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LA CULTURA POLÍTICA Pág. 4

DE FIDEL A FRANCISCO; EL ARTE DE HACER POSIBLE LO IMPOSIBLE

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FRANCISCO, PAPA DE LOS PUEBLOS Pág. 10

Número 48- Año IV - Diciembre de 2014 - Mendoza - Argentina - Valor $20 Integración Nacional~ 1


Índice

LATI NOAM ÉR IC A

Director

Gastón Navarro

De Fidel a Francisco; el arte de hacer posible PAÍS lo imposible Redacción

Francisco, papa de los pueblos

pág. 9 p

ág. 10

Matías León Equipo Dr. Gabriel Delgado - Noelia Navarro - Dr. Pablo Videla

ESP ECIA L

Yael Vela - Hernán Ramón - Alejandro Piscitelli

La Cultura política El origen del poder en el mundo indiano colonial

Entrevistas

Cristian Svrsek

PATRIA - PAÍS - ESTADO - NACIÓN Del ocaso español a la aurora revolucionaria - primera parte

pág. 4 pág 12 p

ág. 15 p

ág. 19

Diseño y diagramación

D.I. Guadalupe Delgado

Distribución y publicidad Victor Chambón

+54 0261 156 209309

CONTACTO Gastón Navarro: +54 0261 156 512064 gastonnavarro@rinacional.com.ar contacto@rinacional.com.ar

Director Responsable Lucas Gastón Navarro Av. San Martín 1136 - 3˚ piso - of.138 - Ciudad (CP 5500) Mendoza - Argentina | Registro DNDA en trámite Edición N˚48 Impresa el 28 diciembre de 2014 en NeoPrint S.A. Urquiza 163 - Ciudad (CP 5500) Mendoza - Argentina

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Navidad de esperanza

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"Yo deseo más que otro alguno ver formar en América

la más grande nación del mundo,

menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria."

Simón Bolivar


ESPECIAL | Pensamiento Político Argentina en Latinoamérica

LA CULTURA POLÍTICA Documento de cátedra elaborado por el Prof. Mauro Aguirre, donde analiza la poco investigada relación entre las clases sociales (particularmente las clases medias) y la Cultura Política de un país, a través de la dinámica del conflicto en un país semicolonial.

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ara referirnos a este punto, enunciado en nuestro programa, tenemos que abordar el tema de “La Cultura”, pero entendiendo su significado: Vale decir, ¿qué es todo aquello que abarcamos cuando nos referimos a la cultura de un país? ¿Cuál es el ámbito cultural propiamente dicho que tomamos como objeto de nuestro análisis? y ¿En qué medida condiciona la conducta de un pueblo en un país determinado, en este caso Argentina?. Al mismo tiempo tenemos que tener en claro a qué nos referimos cuando decimos “La Política” y toda vez que esta relación entre cultura y política queda clara, puesto que desde nuestro punto de vista se influyen mutuamente, entonces sí podemos hablar de “Cultura Política”. Sin embargo y es sabido que esta relación entre cultura y política empezó a hacerse explícita, no exclusivamente pero sí en forma decisiva, con Gabriel Almond[1]. Lo que no dice Almond y es muy costoso encontrarlo después es la relación existente entre la cultura política y las clases sociales, particularmente las clases medias y su relación con la cultura política en el ámbito de Latinoamérica. Quien adelanta algo en este sentido (relación entre la cultura y la actividad política) es Gramsci[2]. En el desarrollo de su obra construye una categoría que aclara la cuestión: “El Sentido Común”. Es sabido que el sentido común es el menos común de los sentidos, pero desde el punto de vista del autor que señalamos, es impuesto desde arriba hacia abajo. La burguesía, clase social dominante, instala en la sociedad que puede dominar una cosmovisión, un sistema de valoraciones que le permite precisamente eso: mantener su situación de dominación. Aquellos asuntos que, discutidos, podrían poner en tela de juicio su situación relativa son algo así como “del orden natural”, inevitables, (“es natural que hayan pobres”) y terminan condicionando la inmensa mayoría de las decisiones políticas de las mayorías proletarias, campesinas, pobres y dominados en general. El enfrentamiento se da en el mundo de las usinas productoras de este sentido común, vale decir en “la sociedad civil”. 4

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Hablar de sentido común, según el autor italiano, implica hablar de clases sociales. En Gabriel Almond no. En la Universidad y los medios de comunicación cuando se habla de Cultura Política es casi imposible descubrir su relación con las clases sociales y mucho menos aún con un sistema importador de sentido común o de cultura política. Planteado en estos términos, nos acercamos al objeto de análisis de este texto. Dicho de otra manera, conviven en la Argentina una cultura de los muchos y los de abajo contraria a una cultura de los pocos y los de arriba, que conlleva un punto de vista o una cosmovisión de los de adentro distinta que la de los de afuera. No es improbable, para dar un mínimo ejemplo, que cuando un estudiante universitario deba presentar un trabajo el profesor le pida un “abstract” y no un resumen. Si alejamos el punto de vista del árbol para ver el conjunto del bosque nos enteramos que mundialmente tres de cada cuatro palabras que circulan por sobre la corteza terrestre son en inglés. Esto explicaría que mundialmente, entre otras cosas, Gabriel Almond sea infinitamente más conocido que Arturo Jauretche, aún en la Universidad Argentina.

Un concepto aproximado sobre La Cultura Podríamos decir que la cultura es todo aquello que facilita la vida del género humano para vivir mejor en sociedad. Así, estudiamos la cultura de los egipcios, sus pirámides, sus momias, su mitología, la utilización del Nilo, sus ejércitos, sus ciudades, su burocracia, su escritura, sus dinastías, sus faraones, sus corporaciones plagadas de secretos para la confección y el teñido de sus telas, sus construcciones, etcétera. Vale decir, la cultura de los egipcios que le permitió a algunos millones de hombres y mujeres convivir durante varios siglos y pensar que de a partir de esta convivencia, podían vivir en adelante mejor. Dicho de otro modo, las distintas sociedades tienen un modo de representarse al mundo y explicarse los distintos fenómenos que ante esa sociedad se presentan, sean estos naturales o provenientes directamente de la acción del hombre.

Un conjunto de símbolos, costumbres, mitos, leyendas, rituales, religiones, creencias, ideales, que de generación en generación filian con su propio pasado a una sociedad, le da un significado a su convivencia, la orienta, la guía y conforma su propia identidad. Luego, podemos hablar de los egipcios y no los confundimos con los griegos, y al hablar de los griegos no los confundimos con los franceses que, como es sabido, son distintos de los chinos. Si hasta aquí tenemos una aproximación al concepto de cultura, podemos agregar que la política es una actividad que se refiere a la organización y la construcción del poder dentro de una sociedad. La norma política no se refiere a un aspecto parcial, implica una normativa erga omnes, vale decir para el conjunto de la sociedad y a partir de estas normas políticas los bienes y servicios, materiales e inmateriales, son distribuidos dentro de la misma y todos saben qué le toca a quién y cuándo, dónde y cómo. Es más que obvio que las normas políticas solamente podrían ser aplicables en el seno de una sociedad a partir de una feroz y permanente represión si no fuese que hay una aquiescencia o una más o menos común visión de un conjunto de valoraciones que admite, aunque sea a regañadientes, esta distribución. Lo primero, la represión feroz y permanente, se ha demostrado en la historia de la humanidad que es absolutamente imposible y que apenas de un modo efímero un sistema político puede subsistir en estas condiciones. Se necesita que en la base haya un sentido común, o una cultura política más o menos aceptada para que esta “distribución autoritativa de valores” pueda funcionar. En términos más o menos gramscianos podríamos decir que la cultura política es un conjunto de relaciones de dominación o de sujeción, pero en la tierra del italiano no actuaba una potencia extranjera que impusiese estas relaciones de dominación o sujeción. Es imposible plantear desde el punto de vista del ilustre preso y sus “Cuadernos de la cárcel” un combate de liberación nacional contra la dominación imperialista y


sí es posible situarse en un combate, o una “guerra de posiciones” dentro de la sociedad civil para poder construir un nuevo sentido común que ponga en tela de juicio ese sistema de dominación o sujeción; lo cual daría a luz nuevos modos de actividad política. La enorme complejidad de la sociedad italiana y las reiteradas derrotas del Partido Comunista en sus luchas políticas determinaba este rosario de reflexiones. Pero en un país semicolonial como la Argentina la cultura política no se corresponde con un país sin clases sociales y mucho menos sin dominación extranjera. Las distintas clases sociales en sus dinámicas histórico-política han ido adquiriendo su propia cultura. Y de esas propias valoraciones han surgido sus conductas políticas. Dicho de otro modo, es imposible analizar la cultura política de la Argentina o de cualquier país semicolonial de la América Latina si no es desde el punto de vista de la dinámica objetiva del conflicto que se establece, según el punto de vista socioeconómico que se sitúe, para distribuir los escasos bienes y valores de los cuales puede gozar una sociedad, quiénes, cómo y cuándo.

Las relaciones entre clases sociales, cultura y política

En un esfuerzo intelectual interesante, una investigadora de la Universidad Complutense de Madrid, María Luz Morán presenta una obra en la cual analiza las enormes dificultades que ha tenido en la investigación histórico-sociológica y política para encontrar autores que se refieran a esta relación. Por eso la llama “una relación por investigar”[3] El primer inconveniente que plantea esta autora es el riesgo que implica investigar y sacar conclusiones de esta relación entre clases sociales y cultura política puesto que los autores de la postmodernidad cuestionan la existencia de las clases sociales. Las sociedades actuales tendrían relaciones sociales líquidas. Son desiguales, es cierto, pero progresivamente individualizadas de tal suerte que buscar las conexiones entre franjas de la sociedad que podamos asimilar como “clase social” es muy difícil, cuando no imposible. En segundo lugar el contexto aparece como poco favorable para el estudio de la relación entre estos términos dado que, particularmente en Iberoamérica,

el crecimiento de la clase media y de los distintos sectores que la conforman, especialmente en los últimos diez años, no ha servido para sostener la estabilidad del sistema político, con alineamientos poco asimilables a lo que algunos autores presumían que podía ocurrir. Un caso paradigmático es el de Venezuela que, según nuestro criterio, ha mostrado el caso de un crecimiento de su clase media que ha servido para movilizaciones de tipo golpista en una relación desenfadada con organismos manipulados por la CIA. En relación a este problema, la simple consideración de sus niveles de vida, ingresos y consumo no aclara por qué su conducta pretende identificarse con los sectores más pudientes de la sociedad. Por esta razón fluctúa permanentemente entre su pertenencia a un conjunto mayoritario dentro de la sociedad que de uno u otro modo vive de lo que produce, y pretende al mismo tiempo vivir como los que viven del trabajo y la producción de los otros; en un conflicto existencial, psicológico, cultural y tambien político. A pesar de las dificultades se puede decir que en Latinoamérica podríamos llamar “sectores de clase media” a aquellos que tienen ciertos logros educativos altos, que desempeñan ocupaciones no manuales, y que poseen niveles de ingreso que les permiten o los impulsan a pretender una amplia gama de bienes de consumo que exceden la necesidad de subsistencia familiar y personal. Finalmente el divorcio estructural entre estos sectores de clase media, altamente complejos y en algunos casos de reciente nacimiento y proliferación, no altera en innumerables ocasiones un enfeudamiento a la ideología, a la cultura política, a las imposiciones, de las clases dominantes. Su volubilidad hace más difícil aún el seguimiento de su conducta en el acontecer histórico-político. Para aproximarnos a la comprensión de este tema podríamos, siguiendo a María Luz Morán, decir que: España. Estatus socioeconómico (Tabla)

Los datos aportados por esta investigadora, que analiza la evolución de las distintas clases sociales en España, pueden ser complementados con los brindados por el informe del Banco Central “La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina”[4]. A pesar de las dificultades que nos presentan los gráficos anteriores en cuanto a la movilidad tanto ascendente como descendente, del engrosamiento y achicamiento de la clase media, hay razones que nos determinan a esforzarnos –siguiendo a María Luz Morán– por profundizar en el estudio de la Cultura Política de las clases medias. “La des-identificación con la clase social es un fenómeno generalizado en nuestras sociedades, pero particularmente significativo en las clases medias”[5] Podríamos decir en consecuencia que en la Argentina de hoy conviven sectores de clase media “a la antigua” que podrían encajar en los análisis formulados antaño sobre su conformación e inclusive su aparición y desenvolvimiento en el curso de la historia. Pero al mismo tiempo nuevos sectores de clase ubicados en la pirámide social, que en épocas de reflujo histórico o crisis profunda, descendieron a nivel de clase media; y otros que, por el contrario, en épocas de flujo histórico o salida de la crisis se incorporaron desde abajo en la píramide social a los nuevos sectores medios. Comprenderlos culturalmente e incorporarlos a una propuesta política que tenga que ver con un interés democrático, latinoamericano, implica una recreación, un gran esfuerzo teórico, una investigación y una reflexión sobre este panorama que, como hemos podido observar, una vez más se ha vuelto a modificar. El estilo de vida de la clase media no es la de un mero consumidor, siendo este uno de los último vocablos o lenguajes que el liberalismo más reaccionario nos brinda para tratar de entenderlas. El moderno vocabulario ya parece viejo. También es cierto que existen, dada la transformación hasta de la composición sexual de la población laboral ac-

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tiva, un motor relativo a las cuestiones de género. La sociedad de principios del siglo XXI es muy distinta que la sociedad de principios del siglo XX y, lógicamente, las mujeres de nuestra sociedad (a principios del siglo XXI) se diferencian enormemente en punto a su cultura, y su cultura política, de las de principio del siglo pasado y conlleva esta diferenciación una incontada e incontable experiencia sindical, política y existencial que explica que las antiguas categorías hayan hecho crisis para explicar la situación de la mujer en la sociedad argentina en el año 2014.

