Periódico de la Iglesia Evangélica Valdense - Mayo 2020 - N° 260 - Afiliado a O.P.I. N° 837Página Valdense«...porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.» Hechos 4:20 COMO DICE EL DICHO… Pablo Manuel Ferrer6 DESNUDAR LA LÓGICA DE LOS DISCURSOS DE ODIO: ENTRE LÓGICAS NATURALIZADAS Y EL SENTIDO COMÚN Miriam Brito 7 HABLAR PROFÉTICAMENTE ES MUY DISTINTO A DIFUNDIR DISCURSOS DE ODIO Juan Sepúlveda 8 Periódico de la Iglesia Evangélica Valdense -Mayo 2022 - N° 278 - Afiliado a O.P.I. N° 837 001/09 - Periódico mensual - Redactor responsable: Rogelio Darío Barolin. Varela 1729. Dolores - Imposición envíos: Dolores - Depósito legal N° 68.638 Voces proféticas ante los discursos de odio

Que el Dios de amor en quien creemos nos ayude a ser capaces –como decimos más adelante- de de jarnos permear por la existencia y experiencia de quienes son–somosy piensan–pensamos- diferente. Que nos mantenga alertas para denunciar las injusticas y opresiones, pero tam bién aquellas expresiones de odio, inundadas de miedo y disfrazadas de ‘sentido común’, que ganan terreno en nuestras sociedades, en nuestras comunidades. Que nos anime a se guir anunciando y construyendo ese mundo mejor donde nadie queda afuera, ni tampoco siente miedo de ser y expresarse en libertad. Daiana Genre Bert
4 | PÁGINA VALDENSE Argentina Col. Belgrano: Delhy Pastre. Col. 25 de Mayo: Ruben Bertinat. Cnel. Suárez: Pablo Rafarelli. Gral Roca: Oscar Dalmás. Gral San Martín - LP: Stella Maris Chambón. La Paz - ER: Marisel Garnier. Jacinto Aráuz - LP: Susana Tucat. San Carlos C. - SF: Héctor Cotichini. Villa Iris - BA: Ema Dalmás. Reconquista - SF: Dardo Zanuttini S. Martín - SF: Edith Long. San Gustavo - ER: Orfilia Barolin. El Sombrerito - SF: Aurora Bertinat. IERBA (Buenos Aires): Comunidad de IERBA. Gálvez: Rubén Gardiol. López: Carina Tschopp. Paraná: Equipo de Comunicación. Flores Consistorio: Alberdi 2240 (CABA) San Nicolas: Helvecia Catalín. Laprida: Delta Bertón. Bahía Blanca: Natalia Coria. Carmelo:Uruguay Ruth Soulier. Cañada Nieto: Alba Charbonnier. Colonia: Ethel C. Negrin. Col. Miguelete: Ana Félix. Col. A. Negro: Carolina Galván. Col. Valdense: Secretaría IEV Colonia Valdense. Cosmopolita: Milka Charbonnier. Dolores: Nora Gallo. Fray Bentos: Cristina Dalmás. Juan L. Lacaze: Manuel Ávila. Alférez Lascano: Nylia Gonnet. Melo: Glenys Rameau. Montevideo: Mario Pablo Ábalos O. de Lavalle: Juanita Bonjour. Palmitas: Hilda Geymonat. Paysandú: Ruben Dalmas. Rosario: Andrea Montaña. Mercedes: Natalia Gauthier.Carlos Dodino Tarariras: Consistorio de Tarariras. Tres Bocas: María Fernández. Young: Esther Malán Para actualizar agentes, sugerencias u opiniones enviar mail a paginavaldense@iglesia-valdense.org o paginavaldense@gmail.com o bien al celular: +54 3437 REDACCIÓN448727.Varela 1729 - Dolores - Soriano - Uruguay e-mail: paginavaldense@gmail.com COMISIÓN SINODAL Wilfredo Bonjour, Laura Michelín Salomón, Josué Charbonnier, Matilde Duffort y Miriam Brito DIRECTORA Daiana Genre Bert EDITOR RESPONSABLE Darío e-mail:dariobarolin@yahoo.com.arBarolín EQUIPO DE REDACCIÓN Yanina Vigna, Lis Rivoira, Tomás Barolín Tron, Daiana Genre Bert CREACIÓN GRÁFICA, DIAGRAMACIÓN Penélope Chauvie ILUSTRACIÓN DE TAPA Vicky Turner ETIQUETADO Y DISTRIBUCIÓN Grupo de la Comunidad de Ombúes de Lavalle ADMINISTRACIÓN Julio Leal - Juan Bentancur 1623, Barrio El General, 70000 Colonia - Uruguay Tel.: (598) 4522 0620 - Cel.: 099967745 SUSCRIPCIÓN ANUAL Precios subsidiados por el proyecto OPM Uruguay $U 450 - Argentina $A 500 Europa € 50 - Resto del mundo U$S 70 MEDIA SUSCRIPCIÓN (SEIS MESES) Uruguay $U 225 - Argentina $A 250 CUENTA EN BROU 1521941-00002 Para recibir pago de suscripciones. Por favor en cada depósito o transferecncia poner los datos de contacto. AFILIADO A OPI N° 837 TIRADA: 900 ejemplares N° Matrícula Dirección de Industrias: 188 Impreso en Imprenta Moyano Ferreira Aldunate y Haedo - Mercedes Soriano - Depósito Legal N° 68638 El equipo editor asume su responsabilidad sólo por las opiniones propias Apuntes de la Directora PÁGINA VALDENSE I 2 En nombre de la libertad Antes de sentarme a escribir esta editorial le daba vueltas al tema, y siempre llegaba al mismo punto: la importancia de lo colecti vo, de la reflexión comunitaria, del diálogo entre nuestras experiencias propias, de y con otrxs. Pensaba en la bendición que muchxs de noso trxs tenemos de habitar espacios donde se ponga en tensión la ex periencia personal con otras reali dades, con otras maneras de ser y estar, de pertenecer y expresarnos. La cocina del Página Valdense, allí donde se amasan los temas y dejamos que fermenten las ideas, es una experiencia única. El inicio del proceso creativo se da en el mo mento en que cada unx comparte las inquietudes, las preguntas, convic ciones y certezas; allí es cuando lo propio es de todxs, cuando el debate empieza a tener colores, matices. El impulso de querer ir más allá es una constante; porque queremos que el contenido de cada edición sea un insumo que nos anime a seguir re flexionando, nos saque de los luga res comunes y nos proponga hacer una pausa. Y eso no es todo, quienes hacemos el Página Valdense lo ha cemos con el compromiso de que este material nos permita llegar a reflexiones liberadoras, que estén en sintonía con nuestra identidad val dense y en pos de la construcción de sociedades más amables donde to dxs podamos vivir una vida buena y abundante. Pero, lo más interesante es que desde el equipo se hacen las propuestas, pero quienes escriben cada uno de los artículos hacen suyo el espacio y nos invitan a aprender, escuchar y valorar sus reflexiones, opiniones y testimonios. Estoy convencida que este tipo de dinámicas son una manera de ha cer frente a tantos discursos de odio que nos acechan. Lo colectivo como respuesta indispensable frente a las lógicas individualistas; lo comunita rio como acción y construcción anta gónica a la propagada sin recaudos por quienes intentan polarizarnos, dividirnos, bombardeándonos con la idea de que es imposible ser comuni dad si pensamos diferentes, si somos diferentes. Nuestra identidad como movimiento valdense y nuestros fundamentos teológicos nos desa fían a desconfiar de esos discur sos que se alzan como ‘la’ verdad: única, indiscutible y absoluta; nos desafía a denunciar aquellas situa ciones que coartan la libertad, que perpetúan la injusticia, la opresión y la desigualdad. Esto también significa poner en evidencia que no todo es válido, que no todo es libertad de expresión.
