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PLANEACIÓN / NECESIDAD DE UN SISTEMA PARA LA GESTIÓN HÍDRICA EN

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Muchos cuerpos de agua se han convertido en receptores de deposiciones humanas y de desechos de la industria.

sean bienes nacionales o que puedan contaminar el subsuelo o los acuíferos. Dicho en términos coloquiales: el que contamina paga. Siendo esta una política pública, equivale a privilegiar el lado económico en detrimento del ambiental y, por supuesto, del social.

La LFD también ha dispuesto en diversas modificaciones que, si las descargas de aguas residuales de algunos contribuyentes no rebasan los límites máximos permisibles, ellos no estarán obligados a pagar derechos por descarga. Sin embargo, esta facilidad administrativa no ha sido plenamente recurrida, y la razón puede ser que en muchos casos es más económico contaminar el agua que invertir en infraestructura, operación y mantenimiento para tratarla, más aún si no se monitorean con la periodicidad ni con la cobertura necesaria las descargas de aguas residuales que los usuarios vierten en cuerpos receptores.

Por otra parte, la ley que regula la administración de las aguas de competencia federal es la Ley de Aguas Nacionales. En su artículo 87 encontramos la figura jurídica que le da vida a las “Declaratorias de Clasificación de los Cuerpos de Agua Nacionales”; este artículo establece la capacidad de asimilación y dilución que pueden soportar los cuerpos de agua y las cargas contaminantes que estos pueden recibir, así como las metas de calidad del agua que se busca lograr, los plazos para alcanzarlas y los parámetros que deberán considerarse para el cumplimiento de las descargas de aguas residuales. En este orden de ideas, el artículo 89 establece que, para otorgar permisos de descarga, se deberán tomar en cuenta tres instrumentos normativos: 1. La clasificación de los cuerpos de agua nacionales 2. Las condiciones particulares de descarga 3. Las normas oficiales mexicanas

Si bien estos instrumentos apoyan la NOM-001SEMARNAT-1996, también es cierto que la Conagua no ha contado con los recursos humanos, materiales y financieros suficientes para cubrir todo el universo de usuarios que descargan aguas contaminadas.

Proyecto de modificación de la norma

No obstante, y aun cuando el problema radica principalmente en fortalecer a las instituciones encargadas de vigilar y coaccionar a los usuarios para tratar sus aguas residuales en un marco normativo sólido y seriamente estudiado, el gobierno federal pretende modificar la NOM-001-SEMARNAT-1996 de una manera que no se aprecia la más adecuada.

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) prepara la publicación en el DOF de un nuevo proyecto de modificación de la NOM-001-SEMARNAT-1996. Esta norma ha sido aprobada el pasado 27 de agosto de 2021 por el Comité Consultivo Nacional de Normalización de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Comarnat). Cuando sea publicada, será formalmente la Norma Oficial Mexicana NOM-001-SEMARNAT-2021, que establecerá los límites permisibles de contaminantes en las descargas de aguas residuales en cuerpos receptores propiedad de la nación.

Entre la NOM-001-SEMARNAT-2021 y la que sustituirá (NOM-001-SEMARNAT-1996) habrán pasado casi 25 años. A este respecto, cabe mencionar que la Ley Federal sobre Metrología y Normalización establece que las normas oficiales mexicanas deben ser actualizadas cada cinco años.

