PESCADOS Y MARISCOS REGALO DEL MAR


POZOL, BEBIDA ANCESTRAL

Y PARA LA BODA... ¡MOLE BLANCO!
LA RUTA DEL CACAO, UN AROMÁTICO RASTRO




Y PARA LA BODA... ¡MOLE BLANCO!
LA RUTA DEL CACAO, UN AROMÁTICO RASTRO
En esta edición, con la que cerramos el primer semestre del año, tocamos temas como la forma como consumimos pescados y mariscos en México, donde su consumo per cápita es de sólo 12 o 13 kilos anuales, pese a tener 11 mil 122 de costa, sin contar la correspondiente a las islas, lagos, lagunas y ríos.
En Palabra de Chef, Celia Florian, originaria de Oaxaca, narra la vida de ese estado por medio de una selección de platillos y destaca la importancia de explicar a las personas lo que comen. Es el caso del “mole de luto”, con el que se despide a los seres queridos cuando fallecen, caracterizado por notas ahumadas y ácidas, que reflejan la amargura y la tristeza causada por la pena. En contraste, nuestro Top 5 trata en esta ocasión de dulces que nos recuerdan el cariño y ternura de las consentidoras abuelas. Es el caso de las charamuscas o momias
guanajuatentes; los borrachitos poblanos; las glorias queretanas, hechas de leche quemada y adornadas con una nuez; la cajeta de Celaya, aunque también Jalisco tiene la suya, y los tumbagones, también de Jalisco.
Entre Copas nos sorprende con una bebida preparada a partir del lixiviado del mucílago, fibra soluble de consistencia viscosa, pegajosa y carnosa que protege a la semilla del cacao dentro de la mazorca, del cual se obtiene un líquido igualmente viscoso, el cual se fermenta para hacer vino.
Además, en Orígenes te presentamos una bebida ancestral, que se consume principalmente en Chiapas, Tabasco, la Península de Yucatán e, incluso, algunas zonas de Centroamérica: el pozol, preparado a base de maíz y cacao.
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Revista Ambigú, Año 6, Número 28, revista bimestral de Mayo - Junio 2023. Editor responsable: Rodrigo Villanueva Aguirre. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2018110612050100-102. Número de Certificado de Licitud de Título y Contenido: 17239. Domicilio de Publicación: Publinfluye S.A de C.V. Calle Emiliano Zapata 50A, número de interior 7. San Lucas Tepetlacalco 54055, Tlalnepantla de Baz, Estado de México, México. Imprenta: Zarza MKT S.A. de C.V. 6 Poniente. Mza. 11/6. Supermanzana 61, 77514, Cancún, Benito Juárez, Quintana Roo, México. Distribuidor: Publinfluye S.A de C.V. Calle Emiliano Zapata 50A, número de interior 7. San Lucas Tepetlacalco 54055, Tlalnepantla de Baz, Estado de México, México.
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Un final lleno de dulzura.
PALABRA DE CHEF ORÍGENES
¡Qué sabores tan extraños!
Pozol, bebida ancestral.
ENTRE COPAS
Vino de cacao.
Pescados y mariscos, regalo del mar.
DE TEMPORADA
Y para la boda... ¡Mole blanco!
TOP 5
Una dulzura mexicana.
BARISTAS
Sencha chai.
La ruta del cacao, un aromático rastro.
Cocina completa.
SOPA DE LETRAS
El oso.
Un licor denso y de sabor afrutado es una excelente compañía para cualquier ocasión, esta es característica del coñac, el mejor tiene denominación de origen controlado que especifica el tipo de uva, la forma de destilación y el añejamiento en barricas de cobre.
En México hay restaurantes que ofrecen, a quienes gustan de esta bebida, disfrutarla con maridajes especialmente diseñados para el goce culinario, uno de estos lugares imperdibles es el L’oie: Condesa, ubicado en la Ciudad de México.
El sitio es un rooftop, con un diseño de interiores que exalta lo mejor de su menú mediterráneo, desde una espectacular vista de la ciudad. La recomendación de los expertos es terminar la noche con un coñac acompañando al postre: un mousse de queso de cabra y mascarpone con frutos secos caramelizados, crumble de naranja, salsa y helado de caramelo.
También en la CDMX se encuentra La Mari: Lomas de Chapultepec donde la chef Zuleyma Zepeda hace un maridaje con éclairs de dulce de leche con crocante de caramelo, puntos de chocolate amargo y dátil cristalizado, una combinación que describe como sencilla, sofisticada y compleja, a la vez.
En La Mari, se encuentra comida de Baja California, tan variada como productos del mar, pero también aquellos que surgen de los ranchos. En el menú hay especiales como lobina asada, cola de langosta, borrego y chamorro. Sin duda, muchas sorpresas agradables para el paladar.
En el país, la ciudad de Guadalajara cuenta con sitios para disfrutar del maridaje del coñac y los alimentos, uno de los más recomendables es el Almacén del bife, Andares. En el menú está el filete “Diane”, sellado con coñac en salsa de hongos y setas, además de otros cortes que llevarán al visitante a buscar un dulce cierre.
El hotspot ofrece un postre de media esfera de bizcochuelo con naranja caramelizada, crema de vainilla, textura de chocolate, gelatina cítrica y espuma de canela, por supuesto acompañado de un buen coñac. Un final perfecto para una comida con carácter.
Ninguno de estos maridajes es al azar, expertos trabajaron en busca de las combinaciones perfectas y llevan el arte culinario al nivel que los amantes del buen coñac, sin duda, agradecerán.
La cocina mexicana cuenta distintas historias, la chef Celia Florian, originaria de Oaxaca, narra la vida del estado mexicano por medio de una selección de platillos y destaca la importancia de explicar a las personas que están comiendo. En su reflexión surge de forma espontánea la frase
Se refiere a los de México, específicamente a los de su tierra, los que se cocinan en La Ciénega Zimatlán, los que se preparan en Oaxaca y que dan sabor a un día cualquiera o expresan el luto de forma magistral.
“Lo que yo quiero que conozcan también es que no solamente tenemos los moles dulces, chocolatosos, de fiesta, de celebración, sino que también celebramos la vida y la muerte”, explicó la chef del restaurante “Las quince letras”
Con notas ahumadas, que reflejan la amargura causada por la pena, la pérdida; también tiene notas de acidez, que da sabor a la tristeza que siente la familia, “es una cocina muy mística”, describe Celia Florian.
“¡Qué sabores tan extraños!”
¿Cómo se prepara un mole de luto?
El respeto por la cocina tradicional le ha marcado el camino para que el turismo extranjero conozca lo que se come en México, “que no tiene nada qué ver con el Tex Mex ni chimichangas”, más allá del exceso de grasa, de fritanga y más cerca de los hogares.
“Me gusta llevar la cocina ancestral, que la gente conozca lo que comemos los oaxaqueños”, y lo dice con el orgullo de que la gastronomía tradicional nacional es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
El chichilo es un mole con el cual
cuando fallece alguien. se despide a los seres queridos
Chiapas, Tabasco, la Península de Yucatán e, incluso, algunas zonas de Centroamérica comparten el gusto por una bebida ancestral que se prepara con características particulares, pero parte del maíz y el cacao como ingredientes comunes:
El pozol, vocablo proveniente del náhuatl
Se sabe que los mayas elaboraban “buk’a” o “pochotl”, muy apreciada por los viajeros, ya que alimenta, nutre y refresca ante el agobiante calor de la región sur-sureste. En Tabasco los arqueólogos han encontrado recipientes que datan del año 400 de nuestra era, con inscripciones que los identifican como “tazas de cacao y masa de maíz”. Luego se acostumbró servirlo en jícaras.
Por las rutas comerciales fluviales, zonas selváticas y caminos del sur-sureste mexicano, el viajero indígena llevaba como alimento tortillas de maíz y pozol. En viajes largos, la masa del pozol combinada con agua fue sustituida por “pinole”.
Hoy en día muchos campesinos suelen llevar pozol cuando van a trabajar en su milpa. Es un equivalente al desayuno de atole y tamal en el centro del país.
Para prepararlo se necesitan pocos ingredientes: masa de maíz, cacao molido, piloncillo que se combinan en una bola, que es desleída en agua fría. Hay variantes, como el pozol blanco, sin cacao, y el fermentado.
Tanto el pozol blanco como el que lleva cacao se empiezan a fermentar al día siguiente de su preparación. Es un proceso normal, pero también se acostumbra reservar una parte para consumirlo agrio. Hay quienes le agregan azúcar para atenuar la acidez.
Su elaboración sigue siendo artesanal. Lo mismo se consume con alimentos salados que con dulces. En Tabasco suele acompañarse con tortillas de maíz hechas a mano y una pizca de chile amash o habanero, en la Península de Yucatán. En Chiapas se acompaña con mango verde, cacahuates, coco y chile simojovel.
En las comunidades indígenas tanto el maíz como el cacao se muelen en metate para obtener la masa que se usa para preparar pozol. En las zonas urbanas se utilizan molinos de mano. Tuxtla Gutiérrez celebra en el mes de marzo el Día del Pozol, en el que se reconoce la importancia de esta bebida prehispánica.
El origen del cacao no está del todo claro, aunque hay evidencia de que los olmecas lo domesticaron hace unos 3 mil 500 años. Para esa cultura, al igual que para mayas y los mexicas, beber chocolate era parte de un complejo ritual –fue la planta más venerada, después del maíz–, pues se trataba de una bebida sagrada que acercaba al hombre a la divinidad, similar al pulque en el centro del país.
Hoy en México y países como Ecuador, Colombia e, incluso, Venezuela, hay una fuerte corriente que impulsa el cultivo del cacao y su aprovechamiento, tanto en la elaboración de chocolate como en la gastronomía y mixología, en la que se usa para preparar gran cantidad de cocteles, pero también para producir vino de frutas a partir del lixiviado del mucílago.
Es una fibra soluble de consistencia viscosa, pegajosa y carnosa que protege a la semilla del cacao dentro de la mazorca. Al exprimirlo para extraer los granos, que luego se secan, tuestan y muelen para hacer la pasta con la que se produce el chocolate, se obtiene un líquido igualmente viscoso.
Ese líquido no solo es comestible para animales y humanos, sino que, además, tiene un sabor único. Sin embargo, se desperdiciaba, al igual que la fibra, pero hoy se aprovechan en la elaboración de gelatinas, jaleas, mermeladas, licores y vinos. Estos últimos se obtienen mediante la fermentación del mucílago.
En Santander, Colombia, se ubica Vinos Casa Luz, donde se produce la bebida mediante un proceso que comienza una vez que la mazorca se despulpa y macera para extraer el lixiviado, el cual se somete a fermentación, clarificación y maduración, que puede tardar hasta dos años antes de embotellarse y salir al mercado.
En Vinos Casa Luz se produce vino de grano de cacao, pero también de mucílago, versiones dulce y seco. Su sabor es muy similar al del vino de uva y ha comenzado a popularizarse.
De esa forma, hoy el aprovechamiento del cacao es integral y, al mismo tiempo, se resuelve el problema ambiental generado porque el mucílago y su lixiviado se vertían directamente en la tierra, con lo que se generan olores fétidos y el deterioro del paisaje.
Se considera que el desarrollo de nuevos productos a partir del aprovechamiento integral del cacao, además de generar ingresos extras para los productores cacaoteros, contribuye al crecimiento industrial, a la creación de fuentes de trabajo y eleva el valor agregado del cultivo con una bebida alcohólica con denominación “vino de frutas”.
El consumo de pescados y mariscos en México es de entre 12 y 13 kilos anuales per cápita, muy por debajo de los 185 kilos en Maldivas o de los 91.9 kilos de Islandia, aunque cada vez hay mayor conciencia sobre la importancia de consumir productos del mar, que son alimentos vitales y fuente de ingresos para millones de personas en el mundo.
Reportes oficiales indican que las especies que más se capturan en el país son la sardina, camarón, mojarra, pulpo y atún y es en la Cuaresma cuando repunta el consumo nacional, alcanzando el 40 por ciento del total anual.
Ya sea en el Pacífico, en Golfo o el Caribe, las recetas tradicionales de pescados y mariscos son deliciosas y forman parte de la cocina de cada lugar costero, al grado que nadie imagina visitar la costa sin disfrutar el extraordinario sabor de sus pescados y mariscos. A continuación, algunos ejemplos:
Pez de origen africano que puede vivir tanto en agua dulce como salada. Jalisco, Chiapas, Michoacán y Sinaloa aportan juntos más de 167 mil toneladas, 67 por ciento de las 183 mil que se obtienen en el país. Es un pescado que puedes encontrar con facilidad en zonas lacustres y se consume principalmente frito, al ajillo o asado.
También llamado cherna, es muy apreciado en regiones como la Península de Yucatán por su tamaño y porque, al ser un pescado blanco, se adapta muy bien a las recetas típicas mexicanas, pues combina con multitud de ingredientes y salsas. Puede comerse fresco, con verduras, en ceviche, a las brasas o al horno con papas. Otra opción es rellenar filetes con camarón. Actualmente su pesca está regulada por ser una especie protegida.
Pescado versátil y delicioso. Lo encuentras en todo tipo de recetas, desde lo más sencillo, como un sándwich, hasta lo más complejo y elaborado. Puedes prepararlo en carnitas, tártara o salpicón y comerlo en tostadas o tacos.
En Nayarit se emplea generalmente en la preparación de un platillo emblemático: el pescado zarandeado, el cual se asa en una rejilla de madera de mangle llamada zaranda, de donde deriva su nombre. Se sirve entero, abierto a la mitad, condimentado con jugo de limón, sal, pimienta y salsa de soya; se acompaña con salsa picante y tortillas de maíz.
Se calcula que en el mundo hay alrededor de 248 especies de pulpo. En el Golfo de México y el Caribe Mexicano se encuentran dos especies: pulpo rojo (octopus maya) y pulpo común (octopus vulgaris). Se puede preparar carpaccio, al ajillo, a la gallega o en su tinta, acompañado de arroz blanco y plátano macho frito.
Es el rey de la cocina internacional y de la comida típica mexicana. A casi todo el mundo le encanta cualquier platillo que los incluya, desde los pequeños hasta los de gran tamaño. Se puede disfrutar en cocteles, empanizado, al ajillo o en un emblemático platillo veracruzano: el arroz a la tumbada.
La cocina típica mexicana la incorpora en diferentes platillos, tradicionales y otros no tanto. La puedes comer en mantequilla, al ajillo, Thermidor o al horno, entre otras muchas recetas.
¡Anímate a disfrutar de estas delicias!
El mole, palabra que proviene del vocablo náhuatl “molli o mulli”, que significa “salsa”, es la base de platillos emblemáticos, con más de 50 variedades. Las más conocidas son el negro, verde, rojo y coloradito, pero también hay mole blanco o de novia, que en Puebla se prepara especialmente para las bodas.
8 cucharada de cebolla picada
4 dientes de ajo picados
8 chiles güeros asados, desvenados y picados
1 plátano macho en rebanadas
1 taza de pasitas rubias
1/2 taza de vino blanco
1 barrita de mantequilla sin sal (90 g)
1/2 cucharadita de semillas de cilantro
1/2 cucharadita de semillas de anís
100 g de piñones blancos
100 g de almendras sin piel
100 g de cacahuates sin sal
50 g de ajonjolí
1/2 bolillo en rebanadas
1 ½ lts de caldo de pollo
1 taza de chocolate blanco
10 piezas de pollo previamente cocidas
1. Saltea la cebolla, ajos, chiles güeros, plátano macho y pasitas; cocina a fuego medio por 10 minutos hasta que los ingredientes se ablanden, agrega el vino y reduce.
2. Añade mantequilla, semillas de cilantro y de anís, piñones, almendras, cacahuates, ajonjolí y las rebanadas de bolillo; fríe sin dejar de mover, hasta dorar ligeramente.
3. Añade el caldo de pollo y hierve lentamente por 15 minutos. Deja entibiar y licua.
4. Vierte el contenido de la licuadora en la olla y cocina por 30 minutos a fuego lento hasta que el mole empiece a espesar. Agrega el chocolate blanco y mezcla hasta disolver.
5. Rectifica la sazón con sal y pimienta blanca al gusto. Agrega las piezas de pollo a la salsa y sirve caliente, decorando con piñones blancos, ligeramente tostados, y mitades de uvas sin semilla.
Rinde 10 porciones.
En México hay un toque de dulzura que recuerda el cariño de las abuelas y de momentos tiernos ocultos a plena luz del día.
La gastronomía refleja esa parte poco vista de México y, aunque los platos fuertes y las entradas reciben mucha atención, también existe un universo repleto de manjares que deleitan el paladar en el tiempo del postre.
En Jalisco, después de un almuerzo abundante, vienen unos traguitos para la digestión y un buen dulce, uno de los más tradicionales del estado son los llamados “borrachitos”. De brillantes colores, se hacen a partir de harina o fécula de maíz y un cremoso relleno de diversos sabores, entre ellos fresa, piña y naranja. También lleva grenetina, que le brinda esa consistencia esponjosa y, por supuesto, hace honor a su nombre, así que también incluyen un toque de licor.
Querétaro ofrece belleza, paz y tranquilidad en sus calles coloniales, pero también un toque de dulzura combinada con leche. Con la llegada de los españoles, lo hizo también la leche de cabra. Este ingrediente encontró su máximo potencial en las glorias, hechas de leche quemada combinada con una nuez encima, hoy se encuentran envueltas en celofán rojo.
Además de las momias, Guanajuato también tiene otro dulce, casi igual de escabroso: los tumbagones, al tener forma de anillo, la tradición indica que se debe poner en el dedo meñique y darle una mordida, si se rompe, significa que la persona es infiel. Estos “reveladores” anillos están hechos de pasta de trigo, naranja, anís, canela y azúcar glas.
La cajeta de Celaya es muy famosa, pero Jalisco también tiene la suya, en Sayula, donde los jaliscienses han perfeccionado el arte de cocinar la leche bronca, con azúcar y vainilla, en un cazo de cobre, para crear este tradicional dulce.
La cajeta se lleva con todo y nada mejor que disfrutar de su dulce sabor y concentrada textura con un delicioso pan y un amargo café… la combinación perfecta.
Guanajuato es un sitio que se caracteriza porque el turista puede observar los cuerpos perfectamente conservados de habitantes de épocas pasadas. En honor a este atractivo turístico, los guanajuatenses han dado forma de momias a un popular dulce: la charamusca.
La palabra charamusca hace referencia a los restos de madera quemada, las cenizas con trocitos de leña, como semejanza en la estructura del dulce que se prepara a partir del piloncillo, que se pone a calentar y se mezcla con mantequilla, de ahí surge un caramelo que se moldea y ¡listo!, algunos también le agregan coco o nuez.
Preparar alimentos y bebidas implica que las cocinas y en general las casas serán invadidas por diversos olores y, en parte, las especias son responsables de esos aromas que abren el apetito y estimulan a las glándulas salivales.
El sencha chai surge de las notas de anís estrellado, el jengibre y la pimienta. canela, clavo de olor, cardamomo,
La India es un país que se caracteriza por los olores y algunos de ellos llegan hasta los hogares a través del Chai Masala, es decir el té con mezcla de especias.
En alguna ocasión hemos escrito sobre el té chai verde, ahora podrás conocer un poco más del sencha chai, el chai negro, una variedad que destaca por su sabor suave y balanceado.
El aroma de este té es denso, más dulce que el verde o el rojo, su tiempo de infusión es el mismo que el té negro, es decir, de 3 a 4 minutos, una vez que el calor ha hecho su magia, se obtiene un líquido de tono rojizo oscuro, que se puede mezclar o infusionar directamente
en leche, en la India se acostumbra la de búfala, pero en occidente se puede utilizar la de vaca o alguna vegetal.
Además del sabor y el olor, esta bebida tiene, como mucha de la comida hindú, propiedades para conservar la buena salud. La base de té negro ofrece antioxidantes que benefician al sistema circulatorio y el inmunológico.
Sin embargo, lo mejor viene con las especias, cada una aporta elementos para estimular el sistema nervioso, prevenir el envejecimiento, contribuir con el buen funcionamiento del sistema digestivo… en resumen, una maravilla.
¿Qué tienen en común los municipios de Comalcalco, Jalpa de Méndez, Nacajuca y Paraíso, Tabasco?
La respuesta: son parte de la Ruta del Cacao al Chocolate, en la que puedes seguir el rastro aromático del xocolatl, en lengua náhuatl, al que los olmecas consideraban “el alimento de los dioses”. José Antonio Nieves Rodríguez, secretario de Turismo de Tabasco, estado que aporta 75%
de la producción nacional del grano, dice que esa ruta agroturística, la más importante del estado, ofrece, además, arqueología, gastronomía e históricas haciendas cacaoteras para vivir la experiencia de la cosecha del grano en los períodos noviembre-enero y mayo-julio, además de la elaboración del chocolate.
El recorrido pasa por comunidades mayas chontales donde puedes disfrutar platillos de la región, como pejelagarto asado, tamales de chipilín, iguana al chirmol, tortuga al verde y la bebida más popular: pozol con cacao, base de la alimentación tabasqueña.
En Comalcalco hay una zona arqueológica con el único vestigio maya construido con ladrillos de barro cocido, al igual que exquisita gastronomía chontal. Ahí se pueden visitar haciendas cacaoteras como Jesús María, ubicada a 10 km de la cabecera municipal de Comalcalco, cuyo propietario, Vicente Alberto Gutiérrez Cacep, explica en conferencia transmitida por Facebook Live que cuenta con 50 hectareas de cacao.
Cacep Chocolates se fundó en 1987 con la idea de rescatar la cultura del cacao y el chocolate en la región; hoy trabaja directamente con más de 80 familias, indirectamente con 300 y ha ayudado a crear más de 30 microempresas de cacaoteros, artesanos y chocolateros.
Nieves Rodríguez destaca que cada año se realiza el Festival del Chocolate, que tuvo su más reciente edición del 16 al 20 de noviembre de 2022. Además, el estado participa en el Eurochocolate, evento que el año pasado se realizó del 14 al 23 de octubre en Perugia, Italia, teniendo como invitado principal a Tabasco, “patria del cacao y cuna del chocolate”.
Todo quien se precie de tener una cocina completa no puede ignorar ni omitir las especias y condimentos que transforman los sabores de cada platillo y contribuyen con la identidad de la gastronomía de cada nación y para garantizar el orden, te presentamos unos hermosos porta especieros para la pimienta, azafrán, tomillo, etc.
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La plataforma Star+ sorprende con la producción de “El oso”, una serie protagonizada por Jeremy Allen White, como Carmen “Carmy” Berzatto, un hombre que debe dejar el futuro que le depara su gran talento en la cocina para regresar a Chicago y administrar el restaurante de sándwiches de su fallecido hermano.
Además de comida, el programa ofrece drama, y del bueno, con historias y personajes interesantes, profundos, humanos. También hay un toque de comedia, relaciones familiares complicadas (¿cuál no la es?), el sentido de ser hombre, chef y, como punto medular, el suicidio.
Los espectadores destacan la agradable sorpresa que significa ver en la pantalla una cocina de verdad y, a su alrededor, personajes que, precisamente por mostrarse tan reales, “son odiosos”, que desagradan, caen mal, pero al final, como todo, adquieren un carácter humano.
En ocho capítulos, y una temporada 2 ya confirmada, los directores de “El oso”, Christopher Storer y Joanna Calo, presentan una “cocina de verdad”, bajo la asesoría del reconocido chef canadiense Matty Matheson, quien también interpreta a uno de los personajes.
Es una revelación para el espectador que disfruta los programas relacionados con la cocina y que entre el fuego, la salsa de tomate y las proteínas logra una conexión con las historias de personajes que, como muchos en la vida real, se encuentran atrapados en una vorágine caótica con la esperanza de algún día encontrarle sentido, en una comida que incluya a un redentor plato de spaghetti.