EDICIÓN ESPECIAL: POETA DANIEL BARUC

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DANIEL BARUC ESPINAL 50 años de poesía

EDICION ESPECIAL

50 Años de Poesía

Editor: Wilson Hernández
Wilson Hernandez, Editor.
“ A veces soy la noche y la morada cristalina donde habitan las luciérnagas”
Daniel Baruc Espinal

El seminario

“Dulce y gustoso sueño: el que en mis carnes forja el fuego que en la umbrosa embriaguez de la vida...”

“Uno no sabe nunca cuando toca a la puerta en penumbras la tristeza...”

En EEUU

“El mundo gira como un artefacto enloquecido. Así decía mi madre en primavera”.

S E M B L A N Z A RESUMIDA

DANIEL BARUC ESPINAL RIVERA

Sánchez, Samaná

República Dominicana 23 de abril del 1962.

Licenciado en Filosofía y Licenciado en Ciencias Religiosas. Escribe Cuento, Poesía, Novela, Ensayo, Teatro y Crónicas. Ganador de múltiples premios literarios en República Dominicana y en el extranjero.

Premio Internacional de Cuento en Puerto Rico, 2007, Premio de Cuento José Agustín (2007), dos Premios Letras de Ultramar de Poesía (2010 y 2012), el Premio Estatal de Poesía María Luisa Ocampo (2010), Premio de Poesía Doctor Enrique Peña Gutiérrez, de Sinaloa, México (mayo del 2017), y un Premio Letras de Ultramar esta vez, en el género de Cuento (enero del 2017). Además, es Premio Anual de Poesía de la República Dominicana en junio del 2017 con el poemario “HORMIGAS DENTRO DE UNA GOTA DE ÁMBAR”.

Tiene 29 libros publicados. Fue nombrado “Embajador Cultural” por el estado Plurinacional de Bolivia en 2015, en la ciudad de Tarija; al igual que fue nombrado “Visitante distinguido” de ésta ciudad boliviana. Fue postulado en el año 2018 al importante Premio europeo “Príncipe de Vianna de la Cultura”, premio convocado por la ciudad española de Navarra.

Actualmente esta siendo reconocido y homenajeado en distintas ciudades de México y latinoamerica por sus 50 años en las letras.

“Uno mismo es un bosque y no lo sabe. Talar es el oficio perpetuo de la muerte”.

ENTREVISTA CON EL SOL MAGAZINE

ESM.- Su poesía es la determinación de su ser, de su esencia, pero para el público que no es diestro en metáforas ¿quién es Daniel Baruc Espinal?

DBE.-Daniel Baruc Espinal es un hombre que nació en Sánchez, pueblo de la provincia de Samaná, en la República Dominicana. Nació en 1962 y nacido en Sánchez, de familia originaria de San Francisco de Macorís, creció en la capital, en el populoso barrio de Los Mina.

Estudió en el Colegio San Vicente de Paúl, hizo una licenciatura en Filosofía en la Universidad Católica Madre y Maestra en Santo Domingo y estudió teología en el Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino. Se ordenó de sacerdote en México en 1989, en Monterrey. Fue ordenado por Monseñor Príamo Tejeda Rosario, Obispo de la Diócesis de Baní.

Daniel Baruc Espinal lee desde que aprendió a leer, como a los siete años, y escribe poesía desde los doce años. Su primer poema se lo escribió a su madre precisamente para la celebración del Día de las Madres, que en República Dominicana es el último domingo de mayo. Recuerda, como si hubiera sido ayer, que se lo leyó de pie, en el patio, y que ella se emocionó mucho con aquel poema.

Publicó su primer libro de cuentos "Sin alas en medio de la noche” a los 17 años y tuvo muy buena crítica del veterano reseñista Francisco Comarazami.

En el Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino, donde estudió, se instituyó un concurso anual de cuento y poesía y él frecuentemente se llevaba los primeros lugares. Con el pasar de los años todos los sacerdotes y compañeros de estudios empezaron a

decirle poeta, lo que al principio le hacía sentir incómodo.

Sus autores preferidos y más significativos fueron Pablo Neruda, Federico García Lorca, Octavio Paz, Miguel Hernández, José Gorostiza, Antonio Machado, Charles Baudeliere y César Vallejo, en poesía, y Gabriel García Márquez, Ernest Hemingway, Fedor Dostoyveski, Juan Bosch, José Revueltas, Miguel de Cervantes, Honorato de Balzac, José Donoso, Miguel Ángel Asturias, Manuel Scorza, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Mario Vargas Llosa en narrativa.

