Boletín Equipo de Arqueología de Lima # 02

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Calle Camaroneros en una pintura de Bernardo Rivero en 1958. Pinacoteca Municipal Ignacio Merino



Vista del reverso del Real de plata tipo macuquina encontrado en las excavaciones arqueológicas.


BOLETÍN DEL EQUIPO DE ARQUEOLOGÍA DE LIMA


CRÉDITOS Boletín del Equipo de Arqueología de Lima Municipalidad Metropolitana de Lima Rafael Bernardo López-Aliaga Cazorla Alcalde de Lima

Luis Martín Bogdanovich Mendoza Gerente de PROLIMA

Hector Augusto Walde Salazar

Jefe del Equipo de Arqueología de Lima

Editores: Hector Walde Salazar Corrección de estilo: Francisco Vallejo Berríos Diseño y diagramación: Miguel Enríquez Puma Fotografía de portada: Jaime Araucano Silva En portada: Macuquina hallada en el antiguo hospital Real de San Andrés

Municipalidad Metropolitana de Lima Jirón de la Unión 300 Lima, Cercado www.munlima.gob.pe

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Editorial

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Hallazgo del mes

11 Entre cuños y martillos

La macuquiña limeña en el siglo fundacional

66 Proyectos Arqueológicos 72 ¿Sabías que? de Fuego y Agua 74 Lima, Exposición Temporal Revista de Arqueología de 78 LIMAC. Lima

Camafeo con el busto tallado de Felipe II. Jacopo Nizzola, 1562 c.a. (Gallerie degli Uffizi).


EDITORIAL El Boletín del Equipo de Arqueología de Lima nació con el objetivo de presentar capítulos poco conocidos en la historia de nuestra ciudad, a partir de los restos arqueológicos hallados durante las investigaciones en el Centro Histórico. A casi tres años de su creación, planteada por el Plan Maestro que la Municipalidad de Lima aprobó en diciembre del 2019, el Equipo recurre a su vasto material investigativo para editar la presente publicación. En el primer número, por ejemplo, en el marco de las investigaciones arqueológicas en el barrio de Monserrate, les mostramos una serie de hallazgos relacionados con la Guerra de la Independencia, periodo histórico en el que la nación dejaba varios cánones para, en su lugar, abrazar los ideales republicanos. Mientras que, en su segunda edición, el Boletín del Equipo de Arqueología de Lima está dedicado al hallazgo excepcional de una moneda de plata del siglo XVI en el que fuera el primer hospital de Lima para españoles. Sin duda, un contexto arqueológico único en el centro histórico de la ciudad. El Antiguo Hospital Real de San Andrés está envuelto en una historia, por lo menos, fascinante: fue el primer nosocomio para españoles, construido sobre las huertas de uno de los primeros espaderos asentados en Lima. La ciudad, a través del Cabildo (hoy Municipalidad de Lima), compró esta propiedad por la suma de 1050 castellanos de oro, que al día de hoy equivalen a cerca de medio millón de dólares, para construir uno de los cientos de hospitales que la monarquía hispánica promovió en los nuevos reinos conquistados.

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Don Andrés Hurtado de Mendoza, tercer virrey del Perú, adoptó la obra y, bajo su patrocinio personal y el de la realeza, lo convirtió en el mejor hospital de este lado del hemisferio. Una descripción que hicieran los Oidores de la Real Audiencia de Lima el 17 de abril de 1563 nos habla de un complejo edificio dotado de una capilla que merece ser parroquia -a decir de los oidores-, una gran torre coronada con un reloj, arquerías de ladrillo, patios, enfermerías, farmacia, áreas de servicios, caballerizas, huertas, un “patio para locos” y una serie de elementos que denotan el interés por construir un hospital a la altura de las principales ciudades del mundo conocido. Al Hospital Real de San Andrés, además, llegaron las momias reales de cinco Incas Emperadores, trasladados desde sus palacios-mausoleos del Cusco, para que sean vistos por el virrey. A saber, trajeron a Lima las momias de Pachacútec y Huayna Cápac, junto a la de dos o tres coyas, y las cenizas de Wiracocha para luego de medio siglo ser enterradas en algún lugar desconocido del hospital. El hallazgo de la moneda de plata al que dedicamos esta edición corresponde a los años de cimentación del Gobierno de Lima. Es decir, al establecimiento de un régimen político que duraría unos trescientos años, inf luenciando los destinos Sudamérica y el Pacífico Sur y llevando las macuquinas o reales de plata a todos los confines del Pacifico, Asía y Europa.

Héctor Walde

Jefe del Equipo de Arqueología de Lima

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Fig. 1 Primer patio de San Andrés, donde se ve la portada de la capilla y parte del claustro con arcos y columnas de madera. Foto: Jaime Araucano Silva


Fig. 2 Recreación de herramientas involucradas en el proceso de fabricación manual de la macuquina. Foto: Jaime Araucano Silva

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ENTRE CUÑOS Y MARTILLOS: La macuquina limeña en el siglo fundacional Lic. Ernesto Olazo Razuri

Miembro del Equipo de Arqueología de Lima

Resumen Las macuquinas representan un tipo de moneda estrictamente de uso y fabricación hispanoamericana, con dos grandes centros productivos: El Virreinato de Nueva España o México, y el Virreinato del Perú. En otras palabras, es un producto netamente americano. En el caso del Virreinato del Perú, hubo a su vez, dos grandes centros de acuñación de macuquinas: Lima y Potosí. Macuquina es el nombre por el cual se conoce popularmente a las monedas acuñadas a golpe de martillo, producidas entre 1568 y 1752, cuya denominación oficial era el Real. Estas monedas no son abundantes

en el registro arqueológico del Centro Histórico de Lima. Son producto de una época cambiante en la que la moneda que circulaba era más bien imaginaria o representativa, materializada en barras, tejos o trozos de metal (plata u oro). La acuñación de numerario en la capital trajo consigo un proceso productivo que enlazaba la mina con la Casa de la Moneda, produciendo monedas oficiales en el que se representaban los principales símbolos de la Corona. La pieza que hemos encontrado fue hallada en el antiguo Hospital Real de San Andrés, en un contexto posiblemente asociado a algunos cambios en la institución.

Palabras clave: Macuquina, monedas, virreinato, Lima, colonia, plata, Siglo XVI

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INTRODUCCIÓN A partir del hallazgo arqueológico, nos proponemos reconstruir lo que hubo asociado a la moneda

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l antiguo Hospital Real de San Andrés viene siendo investigado por el Equipo de Arqueología de Lima, con el objetivo de develar su historia y evolución, además de servir como soporte para un próximo proyecto de restauración y puesta en valor del sitio. Durante las investigaciones se encontró una macuquina de 1 Real de plata (Fig. 3, 4 y 5). El análisis visual de los elementos que la componen, nos ha permitido determinar que esta habría sido producida entre 1577 y 1588 en la primera Ceca de Sudamérica; la

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Casa de la Moneda de Lima. A partir de este hallazgo arqueológico, nos proponemos reconstruir lo que hubo asociado a ella. En ese sentido, la macuquina será contextualizada en la época que fue producida y utilizada; así como su propio entorno social e histórico. Nos detendremos a conocer el cómo fueron fabricadas y el proceso productivo involucrado. Para entender su surgimiento, retrocederemos un poco en el tiempo para observar el panorama monetario previo a la macuquina y las particularidades que propiciaron su acuñación.


Fig. 3

Macuquina encontrada en el proceso de excavación. Foto: Jaime Araucano Silva.


De forma similar, también nos parece interesante situar a la moneda en un plano conjunto y examinar cuáles fueron sus versiones posteriores. Llegados a ese punto, revisaremos

Fig. 4

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algunos datos históricos para ensayar un acercamiento al valor comparativo de la macuquina y otras monedas, como las de cuenta, durante el siglo fundacional de la ciudad.

Macuquina encontrada en el proceso de excavación. Foto: Jaime Araucano Silva.


Fig. 5

Excavación arqueológica de procedencia de la macuquina. Foto: Jaime Araucano Silva.

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Fig. 6 “Plano Scenographico de la Ciudad de Los Reyes” de 1750. (Instituto Geográfico Nacional de España).

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LA MACUQUINA EN CONTEXTO A partir del hallazgo arqueológico, nos proponemos reconstruir lo que hubo asociado a la moneda

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omo hemos indicado, la macuquina fue encontrada en el antiguo Hospital Real de San Andrés, el cual fue fundado en la década de 1550. Este hospital, estuvo administrado por el Cabildo y orientado a la sanación de españoles y varones. Se ubicaba a cinco cuadras de la Plaza Mayor de Lima, inmediato con la Plaza Santa Ana, en donde se ubicaba también el Hospital de Santa Ana de los Natura-

les1, y, a su vez, cercano con el Hospital San Bartolomé de Negros Libres2 (Fig. 6). Los antecedentes del ex hospital podrían remontarse a 1538 con la compra de dos solares por parte del Cabildo, cerca a la Iglesia Santo Domingo, para la construcción de un hospital para españoles (Deza, 2005). La edificación no prosperó hasta que en 1556 la llegada del Virrey Andrés

1   Es una institución que data de 1549 (Scaletti 2015), la cual se enfocaba en la atención a naturales o indígenas. Fue demolido en la década de 1920. Actualmente solo queda la Iglesia Santa Ana.

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2   Enfocado en esclavos y población negra. Es de 1646 (Mendieta 1990).


Fig. 7 Capilla de San Andrés, mostrando en primer plano la característica cruz aspada del apóstol, y al fondo el retablo bajo una cúpula de madera. Foto: Jaime Araucano Silva


Fig. 8 Unidad de excavación arqueológica en el Patio de Locos, donde se encontró la moneda. Foto: Jaime Araucano Silva


Hurtado de Mendoza, le dio mayor empuje a la obra. En ese sentido,” San Andrés, constituye una de las instituciones médicas más antiguas de la ciudad de Lima y del Perú, con una gran continuidad de funcionamiento como hospital hasta el año de 1875. Después de ello, ha tenido diversos otros usos (Castelli, 1981; Scaletti, 2015; Bromley, 2019). Para la época en la que la moneda habría sido depositada (alrededor de las últimas décadas del siglo XVI), ya el Hospital para españoles llevaba cierto tiempo construido, al menos parcialmente. Sin embargo, desde 1607 se empezó un proyecto de reconstrucción y ampliación del inmueble, tras lo cual San Andrés llegó a tener hasta seis enfermerías que albergaban entre 150 y 200 enfermos, además de múltiples aposentos para los capellanes, mayordomos, etc. Tenía, además, airosas

huertas, fuentes de agua, panadería, botica, entre otros espacios, de los cuales destacaba la iglesia, situada al límite del primer patio, y su cementerio en la parte posterior (Cobo, 1964 [1639]). La moneda se encontró específicamente en un sector donde luego se fundaría, a inicios del siglo XVII, la “loquería”; conocida también como “Patio de locos”3 (Figs. 7, 8 y 9). Antes de ello, en la temprana inspección de 1563, enviada por Felipe II, ya se comentaba que había una “casa para Orates”, con nueve aposentos y la existencia de “…7 hombres que parescían estar locos” (en Castelli, 1981: 212). En este marco temporal, datado para finales de la segunda mitad del siglo XVI, la macuquina, al parecer, fue depositada dentro de un relleno constructivo, entre estratos de relleno pertenecientes a la primera ocupación del hospital, y una posterior remodelación.

3 Cobo (1630[1888]) refiere que en 1607 se reconstruyó y modernizó buena parte del Hospital excepto la Iglesia, el primer patio y el cementerio.

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Fig. 9 Unidad de excavación arqueológica en el Patio de Locos. Foto: Jaime Araucano Silva

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DESCRIPCIÓN DEL HALLAZGO

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a macuquina que encontramos presenta en la cara (o anverso) el Escudo de Dominios de Felipe II, en el cual se simbolizan los once reinos adscritos a la Corona . Hacia la izquierda se observa la letra “D”, referencia al ensayador Diego de la Torre, debajo de una “P”, que hace referencia al Perú. Hacia la derecha, encontramos la estrella de la Ciudad de los Reyes sobre un I (1 en romano), referencia al valor de la pieza (Figs. 10, 11 y 12). 4

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Esto se encuentra circunscrito en la leyenda “PHILIPPUS DEI GRATIA HISPANIARUM”, que culmina en el sello (o reverso) con “ET INDIARVM REX”; lo cual en conjunto significa: “Felipe II por gracia de Dios, Rey de España y de las Indias”. El reverso, en su sección central cuenta con un escudo cuartelado representando dos torres y dos leones de Castilla y León, emblemas del Reino de España, dentro de una orla de ocho lóbulos (Figs. 13 y 14).