Nuestra historia e identidad nos exigen ser personas responsables y comprometidas con la libertad de todxs, demostrando que la plu ralidad de voces y la diversidad de opiniones son parte esencial del ser comunidad; nos alienta a repensar el lugar que les damos a nuestras di ferencias, proponiéndonos partir de aquello que compartimos para cele brar lo que nos hace distintxs. Pero también nos marca el límite, porque repito, no todo es válido. Si lo que digo o hago le falta el respeto, lasti ma, discrimina o excluye a alguien; estamos sosteniendo y reproducien do prácticas y discursos de odio. Es por eso que, en nombre de la libertad, no podemos mirar de reojo cuando pasan estas cosas. En situaciones así se vuelve imperati vo redescubrir el significado de esa palabra en nuestro aquí y ahora; el desafío más grande y urgente para ser una iglesia donde den ganas de estar, una iglesia inclusiva, participa tiva, afectiva y contenedora; comuni dades sensibles a las necesidades de lxs demás, comprometida y con pre sencia profética en la sociedad.



El odio, la discriminación y la segregación forman parte de la naturaleza de la especie humana. Tanto el amor como el odio son sentimientos irracionales, es de cir, están gobernados por las pasiones, y a veces, por la enfermedad. Se puede amar y odiar sin saber por qué.
El acceso a Internet va creciendo a nivel mundial: «en enero de 2022, había 4,950 millones de usuarios de internet en todo el mundo, alrededor del 62,5 % de la población mundial. Este es un aumento del 4% año tras año: 192 millones de personas. Mientras tanto, el tiempo promedio diario dedicado al uso de Internet fue de casi 7 horas en todos los dispositivos a nivel mundial, un au mento del 1% (4 minutos) año tras año».2 Según esta investigación, más del 50% de la pobla ción mundial pasa en promedio casi siete horas diarias conectada; es decir, casi una jornada laborar, solo que en vez de recibir un salario, debo pagar para tener más acce so. Esta dependencia diaria a estar conectado o conectada brinda la ilusión de estar socializando, pero en realidad, está generando resentimiento y la impotencia de no po der acceder a TODO. El bombardeo constante de imagen, publicidad, videos, plataformas, suscripciones y redes, ge nera un estado crónico de ansiedad que deteriora el vín culo real con el resto de la humanidad, es un como si que me habilita a crear múltiples personalidades virtuales. Ciertamente, en el plano presencial también tene mos algunos personajes armados: no somos las mis mas personas en un asado con amigos y amigas, que en la iglesia o en una cena familiar. Actuamos según nues tro contexto. En el «espacio virtual» no hay contexto, no hay biografía, no hay historia real. Es un persona je de fantasía sin contexto, sin familia, sin trabajo, sin estudios, sin cultura. Es un personaje que se puede es conder detrás del anonimato virtual, ofertando su clic al mejor postor. En la guerra virtual, las y los usuarios son virtuales soldados. Y desde esa trinchera anónima, atacan por todos los flancos, comprando y replicando los discursos que generan división, grieta, binomios, los blancos y los negros inagotables de una sociedad que se encamina hacía una individualización extrema.
El acceso masivo a las redes sociales y a las nuevas plataformas de hiper comunicación virtual está dando paso a una generación de opinadores y opinadoras seria les. Estas personas son legitimadas según la cantidad de seguidores y visualizaciones que poseen sus publicacio nes. Personas comunes, de barrios comunes, de familias comunes, se pueden convertir de un día para el otro en dirigentes virtuales de la verdad y de la opinión pública.
Esta nueva configuración virtual de las relaciones sociales ha fortalecido las estructuras del odio, gene rando perfiles del odio que son fogoneados por ejérci tos del odiadores y odiadoras que se ocultan detrás de identidades anónimas, impunes, detrás de la pantalla, difamando, escribiendo falso testimonio, odiando.
Los odiadores
Estas prácticas de odio ya las podemos observar en los pequeños poblados o en los pequeños grupos huma nos, en los cuales se practica desde hace milenios: el chis me. Esta palabra hace referencia, al menos, en gran parte de nuestra región sur, al acto de hablar y opinar sobre la vida de los y las demás. Este mecanismo de odio social apunta directamente en contra de las emociones de las personas (Rousseau decía: el hombre es el lobo del hom bre). Es decir, lastima tanto a quien lo motiva y lo ejerce, como a quien lo padece. Si hablo de los y las demás, debo saber, que los y las demás también hablan de mí. Esta prácticas ancestrales se convierten en un arma muy peligrosa si son amplificadas y capitalizadas por quienes son formadores de opinión, como por ejemplo, los grandes medios masivos de comunicación; llegando incluso, no solo a atormentarle el día a un simple vecino o vecina por pasarse todo el día escuchando y viendo no ticias de odio, de violencia y de muerte, sino que, también tienen el poder de derrocar gobiernos, instalado dicta duras de la opinión. Ya habremos escuchado o leído que la información es poder. El manejo de esa información es la magia de convencer hasta el o la más ingenua para defender causas o ideas que ni conoce, que no entiende, y que probablemente, ni siquiera esté de acuerdo. Es la ilusión de formar parte de algo lo que conmueve. Las expresiones de odio a nivel global no son acti tudes aisladas o puntuales. Es un plan de manipulación a escala mundial para convertirnos en loros, con capa cidad para repetir pero no para razonar lo que estamos repitiendo. Existe una tensión de haraganería: recibo la ‘información’, y sin mirar la fuente o de donde proviene, la replico, desentendiéndome, porque al cabo de algu nos segundos llega algo nuevo, y si no llega, me conecto (online) para explorar qué puedo replicar para ser to mado en cuenta.
“ “
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El desafío está en desconectar para salir al mundo real. Y aunque esa realidad esté brava, poner el cuerpo para el abrazo fraterno, para el encuentro de la comunidad, para pensar y construir cara a cara, con las coincidencias y las diferencias, de frente y con la frente en alto.
Entendemos por discursos de odio a cualquier tipo de discurso pronunciado en la esfera pública que procure pro mover, incitar o legitimar la discriminación, la deshuma nización y/o la violencia hacia una persona o un grupo de personas en función de la pertenencia de las mismas a un grupo religioso, étnico, nacional, político, racial, de género o cualquier otra identidad social. Estos discursos frecuen temente generan un clima cultural de intolerancia y odio y, en ciertos contextos, pueden provocar en la sociedad civil prácticas agresivas, segregacionistas o genocidas1
Jonathan Michel
Luego vinieron por los sindicalistas, y no dije nada porque yo no era sindicalista.
El discurso del Odio
Javier Oscar Gross Pastor de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata
Frases como «los inmigrantes tienen la culpa de todo», «las cárceles están llenas de extranjeros», «el problema de este país son los zurdos», «hay que ma tar a todos los políticos»… se escuchan todo el tiempo y son discursos que atentan en contra los derechos hu manos y van en contra del testimonio cristiano.
¿Se deben prohibir los discursos de odio? Los mis mos presentan un dilema ético, ¿se puede decir cual quier cosa? ¿Está todo permitido?, y si se los prohibe, ¿no vamos en contra de la libertad de expresión?
Creo que más allá de ese debate, debemos tener en claro que estos discursos del odio son un diagnóstico que nos muestran una realidad social, la cual es nece sario analizar e intervenir para buscar soluciones, más allá de las leyes que lo prohiban o no, debemos ir al nú cleo del problema.
Para terminar quería compartir este poema, de un Pastor llamado Martín Niemöller (1892-1984) escrito en un contexto de mucho odio como lo fue la segunda guerra«Primeromundial.vinieron a buscar a los comunistas, y no dije nada porque yo no era comunista. Luego vinieron por los judíos, y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los católicos, y no dije nada porque yo era protestante. Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie a quien decir nada”.
