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El misterio Asuncionista en la Semana Santa de Sevilla

por D. Francisco Javier Segura Márquez Licenciado en Historia del Arte. Pregonero de la Semana Santa de Sevilla 2013

Toda la Iglesia conmemora con singular devoción el Misterio de la Asunción de Nuestra Señora en Cuerpo y Alma a los Cielos en la jornada, siempre deslumbrante y calurosa, del Quince de Agosto. La antigua devoción de “La Virgen de Agosto”, “Nuestra Señora de Agosto” o “Santa María”, que da título a innumerables parroquias y articula la devoción a la Madre de Dios en muchos pueblos y ciudades de las naciones tradicionalmente cristianas vino forjándose, desde la Antigüedad hasta la mitad del siglo XX, un lugar en el corazón de los fieles. Primero como creencia piadosa, respaldada por valerosas hermandades e instituciones, como la de la Divina Pastora y Santa Marina, en Sevilla, que emitió su Voto Asuncionista en 1903; más tarde como dogma de fe proclamado por su Santidad el Papa Pío XII mediante la Bula “Munificentissimus Deus” en la mañana del día 1 de noviembre de 1950. La extensión popular de la devoción asuncionista entre las Hermandades y Cofradías no corre el mismo camino que las manifiestaciones populares en torno a ella. Son mucho más antiguas las fiestas de la Asunción dedicadas por parroquias y conventos que las que las Hermandades ofrecieron a lo largo de Bambalina frontal de la Hermandad del Buen Fin. su historia. Teniendo en cuenta que, tomando como referencia la Archidiócesis de Sevilla, la Regla más antigua que conservamos es la de 1390 de la Hermandad de los Negros -volcada en su celebración del 2 de agosto en torno a Ntra. Sra. de los Ángeles- habrá que esperar al siglo XVI para que, con la eclosión de las hermandades penitenciales, muchas de ellas impongan en sus Reglas la celebración de una Misa el día 15 de agosto, como pretexto para el encuentro y la fraternidad. No será, por ahora, el misterio asuncionista todavía representado en los bienes de las hermandades. Habrán de pasar muchos siglos, de hecho, para que, con la cumplida excepción de la Hermandad del Rosario de la Asunción, en las Gradas de la Catedral, se lleven a cabo este tipo de representaciones iconográficas. La proclamación dogmática de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora marcó un antes y un después en la devoción a la Santísima Virgen. Su Cincuentenario, celebrado en 1904 puede servirnos de referencia para un cambio de visión a nivel patrimonial en las hermandades.

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Ya en 1907, la Hermandad de la Divina Pastora y Santa Marina estrena su Bandera Asuncionista, habiéndolo hecho ya, o poco tiempo después, para la Semana Santa, las hermandades de San Bernardo y el Gran Poder. Esta de la Madrugada, de la mano del Cardenal Spínola, que había sido párroco de San Lorenzo, va a destacar por su defensa de la creencia asuncionista, llegando a solicitar del eximio bordador Juan Manuel Rodríguez Ojeda, ya en 1903, que insertara, en la gloria de su palio bordado en oro, la escena de la Asunción bordada en sedas. Si en 1908 el estreno de los faroles dorados para el paso de su famoso Nazareno, va a llevar a muchas hermandades a cambiarlos en sus pasos, no parece descabellado pensar que, amén de la creciente devoción asuncionista, al haber puesto la Hermandad una representación de la Asunción en la gloria, pudiera convertirse también en referente. La eclosión del regionalismo entre los años 1915-1930 tendrá como consecuencia la implantación de un nuevo estilo de ornamentación cofradiera, que tendrá a creadores como Rodríguez Ojeda, Gómez Millán y otros tracistas como verdaderos impulsores. Así, en 1930, cuando muchas corporaciones habían añadido ya a sus cortejos las banderas asuncionistas -sería imposible nombrarlas a todas con precisión- la hermandad del Buen Fin, en su sede del convento de San Antonio de Padua, va a requerir de Ignacio Gómez Millán y el taller de José Caro la factura de un nuevo palio para su titular, separándola del paso de Cristo y creando una obra que, por su originalidad, todavía hoy sorprende y admira a quienes la contemplan. Podíamos esperar que el palio del Buen Fin nos presentara, en la gloria, la representación de la Asunción de Nuestra Señora. Es sin embargo, en una cuidada cartela bordada en sedas en el frontal de las bambalinas del palio donde encontramos a Santa María Asunta, con los brazos abiertos en seña de triunfo, comenzando su ascenso a la gloria, rodeada de ángeles que se extienden por todos los paños de

Paso de Palio de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso de la Hermandad del Gran Poder (foto propiedad de la Hermandad del Gran Poder, realizada por Rafa Romero).

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