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La Vía del Medio: una Ruta Posible al Bienestar

Antonio Cordero Especialista en Medicina China Director Centro Heartblossom

En este mundo interconectado y vertiginoso de hoy, uno al que la ciencia y la tecnología han proporcionado increíbles soluciones a múltiples desafíos, observamos a una humanidad plagada aún por un profundo estado de desasosiego e infelicidad que no parece corresponder a los niveles de desarrollo y bienestar alcanzados en la sociedad contemporánea. Observamos también, altísimos niveles de agresividad e

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Santiago, junio 2023 incontables actos de violencia realizados con frecuencia por personas pertenecientes a estratos sociales que no requerirían recurrir a estos métodos para solucionar problemas relacionados con su supervivencia o con la satisfacción de sus necesidades fundamentales. Los estados de angustia, depresión, soledad, fatiga crónica, los trastornos de la alimentación y el incremento galopante del número de suicidios en jóvenes, parecen estar convirtiéndose en la nueva normalidad y evidenciamos día a día una sociedad caracterizada por una polarización extrema que conduce a enfrentamientos constantes entre personas que profesan distintas miradas, perspectivas, ideologías o creencias. Esta profunda división contribuye a generar un continuo estado de intranquilidad e incertidumbre, a la vez que lesiona la posibilidad de establecer diálogos constructivos para encontrar soluciones a nuestros problemas más acuciantes.

Aunque somos conscientes de la magnitud y urgencia de dichos desafíos, se nos hace difícil encontrar enfoques alternativos que promuevan la unidad y armonía necesarias para generar soluciones viables y eficientes.

El modelo de pensamiento imperante en nuestra cultura, heredero de Descartes y Newton, con su énfasis en el análisis, la disección, lo discreto y lo distinto, ha contribuido a generar esta idea de que somos seres distintos y separados de todo lo demás, lo que, en un mundo que se define como lleno de carencias, convierte a todos los que no pertenecen a mi grupo cercano, en competidores por los escasos recursos disponibles, o simplemente en adversarios.

Como alguien que ha estado en contacto por mucho tiempo con la cultura y la filosofía de los países del lejano oriente, quisiera compartir en esta serie de artículos algunas de las ideas que considero pueden contribuir a un incremento importante de nuestro bienestar y a la creación de una experiencia vital más llena de sentido y de alegría.

A pesar de que la globalización y la conectividad nos han puesto en contacto con las tierras y culturas más lejanas y nos han hecho estar al tanto de conceptos e ideas muy distintas a las nuestras, muchas veces el contacto queda limitado a una primera aproximación superficial que no conduce a una comprensión clara de esas ideas ni a la posibilidad de aplicarlas para mejorar nuestra calidad de vida La mayor parte de las veces intentamos asimilarlas a algunas ideas ya conocidas y una vez que las damos por entendidas en eso queda la exploración. Encontramos ejemplos de esos casos en términos como Taiji (Tai Chi), Feng Shui, Qigong (Chi Kung), Yin y Yang, etc. Todos hemos escuchado más de alguna vez esos términos y quizás tengamos una idea general de que significan, pero probablemente no mucho más.

Tomemos, por ejemplo, los conceptos de Yin y Yang. Al escuchar estos términos solemos entenderlos como elementos pareados que se encuentran en oposición y contraste: día y noche, hombre y mujer, luz y oscuridad, etc. Sin embargo, su significado original va más allá de la noción de oposición y enfrentamiento y le añade la idea de unidad dinámica, de elementos conectados que permiten describir los cambios que ocurren dentro de un mismo sistema. En la lengua china, al mencionarlos, ni siquiera se coloca un “y” entre ellos, Yin y Yang son solamente Yin-Yang, aludiendo a su unidad intrínseca. Así, la idea de dualidad YinYang que vemos entre invierno y verano o entre mediodía y medianoche, es también vista como la unidad diferenciada de elementos pertenecientes a un sistema dinámico que los incluye a ambos Por ejemplo, el ciclo de las estaciones que pasa cíclicamente de un máximo de temperatura a un mínimo y viceversa. El ciclo circadiano de 24 horas replica como un fractal este mismo modelo de mediodía a medianoche y de vuelta. Sin interrupción, sin separación. Frío y calor, agitación y calma

Opuestos pero conectados. Distintos y, sin embargo, unidos.

Si como personas nos limitamos a aplicar la lente analítica para definirnos, nos veremos siempre drásticamente separados del otro. Definiré mi identidad en función de los roles y circunstancias que habito y no encontraré muchas alternativas para relacionarme con alguien que percibo distinto y ajeno, más que a través de la negación o la confrontación.

Nuestra mirada nos hace difícil reconocer que el conflicto que quisiera resolver se genera a partir de la propia resistencia que opongo a lo que percibo diferente.

En el segundo capítulo del Dao De Jing encontramos:

“Lo difícil y lo fácil se completan entre sí, Lo largo y corto se contrastan entre sí, Lo alto y lo bajo se conectan entre sí

El antes y el después se siguen entre sí”

Y en el Yi Jing leemos:

“Un Yin, un Yang. Así es la Vía”

El otro se convierte de inmediato en aquello que necesito devaluar, minimizar, negar o vencer No alcanzo a ver que nuestra común humanidad requiere de soluciones consensuadas que comiencen por reconocer que tenemos tantas características y necesidades distintas como las tenemos comunes. Si me percibo como miembro de un grupo, equipo, partido, raza o género distinto de aquel al que tú perteneces, se me hará más difícil dialogar contigo como igual, como un interlocutor válido con quien compartir y de quien aprender. Por otra parte, al abrazar la idea de Yin-Yang como opuestos interconectados e interdependientes, reconocemos que nuestras ideas y creencias no sólo no tienen que ser mutuamente excluyentes, sino que pueden coexistir, integrarse y contribuir a un todo más funcional y armonioso. Esta comprensión favorece la empatía y la disposición a encontrar un terreno común donde pueda florecer la comunicación y la colaboración.

