Página Valdense - Septiembre 2021

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Periódico de la Iglesia Evangélica Valdense - Mayo 2020 - N° 260 - Afiliado a O.P.I. N° 837Página Valdense«...porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.» Hechos 4:20 IGLESIA CONSTANTEEN REVISIÓN Delmo Rostán4 UNA MIRADA A LA ESTRUCTURA VALDENSE RIOPLATENSE Sergio Bertinat5 UN PROYECTO QUE SE TRANSFORMA PARA DAR RESPUESTA A NECESIDADES Gloria Ramírez 7 Periódico de la Iglesia Evangélica Valdense - Septiembre 2021 - N° 272 - Afiliado a O.P.I. N° 837 001/09 - Periódico mensual - Redactor responsable: Rogelio Darío Barolin. Varela 1729. Dolores - Imposición envíos: Dolores - Depósito legal N° 68.638 Comunidades de fe: del movimiento a la organización

Daiana Genre Bert

4 | PÁGINA VALDENSE Argentina Col. Belgrano: Delhy Pastre. Col. 25 de Mayo: Ruben Bertinat. Cnel. Suárez: Pablo Rafarelli. Gral Roca: Oscar Dalmás. Gral San Martín - LP: Stella Maris Chambón. La Paz - ER: Marisel Garnier. Jacinto Aráuz - LP: Susana Tucat. San Carlos C. - SF: Héctor Cotichini. Villa Iris - BA: Ema Dalmás. Reconquista - SF: Dardo Zanuttini S. Martín - SF: Edith Long. San Gustavo - ER: Orfilia Barolin. El Sombrerito - SF: Aurora Bertinat. IERBA (Buenos Aires): Comunidad de IERBA. Gálvez: Rubén Gardiol. López: Carina Tschopp. Paraná: Equipo de Comunicación. Flores Consistorio: Alberdi 2240 (CABA) San Nicolas: Helvecia Catalín. Laprida: Delta Bertón. Bahía Blanca: Natalia Coria. Carmelo:Uruguay Ruth Soulier. Cañada Nieto: Alba Charbonnier. Colonia: Ethel C. Negrin. Col. Miguelete: Ana Félix. Col. A. Negro: Carolina Galván. Col. Valdense: Secretaría IEV Colonia Valdense. Cosmopolita: Milka Charbonnier. Dolores: Nora Gallo. Fray Bentos: Cristina Dalmás. Juan L. Lacaze: Manuel Ávila. Alférez Lascano: Nylia Gonnet. Melo: Glenys Rameau. Montevideo: Mario Pablo Ábalos O. de Lavalle: Juanita Bonjour. Palmitas: Hilda Geymonat. Paysandú: Ruben Dalmas. Rosario: Andrea Montaña. Mercedes: Natalia Gauthier.Carlos Dodino Tarariras: Consistorio de Tarariras. Tres Bocas: María Fernández. Young: Esther Malán Para actualizar agentes, sugerencias u opiniones enviar mail a paginavaldense@iglesia-valdense.org o paginavaldense@gmail.com o bien al celular: +54 3437 REDACCIÓN448727.Varela 1729 - Dolores - Soriano - Uruguay e-mail: paginavaldense@gmail.com COMISIÓN SINODAL Wilfredo Bonjour, Alfredo Servetti, Hugo Malán T., Laura Michelin Salomon y Mariano Chialva DIRECTORA Daiana Genre Bert EDITOR RESPONSABLE Darío e-mail:dariobarolin@yahoo.com.arBarolín EQUIPO DE REDACCIÓN Yanina Vigna, Lis Rivoira, Tomás Barolín Tron, Daiana Genre Bert CREACIÓN GRÁFICA, DIAGRAMACIÓN Penélope Chauvie ILUSTRACIÓN DE TAPA Penélope Chauvié ETIQUETADO Y DISTRIBUCIÓN Grupo de la Comunidad de Ombúes de Lavalle ADMINISTRACIÓN Julio Leal - Juan Bentancur 1623, Barrio El General, 70000 Colonia - Uruguay Tel.: (598) 4522 0620 - Cel.: 099967745 SUSCRIPCIÓN ANUAL Precios subsidiados por el proyecto OPM Uruguay $U 450 - Argentina $A 500 Europa € 50 - Resto del mundo U$S 70 MEDIA SUSCRIPCIÓN (SEIS MESES) Uruguay $U 225 - Argentina $A 250 CUENTA EN BROU 1521941-00002 Para recibir pago de suscripciones. Por favor en cada depósito o transferecncia poner los datos de contacto. AFILIADO A OPI N° 837 TIRADA: 900 ejemplares N° Matrícula Dirección de Industrias: 188 Impreso en Imprenta Moyano Ferreira Aldunate y Haedo - Mercedes Soriano - Depósito Legal N° 68638 El equipo editor asume su responsabilidad sólo por las opiniones propias Apuntes de la Directora PÁGINA VALDENSE I 2 Vientos, motor de cambios

Cuando empezó a surgir la idea de trabajar el sentido de la institu cionalidad, con un marcado hinca pié en el modelo de funcionamiento y organización sinodal que tenemos en la Iglesia Valdense, tuve más du das que certezas. Si bien, creo que es indispensable conocer en pro fundidad la organización que, de una u otra forma, nos da identidad; en un primer momento sólo podía pensar en lo complejo de planificar una edición que refleje muchas de las cosas que andamos pensando y ensayando en este sentido.

Que Dios nos de la confianza ne cesaria para seguir pensándonos, sin mirarnos el ombligo ni cayendo en críticas cíclicas, sino con la esperan za de hacer y ser comunidad amoro sa que abraza, contiene y crece en la pluralidad de voces y sentipensares.

Estos vientos de cambio tienen matices, a veces se parecen a las tormentas que arrasan con lo que no estaba asegurado y otras son como brisa fresca en verano, que no sólo alivia el calor, sino que nos transportan a un lugar mejor. En esos vaivenes estamos, y aceptar las dudas y preguntas como parte del camino, quizás nos impulse a seguir reflexionando sobre las formas en que nos vinculamos, nos organiza mos y afrontamos lo que se viene, con la mirada puesta en la cons trucción de un mundo mejor, de un mundo donde la vida no sólo sea vi vible, sino disfrutable.

En la cocina del Página, de a poco fuimos desandando las du das que nos surgían e intentamos concentrarnos en el vínculo entre organización e identidad, estructu ra y realidad, historia y presente… Pero, personalmente, esta temática puso sobre la mesa muchos de los interrogantes que aparecen cada tanto para ayudarme a pensar: ¿Qué vínculos existen entre la estructura de una institución y su identidad? ¿Qué pasa cuando las necesidades se chocan con burocracias? ¿Qué pasa cuando sostener ciertas di námicas se vuelve más importante que el objetivo para el que fueron planificadas? ¿Por qué la Iglesia Valdense tiene esta forma de orga nización? ¿Hay flexibilidad en nues tras estructuras? ¿Qué rol juega la historia del Movimiento Valdense en nuestra organización actual? ¿La asamblea sinodal refleja las realida des de las comunidades? Para bien o para mal, las pregun tas nunca se terminan, al contrario, se multiplican. Quizás son el motor de cambios, de movimientos; aunque a veces también motivo de críticas sin filtro ni fin. Pero claro, ya fuimos descubriendo que es mejor correrse del binarismo, así que intentemos no caer en alternativas extremas. Creo que estaríamos de acuerdo si digo que podemos encontrar fisu ras en la forma en que se organiza la iglesia valdense, incluso sería extra ño si no fuera así, pero creo que lo más importante es que los cimientos las soporten, que nos mantengamos en pie y si se tuercen un poquito no sea nada grave, mientras sea para acompañar los vientos de cambio que significan un mundo mejor, más justo. Personalmente, creo que una estructura debe ser lo suficiente mente fuerte para dejarse permear por la realidad, por las necesidades de transformación que reclaman las sociedades en las que vivimos y de las que somos parte. Venimos advirtiendo hace un tiempo que estamos transitando un cambio de paradigma, muchas de las cosas que considerábamos segu ras y certeras hoy tambalean mien tras las pensamos en profundidad; algunas de las cosas que creíamos lejanas, golpean nuestras puertas e incluso las abren sin pedir permiso y se cuelan en nuestras conversa ciones de sobremesa. Estos cam bios nos exigen ejercitar el discer nimiento, escuchar atentamente; nos piden desacelerar y pensar, ser empáticxs; nos invitan a sostener espacios de participación, a salirnos a la lógica individualista; nos impul san a ser comunidad que apuesta al consenso en el disenso.

Resumo aquí lo que considero, son aspectos esen ciales del movimiento valdense medieval en su misión y organización. Existe bibliografía especializada para profundizar al respecto.

Iniciativa individual de Valdo: tuvo vocación, convic ción, una fuerte experiencia espiritual, la cual le llevó a proponer un camino comunitario de vida cristiana y evangelización que implicaba el compromiso personal de cada pobre en el Espíritu.

Ecumenismo medieval: los vínculos entre el movi miento valdense y el movimiento husita fueron una instancia alentadora en el compartir teológico y prác tico en medio de las acciones por perseverar como minorías religiosas. La difusión europea clandestina del movimiento valdense la llevó a relacionarse con la Pre-Reforma Husita.  Iglesia y Estado: ambas entidades fueron conside radas necesarias pero que no deben estar unidas pues deben cumplir funciones diferentes. Si la Iglesia es po seedora de muchos bienes materiales debe adminis trarlos y cuidarlos, perdiendo así tiempo y energía para el cumplimiento de su función específica. Esto le ocu rría al catolicismo. Entonces la crítica de Valdo (posición anti-constantiniana) se dirigía contra un cristianismo transformado en Estado, el cual contaba no sólo con poder religioso sino también económico y político. Ade más, podía ejercer coacción militar para defender sus posturas doctrinarias, institucionales e ideológicas. El cristianismo de base que impulsó Valdo fue, a la vez que crítico de lo dado en su tiempo, propositivo en su exhor tación y práctica de una comunidad viva con miembros laicos y laicas con responsabilidades ministeriales.

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Vocación cristiana de acuerdo al cristianismo primi tivo: el modelo para Valdo y su gente no fue la Iglesia de su tiempo sino las comunidades cristianas del Siglo I d. C. y, en especial, las enseñanzas de Jesús en el Ser món de la Montaña.

Los barbas: el ministerio evangelizador itinerante de los «barbas» fue el motor de la actividad de los gru pos que surgían en muy alejados puntos entre sí. Los barbas aprendían muchos textos bíblicos de memoria y oficiaban de capacitadores de las comunidades.

Las sororas: las mujeres hermanas del movimiento valdense fueron muy importantes tanto para la difusión como para el mantenimiento de las comunidades, sea por su testimonio oral como por el servicio que presta ban. Hubo mujeres que se dedicaron a la diaconía aten diendo a personas enfermas. Muchas hermanas, cuan do se reunían en espacios públicos, aprovechaban para comunicar aquello que aprendían y experimentaban del evangelio, personalmente y en comunidad.

Álvaro Michelin Salomon

Renovación de la Iglesia: apostó a un cristianismo alternativo en el cual la Iglesia-acontecimiento fuera más importante y decisiva que la Iglesia-institución.

Acompañamiento a Valdo: fue obteniendo respues tas positivas a sus iniciativas, sumándose varones y mujeres, laicos/as y sacerdotes a su movimiento.

El movimiento urbano: en Milán el movimiento ad quirió la forma urbana, esto es, establecida en la gran ciudad. De este modo se van diversificando las caracte rísticas que el cristianismo de base puede tener según los distintos contextos sociales.

Evangelización y vida comunitaria: constituyó co munidades cristianas sin una estructura pesada que les frenara las iniciativas personales y grupales.

La «jerarquía» del testimonio comprometido de fe: Valdo no instauró una institución vertical ni se interesó por organizar una iglesia paralela a la oficial, pero los hechos llevaron a que su movimiento fuera declarado herético y, por lo tanto, quedara fuera del cristianis mo reconocido como legítimo. No corresponde hablar de jerarquías individuales en el movimiento valdense, pero, en todo caso, sí podemos decir que la honestidad y valentía del testimonio personal de fe hasta el extre mo del martirio fue un semillero de la Palabra del Dios vivo en medio de la muerte.

La dinámica organizativa del Movimiento Valdense medieval

Biblia, interpretación y predicación: la libre inter pretación, predicación y difusión del mensaje bíblico a cargo de varones y mujeres fue una marca distintiva que definió a Valdo y sus seguidores/as. La predilección por el Sermón de la Montaña constituyó el fundamento bíblico especial sobre el cual intentar vivir de acuerdo a las enseñanzas de Jesús.

Los Valles Valdenses: este enclave en las montañas significó durante muchos siglos (y todavía hoy) la patria valdense: tierra, sociedad, cultura, economía y religión en una región alpina. De algún modo, ello sirvió de refe rencia para la fundación de las comunidades valdenses del Río de la Plata en el interior de Uruguay y Argentina.

La cuestión de la sucesión apostólica: esta definición doctrinal y eclesial que fundamenta la jerarquía de los ministerios en la Iglesia Católica fue reconsiderada por el movimiento valdense, argumentando que la comunión histórica y teológica con el cristianismo primitivo venía dada por el estilo de vida de la comunidad, no por una supuesta continuidad jerárquica del catolicismo. Es así que la iglesia local es el fundamento de la iglesia institucional. La estructura eclesial viene dada por la hermandad entre las comunidades, no por un sistema de jerarquías basado en la distinción de estatus entre los diversos ministerios y el pueblo laico.

El Presbiterio. Art.24.- Las iglesias situadas en una misma circunscripción territorial están unidas entre ellas por los vínculos de una jurisdicción común y agru pada en asamblea regional.

Los comienzos de mi tarea pastoral se dieron pre cisamente en esas fechas: 1954: año de práctica, 1958: año de prueba y 1959: consagración pastoral. En las dos décadas citadas tuvieron lugar los «Institutos de Estu dio» con una convocatoria semejante a las que regían para las Conferencias anuales a nivel rioplatense. Una de las temáticas para la reflexión fue la reestructuración institucional de la Iglesia Valdense, europea y rioplaten se. Con el entusiasmo de un pastor principiante es que viví esas jornadas de reflexión y de definiciones. Es im portante tener presente que ese proceso de reorganiza ción se dio en pleno acuerdo y armoniosamente entre las dos áreas: la europea y la rioplatense. Hasta el año 1966 nuestra Iglesia del Río de la Plata era considerada un distrito de la Iglesia Valdense europea. En ese año es que media una redefinición del Sínodo que pasa a ser un «Sínodo en dos asambleas: la europea y la rioplatense».

Con la finalidad de dar una abreviada y fácil com prensión de nuestra organización eclesiástica, recurri mos a la figura de un edificio con tres columnas: la iglesia en una localidad determinada, el presbiterio reuniendo varias iglesias de una región y el Sínodo como máximo espacio de encuentro valdense en cada hemisferio. Citamos las definiciones dadas por la Disciplina General de la Iglesia Valdense para cada área. En sin tonía con las definiciones dadas de las tres columnas, citamos este texto: Art.7.- La Iglesia se rige por una jerarquía de asam bleas, cada una de las cuales tiene su propio ámbito de competencia: la asamblea de cada iglesia local, la asam blea de cada agrupación regional de iglesias, el sínodo en sus dos asambleas: italiana y rioplatense.

La Iglesia local. Artículo.17: La iglesia local es la reu nión de las personas que en una determinada localidad son llamadas a vivir su fe en un mismo cuerpo según el orden de las disciplinas valdenses. Los miembros que componen la iglesia local se clasifican en: bautizados, comulgantes y electores. Del contenido del Art. 17 surge claramente que el centro de atención está puesto en el miembro de Iglesia, su parti cipación en la vida y la misión de la comunidad de fe, la alabanza a Dios y el testimonio en la sociedad.

El Sínodo. Art.27.- El Sínodo es la asamblea general que expresa la unidad de todas las iglesias evangélicas valdenses. En el desarrollo de sus actividades el sínodo actúa en obediencia a la Palabra de Dios como asam blea de creyentes que busca la guía del Espíritu Santo.

El Sínodo es la máxima autoridad humana de la Iglesia en materia doctrinaria, legislativa, jurisdiccio nal y de Tengogobierno.laconvicción de que la reestructuración ins titucional eclesiástica de 1966 significó un aporte va lioso para la vida de la membresía y comunidades val denses del Río de la Plata y también, una ampliación y profundización de las relaciones con el área europea. En sintonía con lo establecido al comienzo para la revisión y definición de la reorganización eclesiástica referida a la iglesia local, también rige para la evalua ción y revisión permanente de la misma. Entre varios interrogantes que requieren respuestas, citamos: ¿En qué grado los miembros de nuestras comunidades son, sin excepción, todos actores, nadie mero espectador?

Delmo Rostan “ “ Y aquí recurro a dos elementos del vocabulario musical que me re sultan de mucha riqueza ilustrati va para la comunidad de fe: «polifonía» (muchos sonidos, voces) y «sinfonía» (muchos sonidos, voces juntas). Muchas voces juntas para la adoración a Dios y el servicio a nues tros semejantes. Así procuramos ser «iglesias polifónicas y sinfónicas».

Al comparar los dos sistemas de organización ecle siástica (conferencia y sínodo), encontramos en el ac tual: mayor representación de cada iglesia local, varios encuentros anuales, intercambios entre las iglesias de la región, entre otros aspectos positivos.

Art.28.- El sínodo es único y se reúne en asambleas ordinarias dos veces por año, respectivamente en Italia y en el Río de la Plata.

Una de las definiciones del término es la que ha bilita el empleo en nuestra organización eclesiástica: «Presbiterio. Para el sistema presbiteriano de gobierno eclesiástico: la composición de varias iglesias en una región geográfica».

La invitación recibida a contribuir con una reflexión sobre la organización de nuestra Iglesia Evangélica Val dense del Río de la Plata es interesante, pero implica una tarea exigente ya que hay varios ejemplos importantes de esa organización que merecen ser citados. Elijo uno que considero fundamental: la reestructuración ecle siástica registrada en las décadas de 1950 y 1960, te niendo como objetivos, la vida y testimonio de la comu nidad de fe en cada localidad de Uruguay y Argentina.

PÁGINA VALDENSE I 4 IGLESIA en constante revisión

En verdad, el clericalismo no murió: sobrevivió sobre otras bases. Se abrió una nueva fuente de servicios a la religiosidad, la de los dispensado res de la doctrina correcta, la de los que manejaban el arte de predicar la Biblia y alentar la fe. El conocimiento de la Biblia requería de dedicación, de estudios en seminarios y universi dades. Surge así con fuerza el profe sionalismo religioso.

Una mirada a la

¿En qué pensamos cuando hablamos de Iglesia? Para muchos y muchas la asociación inmediata es un templo, mientras que para quienes tienen una práctica activa en ella, piensan en la comunidad de la que son parte. Ambas realidades a su vez influyen en determi nar la estructura institucional y de funcionamiento so bre la que vive y testimonia su fe. Toda experiencia, todo movimiento, siempre tenderá a estructurarse y generar un modo de ser institucional. Sobre esto, y como se da entre los valdenses rioplatenses, es que queremos com partir una mirada, que pueda invitar a otras. Es recurrente en estas últimas décadas que nos quejemos en distintos ámbitos del peso de la estructu ra. No sé si sabemos bien de qué se trata, y me temo que mucho no hemos hecho para alivianar esa carga. Bien podemos identificarnos con la síntesis que el pastor puertorriqueño Edward Falto hace: «muchas congregaciones se ven ahogadas con las mismas es tructuras que ellas crearon, secuestrando así su norte y su visión comunitaria y evangelística». O aún peor, «son muchas las congregaciones y sus ministros los que con funden la verdadera misión de la Iglesia de Jesucristo con una agenda cargada de actividades y programas».1 A modo punto de partida, y como identidad teológi ca, nos definimos institucionalmente como presbiteria no sinodales. Así lo dice el Art.7 de la Disciplina General de las Iglesias Evangélicas Valdenses: «La Iglesia se rige por una jerarquía de asambleas, cada una de las cuales tiene su propio ámbito de competencia: la asamblea de cada iglesia local, la asamblea de cada agrupación re gional de iglesias, el sínodo en sus dos asambleas: ita liana y rioplatense. Cada asamblea elige su órgano co legiado, el que responde directamente ante la misma y tiene funciones específicas en el ámbito local, regional o central. Estos órganos son: el consistorio o consejo de iglesia, el órgano ejecutivo de la asamblea regional, la Mesa Valdense, las comisiones administrativas nom bradas por la respectiva asamblea sinodal».

Esta estructura de funcionamiento institucional, tiene su correlato en el administrativo, consignado en los artículos 341 a 343 de los Reglamentos Orgánicos: «Art. 341.- La gestión financiera será organizada en una Caja Central que comprenderá todos los rubros de la Administración Central. Art. 342.- La integración de recursos para el Presupuesto sinodal será distribuida en base a la estimación de las posibilidades financie ras de cada Presbiterio y distribuida entre las Iglesias de acuerdo a los porcentajes respectivos a las mismas acordados en los correspondientes Presbiterios. Art. 343.- Cada Iglesia abonará mensualmente el duodéci mo de su cuota anual directamente a la Tesorería de la Mesa Valdense».

Sin embargo, este presupuesto democrático y parti cipativo, sustentado fundamentalmente en el concepto de sacerdocio universal de todos los y las creyentes, se verá trastocado por lo que Francisco Rodés llama «el ideal frustrado de la Reforma». Sostiene que tanto Lute ro al afirmar que al no haber otro mediador que Jesucris to, ya no había necesidad de sacerdotes; como Calvino al elaborar la doctrina del sacerdocio que corresponde a todos los y las creyentes sin distingos; forjaron lo que con orgullo exhibimos: el principio protestante del sa cerdocio universal de todos los y las creyentes. Pero tam bién señala: «Sin embargo, una cosa es lo que expresa la doctrina y otra lo que se experimenta en la vida real. “

estructura valdense rioplatense “

Por otro lado, no parece ser solo una dificultad nuestra, sino de bue na parte de las iglesias históricas, incluso de buena parte de las organizaciones de la sociedad. Tenemos una estructura de otro tiempo, en medio de un momento de grandes y vertiginosos cambios.

Una primera aproximación teórica nos perfila como una iglesia con una estructura democrática, participati va y solidaria. Claramente hay un posicionamiento bien opuesto al modelo jerárquico clerical que caracterizó al cristianismo católico romano a partir de Constantino y aún vigente. También se distancia de las nuevas ex presiones del evangelismo neo pentecostal, identifica do con una estructura de tipo jerárquico empresarial, donde el líder (pastor, obispo, apóstol) hace las veces de gerente general.

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Las redes sociales aparecen como un espacio de amplitud democrática y participativa, pero también ve mos como a partir de la escasa posibilidad de pensar y reflexionar, hay una marcada tendencia a manipular y hacernos creer que nos liberan, cuando en realidad estrechan nuestra mirada.

Como es imposible llegar a un consenso total, en general siempre las decisiones van en la línea de darle ambigüedad o generalidad, y seguir estudiando el tema.

1Edward Falto. La estructura que ahoga la Misión de la

De hecho, hemos dado por tierra con interesantes procesos como el de análisis institucional y planificación estratégica, en pos de la libertad de cada comunidad, libertad que no es otra cosa que seguir haciendo lo mismo.

“ Nos cuesta llegar a consensos y aceptar que el disenso forma parte del ser democrático. Esto se ha compleji zado un poco más por la participación directa que las redes sociales han posibilitado, donde todo parece debatirse allí y lo que produce es una esquematización del pensamiento, limitado a tomas de posiciones en muchos ca sos categóricas e incluso agresivas.

Apenas una mirada a algunos temas. Que la estruc tura nos agobia y ya no nos ayuda parece innegable, pero ella nos ofrece algunas seguridades que preferi mos a intentar cambios. Así como todo cambia, que la iglesia cambie, no debería ser extraño.

Hay una dificultad por priorizar temas y enfocarnos en plantearnos procesos con metas a ser evaluadas.

