3 minute read

El Reino tiene un Rey

Advertisement

El Reino tiene un Rey. Por el Rev. José Macías Flores

Reino es la denominación de una particular entidad política, la que teóricamente está regida por un rey, o bien aquella en la que la monarquía es su régimen político;” (res publica, polis, commonwealth). 1 El Reino de Dios es mencionado frecuentemente en el Tanaj. Está unido al entendimiento judío de que Dios habría de intervenir directamente para restaurar la nacionalidad de Israel y luego reinar sobre ella. Luego fue interpretado como que de la descendencia de David saldría el Mesías de Israel, que se sentaría en el trono de David y gobernaría por la eternidad. Por lo tanto los judíos esperan la intervención divina, en lo político y en lo espiritual. El Reino de Dios fue expresamente prometido al Rey David, haciéndose un pacto entre él y Dios y prometiéndole que reinaría siempre alguien en el trono de su «casa» — la de David —.

“Allí descansaremos y veremos; veremos y nos amaremos; amaremos y alabaremos. He aquí lo que acontecerá al fi n sin fi n. ¿Y qué otro fi n tenemos, sino llegar al Reino que no tendrá fi n?.” San Agustín civ.22,30

El historiador Flavio Josefo (37-100 DC) menciona que Moisés (Aprox. 1450-1500 AC) dio la orden de recitar la Shema dos veces a día. (“Ant.” iv.8.) Al levantarse y al acostarse. Con la recitación de la primera parte se confi rmaba la aceptación del Reino de Dios. “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.” Deut. 6:4 El reino de Dios, para poder ser establecido en la tierra, requiere el reconocimiento por el hombre; o sea, usando la frase tomada de Babilonia o Persia, el hombre debe ¨Tomar sobre sí mismo el yugo del Reino de Dios¨ Jewish Encyclopedia. La aceptación del Reino de Dios se hacía al tomar el yugo de su Reino y soltar los yugos de cualquier otra idolatría. Se reconocía como la contraseña para ser parte del Reino de Dios, recitada por el pueblo de Israel alrededor del mundo.

El Reino de Dios en la Escritura se remonta a la promesa hecha a David. ¨Él edifi cará casa a mi

El reverendo José Macías Flores actualmente pastorea grupos tribales no alcanzados en Sonora, México. nombre, y él me será a mi por hijo, y yo le seré por padre: y afi rmaré el trono de su reino sobre Israel para siempre.¨ 1 Crónicas 22:10

Daniel menciona a Nabucodonosor II (630- 562 AC) reconociendo el Reino de Dios. ¨… Y bendije al Altísimo y alabé y glorifi qué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades.¨ Daniel 4:34

El Reino tiene una ¨contraseña¨ para ser parte de el. La recitación de la Shema dos veces al día, y ahora nosotros, bajo el régimen de la Gracia, somos parte del Reino a través de la aceptación voluntaria de los méritos de Jesús.

Todo reino, está regido por un rey. Los súbditos no pueden pasar por alto la voluntad del Soberano. Tampoco puede haber pequeños reinos, independientes de la soberanía o en contradicción con ella.

El Rey merece respeto a sus leyes. Más aún cuando el Rey utiliza ¨lazos de amor¨ para la atracción y bienestar de sus súbditos. El anhelo de Dios como soberano estaba desde el Jardín del Edén, cuando podemos ver el hambre en el corazón de Dios por tener un amigo a quien expresar su amor y cuidado…. Lo ha logrado por ciertos tiempos, y lo más probable es que ese amor hacia él, será correspondido en su totalidad, en el reino eterno al estar en su presencia. Por lo pronto, somos ¨siervos inútiles¨ propensos a fallar constantemente. Comprados por precio, sin méritos propios para merecer ser parte de Su Reino. En medio de nuestra necesidad, reconocemos Su grandeza, Su amor y paciencia al admitirnos y perdonarnos constantemente para conservar nuestra membresía en su reino.

Si el Reino tiene un Rey, le debemos lealtad. Le debemos servicio. Le debemos gratitud. Le debemos tributos.

Jesús sigue a la puerta de su reino. Con sus brazos extendidos para dar la bienvenida al hijo pródigo, a la oveja perdida. No nos pase como a José y María, que iban sin Jesús, pensando que iba con ellos. (Lucas 2:46)

This article is from: