editorial
hace mucho, mucho tiempo pero en esta misma galaxia, se nos ocurrió la idea de hacer una revista para mostrar un montón de cosas que probablemente no tuvieran sentido. la leyenda dice que esa revista existió, aunque no nos acordamos demasiado porque también pasamos mucho, mucho tiempo tomando cerveza. así que dejaremos de pensar en ideas absurdas y volveremos en forma de fichas al futuro, que es brillante y todo nuestro.
¡Cuánto me gusta ser la acompañante del conductor de este auto! Quiero estar siempre acá con alguien manejando al lado, y mi mamá gritando por el portero.
Num 7 año 3
Esta no es la última vuelta de la montaña rusa cuando sólo queda la náusea. una carroña
José Barritta “El Abuelo”
subsero
desventuras en el mundo irreal o extra en la adaptación al cine de la secuela de mi vida el club está abierto. los únicos requisitos para asociarse son aprender el saludo secreto (tres sacudidas descendentes del índice seguidas de un rulo con el meñique) y tener cierto amor por los viajes. pero tampoco es que sea tan estricto. la sede social está en cualquier parte o, mejor, en todas partes. el cupo es infinito: no hay cupo. menos aún, autoridades o cuota social. a veces el club se instala una temporada en algún festival de cine, y ahí desarrolla en perfecta anarquía y desconcierto las múltiples actividades previstas en su reglamento inexistente: jugar compulsivamente a los dados y a los dardos y
Entonces llegaron Los Niños. Babeando, empujándose y riendo como estúpidos. Con sus ropas de colores, desprolijos y despeinados. Qué sabían ellos lo que era estar trabajando todo el día, corriendo de un lado para el otro sin parar. Gritaban desafinados al pie del edificio. Por las paredes llegaban
a los bolos; escuchar música las veinticuatro horas del día y sobre todo las de la noche; probar la carta completa de los restoranes pagando poco o no pagando nada; incendiar mamíferos de mediano porte; vaciar barriles de cerveza directo desde el grifo; patear en el suelo a maleantes provincianos; sacarle brillo a las pistas de baile o por lo menos imaginar que eso es lo que se hace; mirar una o dos o media película, o no mirar ninguna; reencontrar viejos amigos, hacer amigos nuevos, hablar con los amigos que están lejos. martín estrellaa
los ruidos de cables haciendo falso contacto. Se veían sus dibujos horrendos, el humo de la droga, sus piernas flacas y blancas, todos perdiendo el tiempo, sin ver el final, no ven el final. Yo veo el final, todas las mañanas. Eddie Pequenino
José nació un 5 de enero de 1953 en Calabria, Italia. A los dos años de edad llegó al barrio de La Boca. A partir de 1981 tomó el mando del Jugador N° 12. Lideró la barra del Narigón en los mundiales México 86 e Italia 90. Posteriormente cayó en desgracia, después del asesinato de dos hinchas de River en el 94. Gracias al “dos por uno”, cuatro años más tarde salió de prisión. Un mes después de cumplir los 48 murió de neumonía. Bajo el grito de “Abuelo, querido, la 12 está contigo” le dieron sepultura. Sobre su cajón yacía una bandera de Boca. La Querida