21 Newsletter - Forbes Paraguay - Crisis de Energía

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ES IMPERATIVO AVANZAR HACIA UN MODELO ENERGÉTICO MÁS DIVERSIFICADO Y RESILIENTE CRISIS “ “ ENERGÉTICA

La producción de energía eléctrica del país se basa en centrales hidroeléctricas y hoy se encuentra con el desafío de aumentar la oferta teniendo en cuenta que la demanda sigue creciendo. Por eso, señalan que urge avanzar hacia un modelo diversificado y resiliente.

PParaguay cuenta con una de las matrices eléctricas más limpias del mundo, con más del 99% de su producción proveniente de fuentes hidroeléctricas como Acaray, Itaipú y Yacyretá. El país exporta alrededor del 70% de la energía que produce, principalmente a Brasil, y mantiene superávits eléctricos sostenidos.

El Ingeniero Ángel María Recalde, especialista en energía y miembro del Instituto de Profesionales Paraguayos del Sector Eléctrico (IPPSE), realizó un análisis completo de la cadena eléctrica del país, haciendo énfasis en la necesidad de avanzar hacia un modelo más diversificado y resiliente para evitar un futuro complicado.

Señaló que si bien la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) lleva adelante su Plan Maestro existe un rezago en la inversión en nuevas fuentes de energía eléctrica, lo que resulta preocupante se espera que para el 2027, la demanda supere a la oferta.

En esa línea, y teniendo en cuenta que instituciones públicas como la ANDE, trabajan en esa posibilidad, Recalde sugiere como salida rápida, apostar por la generación a través de centrales fotovoltaicas, utilizando paneles solares, siendo esta una salida rápida a la situación actual. Teniendo en cuenta estas condiciones, mencionó que es importante empezar a trabajar en soluciones reales para la crisis energética que podría registrar el país.

¿Cuál es la capacidad actual de generación de energía eléctrica en Paraguay?

Como vamos a utilizar mucho los términos “Mega Watts” o “Megavatios” (MW) y “Giga Watts hora” o “Gigavatios hora” (GWh), se aclara que la primera es unidad de medida de la potencia eléctrica y la segunda de la energía (utilización de la potencia en el tiempo). MW significa millones de Watts y GWh millones de kilovatios hora (kWh).

La generación de electricidad en el país se basa casi exclusivamente en Centrales Hidroeléctricas, una de ellas 100% nacional y otras dos binacionales compartidas con nuestros socios condóminos, Brasil y Argentina, en un 50% por cada país.

La Central Acaray, con más de 50 años de funcionamiento y actualmente en etapa de modernización, tiene una potencia nominal de 210 MW. Itaipú cuenta con una potencia nominal de 14.000 MW con 20 máquinas de 700 MW cada una. La potencia disponible para contratación es de 12.135 MW, luego de haber previsto dos máquinas en mantenimiento, 425 MW como reserva de potencia y 40 MW de consumo propio. Con esto la potencia

En este escenario, lo único que se puede hacer es apuntar a la instalación de centrales fotovoltaicas y eólicas (en menor grado), por la rapidez en la adquisición e instalación de la primera opción.

disponible por país es de 6.068 MW. Yacyretá tiene instalada 20 máquinas de 155 MW cada una totalizando una potencia nominal de 3.100 MW. Como criterio operativo, se consideran dos máquinas en mantenimiento y el consumo propio de la Central es de 28 MW. Por lo tanto, la potencia disponible para ser utilizada es de 1.381 MW para cada país.

En cuanto hace a la energía generada por las mencionadas potencias en cada una de las centrales, la misma dependerá esencialmente de la cantidad de agua disponible para ser turbinada o dicho de otra manera dependerá del caudal de los ríos, Acaray más Yguazú para la Central Acaray y del Paraná para el caso de las dos binacionales. Nótese que nuestras dos fuentes principales de suministro eléctrico del país, dependen de un mismo río, por lo que en un año de sequía en la cuenca alta del Paraná, puede llevarnos a sufrir serios inconvenientes en la atención de nuestros requerimientos de energía.

En un año hidrológicamente bueno (no excelente), Acaray puede generar 900 GWh; Itaipú en torno a 88.000 GWh y Yacyretá 18.000 GWh.

Para atender al mercado eléctrico paraguayo, la potencia disponible en las tres hidroeléctricas es de 7.667 MW, inferior a los 8.760 MW (suma de la mitad de las potencias nominales de las binacionales, más la potencia nominal de Acaray), que suele anunciarse como disponible, de manera equivocada.

