1 minute read

Día del caballo La increíble historia de dos caballos criollos que cruzaron América

Next Article
SILLA ARGENTINO

SILLA ARGENTINO

La historia de Mancha y Gato cuenta sobre la proeza de dos caballos criollos y su particular jinete, Aimé Félix Tschiffely, un profesor que nació en Berna, Suiza, en 1895, y se formó como docente, profesión que ejerció en primer lugar en el Reino Unido, para luego trasladarse a la Argentina, donde dictó clases en institutos de inglés. Con pocos años en el país, y luego de varias incursiones a caballo por el interior, Tschiffely decidió llevar adelante una verdadera hazaña: unir Buenos Aires con Nueva York en los Estados Unidos de América. Mancha y Gato eran caballos criollos, nacidos en la Patagonia y adquiridos al cacique tehuelche Liempichún por Emilio Solanet, un veterinario y dirigente radical (llegó a ser diputado nacional) que poseía la estancia El Cardal en Ayacucho, provincia de Buenos Aires. Allí fueron domados los dos ejemplares.

Esta historia particular y la gestación de este increíble recorrido había comenzado cuando Emilio Solanet, quien unos años antes había fundado la Asociación de Criadores de Caballos Criollos, recibió una carta de Tschiffely, en la que le exponía su plan y para ello necesitaba comprarle un par de animales para demostrar la nobleza y superioridad del caballo criollo por sobre el resto. Al principio, Solanet se negó a la venta, puesto que consideraba el viaje como una locura, y no creía que un profesor suizo pudiera llegar siquiera “a Rosario” con los caballos. Sin embargo, tras conocerlo mejor, le regaló dos ejemplares: Gato, un caballo de pelaje gateado de 16 años; y Mancha, un overo que contaba entonces con 15 años.

Advertisement

Tschiffely volvió entonces a Buenos Aires y, pese a la incredulidad de la prensa de entonces, partió desde la sede de la Sociedad Rural Argentina un 24 de abril de 1925. Hasta llegar a Nueva York, el suizo y sus caballos criollos recorrieron 21.500 kilómetros divididos en 504 etapas, en el lapso de tres años y casi cinco meses.

En el camino, el jinete suizo y sus caballos pasaron por 20 países, cruzaron en varias oportunidades la Cordillera de los Andes y alcanzaron el récord mundial de altura para estos animales, al atravesar el paso El Cóndor, entre Potosí y Challapata, a unos 5900 metros sobre el nivel del mar. Además, soportaron las condiciones más extremas: en el paso récord enfrentaron temperaturas de -18º C, pero también se expusieron en las 30 leguas de Huarmey a Casma, Perú, a calores colosales: ¡52 grados a la sombra! sin agua, ni forraje, solo arena. Los cascos se hundían permanentemente de 6 a 15 pulgadas en la arena candente.

This article is from: