XXV DOMINGO POST PENTECOSTÉS I. APERTURA Preludio Saludo: El Señor nos ha convocado aquí juntos: vengamos a su presencia con alegría, como iglesia reunida en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Canto Salmo 100. Oración: Señor, desde siempre y para siempre, tú solo eres Dios. Tú nos has creado, has creado nuestra iglesia. Desde lo alto de la eternidad tienes en tus manos todos los tiempos y la tierra toda, y extiendes sobre ellos tu fidelidad. En Cristo envuelves con tu mirada de compasión a aquellas criaturas que la historia olvida. Tu Espíritu recibe el débil suspiro de toda criatura surgido de situaciones alegres, tristes, o graves de la existencia. Disipa durante nuestro culto el velo que nos impide descubrir en la historia la presencia de tu reino que viene; reanima en nosotros el coraje de la fe y el gozo de la fidelidad. Por Jesucristo, bendito eternamente. Amén. Canto Confesión de pecado: Dice el Señor: Texto de Lucas 12:35-37. “Sean como criados que están esperando a que su amo regrese de un banquete de bodas, preparados y con las lámparas encendidas, listos a abrirle la puerta tan pronto como llegue y toque. 37Dichosos los criados a quienes su amo, al llegar, encuentre despiertos. Les aseguro que el amo mismo los hará sentarse a la mesa y se dispondrá a servirles la comida.” Esta palabra nos conduce a confesar al Señor nuestro pecado. Confesión silenciosa Oración: Nuestro creador, tú nos prometes que pondrás fin a la maldad y nos invitas a tu fiesta eterna, pero nos recuerdas también el riesgo de disipar nuestra vida y la urgencia de la conversión: perdónanos en tanto hemos vivido como si fuéramos señores de nosotros mismos. La pequeña luz que has puesto en cada uno de nosotros, en la comunión de tus elegidos, prepara tu mundo nuevo; perdónanos en tanto no hemos alimentado esa luz y nos hemos convertido en cómplices de las tinieblas. La fiesta de tu reino que viene nos anuncia todas las cosas nuevas: perdónanos en tanto nos hemos resignado a convivir con nuestros viejos errores. Tú nos exhortas a prepararnos para una larga espera, porque eres placiente hacia los pecadores: perdónanos por cuanto hemos pretendido ver ya el cumplimiento de tus promesas, hemos perdido la esperanza en tu gracia y consecuentemente hemos retaceado la misericordia a nuestros hermanos. Reconocemos en todas estas culpas el fruto amargo de la incredulidad y del egoísmo, pero nos confiamos a ti, En nombre de tu Hijo Jesucristo, que ha venido a nuestro mundo para construir la ciudad eterna en la que tú habitarás con nosotros y nosotros contigo. Amén Canto Anuncio del perdón: Si el Señor nos pide reconocer nuestro pecado es para que abramos nuestro corazón a su gracia: Texto de Lucas 19:10. “el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido.” El Señor Jesús murió sobre la cruz para salvar a los pecadores y reconducirlos al Padre, y ha resucitado para ofrecerles la vida eterna: en obediencia a su mandato y con la fuerza de su promesa, a todos ustedes que se han arrepentido y buscan solo en Dios la salvación, anunciamos que vuestros pecados son perdonados en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Agradezcamos al Señor por su perdón, que no es solo una amnistía por el pasado sino fuerza para una vida renovada. Canto