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ORQUESTA DE CÁMARA DE BELLAS ARTES 1


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FotografĂ­a: Lorena Alcaraz Minor


El término Orquesta de Cámara abarca todo tipo de conjunto instrumental con la única característica de su pequeño tamaño; viene de la expresión “de Cámara” referido, al salón que en su origen denota los salones de música de los palacios y grandes residencias del siglo XVII. Hace más de medio siglo surgió una de las agrupaciones musicales mexicanas que con más ahínco y constancia ha dedicado sus esfuerzos a difundir y explorar la música orquestal de cámara, tanto mexicana como internacional. Se trata de una agrupación que en sus orígenes fue llamada Yolopatli –vocablo náhuatl que significa “cura para el corazón”- y que se formó con discípulos sobresalientes de las cátedras impartidas, en aquellos tiempos, por los maestros Imre Hartmann (violonchelista) y Joseph Smilovitz (violinista) en el Conservatorio Nacional de Música. En 1956, el día 18 del mes de octubre, este ensamble ofreció un concierto con la Suite Don Quijote de Georg Philipp Telemann e inició un largo recorrido, marcado por un imparable espíritu de exploración y evolución. El primero de los cambios significativos vividos por esta comunidad de músicos fue la adopción, ya entrada la década de los sesenta y a instancias de Luis Sandi, del nombre de Orquesta de Cámara de Bellas Artes, con el que se le conoce hasta la fecha y que, sin lugar a dudas, se ha consolidado como sinónimo de pasión y calidad musical. Desde la integración de su primer elenco -formado por José Luis Sosa, Ildefonso Cedillo, Armando Soberanes, Carlos Esteva, Apolo Martínez, Luis Núñez, Emigdio Espinosa, Rigoberto Sosa, Andrés Vargas, José Guadalupe López y Luisa Durón - hasta nuestros días, han pasado por sus filas una pléyade de músicos talentosos. Así mismo se han presentado solistas de la talla de: Ramón Vargas,

Gil Shaham, Bella Davidovich, Paul Badura-Skoda, Jorge Federico Osorio, Pascual Rogé, Manuel Barrueco, Alexander Markov Leslie Howard, entre otros, sumados al ímpetu que le han impreso sus directores artísticos -Hermilo Novelo, José Guadalupe Flores, Manuel de Elías, Ildefonso Cedillo, Francisco Savín, Luis Samuel Saloma, Enrique Barrios, Juan Trigos, Jesús Medina y actualmente José Luis Castillo-, la han situado en un lugar de privilegio en el panorama de la cultura y las artes mexicanas. La presencia Internacional de la Orquesta, como atestiguan sus presentaciones en Alemania, Brasil, Costa Rica, Estados Unidos y Portugal, así como sus incontables giras en el interior de la República, además de su compromiso didáctico y social, permiten a la Orquesta de Cámara de Bellas Artes ser considerada como referente musical en el ámbito artístico de nuestro país.

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JOSÉ LUIS CASTILLO

Director

Actual director de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, es uno de los directores y compositores más destacados y activos en el panorama musical actual. Afincado en México desde 1997, inició en España sus estudios de composición, análisis y dirección de orquesta para continuarlos en Salzburgo, Luxemburgo y París con Manuel Galduf y Alexander Müllenbach. Su doble faceta de director y compositor le ha permitido ser considerado como uno de los especialistas en el repertorio moderno y contemporáneo, desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días. Castillo ha dirigido el estreno mundial de más de ciento cincuenta obras además de las primeras audiciones en Latinoamérica de algunos de los principales compositores de finales del siglo XX: Andriessen, Berio, Boulez, Donatoni, Francesconi, Gervasoni, Halffter, Manoury, Murail, Nishimura, Pesson, Rihm, Saariaho, Schuller, Trojahn, Wolff, Xenakis y Zimmermann, entre otros. Actual director del Centro de Experimentación y Producción de la Música Contemporánea (Cepromusic) y director musical de la Camerata de las Américas, ha dirigido en Alemania, Argentina, Austria, Canadá, España, Estados Unidos, Italia, Japón, Lituania, México, Polonia, Rusia y gran parte de Latinoamérica. Fue director titular de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato. Como director de ópera ha dirigido desde Scarlatti hasta Sciarrino, pasando por Haydn, Mozart, Gluck, Donizetti, Bizet, Verdi, Puccini, Falla, Britten o Dallapiccola con una decidida vocación hacia la ópera contemporánea. En las orquestas y festivales con los que habitualmente colabora, es requerido con frecuencia para dirigir ópera, espectáculos multimedia, danza y musicalización de películas silentes. Es en ese sentido que Castillo cuenta en su haber con un importante catálogo de

proyecciones de películas de gran valor histórico, con ejecución de la música en vivo. De los solistas de prestigio con los que colabora, cabe mencionar a András Adorján, Thomas Indermühle, Walter Boeykens, Christian Lindberg, Leslie Howard, Cyprien Katsaris, Jorge Federico Osorio, Jenö Jandó, el Trío Altenberg, Alexei Volodin, el ensamble Kroumata, June Anderson, Verónica Villarroel, Ramón Vargas y Dimitri Hvorostovsky, entre otros. Como compositor, sus obras han sido interpretadas en prestigiosos festivales y foros de música contemporánea en Alemania, Australia, Austria, Canadá, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Holanda, Italia, Japón, México, Perú, Portugal, Taiwán y Uruguay, por intérpretes como la Orquesta de la Radiodifusión de Saarbrücken, la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo, la Orquesta de Cámara de Württemberg, el, Coro de la Radio de Saarbrücken, Delta Ensemble, Cuarteto de Cuerdas de Salzburgo, Wofgang Meyer, Onix o el ensamble Tambuco, entre otros. En el campo de la educación musical, ha sido director artístico de Instrumenta y ocupa en la actualidad la cátedra de composición de la Escuela Superior de Música del INBA. Durante dos ediciones coordinó el Ciclo de Música Contemporánea del Festival Internacional Cervantino. En la actualidad realiza la edición crítica de las obras de Silvestre Revueltas, lo que le ha llevado a incluir en su discografía la obra orquestal inédita de este compositor, además de música mexicana contemporánea. José Luis Castillo ha recibido premios y distinciones en Italia, Luxemburgo y Holanda y ha sido merecedor, en dos ocasiones, del premio de la Unión Mexicana de Críticos de Teatro y Música.


PROGRAMA 1 42 Festival Internacional Cervantino Jueves 9 y viernes 10 de octubre Sueño de una noche de verano Felix Mendelssohn Juliana Faesler, directora de escena José Luis Castillo, director concertador Coro del Teatro de Bellas Artes (femenino) Rodrigo Elorduy, director del coro Teatro Juárez / Guanajuato, Gto.

PROGRAMA 2

42 Festival Internacional Cervantino Domingo 19 de octubre, 12 y 17 h Lunes 20 de octubre, 12 h Filemón y Baucis Ópera de marionetas Franz Joseph Haydn José Luis Castillo, director concertador César Tavera, director escénico BAÚL TEATRO José Octavio Sosa, coordinador ejecutivo del Estudio Ópera de Bellas Artes Auditorio de Minas / Guanajuato, Gto.

80 años Palacio de Bellas Artes

Filemón y Baucis Ópera de marionetas Franz Joseph Haydn José Luis Castillo, director concertador César Tavera, director escénico José Octavio Sosa, coordinador ejecutivo del Estudio Ópera de Bellas Artes Sábado 25 de octubre, 19 h Sala Principal / Av. Hidalgo No.1, colonia Centro / Boletos $80, $60 y $30 Descuento a estudiantes, profesores y afiliados a INAPAM y SÉPALO

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TERCERA TEMPORADA 2014

PROGRAMA 3 Jueves 6 y domingo 9 de noviembre Paolo Belloli, director huésped Davide Alogna, violín Wolfgang Amadeus Mozart Sinfonía No. 1 en mi bemol mayor KV 16 Molto allegro Andante Presto Ottorino Respighi Concerto all’Antica, para violín y orquesta en la menor ** Allegro Adagio non troppo Scherzo. Vivace, tempo di menuetto

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INTERMEDIO Antonio Vivaldi Sinfonía de la ópera Giustino RV 717 Leopold Mozart Sinfonía en si bemol mayor Allegro Andante Menuetto I y II Presto ** Estreno Continental


Director huésped

Desde que obtuvo su diploma en trompeta del Istituto Musicale “Gaetano Donizetti” en Bergamo, Paolo Belloli ha dedicado su talento a dirigir y ha atraído favorablemente la atención de los críticos y del público en Italia. Bajo la tutela del director Donato Renzetti, Belloli se graduó con honores en Dirección de Orquesta de la Scuola Superiore di Musica de Pescara, en donde también asistió a un curso de ópera. Se graduó también con honores en Dirección y Composición del Conservatorio de Música Giuseppe Verdi en Milán. Después de realizar una intensa actividad como trompetista con las más prestigiadas orquestas de Italia, Belloli decidió dedicar más tiempo a la dirección, actividad en la que ha logrado cautivar tanto al público como a la crítica. Es director y coordinador del Centro de Estudios Musicales de Treviglio y ha creado un Ensamble de Música de Cámara con el que ha tocado numerosos conciertos. Su repertorio abarca del barroco a la música sinfónica de principios del siglo XX, música coral, sinfónica y ópera. Como director de ópera, Belloli debutó con La Bohemia de Puccini. Desde entonces ha dirigido La Traviata y Rigoletto de Verdi, entre muchas otras.

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PAOLO BELLOLI

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DAVIDE ALOGNA Violín

Como violinista es considerado uno de los mejores talentos jóvenes italianos. Nacido en Palermo, inició sus estudios de piano a los cinco años y dos años después inició sus estudios de violín. Inmediatamente manifestó su gran talento artístico. Recibió algunos premios en concursos nacionales para músicos jóvenes. Se graduó con honores del Conservatorio de Musica Giuseppe Verdi, en piano y en violín, al mismo tiempo que terminaba su entrenamiento en composición bajo la tutela de Luca Francesconi; posteriormente continuó con sus estudios para el perfeccionamiento de la técnica. Davide Alogna ha realizado más de mil conciertos alrededor del mundo, en importantes salas de conciertos como la Berliner Philharmonie, Smetana Hall de Praga, Parco della Musica de Roma, Auditorium de la Sinfónica Giuseppe Verdi de Milán, Teatro Colón de Buenos Aires, Munich, Gasteig y muchas otras. Su repertorio incluye obras de Bach, Vivaldi, Viotti, Mozart, Beethoven, Haydn, Bruch, Mendelssohn, Chaikovski, Brahms, Saint-Saëns, Jachaturian, entre otros. Sus discos compactos editados por Phoenix Classics, recibieron el máximo galardón de la crítica especializada y ha sido premiado por la revista “Musica” con sus prestigiadas cinco estrellas. Desde 2013 es director artístico del Festival Internacional de Música “COMO CLASSICA”. Es profesor de violín en el Conservatorio Francesco Cilea de Reggio Calabria. Davide Alogna toca con un “Gaspar Borchardt-Cremona-1994” y con un precioso “Giuseppe Fiorini 1906”.


WOLFGANG AMADEUS MOZART (1756-1791) Sinfonía No. 1 en mi bemol mayor, K. 16

A mediados de 1763 Leopold Mozart llevó a sus hijos Wolfgang y Nannerl a una de las muchas giras de concierto que realizaron los niños prodigio. En esa ocasión, el extenso viaje los llevó a Múnich, Augsburgo, Schwetzingen (donde Mozart Jr. tuvo la oportunidad de escuchar a la famosa Orquesta de Mannheim, la madre de todas las orquestas y sin duda la mejor de su tiempo), Heidelberg, Frankfurt, Colonia, Aix-la-Chapelle y Bruselas. Más tarde, la familia Mozart llegó a París y, como en el resto del viaje, fue recibida en los salones de la más alta aristocracia, tocando incluso para Luis XV y la reina, y ante Madame Pompadour, quien se negó a que el pequeño Wolfgang la saludara con un beso. De París, los Mozart pasaron a Londres. La estancia de quince meses en la capital inglesa fue ciertamente benéfica para Mozart, en especial por sus encuentros con tres músicos notables de aquel tiempo: Carl Friedrich Abel, violista y compositor; Johann Christian Bach, el hijo menor de Juan Sebastián, quien por entonces ya gozaba de una sólida reputación como compositor en Londres; y el cantante Manzuoli, de quien el joven Mozart recibió algunas lecciones de canto. Los musicólogos parecen coincidir en que la relación del niño Mozart con Johann Christian Bach fue uno de los elementos más importantes en su desarrollo musical. Durante la estancia de la familia en Londres, Leopold Mozart cayó enfermo, y Wolfgang aprovechó el tiempo de reclusión para componer algunas obras, entre ellas la Sinfonía No. 1 que hoy nos ocupa y también la sinfonía K. 19. Y para no perder la práctica, en ese mismo período Mozart compuso cerca de una decena de sonatas para violín y teclado. Al seguir por el camino fácil la genealogía de los grandes sinfonistas, se hace sencillo afirmar que esta primera sinfonía de Mozart es cercana en su concepción y su espíritu a las sinfonías de Haydn,

su ilustre predecesor; sin embargo, es evidente que la Sinfonía K. 16 tiene más puntos en común con la música de Johann Christian Bach, de quien Mozart aprendió algunas cuestiones formales y estilísticas que habría de permanecer constantes en su propia música durante algún tiempo. La orquestación de esta sinfonía es muy parca, y muy usual para las sinfonías de la época: cuerdas, dos oboes y dos cornos. A pesar de esta economía instrumental, Mozart ya traía consigo el germen de una orquestación más avanzada; fue durante esa estancia en Londres, al copiar una de las sinfonías de Abel, cuando Mozart descubrió el clarinete, instrumento que por entonces era una rareza, pero que con el paso del tiempo habría de convertirse en elemento importante en su música madura. Conviene enfatizar el hecho de que esta Primera sinfonía suya contiene aún elementos de la forma que en aquel entonces se llamaba obertura, que está planeada en sólo tres movimientos, en contra de los cuatro que habrían de ser lo convencional en el ámbito sinfónico, y que gracias a la benéfica influencia de Johann Christian Bach la obra nos ofrece todavía algunos elementos de la música barroca junto con otros que son típicos del período de transición hacia el clásico temprano.

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NOTAS AL PROGRAMA

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OTTORINO RESPIGHI (1879-1936)

Concerto all’antica, para violín y orquesta en la menor Cuando se menciona el nombre de Ottorino Respighi asociado a un concierto para violín, se suele dar por hecho de que la referencia es su Concierto gregoriano (1921), que si bien no está entre los más famosos del repertorio, sí es conocido y apreciado por los melómanos ilustrados. Sin embargo, recientemente ha estado en circulación otro concierto suyo para violín y orquesta, prácticamente desconocido, y que lleva por título Concerto all’antica (‘Concierto a la antigua’). Con gran gentileza, el violinista italiano Davide Alogna me proporciona algunos documentos que permiten reconstruir escuetamente la historia de este otro concierto para violín de Respighi. Escrito entre 1905 y 1908, el Concierto a la antigua fue estrenado en Budapest en 1925 por el violinista Remy Principe, y después desapareció de la escena. La obra reapareció en los 1990 gracias a la atención que le otorgó el violinista alemán Ingolf Turban. Hace algunos años, durante un trayecto en automóvil, Davide Alogna escuchó en la radio un fragmento de una obra para violín y orquesta que de inmediato le fascinó; una interferencia inesperada le impidió escuchar la identificación de la pieza, y sólo alcanzó a distinguir el nombre de Respighi. Cuatro años más tarde, buscando música para violín de Respighi, el violinista encontró sorpresivamente en una librería musical especializada de Múnich, el manuscrito original de un concierto de Respighi que nunca había escuchado. Al revisar la partitura, Alogna encontró, emocionado, aquella música que le había cautivado a través de la radio unos años atrás. Y como premio extra, encontró también, como resultado de sus investigaciones posteriores, la reducción autógrafa del concierto, de puño y letra del propio Respighi, para violín y piano. Con estos materiales recién redescubiertos (de la parte solista no existía edición comercial alguna) Davide Alogna y el director Roberto Gianola realizaron un

trabajo de revisión de la partitura y resolvieron algunas ambigüedades que encontraron en la música. Finalmente, Alogna y Gianola se han dado a la tarea de interpretar y difundir su redescubrimiento respighiano. El título de Concierto a la antigua es perfectamente justificado. Una audición de la obra permitirá al oyente descubrir un lenguaje musical habitado por diversas influencias del pasado, que van desde el período barroco hasta la parte medular del estilo clásico. Y claro, momentos en los que la visión original, más moderna de Respighi, se hace también evidente. Uno de los elementos que refuerza las sonoridades arcaicas de esta obra, es la parca orquestación propuesta por el compositor: flauta, dos oboes, dos clarinetes, fagot, dos cornos y cuerdas. Como parte de su vocación por difundir esta muy interesante obra de Respighi, el violinista Davide Alogna y el director Roberto Gianola realizaron una grabación del Concerto all’antica con la Orquesta Sinfónica de Sanremo. Además de esta obra y del mencionado Concierto gregoriano, Respighi escribió otras dos obras para violín y orquesta: un Concierto en la mayor (1903), inconcluso y completado en 2009 por Salvatore Di Vittorio, y el Poema otoñal, que data de 1925. Este Concerto all’antica de Respighi se escucha por primera vez en el continente americano el 6 de noviembre de 2014, con Davide Alogna en el violín y la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, dirigida por Paolo Belloli.


