
2 minute read
La llegada victoriosa
En su viaje, Tschiffely y sus caballos cruzaron Bolivia, atravesaron los desiertos del Perú y las selvas de Colombia y Panamá. Cruzaron el Canal, y se abrieron paso por Costa Rica, El Salvador y Guatemala. En México, el suizo fue recibido como un héroe y fue objeto de numerosos homenajes.
Finalmente, el 20 de septiembre de 1928, 3 años y 149 días después de haber partido de Buenos Aires, Tschiffely entró en Nueva York. Allí habían llegado las noticias de su travesía, por lo que también fue recibido con honores por el alcalde de esa ciudad, James John Walker. En el libro que publicó posteriormente, el suizo narró sus vivencias ante el fin de la hazaña: “Quedé hechizado durante largo rato, miré a mis caballitos criollos y luego a esas enormes moles de cemento y acero: uno, producto de las llanuras de la Patagonia, áridas y barridas por el viento; las otras, fruto del trabajo de cerebros humanos, de su iniciativa, ciencia y habilidad. Antes de darme cuenta de ello, hablaba otra vez con mis caballos: ‘Sí, viejos, esto es Nueva York, pero yo sé que las pampas argentinas los llaman. Tengan paciencia, los llevaré de vuelta porque bien se lo merecen’”.
Advertisement
Luego Tschiffely fue recibido en Washington por el entonces presidente de los Estados Unidos, Calvin Coolidge, y su viaje llegó a la tapa de la revista National Geographic, una de las más prestigiosas de la época. De vuelta en Nueva York, el suizo recorrió la Quinta Avenida a lomo de Mancha y escoltado por la policía de la ciudad. Además, los dos ejemplares fueron expuestos en el Salón Internacional del Caballo en el Madison Square Garden.
El regreso a casa
Tschiffely y sus dos caballos regresaron a Buenos Aires en el vapor “Pan America”, lo iban a hacer en otro que terminaría naufragando. Llegaron a la Dársena Norte el 20 de diciembre de 1928. Gato moriría el 17 de febrero de 1944 a los 36 años y Mancha, el 24 de diciembre de 1947 a los 40. Los enterraron en El Cardal. Por indicación de Solanet, un taxidermista rescató sus cueros y ambos caballos se exhiben en el Museo del Transporte de Luján. El jinete suizo falleció en Londres el 5 de enero de 1954. El 13 de noviembre de ese año llegaron sus restos a la Argentina y fue inhumado, en medio de un impresionante homenaje gauchesco, en el cementerio de la Recoleta. Desde el 22 de febrero de 1998, las cenizas de Tschiffely descansan en El Cardal, en el mejor de los lugares, junto a sus fieles amigos.

El 20 de septiembre fue declarado Día Nacional del Caballo en la Argentina, la fecha fue instaurada por la Ley 25.125 en 1999. La normativa dio el marco institucional a la iniciativa de la Federación Ecuestre Argentina (FEA), que propuso festejar la importancia de este animal, con el fundamento de un “homenaje a la participación del equino en la organización histórica y económica, y en la vida deportiva de la Argentina”.
Grassi Cetran jcgrassi@feriasycongresos.com.ar juancarlosgrassicetran
Por Juan