Apelando a la Historia Estos breves datos que hemos aportado sobre la relación entre cultura política y clase media dejan de lado, por lo específico del planteo, las transformaciones sufridas en la clase trabajadora argentina y latinoamericana. Sabemos que excede el marco de lo que estamos diciendo, sin embargo podemos afirmar que las nuevas generaciones de trabajadores argentinos intentan ascender en su situación social; muchas veces a través del estudio, la obtención de un título, para llegar al momento de mejorar sus remuneraciones y hacer un trabajo no-manual por más que no provengan de sectores antiguamente identificados con la clase media. Paradójicamente una gran mayoría de ellos concurren a establecimientos donde se brinda educación privada, y más llamativamente aún, gran cantidad de ellos trabajan en establecimientos educativos –por ejemplo en la Universidad – que paga el Estado. De algún modo el Estado subsidia en forma encubierta a través del salario pagado a sus trabajadores el establecimiento de la 6

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educación privada. No siempre fue así. No es improbable que deje de serlo. Un autor, Jorge Abelardo Ramos, en un provocativo trabajo aparecido en 1984 y referido a la derrota del peronismo producida el año anterior que se llama “¿Por qué fue derrotado el Peronismo?”, dice: “Se distinguen inequívocamente dos fracciones de las clases medias. Una de ellas es la que se formó en el período de oro de 1880 a 1930. Es el fruto de la expansión agrícola ganadera de los grandes puertos y de la penetración del capital extranjero. Dentro de ciertos límites, esa penetración origina un grado de progreso urbano, circunscripto naturalmente a las áreas de interés del imperialismo mundial. Contadores, abogados, gerentes de comercialización, comisionistas, intermediarios en general, pequeño comercio de las grandes ciudades pre-industriales que venden artículos importados, intelectuales o maestros, periodistas de los grandes órganos de información internacional, dicho sector de la clase media se constituye antes de 1930. Su tradición intelectual es sarmientina por antonomasia. El desprecio o la sospecha hacia el “negro” o criollo es tan natural en dicho pequeño burgués como en su homólogo rural de origen inmigratorio, arrendatario o chacarero, hacia los peones. El “criollo” es, según estas clases, holgazán, borracho y pendenciero. Se trata de la más vieja tradición formada entre el siglo XIX y el siglo XX como estilo de pensamiento de las clases cultas y que justificará siempre, en estas fracciones de la pequeña burguesía, su abominación al Yrigoyenismo primero y luego al Peronismo.”[6] Cuando el autor habla de “estilo de pensamiento” nosotros podríamos genera-

lizarlo a un estilo de vida que, aún en el caso mencionado, a veces tiene poco que ver con su remuneración, con su trabajo o con su producción. La estabilidad económica, social y política, de estos sectores de clase media señaladas por Ramos, dependían del desarrollo y de la integración de la sociedad puesto que, permanentemente frente a cualquier crisis, corrían el peligro de caer en el enorme recipiente de los desocupados. Por ejemplo, conflicto agrario y el Grito de Alcorta: enfrentamiento final entre peones de campo y la pequeño burguesía arrendataria. La dinámica del conflicto en la construcción de los valores propios de las clases sociales histórico-sociológicamente consideradas, se daba en el marco de una Argentina profundamente desintegrada con una opulenta clase latifundista y pudiente y un enorme pobrerío en el resto del país con distintas tradiciones culturales y políticas. El panorama jamás tendió, entre la Generación del ’80 y la caída de Yrigoyen, a ser una fotografía de sí mismo. Por el contrario, entre otras cosas, la inmigración y las distintas crisis europeas determinaban que esta Argentina desintegrada fuese al mismo tiempo permanentemente convulsionada y en un incesante estado de cambio. El conventillo, el tango, la incorporación de nuevos instrumentos musicales, de nuevos bardos, de un lenguaje suburbano que aún hoy permanece hasta en algunos sectores de las clases medias, por ejemplo “bardo” con otra significación (balurdo). Ya no se trata de un poeta popular, “bardo” significa “quilombo”. Y como ésto, tantos ejemplos que fueron constituyendo dos países en pugna y al mismo tiempo dos identidades.


Todo este proceso afectó, como no podía ser de otra manera, a aquellos sectores de la clase media que aspiraban a un estilo de vida como sus primos ricos. Pero sobre el final mismo de la década infame apareció un fenómeno nuevo, distinto y decisivo, en la Argentina y en América Latina: el Peronismo. De abajo hacia arriba se conforma una nueva clase media que Abelardo Ramos describe así:

por ponerle fecha cierta. Entre el golpe cívico-militar primero, la “tablita” de Martínez de Hoz y “achicar el Estado es agrandar la Nación”, para redondear años después con “la incorporación al primer mundo” y el Consenso de Washington; enormes sectores de la clase media iniciaron un viaje de vuelta. Pero en este caso no la vuelta a la normalidad, de una vida más sana, sino que era una vuelta al pasado del pobrerío y la “El otro sector de la misma clase me- marginación. Millones de argentinos dia, más bien situado hacia el Interior, perdieron su trabajo, sus propiedades, en las provincias – comerciantes, funcio- dejaron de ser pequeños productores de narios, docentes, artesanos y producto- algo hasta que la crisis caló tan profundo res agrarios menos ligados al comercio que a los pobres rosarinos aún les llaman de importación o exportación – tienen los “comegatos”. Frase que hoy sueña riuna influencia cultural distorsiva menos sueña, sobre todo si se pronuncia en un categórica por la lejanía de los grandes bloque de “Sin Codificar”. centros portuarios y se encuentran más vinculados al pasado histórico y a la tra- Las nuevas clases medias nacidas al cadición nacional. La base material de su lor del aumento del precio de los comexistencia se encuentra en la producción modities en prácticamente toda la Amélocal, en el servicio al Estado, en las pe- rica del Sur, mejorando ostensiblemente queñas empresas de provincia. No vaya los términos de intercambio entre este a creerse que este sector que podríamos terrón de tierra y el resto del mundo llamar “nacional” de la clase media es especialmente con el Asia vinculada al menos importante que el anterior, al que Pacífico y el crecimiento a tasa propia de llamaríamos “demo-liberal”. En modo los chinos, incorporó una serie de nuealguno. Lo que ocurre es que aquél re- vas valoraciones y pretensiones en las suena más, luce más y la gran prensa le clases medias argentinas. hace eco, glorifica sus ídolos literarios o Por un lado, a mediados de la época se artísticos, científicos o políticos. recuperó claramente lo que podríamos En la primera época de Perón denominar “clase media rural”. En Men(1946−1955) la pequeña burguesía en el doza se dejó de importar aceite de oliva peronismo experimentó dos hechos: 1) español, vino chileno, ajo chino y casi La gran prosperidad, que le permitió ser sin pensarlo, el Producto Bruto Interno propietaria o cambiar su empleo público por más de tres trimestres había crecido. tradicional por una oficina de negocios, Técnicamente la recesión había termiuna fábrica o una empresa indepen- nado y muchos propietarios de fincas en diente gracias a la actividad económica Mendoza, o chacareros en el resto del generalizada y a los generosos créditos país pudieron cambiar la “chata”, entre en materia comercial, industrial, de con- otros gustos y necesidades. sumo o vivienda. A pesar de esto la simpatía que generó el 2) La sensación de “orden” y “seguridad” gobierno K se estrelló contra la 125, lo reinante, que a pesar de algunos rasgos cual pone de manifiesto la enorme comdel Estado paternal, autoritario y se- plejidad del problema en que se comvero daba la impresión de una «comu- binan los intereses en alianza y a veces nidad organizada». Lo más importante contradictorios de una pequeña burguepara esos sectores de la clase media que sía agraria con los intereses de los socios votaba por el peronismo, era la seguri- de la Sociedad Rural y de éstos, con los dad personal, la honradez del Estado importadores, exportadores y los bancos (Control del Estado) y al mismo tiempo provocando un profundo impacto en la abundancia. Recordaremos que las clases medias urbanas que de comer en 1952 el consumo interno de carne gatos habían pasado a vacacionar en el redujo los saldos exportables. exterior. En el período 1973–1976, ese orden y esa seguridad habían desaparecido por completo.”[7] Es precisamente en esta fecha donde se empieza a desmoronar gran parte del edificio construido a partir de 1945,

La inestabilidad que surge de las repentinas transferencias de riquezas de un sector a otro de la sociedad, donde ha sido más que evidente la incidencia de la inflación y la imposibilidad de romper hoy la dependencia estructural de la

Argentina agraria respecto del comercio exterior, que conlleva la falta de industrialización –o sea no ser simplemente ensamblador de partes importadas– afirma una sensación de inseguridad y de alejamiento de aquello que hasta ayer apoyaban. Como se verá, no se tratá de que desde el gobierno se haya llevado adelante un discurso agresivo o peyorativo respecto del presunto “gorilismo individualista incorregible” de la clase media, sino que los profundos problemas que atraviesa la Argentina y la América del Sur están en estado de irresolución permanente. La comprensión de este asunto ha sido arrebata inexorablemente por las usinas de significado, de valores culturales, de cultura política, que son inoculadas de arriba hacia abajo por los medios de comunicación monopólicos y, en gran parte, por el sistema educativo argentino. Como ejemplo de esta profunda incomprensión de los sectores medios ligados al libro y, en todo caso, con acceso a la Universidad, podemos observar la siguente contradicción incomprensible. En la Universidad Nacional de Cuyo se sacó de los planes de estudio a la materia “Geopolítica”. A pesar de ello se le entregó, tiempo después, un doctorado Honoris Causa a Atilio Borón, autor de una obra fundamental en su producción como es “América Latina en la Geopolítica del Imperialismo”. Entre el cholulismo y la torpeza el estudiantado universitario no encuentra límites.