Giustino es una ópera que Antonio Vivaldi creó en 1724, sobre un libreto de Nicolò Beregan, identificado en algunas fuentes como Berengani. Al parecer, el libreto fue objeto de diversas versiones y modificaciones a manos de otros escritores, entre los cuales suele mencionarse a Pietro Pariati. Un año antes de crear Giustino, Vivaldi había estrenado con éxito su ópera Ercole su’l Termodonte en el teatro privado de la familia Capranica en Roma. Con motivo de tal éxito, Federico Capranica le encargó al compositor una nueva ópera. Del encargo surgió Giustino, cuyo libreto fue objeto de numerosas adaptaciones a cargo de otros compositores. El libreto de esta extensa ópera de Vivaldi está basado en hechos históricos referentes al Emperador Justino I de Bizancio. De origen campesino, Justino fue primero soldado en el ejército bizantino, más tarde ascendió a comandante de la guardia real y, a la muerte del emperador Anastasio, intrigó y complotó para hacerse coronar emperador él mismo. El estreno de esta ópera vivaldiana se realizó durante la temporada de carnaval de 1724, en el mismo teatro en el que se había estrenado su antecesora, aunque Federico Capranica nunca conoció el resultado de su encargo, ya que murió antes de la primera representación de la obra. El día del estreno de Giustino, y muy a la usanza de la época, todos los roles de la ópera fueron interpretados por cantantes varones, en su mayoría castrati. La Sinfonía de Giustino (designada en numerosas fuentes como Il Giustino) es simplemente la obertura de la ópera y, para confusión de los melómanos vivaldianos, la música de esta pieza aparece también en el Concierto para cuerdas RV 111 y en la Sinfonía para cuerdas RV 111a del catálogo de Vivaldi.

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ANTONIO VIVALDI (1678-1741)

Sinfonía de la ópera Giustino, RV 717

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LEOPOLD MOZART (1719-1787)

Sinfonía en si bemol mayor

Originario de Augsburgo, Johann Georg Leopold Mozart fue hijo de un encuadernador. Estudió filosofía y jurisprudencia, pero dedicó su vida a la música. En este ámbito fue especialmente reconocido como maestro de violín, siendo recordado hasta hoy por su famoso método para la enseñanza de este instrumento. Leopold Mozart tuvo diversos puestos musicales y administrativos, tanto civiles como eclesiásticos, y en 1747 se casó con Anna María Pertl; de este matrimonio nacieron siete hijos, de los cuales sólo dos sobrevivieron hasta la edad adulta: María Anna (mejor conocida como Nannerl) y Wolfgang Amadeus. En la época en que nació Wolfgang Amadeus (1756-1791), Mozart padre estaba en la cima de sus poderes creativos; sin embargo, pareció reconocer con claridad el milagroso talento de su hijo, y alrededor de 1760 abandonó prácticamente por completo la composición. Escribió muy poca música después de 1762, y absolutamente nada después de 1771, año del que data su última composición fechada. Durante el resto de su vida, Leopold Mozart se dedicó por entero a la educación y guía de su talentoso hijo, quien le provocó no pocos disgustos a lo largo de los años, especialmente el de casarse sin su consentimiento con Constanza Weber. Al menos, Leopold Mozart llegó a atestiguar, antes de morir, el éxito de su prodigioso hijo en Viena, aunque hasta el fin de sus días se mantuvo escéptico de la capacidad de Wolfgang Amadeus para traducir ese éxito en beneficios económicos. A su muerte, un amigo cercano, Dominicus Hagenauer, escribió lo siguiente: Leopold Mozart, quien murió hoy, fue un hombre de gran ingenio y sabiduría, y hubiera sido capaz de prestar buenos servicios al estado más allá de la música. Nació en Augsburgo, pasó la mayor parte de sus días al servicio de la corte aquí, y sin embargo tuvo la

mala fortuna de ser siempre perseguido y fue mucho menos querido aquí que en otras partes de Europa. Alcanzó la edad de 68 años. Lo más triste del caso es que si bien hoy se recuerda a Leopold Mozart a través de su famoso hijo, su método para violín (nacidos ambos en 1756), su Concierto para trompeta y la famosa Sinfonía de los juguetes, falsamente atribuida a él, lo cierto es que legó a la posteridad un catálogo poblado de numerosas obras sacras, sinfonías, divertimentos, partitas, serenatas, danzas, música para teclado y de cámara, que hoy son ignoradas en el mundo entero y que bien valdrían la pena de ser escuchadas. ¿Llegará algún día el momento de Leopold Mozart? ¿Saldrán del olvido sus creaciones musicales propias? ¿Podrá su espíritu sacudirse la enorme y pesada sombra del espíritu y la música de su hijo? La Sinfonía en mi bemol mayor que hoy nos ocupa ha sido objeto de una larga controversia, ya que durante mucho tiempo fue atribuida a Wolfgang Amadeus Mozart, con la designación de Sinfonía No. 2, K. 17 en versiones tempranas del catálogo de Köchel. Hoy en día, esta obra no aparece en el cuerpo principal de ninguna versión actualizada de ese catálogo, y está consignada a uno de sus apéndices como Sinfonía Anh. C 11.02. La mayoría de las investigaciones modernas sobre esta obra apuntan a la posibilidad de que el autor haya sido Leopold Mozart. En su estructura, estilo y lenguaje, la obra se apega por entero a los modelos de la época y a la expresión musical de la generación de los hijos de Bach.


PROGRAMA 4 Jueves 13 y domingo 16 de noviembre Cesario Costa, director huésped Alvaro Bitrán, violonchelo Claudio Santoro Ponteio Alejandro Cardona Cantos enterrados, concierto para violonchelo y orquesta de cámara* La Petenera (Canto de la sirena) Son del marinerito encantado La Lloroncita (Resonancias) Son de la bruja INTERMEDIO Luis de Freitas Branco Dos melodías para cuerdas, op.5 Joly Braga Santos Concierto para cuerdas en re mayor, op.17 Largamente maestoso- Allegro Adagio non troppo Allegro ben marcato * Estreno en México

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CESARIO COSTA Director huésped

Cesario Costa (1970) ha llegado a distinguirse en Portugal como uno de los directores más activos de su generación. Después de la Licenciatura en Piano en París, completó la Maestría en Dirección de Orquesta en Würzburg, Alemania, ganando la Tercera edición del Concurso de la Fundación Internacional para Jóvenes Directores de Orquesta. Su actividad como director de orquesta se desarrolla tanto en Portugal como a nivel internacional. Ha actuado en Europa, Asia, América y Cabo Verde, con un repertorio que abarca desde el barroco hasta lo contemporáneo, con el objetivo de difundir constantemente las obras de compositores portugueses. Ha colaborado con directores y solistas de renombre. Ha participado en el estreno de más de un centenar de obras, trabajando con la mayoría de los compositores portugueses contemporáneos. Paralelamente a su actividad como director y programador, ha sido profesor en varias escuelas y la Universidad Católica. Fue director artístico y director principal de la Orquesta del Algarve y más tarde presidente de la Metropolitana y Director Artístico de la Orquesta Metropolitana de Lisboa. En la actualidad es titular de ORCHESTRUTOPICA y fue invitado recientemente a ser director artístico y director principal de la Orquesta Clásica del Sur.


