PRINCIPALES CONCEPCIONES FILOSÓFICAS SOBRE EL SER HUMANO. Comencemos esta rápida visión de la historia del pensamiento yéndonos a la Grecia del siglo V antes de Cristo, la Grecia Clásica, la cuna de nuestra Cultura occidental. Allí nos encontramos a los primeros filósofos que se preguntan específicamente por el ser humano. Protágoras, uno de ellos, perteneciente a la Escuela Sofista responderá que este es, antes que nada, “zoon metron”, o sea, la medida de todas las cosas, el principal punto de referencia de cuanto existe. Contemporáneo a este autor, Sócrates, el maestro de Platón, se opondrá a semejante concepción, manifestando que el ser humano es un compuesto de cuerpo y alma, proveniendo este segundo elemento de un “alma universal” al que ha de regresar tras la muerte a rendir cuentas en un ciclo de reencarnaciones que no tiene fin hasta su completa purificación, entendida ésta como el acceso a todo el conocimiento, en cuya cúspide encontramos la idea de Bien. Aristóteles, el discípulo más aventajado de Platón, hablará del ser humano como “zoon politikon”, esto es, como animal social “como lo demuestra el hecho de que tenga palabra, pues, ¿para qué va a tenerla, naturalmente, si no es para comunicarse con sus semejantes de cara a poder vivir con ellos en comunidad?” Tras la aparición del cristianismo, prácticamente todas las filosofías que se suceden hasta el final de la Edad Media, coincidirán en una visión del ser humano de matriz socrático platónica, con el añadido de que toda unión de materia y alma ha sido creada por un Dios al que ha de procurar volverse con cada acto que realiza. Llegado el Renacimiento, Pico della Mirandola, en su Discurso sobre la dignidad humana, introduce un novedoso acento antropocéntrico al considerar a la persona como eje de toda la Creación, habiéndole sido otorgado el don para elegir superarse en sus atributos más nobles o degradarse hasta el nivel de las bestias. Después, a partir del siglo XVI, coincidiendo con la aparición de los Estados modernos, se inicia otro tipo de reflexión acerca de la condición humana. El objetivo es aclarar cómo seríamos en estado originario, es decir, anterior a la vida en sociedad. Thomas Hobbes hará suya la frase del autor romano Plauto escrita más de mil años antes: “homo homini lupus est” (“el hombre es un lobo para el hombre”). John Locke, uno de los padres de la democracia moderna, dirá que en estado de naturaleza todos somos seres bondadosos, porque somos hijos de Dios. Jean Jackes Rousseau, en su Discurso sobre la desigualdad, imaginará al primer hombre como un “bon savage” que se sacia bajo una encina, aplaca su sed en los arroyos que encuentra y ayuda a cualquier semejante al que ve necesitado. Llegados a este punto, cabe incluir el nombre de Darwin, por la influencia que tendrá su Teoría Evolucionista en planteamientos filosóficos posteriores.