4 Escudo de los 11 reinos: Castilla, León, Aragón, Sicilia, Granada, Austria, Borgoña (escudo antiguo y moderno), Brabante, Flandes y Tirol La representación del escudo en las monedas americanas data de 1570, cuando Felipe II decide equipararlas a las que circulaban en España (Dargent 2021). 5 El Ensayador era la persona que verificaba que la ley del metal cumplía con las Ordenanzas de la Corona (De la Puente 2015a)

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Escudo Coronado de Dominios de Felipe II

Estrella de Lima

Valor de la pieza (”I” de 1 Real)

Inscripción en latín: “PHILIPPUS DEI GRATIA HISPANIARUM...” Fig. 10 Elementos representados en el anverso de la macuquina. Foto: Jaime Araucano Silva.

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Fig. 11 Escudo de Dominios de Felipe II donde señalamos los reinos adscritos a la Corona. Escudo extraído de la portada de “Cortes de casto amor y cortes de la muerte”, de Luis Hurtado de Toledo (1557, Primera edición).

Fig. 12 Los blasones del Escudo de Dominios. Dib. Carlos Zeiter Mendiburu. Tomado de Dargent, 2021: 92

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Escudo cuartelado con emblemas de Castilla y León Castillo representando al Reino de Castilla

León representando al Reino de León

Continuación de la inscripción “... ET INDIANARUM REX”

Fig. 13 Elementos representados en el reverso de la macuquina. Foto: Jaime Araucano Silva.

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Fig. 14 Escudo de Castilla y León. Alcázares Reales de Sevilla (Foto: Universidad de Sevilla).

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MONEDAS QUE SE ARROJAN

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as monedas, al parecer desde su concepción misma, están relacionadas con simbolismos que exceden su aspecto utilitario. Vale comentar un acontecimiento que propició la acuñación de “las primeras monedas de Lima”, las cuales podrían entenderse también como medallas conmemorativas. En 1557, con motivo de la jura de Felipe II, el Virrey Marqués de Cañete mandó a troquelar una serie de piezas de plata de tipo de un real, las cuales el Virrey y el Arzobispo arro-

jaban luego a puñados en la Plaza Mayor de Lima para beneplácito el pueblo congregado ante magno acontecimiento. En el anverso tenían las armas de Castilla y en el reverso las imágenes del Príncipe Felipe, Rey de España; y de María, Reina de Inglaterra y España, su mujer (Calancha, 19741981 [1638] (Tomo I): 332; Moreyra, 1941) (Figs. 15). Un caso similar aconteció en octubre de 1578, cuando, por motivo de la inauguración de la primera pileta de la 29


Plaza Mayor de Lima, se hizo igualmente una celebración, la cual incluyó corridas de toros, salvas de arcabucería, música de trompetas y chirimías; así como también, arrojo de monedas al pueblo (Bromley, 2015). Las monedas arrojadas en ese acontecimiento, fueron de la misma serie que nuestra macuquina: fabricadas en la Ceca de Lima y certificadas por el ensayador Diego de la Torre.

donde arrojó al pueblo gran cantidad de monedas o medallas, que para celebración, o memoria de tan plausible Acto, había mandado acuñar; las cuales por un lado tienen el retrato de S. mag. con la inscripción correspondiente, y en el reverso las armas de esta Ciudad sobre un mar, en cuya superficie se lee Sup. Und. y la descripción o dedicatoria es: Optimo Principi Publicum Fidelitatis Juramentum”. (En Dargent, 2021: 183).

Este hecho, de acompañar y engalanar determinadas ceremonias oficiales con el arrojo de monedas parece haber sido una práctica común en Lima. Para 1760, en la Gaceta de Lima (N° 11) aparece un relato similar de las ceremonias llevadas a cabo en la capital para proclamar al nuevo rey, Carlos III:

Nos parece entonces muy probable que nuestra macuquina haya tenido alguna connotación no necesariamente ligada a su aspecto utilitario. Su muy buen grado de conservación y la proximidad a la fundación del Patio de Locos, nos podrían estar indicando que, probablemente, habría sido arrojada, junto a otras, de forma intencional en el marco de la construcción o inauguración de un nuevo espacio en San Andrés.

“Habiendo llegado el acompañamiento a Palacio y llevado el pendón a los balcones de Cabildo, subió S. Exc. a su galería desde

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Fig. 15 Rey Felipe II, en cuyo gobierno se acuñaron las primeras monedas de Lima. Colección del Museo del Prado.


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Fig. 16 Representación de la Plaza Mayor de Lima hacia finales del s. XVII, donde se muestran los principales edificios de la ciudad, la pileta al centro, y numerosos personajes.


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EN TORNO A LA ACUÑACIÓN DE LA MACUQUINA

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a hemos hablado de dónde y cómo se encontró la macuquina, además de plantear una posible explicación a su contexto. Ahora convendría saber la forma en la que fue hecha, y las distintas etapas, técnicas, herramientas y personas que estuvieron involucradas. Para ello, el historiador Carlos Lazo, en un artículo titulado “Tecnología herramental y maquinarias utilizadas en la producción monetaria durante el Virreinato”(1998), describe detalladamente este singular proceso artesanal de acuñación de monedas a partir de información recogida del siglo XVII.

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Lazo (op. cit.), reconoce dos grandes tramos fabriles: el primero relacionado propiamente a la fabricación de la barra de plata y el segundo a la manufactura de la moneda en disco o cospel. El primer tramo empieza con la extracción y procesamiento del metal de las minas (Fig. 17). Este metal “en piedra” o en bruto, era llevado al Ingenio, donde se le procesaba para liberarlo de impurezas. La operación involucraba la quema y molienda del metal hasta convertirlo en una “harina”. Este producto era, a su vez, mezclado con azogue durante 4 o 5 semanas en un cajón de piedra


Fig. 17 Virgen del Cerro, que representa de forma sincrética a la Virgen María con el Cerro de Potosí; fuente argentífera por excelencia. Realizada por un pintor anónimo en 1720. Actualmente se encuentra en el Museo de la Casa de la Moneda de Potosí.

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calentado por una fogata. Lo resultante, la “plata pella”, un metal libre de impurezas, había de ser limpiado ahora del azogue, tras lo cual se conseguía la llamada “plata piña”. Este metal era

llevado a la Tesorería o Caja Real, donde era nuevamente fundido y transformado en barras de plata con un peso promedio de 150 marcos (aproximadamente 34.5 kilogramos). En ellas, se

Fig. 18 Proceso de fabricación monetaria a partir del grabado del Archiduque Maximiliano de Austria en una Ceca. Realizado por Hans Burgkmair entre 1514-1516. Colección del Royal Mint Museum, South Wales.

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marcaba con punzón tres pequeñas coronas, datos relativos a su ley, peso y valor, y por último la sigla del ensayador. El segundo tramo empezaba cuando las barras llegan a la Casa de la Moneda. Aquí, tras ser verificadas por el ensayador, el balanzario y el escribano, eran “remachadas”, es decir; se borraban de los lingotes las tres coronas para en su lugar grabar el signo de la Ceca. Después, las barras son fundidas añadiendo cierta cantidad de cobre fino para ligar el metal. El producto era vertido en “rieleras”, las cuales consistían en un “…molde de hierro de vara y media de largo con una zanjita hueca hasta la mitad de su extensión de ancho y alto de una pulgada”. Estos rieles, como prismas rectangulares alargados, eran llevados a la Hornaza, donde se les transformaba en cospeles. Para ello, los rieles eran seccionados en unos “pedazos cuadrados”, con unas grandes tijeras de hierro llama-

das “tijeras tallonas”, recortando sus puntas. Con una balanza se cuidaba que tengan el peso correcto (Figs. 18, 19). A los resultantes, llamados cospeles, se les ponía sobre un yunque y eran golpeados con un martillo hasta darles el grosor y extensión debidos. Eran recortados y martillados más de una vez con fin de lograr lo más cercano a la redondez. Estas piezas, ennegrecidas por el proceso, eran llevadas al llamado Taller de blanquición, donde se hervían en un perol de cobre dentro de una solución de agua y millo, antes de ser lavadas y puestas a secar en bandejas calientes. El siguiente paso, y objetivo central todo el proceso, era la acuñación . En la Oficina del cuño se disponía el asiento de acuñar frente a un tronco grueso fijado al piso (“cepel”), el cual tenía incorporado en el centro un cuño representando el reverso de la moneda, sobre el cual se dispone el cospel, a fin de ser golpeado debajo 37



de otro cuño, representando el anverso de la moneda. Esta operación se realizaba con un pesado martillo, llamado “mallete”. De esta forma, ambos cuños quedaban simultáneamente esculpidos en el cospel (Fig. 20). Vemos así, que una macuquina resultaba en una moneda de plata de forma irregular, generalmente tendiendo a ser circular. El nombre de macuquina probablemente derive del quechua “makkaiquna” (en castellano “las golpeadas”), por la forma de cómo eran acuñadas: golpeando con un mazo a un cuño sobre un trozo de metal trabajado.6 Debido a este hecho, cada una era distinta de las otras; no obstante, sí debía existir uniformidad con el peso, lo cual garantizaba el valor uniforme e igual de las monedas macuquinas (Álvarez y Benito, 2001-2002).

Fig. 19

Representación de un taller de acuñación de monedas a finales del siglo XV. Bern, Burgerbibliothek, Mss.h.h.I.16, p. 222 – Diebold Schilling, Spiezer Chronik. Visto en repositorio de la Universidad de Frisburgo.

6   L os anglosajones las llaman “cobs”, palabra que viene de la expresión “cap de bar” o “cabo de barra” aludiendo a cómo se obtenían los discos o cospeles para acuñar (Álvarez y Benito 2001-2002)

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Fig. 20 Elaboración de moneda con cuño y martillo, grabado por Jost Amman en 1568. Colección de The British Museum.

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¿QUÉ HUBO ANTES?

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hora bien, tras haber repasado cómo fue fabricada la macuquina y cuál era el proceso productivo inmerso en ella es propicio conocer las formas monetarias que la precedieron; de esta manera, tendremos más claro su surgimiento como moneda virreinal peruana. Antes de iniciarse la acuñación en la Casa de la Moneda de Lima, el panorama económico del naciente virreinato era más bien complejo y, hasta cierto punto, caótico. Las transacciones y el pago de servicios de cualquier tipo se regían por un sistema de pesos y

medidas heredado de España y combinado con formas locales de comercio. Con respecto a esto último, el jesuita Josef de Acosta (2008 [1589]: 99) menciona que: “Había algunas cosas de más estima que corrían por precio en lugar de dinero, y hasta el día de hoy dura entre los indios esta costumbre: como en las provincias de México usan del cacao —que es una frutilla— en lugar de dinero, y con ella rescatan lo que quieren. En el Pirú sirve de lo mismo la coca, que es una hoja que los indios precian mucho…”. 41


Puede que lo que Acosta haya observado en el Perú, fuera la recurrencia de un producto altamente demandado en las transacciones de bienes, como lo fue sin duda la hoja de coca. En todo caso, el sistema económico español dependía de los metales. En un principio, a falta de circulante acuñado, se dio uso monetario a las pastas de oro y plata. Sobre esto, Josef de Acosta (2008 [1589]: 100) comenta: “Después que entraron españoles usaron también los indios el oro y plata para comprar: y a los principios no

había moneda sino la plata por peso era el precio, como de los romanos antiguos se cuenta”. En 1535, la Corona ordenó que el tejo o barra de oro o plata, ya fundido, se marcara con la ley que tenga para que sea usada como su precio. En ese sentido, las transacciones se realizaban usando fragmentos de esos tejos o barras a modo de “monedas de cuenta”, las cuales respondían al esquema de medidas de peso peninsular basado en el marco (Salazar, 2020) (Gráfico 1). Un marco era media libra, aproximadamente 230 gramos.