La mirada desde la perspectiva de Yin-Yang nos compele a comprender que somos simultáneamente iguales al otro, distintos al otro y únicos.

Desde la masculinidad y la feminidad somos dos y distintos. Desde nuestra humanidad común somos uno. La diferencia es sólo un aspecto de nuestra realidad.

En este modelo, el Ser Humano es visto como un microcosmos distinto y a la vez unido al Macrocosmos que habita. Uno con la Naturaleza, donde la vida se expresa en formas diversas, dinámicas e interconectadas, por lo que la propuesta hacia la salud y el bienestar incluye la sugerencia de buscar activamente maneras de evitar la rigidez, la sequedad, que se asocian a la muerte, y de seguir los modelos del agua, fluida y adaptable, y del bambú firme y flexible. Lao zi llama la atención al ejemplo de los dientes y la lengua. Los primeros, por rígidos, caen. La segunda por flexible, permanece.

El reconocimiento de la interconexión entre el ser humano y la naturaleza contribuye a nutrir la noción de unidad y colaboración para la mejora de toda la sociedad

De esta mirada centrada en lo fluido, dinámico y flexible surge el modelo del Camino Medio como una guía para armonizar las diferencias y encontrar el equilibrio entre los extremos.

En la sociedad de hoy, las posiciones extremas y fanáticas parecen dominar el discurso público conduciendo a una polarización cada vez más aguda. Las redes sociales constituyen una cámara de eco para las discusiones políticas, y los choques ideológicos conducen a una profunda sensación de división y de incertidumbre tanto en los individuos como en las comunidades Por otro lado, la comprensión y aplicación de la vía media puede conducir a la posibilidad de trascender esos extremos y diferencias, a desarrollar la capacidad de escucha activa, reflexiva y empática y, por lo tanto, a una mejor comprensión de los temas complejos que nos aquejan. Esto nos abre la posibilidad de construir marcos sustentables para el diálogo respetuoso y a la creación y exploración de soluciones alternativas imposibles de ver o realizar desde las posiciones de oposición y confrontación habituales. Desde esta nueva posición podremos responder a las circunstancias y desafíos que se nos presentan con un mayor sentido de ecuanimidad, lo que favorecerá la búsqueda y la creación de soluciones que armonicen los puntos de vistas opuestos en vez de contribuir a la perpetuación del conflicto.

Este modelo nos propone la búsqueda de un modo de vida sencillo y natural con una profunda sensación de conexión con los otros, abandonando ideologías rígidas, como los dientes, y abrazando la naturaleza fluida de la vida. Esto permite reducir la polarización y crear espacio para la comprensión y la cooperación. La propuesta, sin embargo, requiere que comencemos esta búsqueda de la armonía primero en nosotros mismos, antes que demandarla de nuestros interlocutores.

La práctica de la presencia y de la meditación (en reposo y en movimiento), pueden convertirse en herramientas poderosas para el desarrollo de la resiliencia emocional y de la empatía. La meditación regular puede contribuir a cultivar un estado mental calmo y claro, que permite el desarrollo de la capacidad de dialogar desde una postura racional y compasiva, lo que disminuye la posibilidad de respuestas reactivas y cargadas emocionalmente que conducen al incremento de la polarización y el énfasis en las diferencias.

Al abrazar la Vía Media podemos cultivar una mente más abierta e incluyente sin renunciar a nuestro sentido de pertenencia e individualidad. Al desarrollar una mirada que permite considerar e integrar las múltiples perspectivas, podemos encontrar un terreno común desde donde disolver las que parecieran ser diferencias irreconciliables A través del reconocimiento de quienes participan de la discusión como partes de un todo mayor que les contiene, podemos implicarnos en encuentros constructivos y generar un puente para cerrar la brecha entre las distintas miradas

Finalmente, esta perspectiva nos recuerda nuestro deber y responsabilidad de cuidar y proteger el medio ambiente para nuestros hijos y nietos y para los hijos y nietos de los demás. A través de la comprensión de nuestra dependencia de la naturaleza podemos trascender fronteras y limitaciones, para reunirnos en una causa común.

Creo firmemente que la sabiduría de siglos condensada en la teoría de la medicina y la filosofía clásicas chinas puede contribuir a la reducción de dicha polarización sin que para ello tengamos que renunciar a ninguna de las características que nos definen y caracterizan como individuos, cultura y sociedad.

Queda entonces por responder la pregunta:

“¿Y qué pasa cuando mis mejores intenciones tropiezan con alguien que no comparte esta mirada y no coopera?”

Pero esa respuesta queda en el tintero hasta una próxima vez. Quedémonos, por el momento, con la idea de que no sólo es posible ser y no ser a la vez, sino que es esencial aprender a hacerlo para pasar a través de la oposición, la resistencia y la beligerancia, hacia un espacio de encuentros, conexión y cooperación Hacia un espacio de menos conflictos y más armonía. De menos problemas y más soluciones.

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