Periódico de la Iglesia Evangélica Valdense - Mayo 2020 - N° 260 - Afiliado a O.P.I. N° 837Página Valdense«...porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.» Hechos 4:20 CELEBRANDO LA MÚSICA DEL CUERPO Marcelo Gonnet4 UNA FLOR, UN EJERCICIOY UNA INVITACIÓN Viviana Pinto5 UNA MUJER LLAMADA MARÍA QUE HOY SE NOS REVELA María Rosa Vigna9 Periódico de la Iglesia Evangélica Valdense - Diciembre 2021/Enero 2022 - N° 275 - Afiliado a O.P.I. N° 837 001/09 - Periódico mensual - Redactor responsable: Rogelio Darío Barolin. Varela 1729. Dolores - Imposición envíos: Dolores - Depósito legal N° 68.638 Rituales como señales de esperanza

¡Buen¡Felizdemasiado.Navidad!comienzo de año!
4 | PÁGINA VALDENSE Argentina Col. Belgrano: Delhy Pastre. Col. 25 de Mayo: Ruben Bertinat. Cnel. Suárez: Pablo Rafarelli. Gral Roca: Oscar Dalmás. Gral San Martín - LP: Stella Maris Chambón. La Paz - ER: Marisel Garnier. Jacinto Aráuz - LP: Susana Tucat. San Carlos C. - SF: Héctor Cotichini. Villa Iris - BA: Ema Dalmás. Reconquista - SF: Dardo Zanuttini S. Martín - SF: Edith Long. San Gustavo - ER: Orfilia Barolin. El Sombrerito - SF: Aurora Bertinat. IERBA (Buenos Aires): Comunidad de IERBA. Gálvez: Rubén Gardiol. López: Carina Tschopp. Paraná: Equipo de Comunicación. Flores Consistorio: Alberdi 2240 (CABA) San Nicolas: Helvecia Catalín. Laprida: Delta Bertón. Bahía Blanca: Natalia Coria. Carmelo:Uruguay Ruth Soulier. Cañada Nieto: Alba Charbonnier. Colonia: Ethel C. Negrin. Col. Miguelete: Ana Félix. Col. A. Negro: Carolina Galván. Col. Valdense: Secretaría IEV Colonia Valdense. Cosmopolita: Milka Charbonnier. Dolores: Nora Gallo. Fray Bentos: Cristina Dalmás. Juan L. Lacaze: Manuel Ávila. Alférez Lascano: Nylia Gonnet. Melo: Glenys Rameau. Montevideo: Mario Pablo Ábalos O. de Lavalle: Juanita Bonjour. Palmitas: Hilda Geymonat. Paysandú: Ruben Dalmas. Rosario: Andrea Montaña. Mercedes: Natalia Gauthier.Carlos Dodino Tarariras: Consistorio de Tarariras. Tres Bocas: María Fernández. Young: Esther Malán Para actualizar agentes, sugerencias u opiniones enviar mail a paginavaldense@iglesia-valdense.org o paginavaldense@gmail.com o bien al celular: +54 3437 REDACCIÓN448727.Varela 1729 - Dolores - Soriano - Uruguay e-mail: paginavaldense@gmail.com COMISIÓN SINODAL Wilfredo Bonjour, Alfredo Servetti, Hugo Malán T., Laura Michelin Salomon y Mariano Chialva DIRECTORA Daiana Genre Bert EDITOR RESPONSABLE Darío e-mail:dariobarolin@yahoo.com.arBarolín EQUIPO DE REDACCIÓN Yanina Vigna, Lis Rivoira, Tomás Barolín Tron, Daiana Genre Bert CREACIÓN GRÁFICA, DIAGRAMACIÓN Penélope Chauvie ILUSTRACIÓN DE TAPA Google. (s.f.). [Ilustración navideña]. Recu perada el 10 de diciembre, 2020, de https:// www.thechristianshop.co.uk/ ETIQUETADO Y DISTRIBUCIÓN Grupo de la Comunidad de Ombúes de Lavalle ADMINISTRACIÓN Julio Leal - Juan Bentancur 1623, Barrio El General, 70000 Colonia - Uruguay Tel.: (598) 4522 0620 - Cel.: 099967745 SUSCRIPCIÓN ANUAL Precios subsidiados por el proyecto OPM Uruguay $U 450 - Argentina $A 500 Europa € 50 - Resto del mundo U$S 70 MEDIA SUSCRIPCIÓN (SEIS MESES) Uruguay $U 225 - Argentina $A 250 CUENTA EN BROU 1521941-00002 Para recibir pago de suscripciones. Por favor en cada depósito o transferecncia poner los datos de contacto. AFILIADO A OPI N° 837 TIRADA: 900 ejemplares N° Matrícula Dirección de Industrias: 188 Impreso en Imprenta Moyano Ferreira Aldunate y Haedo - Mercedes Soriano - Depósito Legal N° 68638 El equipo editor asume su responsabilidad sólo por las opiniones propias Apuntes de la Directora PÁGINA VALDENSE I 2
Soltar lo contenido, abrazar la ternura Empecé a imaginarme que si esta página fuera un afiche, el lugar donde escribo algún rincón donde se lleve adelante alguna de nues tras celebraciones y el impulso con el que empecé a pensar este tex to fuera una consigna para todo el grupo, estoy completamente segu ra que escribiríamos muchas, pero muchas, palabras relacionadas a lo que fue, lo que pasamos y sentimos en este año. Me imagino ese papel lleno de diversas formas de escribir: con letras llenas de firuletes, aque llas bien simples y estructuradas, aquellas que son la representación más fiel de la estereotipada «letra de médicxs»; y claro, todxs quienes se identifican en el medio de esas categorías un tanto ridículas. Por supuesto, habría muchos colores y no faltarían quienes amplían la con signa haciendo dibujos, collages, et cétera. ¡Qué lindo es jugar, qué bien se siente dejar libre a la imaginación y qué lindo sería ese encuentro!
Lo sorprendente de este tipo de ejercicios es que lo podemos hacer cada año y muy posiblemente no repitamos la respuesta, aunque sí, quizás surjan las mismas palabras pero no las diríamos las mismas personas. Al menos en mi escena rio hipotético no; porque mientras pienso la palabra que describe –o mejor dicho, intenta describir- mis sentires o sentipensares en cada nuevo diciembre -como culminación del año pero también de un ciclome daré cuenta de que tiene huellas emocionales. Este diciembre no es el mismo que en el 2020, ni mucho menos el de hace dos, tres, diez años atrás. Esa palabra es fruto de la me moria, de las experiencias, de lo que fuimos, somos y queremos ser, lo que nos pasó bien de cerca y aquello que vimos de refilón, de quienes nos acompañan en nuestra vida y de las ausencias que nos toca atravesar. En este año, para mí no es una palabra sino una acción: atravesar duelos. Y si bien eso significa pasar por una etapa de dolor, de no poder poner en palabras lo que sentimos; también significa seguir, moverse, buscar en las pequeñas cosas alguna chispa de luz, de alegría –como el picaflor que volvió al jardín de mi veci na después de largos meses, el olor a jazmín de la medianera del vecino de la esquina, un abrazo sostenido y apretado después de tanto mantener distancia, los encuentros presencia les, entre otras tantas-. Además es un atravesar duelos en plural, duelos personales pero también comunita rios. Claro que es duelar personas que no están más, pero también es duelar todos y cada uno de los abra zos que no pudimos darnos en este tiempo, la falta de contacto físico, la ausencia de charlas mirándonos a la cara, celebraciones de fe, encuentros con amigxs o gente querida. Después de casi dos años de masticar incertidumbre la cosa si gue, si bien hay esperanzas, nada es seguro, no hay certezas. Pero, como dije antes, ser conscientes de que estamos atravesando duelos –y reitero: personales y comunitarios- es aceptar el movimiento, reconocer nos en un proceso necesario. Aquí es cuando repito el ejercicio imaginario del comienzo, pero pien so palabras asociadas a la Navidad; y después de eso, en ronda, comparti mos deseos impulsados por el naci miento de Jesús. Elijo compartirles dos. Deseo que el Jesús pobre que na ció en Belén nos insista en dejarnos conmover, sentir, compartir no sólo las alegrías sino también los dolores de este tiempo; y deseo que nunca perdamos la ternura, que es jugar a ser niñxs de nuevo: tener gestos amorosos sin prejuicios, sin tantos miedos, simples y desinteresados. Que esta Navidad nos encuen tre más tiernxs y más empáticxs, porque después de lo vivido en este tiempo es imperativo que liberemos las emociones, las caricias, los abra zos. Creo que no puede haber vida buena y abundante si no nos anima mos a disfrutar más de la amorosi dad; así que lxs invito al desafío de respirar profundo y soltar las emo ciones contenidas, encerradas sin pensar
Daiana Genre Bert



Otra canción, Huachito Torito, un favorito entre mu chxs de lxs niñxs, usa la imagen de diferentes partes de
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Siempre me encantó la música Navideña. Tengo re cuerdos que desde muy pequeña armábamos concier tos navideños en el living de mi casa, luego canté en coros de mi secundario y también compartía un reper torio similar en el restaurant donde trabajaba como moza. Recuerdo también que algunos años inventaba excusas para acompañar a mi papá a la misa católica de su Parroquia y a mi mamá al culto luterano en su con gregación, todo en la misma Nochebuena. Me crie en el Estado de Michigan, Estados Unidos, entonces los re cuerdos de estas celebraciones están pintados con co pos de nieve, mucho abrigo, colores oscuros y muchas velitas brillando en las caras de toda la gente.