La Geopolítica: Ciencia Oculta La ciencia geopolítica tuvo un desarrollo en la producción de obras, estudios e investigaciones, con los principios de la Alemania nazi. Uno de sus principales exponentes, el general Haushofer[8], cayó en desgracia por su relación con el Führer, pero luego las grandes potencias utilizaron muchos de sus principios para entender la relación entre la geografía, la economía y el poder político. Desde hace algunos años en la Universidad argentina, hablar de geopolítica es ser nazi. Un autor de formación marxista, Atilio Borón[9] explica en el trabajo citado las razones que lo determinaron a analizar la relación de la geopolítica en la política norteamericana hacia la América Latina. Él también sabe que la geopolítica “es el estudio de los condicionamientos Integración Nacional~ 7


geográficos de la política”. Obviamente comprende, como plantea el licenciado Guillermo Millia en su trabajo “La geopolítica en el siglo XXI”[10]la relevancia de la comprensión de la geopolítica en la actualidad, pero no sólo en la actualidad sino desde tiempos remotos. Nosotros decimos: la extensión de un Estado, sus recursos energéticos (petróleo, gas, etc), la posibilidad que se tenga de producir grafeno o litio minerales que apuntan hacia el futuro, la disponibilidad de agua potable, la capacidad para producir alimentos conforme a la geografía y el clima, son capaces de inclinar la balanza aún en períodos de guerra. Precisamente y por esa razón Estados Unidos, que quiere eso y mucho más aunque sabe que no está dentro de sus fronteras, gasta en producción de armamento la mitad de lo que gasta la totalidad del mundo. Cuando Gran Bretaña y Francia enfrentaron a la Confederación Argentina, conducida por Rosas, el General San Martín que vivía en Francia por aquellas épocas explicó para el parlamento de aquel país: “La agresión extranjera podrá controlar el Litoral de la Confederación, pero conociéndolo a Rosas se va a hacer fuerte en el interior del país. Desde allí les va a hacer la guerra y no lo van a poder derrotar nunca.” El Gran Capitán entendía de geopolítica. Y no era nazi. Cuando los japoneses invadieron china, antes de la II Guerra Mundial, no pudieron superar su litoral. Más allá de las dificultades que Napoleón encontró para sostenerse en España, siendo ésta la causa fundamental de la caída de su Imperio, no es menos cierto que el invierno ruso lo destrozó. Era muy frío y muy ancho. Podríamos pensar también, siguiendo a algunos autores, que Colombia no hubiese perdido su provincia de Panamá, hoy país independiente, si hubiese estado integrada con los países de la región puesto que hubiesen exhibido un poder geopolítico incontestable. La importancia de Malvinas, para que las grandes potencias tengan ahí una base militar nuclear ‚nos exime en nuestra época de mayores comentarios. Más actual todavía resultan los yacimientos de Vaca Muerta y la intención 8

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de los Fondos Buitres de impulsar el endeudamiento de la Argetina en espiral hacia arriba para que tenga que entregar lo que está dentro de su territorio: el riquísimo yacimiento de Vaca Muerta. Como dice Macelo Gullo, cuando explica la integración regional en Canadá, aquél país tanto como Estados Unidos pudieron unir el Océano Atlántico y el Pacífico a través de sus redes ferroviarias. Esta correcta observación del papel que la geografía jugaba en las vidas de canadienses y norteamericanos les permitieron enfrentar el siglo XX y lo que va del XXI con expectativas mucho mejores que las de la Argentina en cuanto al nivel de vida de sus habitantes y su progreso histórico. En la Argentina se enajeraron los ferrocarrilles, el transporte se hace en “cucharita” y lo que se había resuelto a principio de siglo pasado en el gobierno de Julio A. Roca, hoy sigue siendo una quimera. Millones de argentinos de clase media no comprenden la profundidad de los problemas de la Argentina y el “sentido común” impuesto de arriba hacia abajo culpa de todos sus sinsabores al hecho de que “la emisión de papel moneda es incontrolable”. Es el viaje de vuelta a “achicar el Estado (que gasta mucho) es agrandar la Nación” y pone de manifiesto la absurda incomprensión de la “letrada” clase media argentina sobre los asuntos más importantes, depositaria como es de una cultura que no le es propia.

“Sólo los pueblos calificados con un alto índice de cultura política, pueden llegar a ser artífices de su propio destino.”J. D. Perón – 12 de junio 1974

Fuentes [1] Almond, Gabriel: politólogo estadounidense muy reconocido por su trabajo pionero sobre la política comparada, el desarrollo y la cultura política. Entre sus obras se encuentra: “La Cultura Cívica: Actitudes políticas y democracia en cinco naciones” (1963). [2] Gramsci, Antonio: (1891−1937) pensador político italiano, de filiación marxista. Entre sus obras encontramos: “Los intelectuales y la organización de la cultura” (1949). [3] Morán, María Luz: “Clases medias, cultura y política: una relación por investigar”, Universidad Complutense de Madrid, 2012. [4] Ferreira, Francisco H. G. y otros; “La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina. Panorámica General”. Banco Mundial. 2013. [5] MORÁN. Op Cit. Pág 267. [6] RAMOS, Jorge Abelardo: “¿Por qué fue derrotado el peronismo? y cómo reconstruir el Frente Patriótico Revolucionario” Cuadernos de Política, Economía e Historia – Documento del Frente de Izquierda Popular, 1984. Pág12. [7] RAMOS, Op. Cit. Pág. 13 [8] Karl Ernst Haushofer (1869−1946). Político, militar y geógrafo alemán. Pionero en el desarrollo de la geopolítica, a partir de obras tales como “Geopolítica del Océano Pacífico” (1925). [9] Atilio Borón (1943) politólogo y sociólogo argentino. Autor de “América Latina en la Geopolítica del Imperialismo” (2012) [10] Millia, Guillermo: “La geopolítica en el siglo XXI”. Los Andes, 26 de noviembre de 2014 Tabla: CIS, E 2681 y 2911 (Citado por M. L. Morán)


Latinoamérica | Victoria de los pueblos hernán ramón

@HernanNRamon

DE FIDEL A FRANCISCO; EL ARTE DE HACER POSIBLE LO IMPOSIBLE

L

a noticia sonó como un trueno en una noche serena, parafraseando al gran escritor, generando sentimientos encontrados. No obstante, y en silencio, algunos ya venían palpitando el desarrollo de los acontecimientos desde mucho antes. Por ejemplo, alguien que fue mencionado por Raúl Castro y Barack Obama, con tan sólo dos minutos de diferencia, y al cual ambos agradecieron, el Papa Francisco. Tardarían 53 años en ponerse en contacto dos polos opuestos que, a su vez, se distancian por apenas poco más de 150 kilómetros. Si el fin del siglo XX mostró al mundo la caída del muro de Berlín, el nuevo siglo que recién comienza, ¿Nos mostrará el fin del muro comercial sostenido durante años por EE UU? Las informaciones recientemente suscitadas en torno al restablecimiento histórico de las relaciones entre Cuba y EE UU nos significan, que más temprano que tarde, el bloqueo casaría. No es un dato menor que en su discurso Obama haya prometido que enviaría al Congreso un pedido para derogar esa legislación que se interpone como un obstáculo a su pretensión de normalizar las relaciones diplomáticas con Cuba. Porque, ¿cómo se podría conseguir ese objetivo si, al mismo tiempo, se le impone a ese país un bloqueo que ha sido condenado en reiteradas ocasiones por la comunidad internacional en la Asamblea General de las Naciones Unidas, por la mismísima OEA, por la UNASUR, por la CELAC? Tras el triunfo de la Revolución Cubana en el 59, la isla tuvo pocas opciones para actuar en un mundo dividido en dos. Fue entonces que, a fuerza de sobrevivir, debió inclinarse hacia Oriente y entablar alianzas con la URSS. No obstante, tras la disolución de su viejo aliado en el `89, Cuba debió soportar en su perjuicio, el apogeo del fin de las ideologías, el american way of live y el pensamiento único, además de un criminal bloqueo económico. Sin embargo, y pese a encontrarse sola, Cuba con Fidel a la cabeza mantuvo las viejas banderas y se transformo en un pequeño faro de resistencia a nivel mundial. Re-

cordemos que, durante todos esos años América Latina se encontró dividida y dominada por el hermano del norte. Salvo honrosas y breves excepciones, como el gobierno del General Perón en nuestro país, lo que constituyo que la Argentina fuese el primer país en romper el bloqueo económico contra Cuba. Recién con el inicio del nuevo siglo Cuba comenzaría a encontrarse menos sola, al menos en el continente. No obstante el perjuicio económico y social para Cuba, es indiscutible la firmeza con que ha defendido su autonomía frente al país imperialista más genocida de la historia. Algunos hechos concretos habrían llevado a tomar nota a Obama para llevar a delante una política de acercamiento con la Isla. Según Atilio Borón, es producto de procesos fundamentales que se vienen dando: •El resonante fracaso de las políticas convencionales seguidas por Washington desde el triunfo de la Revolución Cubana. •El paradojal aislamiento en que se encontró Estados Unidos, reconocido por el Secretario de Estado John Kerry horas después del discurso presidencial. Aislamiento y creciente animadversión en el hemisferio y escandaloso aislamiento evidenciado, año tras año, en el abrumador respaldo que cosechaba el voto en contra del bloqueo en la Asamblea General de la ONU. •El protagónico papel jugado, según lo señalaran tanto el presidente de Estados Unidos como su homólogo cubano Raúl Castro, por del Papa Francisco y el gobierno de Canadá, quienes cumplieron su misión con extraordinaria eficacia y en el más absoluto secreto. •El preocupante cuadro geopolítico internacional que presenta serios desafíos a los intereses estadounidenses en Medio Oriente, con el Estado Islámico – cuya creación le debe mucho a Estados Unidos y el Reino Unido- dando lugar a una masacre de incalculables proporciones; en Asia Central, donde los talibán no cesan de perpetrar atrocidades como las de los niños en Paquistán; en el ex-

tremo Oriente (la crisis del Mar del Sur de la China y el riesgo de un enfrentamiento armado con Japón); la progresiva desestabilización de regiones enteras de África y, para colmo de males, la perspectiva nada marginal de una eventual confrontación bélica en Europa por la crisis ucraniana, todo lo cual torna altamente aconsejable preservar a América Latina y el Caribe como una zona de paz -¡como la única zona de paz!- y en la cual la pretérita ascendencia estadounidense se encuentra seriamente menoscabada. Recomponer relaciones con los países del área, en un marco de respeto e igualdad, se convierte en un imperativo categórico. Obama lo resumió en un párrafo: “Él nos desafía. El Papa nos pone ante los ojos el peligro de acostumbrarnos a la desigualdad. Y su autoridad moral hace que sus palabras cuenten. Con una sola frase, él puede focalizar la atención del planeta” . Y ha sido esa autoridad moral, sumado al hecho de ser peronista y latinoamericano, lo que hace que el Papa sea determinante a nivel mundial. Su influencia ha sido notoria desde que se convirtió en Papa, al igual que su coherencia. Tras los agradecimientos de los presidentes antes mencionados y los logros concretos, demuestra de qué manera ha calado su impronta en el mundo entero, cristiano y no cristiano. Es que Francisco, al igual que Fidel, lleva años haciendo política (cada uno en su ámbito), pero con similares objetivos: un mundo más justo. Para ello, apelan al curioso arte de la política, aquella herramienta que poseen los pueblos para hacer posible lo imposible. Para finalizar, en referencia a estos recientes sucesos, Cristina sostuvo que: “Esto me da la esperanza de que los colosos de la colonización se den cuenta y se sienten a dialogar con nosotros por la soberanía en las Islas (…) Quién dice que quizás nos llamen. Si Estados Unidos tardó 53 años, ellos también pueden sentarse a dialogar. Tengo fuertes esperanzas que así sea”. Esperanza que también abraza el pueblo argentino. Integración Nacional~ 9


LATINOAMERICA | Papa atinoamericano gabriel delgado

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FRANCISCO, PAPA DE LOS PUEBLOS "Constituye un singular error suponer que la Iglesia es una servidora del imperialismo; lo precedió en la historia, conoce su origen, sospecha su pobre porvenir, aspira a sobrevivirlo." Jorge Abelardo Ramos

