DECIMO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS I. APERTURA Preludio Saludo: Nuestro principio es en el Señor, que está presente entre nosotros, que nos convoca y une. Amén. Canto Salmo 40:1-5. Oración: Dios nuestro, nos alegramos en tu presencia, porque las cosas buenas que tú haces por nosotros son realmente incontables. Nunca podremos describirlas dignamente y sin embargo, tú nos confías tus talentos, para que anunciemos tus obras maravillosas, y para que, con la ayuda de tu Espíritu, proclamemos tu salvación, el auxilio que nos has dado en Cristo. Todo lo que tú realizas despierta nuestra fe, nos libera y nos ayuda a enfrentar las dificultades y los problemas que nos parecen insuperables. Por esto te alabamos y nos acercamos a ti, para que tú nos encuentres con tu palabra. Amén. Canto Confesión de pecados: La palabra del Señor nos invita a reflexionar sobre el uso que hacemos de los dones que nos han sido confiados. Citar Lucas 12:48b. “A quien mucho se le da, también se le pedirá mucho; a quien mucho se le confía, se le exigirá mucho más.” Pidámosle perdón a Dios por nuestra infidelidad. Confesión silenciosa Oración: Señor, sabemos que corremos el peligro de convencernos que nosotros hemos recibido poco, que tenemos pocos dones para usar: Si valemos poco, también podemos hacer poco. Pero tú no nos aceptas así, y no es justo que nosotros nos aceptemos así. Si es por cansancio que hemos caído en este intento torpe de excusarnos, de depositar nuestra carga por cuenta propia, te pedimos perdón. Tú quieres que descarguemos nuestra carga en ti, para que así, liberados, liberadas, estemos dispuestos a cumplir plenamente con aquello que tú nos pides. Asumimos a veces tareas por presunción, tareas que tú no nos confías. También por eso te pedimos perdón. Y que tu Espíritu nos enseñe a discernir cuál es tu voluntad. En otros momentos nos sentimos incapaces de realizar la tarea que nos corresponde y nos perturba la preocupación. También por eso te pedimos perdón. Tú no nos impones tareas que superen nuestras fuerzas, y si nos confías un deber, también nos confías los dones necesarios. Por todo eso, Señor, libéranos del miedo, déjanos sentirnos hijos e hijas tuyas, ayudándonos a servirte libres y entusiastas. Amén. Canto Anuncio del perdón: Romanos 8:15-16. “Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo, sino el Espíritu que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos dirigimos a Dios, diciendo: «¡Abbá! ¡Padre!» Y este mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que ya somos hijos de Dios.” En Cristo somos aceptados por Dios, y su perdón nos devuelve la dignidad. Amén. Canto II. LITURGIA DE LA PALABRA Oración: Dios nuestro, tú nos llamas a tu servicio y nos colmas de dones. Nos permites que consagremos nuestras fuerzas y nos agotemos, y cuando lo hemos hecho nos damos cuenta de que lo que recibimos siempre es más de lo que hemos dado. De esta manera actúa tu gracia. Inspíranos hoy también con tu palabra, de manera que podamos irnos de este culto fortalecidos y fortalecidas para volver a caminar en los senderos seguros que tú abres delante de nosotros. Amén.