En 2010, cuando tenía 24 años, me mudé a Argentina dónde viví los siguientes ocho años. En cada oportuni dad me impactaba celebrar la Navidad en otro hemisferio. Esta experiencia cultural me despertó varios apren dizajes; en primer lugar, que sea verano, durante uno de los días más largos del año. Festejar con mucho calor, al aire libre, con colores más vivos… todo eso significaba encontrar muchos y nuevos símbolos en las letras de las canciones que acompañan esta época. Por ejemplo, el himno Este Ramito de Flores habla sobre regalar distin tos tipos de flores al bebé Jesús; y mientras caminaba por mi barrio, particularmente a la noche, podía oler los dul ces aromas de todas las flores a mí alrededor. El jazmín paraguayo era mi favorito, y todas las rosas de Bariloche cuando visitábamos a mis suegros. Mi nuevo contexto es taba reflejado en las canciones.
Por ese entonces iba a las celebraciones de Navidad como público y como madre. Ahora jubilada, volví a Edu cación Cristiana para colaborar musicalmente y estoy acompañando al coro de un Hogar para Ancianos que canta las obras tradicionales de Navidad.
Navidad en canciones Dos relatos sobre los vínculos
Ahora, se me ocurren algunas preguntas para com partir: ¿cuándo aprendemos canciones nuevas? ¿Quié nes las enseñan? ¿Qué hacen nuestros niños y niñas cuando faltan a la Educación Cristiana? ¿Por qué faltan a los ensayos? Los niños y niñas aprenden las melodías, los ritmos y las letras de las canciones por vivencia y apropiación, no es necesario repetirlas todo un mes. ¿Qué espera la comunidad que le cantemos en Navi dad? ¿Qué quieren escuchar los y las adultas y los y las ancianas en este siglo XXI? Aquellas expresiones, corporales, visuales, musica les y de artes coordinadas que preparábamos para Navi dad, ¿será posible hacerlas en otra época del año? ¿Cam biaría el repertorio musical? Mientras tanto seguimos preguntándonos qué cantamos. Maritza Negrín
Comencé la escuela dominical con tres años. Íba mos todos y todas las que habitábamos en el «camino de los Cerros». Mi tío Claudio pasaba por los portones tocando bocina para recoger a los niños y niñas que tre paban a la caja de la Internacional. Esa aventura comen zaba a las nueve de la mañana, con viento, heladas, llu vias y primaveras. Creo que el Espíritu nos reunía cada domingo, sin faltar, seguro cantábamos y jugábamos. Nuestras familias concebían a la escuela dominical tan importante como la escuela pública. Las maestras que habían integrado el Coro Refor ma nos hacían cantar a capella, con guitarra y bombo o con acompañamiento de piano. Aprendíamos por repetición las letras del Cancionero Abierto y del him nario Cántico Nuevo, pero también aparecían las de ori gen popular. Todo diciembre cantábamos el repertorio navideño. Los ensayos generales se realizaban entre semana y no se podía faltar, de hecho, una vez no me podían llevar así que intenté ir en mi petiso, aunque el mañoso conocía el camino a la escuela y no a la Iglesia, se empacó en el cruce y me tuve que volver sin ensayar. No pude cantar ese año. Para Navidad se preparaba el coro de adultos/as y el de niños/as, se colocaban a cada lado del escenario y entonaban a modo de duelo coral, una a una de las canciones; las que no faltaban eran: Oh Santísimo, Feli císimo, En el silencio de la oscuridad, Aleluyas, Glorias ni el tan sabido Huachi torito. Le cambiábamos el ritmo a los himnos tradicionales, a Gozo del mundo le hacíamos un acompañamiento en piano estilo rock pesado, casi marcial. Luego de una hora y media de interpretacio nes, cuando se invitaba a cantar a la comunidad Noche de paz, terminaba la celebración. Soy hija de dos actores de teatro del tiempo de las Uniones Cristianas; mi madre, además de actuar, pintaba telones con tiza engomada y yo dormía entre bambali nas en cada ensayo. De la misma vivencia surgió la posi bilidad de ambientar musicalmente los cuadros de entre el tiempo y la música Navidad con mi teclado eléctrico y diversos objetos sono ros. Estudié piano al estilo clásico del siglo XVIII, debuté en un culto tocando las cuatro voces en un armonio a fue lle y la marcha nupcial en un órgano eléctrico con peda lera. A los 16 años comencé a dirigir el coro de adultos y adultas y a ensayar un grupo de niños y niñas para la fiesta anual de las Escuelas Dominicales. Recibí el aporte de la Escuela de Música del ISEDET, que en su programa de extensión salía a las comunidades con talleres. Por todo ello y mucho más surgió mi vocación do cente, cursé Profesorado de Música en el IPA en Monte video. Me abrió las puertas a otras músicas, otros ritmos, ya no era el 4/4 al estilo europeo ni las músicas académi cas que se escuchan aún hoy en nuestros templos. Eran las voces de adolescentes, coros juveniles, ensambles instrumentales en búsqueda de identidad en una educa ción pública que amanecía luego de la dictadura.
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Llegan tiempos de celebración, se acerca el fin de un ciclo, culmina un año y nos ponemos a pensar un poco en el pasado y otro poco en el futuro. Buscando canciones de Navidad para un concierto me doy cuenta que son las mismas del año pasado, que tengo muchas carpetas con villancicos, canciones con ritmos folclóri cos y algunos himnos muy antiguos. Aparecen algunos clásicos cánticos y otras partituras heredadas que son diferentes, hasta algunas que nunca las hicimos sonar.
Celebrando la música del cuerpo un árbol, incluyendo flores, para expresar la encarnación de Jesús. Huachito Torito no solamente me despertó la conexión entre la música litúrgica y los símbolos de los ciclos de la creación, sino que también me hizo reflexio nar acerca de que muchas canciones navideñas se tra tan de justicia. Hay letras que hablan explícitamente de que el niño Jesús es pobre y que las personas que lo visi tan también son pobres. La primera vez que cantamos Yo Quiero Una Navidad me di cuenta de que mi interpreta ción y significación sobre este tiempo no era tan colec tiva, y esto era un problema. Mi narrativa era que quie ro una Navidad que sea linda para mí y mi familia; pero escuchaba este himno que deseaba igualdad y acceso a recursos necesarios para todxs. Estas canciones abrie ron mi entendimiento de la justicia en relación a mi teología. Empezaba a reflexionar sobre la razón por la cual Dios llegó al mundo en forma de un bebé pobre y me preguntaba qué verdad teológica estaba comuni cando con este gesto. Reflexionar sobre esto hizo que las vibraciones de la música me movieran distinto. Ahora que estoy estudiando teología en un seminario en Chicago, EEUU, me doy cuenta de algunas otras resig nificaciones cuando sigo cantando estos queridos him nos. Me encanta cuando una canción de Navidad también expresa que la comunidad cósmica festeja: cuando los astros, la luna, las flores, las ramas son men cionados en las letras. Toda la creación baila, canta, fes teja, y se junta para ver al bebé Jesús; Dios encarnado.
Seguramente en nuestras comunidades pasa lo mismo: cantamos las canciones de siempre e intenta mos sumar alguna nueva. Es que la Navidad tiene ese aire nostálgico, de recuerdos, pero esperanzador y renovador al mismo tiempo. Es ahí cuando reflexiono sobre lo cíclico de la vida, algo que termina y algo que comienza. Esto ocurre siempre, solo que en estas fechas parece que el tiempo se detiene para hacerlo notar y de alguna manera vivirlo más intensamente. El tiempo no para, como dicen algunas canciones, y cuando queremos acordar la Navidad habrá pasado y un nuevo año estará delante de nosotros y nosotras. Sin embargo, se ría interesante poder vivir la celebración con serenidad y alegría, para que quede la huella del presente en este transcurso temporal. Somos seres psicofísicos, esto significa que nues tro cuerpo y mente está íntimamente ensamblada, a tal punto que nuestro ser es un todo inseparable. Sin em bargo no tenemos, al menos en nuestro idioma español, una palabra que exprese eso. De todas maneras hemos ido entendiendo, con el paso del tiempo y de nuestras evoluciones personales y colectivas, que ocurre exac tamente así. Una vivencia dolorosa y angustiante hace que nuestra garganta se cierre, y una noticia feliz pue de hacernos llorar de alegría. Nuestro cuerpo expresa las emociones notoriamente. En este tiempo venidero de encuentros y desencuentros, nuestros cuerpos y nuestras mentes como una sola cosa vivirán ese tiem po presente. Seremos testigos de nuestras angustias y alegrías, y es aquí es donde aparece la música: esa rea lidad intangible que nos permite y ayuda a encauzar las emociones. Los sonidos se convierten en canales, en ríos que fluyen por los cuerpos llenándonos de sentido, transformando nuestras emociones, vibrando nuestras tristezas, acompañando cada momento de celebración. No puedo dejar de recordar esas canciones que me erizan la piel, que me dan ganas de escuchar en mo mentos especiales, esas músicas que escuchamos solo a veces y que forman parte de nuestro acervo histórico musical de nosotros y nosotras mismas y de nuestra co munidad. La música forma parte de nosotros/as, no ha blo solo de la música que escuchamos, hablo de la mú sica que hacemos, la que cantamos y tocamos en algún
Estoy aprendiendo que los himnos que reflejan mi con texto y experiencia cotidiana se conectan con mi cuerpo en una forma muy profunda. De hecho, la primera Na vidad siendo madre me llamaron la atención canciones que hablan de la paz y el silencio. Noche de paz, canta do en los dos hemisferios, es uno que viene a mi men te; Noche Anunciada es otra. Mientras amamantaba a mi hijo mayor y cantaba estos himnos por primera vez como mamá me hizo reflexionar sobre lo que significaba paz y silencio para la familia de Jesús, en particular su madre, María. Ahora estoy entendiendo que estos him nos son más que simplemente bellas canciones tradi cionales. Cuando veo los pesebres y escucho los himnos navideños, esa música me recuerda el festejo y presen cia de todos los cosmos para este bebé, tomando la leche del pecho de su madre; y que esta paz y silencio es por que una vida vulnerable está satisfecha de su necesidad de alimentarse y porque está rodeada y abrazada con amor y comunidad; un reflejo de justicia. Krystle Moraska

Cuando pensamos en la celebración, cómo la navide ña, se desarrolla una planificación y queremos seguirla al pie de la letra. Y me pregunto, ¿nos damos lugar a los imprevistos, a las improvisaciones del momento, a las ex presiones sin guion? Incluso si así fuera, me vuelvo a pre guntar: ¿seguimos un guion que fue armado por un niñx?
Nuestra vida entera está marcada por el tiempo, los horarios para el trabajo, para dormir y has-ta para divertirnos. Pero es el tiempo de nuestra vida adulta, ahora bien: ¿qué tiempo tienen los niñxs?
«¿Qué rol ocupan lxs niñxs en las celebraciones navideñas?», esta fue la pregunta que encabezó la pro puesta para escribirles. A medida que pensaba e inten taba ponerlo en palabras, más preguntas me surgían y más aristas se abrían del mismo tema. Espero poder plasmar un poco de todo eso que me resonaba. Más allá de la celebración navideña, me puse a pensar en cada uno de los encuentros en comunidad y con lxs niñxs. Como maestra de escuela bíblica, se que para estos encuentros les enviamos previamente el material para que trabajen en sus casas, y se basan y desarrollan en lo que ellxs recuerdan de la historia y quieran compartir. Todxs participan de la manera que pueden y saben -te niendo en cuenta que tenemos diversas edades compar tiendo la misma historia-; en cambio, en las celebraciones navideñas, estamos ante un «público» que espera ver a lxs niñxs. Como parte de ese público sé que año tras año, queramos o no, tenemos ciertas expectativas con lo que vamos a ver y/o escuchar: madres y padres que desea mos ver a lxs niñxs realizar su papel, como para parte del equipo de educadorxs, queremos que todo salga «bien» y que a lxs demás, les guste. Pero, muchas veces sin pensar o preguntarnos por lxs niñxs: ¿dónde están ellxs?
Tiempo (s) de celebración
Entonces, ¿son lxs niñxs protagonistas de una obra que lxs adultxs esperamos ver? ¿O ellxs son partícipes activxs en las celebraciones? ¿Qué rol tienen? ¿Son su jetxs activxs de la celebración? ¿Les preguntamos? ¿Pla nificamos las celebraciones haciéndolxs parte de ellas?
Podemos seguir esbozando más y más preguntas, pero me gustaría poder frenar en una de las aristas en particular, que de alguna manera atraviesa a cada una de las preguntas plasmadas: el tiempo.
Marcelo Gonnet
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En la planificación de una celebración pensamos en los niñxs y damos lugar a sus participaciones. Para Navidad, donde todo gira en torno al pesebre y el naci miento de Jesús, «repartimos» los papeles a cada unx de ellxs para recrearlo; damos lugar a su participa ción y expresión para que sean parte de la celebración. Ahora bien, ¿son realmente parte de la celebración? ¿O hacen el papel que les toca? ¿Cómo hacemos para hacerlxs parte, sujetxs activxs de la celebración? ¿Será que podríamos preguntarles a ellxs a la hora de planifi carlo? Qué preguntas… ¡Y cuántas respuestas podemos obtener! Me gustaría que podamos pensarnos siendo niñxs: ¿modificarías algo de las celebraciones o actua ciones?Amí me toca pensarlo siendo madre y siendo maes tra. Aun teniendo una afinidad y amor por todxs lxs ni ñxs, llegar a un acuerdo con ellxs, escuchar su voz y po der hacer todo, lleva su tiempo. El tiempo, otra vez, y no son los mismos que en la vida adulta; de hecho, muchas veces lxs «grandes» no tenemos ese tiempo necesario, esa paciencia para poder esperar, explicar, hablar con ellxs. Se necesita mucho más que sólo contarles la his toria. Nuestra vida de adultxs, con lo que nos reclama, no nos deja poner un freno para poder estar y ser parte de los tiempos de lxs niñxs. Es un desafío constante y un permanente repen sarnos para preguntarnos y preguntarles cómo quie ren y si quieren participar en los diferentes espacios de los son Volviendoparte.ala celebración navideña, y a éste año en particular, estamos en la tarea de involucrar a lxs niñxs cada vez más, con las posibilidades que tene mos, las edades y la celebración misma. Pero es un camino de ida y vamos paso a paso. Intentando cada día corrernos un poquito más de esa tan pesada pers pectiva adultocentrista para volcarnos un poco más a la escucha atenta de lxs niñxs haciéndolxs verdadera mente parte de cada una de las celebraciones. Melina Wagner Comunidad valdense Paraná – Santa Fe instrumento, la que bailamos porque hace que nuestro cuerpo se mueva, o se regocije de quietud aparente. Cuando a través de nuestra voz cantamos con otros y otras entramos en un acuerdo profundo y no visible en el que todo el ruido del mundo se deja de lado, para llegar a esos sonidos que nos enlazan y que elegimos para generar un orden en el caos del universo. Nues tros cuerpos y mentes ahora vibran en comunión con el poder del presente, de ese momento irrepetible que solo es posible recordar a través de la percepción. Aquí me detengo a entender, ¿qué es el movimiento de nues tro cuerpo? Nuestra sangre fluye, nuestro corazón late, nuestros pulmones mueven la caja torácica... ya esta mos en movimiento. Lo que viene luego es un traslado de nuestra estructura a otro punto del espacio, pero ya estamos activados/as, porque aquí estamos. Tenemos la posibilidad de dejar que nuestro cuerpo se exprese en movimiento por medio del sonido, existe el encuen tro entre los cuerpos para sentir el propio cuerpo. Las posibilidades son infinitas y nuestras realidades psico físicas también. En estos tiempos de desencuentros la vida nos trae el recuerdo ancestral, los rituales que tan to necesitamos y que, estemos donde estemos, podre mos llevar a cabo de alguna manera. Dejemos libres los cuerpos, soltemos las mentes al movimiento de la cele bración, porque estamos vivos/as, ¡porque es navidad!
genealogía,Navidad, esperanzadeconstrucción y Cuando pienso en la Navidad lo primero que viene a mi mente es la genealogía de Jesús, así comienza el Evangelio de Mateo. Nunca entendí demasiado porque se había tomado el trabajo de hacerla; entiendo que nos ayuda a conocer nuestros orígenes, nuestras raíces, pero esa seguidilla de nombres me solía resultar un poco abu rrida e innecesaria. ¿Cuál era el sentido? En lo personal, sinceramente, mi genealogía no solo me aburre sino que además no me agrada. Siempre me sentí extranjera en mi familia. Pienso muy diferente y creo que hice un recorrido alejado a lo que se esperaba de mi como primogénita. Viví mi linaje como una carga, una atadura tal vez. Leyendo con mayor detenimiento la genealogía de Jesús, reparé en algunos personajes un tanto polémi cos: Tamar había mantenido relaciones sexuales con su suegro; Rajab, era trabajadora sexual; David mató a un hombre para casarse con su mujer. Entre otros y otras de quienes desconocemos sus «macanas». ¿Qué pensa ría Jesús de ellos y ellas? ¿Qué implicancia tendría para él saber de dónde venía? Vuelvo a pensar en mis antepasados: ¿ellos y ellas me determinan? Creo que somos el fruto de lo que he mos sembrado y de lo que otros y otras han sembrado en nosotros y nosotras, inclusive, aquellos/as que no hemos conocido. Pero, ¿vamos a quedarnos con eso? Me gusta esto que dice el escritor uruguayo, Eduar do Galeano, «al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos».
Natalia Morbelli Activista feminista cristiana. Licenciada en Trabajo Social, trabaja en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Na ción. Forma parte del Área de Mujeres del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos e integra el equipo de coordinación del Colectivo Sororidad y Fe y de Espiritualidad & Birra. Es miembro de la Iglesia Anabautista Menonita de Buenos Aires y de la Comu nidad Eclesial de Base Tinkunaku. ser parte de un mundo organizado y pensado por y para hombres. No siempre es fácil seguir con la lucha, sobre todo, en espacios religiosos, donde se suele recu rrir al texto bíblico como pretexto para perpetuar con la opresión. No quiero más eso.
“ “ Nuevamente, leyendo más atenta, el Evangelio me vuelve a sorprender. Al poner fin a la serie de nombres en la genealogía, Mateo no llama a Ma ría como «esposa de José», sino todo lo contrario: «José, esposo de María» (Mateo 1: 16). Hermoso ir descubriendo estas nuevas lecturas bíblicas. Pienso que son algo así como guiños que Dios nos hace a las mujeres y nos alienta para seguir adelante con nuestra lucha feminista por un mun do más justo y amoroso.
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La Navidad es el tiempo de la ternura de Dios hecha carne e historia viva. Historia que no fue, que no está escrita, que va siendo todo el tiempo, que la «vamos» siendo. En nosotros y nosotras, en lo personal y, sobre todo, en lo comunitario. No estamos determinados ni determinadas por una genealogía, por historias que quisiéramos olvidar, ni tampoco por una sociedad que, a veces, se vuelve cruel y nos violenta o invisibiliza.
Así como me pasa con mi familia, también a veces, me siento extranjera como mujer. Me incomoda y cansa
El Evangelio, Jesús, es la buena noticia de que, entre muchas otras cosas, hay esperanza en poder hacer na cer algo nuevo, mejor, en nuestras vidas y también para todos y Deseotodas.que en esta Navidad pueda nacer en noso tros y nosotras una nueva amorosidad, que nos lleve a relacionarnos con nosotros y nosotras mismas, con las personas, y con la madre tierra, con una mayor com presión, hospitalidad, cuidado y ternura.

Por eso, es que sí necesito decir que mi memoria está plagada/preñada también de esta parte del cami no, de enseñanzas que me dejaron quienes se adelantaron. De la sonrisa de una madre de Plaza de Mayo que no se refugió en el rencor y luchó sin cansancio por la verdad y la justicia. De las palabras y enseñanzas de una líder que nunca dejó de apoyar la obra de la iglesia y que me acompañó en tiempos complejos. De los ges tos afectuosos de esos amigos y amigas de tantos años, sus miradas, sus abrazos. Sí necesito decir que la me moria es más memoria y es más plena cuando es colec tiva, cuando la construimos juntxs. Que Jesús, la noche en que sería entregado, compartió la cena con sus más cercanos y cercanas, les regaló, nos regaló, la invitación a hacer memoria suya. No dijo recuerden, cuenten, dijo «hagan». Hacemos memoria suya partiendo y compar tiendo el pan y la copa por generaciones. En cada generación buscamos los modos de hacer memoria y, como las «no me olvides» que se agarran de la oportunidad de resembrarse, así podemos dejar a Jesús hacerse presente y resembrarse. Para, de esta manera, dejar que las semillas de nuestros hermanos y hermanas que se nos quedaron adheridas casi sin dar nos cuenta, se hagan vida, gesto, oportunidad. Así nos toca hoy acercarnos a la Navidad para hacer memoria de la obra de Dios que nos ama y se acerca, se nos reve la y nos transforma. Así como las «no me olvides»: re sembrar la realidad de las mejores posibilidades y es peranzas. Porque hubo semillas que tocaron nuestras vida y están en una memoria que puede ser colectiva y transformadora, esa que en mi comunidad se hace más sonrisas, apoyo y compañía por Carmen, por Rubí… y por tantas y tantos más.
En cada comunidad, mientras nos preparamos para la Navidad, nos reconocemos atravesadxs por los diferen tes modos y tiempos de los duelos personales, familiares y comunitarios que se entrecruzan. Cada encuentro se vuelve tiempo de risa y llanto. Cuantas más personas vamos a las reuniones, más se notan los lugares vacíos. Hay duelos que están pospuestos, despedidas que no se hicieron y una etapa de negación que se extendió por las circunstancias: no salíamos, no nos encontrábamos y po díamos no hacernos conscientes de la ausencia.
Pasaron muchos años hasta que conocí las verdaderas plantas que llevan ese nombre; son hermosas y cuando florecen cubren el lugar con su delicado color celeste. Tienen una particularidad que tal vez les dio su nombre: sus semillas quedan adheridas a todo lo que pasa cerca, quedan muy pegadas a la ropa y cuando querés sacarlas, caen y se siembran en nuevos lugares.
