Gómez Solano. De igual manera, el equipo dinamizador de la revista ha considerado pertinente iniciar una campaña de ilustración sobre los aspectos más importantes de las comunidades étnicas a través de una sesión que titulamos Formación y con-textos. El objetivo es tender un puente entre nosotros y ellos de cara a la comprensión de la multiplicidad de formas de ver, sentir, entender ser y estar en el mundo. Esta sesión (muy pretencioso por ahora) es lo que podríamos llamar nuestro granito de arena en la construcción del tejido social en Colombia. En esta noble labor de tejedores todos debemos aportar nuestra palada de arena, por ello nuevamente motivamos a nuestros lectores a nutrir este espacio a partir de sus reflexiones, investigaciones o datos que nos permitan afianzar la pluralidad y la diversidad étnica en nuestro país. Como parte del mejoramiento de nuestra revista etnoeducativa, el equipo de trabajo pone a disposición de propios y extraños un correo electrónico a través del cual puedes enviar tus aportes y recibir COMPLETAMENTE GRATIS un ejemplar digital fullcolor de nuestra revista para que la compartas con tus amigos por el ciberespacio. Nunca olvides este correo electrónico:

revistaetnoeducativa@yahoo.es


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Lic. José Luis Gómez Solano

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l 21 de mayo de 1851, el Presidente José Hilario López, a la cabeza del gobierno de los sectores políticos llamados radicales, decretó la abolición legal de la esclavitud directa en Colombia. La puesta en vigor de esta ley, a partir del 1 de enero de 1852, suscitó varias guerras civiles en diferentes regiones, y una enconada lucha por el poder central entre los promotores de la medida tan trascendental y los esclavistas que defendían sus intereses vitales. El Estado, a través de las Juntas de Manumisión, defendió el derecho de propiedad del esclavista sobre el esclavo, y por medio de las leyes abolicionistas continuó con la tradición de considerar al hombre africano y sus descendientes como propiedades. Indemnizó a los propietarios de los esclavos con gruesas sumas de dinero, pero ignoró y desconoció el derecho a la indemnización y el pago de perjuicios en favor de los ex - esclavos, llamados por la ley nuevos colombianos. Para los nuevos colombianos, la vida libre se convirtió en sofisma normatizado por la violencia. Las clases dominantes, unificadas en los partidos liberal y conservador, expidieron nuevas leyes que fortalecían sus privilegios y defendían "su" derecho a conservar y explotar a los ex - esclavos - obligadamente - como fuerza de trabajo, bajo su exclusivo dominio, indispensable para mantener en funcionamiento el establecimiento productivo. En el proyecto de sociedad republicana, que desde el Congreso de Angostura, en 1819, comenzaron a construir las clases criollas ricas,

21 Mayo

no podía siquiera concebirse que tuviesen espacios y lugar ciudadano y político las Comunidades Negras ni las Comunidades Indígenas. En la conciencia de la oligarquía de "sangre blanca" un esclavo o un ex-esclavo eran simplemente "un negro"; no se le percibía y, menos, se le respetaba como persona o ciudadano del país, tampoco se le consideraba tronco, raíz, de la nación en formación. En ese entonces, y hasta muy entrado el siglo XX, las familias dominantes, que se reconocían con exclusividad ciudadanos, tenían que demostrar y vivir pregonando la pureza de su sangre, demostrada a través de títulos legalmente registrados. Había, pues, una "sangre blanca" que prodigaba oportunidades, dignidad, riqueza y poder político y social. Durante estos 500 años de presencia afrocolombiana es claro y evidente que la forma histórica de relación entre la clase dirigente, entre las familias que han sido dueñas del poder político y social, y las Comunidades Negras e Indígenas, ha sido la INJUSTICIA. En nuestros pueblos ha permanecido, siempre vivo aunque no expresado políticamente, un sentimiento de maltrato, un resentimiento, una protesta firme ante el daño histórico, ante el trato injusto, ante el abandono y el desprecio práctico mediante la marginación y la exclusión.


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Formación... y con-textos...

La organización social de las comunidades afrocolombianas

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partir de las actividades económico-productivas tradicionales rurales se configuran históricamente varias formas de organización social y familiar que también se encuentran en constante proceso de cambio. La configuración de las comunidades afrocolombianas se hace inicialmente en el marco de la esclavitud, bajo los parámetros de los dominadores, y es a partir de los procesos de resistencia; sincretismos; cimarronaje y configuración de palenques; la compra de la libertad y la finalización de la esclavitud; que los afrocolombianos logran ir estructurando sus comunidades, sus familias y creando sus formas organizativas. Los palenques constituyen una de estas formas organizativas pues sintetiza la insurgencia anticolonial. Desde los palenques, el afro colombiano empezó a crear condiciones para arraigarse en un territorio y desde ellos empieza a organizar su nueva manera de vivir, crean sus propias formas de gobierno y de organización social. Éstos constituyeron espacios para la construcción de identidad, hasta el punto de convertirse en la célula social en la que el afrocolombiano trató de dar cauce a su vida libre y necesidades de sociabilidad. En el palenque elegían sus autoridades, realizaban sus fiestas, organizaban el culto religioso y tenían sus cabildos. De hecho,

no hay que olvidar que el palenque tiene un carácter militar, sitio de atrincheramientos estratégicos, protegidos con trampas, fosas, empalizadas, lugares de entrenamiento, provisión y descanso y refugio de los cimarrones. Muchos de estos palenques lograron permanencia y estabilizaron formas de asociación y organización de la producción. A partir de estos palenques fue posible sentar parte las bases para la configuración de las comunidades afrocolombianas, configuración y estructuración que ha


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significado todo un proceso contradictorio de resistencia, sincretismo y también asimilación. Los cabildos también han sido formas de organización de comunidades afro. Estos se constituían como espacios de reunión de los esclavizados africanos, según su procedencia. Eran espacios de carácter cultural, lúdico y religioso, pero también de comunicación y de organización de estrategias de liberación. Los ramajes son formas de organización en las áreas mineras que han permitido la comunicación y el desarrollo de la solidaridad y formas asociativas de trabajo. Cada ramaje está compuesto por un conjunto de individuos y familias que se remiten a un ancestro común que generalmente coincide con el primer dueño libre del terreno de la mina que allí se encuentra. La descendencia común del fundador identifica a los miembros de cada ramaje con su apellido y reglamenta los derechos de posesión y de explotación de los recursos del suelo y subsuelo. En las áreas de explotación minera cada ramaje posee un territorio y en él cada uno de sus miembros posee una casa con los cultivos de pan coger llamada Chacra.

actividades agrícolas de pan coger, la caza y la pesca. En las áreas urbanas, hoy en día, se vienen implementando y desarrollando formas organizativas, algunas de las cuales recogen elementos de las anteriores formas tradicionales de organización y de solidaridad. Por ejemplo, en ciudades como Quibdó vemos las sociedades entre mineros poseedores de motobomba, agrupaciones de mujeres según actividad económica: lavanderas, vendedoras de plátano, pescado, agrupaciones para presionar por tierra y vivienda, formas de trabajo colectivo tradicional como la minga y el cambio de mano. También a nivel nacional y en cada región se viene implementando un proceso organizativo de las comunidades, estimulado entre otras cosas por la ley 70 de 1993.

La cuadrilla fue otra forma de organización impuesta por los españoles para el trabajo en la mina, y se componía por 8 o 10 esclavos. Dentro de esta cuadrilla llegó a generarse la necesidad de la división del trabajo, teniendo unos que dedicarse a la minería y otros a las

Equipo Etnoeducativo Institución Educativa Escuela Normal Superior Miguel de Cervantes Saavedra José Maria Muñoz Hector Fabio Concha Rector Coordinadores: Freddy Alberto Díaz José Adolfo Acevedo Hector Fabio Rengifo

Docentes:

Yamileth Castro Ángel Eduardo Murillo Lilia Eucaris Caicedo

José Luís Goméz Rodrigo Arana Ronald Romero


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