H

emos cumplido un año de la elección de Jorge Bergoglio para que condujera lo que es sin dudas, uno de los Estados más poderosos del mundo. Pero Francisco, llegó a romper todos los pronósticos y protocolos de lo que es un Papa tradicional: Europeo, amigo del capital financiero, amigo de los opresores (Estados Unidos y sus socios menores de Europa) y reproductor de las usinas de pensamientos que claramente hoy están en franco retroceso. Francisco es el Papa del fin del mundo, es el Papa de los Pueblos, el que volvió a rescatar la tradición popular, antiimperialista y defensora de los desposeídos y oprimidos. Esto ha sido posible por su procedencia, Latinoamericana y Peronista que sin duda ha definido su accionar. Saludamos en este aniversario de asunción al Papa que hace un año defendimos y que hoy reivindicamos ante los ataques de izquierda y derecha que buscan defenestrar su carácter latinoamericano, polpular, democrático y antiimperialista. Éste artículo está conectado con el anterior, titulado "Antiimperialismo democrático suramericano en la ONU". La relación es la siguiente: la mitad de los Estados de América del Sur, gobernados por mandatarios populares, se han rebelado contra el imperialismo encabezado por los Estados Unidos. El fenómeno excede a América Latina: otros pueblos y países también resisten: Siria o Irán son ejemplos. En esa lucha, el Jefe de la Iglesia Católica se ha colocado junto a los pueblos. Prueban esta afirmación su vigorosa lucha por la paz -cuando Obama y sus aliados querían la guerra-; la condena de la lógica de la renta financiera que impregna -y destruye la vida humana-, sintetizada en la condena del "dios dinero"; la reivindicación de la actividad política; la revalorización de las mujeres de la Iglesia; su enfrentamiento a con la Curia -"lepra 10

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de la Iglesia"; la limpieza de elementos vinculados al bandidaje financiero; su importante prédica, reafirmada en actos, en pro de la austeridad; y la recuperación del lenguaje evangelizante, entre otros hechos. Quizá lo más importante es que el Papa pidió por la paz, condenó la guerra -"que se hacen para vender armas"-, y no se quedó en frases sino que activó la diplomacia vaticana. El resultado es que Obama y sus aliados detuvieron – por el momento – la agresión criminal contra el heroico pueblo sirio. Pero Francisco fundamentalmente movilizó a la grey católica en una jornada mundial de oración por la paz que incluyó el ayuno. Fue una protesta política bajo formas religiosas dirigida contra el corazón del imperialismo. Mil millones de católicos recibieron desde la Plaza de San Pedro la voz de rezar por la paz, cuando la Casa Blanca y sus secuaces apuntaban sus misiles hacia Damasco. La orientación de la política vaticana en favor de los pueblos débiles no puede ser más claro. Así lo comprendieron en Siria, y los árabes musulmanes rezaron

y ayunaron junto al sucesor de Pedro y las masas cristianas, católicas, ortodoxas, coptas, entre otras. Con Francisco en el Vaticano, los "pueblos del Libro" tienden lazos de resistencia. También el Papa condena la lógica de la renta, que significa obtener el mayor beneficio, al menor costo y en el menor tiempo posible. Tal concepción envenenó no sólo la economía, que se ha financiarizado, causándose así la actual crisis del sistema capitalista a escala mundial; sino que ha infectado a tal punto las conciencias que se rinde culto a lo más efímero que puede tener el ser humano. Con la lógica rentística financiera grabada a fuego por la colonización cultural, -tanto para dominadores como para dominados-, sólo importa lo inmediato y se destrozan los grandes relatos (como la historia de un pueblo), los lazos de solidaridad, la eticidad, el respeto por la tierra, el agua, y el aire, y se expropia la política a los pueblos que la necesitan para liberarse. No es ninguna casualidad que tres mayores negocios en cuanto a la tasa de


beneficios sean tres tráficos: drogas, personas y armas. Las sustancias para envilecer, adormecer y dominar los espíritus y enfermar los cuerpos; los esclavos y esclavas para satisfacer la brutalidad sexual que destruye al amor humano, y proporcionar brazos para soliviar grandes fortunas; y los instrumentos para aniquilar al prójimo, y rendir al sanguinario dios dinero su tremendo holocausto. Tal es el subproducto del imperialismo. El capitalismo senil, como lo caracterizaba el sabio egipcio Samir Amin, no tiene otra cosa que ofrecer. Armas, drogas y trata. Invasiones y bombardeos para robar petróleo y gas. Asesinatos selectivos con drones. Monopolios periodísticos que son auténticas fábricas supertecnológicas de mentiras al servicio del capital concentrado bañado en sangre y estremecido por espasmos de demencia genocida. Frente a todo esto, está la resistencia de Evo Morales que pide que se juzgue a Obama por sus crímenes y alerta sobre la Alianza del Pacífico, parida por EEUU para quebrar la UNASUR; de Rafael Correa, quien lucha por la unidad continental contra la "contraofensiva conservadora" y defiende la vida humana desde su concepción.

norteamericanos, harían falta tres planetas. El despilfarro de los obesos estadounidenses, sostenido por la explotación del mundo colonial y semicolonial, es insostenible. Nicolás Maduro, continúa la figura gigante del más lúcido na-

cionalista de la América del Sur, el gran comandante Hugo Chávez, y resiste el permanente golpe de Estado opositor prohijado por la CIA. La resistencia de los pueblos y Estados es un fenómeno evidente, tanto como la putrefacción de los cinco oligopolios del sistema capitalista. Siguiendo las enseñanzas de J. Abelardo Ramos, la Iglesia

no quiere seguir comprometida con la Europa – esclavizada por Alemania y Francia – que se hunde, y se vuelve hacia los pueblos y países en rebeldía. Hace diecinueve siglos, desde la isla de Patmos, Juan, perseguido por el imperio romano, escribía una carta a los "siete ángeles", que eran los obispos de la Iglesia primitiva, llevándoles un mensaje de esperanza envuelto en una revelación. Hoy también llega una esperanza a los pueblos. Si al grande Maestro de Galilea, con su dulce doctrina y su denuncia de las injusticias, Roma le aplicó la pena reservada a los enemigos políticos del Imperio: la crucifixión, hoy, desde el Vaticano fundado por los seguidores del humilde y sabio profeta que ordenó: "amaos los unos a los otros", mientras rezaba solamente al "Padre de los Cielos", llega otra "buena nueva": el Papa está con los pueblos.

O Cristina Fernández de Kirchner, quien enfrenta a los fondos buitres y a los paraísos fiscales; en tanto Dilma Rousseff condena el espionaje yanqui, que se sostiene en el despotismo de Washington sobre las telecomunicaciones y sus más de setenta bases militares situadas en América Latina. Pepe Mujica fue claro: si todo el planeta quisiera consumir lo que consumen los Integración Nacional~ 11


ESPECIAL | Pensamiento Político Argentina en Latinoamérica

EL ORIGEN DEL PODER EN EL MUNDO INDIANO COLONIAL Documento elaborado por el Prof. Mauro Aguirre, donde a partir de la conocida polémica entre André Gunder Frank y Rodolfo Puiggros sobre los modos de producción en la América Latina, en el período pre-independentista, se desprende el análisis de la conformación del poder político y económico de las clases sociales y, en consecuencia, las tareas políticas pendientes en la actualidad.

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omo es sabido, la disputa internacional entre las grandes potencias de la época que competían con España por la dominación de lo que hoy llamamos América Latina construyó sobre la base de hechos reales, tan reales como su propia bestialidad, la leyenda negra de la conquista y colonización de nuestra América. La leyenda rosa, versión oficial de tales episodios, no aclara los “por qué” más profundos que explican aún hoy la dependiente situación de los países latinoamericanos y sus pertinaces enfrentamientos y divisones. Pero todo tiene un “por qué” y estas evidencias se encuentran en tanto que comprendemos cómo, quiénes y qué producían en el período pre-independentista en estas tierras y quiénes y cómo se repartían sus beneficios y a partir de qué tipo de relaciones económico, sociales, culturales y políticas.

Indagar sobre el modo de producción de los distintos momentos y lugares de nuestra América colonial puede facilitarnos el escabroso camino a la comprensión de la división de esa inmensa región predominantemente hispanolusitanoparlante[1], que antes de las independencias fue una. La lectura de las polémicas de la década del ’60 entre Rodolfo Puiggros[2] y André Gunder Frank[3] publicadas en la revista “El Gallo Ilustrado” y las críticas a ambas posiciones formulada por Jorge Abelardo Ramos nos ayudan a entender quiénes somos, puesto que nos acercamos a la comprensión del “de dónde venimos”. Sintéticamente, basado en una serie de razones, Rodolfo Puiggros plantea que nuestra América habría sido conquistada y colonizada por españoles (sin hacer demasiada referencia a los portugueses) que emergían de un modo de producción feudal, de tal modo que las relaciones sociales de producción y de cambio se establecieron en el “Nuevo Mundo” en términos feudales. No fue una clase burguesa la que conquistó y colonizó. Fueron los señores feudales españoles quienes a partir de una mano de obra servil representada por los habitan12 ~Integración Nacional

tes de América, y aún esclava, produjeron mercancías provenientes del cultivo de la tierra en la mayoría de los casos y en algunos otros, conforme a las facilidades que brindaba la geología de la región, una actividad extractiva también a partir del aprovechamiento brutal de mano de obra servil y, en muchos casos, despiadadamente esclava. La producción minera en Bolivia pareciera darle gran parte de la razón a estas afirmaciones, conocida que fueron luego las formas inhumanas en que se produjo tal actividad extractiva.

Si esto es verdad (el feudalismo desarrolló ese modo de producción) lo que tendríamos que haber hecho los argentinos desde la independencia, pasando por el Siglo XX y lo que va del XXI, es desarrollar el capitalismo. Puesto que, hasta el momento de la independencia, la transición del sistema feudal hacia el capitalismo no se habría dado y los 200 años de independencia subsiguientes serían una lucha irresuelta entre feudalismo (particularmente ubicado en el interior de nuestro país) y el capitalismo (solamente firme en las grandes ciudades, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires). La demostración de que no habría capitalismo en el período colonial, según este autor, se verifica a partir de la falta de reinversión del capital generado por los intercambios internacionales y, por lo tanto, la absoluta improbabilidad de acumulación primitiva. Traspolando las categorías de Marx de “acumulación primitiva” a nuestra América, a Puiggros se le ocurría que al no haberse desarrollado la industria (por falta de acumulación primitiva) y sin generar por esto las posibilidades de desarrollo de la clase obrera en forma masiva, estaría palmariamente demostrado que no fue el capitalismo, sino el feudalismo, el modo de producción dominante en la colonia. Las consecuencias políticas son obvias: se debe imponer la necesariedad de la transición al régimen capitalista. Su discusión con el Partido Comunista, de donde fue expulsado en 1947, es que la consecuencia no apuntaba al socialismo sino a un régimen burgués y tal régimen bien podía ser el peronismo.

En realidad el feudalismo en la España colonizadora era un régimen desvalido, a punto de desaparecer en los siglos en que los españoles y portugueses llevan adelante la tarea de colonizar Iberoamérica. La apropiación de tierra por parte de los colonizadores y a través del régimen, por ejemplo, de la Encomienda, permitía que el encomendero tomase a nuestros paisanos los indios como encomendados a su custodia para “hacerles conocer la palabra de Dios e incorporarlos a la civilización” (Es sabido que los civilizadores jamás civilizan). Ordenanzas reales permitían esta forma jurídica. Lo que ocurría realmente era que a partir de ese momento se producía un aprovechamiento servil tanto de la mano de obra como los de los productos que surgían de aquel valor agregado. Los propietarios se incorporaban, en la medida de sus posibilidades, a un régimen capitalista mundial en expansión movido por el comercio internacional. Luego, el régimen económico-político gobernante se construía a partir de una clase social dominante vinculada al comercio internacional (con España en forma obligada, o a través del contrabando particularmente con Gran Bretaña). Con el tiempo, según demuestra Alberto Gago en su libro “Acumulación, poder y conflictividad en la región de Cuyo”“Hacia mediados del siglo XVII se detecta por los oficios y bandos la existencia de relaciones claramente salariales. En 1760 se prohíbe hacer anticipos de salarios a los peones. Al mismo tiempo era común el abuso de los jueces sobre la fuerza de trabajo, al colocar hombres y mujeres de las Indias en casa de parientes y amigos españoles sin paga alguna.” [4] Esto nos lleva a pensar que convivía con la explotación servil semiesclava un régimen de asalariados, en su caso también semiesclavos (sin paga alguna), que era usufructuado en todos los casos por esta clase social de propietarios que, en definitiva, lo eran de bienes, servicios y personas. Pero el poder económico de allí surgido terminaba, conforme a su magnitud, en el comercio internacional, actividad de los


puertos de la región en donde se sitúa la cúspide de la pirámide social, económica y política. Las formas de ejercer este poder variarán según el momento de la expansión comercial capitalista a escala mundial y de las visicitudes por las que atraviesa la corona española o, en su caso, la corona portuguesa y las conflictivas relaciones que estas monarquías establecen con el papado que para entonces gozaba de un poder político, religioso y económico descomunal. Como dice Ramos en su libro “Historia de la Nación Latinoamericana” en el capítulo “¿Capitalismo o feudalismo?” “Si realmente la colonización hispanoportuguesa revistió un carácter feudal, cabría discutir cuándo América Latina perdió ese carácter, pues es obvio que hoy no lo tiene”.[5] Frente a esta posición de Puiggros, hecha pública a través de la revista que ya hemos citado, Gunder Frank plantea que “el enfoque preciso para solucionar la problemática latinoamericana tiene que partir del sistema mundial que la crea y salir de la autoimpuesta ilusión óptica y mental, del marco iberoamericano y nacional.”[6] Tenemos que advertir que la izquierda cosmopolita

en toda América Latina se ha educado siempre con este disparate, haciendo caso omiso precisamente a las relaciones de producción y cambio concretas que se dan en la región. Sería lógico, si Gunder Frank tuviera razón, que desarrolladas las características capitalistas en la construcción de América Latina, y habiendo cumplido su destino histórico el capitalismo, la clase obrera iberoamericana se diese a la lucha por el socialismo conjuntamente con el resto de la clase obrera del sistema capitalista mundial. Es lógico que con este pensamiento gran parte de la izquierda argentina combatiese al peronismo en sus mejores momentos, en nombre de la clase obrera y el socialismo. Se les escapaba a estos progresistas, que mezclan lecturas mal leídas de Gunder Frank, Marx y Foucault, que los movimientos nacionales en el siglo XX de América Latina, incluido el peronismo, significaban aún dentro de un régimen capitalista una perspectiva autónoma tendiente, según el lenguaje de Samir Amin, a la desconexión. Toda autonomización o la construcción de sistemas autocentrados, emergiente de los países coloniales o semicoloniales, sean del tercero o cuarto mundo o cualquier otro, tendiente a desconectar con las

Mural del artista mexicano Diego Rivera

metrópolis dominantes generan una relación de fuerza favorable a tales países (oprimidos) y por lo tanto a sus clases sociales vinculadas a la producción concreta de bienes y servicios y al mercado interno. No es casualidad que todos estos regímenes hayan sido perseguidos, boicoteados, invadidos durante toda la segunda mitad del siglo XX, por la CIA. Es de reciente conocimiento (10 de diciembre de 2014) una resolución de Naciones Unidas que obliga a la Central de Inteligencia Norteamericana a explicar y reconocer las violaciones a los Derechos Humanos perpetradas en todos aquellos países a los que han invadido; que no por casualidad son aquellos que sin pretender instalar el socialismo buscaban cierto grado de autonomía o desconexión respecto de las potencias y, por lo tanto, un intento de integración con los países de su mismo rango. Se conoce también, al más alto nivel dirigencial mundial, los auxilios prestados por países europeos a la Central de Inteligencia Norteamericana para trasladar vía aérea sus presos políticos a los efectos de ser torturados con tranquilidad en cárceles apropiadas para estas actividades, a sabiendas de cuál era la carga de aquellas máquinas que “violaban” su espacio aéIntegración Nacional~ 13


reo soberano. Lo esencial de esta polémica no está centrado, aunque lo tiene, en su aspecto académico o teórico sino en la posibilidad de entender cómo se fue formando a partir de la conquista y colonización un sistema capitalista que ponía en evidencia una psicología capitalista-rentística en sus clases más poderosas, combinada con un salvajismo casi inhumano en la obtención del beneficio expropiado a sus clases trabajadoras; sea a través de la mita, el yanaconazgo, el pongo boliviano, etc; o en su momento, con salarios de hambre o salarios nunca pagados. Decimos “capitalista rentística” no reinversora, puesto que su negocio consistía en vender prácticamente sin valor agregado (productos agropecuarios, materias extractivas) a nivel internacional, independientemente de los pequeños intercambios a nivel regional, y comprando en el exterior toda forma de manufactura; lo cual no impedía que se fuese formando a pesar de este sistema mercantil mundial un artesanado local preindustrial. Pero mientras, producto de la apropiación (diría Marx) de la plusvalía a sus propios trabajadores, los ingleses sumaban la extracción de la plusvalía de su mundo colonial comercial mundial, transformando ese capital en poderosas industrias. Las clases pudientes de Iberoamérica (algo así como comisionistas integrados a este sistema mundial) no utilizaban sus grandes beneficios en el desarrollo industrial o manufacturero. Construían lujosísimas mansiones, con una cantidad exorbitante de sirvientes, viviendo en un estado de vagancia permanente, gozando de los más insólitos y sibaríticos lujos. Ésto les permitía vivir vidas, si bien moralmente degradantes, materialmente muy cómodas y no ponían en tela de juicio el poder que les permitía vivir a costa de los demás. Siguiendo este criterio entendemos claramente por qué fue alrededor de los puertos de Iberoamérica donde cristalizaron estas formaciones sociales que psicológicamente podían ser considerados feudales en ejercicio (un presunto respeto a un Dios justo que no les impedía matar, torturar, y llevar adelante las peores vejaciones; todo esto en nombre del Rey o de Dios) y sin desmedro de lo anterior, manejarse como cualquier burgués comerciante de Venecia o de Londres. Derrumbada la corona española con un resurgimiento indigno a partir de los hechos de 1808 en adelante, el antiguo 14 ~Integración Nacional

continente con ya 300 años de dominación y colonización, lograba su independencia dada la debilidad irreversible de aquélla (la monarquía), pero perdía su unidad; constituyéndose países-estado portuarios alrededor de los puertos más importantes de Iberoamérica. Aplicado este criterio a la Argentina los latifundistas de provincia de Buenos Aires y los comerciantes del puerto en una alianza en permanente inestabilidad, encontraron las fórmulas para más temprano que tarde buscar puntos de coincidencia de sus intereses que estaban, por cierto, enfrentados con el resto de los habitantes, primero del Virreinato y después de las Provincias Unidas. Veamos: el puerto de Buenos Aires permitió la separación de la Banda Oriental del Uruguay, permitió la separación del Paraguay, y permitió la separación de la actual Bolivia. Luego, permitió la separación de Buenos Aires de lo que es hoy la República Argentina. En todos los casos, se podrá decir que más que permitirlo, alentó la pérdida de nuestro territorio. Y quien así piense, quizás tenga razón. Ni el modo de producción feudal determinó el rumbo histórico de la colonia para luego dejar de existir, por lo tanto no es ni ha sido tarea de los argentinos terminar con los restos de feudalismo en nuestro territorio, ni el capitalismo en Iberoamérica y en la Argentina se puede identificar con el desarrollo capitalista de la Europa avanzada. Por el contrario: ha sido un capitalismo no reinversor, no industrialista, no independiente, parasitario, aunque capitalista al fin y pone a la orden del día terminar con los vestigios de capitalismo dependiente, causante de nuestro fraccionamiento y de la inviabilidad histórica de sociedades más justas

para impulsar todas formas de integración de la región a través de mecanismos económicos, sociales, culturales y políticos autocentrados. La principalísima tarea que se nos plantea es la de un Pensamiento Autocentrado, o dicho en los términos de Alberto Buela[7], un “pensamiento situado” que nos permita indagar (como hacía Puiggros, aunque equivocadamente) los modos de producción en Iberoamérica, y en este caso acertar para encontrar el mejor camino a transitar y no un pensamiento “descentrado” o exógeno, como el del alemán Gunder Frank que pensaba a la Argentina e Iberoamérica como un alemán.

Fuentes [1] Decimos “predominantemente hispanolusitanoparlante” puesto que pervivieron a estas lenguas a través de las cuales se entendieron millones de latinoamericanos las lenguas de los pueblos que habitaban estas tierras antes de la conquista. Ocurre que la dominación impuso el lenguaje de los dominadores. [2] Puiggros, Rodolfo José (1906−1980) Escritor y político argentino, antiguo militante del Partido Comunista y se incorporó al peronismo en 1947. [3] Gunder Frank, André (1929−2005) Economista y sociólogo alemán, neomarxista adherido a la teoría de la dependencia. [4] Gago, Alberto: “Acumulación, poder y conflictividad en la Región de Cuyo”, ed. 2013. El licenciado Gago es docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo. [5] Ramos, Jorge Abelardo: “Historia de la Nación Latinoamericana” 2º ed, Buenos Aires: Senado de la Nación. pág 79. [6] Gunder Frank, André: “A propósito del feudalismo” [7] Buela, Alberto (1946): Filósofo argentino, conocido por su teoría del disenso y su insistencia en la necesidad de un “pensamiento situado”


ESPECIAL | Pensamiento Político Argentina en Latinoamérica

PATRIA - PAÍS - ESTADO - NACIÓN: ELEMENTOS, CARACTERES, ANALOGÍAS Y DIFERENCIAS. Documento de cátedra elaborado por la Lic. Lucía Fernandez donde se tratan las similitudes y diferencias entre las categorías «Estado, Patria, País, Nación» que muchas veces suelen utilizarse como sinónimos, pero que una vez analizados los significados propios de cada concepto, ayudan a la comprensión política de la situación de los países semicoloniales.

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l Estado es, sin duda, una de las categorías más importantes al referirnos al pensamiento político. El poder político en las sociedades modernas se materializa principalmente en el Estado. Cuando hablamos del Estado estamos hablando del poder (o de una porción importante de él), de quién lo ejerce, cómo lo ejerce y en beneficio de quién. Tal es su importancia que resulta necesario conceptualizarlo y precisar las diferencias que existen con otras categorías (patria, país, nación) utilizadas en muchos casos como sinónimos. Artemio Luis Melo define el Estado como “la institucionalización del poder en el plano interno de la realidad política”[1] que se estructura como un sistema articulado de instituciones y se distingue por tener el monopolio del uso legítimo de la fuerza. Guillermo O´Donnel también lo define como un conjunto de instituciones (y de relaciones sociales) que controla a los habitantes de un territorio delimitado y que tiene la supremacía en el control de medios de coerción física. Por su parte Oscar Oszlak resalta los atributos que otorgan el carácter de estatidad: el reconocimiento externo de la soberanía política, de gran importancia en una época en que los Estados “eran” por la aceptación de los demás; el monopolio de la coerción física dentro de un territorio delimitado; el ejercicio pleno de la potestad impositiva y la conformación de una burocracia profesionalizada; y la capacidad de producción simbólica. Elias señala como clave del Estado moderno el monopolio de la violencia física y de la percepción tributaria.[2] Hasta el momento estas definiciones permiten identificar, a partir de sus puntos en común, los elementos centrales que definen al Estado moderno, es decir, la forma en que se materializa el monopolio “de la violencia física y de la percepción tributaria”: EJÉRCITO y BUROCRACIA. Citamos a estos autores por su actualidad, sin embargo esta conceptualización había sido ya precisada por Lenin, en el “El Estado y la Revolución”, en donde

resume en algunas páginas el tratamiento del tema del Estado realizado por Marx y Engels, que lo definen como una “inmensa organización burocrática y militar”. “El poder estatal centralizado, característico de la sociedad burguesa, surgió en la época de la caída del absolutismo. Dos son las características de esta máquina estatal: BUROCRACIA Y EJÉRCITO PERMANENTE” Además, se incorpora en el análisis tanto de Marx como de Lenin un aspecto sustancial, omitido en las definiciones anteriores: su contenido de clase. La “máquina estatal” constituye para los teóricos marxistas una “organización especial de la fuerza, una organización de la violencia para reprimir a una clase cualquiera”. Con respecto a esto último el autor aclara: “Las clases explotadoras necesitan la dominación política para mantener la explotación, es decir, en interés egoísta de una minoría insignificante contra la inmensa mayoría del pueblo. Las clases explotadas necesitan de la dominación política para suprimir completamente toda explotación, es decir, en interés de la inmensa mayoría del pueblo contra una minoría insignificante compuesta por los esclavistas modernos, es decir, terratenientes y capitalistas”. [3] Lenin señala, en otra de sus obras, la relación existente entre la conformación de los Estados Nacionales y el desarrollo del sistema capitalista: “La época del triunfo definitivo del capitalismo sobre el feudalismo estuvo ligada a movimientos nacionales. La base económica de estos movimientos estriba en que, para la victoria completa de la producción mercantil, es necesario que la burguesía conquiste el mercado interior, es necesario que territorios con población de un solo idioma adquieran cohesión estatal, eliminándose cuantos obstáculos se opongan al desarrollo de ese idioma y a su consolidación en la literatura. El idioma es el medio principal de comunicación entre los hombres; la unidad de idioma y el libre desarrollo del mismo es una de las condiciones más importantes de una circulación mercantil realmente libre y amplia, co-

rrespondiente al capitalismo moderno, de una agrupación libre y amplia de la población en cada una de las diversas clases; es, por último, la condición de un estrecho nexo del mercado con todo propietario, grande o pequeño, con todo vendedor y comprador. Por ello, la tendencia de todo movimiento nacional es formar Estados nacionales, que son los que mejor cumplen estas exigencias del capitalismo contemporáneo. Impulsan a ello factores económicos de lo más profundos, y para toda la Europa Occidental el Estado nacional es por ello lo típico, lo normal en el período capitalista.”[4] De esta cita se desprende otra categoría: la de ESTADO – NACIÓN, es decir Estados unidos en el aspecto nacional. A pesar de que en la mayoría de los casos se utiliza como sinónimo la definición de Estado con la de Estado Nación, son en realidad categorías distintas y su confusión se explica, en gran medida, por la tendencia casi obsesiva de otorgar a toda categoría europea rango universal. En consecuencia, es necesario referirnos al concepto de nación. El racionalismo de la Edad Moderna definió a la nación como un grupo social con lengua predominante, con conciencia de constituir una unidad y dotado de una estructura política soberana, estableciendo así una identidad entre nación y estado. El romanticismo planteó otro concepto de nación, más próximo al de pueblo, caracterizado por la unidad de lengua y de cultura, y conciencia de constituir una unidad, aunque no tuviera autonomía ni gobierno propio. Jorge Abelardo Ramos, cita en una de sus obras la definición de nación elaborada por Stalin: una comunidad estable históricamente constituida y de idioma, de territorio, de vida económica y de formación psíquica que se traduce en comunidad de cultura. A su vez se remite al brigadier correntino Pedro Ferré que, muchos años antes que Stalin, había escrito lo siguiente en relación a América Latina: “los pueblos estaban obligados a reunirse Integración Nacional~ 15


en cuerpo de nación por la fuerza irresistible del instinto que inspiraba esta necesidad a hombres que habitaban un mismo continente, que tienen los mismos hábitos y costumbres, que habían mezclado su sangre en el largo periodo de 300 años, que se comunican entre sí por relaciones de interés, que hablan un mismo idioma y que finalmente, profesan una misma religión” Tal como se desprende de esta cita, explica Ramos que América Latina constituye una nación que no ha logrado su cohesión estatal debido a la debilidad de las fuerzas del capitalismo latinoamericano en el siglo XIX, que fueron aplastadas más adelante por el atraso, por la intervención extranjera y por las disputas civiles azuzadas por las fuerzas de la oligarquía antinacional de los puertos. A pesar de esto los requisitos de la nación en América Latina son evidentes: la lengua, el territorio común, el recuerdo vivo de las grandes tradiciones revolucionarias comunes, la unidad religiosa y la vieja certidumbre de un destino común que brota constantemente en las tentativas de tender a la unidad económica y política. Por ello, la cuestión nacional en América Latina se expresa en la necesidad histórica de la unidad, con el fin de superar las victorias parciales contra el imperialismo y garantizar el desarrollo de las fuerzas productivas. En una publicación mucho más actual, el titular de este curso, Mauro Aguirre, profundiza sobre el carácter inconcluso de la nación latinoamericana, la diferencia entre los Estados Nacionales y los Estados – Países, y la importancia del mismo en los países oprimidos: “En otros lugares no hay nada más que “países”, administrados desde afuera en tanto que colonias o semicolonias, o aparentemente independientes, aunque impotentes no solo para moldear el exterior conforme a sus necesidades, sino incluso para evitar su evolución y configuración desde afuera. (…) en las Américas el Estado opera como un sujeto activo, forjando la nación o proponiéndose hacerlo con más o menos éxito (…) en el norte de América, tras resolver su situación con Gran Bretaña, el Estado puede proponerse forjar la nación, cosa que no ocurre en la América Latina, y según el mismo razonamiento, Latinoamérica sería una nación que no ha logrado el propósito de construirse dentro de un mismo Estado, 16 ~Integración Nacional

quedando expuesta claramente como un conjunto de países como oposición al concepto de verdaderos Estados (autocentrados). Se desprende como consecuencia que su configuración, como así también la de la dinámica de sus clases sociales serían administradas desde afuera, puesto que se muestran impotentes para moldearse conforme a sus propias necesidades. ¿Cuántos Estados del tercer mundo pueden aplicar una política nacional en un territorio dado, rodeado de fronteras, regidos por un único poder estatal, y en este ámbito, dictar los instrumentos de una política que fije un sistema monetario nacional centralizado orientado por el propio interés, dictar una legislación aduanera tendiente a su propio desarrollo industrial, custodiar una educación unificadora en torno a un idioma nacional, y en última instancia, poner de manifiesto una cierta autonomía respecto a las presiones de la economía mundializada?” [5] En síntesis, en América Latina se conformaron a los largo del siglo XIX, luego de la emancipación, Estados-países no Estados Nacionales. El término país puede hacer referencia tanto a una nación, como una región o provincia, ya que su significado remite a un conjunto de hombres en un área geográfica delimitada regida por un mismo sistema legal y político. De las definiciones que hemos citados anteriormente se desprende que América Latina conforma por sus características lingüísticas, culturales e históricas una verdadera nación que no ha logrado su unidad estatal.

“Los americanos en el sistema español que está en vigor, y quizá con mayor fuerza que nunca, no ocupan otro lugar en la sociedad que el de siervos propios para el trabajo y, cuando más, el de simples consumidores (…) Estábamos, como acabo de exponer, abstraídos y, digámoslo así, ausentes del universo en cuanto es relativo a la ciencia del gobierno y administración del Estado. Jamás éramos virreyes ni gobernadores sino por causas muy extraordinarias; arzobispos y obispos pocas veces; diplomáticos nunca; militares sólo en calidad de subalternos; nobles, sin privilegios reales; no éramos, en fin, ni magistrados ni financistas, y casi ni aun comerciantes; todo en contravención directa de nuestras instituciones.” [6] La economía se había desarrollado en torno a la explotación de minerales y materias primas para la exportación, que vinculaban a las distintas regiones con el mercado mundial, intermediadas por España que mantenía un monopolio comercial con las colonias. Si bien en la América colonial comenzó a desarrollarse un incipiente mercado interno que vinculaba los distintos centros económicos, éste no solo no contaba con la protección estatal sino que, por el contrario, la legislación lo dificultaba. Los fragmentos citados pertenecen al libertador Simón Bolívar, quien, una vez consumada la independencia, intentó mantener la unidad política mediante una confederación de Estados manteniendo las divisiones administrativas de los distintos virreinatos.

Tipos de Estado y formas de gobierno en América Latina.

“Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria (…)

La ausencia de cohesión estatal en América Latina no ha sido una casualidad o un hecho fortuito del destino sino que, por el contrario, responde a razones políticas muy claras que es preciso comprender porque, hasta nuestros días, surgen una y otra vez intentos de lograr la unidad regional (ABC, Mercosur, Unasur, Celac, etc).

Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes Estados que hayan de formarse (…)

La primera forma de organización estatal en América Latina se remonta al Estado Colonial, conformado como un sistema político unitario que tenía como cabeza al rey de España y en el que los americanos (mestizos e indígenas) estaban absolutamente excluidos de participación.

¡Qué bello sería que el istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos! Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto Congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios a tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra, con las naciones de las otras tres partes del mundo”


Consciente de la resistencia que ejercían las clases dominantes vinculadas al mercado mundial mediante economías de exportación que pretendían controlar el poder político para moldear los nuevos Estados conforme a sus intereses, Bolívar entendía que esta confederación solo podría realizarse bajo la fuerza de un gobierno centralizador con una fuerte preeminencia del poder ejecutivo, que para él debía ejercerse bajo la figura de una presidencia vitalicia. Sus ideas sobre la forma de gobierno que debía predominar en la América Hispánica fueron expuestas en el discurso brindado al congreso constituyente de Angostura que debía sancionar una constitución para la Gran Colombia, conformada por los actuales Estados de Venezuela, Colombia (incluyendo a Panamá) y Ecuador (incorporado posteriormente). La confederación bolivariana no llegó a realizarse ya que en la mayoría de los ex virreinatos se encontraban en el poder oligarquías locales (conformadas por grandes terratenientes exportadora y la burguesía comercial importadora) más interesadas en establecer políticas librecambistas que las vincularan con el mercado mundial, que en mantener la unidad política americana. Por el contrario estos sectores propiciaron la división mediante la creación de nuevos Estados (Bolivia, Uruguay, Paraguay). En la Argentina, este conflicto se expresó en el enfrentamiento entre “federales” y “unitarios”, que en realidad se trataba de la disputa entre los intereses localistas de Buenos Aires que intentaba imponerse sobre las provincias del interior. El núcleo del conflicto radicaba en el control del puerto y la aduana. El conflicto por el manejo del puerto y la aduana fue el aspecto crucial de los enfrentamientos internos no sólo en el río de la plata sino en toda Suramérica. Las clases sociales vinculadas al puerto (los terratenientes exportadores y la burguesía comercial importadora), que controlaban el poder político en Buenos Aires –después de vencer a la tendencia más revolucionaria y americana– impusieron una política librecambista que arruinó las producciones locales del interior y mantuvieron el monopolio de las rentas provenientes del comercio internacional, de tal modo que una provincia usufructuaba la renta que provenía de todo el territorio. La importancia del manejo de la aduana no reside solamente en una cuestión de ingresos

fiscales sino que es la “llave maestra” del crecimiento de la industria nacional. El librecambio permite que ingresen al país productos manufacturados sin ningún tipo de arancel o restricción, de tal modo que las incipientes industrias y talleres artesanales locales compiten con industrias altamente desarrolladas que les llevan siglos de ventaja. La competencia, absolutamente desigual, arrasa con cualquier tipo de producción local: en Argentina llegaron a importarse de Inglaterra ponchos y boleadoras, mientras el poncho inglés costaba 3 pesos, el criollo salía 7.[8] Para las regiones alejadas de los puertos y sin producción exportable, la protección de su producción frente a la mercancía importada se constituía, sin exagerar, en una cuestión de vida o muerte. El librecambio condenó a la ruina económica a las regiones del interior, que se levantaron en armas en toda la región. Los jefes de esos levantamientos fueron los “caudillos”, presentes en toda Suramérica.[9] El corolario de este enfrentamiento de intereses económicos y políticos fue la discusión sobre las formas de gobiernos. Los porteños propiciaban la sanción de una constitución unitaria (con un gobierno centralizado que designaba a los gobernadores de las provincias y con un sistema de representación profundamente antidemocrático como veremos a continuación) con el solo objeto de garantizar su preeminencia política sobre el interior. Por el contrario los caudillos, representantes de las provincias, se erigieron en defensores del federalismo para que se garantice su representación política y la defensa de sus intereses. La concepción porteña sobre la forma de gobierno de lo que sería el Estado argentino quedó expresada en las constituciones de 1819 y 1826, ambas unitarias y rechazadas por las provincias que se sublevaron contra Buenos Aires. La primera establecía la conformación de una Cámara de Senadores de tendencia corporativista conformada por tres militares de alta graduación (designados por el Director), 1 obispo y 3 eclesiásticos, 1 representante por cada Universidad y el Director saliente. Si bien la cámara de diputados estaba conformada por representantes de las provincias éstos tenían como requisito (al igual que los senadores) tener una determinada fortuna para poder acceder a los cargos y, a su vez, las decisiones tomadas por esta cámara podían ser re-