Las «no me olvides» son algo así como el milagro de la memoria. Ese espacio en el que quedan tantas cosas que un día afloran pero no sabíamos que estaban, en el que también se quedan cosas que quisiéramos olvidar; y en el que, sobre todo, atesoramos lo que queremos recordar aunque no siempre quede tan guardado como deseamos. Memoria… la Biblia está plagada de instruc ciones que nos llaman a hacer memoria, a recordar, a no olvidar… ¿plagada? Tal vez mejor preñada de memo ria y del llamado a ese ejercicio.
un ejercicio
Pero por qué en esta época del año y después de dos años tan difíciles me detengo a pensar en la memoria, si ya parece estar pasando esta pandemia tremenda o, por lo menos, nos está dando un respiro. Posiblemente no sea necesario decirlo pero es una experiencia que recordaremos, no olvidaremos pronto ese sentimiento de estar atrapadxs entre el temor a lo desconocido, las informaciones superabundantes pero contradictorias, la incertidumbre, el encierro, los dolores y las pérdidas. Sospecho que tampoco es necesario decir mucho sobre cómo estamos atravesando este tiempo en el que podemos disfrutar del placer de vernos a los ojos, to carnos, aunque sea las manos o talvez abrazarnos, y ce lebrar la vida. Pero, a la vez, es un tiempo en el que to mamos plena conciencia de los dolores y las ausencias.
Pastora Lic. Viviana Pinto y una invitación
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Cuando era pequeña para algunas fiestas especiales como el día de la madre o el día de las maestras, los rega los o tarjetas solían decorarse con unas florcitas peque ñas de tela y terciopelo que se llamaban «no me olvides».
Una flor,

Sin embargo, el desafío de encontrar nuevas opor tunidades está muy presente en la Misión y Visión del hogar para ancianos de Colonia Valdense. ¿Por qué entonces no repensar la Navidad?
Cristina Gay Félix Hogar para Ancianos Colonia ValdenseHogar de Ancianos de Colonia Valdense
vista de fiesta!
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Carina A. Labourie Elba A. Herman Hogar para Ancianos de Jacinto Arauz Probablemente, aunque sin hacer una afirmación categórica, lo que vive la población de un hogar para ancianos y ancianas no es lo que asociaríamos, de ma nera directa y sin dudas, a lo nuevo, moderno y original.
Esta fecha tan importante para cristianos y cristia nas también es anhelada en el Hogar. Hay un tiempo de espera, un tiempo de adviento. Esa espera se re fleja en lo cotidiano, se hace presente en los colores, en los adornos y arreglos, en los clásicos arbolitos y pesebres. Pero también en las actividades de todo el grupo; mientras una parte de los y las residentes en sayan canciones para presentar en la celebración de Navidad; los pastores eméritos, algunos laicos y laicas la planifican; pero están también quienes elaboran tarjetas con mensajes para el resto de los y las resi dentes y para sus propias familias. Cada sector en el Hogar es decorado con motivos y co lores navideños, incluso los y las funcionarias motivan y contagian esa alegría, la alegría típica de celebración, de un tiempo distinto. Cada uno y cada una, desde su lugar, hace su aporte para que esta gran familia sienta y disfrute de la Navidad.
Este tiempo cercano a la Navidad suele ser una fies ta familiar que reúne a varias generaciones, en la mayo ría de los casos, lo que más se valora el hecho de estar juntos y juntas; pero para las personas mayores que se encuentran en nuestro Hogar, no siempre es como se esperaría o es la típica foto familiar de las fiestas. Claro que hay maneras diferentes de celebrar, algunos y algu nas se reúnen con sus familias, otros y otras no porque no tienen contactos con ellos y ellas, o bien, no tienen parientes… pero también hay quienes se sienten en fa milia rodeados y rodeadas de quienes los y las cuidan y atienden cada día; porque se van formando lazos de amistad y cariño. Esta fecha de celebración, de unión, de compartir e intercambiar regalos y buenos deseos comienza a palpitarse mucho antes del 25 de diciembre. Para no sotros y nosotras, es muy importante que las personas adultas mayores participen de los preparativos, por eso, son ellos y ellas quienes reciclan cosas para armar el árbol navideño que, como todos los años, se lucirá en el frente. También hay algunas que colaboran en la decoración de todo el Hogar y otras en la cocina con la elaboración del menú. Sentimos que ellos y ellas nos han dado tanto, es peran la Navidad como un tiempo importante para que les dé las fuerzas para continuar, que los y las aliente a seguir disfrutando de la vida; porque siempre esperan que los y las recordemos y abracemos.
Sobre todo porque este tiempo de pandemia fue muy difícil, diferente a todo lo antes experimentado; pero son un ejemplo porque nunca desistieron sino por el contrario, nos enseñaron que siempre hay motivos para seguir… hay un mañana, un renacer… una nueva Navidad de esperanza.

Tomando los textos de Mateo y Lucas que relatan del nacimiento de Jesús, voy a empezar con la genealo gía de Mt 1,1-17 como una clave para la comprensión de la Buena Nueva de Jesús. Las cuatro mujeres que el evangelista incluye en su lista son una crítica a la socie dad patriarcal dominante y una nueva propuesta para la organización de la familia humana. Tamar, Rahab, Bet sabé y Rut asumen posturas que están fuera del status doméstico tradicional. Es justamente en las iniciativas poco convencionales de estas mujeres que Dios actúa en la historia para liberar a su pueblo. Para la tradición ju día, la descendencia solamente era legal si era legítima, por eso mismo Mateo la necesita. Tamar era una viuda que se hizo pasar por prostituta (Gen 38). Rahab era una prostituta que hizo alianza con los israelitas y profesó su fe en el Dios del éxodo, en contra del poder opresor de los reyes cananeos (Jos 2,10-11). Betsabé llega a ser «guebirá» -la gran dama-, con un rango oficial en el rei nado de Salomón (1 Re 2,19). Rut toma la iniciativa poco recomendada en la sociedad patriarcal de su época, yen do a pasar la noche con Booz en la era (Rt 3,14). Estas cuatro mujeres asumen posturas que cuestionan el com portamiento impuesto por la sociedad patriarcal. Lo que sorprendente es que estas mujeres hayan sido conside radas como obra del Espíritu Santo Es así, de manera sorprendente y escandalosa, que Dios actúa en la historia humana, ayer y hoy, ¿no? Me pre gunto por qué Mateo elabora una genealogía que no es sólo de varones, dejando de lado las razones político-so ciales de su contexto -que no es un tema aquí-. Jesús es el Hijo de Dios, es la respuesta a las esperanzas de lxs judíxs y gentiles, pues es la encarnación del Dios Liberador del Éxodo y está presente en medio de la comunidad, en ese momento de su historia. Me pregunto en nuestro contex to actual, ¿lo sentimos y esperamos de igual manera? Cuánto para tener presente cuando vivimos en con flictos o grietas político-sociales, religiosas, étnicas, machismos, etc… el mensaje y la acción de Dios es para todxs, no hay selección, la Gracia y las nuevas oportu nidades se derraman cada vez que experimentamos su nacimiento. Dios se vale de lo inesperado para hacer cumplir sus proyectos. Un proyecto de Vida Nueva, que está en el cuerpo de María, ¡nada más y nada menos! Nancy Cardoso Pereira, una teóloga brasileña, afir ma: «la moldura de Abraham y David es criticada y su perada en perspectiva de un mesianismo transgresor que no pasa por el padre ni por el rey. La genealogía pasa por el cuerpo de María, no por su virginidad, por lo tanto la transgresión es una novedad que ella asume en su embarazo». Y me quedé pensando en ésta revela ción, María, según Lucas, en el momento de la anuncia ción del ángel Gabriel, cuestionó la situación desde su óptica cultural-racional: «¿Cómo es posible esto? Pues no conozco varón» (1,34) pero el ángel le contesta que el Espíritu de Dios vendrá sobre ella y la embarazará.
¡La Rûah divina creadora de vida!, que conecta todo lo femenino pues su prima Elisabet: ¡también está emba razada! María dice sí a la transgresión de lo establecido porque en su vientre habitará quien también transgre dirá normas de su propio tiempo y por muchos siglos más, llegando su mensaje hasta nosotrxs hoy.