Las principales modificaciones que se proponen se refieren a lo siguiente: • Se incorporan tres nuevos parámetros a regular: – Demanda Química de Oxígeno (DQO), en sustitución de la DBO5 – Toxicidad – Color verdadero

• Se fija como parámetro de la temperatura máxima para las descargas en ríos los 35 grados centígrados (bajó 5 grados con respecto a la norma aún vigente). • Se incorporará el parámetro “carbón orgánico total”, para medir la carga orgánica de contaminante en aguas con una concentración mayor a 1000 mg/l de cloruros. • El parámetro de coliformes fecales será reemplazado por la determinación de Escherichia coli. • Se hacen más estrictos los límites máximos permisibles de contaminantes en las descargas de aguas residuales a cuerpos receptores de propiedad nacional. • La clasificación de las descargas de agua residual se modifica suprimiendo el uso del agua a descargar (como el doméstico, agrícola, público urbano, etc.) y sujetándolo a la naturaleza del cuerpo receptor (ríos, arroyos, canales y drenes; embalses, lagos y lagunas; zonas marinas mexicanas y estuarios; suelos). • Se actualizarán las referencias normativas para actualizar el listado de las normas mexicanas para el muestreo y análisis de los parámetros que utilizan como referencia para la aplicación de la NOM001-SEMARNAT-2021.

Asimismo, el proyecto de modificación de la norma contempla incrementar la frecuencia de muestreo y análisis; tramitar cada 3 años la exención de paráme-

tros que no apliquen; cumplir todos los parámetros en 3 años para las descargas industriales y en 5 años para las descargas municipales.

Han surgido pronunciamientos de personas y organizaciones de usuarios de las aguas nacionales que se muestran inconformes con la publicación de la NOM001-SEMARNAT-2021. Se han manifestado en el sentido de no poder cumplir con la norma por el inminente incremento en los costos del tratamiento de las aguas residuales; argumentan que no hubo una participación general para opinar sobre la norma, además de verse afectados por el incremento de los muestreos que redundará en mayores costos.

No cabe duda del impacto económico que podría suscitarse debido a la publicación del proyecto de la NOM-001-SEMARNAT-2021, pues afecta el bolsillo de los usuarios que contaminan el agua. Sin embargo, el problema en sí y el tema a discutir no tendría que ser el costo; si bien se trata de un incremento en el gasto de los usuarios, si con ello se logra revertir la problemática de la contaminación de agua constituiría un esfuerzo loable y justificado. Sin embargo, dadas las condiciones en que se encuentra dicha norma, no se tiene confianza y certeza de que se logre el objetivo y, peor aún, podría agravarse el problema. Los costos deben orientarse para que los beneficios colectivos –económicos, sociales y ambientales– se incrementen de manera inversamente proporcional a los costos, para que los esfuerzos y recursos invertidos no sean un resultado pírrico para el saneamiento de las aguas residuales.

Conclusión

Resulta plausible todo esfuerzo encaminado a mejorar la calidad de las aguas contaminadas, de buscar desde el gobierno un avance sustancial en la materia, como en el caso del proyecto de modificación de la NOM- 001SEMARNAT-2021; sin embargo, éste no es suficiente y el tema no es menor. Requiere un proceso más incluyente y profundo que considere el aporte de los profesionales y gremios dedicados a la materia, pero sobre todo el involucramiento decidido y comprometido de políticos y gobernantes. De nada servirá hacer esfuerzos si no se cuenta con el apoyo de éstos para elaborar mejores normas y hacerlas valer, así como invertir los recursos necesarios en los siguientes años y dar un giro de timón para arribar a la solución del problema del saneamiento de las aguas en México

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Necesidad de un sistema para la gestión hídrica en México

El objetivo más importante de un sistema de planeación en materia de agua en nuestro país debe ser el lograr una gestión eficiente del recurso para la utilización de las aguas nacionales, para asegurar que los mexicanos que la utilizamos actualmente y los que la requerirán en el futuro para los diferentes usos tengamos acceso a ella en la cantidad, la calidad y la oportunidad necesarias.

LUIS FRANCISCO

ROBLEDO CABELLO

Coordinador del Comité de Infraestructura, CICM. En forma simplificada, todo sistema de planeación consta de las siguientes actividades: diagnóstico de la situación actual; análisis de la situación futura; establecimiento de objetivos; políticas para alcanzar los objetivos; estrategias para alcanzar los objetivos; programas y metas.