vocadas por el Senado. Los gobernadores de provincia eran designados por el Director Supremo (titular del ejecutivo) y éste a su vez era designado por el congreso. En 1826 el congreso constituyente, bajo la influencia de Bernardino Rivadavia que se hizo nombrar presidente, sancionó nuevamente una constitución centralista, es decir unitaria, que a su vez excluía del ejercicio de los derechos políticos a analfabetos, criados a sueldo, peones y jornaleros. En 1853 la Confederación Argentina dictó una constitución federal que nacionalizaba la aduana de Buenos Aires. La provincia portuaria se separó de la Confederación y presionó económicamente a la Confederación hasta ahogarla por completo. La reunificación del país se produjo a costa de resignar la discusión de la federalización de la ciudad de Buenos Aires y su puerto. Esa disputa finalizó recién en 1880, bajo la conducción del General Julio A. Roca que logró la federalización que había desatado 70 años de enfrentamientos civiles. A partir de allí se conformó el Estado Argentino, adquiriendo un Ejército Nacional, una moneda única, fronteras definidas, leyes laicas, etc., etc. En el mismo periodo se conforman también los Estados en el resto de nuestro sub-continente, pero éstos, como hemos visto, no fueron (ni son) Estados Nacionales, sino simplemente países que se incorporaron a fines del siglo XIX a la naciente división internacional del trabajo que dejaba en manos de un puñado de Naciones el manejo de la industria y las finanzas a la vez que condenaba a una enorme cantidad de países, coloniales y semi-coloniales, a ser sus factorías, simples proveedoras de materias primas, y consumir su producción y sus créditos. Luego vendrá la democratización yrigoyenista y el antiimperialismo del peronismo. Una y otra vez brotaron los intentos de reconstituir nuestra gran nación disgregada. En nuestros días, nuevos aires de integración soplan en estas tierras, la UNASUR y su proyección en el Banco del Sur, el PARLASUR y la recientemente aprobada “ciudadanía suramericana” son avances interesantes. “Para un latinoamericano, no hay nada mejor que otro latinoamericano” Juan Domingo Perón Fuentes en edición digital

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ESPECIAL | Pensamiento Político Argentina en Latinoamérica

DEL OCASO ESPAÑOL A LA AURORA REVOLUCIONARIA - PRIMERA PARTE

Documento producido por el Dr. Gabriel Delgado y Abigail Rodríguez, explicando las transformaciones producidas en España que condicionaron los movimientos independientistas en América Latina.

E

n 1492, al desembarcar Colón en Barcelona y conocerse poco a poco la noticia de su increíble viaje, un vasto universo, oculto por siglos, se extendía más allá del Océano Atlántico, y dejaba por un instante deslumbrada a la Europa feudal y renancentista; príncipes florentinos y mercaderes genoveses, burgueses catalanes, geógrafos, monjes alemanes y dignatarios del Papa, leían deslumbrados las cartas del Almirante y de Vespucio. Pero el asombro no duró mucho; en un parpadeo, Cortez y Pizarro destruían los templos, descabezaban los imperios y las civilizaciones de la América precolombina se hacían pedazos; en tanto, los piratas y aventureros de la peor laya de Europa, ingleses, franceses, holandeses, junto con sus burgueses locales, devorados por la ambición, se disfrazaban de filántropos y condenaban la conquista española, mientras traficaban seres humanos arrebatados a una África mártir y abrían con pólvora y sangre nuevas factorías y colonias en todas las Indias. En tanto, a los duros hombres llegados de una España de hierro, forjada en la Reconquista, siguieron luego los burócratas del rey y los miembros del clero. Además de la incorporación a una misma Corona, la América iberoamericana se hizo mestiza. Poco a poco, especialmente en las clases populares, los peninsulares mezclaron su sangre con los descendientes de Atahualpa, y con los hijos del continente negro. Así, América Latina fue mestiza, morena, criolla, de color. En su tierra nació la “raza cósmica”, como dijo Vasconcelos. Una misma lengua, de amplia viabilidad histórica — la castellana -, fue y sigue siendo la clave de su unidad, la marca de su nacimiento y la señal de su destino. Luego, en los dominios hispánicos (luso-castellanos) de América se créo una formidable aunque inconclusa Nación: Latinoamérica. Su pasado, presente y porvenir es incomprensible sin una explicación de la España que conquistó América. Ocultar su existencia a sus hijos, es la obra principal de sus enemigos. La fragamentación actual de la Nación

en veinte Estados semicoloniales, sin industria y desarrollo autónomo, tiene una explicación histórica. La insuficiencia industrial española y la debilidad de su burguesía frente al predominio de la nobleza terrateniente es la clave del carácter capitalista mercantil colonial exportador de la colonización; y la formación de las altas clases criollas, ubicadas en las áreas portuarias, vinculadas al mercado internacional, y compuestas por una burguesía comercial, y terratenientes rentistas que constituyeron una clase capitalista, más no burguesa, que lejos de reinvertir y aumentar la producción y la productividad, despilfarraban en consumos suntuarios, conforme a su psicología de “nobleza” rentista, a diferencia de los señores del feudalismo hispánico en disolución, estaban íntimamente ligados al sistema capitalista internacional en expansión, en su era mercantilista. Luego de la Independencia, las clases portuarias erigieron Estados-países o paises-puertos, disolviendo la unidad de los antiguos virreinatos y capitanías españolas, traicionando a los Libertadores e impidiendo la unidad nacional. Luego, el imperialismo se ocupó de alimentar esta fragmentación hasta el día de hoy.

El Particularismo español y los Reyes Católicos La historia de España está marcada, en primer lugar, por la lucha contra los moros que invadieron la península y la ocuparon durante siete siglos, dejando profundas huellas en la sociedad y la economía española; y en segundo término, por el descubrimiento y colonización de América. Esa inacabable guerra social y religiosa dejó la herencia del particularismo feudal de la nobleza, que en la reconquista contra los árabes, estableció ciudades, reinos y baronías en los territorios ganados en combate. Estos reinos, que se asentaron sobre límites geográficos, contaban con un sistema de fueros y milicias propias, y dieron por resultado la disgregación del latín medieval, que propició la creación de diversas lenguas, como el catalana, portuguesa, gallega, y fundamental-

mente, castellana. Cada reino dictó sus propias leyes y forjó costumbres particulares. Sobre los triunfos militares la nobleza asentó sus privilegios, y basados en la resistencia militar los dominios señoriales se opusieron a todo intento de unificación nacional, limitando constantemente el poder central.[1] Las clásicas instituciones medievales españolas se forjaron en el conflicto interno y externo. En el caso del reino de Castilla: «Juan I comenzó a alejarse de la alta nobleza y a aliarse con el clero, con la baja nobleza y con el tercer estado en un intento de crear la base de una monarquía central. Varios historiadores consideran que las cortes de los últimos años del reinado de Juan I (1386−1390) representaban el punto culmuninante del desarrollo de las cortes medievales, puesto que el tercer estado tenía un papel tan importante en ellas, y puesto que en ellas, la base de los organismos nacionales como el consejo real, la audiencia, las hermandades y un ejército rudimentario recibió su verdadera forma (…) es posible que la nueva importancia del tercer estado resultara de la momentánea pérdida de influencia de la nobleza [muerta o encarcelada en las guerras con Portugal]».[2] El paso de la monarquía feudal hacia la monarquía absoluta se sintetiza en el matrimonio de Isabel y Fernando, que uniendo dos reinos antagónicos, sellaron un paso hacia la unidad nacional. Castilla estaba dominada por los intereses señoriales feudales, mientras que Aragón era prolífera en cuanto a su burguesía comercial, vinculada a los puertos marítimos que abrían el comercio a Europa y Oriente. En el matrimonio real se reunían las dos Españas. Sin embargo, para avanzar hacia el poder absoluto, como ocurría en las naciones europeas donde el capitalismo se desarrollaba con mayor ímpetu, la diarquía de Castilla-Aragón debía arrasar con los particularismos, derechos personales y territoriales de la nobleza feudal y remover esos obstáculos que se oponían al progreso de las fuerzas productivas. Esas fuerzas, estaban loIntegración Nacional~ 19


Cristóbal Colón ante los Reyes Católicos pintura de Juan Cordero de Hoyos

calizadas claramente en Cataluña, que era la característica provincia capitalista española, donde las clases más dinámicas impulsaban las relaciones típicas del nuevo modo de producción en ascenso. Cataluña, que formaba parte del Reino de Aragón, contaba con sus “judíos, burgueses, cartógrafos, artesanos”,quienes constituían la única tradición capitalista que conocieron las Españas. Es decir, que en el país unificado por los Reyes Católicos existía, aunque débil e irresuelto, el principal elemento centralizador e integrador del Estado moderno: la burguesía. En cambio, la América española ni siquiera contó con una Cataluña para conservar la unidad luego de la independencia, amenazada por las fuerzas centrífugas de los puertos exportadores.

Nobleza feudal o monarquía nacional El antiguo soldado de tiempos del Cid, ahora devenido en noble, se opuso con todas sus fuerzas al matrimonio de la heredera del trono castellano, la joven Isabel, con el “catalanote” como era despectivamente llamado Fernando de Aragón quien, como si su vinculación con la burguesía catalana fuera poco, por sus venas corría sangre judía por parte de madre. Los ociosos caballeros de Castilla, que vivían señorialmente de la gran propiedad territorial, la servidumbre de los campesinos y de las prerrogativas de la ganadería, vieron con horror como el matrimonio podría cambiar la relación

de fuerzas en favor de la monarquía y la incipiente España protoburguesa. Dicho en otros términos, la nobleza tributaria del sistema feudal en descomposición combatía la monarquía absoluta y la unificación de la Nación. Por ello, Isabel y Fernando debieron casarse ocultos, huyendo la novia de la persecución de los nobles, y el joven aragonés llegando disfrazado de arriero para sortear los peligrosos caminos vigilados por los elementos feudales. De este modo, la unión conyugal encendía poco despúes una guerra civil que, tras el triunfo de Isabel, reunía los dos reinos principales de la península en pos de una política centralizadora y unificadora que, si bien perseguía fines dinásticos, era el medio histórico para constituir la Nación.

Política de los Reyes Católicos Para mermar el poder sostenido por la nobleza, el matrimonio real intentó subyugar la resistencia feudal, a través de una política de confiscación de tierras y la creación de un ejército nacional, que combatiera las milicias particulares de cada reyecía. Por otro lado, con el afán de impulsar el desarrollo de las fuerzas productivas, la corona dictó una serie de leyes protectoras de la incipiente industria manufacturera, que consisitió en incentivar la radicación de obreros italianos y fla-

mencos que implementaran sus conocimientos modernas en la producción, la búsqueda de modernización técnica, la prohibición para importar telas e hilados, unificación de pesos y medidas en todo el reino para facilitar el intercambio comercial entre las ciudades. Con estas medidas la industria local revivió: armas de Toledo, cueros de Córdoba, papelería y sedas de Jaen inundaron el país, ocupando gran parte de la mano de obra ociosa que vagaba sin posibilidades ni expectativas. Sin embargo, el poder territorial de la nobleza se mantuvo pese a la política isabelina. En lugar de expropiar a los señores, la unidad política del reino se hizo en nombre de la religión católica. No obstante, el principal logro de los Reyes Católicos fue la unificación política, que se concretó con la toma de Granada, último reino en poder de los árabes. En el mismo año, 1492, se completó la reconquista, se da a conocer la primera Gramática de la lengua castellana, se descubre América y, en pos de la unidad religiosa se expulsó a moros y judíos.