Me emociona descubrir ésta María invisibilizada por la lectura lineal, una María que no es sólo un enva se que contiene en su seno un nuevo proyecto de vida, como lo demostró Jesús, sino que sabe que la Rûah di vina la ha elegido para exaltar a lxs humildes, que les quitó poder a los reyes y poderosos neutralizando a los soberbios de corazón, según reza en su oración. Siento en el texto de Mateo, que María se acuerpa con las an cestras de Jesús, mujeres desobedientes, transgresoras pero fieles a Dios y valientes. Veo y siento que María no es el modelo de sumisión que nos dieron. Pienso en nuestro contexto, las mujeres que toman iniciativas a veces escandalosas, o que por lo menos molestan al poder masculino excluyente. En estas iniciativas de las mujeres se manifiesta hoy la fuerza salvadora de Dios. Allí se manifiesta hoy la Buena Nueva; y se da en la práctica resistente y solidaria de las mujeres pobres, mujeres violentadas, prostituidas por la trata de perso nas, luchadoras por los derechos, excluidas por la reli giosidad que crean espacios de sobrevivencia, de lucha, de reclamo, de fiesta, y de alegría, desde abajo, donde ya no existe la exclusión para nadie. Leyendo a María con una mirada distinta, sorora en una lectura popular y liberadora, Ella viene a nuestro encuentro a darnos la Buena Nueva, que es posible acuerparse con otras, otros y otres, para cambiar transgrediendo las reglas impuestas por las tradiciones religiosas, culturales, del mercado global y las clases privilegiadas gobernantes. Si Jesús nace en nuestros corazones en ésta Navidad, la humanidad tiene una nueva oportunidad. Dios camina en nuestra historia para liberarnos de los poderosos. Que la gracia y bendición de Dios Padre-Madre y su Hijo Jesucristo esté en cada comunidad y que se siente en nuestra mesa o nuestra casa para agradecer y com partir. ¡Feliz Navidad!
Maria Rosa Vigna Comunidad de Bahia Blanca
Una mujer llamada Maríaque hoy se nos revela
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En este tiempo tan significativo para nuestra huma nidad, creyente o no, conmemoramos en nuestras fies tas comunitarias por medio de la recreación, uno de los hitos litúrgicos más importantes: el nacimiento de Je sús, nuestro maestro y salvador. Es un tiempo que nos emociona tanto por ver nuestros pequeñxs interpretan do ése momento mágico y sagrado como por escuchar los textos que nos recuerdan ése gran acontecimiento. Pero buscando la otra orilla me voy a animar a hacer una lectura popular de los textos que nos refieren éstos relatos de la Navidad. La invitación es a desmontar las lecturas lineales y pensarlas con una nueva espirituali dad que permita que los seres humanxs puedan hallar sentido y valor a lo que leemos y experimentamos; que haga posible el surgir de las emocionalidades, de la ter nura que permite el relacionar y también el reflexionar buscando nuevas simbologías religiosas, en definitiva, una espiritualidad liberadora.
Relato de un encuentro PÁGINA VALDENSE I 10
Pero esa idea o sentimiento bro taba sólo de mí; el equipo, es decir, todas y todos los/las adultos/as que junto a nosotras coordinaban, no hicieron sino celebrar que una nueva joven se interesara por ser parte. Pasaron los años y cada enero participé del grupo organizador. Así, indefec tiblemente, entré a la iglesia como algo que, más allá de los campamen tos, me interpela profundamente»,
Los campamentos de niñas y niños se convirtieron en presbiterales para que Nadia pudiera seguir cum pliendo su rol de acampante; sin embargo, encontró una forma de no dejar de asistir a los infantiles, conociendo aquí una actividad que la llenaría de gozo cada una de las veces que la realizara: el liderazgo campamentil.
La Iglesia Valdense, como nos pasa a muchas, se dujo a mi compañera por vez primera un día que me acompañó a la escuelita dominical; y la sedujo tantas otras como ambientes valdenses hubo frecuentado. Hoy, después de conversaciones sobre distintos te mas y, entre ellos, alguno que pueda ser contado aquí, relato nuestros encuentros. Así, en plural, ya que esta plática es fruto de una serie prolongada de reuniones que nos ocuparon algo más de tres días. ¡Oh, no saben cuánto nos gusta extendernos!
««Cuando Flor me invitó a liderar un campamen to, dije que sí sin vacilar, aún sin saber muy bien cómo llevar a cabo la tarea, considerando, además, que yo no era valdense. Así, ambivalente; entre sentir que el es pacio formaba parte de mi infancia, a ser, en el mismo sentido, una extranjera.
Conté al principio que Nadia llegó a la Iglesia sien do niña; no hace falta que ella misma me lo diga porque desde el primer momento fui partícipe de sus andanzas -en todo sentido, pero aquí me refiero específicamente al ámbito eclesial-. Les transmito lo que ella expresó al respecto: «A eso de los seis o siete años, mi hermano y yo fuimos invitados por Flor y Juan a uno de los cam pamentos que se realizaban en la Iglesia Valdense de Colonia Belgrano. El encanto particular que generaron en mí, me llevó a anhelar con profundo entusiasmo los eneros en que viajábamos con nuestro colchón rumbo al templo del pueblo vecino. Así fue, entre otras cosas, que intermitentemente me hice parte».
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Los encuentros más deseados son con las amigas. Nadia es mi amiga desde que tengo conciencia de la existencia misma de esa palabra. Familias, vecindades y nacimientos fortuitamente sucesivos fueron causan tes de esta relación. El valdismo llegó después, como consecuencia de nuestro enlace; como invitación a un campamento, un viaje, una merienda. La idea de participar de este relato, surgió a partir de eso, de la importancia de oír el testimonio de una «nueva valdense» que eligió este camino después de haber transitado unos años por el catolicismo. Para Nadia, el pedido no fue sorpresa, y aceptó gustosa de poder compartirnos sus sentipensares.
Le pedí a Nadia que me contara por qué, además de los campamentos, decidió permanecer en la Iglesia. Qué fue lo que la llevó a no desaparecer, a comenzar catecis mo, e incluso, a poblar esferas de la religión que regu larmente están habitadas por los personajes de siempre, nacidos y nacidas en familias cuyos abuelos/as y tatara buelos/as fueron hijos e hijas de valdenses.
Cuando nos gusta pasar tiempo con alguien, difícil mente no queramos invitarlo o invitarla a participar de cuanta cosa llevemos a cabo; esto es lo que me sucede con mi amiga. Fue así como una vez más nos introduji mos juntas en una nueva aventura -esta vez desde otra perspectiva- que significó muchísimo a nivel sentimen tal. Todas/os los que hayan ido a un campamento saben de lo que estoy hablando; las sensaciones que allí se vi ven son únicas.
Relato del deseo del encuentro
Y continúa: «En medio de mi escepticismo, o más bien, de mi poca fe en la lectura que se extrapola de la Biblia hacia la vida común, entendí, gracias a unos pocos encuentros de catecismo, que las metáforas no revelan a Dios como a una suerte de mago, sino que, a toda luz, son reflejo de una humanidad a la que se quiere llegar. Exis tirá quien quiera hacer lecturas literales, pero lo valioso reside, a mi parecer, en resignificar y lograr superar la teoría/escritura a través de la puesta en práctica. Que darse en el cómodo y estéril lugar de solo repetir, cual mantra, palabras vacías de acciones, no es, creo yo, lo que se anda buscando».
Su rumbo en la valdense no dejó de obedecer a una inminente curiosidad y un deseo de interiorizarse. Ha participado en alguna que otra asamblea presbiteral y, lo que quizás fue la cúspide de encuentros institucio nales/internacionales, fue su participación en el semi nario de teología y ecología organizado por la CEVAA. Cada uno de estos espacios de los que ha participado, no dejaron de confirmarle la existencia de un compro miso real para que nuestra comunidad no se desvanez ca en el tiempo. Nadia considera al respecto, que la voz de la juventud es, en todos los sentidos, la pulsión y curaduría vital que la Iglesia necesita. Esta última afir mación se complementa con lo vivido en la Asamblea Rioplatense del 2020, la última que pudo realizarse de bido a razones que ya conocemos. Por todo esto, y obedeciendo a la significación y compromiso que mantienen las decisiones de mi ami ga, continúa ferviente su deseo de permanecer en los espacios valdenses; esperando para siempre mantener la convicción de que este es el camino. Florencia M. Arias
En ese sentido, me dice: «La Biblia me parecía, con su belleza y extrema virulencia, más atractiva como lite ratura que como texto sagrado; pensada a la altura de los poemas épicos, remontada a tiempos imposibles, y por eso, de una innegable magnitud literaria. Sin embargo, no había hecho antes el trabajo de revisitarla como una escritura que esconde, en su fondo, signos que trascien den esa literalidad en la que se insiste».