Violonchelo

Alvaro Bitrán, ganador del Grammy Latino en el año de 2012, fue discípulo entre otros distinguidos maestros de Jorge Román, Leopoldo Téllez y del eminente violonchelista Janos Starker. Ha actuado frente a muchas de las principales orquestas de Latinoamérica, Estados Unidos y Canadá. En 2000 fue premiado por el gobierno mexicano con la Medalla Mozart y en 2014 por el gobierno chileno con la Orden al Mérito Artístico y Cultural Pablo Neruda. En 1982 fundó el Cuarteto Latinoamericano, grupo que ha recibido numerosos reconocimientos en México y en el extranjero, y que goza hoy de una prestigiosa reputación internacional. Recientes actuaciones del Cuarteto Latinoamericano incluyen conciertos en la Carnegie Hall de Nueva York, el Teatro alla Scala de Milán y el Concertgebouw de Ámsterdam. Alvaro Bitrán ha grabado más de 60 discos con el Cuarteto Latinoamericano, a los que se suman algunos para violonchelo y otros instrumentos, entre los que destacan Canción sin Palabras (BMG), Instantes de Sol (Quindecim) y Mi Chelada (URTEXT). En 2000 fue premiado en México con la Medalla Mozart por su destacada trayectoria artística y en 2002 fue nominado en tres ocasiones al Grammy en los Estados Unidos, en las categorías de Grammy Latino y de Mejor Álbum de Música de Cámara. En 2007 recibió el premio Diapasón D’Or en Francia por su grabación de Black Angels del compositor George Crumb. Y en 2012 ganó el Grammy Latino en la categoría de “Mejor álbum clásico” por el álbum Brasileiro, Música de Francisco Mignone.

Fotografía: Lorena Alcaraz Minor

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ÁLVARO BITRÁN

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NOTAS AL PROGRAMA

CLAUDIO SANTORO (1919-1989) Ponteio

Lo primero que el investigador encuentra en el sitio web oficial de la Asociación Cultural Claudio Santoro es una compacta biografía suya, cuyo primer párrafo es muy elocuente. Dice así: Claudio Franco de Sá Santoro (Manaus, 23-11-1919 – Brasilia, 27-03-1989) fue uno de los más inquietos y polivalentes músicos de nuestro tiempo. Niño prodigio, inspirado creador y brillante intérprete, dinámico organizador, lúcido pedagogo e incansable investigador, desarrolló una intensa actividad nacional e internacional como compositor, director, profesor, organizador, administrador, articulista, jurado, representante brasileño en conferencias y organizaciones internacionales, habiendo sido convocado por diversas instituciones y gobiernos extranjeros. Fundador y director de varias orquestas en su país natal, y director huésped de numerosas orquestas en el extranjero, Santoro murió literalmente sobre el podio y con la batuta en la mano. Su deceso ocurrió mientras ensayaba el primer concierto de la temporada 1989, que estaría dedicado a conmemorar el bicentenario de la Revolución Francesa. Seis meses después de su muerte, el senado brasileño emitió un decreto a través del cual el Teatro Nacional de Brasilia cambió su nombre por el de Teatro Nacional Claudio Santoro. Gerard Béhague, especialista en la historia y la estética de la música latinoamericana, afirma que las obras tempranas de Santoro están orientadas hacia lo atonal y más tarde, debido a la influencia de su maestro Hans-Joachim Koellreutter, su estilo transitó hacia una visión hasta cierto punto libre de la técnica dodecafónica. Después, el compositor desarrolló un lenguaje más cercano al nacionalismo y, a la vez, mostró en sus composiciones una cierta afinidad con la música de Sergei Prokofiev (1891-1953), surgida por razones no sólo estéticas sino también por sus convicciones políticas de corte socialista. En las últimas dos décadas de su vida, Santoro adoptó varias de las técnicas musicales más nuevas y actualizadas de su tiempo. La afirmación de que el numeroso catálogo de composiciones de Santoro es particularmente abundante en música instrumental, debe ir acompañada por el dato de que el compositor amazónico redactó la muy estimable cantidad de catorce sinfonías. La primera data de 1940 y la última fue terminada un par de meses antes de su muerte. El Ponteio (1953) para cuerdas de Santoro se inicia con una sección más o menos viva marcada por los acentos irregulares, seguida de un episodio central más lento y lírico, para concluir con una reexposición de la primera parte, en un clara forma ternaria A-B-A. El término portugués ponteio se refiere a lo que en castellano se conoce como la técnica de puntear en los instrumentos de cuerda.


Cantos enterrados, concierto para violonchelo y orquesta de cámara Cuando se trata de escribir sobre música nueva, reciente, fresca, nada hay mejor que contar con el testimonio vivo del compositor de la obra y del intérprete para quien fue escrita. He aquí, pues, esta narración a dos voces sobre Cantos enterrados, que inicia con estas palabras del compositor costarricense Alejandro Cardona: La sociedad patriarcal ha sistemáticamente demonizado a los símbolos femeninos. Nos encontramos (en mitos, en canciones, en discursos religiosos) con mujeres terribles, serpientes, sirenas, brujas, etc., relacionadas simbólicamente con el agua y con lo subterráneo, amenazantes y, a la vez, atrayentes: la “perdición de los hombres” como dice La Petenera en sus versiones mexicanas y españolas. Cantos enterrados está inspirado en estos personajes femeninos y en ciertos sones veracruzanos en donde aparecen: La Petenera, La Lloroncita, La Bruja. Fragmentos de estos sones, todos relacionados con símbolos femeninos acuáticos (sobre todo la sirena), emergen del tejido musical como elementos sobrevivientes de un exilio forzoso o como resonancias de un mundo reprimido y enterrado (pero evocado con una mezcla de fascinación morbosa y espanto). La obra tiene cuatro movimientos: La Petenera (Canto de la sirena); Son del marinerito encantado; La Lloroncita (Resonancias), y Son de la bruja. El primero conduce directamente al segundo, y entre los últimos dos hay una cadenza para el violonchelo. Por su parte, el violonchellista mexicano Álvaro Bitrán, destinatario de Cantos enterrados junto con la Orquesta Sinfónica de Heredia, comenta lo siguiente: Me queda claro que Alejandro no sólo sabe mucho de los instrumentos de cuerda, sino que conoce especialmente bien el violonchello.Ya he tocado y grabado varias obras suyas para mi instrumento, todas muy satisfactorias. En Cantos enterrados, Alejandro alterna lo lírico con lo virtuoso, en una estructura tradicional en cuatro movimientos.

En el primero de ellos hay una especie de recitativo para el solista, con un acompañamiento discreto de la orquesta. Técnicamente, la obra es difícil, y está muy bien balanceada, de manera que el violonchello se escucha siempre con claridad. Como en toda la música de Alejandro, hay numerosas influencias, desde el blues hasta la música dodecafónica, pasando por lo afroamericano y otras cosas. En una de sus comunicaciones, Alejandro me comentó que Cantos enterrados tiene proporciones más barrocas que románticas. En una reseña sobre el estreno de esta obra de Cardona, el cronista José Manuel Rojas G. escribió lo siguiente: Cuesta mucho despegarse del violonchello y de la orquesta en Cantos enterrados de Cardona, como cuando Ulises en la Odisea pide que lo amarren para seguir escuchando el canto de las sirenas porque tiene curiosidad. Todos queremos seguir escuchando. No hay que ponerse cera en los oídos, más bien mantenerlos abiertos y seguir debatiendo sobre la masculinidad no resuelta en la cultura Occidental. La Petenera, La Lloroncita y La Bruja, estos sones veracruzanos representan en este caso la mitología de lo reprimido, así como el tango es la mitología del puñal según Borges. El discurso musical y textual de Cardona se convierte en un sincretismo hecho resistencia: palabra y música forman un discurso polifónico balanceado, intenso y donde no hay cabida para el silencio. Cantos enterrados recibió su estreno absoluto el 20 de julio de 2014 en el Teatro Eugene O’Neill en San José de Costa Rica, con Álvaro Bitrán como solista y la Orquesta Sinfónica de Heredia dirigida por Eddie Mora, en el marco del XIII Seminario de Composición realizado en colaboración con el Colegio Latinoamericano de Compositores de Música de Arte. La obra se repitió al día siguiente en Heredia, y se escucha por primera vez en México el 13 de noviembre de 2014 con Álvaro Bitrán como solista y la Orquesta de Cámara de Bellas Artes dirigida por Cesario Costa.

ORQUESTA DE CÁMARA DE BELLAS ARTES

ALEJANDRO CARDONA (1959)

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TERCERA TEMPORADA 2014 18

LUIS DE FREITAS BRANCO (1890-1955) Dos melodías para cuerdas, op. 5

Descubrió la primera ópera española, titulada Celos aun del ayre matan. Escribió crítica musical en varias publicaciones. Fue director de algunas de ellas, como Arte musical y Gazeta musical. Trabajó arduamente en lograr el merecido reconocimiento de la polifonía portuguesa. Investigó particularmente la música de Joao Domingos Bomtempo. Fue profesor y subdirector del Conservatorio Nacional en Lisboa. Ocupó diversos puestos administrativos en varias instituciones culturales portuguesas. Y además de todo ello, se dio tiempo para componer un buen número de obras, entre las que destacan, según los estudiosos de su música, sus partituras sinfónicas. Tal es el perfil del polifacético músico portugués Luis de Freitas Branco, nacido y muerto en Lisboa. Una compacta pero ilustrativa aproximación a la importancia de su trabajo compositivo está en estas líneas del compositor y musicólogo Fernando Lopes-Graça, citadas en el Diccionario Grove de la Música y los Músicos: En el campo creativo le debemos, sin duda, la renovación de nuestra música cuando, alrededor de 1910, introdujo en Portugal el modernismo, tal como estaba determinado en ese tiempo por el impresionismo de Debussy y por los primeros experimentos atonales de Schoenberg. Nuestra música para piano, de cámara y sinfónica logró de inmediato en sus composiciones un nivel técnico y estilístico que no podía haber sido previsto en el entonces reciente pasado o incluso en todo el siglo XIX. Las Dos melodías para cuerdas de Freitas Branco datan de 1909. La primera es una pieza que transita entre lo melancólico y lo expresivo, y está concebida en un lenguaje neo-romántico salpicado por algunas pinceladas de modernismo. Su austera armonía es particularmente atractiva. La segunda pieza se mueve en un ámbito similar a la primera, siendo más transparente en su textura y más dulce en su armonía que aquélla. La audición de estas Dos melodías para cuerdas deja en el oyente la impresión de algo elegíaco.


Originario de Lisboa, Joly Braga Santos estudió simultáneamente el violín y la composición. Más tarde, se preparó también como director de orquesta, especialmente como alumno de Hermann Scherchen en Italia. En sus primeras obras como compositor, Braga Santos mostró la influencia de su maestro más importante, Luis de Freitas Branco, produciendo partituras de corte neoclásico y lenguaje modal que, en sus propias palabras, “sin desdeñar las conquistas del siglo XX, hablasen al hombre común con sencillez y claridad.” Entre los compositores que influyeron en el pensamiento creativo del músico portugués se menciona a los ingleses William Walton (1902-1983) y Ralph Vaughan Williams (1872-1958), y en algunos análisis de sus obras aparecen también los nombres de Jean Sibelius (1865-1957) y Claude Debussy (1862-1918) como puntos de referencia. Como consecuencia de diversas estancias en el extranjero, Braga Santos renovó paulatinamente su pensamiento sonoro y comenzó a utilizar un lenguaje armónico más avanzado; al mismo tiempo, sus obras tendieron a presentar una componente tímbrica que ya no sólo era un toque de color sino un importante elemento estructural. A la vez, Braga Santos conservó su apego a las grandes formas y una cierta tendencia a la monumentalidad. Si bien compuso obras en diversos géneros y formas (que incluyen obras de cámara y música para la escena), Joly Braga Santos fue ante todo un reconocido compositor orquestal. Así, en un catálogo de obras que consta de 70 números de opus, destacan numerosas partituras para orquesta y, entre ellas, ocupan un lugar especial sus seis sinfonías, escritas entre 1947 y 1972. El Concierto en re mayor, Op. 17 para cuerdas fue escrito en el año de 1951. Está dedicado a la Academia de Instrumentistas de Cámara, agrupación que estrenó la obra ese mismo año en la ciudad de Lisboa. El intenso Adagio central de la obra fue interpretado en la misa fúnebre de Joly Braga Santos.

ORQUESTA DE CÁMARA DE BELLAS ARTES

JOLY BRAGA SANTOS (1924-1988)

Concierto para cuerdas en re mayor, op. 17

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TERCERA TEMPORADA 2014

PROGRAMA 5 Domingo 23 de noviembre

Centro Cultural Roberto Cantoral Festival Artístico de Otoño Jornadas INBA-SACM El arte de lo intangible Rodrigo Macías, director huésped Julieta Cedillo, flauta Ana Lara Canticum Sacrum

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Samuel Zyman Concierto para flauta y pequeña orquesta (1991) Allegro enérgico Lento espressivo Allegro animato INTERMEDIO Salvador Torre Homm-ages* Ariel Waller Concertino para cuerdas (1994)** Ana Paola Santillán Alcocer Hadron (2014)* * Estreno mundial ** Estreno en México


Director huésped

Flauta

Estudió en el Instituto Cardenal Miranda en la Ciudad de México y en el Conservatorio Giuseppe Verdi de Milán, en Italia. Sus principales maestros fueron Xavier González, Sandro Gorli y Juan Trigos. Ha dirigido las orquestas más importantes de México como la Sinfónica Nacional, la Sinfónica del Estado de México y la Filarmónica de la Ciudad de México. De 2008 a 2011 fue director asistente de la OFUNAM y desde 2010 es director titular de la Orquesta Sinfónica Juvenil del Estado de México. Colaborador de ensambles de música nueva como Onix y Liminar, ha dirigido también las óperas Tosca, Payasos, Don Pasquale, La Traviata y El murciélago, entre otras. Como compositor, su música se ha interpretado en México, Estados Unidos e Italia.

Originaria de Puebla. Inició sus estudios musicales a los cinco años en el Conservatorio Nacional de Música en la Ciudad de México. A los ocho ingresó a la cátedra de flauta transversal con Gildardo Mojica y concluyó sus estudios en la Escuela de Perfeccionamiento Vida y Movimiento, bajo la tutela de Rubén Islas. Más tarde realizó la maestría en la Universidad Carnegie Mellon Pittsburgh, E. U. con Julius Baker. Ha tomado cursos de perfeccionamiento con Paul Davies, Elena Durán, Bonita Boyd, Lisa Hansen, Geoffrey Gilbert y William Bennet, entre otros. Se ha presentado como solista en México, Guatemala, Argentina y Estados Unidos. Actualmente imparte la cátedra de flauta en el CNM y es maestra titular de la Escuela de Iniciación a la Música y a la Danza del Centro Cultural Ollín Yoliztli; es maestra de flauta transversa en la Orquesta Escuela del Sistema de Fomento Musical, y desde 1991 es flautista principal y jefe de sección de la Orquesta Sinfónica Nacional de México.

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RODRIGO MACÍAS JULIETA CEDILLO

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TERCERA TEMPORADA 2014

ANA LARA (1959) Nació en México. Estudió composición en el Conservatorio Nacional de Música con Daniel Catán y Mario Lavista y en el Cenidim con Federico Ibarra. De 1986 a 1989 realizó estudios de composición en la Academia de Música de Varsovia, Polonia, gracias a una beca del gobierno polaco. Es maestra en etnomusicología por la Universidad de Maryland, Estados Unidos. Coordinó la programación de música contemporánea del Festival Internacional Cervantino de 2006 a 2009. Es fundadora y directora artística del Festival Internacional Música y Escena desde 1998. Se ha hecho acreedora a las becas Jóvenes Creadores (1989-1990), al Programa de Intercambio de Residencias Artísticas México-Estados Unidos (1995), al Sistema Nacional de Creadores (1994-1997, 1998-2001 y 2005-2008) y a la Residencia Artística de la Fundación Rockefeller en Bellagio, Italia (2000).

Canticum Sacrum

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En 1997, con motivo de los 25 años del Festival Internacional Cervantino, la compositora mexicana Ana Lara recibió el encargo de escribir una obra vocal. El resultado del encargo fue su Réquiem, para coro mixto a cappella, dedicado por partida doble al Festival Internacional Cervantino y al grupo Cappella Cervantina, quien se encargó de su estreno absoluto en la ciudad de Guanajuato en el marco de aquella edición del Festival. El Réquiem de Ana Lara está basado fundamentalmente en la Misa de Difuntos del canto gregoriano, y en el proceso de su creación la compositora utilizó una serie de procedimientos (principalmente lo que ella misma define como polifonía heterofónica) que remiten a la música del gran compositor húngaro György Ligeti (1923-2006). Descrita de una manera muy sencilla, la polifonía heterofónica del Réquiem de Ana Lara implica que las 16 voces cantan el mismo texto y la misma melodía, pero con diferentes ritmos. Durante el proceso de composición del Réquiem, Ana Lara se mantuvo básicamente fiel a las melodías gregorianas originales de la Misa de difuntos, haciendo solo algunas adaptaciones menores con el objeto de enfatizar ciertos elementos musicales. Tres años después de componer su Réquiem, Ana Lara retoma la partitura vocal original y realiza en el año 2000 una adaptación de su primera parte, el Kyrie, para orquesta de cuerdas. Puede decirse, en realidad, que este trabajo de adaptación consistió básicamente en transcribir las partes vocales a los instrumentos de cuerda, con el resultado de que ambas versiones son prácticamente iguales entre sí. Es posible percibir un refinado trabajo contrapuntístico, así como una sucesión canónica de las voces, primero de las graves a las agudas y más tarde, a la mitad de la pieza, en orden inverso. El origen gregoriano de las dos obras (la partitura vocal y la pieza para cuerdas) garantiza que la base armónica sea claramente modal. La adaptación para cuerdas del Kyrie del Réquiem recibió el título de Canticum sacrum, es decir, Canción sagrada. La compositora afirma que eligió precisamente el Kyrie como base del Canticum sacrum, tanto por el valor musical de ese fragmento de su Réquiem como por el valor ritual de concelebración que implica en el contexto de la liturgia. Canticum sacrum, cuya partitura está dedicada a la pintora Magali Lara (hermana de la compositora) fue estrenada por la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, dirigida por Francisco Savín, el 4 de julio de 2000 Nota de Juan Arturo Brennan


Nació en la Ciudad de México. Reconocido como uno de los principales compositores de México. Estudió piano y dirección de orquesta en el Conservatorio Nacional de Música y en la Juilliard School of Music de Nueva York. Obtuvo un doctorado en composición, y desde 1987 trabaja en Juilliard como catedrático. Es coordinador en el Forum de Compositores y compositor residente de la Westfield Symphony Orchestra, Estados Unidos. Sus obras han sido comisionadas, estrenadas e interpretadas por grandes solistas como Yo-Yo Ma y Carlos Prieto. Ha escrito conciertos para violonchelo, piano, flauta, guitarra y arpa; dos sinfonías, obras de cámara, canciones y música para cine.

Esta obra refleja una influencia mozartiana en su orquestación. Los tres movimientos están escritos en forma de sonata. El primero, de gran nerviosismo y tensión, sólo logra encontrar descanso después de la brillante cadencia del solista, lo que nos prepara para el lirismo, sumamente expresivo del segundo tiempo. Las líneas de la flauta se asemejan a una melodía vocal de gran intensidad, contrastando con el virtuosismo del primer y tercer movimientos. En este último, la orquesta inicia un ritmo de gran vitalidad que después desarrolla la flauta, llegando a un segundo tema de un lirismo triunfal que casi podríamos calificar de heroico. Nota del compositor

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SAMUEL ZYMAN (1956)

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TERCERA TEMPORADA 2014

SALVADOR TORRE Es compositor, flautista y profesor egresado de los conservatorios Nacional de Música de México, de Boulogne, Pantin y La Sorbone en Francia. Ha participado en las actividades y cursos del Instituto de Investigaciones Acústicas y Musicales de París. Ha sido compositor residente en el Conservatorio de Música de Montreal. Sus obras han sido interpretadas en Francia, Alemania, Reino Unido, Canadá, Japón, Eslovenia y Chile; y en México, en el Festival Internacional Cervantino, el Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez y el Festival del Centro Histórico. Ha representado a México, entre otros festivales importantes, en la Tribuna Internacional de Compositores de la UNESCO en Holanda, en el International World Music Day, en Japón y en Eslovenia. Es catedrático del Conservatorio Nacional de Música de México y miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

Homm-ages

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Son diversos homenajes a compositores del siglo XX, quienes fueron pioneros de una revolución musical. Son pequeñas piezas, cada una dedicada a uno o varios compositores y aplicando la técnica que cada compositor utilizó, por ejemplo: Cage utilizó cartas estelares para componer, Messiaen se inspiró en el canto de los pájaros y sus intrincados ritmos, Berio utilizó una escritura espacio-temporal novedosa pero que ya estaba intrínseca en la escritura musical tradicional, Reich emplea una célula melódica que se repite ad infinitum pero que va cambiando imperceptiblemente. Con todo esto descubrimos que estos procedimientos ya existían en otras épocas de la música, solo que bajo otra óptica. Cada músico toca cada una de estas piezas de una manera (casi) independiente, de manera que cada pieza o movimiento constituye una especie de collage en la que la pieza se superpone a sí misma, esta superposición debe estar puesta en el espacio sonoro gracias a que los músicos están dispuestos en diferentes puntos entre el público, aportando distancia y ubicación a las fuentes sonoras en un espacio tridimensional. Nota del compositor


Nació en la Ciudad de México. Licenciado en composición egresado de la Escuela Nacional de Música de la UNAM, imparte materias teóricas en la misma institución. Realizó estudios de dirección orquestal con René Defossez, León Barniz y Enrique Ribo, y canto gregoriano con José Luis Torres. Miembro de la Liga de Compositores de Música de Concierto de México, de la cual fue presidente, y de la Sociedad de Autores y Compositores de México. Sus composiciones han sido premiadas por el Fonca. Actualmente dirige el coro Miguel C. Meza de la Iglesia Metodista de México.

Concertino para cuerdas Es una partitura escrita hace veinte años, con un lenguaje neobarroco desde el punto de vista de la rítmica utilizada, así como las constantes imitaciones entre los diferentes instrumentos, sin embargo, la forma de la partitura es un Allegro que obedece a la forma sonata clásica, con un motivo inicial rítmico, un puente y un segundo motivo melódico, en la parte de la exposición, seguido del desarrollo y posteriormente da paso a la reexposición. Pero desde el punto de vista armónico inicia en do mayor, pero al tercer compás modula constantemente y hace uso de acordes de séptima hasta oncena, alterados, sextas napolitanas, sextas aumentadas, pero siempre en la búsqueda de un movimiento perpetuo. Por otra parte, se enriquece la ejecución con diferentes sonoridades que se demandan, como el uso de legno, pizzicatos, diferentes golpes de arco. Esta pieza podría ser catalogada dentro de los aspectos posmodernistas. Nota del compositor

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ARIEL WALLER (1956)

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ANA PAOLA SANTILLÁN ALCOCER (1972) Inició sus estudios en el CIEM con María Antonieta Lozano, Gerardo Tamez y Alejandro Velasco. Obtuvo la licenciatura en composición, con distinción, por el Trinity College London bajo la tutoría de Vincent Carver. Con el apoyo de la beca Fulbright-García Robles, obtuvo la maestría con honores en la Rice University. Actualmente estudia el doctorado en composición en McGill University, Canadá, gracias a la Beca para Estudios en el Extranjero Fonca-Conacyt. Resultó ganadora al Programa de Comisión de Obra del SNFM de Conaculta y obtuvo mención honorífica en el concurso para la New England Philharmonic. Con el apoyo de la UNESCO, fue compositora en residencia en el VCCA (2005). Sus obras han sido ejecutadas por el Canadian Contemporary Ensemble, Het Trio, el Dúo Harpverk, el Cuarteto Carlos Chávez, New York New Music Ensemble, Speculum Musicae y la organista Gail Archer.

Hadrón

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Un hadrón representa una clase de partícula subatómica compuesta por la combinación de uno o más quarks o antiquarks (partículas constituyentes fundamentales de la materia). Los hadrones tienen estados alterados conocidos como resonancias. Un sinfín de diferentes tipos de resonancias en los hadrones se ha percibido durante experimentos de partículas físicas. Estas resonancias decaen considerablemente rápido (entre 10 y 24 segundos) a través de una penetrante fuerza nuclear. Hadrón, para orquesta de cuerdas, representa musicalmente la interacción y retención gradual de estas partículas subatómicas, así como los diferentes estados de energías y algunas de sus resonancias con sus estados alterados, así como sus decaimientos. Algunos de los elementos de exploración en esta pieza incluyen el uso de un acorde base que comprende las doce notas y los once intervalos en el espacio de 5 octavas y un tritono. La pieza también explora estructuralmente y rítmicamente la proporción áurea, haciendo uso de la serie de Fibonacci. La obra fue escrita para la Orquesta de Cámara de Bellas Artes para las Jornadas de Música Mexicana INBA-SACM Nota de la compositora


PROGRAMA 6 Jueves 27 y domingo 30 de noviembre Rubén Silva, director huésped Adrian Justus, violín Astor Piazzola Oblivion Franz Joseph Haydn Concierto para violín No. 1 en do mayor, Hob VIIa / 1 Allegro moderato Adagio Presto Franz Waxman Fantasía sobre la ópera Carmen de George Bizet INTERMEDIO Wolfgang Amadeus Mozart Divertimento en re mayor K.V. 136 Allegro Andante Presto Wolfgang Amadeus Mozart Divertimento en si bemol mayor K.V.137 Andante Allegro di molto Allegro assai

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RUBÉN SILVA

Director huésped Nacido en La Paz, Bolivia, radicado en Varsovia y nacionalizado polaco, Rubén Silva es uno de los directores de orquesta más conocidos de Polonia. Entre 1974-78 estudió dirección de orquesta y composición en la Universidad Católica de la capital de Bolivia bajo la tutela del maestro armenio Ruben Vartanian. Todavía como estudiante, Rubén Silva fue director asistente de Carlos Rosso, director titular de la Sinfónica Nacional de Bolivia. Aparte de sus numerosas apariciones con la Ópera de Cámara de Varsovia en el extranjero y festivales por Austria, Francia, Alemania, Italia, Líbano, Holanda, Japón y España, la carrera individual de Rubén Silva ha sido particularmente extensa en España, donde ha dirigido óperas en el Teatro de la Zarzuela y en el Teatro Albéniz de Madrid, el Teatro Arriaga de Bilbao, el Gran Teatro de Córdoba y el Teatro Guimera de Santa Cruz de Tenerife. En ellos ha trabajado con prominentes cantantes de como Michele Pertusi, Gwendolyn Bradley, Alberto Rinaldi e Inga Nielsen. Desde 1998, colaboró regularmente con la Ópera de Cámara de Belgrado. Ha sido director artístico y titular de la Orquesta Filarmónica de Koszalin, director musical del Gran Teatro de Ópera de Łódz en Polonia; regularmente dirige en la Ópera “Nova” de Bydgoszcz. Además, colabora con mucha frecuencia con el Teatro de Operetas y Musicales de Gliwice, donde ha realizado un sinfín de obras del género ligero como: La Condesa Mariza y La Princesa de las Czárdás de E. Kalman, La Viuda Alegre y El País de las Sonrisas de F. Lehar, y El Murciélago de J. Strauss. En 2010 fue nombrado primer director invitado de la Sinfónica Nacional de Bolivia. Actualmente es el director artístico y titular de la Ópera de Cámara de Varsovia. Su repertorio abarca 35 títulos de óperas, así como un amplio y versátil repertorio de conciertos, que va desde el Barroco hasta la música contemporánea. Ha realizado grabaciones para la Radio y TV en Polonia, Alemania, España y Bolivia. Ha grabado en CD la ópera polaca Halka de Moniuszko.


Violín

Nacido en la Ciudad de México, Adrian Justus comenzó su formación musical a temprana edad con Yuriko Kuronuma y Stanislaw Kawalla. Desde muy joven ganó varios concursos en nuestro país. Realizó sus estudios en la Escuela Eastman de Rochester con Zvi Zeitlin. Tomó cursos de perfeccionamiento con Glezarova y Anna Roznovsky en Tel Aviv. Fue uno de los cuatro violinistas participantes en el Programa de Ejecutantes Pinchas Zukerman en la Escuela de Música de Manhattan, donde trabajó con el propio Zukerman y con Patinka Kopec. Asimismo, ha estudiado composición y ha escrito varias obras para su instrumento, entre las que se incluyen cadenzas originales para los conciertos de Mozart. Adrian Justus se ha presentado en prestigiosas salas de concierto alrededor del mundo, entre ellas Carnegie Hall de Nueva York, Suntory Hall de Tokio, Tel Aviv Museum of Art, Sala Española del Castillo de Praga, Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de Mexico, Wigmore Hall de Londres y Barbican Center, como parte del Festival Janácek. Durante su tercera gira por Japón fue entrevistado por NHK Television Art Series, entre otras actividades. También participó como solista con la Orquesta Filarmónica de Tokyo tocando el Concierto para violín y orquesta de Manuel M. Ponce en el marco de una serie de conciertos de música mexicana organizado por la Tokyo Opera City Cultural Foundation. En la edición 2014 del Festival de Israel, Adrian Justus realizó un aclamado recital tocando los 24 caprichos de Paganini. Sus discos incluyen, entre otros, el Concierto de Sibelius con la Philharmonia Orchestra de Londres y más reciente, Tapestry con música de cámara contemporánea. Ha ofrecido numerosos recitales y conciertos con orquesta en México, Japón, Israel, la República Checa, Inglaterra y Estados Unidos, entre otros. Además de su actividad de concertista, Adrian Justus ha estudiado composición y ha escrito numerosas obras para su instrumento.

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ADRIAN JUSTUS

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NOTAS AL PROGRAMA:

ASTOR PIAZZOLLA (1921-1992) Oblivion

El hecho de que las teorías y las composiciones de Astor Piazzolla hayan sido (y sigan siendo) objeto de gran controversia es una buena señal: no hay peor indicio de mediocridad en la música que la indiferencia o la aceptación callada. A casi una década de la muerte de Piazzolla, sus contribuciones a la música del siglo XX siguen siendo apasionadamente debatidas por dos bandos ferozmente antagónicos. Por un lado, los defensores a ultranza del tango tradicional, quienes al discutir a Piazzolla suelen terminar con una frase ya muy manida: “Pero si eso no es tango”. Por otro lado, tangófilos más flexibles y sensibles, que reconocen que en manos de Piazzolla el tango no murió ni se volvió irreconocible, sino que simplemente adquirió su carnet de modernidad, que buena falta le hacía. Piazzolla trabajó para el legendario Carlos Gardel en el inicio de su carrera, y más tarde fue bandoneonista de una de las más tradicionales orquestas de tango, la de Aníbal Troilo, el famoso Pichuco. Al mismo tiempo que dejaba que el tango se le metiera en los huesos, Piazzolla se preparaba para empresas musicales más ambiciosas, estudiando composición en París con la maestra fundamental de su tiempo, Nadia Boulanger. De la sabia combinación de ambos mundos, el del tango y el de la música de concierto, Piazzolla obtuvo un lenguaje plenamente personal y un sonido absolutamente inconfundible, que si bien es apreciable en sus obras de concierto, lo es más aún en los tangos que compuso para los ensambles tradicionales que fundó y dirigió. Escrito en 1984, Oblivion es uno de los tangos nuevos (o nuevos tangos) más conocidos y populares de Piazzolla. En su versión original, la pieza ofrece al oyente amplias líneas melódicas (nostálgicas, tristes, casi luctuosas) del bandoneón que se elevan elegantemente sobre una discreta textura de cuerdas. Se trata sin duda de una de las piezas más líricas y expresivas del catálogo de Piazzolla, y en cierto sentido está emparentada con otro de sus tangos más famosos, Adiós Nonino. Puede decirse, sin afán peyorativo alguno, que Piazzolla explora en Oblivion una vena sentimental marcada al mismo tiempo por cierta austeridad. En efecto, la palabra oblivion quiere decir “olvido”, pero también se le puede traducir como “amnistía”, como una especie de olvido amplio y general, en el espíritu de “dejar ser”, “dejar en paz”. Así, se percibe en la pieza una especie de decantada desolación, de nebulosa lejanía.