Sergio Bertinat

trado.htmnos%20de%20Vida%20-%20Nuevo%20Siglo/sDv41/ideal%20fruselmision-de-la-iglesia/http://www.lupaprotestante.com/lp/blog/la-estructura-que-ahoga-la-Iglesia,2FranciscoRodés.ElidealfrustradodelaReformaProtestante:sacerdociouniversaldeloscreyentes,http://www.claiweb.org/Sig

El ministro protestante recupera mucho de la au reola de santidad del antiguo sacerdote, su autoridad se establece en las nuevas estructuras de las iglesias, que son controladas por los nuevos clérigos, y el sacer docio universal de los creyentes se convierte en otra página mojada del ideario protestante».2 Esto tiene un correlato con la estructura de cele braciones y templos. Allí hay una claro rol que sustenta una autoridad innegable. En el frente, y con púlpitos que se destacan, está quien preside y predica la Pala bra. La centralidad de la Palabra se ha convertido en la centralidad del predicador o predicadora, y se ha ido diluyendo esa centralidad, al faltar la reflexión compar tida. Hay en la práctica un rol que queda en muy pocas personas. Los templos rectangulares y con su disposi ción a mirar al frente, convierte, de hecho, a las y los miembros de iglesias, no en ministros/as, sino en es pectadores/as. Hay en este último tiempo un intento por cambios en la disposición, aunque ni el espacio ni los bancos ayudan. El dar circularidad, contribuye a in tegrar y por tanto dar un rol de mayor participación a todos/as las y los miembros, y ello contribuirá a ganar en profundidad de reflexión y en convicción a la hora de testimoniar. Es un camino que debe continuar. En lo administrativo también el ideal es muy bueno. El modelo de caja central al que todos y todas aportan según su potencialidad y que se redistribuye solida riamente es sumamente loable, pero creo que termina limitando el crecimiento. Las iglesias más numerosas buscan achicarse para tener que aportar menos, y las pequeñas no tienen estímulo para crecer. Por otro lado, el sistema de cuotas ha empobrecido el sentido de la ofrenda como un aporte regular y proporcional. La so lidaridad, como la participación activa, requiere de una fuerte convicción y compromiso, y ello no siempre su cede o ha sido estimulado.

Algo similar ocurre a la hora del tratamiento de te mas y toma de decisiones. En primer lugar, hay una ob sesión controladora que nos lleva a ser meramente re visionistas. En buena medida las asambleas sinodales repasan todos los informes, que ya fueron elaborados por instancias de la iglesia y analizados por la comisión de examen.

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Hace un tiempo, desde Página Valdense, estuvimos charlando con Gloria Ramírez sobre el proyecto de pa nificación que se lleva adelante en Barrio Nuevo, Recon quista. De esa videollamada surge este texto, donde en sus propias palabras nos cuenta como empezó, con qué objetivo y como se fue transformando para dar respuesta a otras necesidades. Barrio Nuevo es un pequeño barrio de la ciudad de Reconquista que queda a más de cinco kilómetros del centro; y «tiene muchas carencias» como nos dijo Gloria. La idea de proyecto de panificación surgió de un campamento, porque nos dimos cuenta de que, de ese tiempo compartido, los y las chicas volvieron más en tusiasmadas para seguir participando en la comunidad. En ese momento, charlábamos con Edu –el pastor que acompaña las comunidades de Reconquista y El Som brerito, en el norte de Santa Fe- que no había un espa cio específico para ellos y ellas. Entonces surgió la idea del catecismo, pero como conozco a los y las adolescen tes, insistí en que debíamos tener alguna otra actividad porque notaba que algunos/as necesitaban más con tención, necesitaban una actividad que los entretenga y mantengaRecordamosocupados/as.queenla iglesia hay un horno, bastan te viejo y deteriorado, pero junto a siete adolescentes lo fuimos poniendo en condiciones. Otra señora de la comunidad, Mildre Ricca, también se sumó a la iniciati va y donó la materia prima y el material para arreglar el horno. Así fue tomando forma el proyecto, y de a poco se fueron sumando más chicos y chicas. Al tiempo, por medio de la Pastoral Social Evangé lica, empezaron a venir también personas que forman parte del programa nacional Potenciar Trabajo. Al prin cipio teníamos un poco de miedo porque cuando hay plata de por medio suelen comenzar los conflictos, pero fuimos conscientes de que la gente del barrio lo nece sitaba. Se sumaron 15 personas, algunas mujeres se encargan de sostener el comedor, otro grupo hace lim pieza de las dos iglesias –la del Barrio y la del Centro- y también están las personas que participan del proyecto de panificación; en realidad dividimos tareas para te ner una organización, pero en la panadería participan todos y todas. La pandemia vino a sacudir muchos lu gares que estaban construyendo, muchas personas se quedaron sin trabajo; y este proyecto sirvió también para que esas personas pudieran tener una entrada. A partir de ahí, empezamos a pensar más allá. Tene mos la idea de abrir una panadería en el barrio, y salir del pan casero para hacer otros productos. En principio porque en el barrio no tenemos panadería, pero tam bién porque es una fuente de trabajo. Tenemos el proyecto armado y aprobado, así que en breve esperamos que empiecen las capacitaciones; si bien tenemos cono cimientos siempre está bueno seguir aprendiendo para mejorar. Además, por medio del CREAS –Centro Regio nal Ecuménico de Asesoría y Servicio- pudimos tener un horno pastelero de 18 bandejas y una sobadora.

Desde el inicio el proyecto estuvo pensado en re lación directa con el barrio; que no sea solo catecismo para que también se convierta en un espacio donde los y las adolescentes puedan realizar una tarea y de esta ma nera brindarles una contención, integrar a algunas per sonas del barrio que sean parte del programa Potenciar Trabajo para que tengan una entrada más, y ahora pen sando en abrir una panadería más completa que esté en barrio. Entonces, este proyecto surge de la interpreta ción de las necesidades del barrio y de quienes trabajan

para dar respuesta a necesidades

Un proyecto que se transforma

La mayoría de las personas que participan de este proyecto, pasaron en algún momento por la iglesia, y saben como es el manejo, saben como trabajamos. Ló gicamente hay intercambio de ideas o discusiones, pero siempre llegamos a un acuerdo, porque todos y todas queremos lo mejor. La dinámica que tenemos es bas tante buena, porque las personas mayores que ingre saron por el Potenciar Trabajo guían a los y las adoles centes. Hoy, estamos haciendo el pan para el comedor y para la acompañar la leche a la tarde, porque un sábado tenemos escuelita bíblica y al siguiente apoyo escolar.

La Iglesia Presbiteriana Independiente de Bra sil (IPIB) tiene sus orígenes en la formación protes tante en el país a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Desde la primera Constitución Imperial, en 1824, otras religiones solo tenían derecho al culto do méstico o privado en lugares que no podían tener la apariencia de un templo1. Hasta 1890, el catolicismo romano era la religión oficial del país. En ese tiempo, la misión estaba asociada con la conversión de los ca tólicos romanos al protestantismo. Como país católico romano, el papel principal de los misioneros presbiterianos extranjeros era convertir a las personas que ya se entendían a sí mismas como cristianas. En este sentido, la apologética y la asociación de la misión con la idea de convencer a la gente sobre las verdades doctrinales fueron temas predominantes. En 1903, uno de los líderes nativos de la Iglesia Presbiteriana de Brasil, el Rev. Eduardo Carlos Perei ra2, introdujo la discusión sobre el nacionalismo de la iglesia, proponiendo su reforma en cinco áreas, entre las cuales la «absoluta independencia y soberanía espi ritual de la Iglesia Presbiteriana de Brasil», «el cambio de misiones nacionales en misiones presbiterianas», y la «educación sistematizada del pueblo de la iglesia por la iglesia y para la iglesia»3. Así, Rev. Eduardo Carlos Pereira introdujo un enfo que de misión no basado en estándares coloniales en que un pueblo no tiene poder para definir sus pasos4 Para este pastor, el pueblo brasileño podría pensar y buscar su propio camino, al servicio de su pueblo. Menos de quince años después de su fundación, la recién nacida IPIB, dirigida por nativos, inició diálogos con las denominaciones reformadas autónomas de América La tina. En su primer siglo, la IPIB estuvo representada en el Congreso Panamericano de Panamá (1916), participó en la creación de la Confederación Evangélica de Bra sil (1934), en la creación de la Alianzade Iglesias Pres biterianas y Reformadas de América Latina y la Caribe (1955)5, y en la creación de la Unidad Evangélica Lati noamericana (1964). Estos espacios «sirvieron de tran sición de una época de teología dependiente de Estados Unidos y Europa a una teología misionera producida de manera ecuménica y contextual, proveniente de suelos latinoamericanos»6.

Podría decir que este proyecto nació desde cero para los y las adolescentes, pero fue transformándose y hoy, todo lo que se hace es gracias al esfuerzo comunita rio, porque cuando es necesario, estamos todos y todas.

Redacción: Daiana Genre Bert

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“ Este movimiento nativista y de apertura al diálogo con otras tradicio nes cristianas aseguró el lugar primor dial de la diaconía en su comprensión de la misión. La iglesia estaba expuesta a otras formas de entender el servicio evangelistico, como a través de la clave de la hospitalidad y de la acción social, y por lo tanto no reducida a ex pectativas expansionistas o meramen te conversionistas.

una iglesia de origen diacónica IPIB y evangélica

también, porque quienes participan lo hacen como una oportunidad de superación, de tener un trabajo. Con una entrada más, me refiero a que los y las que forman parte del Potenciar Trabajo hacen pan y lo ven den. En este sentido, cada uno de los grupos de trabajo tiene una organización independiente, una persona que hace las cuentas, los gastos y como se reparten las ga nancias. Ellos y ellas comprar la materia prima con lo que venden, es decir, definen los costos y se organizan para comparar en cantidades mayoristas, y lo demás, lo reparten como ganancia. A su vez, a modo de colabora ción y agradecimiento por el espacio, tuvieron la idea de donar una cuota fija de dinero cada mes para que se ocupe para lo que sea necesario, generalmente se compra una bolsa de harina para hacer pan y facturitas para el comedor. De este mismo grupo surgió la idea de hacer una mesa de trabajo para ir mejorando el es pacio, que lo sienten propio; proponen una actividad, pero se ejecuta entre toda la comunidad.

Esta es una iglesia que no enfoca en «el espíritu de la misión» pero en «la misión del Espíritu». En este sen tido, la misión no es simplemente un acto de obediencia a Dios, sino que es parte del hacer de Dios en el mun do. De acuerdo con el estudio de diez años del Consejo Mundial de Iglesias concluido en 1959, «el evangelismo se entendía como un intercambio de palabras y mun dos e incluía un aspecto triple de kerygma, koinonia y diakonia»7.

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compromete a «toda la iglesia a llevar todo el evangelio a todo el mundo»8. Tratase, por lo tanto, de incluir la redención del orden social a la percepción de la misión del Reino de Dios. Tanto el evangelismo como la Diaconía son pensados y desarrollados considerando el referencial de la misión hospitalera del Dios Trino. El euangelion hospitalero se entiende como un testimonio significativo de la hospita lidad del pueblo de Dios al mundo. Y la Diaconía hospi talera se define como el cuidado amoroso de Dios hacia la creación. En esta hospitalidad, el anfitrión supremo es Cristo. Nosotros, como cristianas y cristianos, no invita mos a la gente «a la mesa de nuestros propios recursos, sino a la mesa de Cristo»9

Para este pueblo cristiano en solo tropical, si el evan gelio no tuviera resonancia en diferentes áreas de la vida, de hecho, no sería liberador. En lugar de entender el campo misionero restringido a espacios geográficos, la expresión «campo misionero» se cambió a «situaciones misioneras». Lo que importaba era cómo se desarrollaba el movimiento cristiano en una sociedad determinada, donde se testificaba el evangelio. Según la Declaración de la 2ª Consulta Misionera de la IPIB, las misiones «impli can llegar al mundo tanto espiritual como socialmente».

En sus primeras décadas, la iglesia fue conocida como la igrejinha dos milagres (la pequeña iglesia de los milagros) porque era sostenible, a pesar de los es casos recursos económicos. La misión aseguró la parti cipación constante de los miembros de la iglesia dentro de las comunidades. De esta manera, la IPIB no se vía a sí misma como la detentora exclusiva de la misión de Dios, al contrario, practicaba la misión como una res puesta al movimiento de Dios hacia la humanidad. Así como Dios en su voluntad soberana demostró ser hos pitalario con la humanidad, la iglesia fue llamada a ser hospitalaria en su tiempo y ubicación.

Como afirma David Bosch, la misión “ “ Así, es bonito ver que, en el origen de una de las iglesias cristianas brasileiras, la Iglesia Presbiteriana Independiente de Brasil, el evangelismo y a la Diaconia son aspectos fundamen tales de su identidad misionera.

Paulo C. M. Pereira Junior

En ese momento, “sólo se toleraban otras religiones.” (Da Silva, José Afonso. Curso de Direito Constitucional. 27. ed. (São Paulo, SP: Malhei ros, 2006), p. 243. Eduardo Carlos Pereira fue el ministro de la Primera Iglesia Presbite riana de São Paulo. Émile G. Leonard describe al Rev. Eduardo Carlos Pe reira como el defensor de la ortodoxia y el “nativismo” brasileño. (Leonard, Emile G., O Protestantismo Brasileiro (São Paulo, SP: ASTE, 1996), p. 151.) Caderno de O Estandarte (São Paulo, SP: Editora Pendão Real, julio 2003), p. 60. En ese momento, la tradición apologética norteamericana estaba fuer temente ligada a ideas del Destino Manifiesto. En ese momento llamada de “Comisión Latinoamericana de Coopera ciónCasagrande,Presbiteriana”.Wellington. Hospitalidade hermenêutica: entre a fragilida de e o compromisso, um caminho para o diálogo inter-religioso. Master Dissertation (São Leopoldo, RS: EST, 2017), p.19. Russell, Letty M. “Liberation and Evangelism: a feminist perspec tive,” en The Study of Evangelism: Exploring a Missional Practice, edi ted by Paul Chilcote and L. Warner (Grand Rapids, Michigan: William B. Eerdmans Publishing Company, 2008), e-book 5511. Bosch, David J. “Evangelism: Theological Currents and Cross-Currents Today,” en The Study of Evangelism: Exploring a Missional Practice, edi tado por Paul Chilcote y L. Warner (Grand Rapids, Michigan: William B. Eerdmans Publishing Company, 2008), e-book 327. Park, Joon-Sik. “Hospitality as Context for Evangelism,” in Missiology: An International Review vol. 30, issue 3 (2002):386. Consultado en julio 28, 2021. https://journals.sagepub.com/home/mis. Ilustración de Eleanor D. G.

Jesús tiene unos 40 años, una conversación agra dable, educada y serena. Nos cuenta que tiene hijas y una nieta a la que quisiera poder ayudar y ver, ya que no está en Paysandú. Sobre opciones para mejorar su vida nos cuenta que le han ofrecido dormir en el refu gio municipal, pero que no le gusta, prefiere arreglarse solo. Y en cuanto a la comida, lo mismo; si bien existe la posibilidad de acudir a un comedor municipal, prefie re arreglarse solo. Se las rebusca juntando materiales que se venden al kilo y también leña del monte que vende en ataditos en los almacenes. Su realidad le im pide tener casi nada. Cuando sale a trabajar tiene que esconder lo que quiere conservar, porque si no todo desaparece; ropa, frazadas, una olla, comida, todas cosas súper básicas y necesarias para la superviven cia desaparecen cuando no está. Por eso su sueño es poder construirse un ranchito de costaneras, donde tener sus poquitas cosas y vivir más tranquilo. Le en cantaría ver a su nieta, y quizás hasta poder tener un ranchito más grande para que su hija pudiera vivir con él también. Que cosa, me digo, lo que para algunos/as sería un horror, una desgracia: un rancho de costane ras, puede ser el sueño de otros/as. El abismo social es inmenso, difícil de imaginar, tanto que hasta el sueño más humilde se hace muy difícil de concretar. La tierra es ancha y ajena. Jesús se muestra muy cuidadoso y respetuoso. No quiere tener problemas con nadie,

Relato de un encuentro PÁGINA VALDENSE I 10

Una vida

Con el frío invernal que arrecia y preocupadas por se mejante precariedad, varias personas alternadamente, fuimos un día y luego otros, a visitar a esa persona; y en esa serie de encuentros, nos fuimos conociendo. Esta es la historia de un encuentro que continúa.

Llamar y esperar. Los tiempos de unos/as no son los tiempos de otros/as. Cuando asoma de debajo de los plásticos nos ponemos a conversar. Mi nombre es Je sús, dice. No se van a olvidar de mi nombre, agrega con una sonrisa. Nos cuenta que trabaja de noche. Recorre las volquetas de la ciudad juntando materiales que puedan reciclarse, botellas, bidones, plásticos, que lue go vende a un acopiador. De a poquito va desgranando su historia. Conoce bien a la Iglesia Valdense porque se crio enfrente, en el hogar del INAU (Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay) ya que su madre no lo podía tener. Después estuvo en Montevideo, trabajan do en la construcción, donde pudo formar familia. Des pués algunos miembros de su entorno cayeron en las redes de la droga y eso destruyó sus vínculos y posibi lidad de seguir creciendo, por lo que volvió a Paysandú, tratando de seguir con su vida. Volvió a vivir en casa de su madre, pero ella vendió el terreno que tenía y se fue de la ciudad, por lo que quedó en situación de calle. El refugio bajo el puente fue la solución temporaria.

Para llegar hay que estacionar a la orilla del cami no, la calle que lleva a San Félix y Casablanca, en ese cruce del arroyo Sacra hay un enorme terraplén para sortear el bajo, los humedales, el arroyo mismo que corre apenas unos seis o siete metros debajo. Toda la zona es inundable y un enorme basural. En las ramas de los árboles, las bolsas de nylon delatan hasta don de llega el agua con las crecientes. Apenas pasando la cabecera del puente está el carrito de Jesús, que es el casco de una heladera vieja a la que le agregaron ejes y ruedas de bicicleta. Bajar el terraplén es todo un de safío. Es empinado, sin escalones, sin agarres de segu ridad; hay que esquivar latas, alambres, resortes, peda zos de zapatos viejos, plásticos y botellas. Un poco a la izquierda, bajo los árboles se ven rastros de un fogón, pero no es ahí. Hay que bajar más, hasta llegar casi a la altura del arroyo y entonces sí, arrimarse al puente. Entre las columnas está la carpa, hecha de nylon, telas, lonas plásticas, colchones, sillas, cocinas viejas, todos materiales de desecho. Con lo que sobra, con lo que se tira por inservible, se ha construido un refugio. Con temperaturas bajo cero, todo sirve para hacer reparo y ayudar a la supervivencia.

La primera referencia me la dio Gisell del meren dero «Sonrisas», una tardecita en la que fui a llevar na ranjas que conseguimos con la intersocial para las ollas y merenderos de la ciudad. Me comentó que había un muchacho viviendo debajo del puente del arroyo Sacra.

La decisión es simple y no precisa mucha historia. Hay situaciones vita les que son difíciles de imaginar si no se las ve con detenimiento, y cuando se toma conciencia sólo se atina a lo urgente: llevar alimento y abrigo; porque lo de más largo plazo tendrá su tiempo en otro momento. debajo del puente y de sueños humildes

Jesús y Marcelo

A veces Jesús pasa por la iglesia y conversamos, por supuesto que algo se lleva, siempre aprecia mucho la leche en polvo y la cocoa. «Esto sí que levanta el áni mo, se siente en el cuerpo», dice con una sonrisa que combate el frío. La última vez me compartió dos buenas noticias. Primero que localizó un lugar posible donde edificar su ranchito. Bueno, ahí estaremos, para ayudar a levantar en un día un refugio mínimo que ayude a se guir mejorando. Y segundo, me muestra con orgullo su carrito nuevo, «aquella heladera no daba para más», me dice y sonríe con su nuevo carrito de madera, eje de hierro y ruedas firmes forradas en caucho. «Está cero kilómetro», bromea, mientras se va por el camino y yo pienso lo ciertas que eran sus palabras: «No se van a olvidar de mi nombre: Jesús».

por eso descarta la posibilidad de ocupar algún lugar baldío si sabe que tiene dueño/a. La única posibilidad es la ocupación de algún terreno del Estado en zonas abandonadas, inundables, indeseables. No puedo me nos que pensar en la importancia de la tierra. No tener «ni donde caerse muerto», dice el dicho popular; esa es la realidad de Jesús y de muchísima gente que no tiene acceso ni a un pedacito de tierra propia.

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Bueno, pero parece que a algunas perso nas sí les molesta ver la pobreza, ver la miseria. Molesta. Y la policía, de alguna manera, refleja esa mirada social impiadosa, que criminaliza la pobreza y prejuzga al po bre como presunto delincuente. «Apariencia delictiva», es una triste frase de nuestros días. Por eso a ciertos lu gares de la ciudad no puede entrar, al centro no puede ir, está relegado a la periferia, donde nació y donde morirá, por más mérito que haga. Ni se le ocurra soñar con otra cosa. Ese es el mundo en el que vivimos. Triste realidad, tan alejada del sueño de Dios. La rabia hace hervir la san gre. La injusticia duele hasta los huesos. Le decimos que no puede ser, que es injusto que sufra abuso, que nadie tiene derecho a hacerle pasar mal a otro/a porque sí, porque sea pobre. Pero Jesús no quiere saber de nada, ni hablar de denunciar, no tiene esperanza alguna de que eso mejore las cosas. Al contrario. «Ahí sí que me ma tan», afirma convencido. No hay chance, sin pruebas, sin testigos, no hay forma de probar nada ni tampoco forma de prevenir estos abusos. Solo la conciencia de cada ser humano/a puede cambiar esa realidad. La transforma ción de la conciencia social, para poder ver en el otro, la otra, a un hijo o hija de Dios; a un ser humano respeta ble y querible; a un igual, sin importar su posición so cial. Porque ante Dios no cuenta ni el título académico, ni la cuenta bancaria, ni la tarjeta del club social, todos y todas estamos desnudos/as ante Él. Sólo que no nos damos cuenta, o no queremos darnos cuenta. Nos ro deamos de seguridades humanas que se esfuman como la niebla al sol el día de nuestro entierro. Sólo Dios nos da verdadera seguridad, cuando confiamos en él, deja mos de acumular tesoros en esta tierra y juntamos más bien los intangibles tesoros del cielo, donde no llega el ladrón ni la polilla taladra, cuando miramos la vida a través de sus ojos, con el cristal del amor, y nuestras manos mueven los hilos de la solidaridad, la empatía, el cuidado y la búsqueda incansable de una sociedad, aunque sea un poquitito más justa, menos impiadosa.

La tierra es siempre ajena, privada, inalcanzable para quien no tiene más que la fuerza de sus brazos para la supervivencia diaria. Sin embargo, cuando Dios creó el mundo y a los seres humanos y humanas, les dio la tierra para que vivieran. Pero la hemos privatizado. Privatizamos la creación de Dios que era para todos/as y ahora sólo algunos y algunas accedemos a ella. Pienso también en las promesas de Dios a Abraham, a los patriarcas, a ese pueblo de arameos errantes que deambulaban en la búsqueda de un lugar donde vivir. ¡Con razón es tan fuerte la promesa de la tierra para el pueblo de Dios! Promesa hecha a un pueblo sin tierra, como Jesús. Promesa que se trasmitió por generaciones y generaciones, hasta que pudo hacerse realidad, muchos siglos después de Abraham. Y no puedo menos que pre guntarme: ¿Hacemos algo para que la promesa de la tie rra se haga realidad también hoy para los y las que, como Jesús, quedan afuera del desigual reparto del mundo? Pero sobrevivir cada día no es siquiera lo peor. Uno de los encuentros con Jesús fue en la calle, al borde de la ruta, a la vista de todas las personas que pasaban por el camino; donde mi Renault 12 azul, de más de 30 años de antigüedad, parecía una limusina al lado del carri to-heladera de Jesús. Las miradas de quienes pasan son llamativas. ¿Por qué miran así? ¿Extrañados/as de que estemos conversando? ¿Cuál es el problema? El proble ma me lo cuenta Jesús: la discriminación constante. La mirada desconfiada, prejuiciosa. Y el acoso de la policía. «Siempre me agarran de noche, se ponen de vivos, me demoran, me tiran las cosas, me golpean, y cuando ave riguan que no tengo antecedentes más rabia parece que les da. Si yo no molesto para nada», dice con desaliento y resignación.

Marcelo Nicolau

Las y los valdenses, así como también muchas otras -sino todas- las comunidades litúrgicas, esta mos organizadas y organizados para realizar una obra. Estamos organizadas y organizados para apoyarnos y animarnos. Y estamos, también, muy orga nizados/as para servir en unidad a Dios. Solo una hermandad unida puede contar con la bendición de Dios (Salmo 133:1, 3).

Para cumplir con su misión, trabajamos «hombro a hombro» o «como si fuéramos uno solo» (Sofonías 3:9). ¿Podrían realizarse obras internacionales, multi lingües y multirraciales sin una organización que tra baje en unidad y armonía? La respuesta es obvia. La comunidad cristiana necesita estimularse y ayudarse para cumplir el mandato de Jesús (Mateo 28:19-20). En la comunidad valdense recibimos la educación bí blica, la capacitación y el ánimo que tanto necesitamos para no desfallecer. La calidez y el afecto que reside en nuestra Iglesia hace las veces de cobijo y fuente de energía que nos empuja a obrar. Al fin y al cabo, ¿dónde acudiríamos para conocer las sendas divinas si no existieran las organizaciones? Como bien se anuncia en el libro de Hebreos, busquemos la manera de ayudarnos a tener más amor y a hacer el bien; y no dejemos de asistir a nuestras reuniones.

Florencia Arias

«Más bien, profesando la verdad en el amor, debe mos crecer en todo hacia Cristo, que es la cabeza del cuerpo. Y por Cristo el cuerpo entero se ajusta y se liga bien mediante la unión entre sí de todas sus partes; y cuando cada parte funciona bien, todo va creciendo y edificándose en amor.»

PÁGINA VALDENSE I 12 Conexiones Movimiento Juvenil Valdense | Año XXI |Septiembre 2021| conexionesvaldense@gmail.com

La Biblia nos enseña, mediante sus narraciones, que Dios siempre ha llevado a cabo sistemas de or ganización muy bien planificados para llevar a cabo su propósito. Como hemos visto, organizó tanto a sus siervos del antiguo Israel como a los y las primeras cristianas. Es razonable concluir, por lo tanto, que a nuestros días sigue guiando a su pueblo tal y como lo hizo en el pasado.

Ilustración de Penélope Chauvié

Más allá de las historias que pueden servir como argumentos a favor de la importancia de la organiza ción colectiva para lograr nuestros propósitos, lo que nos mueve a trabajar en comunidad y a mantener el sistema eclesiástico que integramos, es la fe. Nosotras y nosotros, creyentes, somos el cuerpo de Cristo, y cada una y uno de los miembros de ese cuerpo tiene su función particular (1 Corintios 12:24-27). De hecho, la organización de la que disponemos como Iglesia y la unidad que disfrutamos hoy, es una prueba del inte rés amoroso que siente Dios por quienes lo adoramos. En nuestros días, Dios se vale de su organización para ayudarnos a cumplir su/nuestro propósito humanita rio, pues Él quiere que todas y todos lleguen a conocer la verdad (1 Timoteo 2:3, 4).

Orden en comunión

Efesios 4:15-16

El orden es un factor común en todas las creacio nes de Dios. Numerosos relatos y pasajes bíblicos ha cen referencia a la importancia de estar organizados/ as para conseguir grandes cosas; desde el Génesis, con el proceso de la creación -rigurosamente ordenado-, hasta el Éxodo y la historia del tabernáculo que Dios mandó a levantar a través de Moisés. Otros ejemplos también pueden ser la construcción del Arca de Noé -cuya organización, a diferencia de lo que se esperaría, fue llevada a cabo por un solo individuo- y la entrada a la Tierra Prometida, donde los israelitas fueron un modelo de organización en muchos aspectos.

«La función profética de la iglesia consiste en proclamar el sentido de la crisis con temporánea a la luz del propósito de Dios en la historia, revelado en la acción de Dios […]; colocar bajo la soberanía de Dios todos los aspectos de la vida humana y social; denunciar las estructuras económicas, sociales y políticas deshumanizadoras y servir de portavoces reivindicadores de las clases oprimidas».

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La cooperación presbiteriana se continuó no sin di ficultad y atravesada por los vaivenes políticos de la re gión, manteniendo la clave en la presencia a través del servicio diaconal y la proclamación del reino de Dios mediante el compromiso humanitario y de denuncia de las injusticias sociales.

El Congreso Continental de Bogo tá de diciembre de 1963, denominado «La Naturaleza de la Iglesia y su Misión en Latinoamérica Hoy» sentó precedentes para la visión ecuménica y contextual de la Alianza. «El proceso de estudio sobre la naturaleza […] de la Iglesia debería comenzar con el estudio de las Es crituras, por un lado, y de la situación latinoamericana, por otro» y «el proceso de estudio habría de tener como punto de partida y de llegada la congregación local. Su revitalización debería ser el propósito central y final de todo el proceso». Estas palabras, del secretario eje cutivo de entonces, el pastor colombiano Rev. Gonzalo Castillo Cárdenas, formaban parte de los documentos preparatorios del evento y sirven de mojón para inter pretar el accionar de AIPRAL hasta la actualidad.

En los sucesivos congresos, fue mudando la forma institucional, hasta terminar constituyéndose definiti vamente como Alianza de Iglesias. Esto sucede en con sonancia con la adhesión a la Alianza Reformada Mun dial – ARM -, como concilio de área, representando a las iglesias miembros en el concierto mundial del presbite rianismo y el reformismo. Esto sucede en la 23° Asam blea General de la ARM, acontecida en 1997 en la ciu dad de Debrecen, Hungría. Actualmente, AIPRAL forma parte de la heredera de la ARM, la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas. Como Alianza, AIPRAL se organiza con Asambleas Generales periódicas cada cinco años, donde las igle sias miembros resuelven las acciones que llevará ade lante la organización, y eligen a su Comité Ejecutivo, con una estructura que evidencia el compromiso con la reivindicación de la presencia femenina en las estruc turas eclesiásticas, así como el desarrollo y presencia del liderazgo juvenil. Ser un espacio de encuentro y diálogo es la clave de las Asambleas, conferencias, encuentros regionales de mujeres, de jóvenes, de acción para la paz, de reflexión teológica, con una fuerte impronta latinoamericanista en la producción litúrgica que es parte y acompaña las diferentes actividades de AIPRAL. Pero el intercambio se vio alterado fuertemente por la pandemia que des de 2020 puso en vilo al planeta. Ser «iglesia reforma da, siempre reformándose» en este contexto de crisis acentuadas, de compromiso cotidiano con quienes más sufren, de sustitución del diálogo presencial acompa ñado del abrazo por las «ventanas virtuales», nos in vitan a retomar esa lectura contextual, manteniendo el espíritu de comunión, esperando en la promesa, el encuentro – cercano - anhelado con las hermanas y los hermanos para seguir construyendo la misión presbite riana y reformada en el continente. Asumir los desafíos instalados de la máquina de la comunicación digitali zada, de las nuevas búsquedas de la fe de las personas, apropiándonos como iglesias de los espacios virtuales, y como Alianza, del sostén del diálogo ecuménico a tra vés de las redes, hoy digitales. Josué Charbonnier Encargado de comunicaciones AIPRAL

AIPRAL, ayer y hoy

AIPRAL surge como la Comisión de Cooperación Presbiteriana en América Latina – CCPAL -, en el Con greso de Campinas ocurrido en julio de 1955. Esta agencia de colaboración surge en el marco del estable cimiento como iglesias nacionales, de las diferentes co munidades presbiterianas que fueron fruto de la labor misionera de hermanos procedentes, en su mayoría, de los Estados Unidos de América. Se encontraban presen tes delegados de las iglesias presbiterianas de Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Guatemala, México, Puerto Rico y Venezuela. Su primer presidente fue el Rev. José Bor ges dos Santos, de la Iglesia Presbiteriana de Brasil. En 1966, la Comisión mudó su nombre a Asociación de Iglesias Presbiterianas y Reformadas en América Latina. Para esta nueva instancia, ya contaba con la in corporación de la Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata, con comunidades en Argentina y Uruguay, cuya fecha de adhesión data de 1960. La novel Asocia ción inviste como presidente al Rev. Wilfrido Artús, de origenLosvaldense.añossesenta fueron épocas de fuertes movi mientos al interno de las sociedades latinoamericanas y las iglesias presbiterianas no fueron ajenas. En el seno de la CCPAL tuvo lugar una instancia relevante que buscaba comprender y contextualizar la labor de fe, así como los cometidos de la colaboración entre las igle sias presbiterianas.

«Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mi» Juan 14:6 Pensando en éste texto, en el camino y en la impor tancia de los mismos en nuestras vidas; tanto desde el punto de vista espiritual, religioso, físico, como así tam bién geográfico. Y dentro de esa tormenta de ideas, surgió la imagen del Puente Negro, sito en La Paz Colonia Piamontesa. El cual ha sido muy importe para los primeros Valdenses que llegaron a la zona en 1858. Este puente Negro, es el primer puente carrete ro de hierro de Uruguay. Se construyó en los Estados Unidos de Norteamérica por la empresa Boston Bri dge Works, siendo un trabajo, muy bien hecho, para su clase. El proyecto fue del Ingeniero Juan Storm. La Dirección de Obra, la llevaron adelante los Ingenieros Juan Storm y Eduardo García de Zúñiga. Es monumen to Histórico Nacional por Resolución del Poder ejecu tivo 756/002, del 19 de abril de 2002. Tiene 137 metros de largo, se usaron 87 metros de madera, 50 metros de hierro; está posado sobre dos te rraplenes de diferente contenido, uno de cada lado de la cabecera del puente donde se utilizaron diferentes mane ras para la acumulación de tierra. La cabecera más cerca na a la villa, es un terraplén más corto de tierra y alto, y del otro lado hay una estructura de madera que alarga el puente por casi 200 metros o más, con otro terraplén de tierra que llega hasta un puente de madera más pequeño.

Se comenzó a construir a principios de 1901, que dando completamente terminado al año siguiente, e inaugurándose el 1 de mayo de 1902. Por lo tanto, des pués de 43 años de la llegada de los primeros colonos a la villa La Paz, se comenzó la construcción de éste puente. Anteriormente hubo otro, que fue llevado por la creciente de 1891, construido totalmente de madera.

PÁGINA VALDENSE I 14 omunicándonosCFederación Femenina Evangélica Valdense

El presidente de la República por aquel entonces era Máximo Santos, quien recibió una carta del pastor Da niel Armand Ugón. El presidente le comunicó al pastor que el gobierno había resuelto donar 500 pesos para la comisión del puente negro para poder comenzar a solucionar el problema planteado. Por ello decidieron hacer uno más sólido, de hierro.

Recordemos que Rosario ya existía, hacía cien años que la ciudad de Rosario estaba funcionando, con sus co mercios, con sus plazas, sus tiendas, etc. La colonia pia montesa se ubicó sobre la colina de El Huevo, rodeada por el rio Rosario, y para poder comercializar y comprar mercadería, sus colonos debían cruzar el Rio Rosario. Así que era indispensable tener un puente para poder hacer el cruce de manera segura, y evitar quedar aislados. Actualmente se está en tratativas para poder res taurarlo, dado que otra creciente del Rio se llevó la ca becera de salida del puente, y la parte de hierro tiene faltante de varias maderas del piso. Si bien es un mo numento histórico, no se cuenta con ayuda guberna mental por tal denominación. Así que la comunidad se ha unido para poder llevar adelante una restauración adecuada, que permita el paso de vehículos pequeños, permitiendo el tránsito de los vecinos y vecinas que viven del otro lado del Rio. El PUENTE NEGRO, es un hermoso paseo, pero además es una vía de comunica ción para los y las habitantes del otro lado de la villa, de hecho, muchos niños y niñas lo cruzan para asistir a la Escuela Pública Número 9 y los vecinos y vecinas para venir a trabajar a la fábrica Los Nietitos. Cuán importante son, fueron y serán estos puentes para evitar quedar aislados y aisladas del contacto con los y las demás. Son una vía de comunicación, que mu chas veces, los vemos, los cruzamos, pero quizás no le damos el valor que tiene. El valor surge cuando ya no están. No esperemos a que las cosas desaparezcan para darle el mantenimiento adecuado, el valor adecuado. Si bien, es un simple puente de hierro, es y fue algo importante para los Colonos y hoy para los ciudadanos y ciudadanas que viven cerca de Villa La Paz. Con sus 119 años de vida, aún se mantiene en pie a pesar de las crecientes del rio Rosario y de las vicisitudes padecidas.

Liga Femenina de Playas y Parque Para las mujeres que integramos la Liga Feme nina de Playas y Parque, es un grato momento po der conectarnos a través de Página Valdense.

El ancho del piso del puente es de 4.80 metros. Tie ne dos pilares de piedra centrales, distantes 25 metros uno del otro de forma de alargada bombé (no son re dondos), que permite, por su forma, un mejor pasaje del agua por debajo. Originalmente la madera que se usó fue quebracho colorado para las vigas del puente, excep to el contrapiso que son de Pino Tea. En el terraplén de ingreso viniendo desde la villa hacia Rosario, existe un pasaje de agua, una alcantarilla de siete metros de luz, fabricada de granito y portland que contiene la cabece ra del terraplén sobre el cual se extiende tres metros a través de una plataforma de madera. Del otro lado, hay varios metros de madera dura haciendo que el puente se alargue varios metros más sobre el Rio Rosario.

Este fragmento de la carta de Pablo a la comunidad de Gálatas era originalmente un Himno bautismal que se utilizaba en las liturgias de las iglesias primitivas. Pablo lo recupera transformándolo en el núcleo central de la carta y de su teología. Según Joel Ferreira, este texto no solamente constituye el centro en cuanto a la redacción literaria sino que ilumina toda la carta y tam bién “aparece, con alguna modificación en 1Cor 12,13; Col 3,11 y Rm 10,12”1 El contenido es muy potente, la propuesta teológi ca de Pablo y de quienes compartían esta visión es una invitación a la transformación profunda del estado de situación. Y con esto, no se quiere afirmar que el estado de las cosas era homogéneo, ni dentro de la comunidad ni en la sociedad toda. De hecho, si leemos la carta de Gálatas se puede constatar las tensiones existentes, los conflictos en la vida comunitaria a raíz de las diferen tes maneras de vivir y comprender la fe. Lo cual es una constante en otras cartas dirigidas a las comunidades cristianas dónde la preocupación por la convivencia entre lxs hermanxs, muchas veces, era el principal mo tivo de la epístola.

La teología paulina hace hincapié en la importancia de la Fe por encima de la Ley, entendiendo que la fe en Jesús es el evangelio, la buena noticia que es promesa para todas las personas. Para Pablo es por la fe en Cristo, por el bautismo, que todxs son hijxs de Dios, iguale sante Dios, con los mismos derechos y obligaciones. De este modo, se buscaba superar la mirada sobre quienes provenían de otras culturas como la greco-romana (con sideradxs gentiles, prosélitxs, no plenamente parte del pueblo) y también la práctica que aún conservaban al gunas de las comunidades judeocristianas, o algunos cír culos de personas dentro de ellas, como la circuncisión.

Las comunidades cristianas en formación no sola mente daban estas discusiones debido a las diferencias surgidas en su interior sino que también dan cuenta de la heterogeneidad del contexto cultural, político, eco nómico y social en el que se desarrollaban las socieda des de la segunda mitad del primer siglo. Había muchas corrientes que eran críticas del sistema imperial roma no, no solamente en ámbitos académicos o filosóficos sino que también en la práctica cotidiana existía una diversidad en las formas de vivir, así como de aplicar la ley romana en las diferentes regiones. Es importante no perder de vista el contexto histórico-geográfico en el que las comunidades se fueron construyendo, por que esto nos permite comprender que los procesos comunitarios no estaban aislados de lo que sucedía al rededor sino que las dinámicas se daban en un diálogo abierto y se influenciaban mutuamente. Los versículos de la carta a la comunidad de Gálatas anuncian un tiempo nuevo, proclaman la igualdad y la unidad, asumen el debate que surge en el encuentro de quienes son efectivamente diferentes y proponen una nueva mirada. Por la fe en Cristo Jesús todxs somos hijxs de Dios y todxs somos unx. El desafío es impre sionante porque nos confronta con nuestras propias limitaciones para entender-nos, con los prejuicios que tenemos, con aquello que aprendimos en otro tiempo y que hoy no nos permite construir, reconstruir los vín culos comunitarios, sin distinciones que jerarquicen ni que nieguen la diversidad como así tampoco las contra dicciones que nos constituyen. Darle lugar a estos de bates teológicos sin dudas forma parte de la discusión sobre la construcción comunitaria, de la organización y la participación, pero también cómo se relacionan las personas que la conforman, cómo se celebra la fe y cómo se mira el mundo en el que se vive.

YaninaEquipoVignaEditor 1FERREIRA, J., El proyecto revolucionario de Gálatas 3:26-28, RI BLA N° 50, p. 96, Quito, Ecuador, 2005.

“ “ Pablo evoca este himno bautismal y proclama la igualdad de todas las personas que conforman la comunidad, les predica sobre la fe que les convierte en hijxs de Dios y les habla concretamente de la anulación de las categorías étnicas, civiles-políti cas y de género que discriminan, que oprimen, que segregan. Entre lxs hermanxs esas diferencias no se convierten en motivo de jerarquías ni discriminaciones posibles, la fe en Cristo les hace unx solx. 26Porque por la fe en Cristo Jesús sois todos vosotros hijos de Dios, 27y por el bautismo habéis sido unidos a Cristo y habéis sido revestidos de él. 28Ya no tiene im portancia el ser judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer; porque unidos a Cristo Jesús, todos sois uno (Gálatassolo.3)

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Debates teológicos y construcción comunitaria

«De nuestros miedos nacen nuestros corajes; y en nuestras dudas, viven nuestras certezas. Los sueños anuncian otra realidad posible, y los delirios otra razón. En los extravíos porque es preciso perderse para volver a encontrarse.»

Eduardo Galeano

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