Gráfico 1 Equivalencias de medidas de peso castellanas. Cuadro de elaboración propia. Fuente: Dargent (2021)

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Fig. 21 Piezas de plata corriente o menuda de 12,85 gr. Visto en “La plata corriente en la ciudad de Quito, virreinato del Perú, a principios del siglo XVII”, de Pedro Cano (2020). Recuperado de https://oroinformacion.com/la-plata-corriente-en-la-ciudad-de-quitovirreinato-del-peru-a-principios-del-siglo-xvii/

De un marco se obtenían 50 pesos de oro, que era el referente monetario, denominado también como “castellano” (con peso aproximado de 4.6 gramos). El peso o castellano se dividía en 8 tomines y cada tomín en 12 granos. Por otro lado, la plata no tenía aún la posición que alcanzaría en la segunda mitad del siglo. Su relación con el marco era distinta que el oro, pues un marco en este caso se dividía en 8 onzas de 8 ochavos cada una, haciendo un total de 64. Un ochavo (3.6 gr) tenía 6 tomines y cada tomín 12 granos (Lazo, 1992).

Las distintas equivalencias y grados de finura que podrían contener las piezas son en cierto modo ordenadas, a finales de la década de 1540, con el crecimiento de la minería argentífera y la creación del denominado “peso ensayado de plata”. Esta fue una moneda, asimismo de cuenta o imaginaria, que tenía un valor de 450 maradevís y que estableció la relación entre metales de 1:10, en favor del oro; ambas con la misma composición en tomines y granos. No se la debe confundir con la pasta de plata ensayada, de existencia física

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Monedas en pasta y cuño durante los siglos XVI - XVIII

Gráfico 2 Relación porcentual entre monedas acuñadas y sin acuñar. Elaboración propia. Fuente: Luque (2020).

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que llevaba registrado, con punzón, su peso y finura, valores que podían ser medidos en relación al peso ensayado. Existía también el llamado “peso de plata corriente” o “plata menuda”, el cual no se encontraba ensayado y su valoración resultaba aleatoria y dependiente de la estimación que alcanzaba en el mercado (Salazar, 2020) (Fig. 21). La situación comercial, en la cual las monedas imaginarias o referenciales se materializaban como pedazos de metal, a veces ensayados otras veces no, obligaba siempre a verificar el peso y la finura de las piezas, pues solían ser recortadas o alteradas. Se hacía imperativo pues, la acuñación de monedas. No obstante, cabe señalar, que si bien se empezó a amonedar circulante, el porcentaje mayoritario (85%) en las transacciones era aún con la moneda en pasta (barras, tejos), por sobre las piezas troqueladas. Hecho que fue cambiando a lo largo del siglo XVII (Luque, 2020) (Gráfico 2).


LA CASA DE LA MONEDA DE LIMA

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a Casa de la Moneda funcionó desde 1568, cuando Lope García de Castro fuera gobernador del Perú. En sus primeros años, la inicial Casa de Moneda operaba cerca del Palacio de los Virreyes, hacia el río, en lo que hoy es parte de los jardines del actual Palacio de Gobierno. Las primeras monedas de plata se llamaron “reales” y se acuñaron con el diseño columnario semejante al de México (Callirgos et al., 2015). Esta moneda era conocida como “Real de Rincón” o “rincones” debido al nombre del ensa-

yador, Alonso del Rincón (Sánchez, 2018) (Fig. 22). Estas monedas se producían a razón de 67 reales por marco. El segundo ensayador de la Casa de Moneda de Lima fue Xinés Martínez, quien asumió el cargo el 20 de Noviembre de 1570. Marcó las monedas que ensayó con la letra “X” de su nombre (Fig. 23). Su periodo como ensayador duró hasta principios de 1574, cuando la Casa de Lima experimentó un período de inactividad. El segundo diseño utilizado en la Casa de Moneda de Lima fue el “Escudo coronado de

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Dominios”, el cual corresponde a la moneda que encontramos. Pero esta primera versión de la Casa de la Moneda duró menos de diez años. Debido a las distancias con las minas y la difícil obtención del material combustible para los hornos, pronto hizo que se buscase un nuevo lugar para su implementación. Así, en 1573, el Virrey Toledo decidió establecer una nueva ceca en la ciudad de La Plata (hoy Sucre), la cual funcionaría durantemás de un año des-

mantelando parcialmente para ello la Ceca de Lima (Fig. 24). Sin embargo, debido a problemas logísticos se ordenó el traslado de los instrumentos de acuñación hacia la ciudad de Potosí, donde se asentó finalmente (Moreyra, 1942; Chancay y Castro, 2012). Mientras tanto, debido al cese de actividades de la Casa de la Moneda de Lima escaseaba cada vez más la moneda acuñada impactando esto al comercio de la ciudad, y motivando a que La Audiencia de Lima

Fig. 22 Un Real de Alonso del Rincón: las primeras monedas acuñadas en Lima. Tomado de De la Puente (2015b)

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Fig. 23 Cuatro Reales de Xinés Martínez, la primera moneda limeña con el Escudo de Dominios. Tomado de De la Puente (2015b).

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Fig. 24 Virrey Francisco de Toledo, en cuya gestión se acuñó la macuquina de Diego de la Torre. En Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú.

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se dirigiera al rey indicándole la necesidad de reabrir la ceca; de lo contrario, ya no se podría comerciar en la capital del virreinato (Medina, 1919). El Virrey Toledo reconsideró su decisión inicial presionado por la Audiencia, y a los cinco años de haber trasladado la ceca a Potosí, ordenó la reapertura de la Casa de la Moneda de Lima.

de los Reyes diseñada por el platero flamenco Juan de Bruselas, la cual además se usaba de forma oficial para garantizar el peso y la finura del metal (Blanton, 2014) (Fig. 26). La inclusión de esta estrella en las monedas limeñas añadió un toque distintivo a las monedas acuñadas en la ceca de Lima durante ese período (Dargent, 2021).