Existen pequeñas centrales fotovoltaicas localizadas en: el Chaco Central (Colonias Menonitas), en el Alto Paraguay y en el Departamento Central, que en conjunto no alcanzan 10 MW de potencia.

¿Existen planes para diversificar la Matriz Energética con fuentes

como la solar o eólica?

Sí existen, la ANDE basa en gran parte la atención del crecimiento futuro de la demanda en la instalación de centrales eléctricas fotovoltaicas (paneles solares) y en la instalación de baterías de potencia asociadas a estas o directamente instaladas en subestaciones existentes.

En cuanto a la energía eólica, no está prevista su utilización de acuerdo al Plan Maestro de Generación de ANDE 2021 – 2040, aunque se tiene conocimiento del interés de una empresa privada en instalar centrales fotovoltaicas y generadores eólicos en la zona noroeste del Chaco paraguayo, en el marco de la Alianza Público Privada.

¿Qué soluciones son viables para evitar esta crisis energética?

Considero que no deberíamos hablar de crisis energética como que la misma ya está instalada, eso es probable que ocurra en caso de que se continúe sin arran-

car con las obras previstas en cuanto hace a nuevas fuentes de generación de energía eléctrica.

Muchas personas se preguntarán, ¿por qué no seguimos construyendo centrales hidroeléctricas para atender los requerimientos en el futuro? Aquí es bueno mencionar que, si bien se tienen recursos naturales para ello, se tratan de recursos finitos.

En efecto, sí a las centrales hidroeléctricas que están hoy en funcionamiento, agregamos otros emprendimientos futuros basados en la utilización del agua, como: Corpus; Itá Corá – Itatí; Aña Cuá; ampliación a 30 máquinas las actuales 20 de Yacyretá y al aprovechamiento de nuestros ríos interiores, estaríamos con una disponibilidad de potencia total de en torno a 12.000 MW, habiéndose agotado con esto todo nuestro potencial hidroenergético.

Los tres últimos años cerrados (20222024) tuvieron un crecimiento promedio anual del 10% en la demanda de potencia, sí este promedio se mantiene, es-

taríamos llegando a valores cercanos a 12.000 MW para el año 2033 o a lo sumo para el 2035, si se consideran crecimientos menores (8% anual acumulado).

Los emprendimientos como Corpus o Itá Corá – Itatí, por sus dimensiones y sus complejidades, de acuerdo a los especialistas, se puede esperar que, a partir de la decisión de construirlos, recién en aproximadamente 12 años entraría en operación la primera máquina.

Esto último nos lleva a concluir que la demanda de potencia superará a la oferta proveniente de centrales hidroeléctricas hoy en servicio más el 50% de Aña Cuá (135 MW), ya en el 2029, año en el que se espera que la demanda máxima sea en torno a los 8.000 MW. En síntesis, no vamos a solucionar la atención de la demanda en el corto plazo e incluso el mediano plazo con la construcción de centrales hidroeléctricas de gran porte. En este escenario, lo único factible es apuntar a la instalación de centrales fotovoltaicas, por la rapidez en la instalación de las mismas. Esto se debe acompañar con la construcción de pequeñas centrales hidroeléctricas en nuestros ríos interiores, tal como está previsto en el Plan Maestro de la ANDE. Lastimosamente ese Plan está con cuatro años de atrasos, por lo que hasta hoy no se tiene en el sistema interconectado nacional ninguna fuente de generación nueva, proveniente de ese Plan. De acuerdo al mismo para el 2024 tendrían que estar en servicio nuevas fuentes de generación y bancos de baterías que en potencia hubiesen superado a una máquina de Itaipú (700 MW).

Así como nos preocupamos por la solución en el corto y mediano plazo, es importante pensar en el largo plazo. Si bien la opción fotovoltaica con banco de baterías es interesante y puede aliviar el problema en el corto plazo, no podemos basar todo nuestro crecimiento en esa opción, fundamentalmente porque tiene una disponibilidad “intermitente”, eso es lógico ya que el aprovechamiento solar es posible solo cuando el sol está presente. A la noche no se cuenta con energía solar y en los días nublados y

Ingeniero Ángel María Recalde, especialista en energía y miembro del Instituto de Profesionales Paraguayos del Sector Eléctrico (IPPSE)

de lluvias se tornan de muy bajo rendimiento, de ahí la importancia del respaldo del banco de baterías.

Entonces, ¿qué debemos hacer en el futuro? La respuesta nos lleva a considerar nuevas fuentes de generación eléctrica firme (constante, no intermitente).

Ahí podrían aparecer opciones como generar en base a combustibles fósiles, esta opción se viabilizaría fuertemente si se explota el gas natural, que según los expertos tenemos en el país y/o que se concrete el proyecto de contar con un tramo del gasoducto argentino-brasileño por el Chaco paraguayo. Otra opción posible y de la que se está hablando en los últimos tiempos como una posibilidad, es la producción basada en energía nuclear, aunque tanto en la Política Energética del Gobierno, como en el Plan Maestro de Generación de la ANDE, no se incluye la opción nuclear para la Matriz Energética de producción.

No obstante, el responsable de la Autoridad Reguladora Radiológica y Nuclear (ARRN), informó que, por instrucciones del Presidente de la República, se proyecta integrar la energía nuclear en la Matriz Energética nacional. Aunque Paraguay no cuenta con esta tecnología actualmente, afirmó que el país sigue el proceso utilizado para introducir esta energía, buscando unirse al grupo de naciones con capacidad nuclear.

¿Cómo afecta el cambio climático a la generación hidroeléctrica en Paraguay?

Una de las manifestaciones más notables del cambio climático son las sequías y crecientes cada vez más frecuentes y extremas en las cuencas de los ríos Paraná, Paraguay y Pilcomayo. La escasez de agua en el Paraná reduce la capacidad de generación de las hidroeléctricas binacionales, causando déficit en la disponibilidad de potencia y la producción de energía eléctrica. En los últimos años, en tres de ellos, la Itaipú no pudo cumplir con la producción de la “energía asegurada”, 75.135 GWh en el año, a pesar de que la definición de la misma está basada en la existencia de un “95% de pro-

babilidad que sea alcanzada”. A efectos comparativos, se puede mencionar que en el año 2016 generó más de 100.000 GWh y su promedio hasta hace 10 años atrás estaba por arriba de los 90.000 GWh/año.

Este fenómeno tiene un doble impacto económico en nuestro país, por un lado, al disminuir la generación, se reducen los ingresos por Royalties (al Tesoro Nacional) y por Resarcimiento de las Cargas de Administración y Supervisión (a la ANDE), ya que los mismos son directamente proporcionales a la cantidad de energía generada en la central. Y por el otro, al disminuir la producción también disminuye la energía no utilizada por Paraguay. La opción de compra de esta porción de energía es lo que nuestro país cede al Brasil y a la Argentina, por ende, también disminuyen los ingresos derivados de esta transacción.

El cambio climático representa uno

Para

MW en el 2024, mientras que el consumo de energía fue de 13.450 GWh a 26.143 GWh en el mismo lapso. Entre el 2020 y el 2021 la disminución del crecimiento de ambas fue notable, debido a la pandemia.

Si centramos nuestra atención en los últimos tres años cerrados (2022-2024), el promedio de aumento anual de la demanda de potencia fue de 417 MW (dos veces la potencia de Acaray) y el consumo de energía aumentó, en promedio anual, 2.520 GWh (dos veces y media la producción de Acaray en un buen año hidráulico).

¿Cómo afecta el consumo energético industrial al desarrollo del país?

Nuestro país se ha caracterizado por basar su actividad económica en la producción agrícola y ganadera. En ese sentido,

atraer inversiones es fundamental tener un suministro eléctrico de buena calidad, sin interrupciones, estable en los niveles de tensión y con frecuencia constante

de los mayores desafíos para el sector energético global. La energía hidroeléctrica, a pesar de su papel clave en la generación de electricidad renovable, es vulnerable a las alteraciones de los patrones climáticos.

Es imperativo avanzar hacia un modelo energético más diversificado y resiliente, que combine fuentes limpias y tecnológicamente avanzadas. Este enfoque es crucial para asegurar una transición energética justa y sostenible.

¿Cómo ha evolucionado la demanda de potencia y el consumo de energía eléctrica en los últimos 10 años?

En el período considerado, tanto la demanda de potencia como el consumo de energía, se han duplicado. La primera pasó de 2.619 MW en el 2014 a 5.027

hemos avanzado mucho en los dos rubros; por un lado, la producción agrícola ha pegado un gran salto tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo, lo que ha hecho del Paraguay un importante exportador agrícola, por otro lado, es importante reconocer que la carne bovina paraguaya hoy es considerada entre las mejores del mundo. También la carne porcina, está desarrollando su propio mercado internacional.

Lastimosamente, hay que reconocerlo, es poco el valor agregado que se la ha dado a tan buena producción.

De acuerdo a la Memoria Anual 2023 de la ANDE, último publicado, solo el 1,9% de toda la energía eléctrica consumida en el país está destinada a la Industria, aunque también deben existir consumidores industriales en otras categorías de consumo, ejemplo en suministros en alta y muy alta tensión. Dicho

esto, es muy probable que el consumo industrial esté cercano al 10%.

El consumo en las residencias es la más importante y esto se refleja fuertemente en el diagrama de carga (variación de la potencia demandada en el tiempo). Si tomamos un diagrama diario (24 horas), se puede notar la existencia de picos de demanda en horas de la siesta y en las primeras horas de entrada la noche, los dos producidos por aparatos de refrigeración (aire acondicionado), mayoritariamente. Existen además valles muy pronunciados a la madrugada y en ciertas horas del día.

Lo comentado nos lleva a tener un factor de carga por debajo del 55%. Esto significa que de toda la energía que podría haber producido la potencia máxima demandada en 24 horas, hemos utilizado solo un poco más de la mitad.

Lógicamente, el consumo energético industrial tiene un impacto significativo en el desarrollo del Paraguay, ya que la energía es un insumo insustituible para la producción.

Si nuestro país quiere lograr un fuerte impulso económico; generar importante cantidad de empleo; desarrollar la cadena de valor; aumentar las exportaciones; diversificar la producción e incluso avanzar hacia la innovación tecnológica, debe propiciar y facilitar la radicación de industrias.

Lógicamente, para atraer inversiones es fundamental tener un suministro eléctrico de buena calidad, entendiéndose como tal al suministro sin interrupciones, estable en los niveles de tensión y con frecuencia constante. Tan importante como los aspectos mencionados es la seguridad del suministro en el transcurso del tiempo, así como el valor de las tarifas.

¿Cómo está la infraestructura de transmisión y distribución eléctrica en Paraguay?

La presencia desde hace algunos años de las primeras líneas de transmisión en 500 kV y las estaciones transformadoras de esa tensión a otras tensiones de servicio, había dado cierta holgura al siste-

ma eléctrico. Esta situación hoy está totalmente revertida.

En su último Informe Técnico el Instituto de Profesionales Paraguayos del Sector Eléctrico (IPPSE), hace un análisis de las inversiones de la ANDE en concordancia con el Plan Maestro 2021 – 2030 de esa institución, donde concluye que existen atrasos en la ejecución de obras contempladas en el mismo, así como obras aún no iniciadas. De acuerdo con el Informe, existe un atraso de inversión de más de 1.400 millones de dólares, en el período 2021 – 2024, de los cuáles 635,6 corresponden a obras de transmisión.

El motivo sería la falta de recursos financieros por parte de la ANDE, lo que de alguna manera se confirma con el llamado de licitaciones para la construcción de obras a través del denominado “leasing operativo”, o sea, construcción con financiamiento por parte del privado, comprometiéndose la ANDE al pago de un alquiler por el tiempo de duración del contrato, con opción de adquisición de las instalaciones al finalizar el mismo, por el valor residual fijado al inicio.

En cuanto a la Infraestructura en Distribución, última parte de las instalacio-

nes eléctricas antes del ingreso a los medidores, al ser de baja tensión (220/380 V) y media tensión (23.000 V), se puede tener mucha celeridad en la ejecución de las obras. En este rubro, el atraso registrado entre el 2021 y el 2024 es de 368,3 millones de dólares.

La cobertura de la Red de Distribución ha mejorado significativamente, especialmente en áreas urbanas y periurbanas. Sin embargo, en zonas rurales y remotas, el servicio sigue siendo precario.

Aunque la mayoría de los usuarios urbanos tienen acceso a un servicio eléctrico relativamente confiable, la calidad del servicio puede variar, con problemas como cortes de energía y fluctuaciones de tensión.

Un tema que debe llamarnos la atención son las pérdidas de energía en el sistema eléctrico en general. Las mismas se clasifican en pérdidas técnicas y en pérdidas no técnicas, esta última más conocida como pérdidas negras.

Las pérdidas técnicas existen en todas las instalaciones eléctricas, al circular por la misma una corriente eléctrica, con esto, los conductores eléctricos comienzan a calentarse, tanto más cuanto

La ANDE basa su atención del crecimiento futuro de la demanda en la instalación de centrales eléctricas fotovoltaicas (paneles solares) y en la instalación de baterías.

mayor sea la corriente, eso significa que parte de la energía eléctrica se transforma en energía calórica o térmica que se pierde en el ambiente circundante (no aprovechada), de ahí el nombre de pérdidas, en este caso técnicas. Estas pérdidas no pueden evitarse, pero si disminuirse al mínimo cuidando no sobrecargar las líneas y los transformadores; con la utilización de conductores de electricidad de buena calidad y, fundamentalmente, con la sección adecuada.

En un sistema similar al de la ANDE que abarca desde la generación, transmisión, transformación y distribución, se pueden esperar pérdidas técnicas de en torno al 10% o un poco más, sin embargo, la propia ANDE manifiesta en su última memoria (año 2023) que se ha perdido el 28,53% de toda la energía entregada al sistema interconectado nacional por las centrales que la abastecen.

La diferencia entre las pérdidas totales y las pérdidas técnicas son las “pérdidas negras”, que no es otra cosa que hurto de la energía.

De acuerdo con los datos de la última Memoria de la ANDE, tuvo una disminución en sus ingresos a causa de energía no facturada de en torno a los 290 millones de dólares, de los cuales se puede estimar 150 millones de dólares en pérdidas por hurto de energía.

trales hidroeléctricas, en un buen año hidrológicamente hablando, estaría en torno de 53.900 GWh (suma de la mitad de la producción anual de Itaipú y Yacyretá), más 900 GWh de Acaray.

La energía requerida por el sistema interconectado nacional en el 2024 fue superior a 26.000 GWh, cercano al 50% de la energía total disponible.

El crecimiento del consumo en energía en el año mencionado, comparado con el 2023, fue del 18,5% según declaraciones de autoridades de la ANDE, valor este sorprendentemente alto. En principio, sin tener aún la Memoria y Balance del año 2024 para analizarlo, es casi inexplicable, salvo que se haya aumentado aún más la presencia de las granjas de criptomonedas y que las mismas hayan sido desconectadas en el pico de carga de los meses de verano, ya que el aumento de potencia no fue significativo.

Hay que considerar que el consumo de energía en los últimos 20 años creció en torno al 6% anual, por lo que 18% sería el aumento de casi tres años considerando ese histórico.

El aumento del consumo de energía depende de muchas variables como ser: el crecimiento económico; la expansión demográfica; la electrificación rural; el desarrollo industrial y las políticas de

¿Cómo se proyecta el consumo de energía para los próximos 10 años?

Habíamos mencionado que la energía posible de ser generada por las tres cen-

eficiencia energética.

En los tres últimos años cerrados (2022 – 2024), la energía creció a una tasa del 12% anual, de mantenerse la misma, la carencia de energía puede darse conjuntamente con el déficit de potencia, o sea, en torno al 2030.

Ante la situación comentada y ante la incertidumbre acerca de las medidas a tomar para aumentar la oferta de potencia y energía, el camino más recomendable es POSPONER EL DÉFICIT.

Entre las medidas más importantes se ubica la disminución de las pérdidas de energía en por lo menos 10% de los valores actuales, o sea, tomar como objetivo llevar las pérdidas totales como máximo al 18%. Con esta medida, se podría posponer el déficit por aproximadamente dos años.

Otra de las medidas que no puede tener alto costo y si ha demostrado su efectividad al ser aplicada en otros países, es la de concienciar a la población con un programa de Uso Racional de Energía, que puede llevar a premiar a los consumidores que reduzcan su consumo y, en caso de requerirlo, castigar pecuniariamente a los que la aumenten.

Conclusiones: La demanda de energía en Paraguay crecerá en los próximos 10 años. Para gestionar esto, se necesita inversión en infraestructura, diversificación de fuentes y políticas de eficiencia energética para garantizar un suministro confiable y sostenible.

¿Qué oportunidad representa la transición energética global para Paraguay?

La transición energética global, cuyo propósito es reducir las emisiones de carbono y promover el uso de energías renovables, presenta diversas oportunidades significativas para Paraguay.

Dada su Matriz Energética predominantemente renovable y su potencial en recursos naturales, el país está bien posicionado para capitalizar estas tendencias globales.

Paraguay puede captar inversiones extranjeras para desarrollar proyectos de generación eléctrica en base a fuentes solares, eólicas y de biomasa, diversificando así su matriz energética de producción y aumentando su capacidad de generación, en efecto, el desarrollo de energías no convencionales puede complementar la generación hidroeléctrica, proporcionando una matriz energética más fortalecida.

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