¿Qué hacer frente a estos discursos? Lo primero que tenemos que hacer es aceptar y en tender que el odio es parte de la sociedad, y que está también en nuestro interior. Todos y todas tenemos al guna fuerza interna que podríamos describir como ne gativa, violenta, que anida en lo más profundo, es como un fuego que debemos tener cuidado de no alimentar; es decir no ‘engancharnos’. Esto implica un trabajo emocional muy fuerte, porque vivimos en un tiempo donde los medios de comunicación pero especialmente las redes sociales nos instan todo el tiempo a odiar, in terpelando nuestras emociones. Lo segundo es poder enfrentar este discurso de odio, haciéndonos preguntas como: ¿De dónde viene esto que se dice y cuáles son las fuentes? ¿Cómo se sustenta aquello que se dice? ¿Quién y por qué lo dice? ¿Qué intereses tienen? Contrarrestar estos discursos con información fidedigna, a través de las estadísticas y fuentes serias es fundamental. Y esto es un ejercicio que es necesario realizar a la hora de debatir con otros y otras, sin desbordarnos. Si el primer paso es emocional y espiritual, el se gundo paso es reflexivo, debemos ser conscientes que primero vienen las emociones y luego la razón, por eso es importante controlar las emociones para luego dar lugar a la razón y actuar después. Como comunidades cristianas e iglesias, debemos tener muy claro que nuestra actitud debe ser no de jar que estos discursos del odio se propaguen y actuar contra los mismos, porque afectan los derechos huma nos, ya que detrás de los mismos hay actos de discrimi nación, de desigualdad, de marginación y violencia que atacan la dignidad e integridad de cada ser humano y humana, y como cristianos y cristianas nos tenemos que solidarizar con las víctimas. Jesucristo murió en la cruz como víctima de discursos de odio que emanaban de los poderes religiosos y políticos de su tiempo. Tenemos que tener memoria sabiendo que tanto los y las cristianas y nuestros antepasados migrantes, sufrieron estos discursos de odio, que no podemos reproducir. Ser conscientes de que cuando odiamos y dejamos que estos odios aniden y se propaguen, triste mente estamos odiando a nuestros antepasados e his toria. Nos estamos odiando a nosotros mismos y noso tras mismas. Ciertamente, más allá de una cuestión de consciencia social o de identificación con las víctimas, vuelvo a recalcar, en primer lugar tiene que ver con los derechos humanos y el trato digno al otro y otra, inclu so a aquellos y aquellas que odian. Hoy vemos como muchos partidos políticos tienen un discurso de odio, y creo que acá hay algo muy claro: no se puede construir nada, en lo personal y social, a partir del odio y del rencor. Mucho menos, comunidades cristia nas. No puede haber proyecto político, social, de vida, ni proyecto de ningún tipo si nace desde el odio y violencia. Por eso debemos desconfiar y estar alerta frente a todos aquellos y aquellas que generan odio, que emanan vio lencia, inclusive de quienes se definen como religiosos.
«También la lengua es un fuego, un mundo de mal dad. Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno, prende a su vez fuego a todo el curso de la vida» Santiago 3:6 Hablar de los discursos del odio es más que nece sario en estos tiempos. Vemos como cada vez más es tos discursos se han transformado en la cotidianidad de los medios de comunicación, son muy frecuentes en las oratorias de los líderes políticos, religiosos, etc., y se repiten en los ciudadanos y ciudadanas.
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PÁGINA VALDENSE I 5 Brillo, orgullo
En el medio del odio me pareció que había dentro de mí un amor invencible. En medio de las lágrimas me pa reció que había dentro de mí una sonrisa invencible. En medio del caos me pareció que había dentro de mí una calmaMeinvencible.dícuenta, a pesar de todo, que en medio del in vierno había dentro de mí un verano invencible. Y eso me hace feliz. Porque no importa lo duro que el mundo empuje en mi contra, dentro de mí hay algo mejor empu jando de vuelta. El verano, 1953. Albert Camus
Nosotrxs, parte de un movimiento religioso que propu so compartir-circular la buena noticia de una divinidad para todxs, construimos la fe y la esperanza desde una ética sostenida por la libertad y el amor. Esos discursos de odio, que muchas veces avanzan en nuestras comunidades, son cruelmente intenciona dos y aunque nos rebelamos en su contra, ese odio di fundido sin ton ni son, genera miedos. Miedo a quedar afuera, a ser rechazadx, a la humillación, a ser golpea dx, a todas y cada una de las formas de violencia que se alimentan del odio, del desprecio.
Este artículo es una invitación a repensar la lógica de los discursos de odio basados en las identidades de género, una agitación a nosotrxs mismxs que formamos parte de una comunidad de fe. Ideas y charlas que se entretejen para compartir preguntas mas que respues tas, que nos ayudan a diseñar nuevos horizontes sin ninguna pretensión de verdad única; porque es cierto que en nuestra cotidianeidad el miedo aparece, se in miscuye en nuestros sentires frente al odio más que el amor, y ahí es donde queremos rascar. Ahí justito, ahí profundo. Nos parece necesario comenzar desde estas aclaraciones porque asumimos el desafío de escribir este texto a partir de la práctica colectiva, mediada por la distancia y las redes virtuales, que en este presente se vende/ofrece como obsoleta.
y amor
Ese ejercicio de reconocernos a nosotrxs mismxs pero también reconocernos en lx otrx se propone como herramienta para seguir construyendo esa iglesia donde den ganas de estar. Para continuar siendo una comunidad que cobija, que hermana. Una comunidad que teje diferentes estrategias para acompañar y cuidar a quienes habitamos fuera de los límites de la heteronor ma, con los miedos y las contradicciones que forman parte de nuestra cotidianeidad. Sabemos que en varios países de América Latina y el mundo se considera un error vivir libremente esa disidencia heteronormativa, sostenida desde interpretaciones bíblicas malintencio nadas que se propagan sin ninguna perspectiva crítica.
Gonzalo Barolín,Yanina Vigna, Mariano Chialva y Daiana Genre Bert “ “ Por eso, frente a esta ideología del miedo, hablamos desde el orgullo, desde el amor y tomamos la decisión de habitar las contradicciones constantes con las que nos proponemos ser una humanidad que habilite el deseo y el gozo en todas sus dimensiones. Por eso, frente a esta ideolo gía del miedo, les proponemos, lxs invitamos a dejarnos desafiar una y otra vez para ser una comunidad que responda sostenida y firmemente con amor a todo ese odio.
Ahora bien, cuando acá nos referimos a los discur sos de odio estamos hablando de expresiones que cer cenan el desarrollo de una vida plena y que intentan cancelar los derechos humanos. Así, cortito y al pie. Son dinámicas de odio que operan cancelando/inha bilitando la diversidad y la disidencia, que en extremo se expresan con la discriminación y la expulsión. Pero, ¿cómo se alimentan esos discursos? ¿De qué se nutren? ¿Cómo se construyen? Acá aparecemos todxs, porque son expresiones que buscan erigirse en nuestras socie dades y calan tan profundo que se vuelven palpables en nuestros círculos cercanos y en nuestras comunidades de fe. Esos espacios donde queremos sentirnos segur xs, donde poder ser y habitar(nos) en libertad.
En este sentido creemos que puede ser interesante el ejercicio de historización, mediante el cual narramos nuestra existencia personal pero también colectiva, dan do cuenta de nuestra construcción identitaria y vincular. Así las vivencias comunitarias serán una primera acción reivindicatoria de la diversidad que somos como perso nas, serán también la posibilidad de visibilizar otras for mas de vivir, de convidarnos otros universos y ampliar nuestras percepciones de la creación. La búsqueda y la construcción de espacios seguros tiene relación con el ejercicio, personal y comunitario, de poner en palabras la existencia y las realidades de las disidencias sexogéne ricas. Hablar, habilitar el espacio y compartir la palabra, escuchar atentamente, dejarse permear por la existencia y experiencia de lx otrx. La idea de espacios seguros co bra mayor relevancia para quienes estamos convencidxs que nuestras comunidades tienen el desafío de serlo, y para ello es necesario que echemos luz sobre las prácti cas que hoy perpetúan el odio.
Por lo tanto, podemos decir que los fundamentalis mos son la fuerza necesaria de la que acabamos de hablar.
«A río revuelto, ganancia de pescadores» Un dicho que nos recuerda que un río enturbiado es mejor para la pesca. Claro, bueno para los y las pes cadoras, para beber no sería una buena oportunidad. Es interesante pensar en este dicho porque cuan do aparecen y se multiplican los discursos de odio, no podemos dejar de tener en claro quienes se benefi cian de esto. Si estas expresiones crean un ambiente hostil y difícil, también hay quienes se benefician eco nómicamente -o en crecimiento de poder social- de estasPodemossituaciones.pensar a gran escala y notar que la actual guerra entre Rusia y Ucrania, como las anteriores entre Estados Unidos e Irak y tantas otras, son ríos revueltos que son aprovechados por empresas para vender, por gobiernos, por algunos medios de comunicación. Situa ciones extremas en la que estas discursivas se vuelven «esenciales» para justificar lo injustificable: una guerra. Si pensamos en una escala menor, cuando en un país la situación social se enrarece en lo económico o en lo social tenemos río revuelto. Nos falta pensar quien o quienes se están beneficiando y quienes… per judicando. Y por qué no, pensemos en instituciones más pequeñas como la iglesia, escuela, club, etc. El río revuelto, con sus discursos de odio que provocan, en un principio, ese revoltijo para luego justificarlo, termi na beneficiando a algunos y algunas que serán quienes constantemente agiten el río para beneficio propio. Entonces, podríamos esbozar una hipótesis a raíz del primer dicho popular: los discursos de odio son los principales agentes para enturbiar el río.
PÁGINA VALDENSE I 6 Como dice el dicho…
«La mejor defensa es un buen ataque»
Pablo Manuel Ferrer“ “ La sospecha es que quienes se benefician son casi siempre los poderes económicos. Por oposición, el pueblo es el que terminará siendo castigado.
Pero lo que sigue es aún más preocupante: la pro puesta de eliminar a esos supuestos culpables de ríos revueltos. Eliminar a los y las migrantes, a las mujeres, a los y las pobres, a los y las indígenas, a los grupos LGBT+ y otras minorías.
Así, desnudamos la metodología de los discursos de odio: para eliminarlos y eliminarlas primeramente es necesario construirlos/as como culpables, para luego odiarlos y odiarlas. Ahí, detrás del cordero, está ese lobo.
«Lobos con piel de cordero» Es necesario cerrar esta pequeña reflexión con uno de los dichos que salen de un texto bíblico: «Cuídense de los falsos profetas: se presentan ante ustedes con piel de ovejas, pero por dentro son lobos feroces», Mateo 7:15. Quienes crean y multiplican estos discursos lo hacen desde la posición de corderos, en tanto que no se nos aparecen como discursos violentos, sino que proponen una supuesta racionalidad; pero también corderos por que estos discursos se presentan como salvadores. «Estamos mal porque los inmigrantes…», «estamos mal porque la ideología de género…». Pequeños ejem plos de que los discursos de odio se presentan como denunciando supuestos culpables de un río revuelto. Un supuesto cordero que se presenta condenando a los supuestos lobos.
Este segundo dicho nos recuerda que quienes re vuelven el río pasan rápido al ataque. Atacar es una de las mejores estrategias para disfrazar las injusticias, las mentiras, las violaciones a los derechos humanos, a la tierra, a la naturaleza. Este ataque que encubre a grupos que destruyen la vida es, esencialmente, discurso de odio. Ese ataque tiene que tener la suficiente fuerza para que no permita la reflexión. Así, el odio a las diversidades sexuales, a grupos migrantes, a los y las pobres, terminan siendo el mejor ataque que encubre las injusticias de género, de igualdad ante la ley o de injusticias económicas.
Tenemos que poder reconocer en las iglesias cómo resuenan estos ataques, con qué discursos, con qué argu mentos, con qué teologías. Y digamos más: con qué textos bíblicos. No va a ser nada raro que la Biblia se llegue a transformar en un arma de ataque que sirva para defen der a grupos poderosos, injustos, abusivos, criminales.
Desde hace un tiempo vemos con preocupación la proliferación de un fenómeno conocido como los dis cursos de odio. Tristemente, estos discursos proponen el odio hacia determinados grupos humanos. Y esa pro puesta odiante se ve expandida por diferentes medios, ya sean las redes sociales como también algunos medios masivos de comunicación. Estos discursos se empezaron a “colar” en la vida cotidiana de muchos y muchas ciuda danas, de las grandes ciudades, principalmente. Mucho se ha dicho de estos discursos y es bueno que podamos identificarlos para no alimentarlos o pro pagarlos sin darnos cuenta -es que a veces se tornan muy muy sutiles…- En este caso, en esta pequeña re flexión quería tomar algunos -antiguos- dichos de la cultura popular para que nos sirvan de herramienta para reconocer estos discursos de odio. Hay tres dichos populares que nos pueden servir como marco de com prensión. Vayamos viéndolos y pensemos en qué nos ayudan a visualizar esas expresiones de odio.
Podríamos decir que uno de los objetivos princi pales de este tipo de discursos es difamar a personas que forman parte de grupos vulnerables –por ejemplo, a través de la difusión de estereotipos y rumores, de se ñalarles como chivos expiatorios de los problemas de la sociedad–, lo que afecta la percepción que la población general tiene de ellas. Lo que denominamos como re presentaciones sociales son una forma de conocimien to construido a partir de informaciones, creencias, opi niones y actitudes, compartidas de manera tal que se vuelven parte de la realidad social. Paralelamente, las representaciones sociales sirven como marco de per cepción en la interpretación de la realidad, y muchas veces, guían las prácticas que realizan los distintos ac tores sociales; entonces si dichas percepciones están distorsionadas, muy posiblemente también lo estarán las consecuencias prácticas pudiendo llegar a instan cias como el odio irracional e incluso la agresión física. Los discursos de odio no son algo nuevo, de hecho, la historia ha demostrado ya en diversas ocasiones que contribuyen a crear un clima general de intolerancia que desencadenan consecuencias muy concretas para los grupos afectados y para la sociedad toda; y, además, sienta las bases para formas extremas y generalizadas de violencia como el genocidio, que pretende la aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social. En la actualidad, los discursos de odio se generan y propagan principalmente a través del espacio público, internet y los medios de comunicación. En el espacio público pueden difundirse a través de pintadas, actos de vandalismo, o en forma de profanación de lugares de culto o cementerios, en forma de insultos o impro perios dirigidos contra personas por su pertenencia a colectivos vulnerabilizados, o como difamación indi recta sobre dichos colectivos, por ejemplo, en actos po líticos o eventos deportivos, y también puede acompa ñar actos de discriminación, acoso o agresiones físicas.
En Internet, las características del medio online como la facilidad de permanecer en el anonimato y su naturaleza transnacional, facilitan la generación y extensión de estos discursos, y dificultan su sanción.
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sentidonaturalizadascomún
Ahora bien, recapitulemos un poco: ¿Qué se entien de por «discurso de odio»? Tomo la recomendación del 20 de octubre de 1997 del Consejo de Europa que lo de fine como «todas aquellas expresiones que propagan, in citan, promocionan o justifican el odio racial, la xenofo bia, el antisemitismo u otras formas de odio basadas en la intolerancia; incluyendo la intolerancia expresada por el nacionalismo agresivo, el etnocentrismo o la discrimi nación y hostilidad hacia las minorías, los migrantes y las personas de origen inmigrante». Más cercana en el tiempo, en 2015, la recomendación nº 15 de la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia –ECRI- del Consejo de Europa, ha definido el discurso de odio como el «…fomento, promoción o instigación (…) del odio, la humillación o el menosprecio de una persona o grupo de personas, así como el acoso, descrédito, difusión de estereotipos negativos, estigmatización o amenaza con respecto a dicha persona o grupo de personas y la jus tificación de esas manifestaciones por razones de “raza” , color, ascendencia, origen nacional o étnico, edad, dis capacidad, lengua, religión o creencias, sexo, género, identidad de género, orientación sexual y otras carac terísticas o condición personales». Vemos como en esta instancia han sido incorporadas nuevas razones, tales como sexo, género, identidad de género y discapacidad.