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«De la misma manera, otra de las cosas que no pue do dejar de nombrar, es la figura de la mujer dentro de los textos bíblicos, la mujer dentro de la historia. Acos tumbramos a repetir, en nombre de Dios, una serie tra bada de conservadurismos que nada tienen que ver con el amor al prójimo/a, y es allí donde la resignificación, ampliada en nuestros tiempos por información que no podemos desoír, debe ser un trabajo que tenemos que dar como comunidad. Que si se aboga por el bien común no es posible deslizar argumentos que parecen llegar del Medioevo, la resignificación es aggiornarse y entender los problemas del nuevo mundo. Por eso, y por el trabajo de las compañeras dentro de la Igle sia Valdense en materia de conquista de los derechos de las mujeres, es que entiendo que estoy del lado que debo estar», concluye.

Melancólico, suave y acaramelado; o sea, navideño
Las canciones navideñas emocionan, enternecen, transportan. ¿Cómo lo consiguen?
existe la memoria, y cuando ve mos las luces de colores o escuchamos los habituales cascabeles, vuelve a nosotros y nosotras la emoción que trae la Navidad, y volvemos a sentirnos como aque llas niñas y niños que alguna vez fuimos. Gran cantidad de los villancicos que conocemos y seguimos cantando hasta el día de hoy, fueron com puestos hace décadas. Muchos, hace siglos. ¿Qué es lo que hace que perduren en el tiempo? ¿No hay música navideña actual? ¿Seguiremos, en el futuro, escuchan do los mismos villancicos? Para responder estas preguntas, primero centré monos en una principal: ¿Qué hace que una canción suene «a Navidad»?
La cuestión es la siguiente: las campanas de este estilo eran utilizadas en trineos o carruajes tirados por caballos para hacer un sonido cada vez que estaban en movimiento; el propósito era quizás anunciar la llegada de alguien importante, o advertir a los y las peatones sobre la aproximación del vehículo. Se supone enton ces que las campanas en la conocida «Jingle Bells» ha cen referencia al caballo tirando del trineo.
La cuestión a la que quiero llegar con tamaña in troducción es al porqué del éxito de los villancicos tra dicionales y su continua transmisión generación tras generación. Tal vez se deba a que son canciones conta giosas y fáciles de cantar. Con estribillos pegadizos y ar monías sencillas; melodías cortas y repetitivas. Además del hecho de que están muy bien pensadas. No es nada fácil hacer algo pegadizo con elementos tan sencillos. O sea que la sencillez de la que dotamos a los villancicos no es una crítica, sino más bien un reconocimiento. Las constricciones de tener que contar una narra tiva obligada a través de la música te hacen tener que establecer relaciones, tener que tomar los elementos antes mencionados -un cascabel, un acorde «melancóli co», la voz de un niño o niña- y usarlos como elementos semánticos, como cosas con significado que represen tan algo real: la Navidad.
Uno de los sonidos más «navideños» -que sin duda debemos tener en cuenta si pensamos componer una canción del estilo- es el de los cascabeles. Este clásico viene desde la conocida canción «Jingle Bells» (Casca beles Tintineando), originalmente escrita por James Pierpont en 1857 bajo el nombre de «One Horse Open Sleigh» (Un Caballo Tirando del Trineo).
PÁGINA VALDENSE I 12 Conexiones Espacio del Movimiento Juvenil Valdense | Año XXI |Diciembre 2021 Enero 2022| conexionesvaldense@gmail.com
Además del sonido tan característico -que más ade lante veremos cómo funciona-, la Navidad es nostalgia. La Navidad es de las niñas y niños; y cuando no, es acerca de recordar nuestra infancia. De hecho, la mayor cantidad de películas navideñas están destinadas a un público infantil. Y toda la parafernalia de Papá Noel y los regalos, va también por ese lado. En la infancia, la emoción por la Navidad es latente; el mero hecho de que llegue diciembre, para muchos chicos y chicas su pone motivo de felicidad. En la adultez, esos sentires se van Afortunadamentedisipando.
A pesar de estar íntimamente conectada a la Navi dad, esta canción no tiene menciones navideñas y en realidad trata sobre las carreras de caballos; se pien sa que su relación con esta fiesta podría provenir de la idea del sonido de las campanas anunciando la llegada de paquetes en épocas festivas. Imaginemos, por ejem plo, que somos un niño o niña de ese entonces esperan do nuestro regalo de Navidad; el sonido de las campa nas anunciaban el arrimo. De allí en adelante en toda canción navideña que oímos, no falta el particular sonido de los cascabeles. Además de esto, hay ciertas técnicas utilizadas en can ciones que quieren sonar navideñas; ciertas particula ridades musicales, como notas que suenen melancóli cas y esperanzadoras. Pues qué hay más caracterizado por esos adjetivos que la Navidad misma. Hasta aquí analizamos el sonido de las canciones navideñas, pero ¿qué pasa con las letras? Si entrásemos en ese terreno, este artículo consta ría de más páginas de las que dispongo; por lo tanto, me remito a decir que las letras de los villancicos más conocidos -o más cantadas en las liturgias- están rela cionadas, obviamente, con el nacimiento de Cristo, no hace falta aclarar por qué.
Florencia Arias Sideways. (2018, 21 de diciembre). Why Home Alone is the Best Christmas Soundtrack Ever? [Video]. YouTube. https://www.youtube. com/watch?v=jvQGGbq1MFEAltozano,J.(2018,27de diciembre). ¿Por qué los villancicos sue nan a Navidad? [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?
Frente a estos límites que atentan contra la priva cidad del individuo y la dignidad del colectivo es casi un imperativo ético que como movimiento ecuménico apostemos a la creación de acciones y estrategias ha cia el futuro desde la incidencia política, desde las re flexiones éticas y bíblico teológicas. La esperanza que debemos promover no puede ser parecida a la de un mundo que falló en dignificar la vida de las mayorías de las personas. Debe ser transformadora y justa. ¿Qué podemos hacer?
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a) Construir contra-narrativas superadoras y transformadoras de que otro mundo es posible. b) Reconocer la exacerbación de desigualdades que apareja el capitalismo digital. Una coalición ecu ménica multidisciplinaria, con bases en lo teológico y en la incidencia debe promover las transiciones justas en el mercado laboral en el marco de la cuarta revo lución industrial. No parece haber transiciones justas para con los y las trabajadoras reemplazadas por los sistemas cibernéticos, algoritmos y la automatización de la industria.
¿Está el libre albedrío en juego en la era digital?
c) Buscar regulaciones y rechazar la idea de prior in tempore, potior in jure. Los y las pioneras digitales no tienen el derecho imperial a regularse a ellos y ellas mismas. Hay que promover una regulación digital que sea inclusiva, solidaria equitativa, que pro mueva la paz desechando todo discurso de odio, que permita el acceso a la cultura, a la comunicación, a la interacción a la información y que respete los derechos humanos más fundamentales.
d) Proponer un sistema integral que garantice los DDHH. Éste debe incluir la lucha por la privacidad individual, pero también toda una rama de derechos sociales, culturales y económicos que abarque el mun do del trabajo, la educación, la no discriminación y las oportunidades de acceso a la cultura y que proteja el bienestar colectivo.
e) Evitar el problema de la cápsula digital y fomentar la comunidad en persona. Es necesario en contrarse, volverse a abrazar, a compartir la mesa. Ni los medios hegemónicos de comunicación, ni las plata formas digitales, económicas, sociales y de producción, tienen o deben ocupar el espacio del encuentro con los y las demás. Hoy pareciera que tenemos todo a nuestro alcance con un click, pero ¿cuáles son los costos para la vida social y de la iglesia? Tenemos que evitar la encap sulación digital que nos lleva a aislarnos y desmovili zarnos de nuestro activismo social y político. Marcelo D. Leites
Por otro lado, la desregulación de las tecnologías y las plataformas digi tales ha ayudado a través de sus herra mientas -que no están desprovistas de ideología-, a fomentar narrativas neoconservadoras que se han instalado en las redes y más allá de estas.
En el capitalismo digital, el ser humano/a ya no se encuentra en el centro como un sujeto consumidor o consumidora como en el capitalismo clásico. Las perso nas son ahora parte de un flujo económico/comercial: el producto es nuestra información. Absolutamente todo lo que hacemos en las plataformas digitales pasa de mano en mano a través de servidores que son capa ces, a través de los algoritmos e inteligencia artificial, de pensar por nosotros/as y hasta de predecir nuestras preferencias: lo que queremos comprar, lo que quere mos votar, las opciones o ideas políticas que tenemos. Son también capaces de manipular aquella información que recibimos según intereses mucho más grandes que los económicos. Se trata de moldear nuestras formas de pensar, de actuar y de sentir a gusto del mejor postor. Y esto plantea un problema profundamente complejo desde la ética, y por lo tanto un problema teológico.
El rol ecuménico en la Era Digital
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Movimientos fundamentalistas, conservadores, extremistas, el lobby económico internacional, orga nizaciones que promueven teorías de la conspiración, grupos anti-ciencia y mal llamados anti sistémicos han encontrado en estas tecnologías y en su desregulación un campo fuerte para meterse en las narrativas más tradicionales, transformarlas y sobrerrepresentarse ante el espacio público. En este sentido, el poder de la construcción y/o apropiación de lenguajes ha jugado un papel muy im portante. Los extremismos, toman y usan las palabras y conceptos que otrora eran utilizados por los movi mientos progresistas y emancipatorios. Hace 20 años era imposible que un joven activista de la ultraderecha fundamentalista se llamara a sí mismo un «rebelde» o «revolucionario» al mismo tiempo que grita «muerte al estado» o sostiene que los derechos humanos son una falacia. El peligro de este fascismo digital se torna en un peligro real al extrapolarse y tomar las calles de las capitales a través de marchas «autoconvocadas» por las redes, marchas anti migrantes, nacionalistas, misó ginas o pidiendo la muerte al estado.

Fragante aroma… PÁGINA VALDENSE I 14 omunicándonosCEspacio de la Federación Femenina Evangélica Valdense
En estos días de Adviento, entre todos los aromas del jardín, aparece, imperceptible primero y luego fra gante y envolvente, el aroma del Jazmín del Cabo… ¡Cuántos recuerdos trae! A niñez, a juegos, a la ro dilla lastimada donde nos pegaron papel higiénico para que no sangrara, a la merienda con la leche y el pan con dulce, a la puerta abierta por el calor, por donde se cue la ese aroma inconfundible. El aroma a jazmín va de la mano con mamá y papá… Y nos sigue… va con nosotros y nosotras en la me moria hacia tiempos pasados pero también está acá, ahora, en el presente, y estará en el futuro en el recuer do de quienes nos seguirán: ¡qué maravilla, el aroma! «Gracias a Dios que siempre nos lleva en el des file victorioso de Cristo Jesús y que por medio de nosotros da a conocer su mensaje, el cual se esparce por todas partes como un aroma agradable. Porque nosotros somos como el olor del incienso que Cristo ofrece a Dios, y que se esparce tanto entre los que se salvan como entre los que se pierden. Para los que se pierden, este incienso resulta un aroma mortal, pero para los que se salvan, es una fragancia que les da vida». II Corintios 2: 14-16 Liga Femenina de Dolores “ “ La palabra de Cristo es como ese aroma: puede ir con nosotros y nosotras. Puede esparcirse a nuestro alrededor, dando a conocer el mensaje de vida que nos fue enseñado paciente mente desde nuestra infancia. O tal vez lo aprendimos en nuestra madurez, o lo descubrimos por casualidad. Ese mensaje de vida que incluye tantos valores, como el amor, la com prensión, la honestidad, la solidari dad, el perdón, ¡y tantos otros! Al realizar el informe anual de la Liga Femenina, quedamos sorprendidas: ¡cuántas cosas pudimos ha cer, a pesar de que las circunstancias no eran las más apropiadas para movilizarse e interactuar! Sin duda, muchos proyectos quedaron en el lugar de las buenas intenciones, pero ¡qué alegría fue constatar lo realiza do! Seguramente, este sentimiento habrá embargado a más de un grupo al realizar sus informes anuales… Es que las condiciones ideales difícilmente sean las que encontremos a cada paso, pero con lo que conta mos es con lo que tenemos que desenvolvernos, y así esparcir el aroma.


Yanina Vigna Equipo Editor
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Noticias de paz
Buscar en todas partes, en la me moria colectiva y en las vivencias concretas, sembrar gestos solidarios y recíprocos con quienes convivamos, cosechar para multiplicar y compartir lo que siempre fue de toda la Creación. Volver a sabernos parte del todo, ser parte de la circulari dad de lo vital, comprometernos con la paz, la justicia y la liberación que Dios nos anuncia.
El profeta les habla sobre el mensajero que trae buenas noticias, que anuncia la paz y la liberación. Lxs convoca a todxs aquellxs que creen en Dios, lxs llama a que sean testigxs y que se preparen para el retorno. La potencia de la proclamación profética radica en la búsqueda de unidad del pueblo, lxs convoca a la me moria comunitaria y les anuncia la promesa de Dios: vendrá un tiempo de paz, justicia y liberación. Palabras que para aquel pueblo tenían una dimensión espiritual y filosófica pero también concreta, en lo cotidiano y en lo político, económico y social. La fe para el pueblo que escucha el anuncio de Dios atraviesa la vida completa mente, en su integralidad.
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PÁGINA VALDENSE I 15
Isaías 52: 7¡Qué hermoso es ver llegar por las colinas al que trae buenas noticias, al que trae noticias de paz, al que anuncia la liberación y dice a Sión: “Tu Dios es rey”! 8¡Escucha! Tus centinelas levantan la voz y a una dan gritos de triunfo, porque ven con sus propios ojos cómo vuelve el Señor a Sión. 9¡Estallad en gritos de triunfo, ruinas de Jerusalén, porque el Señor ha tenido compasión de su pueblo, ha liberado a Jerusalén! 10El Señor ha mostrado su poder a la vista de todas las naciones. Por toda la tierra se sabrá que nuestro Dios nos ha salvado.
Este texto del libro de Isaías se propone en el Leccio nario para Navidad, es interesante leerlo relacionándolo con el anuncio del nacimiento de Jesús. Y también vincu larlo con el tiempo de Adviento, donde se anuncia la es peranza y se renueva el compromiso de quien escucha.
Isaías le habla a un pueblo que está cautivo en otra ciudad, que ha sido desterrado y obligado a vivir bajo las normas de la cultura del lugar, también tuvieron que adorar a la divinidad de aquellas tierras, teniendo por momentos prohibido nombrar a su propio Dios.
Podemos imaginarnos aquel panorama, tanto dolor y dificultades que atravesar, porque cuando transcurre tanto tiempo queda una huella profunda en las perso nas y en la vivencia colectiva. Un pueblo disperso, diez mado, pero que también ha resistido haciendo memo ria y no ha perdido la esperanza de un nuevo tiempo.
Que este tiempo de Adviento y Navidad nos en cuentre buscando diversas formas de seguir celebran do que somos comunidad, que nos vuelva a interpelar al compromiso de sabernos parte de la Creación y que nos mueva a ser parte de la construcción de ese tiempo de justicia y paz.
anuncio de liberación
Este tiempo nos encuentra atravesando muchas situaciones complejas y dolorosas, como personas y mucho más como sociedades. Es difícil vislumbrar ha cia dónde nos dirigimos pero incluso muchas veces nos desorientamos en el presente. En estos momentos tam bién estamos llamadxs a mirarnos de nuevo, a recono cernos unxs a otrxs y a comprometernos. Escuchar el anuncio de un tiempo nuevo, de paz, justicia y libera ción, volver a mirar a nuestro alrededor para ver las se ñales pequeñas, cotidianas, que renuevan la esperanza y alumbran otras posibilidades para la vida plena.

El amor es lo que hace que el mundo gire Gabriel García Márquez

