2 minute read

El equilibrio nominal es un engaño peligroso

Después de aquel ruido generado desde principios de año, cuando se empezó a corregir parcialmente el retraso del valor de la hacienda con destino de faena, se produjo un punto de quiebre donde el interés de la demanda solo permitió ir sosteniendo lo establecido. Inclusive en algunas variables del negocio las correcciones bajistas son moneda corriente durante las últimas semanas y generan zozobra entre los criadores. Tal vez el eslabón inicial de la cadena resulte por estos días el más desamparado, pues las consecuencias de la sequía lo terminaron por afectar en mayor medida que al resto. En primera instancia tuvieron que acelerar la entrega del ternero, que básicamente es lo que producen. Mucho de ese producto debió ser atendido con un destete anticipado -mayores costos-. La caída en los porcentuales de preñez -que no fueron parejos-, todavía precipitan volúmenes extraordinarios de vacas para la demanda de una industria saturada. Se sabe que este es un negocio de oferta y demanda y cuando una de las variables prevalece sobre la otra, los efectos son entendibles. Quizás el interés más notorio por estas horas esté ligado al novillo y esas vaquillonas pesadas terminadas a corral, que por encima de los 400 kg tienen destino similar al de aquellos.

La primera semana comercial de mayo contó con ofrecimientos de carac- terísticas moderados: 26 mil vacunos. El 50% de lo encerrado fue vaca, con una notable proporción sobre el cierre del segmento -la experiencia indica que no es saludable contar con tanto registro de vacas para el negocio de un viernes-. Para colmo de males, tres frigoríficos exportadores de gran relevancia por el volumen que captan, se corrieron del negocio. La explicación escueta que aportan los responsables de compra de esos establecimientos es que le bajan orden de no operar, porque las plantas están abarrotadas con la sobreoferta que tienen a mano por estas horas. El valor promedio de estas haciendas, al cabo del período operativo, fue de $225,75 -la evolución interanual fue de un módico 23%-. Lejos, un abismo con relación a la distancia que pone el aspecto inflacionario y más aún el índice medido sobre los alimentos. El novillo se quedó con un 10% de los ingresos y su precio promedio fue de $443,40. La caída, comparada con la media de la última semana de abril, fue del 3,7%, mientras que la evolución interanual de la principal variable que tiene el negocio resultó del 56%. Algo menos del 40% fue para novillitos y vaquillonas, con salida fluida y precios similares a los topes pre establecidos en los casos extremos -lotes muy livianos, o muy pesados-.

Advertisement

La segunda semana de mayo contó desde el inicio con ingresos de magnitud y una composición similar a la que se viene advirtiendo. Con algunas manos fuertes fuera de escena, el precio de la vaca volvió a derrumbarse -$218,40 la media para todas estas haciendas que inundan los corrales del predio-. Por lotes no aptos para el mercado chino, el piso comercial estuvo en torno de los $140 el kg en pie. Ya se empezaron a notar ingresos de lotes producto de la zafra anticipada en los engordes profesionales de consumo especial. Remisiones como las de Larrondo, Monvale, Marchi y otros, permitieron ver lotes muy livianos de engordes cortos que llegaron a los niveles máximos -$570 para novillitos y $565 para vaquillonas-. De todas maneras, y aún con la excelencia a la vista, son cotizaciones que nominalmente están por debajo de algunos techos establecidos no hace tanto tiempo atrás. Hubo menos conjuntos de novillos especiales, lo que en alguna medida explica la caída del valor promedio para este producto, pero cuando salieron a subastas los mejores animales, las cotizaciones empataron los topes previos. Mientras al mercado le cuesta sostener lo que se había logrado en el primer trimestre del año, la inflación no para. Es un tren que se lleva puesta las ilusiones de los que producen y no son formadores de precio.

This article is from: