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COSMÉTICA
La guía básica para el cuidado de la piel
Se acerca el verano y con esta época la necesidad imperiosa de reforzar los cuidados de nuestra piel, ya que ciertos factores externos como la exposición al sol, la arena y el mar provocan efectos negativos que repercuten en su buena salud.
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Por Gimena Pedrosa, representante de Relaciones Médicas de L’Oreal
La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano y además de su importancia en muchos procesos vitales, es capaz de reflejar nuestro estado de salud y nuestras emociones. También puede evidenciar el cuidado, o no, que le demos en nuestro día a día. El cuidado de la piel es diferente en cada etapa de la vida, variando de acuerdo con las características de su composición, las necesidades puntuales o incluso las condiciones específicas como estacionales y ocupacionales. Los diferentes tipos de piel se pueden clasificar de diversas maneras, ya sea por su pigmentación, su tendencia a la resequedad u oleosidad y su estado (manchas, arrugas, deshidratación y daño solar). Independientemente de esta clasificación existe un tipo de cuidado básico que es transversal a todas las pieles y es importante a cualquier edad. Cada tipo de piel tendrá sus requerimientos particulares, pero una rutina de tres pasos básicos es el punto de partida para cuidarla de manera adecuada: higiene, hidratación y protección solar.
NOVIEMBRE 2022 • Pág 40 # 49 • Higiene de piel y productos de limpieza Este paso es uno de los tres pilares del cuidado adecuado y muchas veces es subestimado, en especial por personas de piel normal o seca, que además no usan maquillaje. La acción de eliminar de la superficie de la piel las impurezas, los productos que usamos y las células muertas que pueden acumularse en la superficie es clave para un correcto desarrollo de la llamada “función barrera cutánea”. Para elegir un producto de higiene adecuado es fundamental tener en cuenta varios aspectos. En primer lugar, el tipo de piel y el porcentaje de oleosidad definirá si se requiere una textura en gel con activos más astringentes o una textura más compensadora enriquecida con ingredientes emolientes como ser una leche, un bálsamo o una crema de limpieza. El otro factor determinante sería una forma cosmética que se adapte a los gustos y las necesidades de uso. Por ejemplo, una persona que usa maquillaje y necesita un producto que lo remueva de manera efectiva requerirá una fórmula diferente a aquella que solo se limpia la piel del rostro una vez al día y prefiere hacerlo durante el baño bajo la ducha. Encontrar un producto que cubra las necesidades de nuestra piel y que se adapte a nuestras rutinas diarias facilita que se adopte la rutina de limpieza de manera continua. Finalmente, todos los productos de higiene que se utilizan, tanto en el rostro como en el cuerpo, deberían tener un pH similar o igual al de la piel para no alterar las grasas naturales y preservar la estructura normal, independientemente de cuál sea el tratamiento complementario. Algunas sugerencias al momento de la higiene son: • Evitar limpiar la piel del rostro más de dos veces al día. En el caso del cuerpo, una vez al día es más que suficiente para mantenerse
correctamente hidratados y cuidar la barrera de protección. • Evitar usar detergentes agresivos, jabones neutros o de tocador, especialmente en la piel más fina y delicada del rostro.
Hidratación: humectantes y emolientes Una piel con falta de hidratación se ve opaca, quebradiza, incluso evidencia líneas finas y arrugas más marcadas. Por este motivo, este paso es clave. Aportar agua e ingredientes que mantengan el agua en la piel va a favorecer al correcto funcionamiento de las estructuras cutáneas. La piel, al igual que el resto de nuestro cuerpo, está compuesta mayormente de agua por lo cual esta es vital para la mayoría de los procesos celulares. Además, es especialmente importante entender que las capas más superficiales no reciben agua desde el interior de nuestro organismo, entonces, su grado de hidratación dependerá en gran parte de los factores externos. Su capacidad de retención, la disponibilidad del ambiente y la calidad de su barrera determinarán el grado de hidratación. Por ello es imprescindible complementar con un pro-
¿Qué tener en cuenta para elegir un protector solar?
A la hora de escoger este producto, se debe priorizar un factor de protección (FPS) igual o mayor a 30, en lo posible 50 o más, ya que ofrece una protección más segura y eficiente. También es importante que tenga una textura agradable que se adapte al tipo de piel del usuario, esto va a ayudar a que su uso sea más placentero. En la actualidad existen versiones en crema, en fluido, en textura mate o incluso compactos que pueden sustituir una base de maquillaje. Las versiones de color y minerales ofrecen una protección adicional contra la luz visible, factor que acentúa y profundiza las manchas marrones. Por ello estos protectores son los más recomendados para pieles con estas problemáticas.
ducto que aporte de manera externa agua, además de ingredientes que retengan dicha agua en la superficie de la piel. Si la fórmula contiene elementos reparadores de la barrera como lo son las ceramidas, los ácidos grasos, y combina agentes emolientes, este efecto será aún mejor. Existen dos caminos para aumentar contenido de agua en la piel: 1. Agregando a la superficie aceites, grasas y elementos oclusivos que impidan que el contenido de agua interno se evapore, haciendo un efecto “film” en la superficie. A este tipo de ingredientes se les llama emolientes. 2. Incorporando a la piel humectantes, es decir, moléculas que actúan como imanes capaces de atraer y anclar el agua en las capas más superficiales. Uno de los más usados y reconocidos por esta propiedad es el ácido hialurónico. La combinación y los porcentajes de cada tipo en una crema determinan su textura y su efecto, pero ambos logran hidratar la piel.
Protección solar todos los días Si bien exponerse al sol tiene efectos positivos sobre el estado de ánimo y la salud general, si no nos protege-
mos de manera adecuada se pueden sufrir importantes consecuencias para la piel. El 80 % del envejecimiento cutáneo está generado por la incidencia de los rayos solares. Mas allá del aspecto estético, que cambia según la edad y el tipo de piel, una exposición inadecuada puede producir también consecuencias mucho más graves como cáncer de piel. Por este motivo es fundamental protegernos de manera adecuada de la radiación solar: todos los días y todo el año. Incorporar a nuestra rutina diaria un protector solar de amplio espectro que proteja la piel de las radiaciones UVA y UVB va a prevenir no solo el daño más grave sino también las manchas, arrugas, pérdida de firmeza y elasticidad. Por eso se suele decir que el mejor tratamiento para las arrugas es el uso de protector solar. Mas allá del cuidado básico diario, las pieles pueden tener necesidades particulares conforme pasan los años. Debido a esto, una rutina más completa debería tener activos específicos. Estos se pueden incorporar en cremas de tratamiento o con los tan famosos serums, que permiten personalizar la rutina y se adaptan muy fácilmente a los productos usados diariamente. Lo más importante de cualquier rutina es que sea fácil de mantener, que las texturas resulten agradables y que se adapten a las necesidades de cada persona. Esto ayudará a cumplirla y dará mejores resultados.