En el nombramiento de los oficiales de la segunda apertura de la Casa de Moneda de Lima, uno de los nombrados fue el ensayador Diego de la Torre. Su inicial “D” con una “o” encima se convirtió en un sello distintivo que marcó todas las monedas acuñadas en Lima desde ese momento hasta el cierre de la ceca, poco antes de finales del siglo XVIII (Fig. 25). Junto a su inicial, Diego de la Torre también incluyó una estrella, que representaba la estrella de Belén. Esta estrella, llamada también como “la estrella de Lima”, era un símbolo de la Ciudad

En 1588 se decidió cerrar nuevamente la casa de la moneda de Lima debido al preponderante auge económico de Potosí generado por la nueva forma de refinación de la plata por medio del azogue. Este hecho triplicó la producción monetaria en el Alto Perú, siendo innecesario y costoso el traslado de metales a Lima. La siguiente reanudación de actividades de la Casa de Moneda de Lima se produciría en 1659 de manera no oficial. En 1660 fue clausurada nuevamente, pero reabierta en 1685 por Decreto Real (Contreras y Morales, 2014). 49


Fig. 25 8 reales de Diego de la Torre, de la misma serie que nuestra macuquina. Tomado de De la Puente (2015b).

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Fig. 26 Estrella de la Ciudad de los Reyes en placa que representa el escudo de la ciudad, situado en la pileta de la Plaza Mayor. Foto: Jaime Araucano Silva

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Fig. 27 “Escena en el Puente de Piedra”. (Rugendas, J., 1844). Colección Museo de Arte de Lima. Perú.


ACERCAMIENTO AL VALOR DE LA MACUQUINA EN SU TIEMPO

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ara entender aproximadamente qué significaban este tipo de monedas en la época en la que circularon, repasemos algunos datos históricos puntuales con los cuales daremos luces al valor monetario que podrían haber tenido. En virtud a ello, retrocedamos a la década de 1530, cuando la abundancia y despilfarro del oro y la plata, unidos a la escasez de mercancías provenientes de España y las colonias del Caribe, originó el encarecimiento masivo de todos los bienes y productos europeos. El cronista Francisco de Xerez (1891 [1534]), narraba que, por ejemplo,

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para 1533, un caballo en el Perú llegó a costar alrededor de 3,000 pesos; es decir unos 60 marcos, los cuales equivalían 13,8 kilogramos de oro, poco menos de la tercera parte de una barra. Una espada, decía, costaba unos 50 pesos, es decir 1 marco o casi 1/4 de kilogramo de metal. Si, por fines ilustrativos, hacemos una correspondencia con el valor actual del oro en nuestra moneda (en promedio S/. 220 el gramo de oro), tendríamos que un caballo llegó a costar un promedio de S/. 3 millones de soles (790,200 USD) y una espada S/. 50,000 soles (13,170 USD).


Cabe señalar que esta comparación es meramente didáctica, pues ciertamente existen muchos otros factores que han ido cambiando a través de la historia, como la valoración misma de los metales. Avanzando un poco en el tiempo, tenemos que el terreno para la construcción del Hospital Real de San Andrés costó, en 1545, unos 1,050 castellanos de oro (Deza, 2005). Aún estamos en años previos al auge de la plata y de la circulación del peso de plata ensayada. Estos 1,050 castellanos equivalían en peso a 21 marcos, los cuales equivalían a 4,8 kilogramos de oro. Si intentamos la correspondencia anterior tenemos que, la compra de esos cuatro solares en aquel entonces, equivaldría en valor de oro actualmente, a poco más de S/1 millón de soles (263,400 USD). El siguiente dato es de 1563, obtenido de la inspección ocular que acontece en San Andrés enviada por Felipe II, en la cual, aparte de describir el edificio y sus particu-

laridades, se realizó una lista de lo que gastaba el Hospital diariamente. En este caso, tomamos la información del precio de una gallina. En ese entonces, costaba 3 tomines; aproximadamente 1,8 gr de plata. Siguiendo con la equivalencia por fines ilustrativos, el precio actual de la plata en nuestra moneda es S/. 2.70 el gramo, por lo cual una gallina nos costaría en ese tiempo poco menos de S/ 5 soles (1.3 USD). Para cerrar esta breve sección, presentamos un dato contenido en la petición realizada al Virrey en 1596 por el administrador general de San Andrés, Francisco de Molina, en virtud de obtener ingresos para el hospital. En esta petición se indica que “...de algunos años a esta parte vale una gallina de ocho a diez y a doce reales y el común y más barato precio son ocho reales” (Consejo de Indias, 1596). En este caso, ya estamos hablando del sistema monetario del Real. 55


Ocho reales equivalían aproximadamente a 27 gramos de plata, lo cual, si continuamos con las comparaciones previamente esbozadas, tendríamos que una gallina nos costaría S/. 73 soles actuales (19,2 USD). Sin embargo, cabe resaltar que ya nos en-

contramos en tiempos en que la acuñación de moneda en la Ceca de Lima habría modificado el valor del numerario en cuanto esta no se relacionaba solamente a su valor en peso, cobrando cada vez más relevancia el valor facial de la pieza (Figs. 28).

Fig. 28 Transacción monetaria usando piezas acuñadas, dibujado por Guamán Poma (1615). Colección de la Real Biblioteca de Dinamarca.

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¿QUÉ HUBO DESPUÉS?

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as monedas macuquinas formaron parte importante de una tradición artesanal de producción monetaria hispanoamericana, En el Perú, esta larga producción de algo más de dos siglos, culminó en 1752, cuando la Casa de la Moneda de Lima modernizó su tecnología de acuñación con la introducción del “Volante de San Andrés Apóstol”, lo cual permitió la producción de moneda llamada de “cordoncillo”, siendo esta más difícil de falsificar o alterar (Callirgos et al., 2015). Sin embargo, en

ese lapso de tiempo, donde las macuquinas imperaron, los diseños y símbolos de estas singulares monedas no permanecieron inalterados. Por ejemplo, durante la segunda mitad del siglo XVII se produjo un tipo distinto de monedas, debido a un cambio ordenado por el rey Felipe IV a raíz del fraude en la producción de plata en Potosí en 1652. En ese año, se descubrió que las monedas estaban siendo adulteradas al incorporar metales de menor calidad, como el cobre, lo cual resultó en el consiguiente rechazo o 57


devaluación de estas monedas en varios mercados europeos y, especialmente, en la pérdida de confianza en la moneda española (Dargent, 2021). Acontecía que, antes de la modernización de las Cecas, éstas eran regidas por empresarios privados, asociados a las minas a través de mercaderes de plata. El socio más influyente en ese tiempo fue Francisco de Rocha, principal impulsor de la falsificación de monedas.