Auge y decadencia del imperio A los reyes católicos sucedió Carlos I, monarca perteneciente a la casa de los Habsburgos. Extranjero nacido en Flandes e ignorante del idioma castellano, tenía como propósito conformar


un imperio católico universal, gobernando varios Estados italianos, alemanes, Flandes, entre otros; mientras España se transformaba en un reino secundario, pero poseedor del dominio de las Indias, fuente de riquezas que sirvieron para sostener las guerras religiosas del rey importado y llenar los bolsillos de los especuladores y usureros germánicos, así como de la nobleza territorial, que se fortaleció en el momento que anunciaba su disolución. La política de Carlos I, conocido también como Carlos V, y su sucesor Felipe II causó la decadencia hispánica. Los especuladores y comerciantes locales, se enriquecían con el oro de las indias, compraban tierras o títulos de nobleza, inmovilizando el capital en inmuebles para vivir de rentas. La riqueza de América sirvió para consolidar la propiedad territorial, aumentar el valor del suelo y consolidar el latifundio. En lugar de acumularse e invertirse en el desarrollo técnico e industrial (como ocurría en la Europa avanzada), servía para combatir la incipiente industrialización aplastada por la importación de productos europeos. Así, los ríos de oro y plata provenientes de América, apenas pasaron por España y fueron a para a las arcas de las potencias en ascenso, financiando la industrialización de Inglaterra, Francia, Holanda e Italia. El dinero “nace en Indias honrado y es Génova enterrado” ironizaba Quevedo. Carlos V y la nobleza despilfarran el oro, importando del extranjero sedas, armas e incluso cereales. Esto lleva a la decadencia de la industria y agricultura española. La burguesía se ve aplastada por los bajos precios asegurados a la importación, por las leyes anti-burguesas y anti artesanas de los Austrias, que prohíben la fabricación de paños y multan a quienes se dedicasen a la industria, condenándolos a perder su carta de hidalguía.[3] Desaparecieron las ferias, los comerciantes se trasladaron a los puertos. En los pueblos no podía comerciarse libremente, ya que los reyes mantenían privilegio de “estancos” (monopolio en la producción o venta de productos). También conspiraban contra el desarrollo industrial: prohibiciones varias, aduanas interiores, tasas, pesos y medidas diferentes, escases de caminos y comunicaciones, moneda adulterada por los monarcas. Entre el rey y sus cortesanos, el clero y

la nobleza poseían el 95% de la tierra en manos improductivas. La población desciende de 10 a 5 millones, impulsados a emigrar por el hambre, reclutados por los ejércitos que peleaban en Europa, arrojados a las Indias. La emigración anual llega a 40.000 hombres jóvenes. Tal era la pobreza, que en el sigloXVII se contaban dos millones de mendigos. Al tiempo que los Austrias favorecían a la nobleza y al alto clero, reprimían los levantamientos de las ciudades burguesas alzadas en defensa de sus antiguas libertades, conculcadas por la monarquía extranjera.

El comercio de Indias y el fracaso de la burguesía española

La debilidad de la burguesía española era tal que ni siquiera se encargaba del comercio de Indias: «En un principio, el comercio italoamericano fue casi obligado. Para hacer ese tipo de negocios estaba mejor preparada la burguesía italiana que la española. Agencias de comerciantes y banqueros italianos señalaban entonces los hitos en el camino del comercio y la cultura a todo lo largo de las costas de Europa. (…) Comercio y cultura eran dos expresiones iguales en un mundo en que Médicis o Fugger era, o en Florencia o en Alemania, los que contaban el oro, los que pagaban a los pintores, los que abrían carrera a los arquitectos. Detrás de cada Memling o Durero que llegaba a Florencia –o a Génova– estaba moviéndose el mismo banquero que luego entró en la compañía para construir las naves de los descubridores. Ese banquero embarcaba terciopelos para el mercado de México cuando Cortés estaba en plena conquista de Yucatán. Ese banquero recibía las primeras remesas de plata de las minas de Guanajuato. La burguesía que entró en la invención original del descubrimiento, no podía estar ausente en el negocio que vino despúes. Su consecuencia es la formación del Tesoro precolombino de los Médicis… Sólo iría a extinguirse lentamente el trato cuando la burguesía española se capacitara para absorberlo, o la corona se lo apropiara.«[4] Este autor –con tan buena pluma como prejuicios antiperonistas que no le impedían figurar como “latinoamericanista” para ciertos desavisados-, considera que la Corona se apropió del comercio colonial. Pero la realidad es que

el monopolio comercial español era una cáscara vacía: “Bajo los Habsburgo, el comercio exterior de España, en particular el comercio con las Indias, cae en manos de los europeos pertenecientes a las naciones capitalistas. A fines del siglo XVII los frances controlan el 25% del comercio con las Indias; los genoveses, el 22%; los holandeses, el 20%; los ingleses, el 10%; los alemanes, el 8% y los orgullosos españoles, dueños del Imperio, sólo el 5%”.[5] Para Aldo Ferrer, la causa principal de la decadencia de España fue la: “incapacidad del país de movilizar los factores endógenos del desarrollo [¡o sea, una política burguesa!] y, consecuentemente, sustentar (…) una posición hegemónica en el espacio europeo y en el escenario mundial.” [6]La expulsión de moros y judíos, la “intolerancia religiosa” y la interrupción de los vínculos con los “centros de excelencia de la cultura europea” son para Ferrer las decisiones que perjudicaron a España. “El monopolio comercial sirvió apenas para generar rentas a particulares y recursos para la corona pero no contribuyó al desarrollo de la agricultura y la industria (…) los impuestos a las importaciones de lana deprimieron la competitividad de la ganadería lanar y el mercado nacional fue fracturado por las barreras al comercio interno. (…) el aumento de oferta de oro y plata no impulsó la producción y el comercio ni contribuyó a la formación de un sistema financiero capaz de respaldar el desarrollo del país y su expanción de ultramar.” [7] En síntesis, para este autor la política expansionista de los Habsburgo “excedió el potencial del país y terminó por provocar la quiebra financiera del Estado español.” En definitiva, la política de importar metales preciosos y ciertos productos primarios americanos, e importar las manufacturas desde los Estados industriales avanzados de Europa, fue no sólo la ruina de España y la causa de su atraso secular, sino también la causa fundamental de la inexistencia en América de una economía industrial, con sus burgueses, artesanos y trabajadores, y en lugar de ello, una combinación de terratenientes rentistas y mercaderes contrabandistas vinculados al comercio mundial. .

Integración Nacional~ 21


NAVIDAD DE ESPERANZA

L

lega la Navidad y, aunque hay lugar para la esperanza, en Capital y San Carlos prima la irresolución de los grandes asuntos, debido a gobiernos municipales insensibles a los dolores y aspiraciones de su noble pueblo. Capital es algo más que una colección de plazas, una bolsa de negocios para empresas privadas de limpieza, y una maraña de vehículos desordenados, atascados en el polvo ardiente del embotellamiento cotidiano. Capital es el pueblo principal de la Provincia. En su Alameda el Capitán de los Andes soñó la Libertad americana. Fuimos un día una laboriosa capital de la industria emancipadora con vocación latinoamericana. Muchos lo olvidaron, para que no seamos lo que nos corresponde, como pueblo, provincia y Nación. Nuevos vientos barren las negras nubes de la desesperanza: un argentino, condolido con las afliciones del prójimo, cuestiona desde Roma a ese “Dios Dinero” que priva del techo, la comida y la tierra a los pueblos, causando sufrimiento, hambre y dolor y destruyendo el medio ambiente, con tal de asegurar a un puñado de grandes capitales monopólicos, la apropiación de la riqueza creada por el trabajo humano. El Papa Francisco, imbuido de la doctrina social de la Iglesia – que también es la doctrina de Perón-, se inspira en la admirable figura histórica de Jesús, quien enfrentó en su tiempo la injusticia y la opresión en el árido paisaje de Palestina. Hoy el Papa, más allá del catolicismo y la cuestión religiosa, es seguido por multitudes de todo el orbe, conmovidas por este hombre bueno que les tocó el corazón. Abogando sinceramente por la paz, impidió las agresiones del imperialismo a la nación árabe y propició el proceso para terminar con un bloqueo criminal contra el pueblo cubano. La heroica Cuba de Fidel triunfa; un Papa argentino y una Latinoamérica en pie la abrazan. Esos nuevos vientos de justicia imperan también en la Argentina. Desde la Casa Rosada, primero Néstor Kirchner, y luego Cristina Fernández de Kirchner

han reconstruido poco a poco el país devastado. Hoy disfrutamos de algunas conquistas devueltas al patrimonio de la Nación: entre otras, de YPF, las jubilaciones, más de seis millones de puestos de trabajo, con los que la dignidad volvió a los hogares de millones de familias argentinas. El mejor ejemplo es la firmeza demostrada ante los fondos buitres por el gobierno de la Dra. Fernández de Kirchner, que contrasta con los miserables como Cobos o Macri, que exigen que se les pague sin chistar; de cumplirse su política de humillación nacional, la Argentina pasaría a deber cerca de 500.000 millones de dólares. Por esas y otras razones, el Movimiento de Integración Nacional firmó nuevamente el Frente para la Victoria: es la fuerza política que debe continuar y profundizar el rumbo hacia una sociedad más justa. En cambio, en Mendoza, algunos sectores del radicalismo han traicionado el legado del Intendente Víctor Fayad, y ahora se echan a los pies del concheto portuario Mauricio Macri, o sea, de la derecha antipopular, cosmopolita y agente de los fondos buitres. Con tal de conservar cargos y prebendas, y para que no gane el peronismo son capaces de llevar al vago, frívolo e insensible Jefe de Gobierno porteño como candidato. En tanto, en San Carlos, el Intendente Difonso, abandona a Massa para volver al Partido Demócrata aliado con Macri. Por eso nos dirigimos a los ciudadanos y ciudadanas de Capital y San Carlos que todos los días trabajan y sueñan por una sociedad más justa para que nos acompañen; porque compartimos la esperanza con esos hombres y mujeres

que quieren vivir en una Ciudad y una Provincia integrada, feliz y solidaria. Es tiempo de Navidad, por eso saludamos a todos los esperanzados; a todos los que anhelan, aman constantes y no aflojan, porque saben que mienten los que dicen que es imposible lograr -trabajando entre todos-, una Mendoza más hermosa y justa. Cantó el poeta: Y aunque sabios infatuados, con afán cientificista,/ hagan burla del misterio y me ordenen que no crea,/ Jesucristo fue un bohemio, fue un poeta y un artista…, / y es muy dulce la doctrina del Rabí de Galilea. (Felipe Sassone – Canción del bohemio) Al pueblo de Capital y San Carlos, ¡Feliz Navidad! Dr. LEANDRO FONTÁN BLANCH Presidente Partido Movimiento Integración Dr. EZEQUIEL ESPECHE Dr. GABRIEL DELGADO YAEL VELA MOVIMIENTO DE INTEGRACIÓN NACIONAL FRENTE PARA LA VICTORIA


11 de diciembr e Día Nacional de l

TANG O

PAMPERO Letra: Edmundo Bianchi Soplo de nuestro espíritu indomable, viento bagual, aliento de salud, alma de nuestra tierra inigualable, ¡respiración de América del Sud! Grito de la llanura que reclama su fiera y orgullosa soledad, sos viento de una estirpe que proclama la altivez de su ruda libertad. ¡Pampero! ¡Viento macho y altanero que le enseñaste al gaucho golpeándole en la cara a levantarse el ala del sombrero! ¡Pampero! ¡Viento indómito y mañero, de ti aprendió la raza a corcovear furiosa cuando quiso montarla un extranjero!


"Supieron mantener en alto sus ideales y hoy, con absoluta dignidad y en un pie de igualdad, normalizan sus relaciones luego del bloqueo (...)Cuando los pueblos tienen voluntad y son conducidos por dirigentes que no los traicionan, mรกs tarde o mรกs temprano siempre llegan a sus objetivos" CFK - Cumbre del Mercosur - Paranรก 17/12/14 www.rinacional.com.ar


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