Diagnóstico de la situación actual y análisis de la situación futura

El sistema de planeación en materia de agua debe basarse en determinar la disponibilidad actual y futura por regiones, en el tiempo y en calidad, y las demandas actuales y futuras para cada una de las regiones del país y para todos los usos.

Para contar con un sistema de planeación de la gestión hídrica orientado a una gestión eficiente del agua, es indispensable tener información suficiente y confiable de la disponibilidad actual y futura en sus dos formas fundamentales, que son las aguas superficiales (ríos y cuerpos de agua naturales y artificiales) y las aguas subterráneas (acuíferos).

A través de un sistema de planeación de la gestión hídrica es indispensable cuantificar las demandas actuales y futuras por regiones geográficas, tanto de aguas superficiales como de las subterráneas, y cuando menos para los siguientes usos: doméstico (incluye el derecho humano al agua), público urbano, agrícola, para generación de energía eléctrica, pecuario, en acuacultura, industrial, turístico y recreativo, minero y ecológico.

No es posible llevar a cabo una planeación adecuada para el aprovechamiento de cualquier recurso de la nación, como el petróleo, el suelo y –por supuesto– el agua, si los responsables de su gestión no desarrollan planes con visión de mediano y largo plazo, llevando a cabo la cuantificación actual y futura de los recursos disponibles y de las demandas para cada región, en esos escenarios y para todos los usos. Por ello, en el caso del agua, es necesario basar su gestión en la planeación a mediano y largo plazo.

Sin el conocimiento suficiente de la disponibilidad y de la demanda actual y futura, para cada región del país y para todos los usos, no será posible llevar a cabo una gestión eficiente del agua en México, y como consecuencia se incrementarían los riesgos de escasez del recurso y la ocurrencia de conflictos sociales, los cuales ya existen en un nivel preocupante en varias regiones del país, entre ellas y entre los distintos usuarios.

Regiones que hace algunas décadas tuvieron un gran auge en la producción agrícola de riego, principalmente en el norte y centro del país, actualmente tienen limitadas posibilidades, o bien estas ya no existen para ampliar la frontera agrícola, y su única opción es el uso más eficiente del agua mediante la tecnificación del riego.

Por otra parte, es conveniente analizar la posibilidad de que, por el crecimiento acelerado de la demanda de usos urbanos por el crecimiento poblacional, sea necesario cambiar una parte de los volúmenes destinados al riego para satisfacer las necesidades de las ciudades, situación que ya existe y no puede soslayarse; así sucede en la región de la Laguna, Coahuila y Durango, y es previsible en el corto plazo en otras regiones, lo que constituye una situación de gran complejidad social, política y económica.

Planeación de la gestión hídrica

Por lo hasta aquí expuesto, se debe dar la mayor importancia a la elaboración, en el plazo más corto posible,

de un Plan Nacional de la Gestión Hídrica con visión de mediano y largo plazo, cuya primera y fundamental actividad debe ser el diagnóstico, es decir, la cuantificación de la disponibilidad actual de agua superficial y subterránea para todas las regiones del país. Para ello será necesario incrementar los recursos presupuestales y fortalecer a la autoridad del agua con más y mejores recursos humanos y tecnológicos, con el fin de hacer una cuantificación que permita una gestión eficiente del recurso para todos los usos por regiones, considerando las variaciones periódicas de la disponibilidad (abundancia y sequías) y las derivadas de fenómenos hidrometeorológicos extremos (inundaciones). La Conagua no cuenta actualmente con dichos recursos en forma suficiente, por lo que no puede hacer una gestión eficiente del agua, con los riesgos sociales, políticos y técnicos que ello implica.

Los estudios mundiales relacionados con el cambio climático permiten asegurar que nuestro país sufrirá en el futuro problemas cada vez más graves derivados de sequías extremas y de inundaciones de mayor magnitud, cuya atención demanda urgentemente un Plan Nacional de la Gestión Hídrica con un escenario de planeación no menor de 50 años. Por ello se considera necesario y urgente fortalecer institucionalmente la gestión del agua creando una nueva Secretaría del Agua, con una orientación predominantemente técnica, sin descuidar los aspectos sociales, administrativos y jurídicos relacionados con dicha gestión, y asignarle los recursos indispensables para ello.

Balances hídricos actuales y futuros

Como resultado de la cuantificación de la disponibilidad y de la demanda actual de agua superficial y subterránea para todos los usos y para todas las regiones del país, el Plan Nacional de la Gestión Hídrica establecería un balance hídrico de la situación actual para cada una de las regiones, lo cual sería un primer y fundamental paso para poder plantear diversos escenarios de balances hídricos de disponibilidad futura para satisfacer las demandas previsibles, lo cual permitiría llevar a cabo una buena gestión de las aguas nacionales para todos los usos y regiones. Es previsible que en un futuro muy cercano algunas actividades económicas de las diversas regiones de México tengan que ser definidas en función de la disponibilidad de agua debido a su escasez, lo cual puede afectar al país y a dichas regiones.

Objetivos del Plan Nacional de la Gestión Hídrica

Pueden establecerse una gran cantidad de objetivos en el Plan Nacional de la Gestión Hídrica para desarrollar una buena y sostenible gestión del agua. A continuación se mencionan algunos de ellos. • Contar con información suficiente de la disponibilidad actual de agua en todas las regiones. • Conocer las demandas actuales para todas las regiones y todos los usos. • Analizar escenarios de disponibilidad futura por regiones en función del cambio climático. • Estudiar y determinar las demandas futuras para todas las regiones y todos los usos, y establecer prioridades en caso de escasez de agua. • Contar con una organización institucional suficiente y adecuada para una buena gestión del agua (nueva

Secretaría del Agua). • Desarrollar balances hídricos (disponibilidad-demanda), actuales y futuros, en un escenario no menor de 25 años. • Establecer prioridades futuras entre los distintos usos y regiones, en función de disponibilidades limitadas. • Eliminar en el plazo más corto posible el sobreconcesionamiento de aguas superficiales y subterráneas. • Reducir la sobreexplotación de los acuíferos en forma programada. • Eliminar de la Ley de Aguas Nacionales la transferencia de derechos de concesión y revocar automáticamente las concesiones en un plazo determinado por no hacer uso de ellas. • Ampliar la frontera agrícola en donde la disponibilidad lo permita. • Incrementar el suministro de agua potable a nivel nacional en cantidad, calidad, presión y continuidad. • Desarrollar obras de protección contra inundaciones y legislar sobre la prohibición del desarrollo de zonas urbanas en áreas inundables. • Asegurar la disponibilidad de agua para el uso ecológico en ríos y cuerpos de agua • Permitir desarrollos industriales con altos consumos solamente en donde la disponibilidad actual y futura lo permita.

Entre las políticas para alcanzar estos objetivos pueden mencionarse las siguientes: • Desarrollar el Sistema de Planeación de la Gestión

Hídrica. • Incrementar los recursos presupuestales del sector. • Gestionar y aplicar créditos de la banca de desarrollo internacional en proyectos con recuperación directa o indirecta. • Analizar la posibilidad y conveniencia de aplicar inversiones privadas o público-privadas en la construcción, operación y conservación de la infraestructura del agua. • Promover el desarrollo de un Sistema de Planeación

Agropecuario para establecer el crecimiento sostenible de la frontera agrícola de riego en función del agua disponible. • Promover el desarrollo de planes de desarrollo urbano de las ciudades y comunidades del país, para establecer las necesidades futuras de agua potable. • Promover el desarrollo de un Sistema de Planeación

Industrial para determinar el tipo, la ubicación y el tamaño de las posibles industrias por regiones, en función de la disponibilidad de agua.