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Mi piel sería un desierto

Isabella Londoño Parra

@olas.de.rio a.isabella.londono@gmail.com

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1.Quiero ir a la piscina pero no estoy depilada

Video performance / 1h17min

2021

2.El ideal de porcelana

Cerámica en fabricación digital –modelado 3D– y quema en técnica «Rakú con pelos».

Video / 6 min 34 seg

2022

3.Pelucha para San Valentín

Video / 9 min 2022

4.Nona

Video / 4 min

2022

“Esta instalación es el resultado de una búsqueda por desnaturalizar la depilación femenina y sensibilizarme en torno a ella. Asimismo, es la manifestación del deseo por fracturar un orden que nos sigue demandando cuerpos que no queremos. Esta obra la llevo en la piel –literalmente– y espero, con ella, entrar en la de ustedes.”

Quiero ir a la piscina pero no estoy depilada

Uno a uno, la artista arranca los pelos de su ingle con pinzas y los recoge en un frasco de vidrio. Sin cortes y, a lo largo de una hora 17 minutos, se ve cómo los poros se van enrojeciendo, la piel se va tensionando, el número de pelos recolectados aumenta y el cuerpo se va cansando de ese trabajo, dilatando, tanto en tiempo como en dolor, lo que implica la depilación.

El ideal de porcelana

De tomar el principio de la depilación láser –inducir una quemadura controlada sobre la piel con vello– y juntarlo con «el ideal de porcelana» – tener una piel tersa, jóven, sin vellosidades y clara– surge una escultura cerámica con formas quísticas que llevan rayos negros de pelos incinerados en su superficie. Mediante la técnica de Rakú, los pelos retirados en la performance Quiero ir a la piscina pero no estoy depilada son incinerados e impresos sobre la pieza cerámica al hacer contacto con ésta cuando se encuentra a altísima temperatura.

Pelucha para San Valentín

En Colombia, «peluche» es un juguete de felpa que se usa comúnmente como regalo para una enamorada. También es el término coloquial para referirse a los órganos sexuales femeninos o a la novia. Para San Valentín, el peluche de felpa es reemplazado por un peluche de pelo porque “Las chicas piden corazoncito ahí abajo para sorprender al novio”.

Tijera, máquina de afeitar y láser se hacen necesarias para afeitar a una gran osa de peluche. Con una estética médica como la de los centros de depilación, Pelucha para San Valentín sitúa a la osa en un entorno blanco con una luz cosmética donde una «enfermera» procede a retirar el oscuro y excesivo pelaje. A lo largo del procedimiento, la «pelucha» se va descubriendo de vello hasta llegar a la zona púbica. Todo se corta, se arranca y se quema a excepción de una zona en el pubis con forma de corazón.

Nona

En un sofá y bajo el sol de la tarde, un hombre depila los vellos del mentón de una mujer mayor.

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