AÑO XIV– Nº97 ABRIL 2016 DISTRIBUCIÓN GRATUITA
IGLESIA EVANGÉLICA VALDENSE
EL PESCADOR REFLEXIÓN
RESUCITANDO EN EL AMOR DE JESÚS . . . LUCAS 24:35-48 ‘Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan. Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. Y él lo tomó, y comió delante de ellos. Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas’.
No deberíamos dejar pasar la oportunidad de vivir y sentir la vida. Las vidas tronchadas inesperadamente por enfermedades, accidentes y otros sucesos inesperados, nos hacen caer en la cuenta de que la vida no es nuestra, que se nos escapa, que no sabemos cuánto tiempo dispondremos de ella. Deberíamos, quizás, si estamos dispuestos.as, a hacer vibrar todos nuestros sentidos (¿quién dijo que son solamente cinco?), activarlos, sacarlos de su letargo, para que sientan y nos hagan llegar toda la grandeza de lo que son capaces de percibir. El amor y la vida entran por los sentidos. Ver, gustar, oír, tocar son oportunidades de sentir la vida. Como también emocionarse, asombrarse, desear crecer, soñar despiertos/as, amar y dejarse amar, pensar y sentirse uno/a mismo/a, desarrollar la capacidad de discernimiento, descubrirse en paz consigo mismo/a . . . Ver a quien tengo la oportunidad de querer, de aceptar, de conocer. Visitarle, estar juntos/as. Mirar los paisajes y los rostros... Saborear la compañía alrededor de la mesa compartida, preparada con gusto, con detalle, con sencillez. Y brindar, y conversar mientras comemos, y gustar los platos sin apuros... Oír todas las melodías y sonidos que me rodean, un día cualquiera, la brisa y las risas, las conversaciones, los gritos de los niños y hasta las voces calladas de los que aman y se entregan sin hacer ruido. Tocar todo lo que comunica cariño, suavidad, ternura. Abrazar, saludarse, sonreír, acariciar la guitarra, al perro, y también la mano anciana... Dejar que te