reacuñación de las monedas, excepto las certificadas por Felipe Ramírez, las cuales siguieron circulando a la mitad de su valor, con el nombre descalificativo de “rochunas”, señalando así estas piezas de mala calidad (Orueta, 2018).En cuanto a las nuevas piezas acuñadas, que pueden ser entendidas como “macuquinas columnarias” (Fig. 29), Felipe IV dispuso que:

«...por una parte tenga las El ensayador a cargo de la armas de Castilla y de León y verificación era Antonio de por la otra las dos columnas con Ovando, quien al saber de el PLUS ULTRA, y también el las pesquisas que empezaría el rey Felipe IV producto de año; la casa y el nombre del la escandalosa depreciación ensayador, con gran distinción y claridad». de la moneda, renunció y (En Catena, 1984: 147) fue reemplazado por Feli-

pe Ramírez. Los enviados del Rey arrestaron a más de cuarenta personas, incluidas las recién mencionadas, logrando observar que la proporción del cobre superaba en algunos casos el 50% del total metálico. Se procedió entonces a la 58

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De esta manera, se volvió, en cierto modo, a la primera versión de la macuquina de 1568. En el anverso de estas nuevas monedas se puede apreciar la letra “L” de Lima, a la izquierda de los cuarteles de Castilla y León; mien-


Fig. 29 “Macuquina columnarias” de 1659, tomada de https://blognumismatico. com/2022/03/26/8-reales-lima-1659/

Fig. 30 Macuquina en forma de corazón. Tomado de De la Puente (2015b)

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tras que, justo debajo de estos cuarteles, se encuentran los dos últimos dígitos del año de acuñación. En el reverso de esta moneda, en la parte superior izquierda de la periferia, se observa la abreviatura “PER” para designar al Perú. En el centro del campo, se representan las columnas de Hércules sobre ondas del mar, que en este caso son planas (las monedas potosinas de ese período presentaban ondas curvas). En los cuarteles superiores, se aprecia, cuando son por ejemplo 8 Reales: “L 8 R”, lo que indica “Lima, 8 Reales” y la “R” representa al ensayador Miguel de Rojas. En el centro de la moneda, se lee “PLVS VLTRA”, y justo debajo de esta inscripción, aparece “R XX L”, que nuevamente indica el ensayador, la fecha y la ceca. Las Columnas de Hércules, según la mitología, fueron colocadas por dicho héroe en los montes de Calpe (Eu-

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ropa) y Abila (África) para unir el Atlántico con el Mediterráneo en el Estrecho de Gibraltar. Estas columnas fueron adoptadas por España como símbolo de su poderío mundial. España, a su vez, agregó el lema “Plus Ultra” (más allá), con el fin de indicar que sus dominios se extendían más allá de los mares (Catena, 1984). También es interesante mencionar el caso de las macuquinas con una peculiar forma de corazón (Fig. 30). Estas monedas se produjeron en Potosí de manera limitada y, a pesar de su inusual diseño, tienen el peso correcto correspondiente a la moneda que representan. Aunque no existen registros donde se explique su origen o propósito, hay ejemplares datados en 1693 y, el más reciente, en 1746. Se acuñaron monedas con forma de corazón en todos los valores, desde medio real hasta 8 reales (Dargent, 2021).


COMENTARIOS FINALES

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a macuquina es una moneda que debe entenderse dentro de los parámetros de su época, producto de un escenario económico complejo y dominado por transacciones que muchas veces no eran del todo fiables. El Real acuñado a modo de macuquina, es el primer tipo de moneda que se produce en territorio peruano, teniendo una vigencia de alrededor de 200 años; valga la aclaración, no continuos. Representa un primer paso hacia la integración de un sistema económico a gran escala en todo el virreinato peruano. Su estudio, los detalles de su fabricación, surgimiento e instituciones asociadas, son un factor clave para aproximarnos a comprender mejor las diná-

micas sociales y comerciales del siglo XVI en Lima y en todo el virreinato del Perú. Por otro lado, manejamos la hipótesis que la macuquina encontrada en San Andrés, fue parte de un evento de inauguración o ampliación de nuevos espacios arquitectónicos en el hospital; por lo cual, tuvo un significado más amplio que sus límites utilitarios. En ese sentido, consideramos que, en el contexto en el cual fue hallada, representó también, simbólicamente, el deseo de un progreso de la ciudad y sus habitantes, materializado en la construcción de nuevos ambientes; así como en la inauguración de una nueva época para el Hospital de españoles de Lima.

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Fig. 31 Vista de la portada principal de la Capilla de San Andrés, representando en primer plano una escultura de la Virgen María.



PROYECTOS DEL EQUIPO DE ARQUEOLOGÍA DE LIMA El Equipo de Arqueología de Lima ejecuta una serie de proyectos de investigación contemplados en el Plan Maestro para el Centro Histórico de Lima. En paralelo, está a cargo de las intervenciones arqueológicas que se realizan previamente a la recuperación de espacios públicos e inmuebles emblemáticos en esta parte de la ciudad. Gracias a este trabajo, la Municipalidad de Lima ha recuperado valiosos testimo-

nios acerca de la evolución de nuestra ciudad: desde sus años fundacionales e incluso de épocas anteriores. Cabe destacar que parte relevante de cada investigación está dedicada al estudio de los cambios arquitectónicos y estilísticos del área intervenida, así como las modificaciones en la ocupación o uso de los espacios. A través de los proyectos que aquí presentamos es que tratamos de conocer más sobre su historia. 1. Se hallaron elementos importantes de la época fundacional de este espacio público. Debajo de una de las torres se encontró una pintura mural que representa el dibujo de ladrillos distribuidos alternadamente. Además, se recuperó el antiguo piso de cantos rodados que cubría la plazuela, y que data del siglo XVII.

Iglesia de La Recoleta Proyecto en espacios públicos

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Plazuela San Francisco Proyecto en espacios públicos

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2. Las intervenciones arqueológicas realizadas en la plazuela permitieron dar a conocer parte del piso empedrado que cubría este espacio público, así como el antiguo muro pretil que rodeaba el Conjunto Religioso de San Francisco, y la fachada de la Primitiva Capilla de Nuestra Señora de la Soledad, asociada a una bóveda sepulcral.

3. A través de las excavaciones en el molino de Jerónimo de Aliaga, identificado durante los trabajos efectuados en la alameda Chabuca Granda, se busca conocer los albores de la fundación de Lima.

