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Adapta tu carta a clientes con intolerancia al gluten sin perder rentabilidad
Ser celíaco ha pasado de ser algo casi excepcional a considerarse una de las intolerancias más extendidas relacionadas con la alimentación.
La celiaquía es una reacción del sistema inmunitario al consumo de gluten, una proteína que se encuentra en el trigo, la avena, la cebada y el centeno.
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Tener celiaquía no significa eliminar de la dieta el pan, la pizza y la pasta. De hecho, una persona celíaca puede comer pan, pizza y pasta, siempre que sean sin gluten, es decir, que no estén elaborados con trigo, cebada, centeno y sus híbridos (espelta, kamut, triticale) y algunas variedades de avena.
Estos cereales con gluten están presentes en infinidad de productos procesados y elaboraciones que, a priori, no teníamos en cuenta, tales como embutidos, lácteos, rebozados, salsas, etc.
No existe cura para la celiaquía, pero para la mayoría de las personas, seguir una dieta sin gluten puede ayudar a controlar los síntomas y promover la curación intestinal.
Se estima que un 1.5% de la población española está diagnosticada con celiaquía*. Esto supone que unas 500.000 personas lo son, sin contar las que no han sido diagnosticadas.
Estas cifras repercuten directamente en nuestro canal HORECA, haciendo que cada vez más establecimientos vean necesario adaptar su oferta gastronómica para ofrecer alternativas sin gluten pero igualmente deliciosas para los consumidores celiacos y puedan, así, atraer a este tipo de clientes también a sus establecimientos.
Esto supone un gran reto para los profesionales de la Hostelería, ya que además de tener que conseguir materia prima e ingredientes de calidad pero sin gluten, tienen que contar con un espacio especial en sus negocios, tener utensilios especiales y formar a su personal para evitar la contaminación cruzada.
Y no sólo bacterias, sino también virus, toxinas, o sustancias de un producto de limpieza, por ejemplo. Incluso se considera contaminación cruzada el contacto de alimentos que no son peligrosos en general, pero sí para un colectivo concreto, como la contaminación con gluten de los alimentos que comerán celíacos.

¿Qué da lugar a la contaminación cruzada?
Los casos más habituales en los que se produce contaminación cruzada son:
• Cuando las manos del manipulador de alimentos no están bien limpias.
• Cuando los utensilios y las superficies de preparación no se limpian después de terminar un proceso.
• Cuando insectos o roedores entran en contacto con la comida.
• Cuando productos crudos entran en contacto con productos cocidos o listos para comer.
• Cuando se almacenan productos envasados sin tapa.
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