A diferencia de lo que ocurre con muchos otros grandes compositores, a Haydn no se le recuerda como un gran virtuoso instrumental. De hecho, los escasos datos que se tienen de su infancia y adolescencia indican que, sobre todo, Haydn se dedicó a cantar, llegando incluso a ser solista en el coro escolar. Sin embargo, como era usual en aquella época, los jóvenes solían recibir una educación musical más o menos completa, y el propio Haydn indica, en un breve esbozo autobiográfico, que además de las materias escolares generales aprendió “el arte de cantar, el teclado y el violín, con muy buenos maestros”. Sin embargo, Haydn no llegó a destacar como un gran instrumentista, de modo que la creación de sus conciertos está asociada en general con la presencia coyuntural de importantes solistas de su tiempo. Tal es el caso del primero de sus conciertos para violín, que fue escrito en 1768 ó 1769 para Luigi Tomasini (1741-1808), como consta en la anotación de la partitura original, “fatto per Luigi”. Originario de Pésaro (ciudad natal de Rossini), Tomasini pudo haber sido alumno de violín de Leopold Mozart, y casi seguramente recibió lecciones de composición de Haydn. Cuando Haydn entró al servicio de la corte de los Esterházy, Tomasini ya era primer violinista en la orquesta y poco después fue nombrado Konzertmeister, puesto que conservó hasta su muerte. Durante los largos años de Haydn en Esterháza, el compositor entabló una estrecha relación personal y profesional con Tomasini, quien además de sus labores como violinista se dio tiempo para componer un buen número de obras, en las cuales, como es lógico suponer, se hace evidente la influencia de Haydn. La parte solista del Concierto Hob.VIIa/I de Haydn es refinada y elegante, permeada de una gracia sencilla y directa. Desde el punto de vista del estilo, es curioso notar que por momentos Haydn parece estar transitando por terrenos más propios del barroco que del clásico. Haydn compuso otros tres conciertos para violín, uno de los cuales se perdió.

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Allegro moderato Adagio Presto

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FRANZ WAXMAN (1906-1967)

Fantasía sobre la ópera Carmen de Georges Bizet Franz Waxman (1906-1967) fue un notable compositor y director de orquesta, nacido alemán y más tarde nacionalizado estadunidense. Se pagó sus estudios en el Conservatorio de Berlín tocando el piano en cafés y restaurantes y como miembro de una banda de jazz. En 1930 realizó su primer trabajo para el cine, el arreglo y dirección de la partitura de Frederick Hollander para la película El ángel azul. Tres años más tarde, Waxman realizó su primera partitura original, también para una película de Fritz Lang. La llegada del nazismo hizo que Waxman se mudara a París y más tarde a Hollywood, donde con el paso del tiempo se convirtió en uno de los compositores cinematográficos de mayor reputación y prestigio. En 1947 fundó el Festival Musical de Los Ángeles y fue su principal director orquestal hasta el año de su muerte. Entre las principales influencias que pueden detectarse en el lenguaje musical de Waxman están las de Sergei Prokofiev y Richard Strauss. En el año de 1947, Waxman compuso la partitura para la película Humoresque (dirigida por Jean Negulesco) basada en temas de la ópera Carmen (1874) de Georges Bizet (1838-1875). No deja de ser interesante saber que Carmen, una de las óperas más queridas y populares del repertorio, fue recibida fríamente la noche de su estreno en la Ópera Cómica de París el 3 de marzo de 1875. De hecho, este fracaso parcial de su ópera afectó tanto a Georges Bizet (1832-1875) que su salud se deterioró rápidamente y murió tres meses después, a la tierna edad de 36 años. El libreto de Carmen fue escrito por Henri Meilhac y Ludovic Halévy, y estuvo basado en una muy buena novela corta de Prosper Merimée. La acción se lleva a cabo en Sevilla, alrededor de 1820. La afortunada invención melódica que Bizet aplicó en la creación de Carmen ha hecho que los numerosos arreglos, transcripciones, variaciones, glosas y fantasías que sobre sus temas se han hecho, incluyendo las dos suites originales de la ópera, sigan siendo muy populares en las salas de concierto. La famosa y popular música de Carmen es, además, una de las numerosas muestras de la buena música española escrita por compositores franceses. De la partitura escrita para la película de Negulesco, el compositor Franz Waxman extrajo su Fantasía Carmen, concebida originalmente para violín y orquesta, y que se conoce también en otros arreglos. En la pista sonora de la película se escucha el violín de Isaac Stern.


ELABORACIÓN GENERAL DE NOTAS: JUAN ARTURO BRENNAN

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Divertimento, partita, serenata, casación, suite... Si bien es cierto que una revisión enciclopédica exhaustiva permitiría encontrar las diferencias precisas entre estos géneros musicales, el hecho es que durante una buena parte del siglo XVIII fueron escritas numerosas obras a las que bien puede aplicárseles cualquiera de estas designaciones, que en su momento fueron intercambiables y prácticamente equivalentes. Se trata de obras para ensambles de alientos, de cuerdas o mixtos, concebidas en varios movimientos y realizadas en un espíritu camerístico alternativamente intimista y expansivo. Muchas de estas obras fueron dedicadas a acompañar diversas celebraciones familiares, civiles, escolares, etc., y el gran maestro de estos géneros fue sin duda Wolfgang Amadeus Mozart. Si en su momento los divertimentos de Mozart funcionaron como simple música de fondo, hoy son considerados como ejemplos exquisitos de música que debe ser escuchada con profunda atención. En los albores de 1772, en Salzburgo, Mozart compuso un grupo de tres divertimentos para cuerdas, cada uno en tres movimientos, designados en su catálogo con los números KV 136-138. Como lo señala Robin Golding, son obras más cercanas al espíritu de la sinfonía italiana que al del cuarteto de cuerdas. Robin Golding señala que en el Divertimento KV 136 Mozart propone un Allegro de carácter virtuosístico, un Andante en estilo italiano, y un Presto en el que destaca un breve episodio fugado. Sobre el Divertimento KV 137, Golding escribe que tiene dos características poco comunes: sus tres movimientos están en la misma tonalidad, y Mozart propone un movimiento lento seguido de dos movimientos rápidos, en contra de la añeja costumbre del formato barroco rápido-lento-rápido.

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PROGRAMA 7 Domingo 7 de diciembre

30 Aniversario del Teatro de la Ciudad de Monterrey Filemón y Baucis Ópera de marionetas Franz Joseph Haydn José Luis Castillo, director concertador César Tavera, director escénico BAÚL TEATRO José Octavio Sosa, coordinador ejecutivo del Estudio Ópera de Bellas Artes 12 y 17 h Teatro de la Ciudad de Monterrey Mariano Matamoros 732, Centro Monterrey, Nuevo León


Director: José Luis Castillo Primer concertino: Vladimir Tokarev Ivanovic Segundo concertino: Rosendo Monterrey Cosío Violines primeros: Carlos Ramírez Guzmán Francisco Arias Esquivel Pastor Solís Guerra Francisco R. Ladrón de Guevara Finck Violines segundos: Vera Olegovna Koulkova, principal José Manuel del Águila Cortés David Guzmán Rodríguez José Alfredo Vega Morales Luis Demetrio Ramos Olvera Jorge Chaparro González Violas: Mikhail Kouznetsov Fiodorova, principal Arturo Rebolledo Díaz Ricardo David Orozco Buendía Astrid Montserrat Cruz González

Violonchelos: Fabiola Flores Herrera, principal José de Jesús Guzmán Ruvalcaba Ángel Romero Ortiz Luz del Carmen Águila y Elvira Contrabajos: Marco Antonio Villafán García Torres, principal Alberto Eduardo Franco González Piano: Abraham Alvarado Vargas Personal Administrativo Gerente: Rafael Luna Pimentel Administradora: Alejandra Silva Martínez Difusión y Relaciones Públicas: Delia Martínez García Jefe de Personal: Javier Caro Ahumada Bibliotecarios: José Chavarría Mancilla, Alexis Santana Figueroa

Técnicos: Ramón Rábago Robles Mario A. Herrera Pérez Alfonso Rosas Domínguez Enlace: Pilar Peimbert Gloria Secretarias: María Eugenia Sánchez León María Teresa Radillo Ruiz Asistentes: Ixchel Rivera Cortés J. Eduardo Rosas Cisneros Chofer: Rubén Huerta Escobar

ORQUESTA DE CÁMARA DE BELLAS ARTES

ORQUESTA DE CÁMARA DE BELLAS ARTES

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TERCERA TEMPORADA 2014

Jueves 20:00 horas Palacio de Bellas Artes Sala Manuel M. Ponce

Av. Hidalgo No.1 Colonia Centro Boleto $60.00 Descuento a estudiantes, profesores y afiliados a INAPAM y SÉPALO Informes: 5512 25 93

Domingos, 12:00 horas Conservatorio Nacional de Música Auditorio Silvestre Revueltas 36

Av. Presidente Masaryk 582 (esq. Periférico) Colonia Polanco ENTRADA LIBRE

Domingo 23 de noviembre, 12:00 horas Centro Cultural Roberto Cantoral Sociedad de Autores y Compositores de México Real de Mayorazgo 129, Col. Xoco Delegación Benito Juárez, México D.F. ENTRADA LIBRE


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