Murallas de Lima Proyecto del Plan Maestro

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Iglesia de la Soledad Proyecto en espacios públicos

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4. Se busca identificar el patrón de enterramiento, es decir, las recurrencias en las maneras de enterrar a las personas de aquellos años; indagando por diferenciación social, adscripción a la cofradía soleana, entre otros; haciendo uso también de análisis de antropología física en los restos óseos.

5. Explora uno de los entornos monumentales más icónicos de la ciudad, con el objetivo de encontrar las cimentaciones del antiguo Arco del Puente de Piedra, que adornaba la entrada norte de la Lima de antaño. Esto servirá para afianzar el futuro proyecto de restauración de dicho elemento.

Arco del pte. de Piedra Proyecto en espacios públicos

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Canales de Lima

Proyecto del Plan Maestro

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6. El proyecto de investigación arqueológica Canales de Lima, de especial relevancia para el artículo incluido en la presente edición, tiene como objetivo recuperar evidencia de los antiguos canales que transcurrieron por la ciudad: el canal de Huatica y el canal de Magdalena, cuyo uso se remonta hasta la época prehispánica y va hasta mediados del siglo XX. 7. Excava en la plazuela, atrio, fachada y muros laterales de estas históricas iglesias en Barrios Altos. Se busca documentar los cambios arquitectónicos de las iglesias a través de distintas épocas, explorando sus versiones más antiguas. Esta información sirve para la ejecución de proyectos de restauración integral en ambos sitios.

Iglesia de las Trinitarias Proyecto en espacios públicos

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Proyecto de Investigación Arqueológica

ANTIGUO HOSPITAL DE SAN ANDRÉS Proyecto en inmuebles La investigación arqueológica en el Real de San Andrés, uno de los hospitales más antiguos del Perú, está orientada a descubrir su secuencia histórica y cambios arquitectónicos y funcionales. Para ello exploramos espacios que han sido utilizados como cementerio, loquería, enfermerías, entre otros; incluyendo su capilla y áreas asociadas. Los resultados de estas investigaciones nutren el proyecto de restauración y puesta en valor del inmueble, el cual dotará a San Andrés de un uso social activo, haciéndolo partícipe del dinamismo económico y cultural de este sector de la ciudad. Específicamente se proyecta una Escuela Taller de Saberes y Oficios Tradicionales, que contará también, con áreas de interpretación y diversos espacios de enseñanza.

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SABÍAS QUE... Lima tenía una muralla para protegerse de los piratas

La incursión de piratas o corsarios en el litoral del Perú, sea atacando a los navíos que circulaban por sus costas o saqueando sus ciudades marítimas, entre ellas Lima, hizo ver la necesidad imperiosa de contar con elementos defensivos con los cuales enfrentar este peligro. Incursiones como las del famoso Francis Drake en 1579, Joris Van Spilbergen en 1615 y la de Jacobo Clerk, conocido como L’Heremite en 1624, quien llegó a bloquear el puerto del Callao por espacio de tres meses, hicieron bastante probable que este problema persistiera en el tiempo e incluso agravar. Es durante el gobierno del Virrey Melchor de Navarra y Rocaful, duque de la Palata, donde se materializó el proyecto de construcción de las murallas defensivas. Para ello, se utilizó el proyecto de Juan Ramón Coninck, jesuita y Cosmógrafo Mayor del Virreinato del Perú. En 1682, el propio Virrey envió el plano de Connick a España para su aprobación por la Corona. Precisamente al dorso del plano enviado está escrito “Planta executada por don Juan Ramón sobre la forma de fortificar a Lima. Embióla el duque de la Palata con carta para Su Majestad”. El proyecto fue finalmente aprobado por la Corona y una copia de este plano se reenvió a Lima añadiendo algunas correcciones. 72

Plano de 1682 con el diseño del sistema de amurallamiento propuesto para Lima por José Ramón Coninck. “Planta executada por Juan Ramón sobre la forma de fortificar a Lima” Archivo General de Indias (Biblioteca Nacional de España).


El cronista Mugaburu decía en su Diario de Lima: “Empezaron a cercar y amurallar esta ciudad con adobes por Monserrat, viernes 30 de junio, día del Apóstol San Pablo, del año 1684”, para 1687 estas se dieron por terminadas. Lima entonces quedó completamente amurallada contra los piratas. 73


La Municipalidad de Lima, a través del Equipo de Arqueología de Lima, viene desarrollando importantes investigaciones en diferentes espacios públicos y monumentos históricos de la ciudad, en el marco de la implementación del Plan Maestro del Centro Histórico de Lima, aprobado en 2019. En ese sentido, la Gerencia de Cultura y el Programa Municipal de Recuperación para el Centro Histórico de Lima (PROLIMA) presentaron esta primera exposición temporal denominada “Lima, de Fuego y Agua”, como parte de los resultados de este primer año de investigación arqueológica. Desde la formación del ser humano como especie, el fuego, ente de poder, y el agua, componente móvil de vida, configuraron parte de casi toda actividad humana. 74

Exposición Temporal Lima, de fuego y agua, realizado durante la pandemia del covid.


CRÉDITOS Investigación, curaduría y guión museográfico Héctor Augusto Walde Salazar Pablo Miguel Enríquez Puma Diseño gráfico y museográfico Lucho Chumpitazi - Lingo

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Escena de la futura Plaza Mayor de Lima, con el fondo del Cerro San Cristóbal, el bosque ribereño y las huertas. Francisco Pizarro, sus oficiales, el escribano, los vecinos de Xauxa, los curacas y principales, asistiendo al Acto de Fundación de Los Reyes.

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Equipo de Arqueología de Lima

Las diferencias entre el período prehispánico e hispánico suele concebirse por muchos historiadores como una ruptura fuerte y abrupta en las tradiciones locales. Esta ruptura, que los arqueólogos mayormente visualizamos a través de cambios importantes en el comportamiento cultural y social reflejado en evidencias materiales, no deja de presentar otras connotaciones. El tema siempre será polémico y se manifestará en las diversas formas de como el tema es tratado por distintos investigadores.

Extracto del Artículo: “Arqueología del Centro Histórico de Lima: Problemática, estado de la cuestión y evolución urbana del espacio arqueológico” de Francisco Vallejo, pág. 96. En número 1 de la Revista Limac.

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