Webs, blogs y foros, redes sociales y aplicaciones de mensajería han pasado a ser espacios privilegiados de propagación de este tipo de discurso. Los medios de comunicación merecen un espacio aparte. La prensa, la radio y la televisión pueden gene rar discursos de odio en forma directa, pero es parti cularmente relevante su contribución a crear un clima social propicio a este tipo de discurso, principalmente a través de su facultad para configurar la agenda públi ca - qué es noticia -, y para generar, normalizar o rea firmar estereotipos y prejuicios con el tratamiento que hacen, por ejemplo, de la diversidad, o lo referente a las mujeres y a sus perspectivas. Lo ideal sería que los medios de comunicación se caracterizaran por su ve racidad e imparcialidad, pero en realidad su cobertura informativa no suele ser muy precisa. Por esta razón, es importante tener en cuenta que una noticia poco con trastada o tendenciosa sobre un colectivo vulnerabili zado o la reproducción no crítica del discurso de odio de otros emisores, como puede ser el caso de políticos que forman parte de movimientos xenófobos, también pueden generar discursos de odio.
Desnudar la lógica de los discursos de odio: lógicas
Como una forma de prevención de estos discursos, es importante exigir que quienes tienen habilitada la palabra en los medios, se formen, por ejemplo, en pers pectiva de género. ¿Por qué en perspectiva de géne ro?Porque es una herramienta que además de explicar los condicionantes socio-culturales en la construcción de las identidades de género, también remite al recono cimiento de las relaciones de poder, en general favoraentre y el
Recibí un pedido para realizar este artículo sobre los discursos de odio desde una perspectiva de género o lo que se conoce como interseccionalidad; discursos que se expanden y fortalecen a través de los medios de comunicación y las redes sociales. El fenómeno de la globalización ha permitido la llegada masiva de estos discursos a la población y su enquistamiento en el ima ginario social que los adopta y sostiene apelando a un perverso y retorcido «sentido común» y a representa ciones sociales distorsionadas.
Hablar proféticamente es muy distinto a difundir discursos de odio
Por definición, los discursos de odio se escudan bajo el derecho a la libertad de expresión para promover pre juicios, estereotipos negativos y finalmente el acoso o la violencia en contra de una persona o grupo específico de personas. Cuando se utiliza la Biblia para justificar tales prejuicios, con frecuencia quienes lo hacen se escudan además en el derecho a predicar, esto es, el derecho a manifestar públicamente su religión, según lo establece, por ejemplo, el artículo 18 del Pacto Internacional de De rechos Civiles y Políticos (ONU,1966). Hace pocos años, en Chile tuvo mucha visibilidad en los medios de prensa el caso de un pastor que, escu-
PÁGINA VALDENSE I 8 dicional, al servicio de un discurso de odio. Ello nos hace tomar conciencia de las posibilidades inago ta-bles de manipulación de las Escrituras al servicio de discursos de odio, cuanto más en el caso de textos bíblicos, generalmente citados fuera de su contexto, que contienen referencias críticas a determinados grupos o categorías de personas. Cuando los discursos de odio se esconden detrás de la «Gran Comisión»
Putin cita el evangelio de Juan para justificar su guerra contra Ucrania
El 18 de marzo pasado, en un estadio repleto de gente celebrando la anexión rusa de Crimea, Vladimir Putin citó Juan 15, 13 («Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga la vida por sus amigos») para justi ficar su guerra contra Ucrania. Al hacerlo, Putin utilizó estas palabras del evangelio, que hacen referencia a la disposición de Jesús a dar su vida por todas y todos, como un «discurso de odio» destinado al propio pue blo ruso, con el propósito de disfrazar como una acción defensiva su acción ofensiva en contra del gobierno y delpueblo ucraniano: Así como Jesús, los soldados ru sos están dispuestos a dar su vida por defender a sus amigos -los ucranianos pro rusos- del supuesto milita rismo y nazismo del gobierno ucraniano. Otro elemen to discursivo inventado sobre la base de hechos del pa sado para alimentar el odio del pueblo ruso en contra del pueblo ucraniano. Antes de escuchar a Putin, no me habría imagi nado que fuera posible utilizar esta cita de Jesús, que habla de manera tan transparente de su amor inconbles a los varones y discriminatorias para las mujeres. Relaciones de poder que se han construido social e his tóricamente, y por ende, también son constitutivas de las personas y de las demás relaciones en el entrama do social; como por ejemplo, las de clase, etnia, edad, orientación sexual y religión. Analizar los discursos de odio desde la perspecti va de género nos permite leerlos como una arista más del sistema patriarcal, donde muchas ideas y pensa mientos se han consolidado en el tiempo a través de acciones o expresiones vistas como algo ‘natural’, cuan do en realidad son construcciones sociales impuestas de modo brutal o sutil, de manera tan constante que llegan a valorarse como ‘normales’. Ejemplos de este tipo se pueden apreciar en diversas programaciones de medios de comunicación, haciendo un daño terrible en el proceso formativo de todas las personas. El discurso patriarcal es verticalista, es decir, pone al patriarca en el lugar de poder absoluto y de ahí hacia abajo la pirámide con el resto de los actores sociales. El discurso de odio se estructura de la misma manera, desde un emisor que se posiciona en un lugar de poder y ve a los grupos sobre los que descarga su violencia como vulnerables, inferio res, manipulables e incluso eliminables. La perspectiva de género desenmascara esa verticalidad, mostrándola como lo que es, una construcción social naturalizada. Por la gravedad de sus efectos tanto en las personas y comunidades que los sufren como en la sociedad en general, prevenir los discursos de odio es fundamental. Para eso, es preciso un esfuerzo conjunto por parte de actores sociales específicos – el Estado, los medios de co municación, la academia, las empresas, las iglesias – así como de la ciudadanía en general. Pertenecer a una co munidad de fe cristiana, que confiesa a un Dios de amor, pone a dicha comunidad en la obligación de denunciar y combatir los discursos de odio. Desmantelar la lógica que los sostiene. Exponer su apoyatura en la desigual dad y la injusticia. Propagar el mensaje de que todos y todas somos iguales ante DIOS, y nadie tiene el derecho de excluir, o menospreciar a otra persona por la razón que fuera. Aunque la historia muestra como las iglesias han sido cuna o nido muchísimas veces de las peores violencias y discriminaciones entre seres humanos y hu manas; no es ese el mensaje de salvación que Jesús vino a traernos, junto a su propuesta de una vida mejor, más plena e inclusiva, donde nadie queda afuera. Miriam Brito
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Eso aplica también al liderazgo y a quienes integran nuestras congregaciones, que también, debido a la pandemia, se han acostumbrado a un uso mucho más intensivo de las redes so ciales. Por eso cobra tanta pertinen cia el llamado que nos hace Santiago a gobernar con sabiduría ese órgano tan pequeño, pero potencialmente tan incendiario, que es la lengua -nuestras palabras, nuestros discursos-, cuyos ecos pueden multiplicarse o viralizarse tan rápidamente a través de las redes sociales.
Hablar proféticamente es muy distinto a difundir discursos de odio Ante lo dicho hasta aquí, alguien podría recordar nos que la Epístola a los Hebreos, por su parte, des cribe la palabra de Dios como una espada de dos filos que nos penetra y discierne nuestros pensamientos e intenciones (4,12), y eso en un contexto que se refie re al riesgo de que, quienes endurezcan su corazón se queden fuera del día de reposo, mencionado en el texto como una metáfora de la salvación (3,7-4,13). La pre gunta que podría plantearse sobre la base de este texto, es acaso el cuidado que debemos tomar para no mani pular la Biblia al servicio de discursos de odio, podría llevarnos a neutralizar o vaciar la dimensión cuestiona dora o profética que la palabra de Dios podría tener con respecto a nuestras acciones u omisiones, o en general con respecto a nuestro modo de vivir y convivir.
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La Biblia y el poder ambiguo de las palabras
Podemos responder a esta pregunta volviendo a revisar lo escrito en los párrafos previos. Aquí hemos acusado abiertamente a Putin y Trump de difundir discursos de odio que no se han quedado solamente en palabras, sino que han desencadenado acciones con resultados mortales. En otras palabras, nos he mos referido críticamente a palabras y acciones pú blicas realizadas por ellos, en el ejercicio de sus fun ciones públicas -valga la redundancia-. Pero no hemos promovido la animosidad en contra de ellos por per tenecer a alguna categoría de personas -nacionalidad, raza, género, ideología política, entre otras-, ni hemos atribuido la causa de su conducta al hecho de perte necer a alguna de esas categorías. Claramente es posi ble ejercer tanto el derecho a la libertad de expresión, como el derecho a la manifestación pública de nuestra fe -ya sea en su dimensión de anuncio o de denuncia-, sin recurrir a discursos de odio en contra de personas o grupo de personas. Juan Sepúlveda dándose en su derecho a predicar, acosaba pública mente a dirigentes de organizaciones de disidencias sexuales y a un parlamentario que había reconocido su homosexualidad. Algo más de tiempo atrás, fueron numerosos los líderes eclesiásticos que invocaron su derecho a predicar para oponerse a un proyecto de ley para establecer medidas contra la discriminación. Ese proyecto de ley durmió por años en el Congreso chile no, hasta que el horrendo crimen de odio que costó la vida a Daniel Zamudio, un joven homosexual, forzó su aprobación el año 2012.
Ciertamente la noción contemporánea de «discurso de odio» no la encontraremos directamente reflejada en algún pasaje bíblico. Sin embargo, es notable la claridad que muestran las Escrituras con respecto al poder de las palabras. Referido a la palabra de Dios, se trata de un po der fundamentalmente positivo al servicio de la vida, un poder creador, sanador y redentor -pensar, por ejemplo, en Gn 1; Is 55,10-11 y Lc 7,7-. Pero referido a la pala bra humana, se trata con frecuencia de un potencial de destrucción de la sana convivencia y, finalmente, de la vida misma -Mr 7,15; Mt 15,11; Stg 3,1-12-. Resulta es pecialmente sorprendente la pertinencia del texto de la Epístola de Santiago para reflexionar críticamente sobre los discursos de odio: Las palabras (la lengua) pueden «inflamar la rueda de la creación». En estos días este texto inevitablemente nos hace pensar en Ucrania. Las palabras usadas al servicio del odio en contra de grupos específicos son una maldición. Las palabras usadas al servicio de la vida de todos y todas son una bendición. En nuestro tiempo, el poder «inflamatorio» de las palabras al que se refiere la Epístola de Santiago ha au mentado exponencialmente, debido a la facilidad con que las llamadas redes sociales pueden «viralizar» cual quier discurso de odio. En este contexto, es inevitable recordar que los discursos odiosos de Trump tras su de rrota en las elecciones presidenciales de 2020 en los Es tados Unidos, desencadenaron un asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021. La expresión «viralizar» suele usarse con un sentido meramente descriptivo o neutro, para re ferirse a cualquier mensaje o contenido masificado me diante las redes sociales. Sin embargo, tras más de dos años lidiando con el impacto de la pandemia generada por el Covid 19, resulta mucho más difícil neutralizar la connotación negativa del término, de modo que la pala bra «viralizar» bien podría usarse como una adecuada paráfrasis contemporánea del uso que Mr 7,15; Mt 15,11 y Stg 3,1-12 hacen de la palabra «contaminar».
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Gracias a la masificación del acceso a las redes socia les, actualmente no es necesario tener el poder político de Putin o de Trump, para poner en circulación discur sos odiosos. Cualquier persona con cierto nivel de alfa betización digital y con cierto grado de perseverancia, puede transformarse en un o una «influencer», ya sea al servicio de motivos altruistas o de intenciones odiosas.
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Y claro, no podía ser de otra for ma, no es casual nuestra relación. Iglesia y familia nuevamente haciendo de las suyas. Clarita me confirma, más adelante, que sí; conocía a mi abuela por las historias que le cuenta su papá.
Relato de un encuentro PÁGINA VALDENSE I 10
Un sábado a la tarde, después de la escuelita bíbli ca, invité a Clara y a Matías a la casa de mi abuela. En Colonia Belgrano todo está muy cerca, pero le pidieron a Silvina, su mamá, que los acompañe, quizás por la vergüenza de ir a un lugar nuevo. Llegaron con mucha alegría y un poquito de timidez; ese día conoce rían una casa a la que nunca habían entrado y dos per sonas a quienes, quizás, nunca habían visto: mi abuela Dora y mi tío Alberto. Y digo quizás porque es difícil, por un lado, no haberse cruzado en un pueblo tan chi co, y por otro, porque esta casa donde Clara y Matías entran hoy por cuarta vez, fue la sede, hace algún tiem po, de las mateadas de su papá, Quique, con su compa ñera de escuela: mi tía Nanci Hoy, con el camino acostumbrado a sus bicicletas, es la cuarta vez que los hermanitos nos visitan. Desde que vinieron el primer día, la temperatura descendió bastante; el frío los acompaña las cinco cuadras que recorren hasta acá, así que Mati, que gusta mucho de andar descalzo, hoy vendrá con zapatillas. Mientras les espero, agarro el mate que me ceba la abuela y me pregunto con qué idea aparecerán hoy. Es que todavía no les conté nada, quiénes son Clara y Ma tías, este niño y esta niña tan especiales con quienes tuve la dicha de cruzarme -y caerles bien-. Clara tiene diez años y es una nena de lo más es pecial. Le gusta muchísimo la música —cosa que com partimos— y es una gran compañera de debates; cada conversación que tenemos es una reflexión. Cuando nos conocimos, ella era muy chiquita; iba de acá para allá con los rulitos colgando, escondiéndose entre las piernas de su mamá o su papá, con mucha vergüenza pero también curiosidad por conocer a la gente que iba a la UnaIglesia.delascosas que más nos gusta hacer juntos/as —y separados/as también— es comer. Un día trajeron una bolsa con tapitas de alfajores, un pote de dulce de leche y tres cucharitas, ¡todo el equipo!. Nos ubicamos en la mesa de la cocina e hicimos alfajores como para todo el barrio. Riquísimos, por supuesto, los comimos con jugo de pomelo. Otra de las veces, trajeron pintura —no para comer, no se asusten—. Decoramos toda la funda de mi guitarra. Esa idea ya la teníamos pensada, la habíamos hablado alguna vez. El estuche quedó lin dísimo y, después del trabajo, obviamente terminamos en la cocina. Clara y Matías
encuentro

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El vínculo que tengo con estos pequeños creció más en reuniones de adultos/as que en actividades infanti les. Su madre y padre están muy comprometidos con la Iglesia, por lo tanto, desde sus primeros días, este par habita todos los rincones del templo de Belgrano.
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“ Les pregunto, también, qué es lo que les gusta tanto de la Iglesia, por qué van a escuelita, campamentos, cultos… sus respuestas, esta vez, di fieren. Clarita, muy solemne, me habla de la importancia del encuentro con otros chicos y chicas, el aprendizaje sobre la Biblia, los juegos y la libertad de expresión que poseen en ese ambiente. Mati va a lo importan te: lo rico que se come.
“Nos conocimos en los campamentos y en la Iglesia en general”, me responde Clari ante la pregunta que le hago. El Mati mucho no se acuerda, pero coincide.
Entre carcajadas, seguimos charlando un poco más y me cuentan anécdotas —algunas son secretas—. El resto, ya lo imaginarán: terminamos comiendo un ri quísimo budín de limón y jugando a los bolos. Qué muchachada linda, ¡viva la amistad! Florencia Arias Clara y Matías Clara y Matías


La noche del sábado nos reunimos en torno al fo gón, momento fundamental de cada campamento, don de cantamos, compartimos la comida y mantuvimos las neuronas entretenidas con acertijos y trucos.
El domingo participamos del culto de resurrección, a cargo del pastor emérito Hugo Armand Pilón, junto a
Y como en todo campamento, llegó el momento de despedirnos. Sembramos Lilera, con la esperanza de verla en flor algún día, compartimos el almuerzo y un enorme y cálido abrazo caracol. Y nos fuimos, con las ganas intactas de volvernos a encontrar. Luego de dos años sembrados de incertidumbres, encuentros frustrados y la interminable espera de vol vernos a abrazar y compartir el mate, el Movimiento Juvenil Valdense se puso en movimiento. Confiamos en Dios, que seguirá juntando nuestros caminos y guiando nuestro andar, con amor y en hermandad. Compartimos dos testimonios de personas que es tuvieron en el campamento: «...ya había tenido mis campamentos como acampante y ayudante de cocina, esta fue la prime ra vez que voy como líder. Muy linda la experiencia, la verdad es que espero que se repita. El grupo que nos visitó eran alrededor de 30 muchachos y mu chachas de Montevideo, Colonia y Ombúes. Unos y unas gurises con una energía imponente, adorables todos ellos y ellas. Chiquilines muy respetuosos, grupo muy lindo. Ojalá podamos volver a juntarnos y conocernos más, porque se creó un vínculo que está bueno mantener, y también está bueno para que se integren las comunidades, acá en Palmares no habíamos tenido -o yo por lo menos no había participado- un campamento con personas de otras comunidades, siempre éramos las de acá que nos conocemos desde siempre. Está bueno compartir con otras personas y conocer gente». Yobana Pereyra. Lascano, Rocha. «Fue mi primera experiencia de este nivel. Me pareció muy lindo el campamento, divertido, entre tenido; el grupo que nos visitó fue excelente, muy amable y variado, vinieron de todos lados. Espero que se repita porque es un ambiente donde conocés gente nueva, te desconectás de lo que hacés todos los días, aprendés cosas y costumbres». Alejandro Medina, 15 años. Lascano, Rocha. Sofía Rameau Ribeiro
personas de la comunidad local. La reflexión se dio en torno al momento en que Jesús les lava los pies a sus dis cípulos, como acto de amor y de servicio al prójimo; du rante la celebración, algunxs voluntarixs lo pusieron en práctica y compartieron sus sentipensares al respecto.
PÁGINA VALDENSE I 12 Conexiones Espacio del Movimiento Juvenil Valdense | Año XXII |Mayo 2022| conexionesvaldense@gmail.com
Volviendo a abrazarel encuentro Campamento Nacional 2022 en Palmares de La Coronilla, Uruguay Los días 15, 16 y 17 de abril tuvimos la dicha de compartir un memorable campamento nacional en Pal mares de La Coronilla, siendo el primero en ese mara villoso lugar: un balneario de origen valdense bien al este de Rocha, de costa infinita y con una veintena de casas escondidas entre la agreste vegetación y caminos de tosca. Este encuentro tuvo la particularidad de ser el primero después de la pandemia a nivel nacional, ya que por motivos más que conocidos no hubo campa mentos nacionales en 2020 ni en 2021. «Vengas de lejos o de bien cerca, sentite en casa que hacemos fiesta, que hacemos fiesta» fue una de las can ciones de bienvenida y de apertura del campamento.
Entre acampantes, líderes/as y cocineras fuimos poco más de 30 personas: de Alférez, Lascano, Rocha, Monte video, Colonia del Sacramento, Colonia Valdense, Bar ker, Ombúes de Lavalle y Paysandú. Lxs de lejos com partimos también varias horas de viaje a la ida y a la vuelta por el litoral del río de La Plata y costa rochense. Otra particularidad fue el haber tenido la oportuni dad de desconectarnos de las redes sociales virtuales para conectarnos entre nosotrxs y fue muy lindo lo que eso generó en sólo dos días de campamento; muchxs sentimos que nos conocemos como si hubiésemos con vivido varios días más. Entre tantas cosas lindas com partidas, los momentos de canto y juegos estuvieron muy presentes, donde lo interesante fue el intercambio de versiones propias de cada lugar y/o comunidad y también hubo espacio para que grupos de acampantes pudieran organizar y proponer distintas dinámicas du rante el campamento. Parte de la organización estuvo compartida con un grupo de jóvenes del Parque 17 de Febrero, que además de proponer juegos para desarro llar la confianza grupal, también guio el devocional. Los momentos de reflexión tuvieron su lugar y, en esta oportunidad, intercambiamos sentipensares en torno a cómo vivenciamos la pandemia; cómo se vieron afectadas nuestras formas de vincularnos; qué cosas buenas y qué cosas malas generó en nuestras vidas; qué entendemos por «nueva normalidad»; si hubo momentos de desesperanza y si sentimos la presencia -o ausenciade Dios. Tuvimos un momento de reflexión por grupos y finalmente compartimos lo conversado en el plenario.
PÁGINA VALDENSE I 13 El CLAI
Cuando mi propia iglesia me designó como delega da a la Asamblea Extraordinaria del CLAI de marzo de 2022, nunca se me ocurrió pensar en la posibilidad de integrar el Comité Movilizador. Pero Dios va haciéndo nos transitar por caminos muchas veces inesperados, y éste, sin dudas fue uno de ellos.
El Consejo Latinoamericano de Iglesias atravesó un tiempo de crisis, que gracias a un puñado de per sonas con mucha voluntad y el deseo de las iglesias y organismos miembros de seguir contando con un espa cio ecuménico que nos represente, se mantuvo a flote siempre buscando cómo continuar. Así llegamos a esta Asamblea que fue un punto de inflexión. Había que «echar las redes para el otro lado». Las palabras de Elisabeth Cook llamándonos a este relan zamiento tradujeron el espíritu de nuestra asamblea: «Las necesidades del presente y del futuro nos convo can a fortalecer nuestras redes, limpiarlas, asegurar las, entrar al mar y seguir a Jesús como partícipes de la misión que nos comparte en Lucas 4, donde anuncia la buena noticia a los que viven en la pobreza, da vista a los que la necesitan, proclama la liberación al pueblo cautivo y oprimido. Hemos sido llamadas y llamados a ir mar adentro, a trabajar con nuevas redes, fuertes y solidarias a favor de la vida».
Gabriela Mulder Co-Moderadora, Red CLAI echó las redes
Les pido que tengan a la Red CLAI y al Comité Movi lizador en sus oraciones.
En esta nueva etapa, definimos un objetivo general: «Brindar un testimonio conjunto de nuestra fe en Dios creador, padre y madre, en Jesucristo, Señor y Salvador, y en la comunión del Espíritu Santo, de acuerdo con las Sagradas Escrituras»; mientras que nos proponemos trabajar con base en tres objetivos específicos: afirmar nuestra fe común en un mundo plural; articular accio nes de incidencia pública motivadas por el compromiso común con la voz profética; y promover la movilización de las iglesias y organismos ecuménicos para el desa rrollo e intercambio de experiencias orientadas hacia una diaconía ecuménica transformadora. Muchas son las tareas que nos esperan y muchos los desafíos. A nivel personal tengo mucho por apren der. El maestro Pablo Sosa, pastor y músico, nos dejó una canción que me resulta de inspiración y me da con fianza para aceptar el desafío: De todo lo que nos das, te damos, de todo lo que no hay, pedimos, pero se haga tu voluntad, se unan dar y pedir: Pedir para dar y dar para amar.
“ “ Queremos invitarles a trabajar codo a codo con nosotros y nosotras para que las necesidades escuchadas en la Asamblea, puedan ser tenidas en cuenta. Queremos ser una red donde compartir saberes, fortalezas y debilidades sea lo natural, donde cada igle sia y organismo participante tenga el espacio para ser escuchada y donde orar unas por otras sea lo cotidiano.
En esta Red, las Mesas Nacionales son la base y el sus tento. Si bien contábamos con esa figura, cada iglesia se asociaba directamente y se relacionaba con la Asam blea. Pues bien, eso cambia y tal como fue aprobado en la propuesta, «se propone, en cambio, que la estructura y funcionamiento de la nueva Red CLAI se base funda mentalmente en la articulación y acción ecuménica en el nivel nacional, donde resulta más viable y sustentable el encuentro y la cooperación ecuménica presencial. Cada articulación nacional delegará su representación ante la Red CLAI en el nivel continental, en el que se privilegiará el diálogo y la cooperación ecuménica mediante el apro vechamiento de plataformas virtuales, excepto cuando alguna iniciativa o proyecto específico haga posible el encuentro presencial».
Algunos dones puedo dar, especialmente mi tiem po. Y otros los deberé pedir, y sé que Dios me guiará hacia personas que compartirán sus dones.
Renovados/as y esperanzados/as luego del com promiso y participación de más de un centenar de igle sias y organismos, fuimos testigos de la necesidad y el entusiasmo por formar una red que levante la voz de nuestras iglesias en medio de nuestros contextos que tanto lo requieren. Una red que podamos tejer juntas y juntos, adaptada a nuestra realidad y posibilidad, que se nutra de la riqueza del compartir. Esta es la Red CLAI.

PÁGINA VALDENSE I 14 omunicándonosCEspacio de la Federación Femenina Evangélica Valdense Llamados y llamadas a ser verbo
El otro día encontré la letra de una canción de un cantautor y músico guatemalteco, Ricardo Arjona, con siderado uno de los artistas más exitosos de Iberoamé rica. Para ilustrar este devocional, comparto con uste des un extracto de una de sus canciones con profundo contenido cristiano: «Ayer, Jesús afino mi guitarra y agudizo mis sentidos, me inspiro Papel y lápiz en mano apunto la canción y me negué a escribir Porque hablar y escribir sobre Jesús es redundar, seria mejor actuar Luego, algo me dijo que la única forma de no redundar es decir la verdad Decir que a Jesús le gusta que actuemos no que hablemos (…) Decir que Jesús es verbo, no sustantivo (…) ¿Qué haces hermano leyendo la Biblia todo el día? Lo que allí está escrito se resume en amor vamos, ve y practícalo Jesús hermanos míos es verbo, no sustantivo»
¿Cuántas veces hemos leído este pasaje bíblico? ¿Y cuántas nos quedamos admiradas por la actitud de Je sús al levantarse de la mesa? Se levantó con tanto aplo mo, seguridad. Se quitó el manto, puso agua en el reci piente, se ató la toalla a la cintura e inclinándose frente a cada uno de sus discípulos, puso sus pies en el agua y se los lavó, y luego se los secó. ¡Cuánta actitud en esta acción de Jesús! Seguro, pausado, ordenado… como si prácticamente fuera una rutina practicada desde mu cho tiempo atrás. No sé si han tenido la oportunidad de realizar el lavado de pies en la iglesia. En la comunidad en la que participo, lo hicimos una vez, y fue una experiencia impresionante; de hecho, el sólo hecho de arrodillarse frente a un o una hermana, pero también la acción de tomar sus pies en nuestras manos, lavarlos y secarlos… oprime el corazón y nos da un baño de extrema humil dad. Esa acción fue más importante y emotiva que el pediluvio que estábamos ofreciendo. ¡Cuánta enseñanza y amor transmitió Jesús con sus acciones durante su vida! Su paso por esta tierra fue corto, más fue suficiente para sembrar la semilla de la comunión, el perdón, la hermandad, el servicio, amor a los y las demás y la vida eterna. Jesús no sólo hablaba sino que actuaba; lo vemos en este pasaje donde pri mero hizo y luego habló.
El diccionario de la Real Academia Española dice que el verbo es la parte de la oración que expresa ac ción, movimiento, existencia, consecución. La palabra verbo indica acción. En Juan 1:14 el evangelista nos está diciendo que Jesús es la acción eterna de Dios en tre nosotros y nosotras. Continuando con los significa dos del diccionario, sustantivo es una clase de palabra que se utiliza para nombrar un objeto, sujeto, lugar, etc. Los sustantivos funcionan como argumento, sostén del verbo o complemento del nombre. En la lengua manda rín, los sustantivos son invariables: Jesús es verbo y no sólo sustantivo. Jesús es acción y no sólo el nombre de un sujeto que queda invariable, sin moverse.
Tomando las palabras de Jesús en el pasaje compar tido, podemos leer: «Yo les he dado un ejemplo, para que ustedes hagan lo mismo que yo les he hecho… Si entien den estas cosas y las ponen en práctica, serán dichosos».
Jesús nos invita a ser verbos y no sustantivos… en la iglesia, en la familia, en el trabajo, en la Federación; donde quiera que estemos. Que nos ayude a ser verbos recordando sus gestos de amor, de paz, de humildad y así caminar a su lado hasta el final. Amén. Ilustración de Avery Michaels
Compartimos con los y las lectoras de Página Val dense el devocional que realizó Carolina Malán, en nues tra reunión de la Federación Femenina Valdense del 25 de marzo de este año; centrado en el Evangelio de Juan, capítulo 1, versículos del 1 al 17.


al alcance de nuestras manos El amor que está
Este mandamiento nuevo, que para nosotrxs es tan conocido, seguramente habrá sumado aún más descon cierto a lxs discípulxs. Ellxs estaban más bien acostum bradxs a vivir bajo las normativas religiosas de la Ley y su cumplimiento era lo que determinaba la fidelidad a Dios -claramente que a esto lo decidían las autoridades del judaísmo de la época-. Por lo tanto, podemos ima ginar que deben haber generado un gran impacto las palabras de Jesús al decirles que debían amarse, como él les amaba, y que esto era lo que mostraba al mundo que eran sus discípulxs.
El relato del Evangelio de Juan nos desafía tam bién a nosotrxs y nos invita al compromiso, a asumir la parte que nos toca. Al igual que a lxs discípulxs que estaban allí reunidxs con Jesús, nos dice que aunque no podamos comprender del todo el plan de Dios, su pro yecto de vida buena y abundante para toda la Creación, que la parte que sí podemos hacer es la de practicar, en palabras y acciones, el amor recíproco entre nosotrxs.
Yanina Vigna Equipo editor
Esta tarea de cuidado ahora es puesta como un ejemplo a seguir, un gesto de servicio mutuo que se invita a replicar. Así esta práctica es una nueva comprensión de la forma de vincularse unxs con lxs otrxs y también es una ma nera muy distinta de entender a Dios. Jesús una vez más muestra una versión cuidadosa, cercana, servicial, de Dios.
En el Evangelio de Juan en el capítulo 13, en los ver sículos del 1 al 17, se narra el lavado de pies que realiza Jesús a lxs discípulos antes de la cena que estaban por compartir. Los diálogos entre lxs presentes muestran que a pesar de que éste era un gesto común y corriente en aquella época, al ser realizado por Jesús se torna no vedoso. Y evidentemente es algo diferente, por lo cual es explicado para que se entienda que es un ejemplo de servicio y de gratitud para que pongan en práctica entreJesúsellxs.realizó una tarea que estaba destinada para lxs sirvientxs y esclavxs, quienes se encargaban de aquel acto hospitalario, como indicaban las buenas costumbres, al recibir visitas en una casa. Por lo que, en ese ejemplo que les dio a sus discípulxs también está reconociendo y resignificando el trabajo que realizan muchas personas, que no son tenidas en cuenta o que son Unosmenospreciadas.versículosmás adelante, en el mismo capítu lo, dice: “Les doy este mandamiento nuevo: Que se amen los unos a los otros. Así como yo los amo a ustedes, así deben amarse ustedes los unos a los otros. Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cuenta de que son discí pulos míos” (vs. 34-35).
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Además, si relacionamos este mandamiento con el lavado de pies el sentido que cobra es todavía más pro fundo porque entendemos que Jesús puso como un ejemplo de su amor ese gesto, cotidiano y sencillo, que es una muestra de recibimiento y cuidado. Ahora esta forma de servir y amar es la nueva manera de vincular se, a la luz de este mandamiento podemos comprender una dimensión totalmente diferente de cómo relacio narnos. El cuidado y el recibimiento ahora están en ma nos de todxs, es una tarea que nos compromete y nos abre al encuentro genuino con otras personas.
Hoy seguimos apostando a construir vínculos ge nuinos y profundos entre nosotrxs, entre todxs, para ampliar las redes de cuidado y sostén, para que no sigan recayendo en algunas pocas manos y para que podamos vencer el temor. Porque sabemos que siguen vigentes muchos odios y que son una muestra del mie do, la desidia y el poder mezquino. Entonces, hay que seguir luchando por transformar desde lo cotidiano y sencillo cómo vemos a las personas, a la Creación toda y también cómo entendemos a Dios. No es nada sen cillo pero sabemos que vamos haciendo camino con muchxs hermanxs que nos enseñan del cuidado y del amor. Y que nos guía un Dios que sabe estar cerquita y en el que confiamos todo aquello que no podemos cam biar porque no está al alcance de nuestras manos.
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Nadie nace odiando a otra persona a causa del color de su piel, origen o religión.
La gente tiene que aprender a odiar, y si ellos pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar, el amor llega más naturalmente al corazón humano que su contrario Nelson Mandela