Cuando llegó a México empezó a leer lo que en México se producía, y le encantaron las novelas de la revolución mexicana, sobre todo “Los de abajo”, “La sombra del caudillo”, “El águila y la serpiente”, “Vámonos con Pancho Villa”, y “Se llevaron el cañón para Bachimba”, entre otras. Tiene hasta la fecha 28 libros publicados: cuatro de cuento y 24 de poesía. Escribe novela, ensayo, crónica y teatro. Una de sus obras de teatro: “Aguacero de ángeles” hace unos años fue incluida en una Antología literaria por la Casa de la Cultura de la Universidad Autónoma de Guerrero con sede en Acapulco. De sus libros publicados de poesía, la temática es muy variada: la soledad, la muerte, la alegría de vivir, el amor,

el desamor, el asombro, el erotismo, lo sagrado, lo filosófico, etc.

“La música y el vértigo”, libro premiado en Nueva York con el Premio Letras de Ultramar, en el año 2012, es un cántico al cuerpo y al placer, al erotismo. Es una gran sinfonía del deseo, de lo carnal.

“Rounds de sombras”, publicado en El Salvador, es un poemario que apuesta a la memoria, al recuerdo y a la melancolía.

“El mar que somos por dentro”, es un libro que le apuesta al milagro de la vida; es una búsqueda, un bajar a las profundidades del alma del ser humano común y corriente. Un buceo en las aguas oscuras de la naturaleza humana.

ESM.- ¿Qué sentido, qué razón, qué misterio tiene para usted la poesía?

DBE.-Más allá de cualquier definición de diccionario como manifestación de la belleza o del sentimiento estético a través de la palabra, la poesía para mí es un hecho vital, es una forma de ser, de vivir en el mundo. Es mi forma de vivir en el mundo, mi forma de apreciar, de percibir mi propia interioridad, el misterio de los demás seres humanos, y el misterio de la naturaleza. Es la manera en que exorcizo mis demonios. Tristeza, amor, soledad, decepción, alegría, la angustia del tiempo, todo

“ Para mí, leer poesía es vital, y escribir poesía es algo tan natural como respirar, y dejar de escribir poesía es algo que no puedo concebir, que no podría hacer aunque lo intentara”.

puede expresarse en palabras y puede abandonarse, sembrarse, sobre la página en blanco.

La poesía ha sido para mí un salvavidas, una tabla de salvación que la vida, el destino o Dios, pusieron bajo mi cuerpo para que pudiera sobrevivir a los embates de la existencia cotidiana. Para mí, leer poesía es vital, y escribir poesía es algo tan natural como respirar, y dejar de escribir poesía es algo que no puedo concebir, que no podría hacer aunque lo intentara.

Escribir narrativa es algo más complicado, o incluso la dramaturgia, es algo a lo que le tengo que aplicar las leyes y las técnicas aprendidas, pero no pasa así con la poesía, la poesía es algo que fluye de mí, que fluye dentro de mí y que sale a la pluma con naturalidad meridiana, como si alguien estuviera dictándome las palabras al oído. La poesía te hace más sensible, te hace más humano, te quita una venda de los ojos, te hace ver que el mundo en realidad es perfecto. Si me dieran otra vida, pediría de nuevo estar acompañado de la divina poesía.

¿Qué sentido tiene para mí la poesía? Para mí la poesía es el sentido. La poesía está en todos lados, lo anima todo desde adentro, lo cubre todo con sus pátinas, con sus brillos de artificio.

ESM.-Lleva más de media vida en México ¿Cómo siente y contempla México, y qué le diría directamente a México?

DBE.-Llegué a México hace 36 años, el 20 de agosto del 1988. Vine como misionero católico romano, después de haber estado un tiempo trabajando en Amarillo, Texas. Llegamos, los Misioneros de Cristo Sacerdote, al sur de Monterrey, en Nuevo León, a una Parroquia llamada San Bernardo de Claraval. Llegué a México a mis 26 años, en plena juventud. En Monterrey viví 16 años y tengo 20 años viviendo en el puerto de Acapulco, en el sur de México.

Todos los Méxicos que es México me gustan. La capital se me hace una ciudad esplendorosa, a pesar de todos sus vicios, de su caos y su contaminación actual. He tenido la oportunidad de trabajar en Estados Unidos, Canadá o en Sudamérica, pero he preferido a México porque es el país en que viví mi juventud y en el territorio en que he escrito casi todos mis libros. Ahorita en mi otoño, la juventud se ve

El Sol Magazine 14 Julio 13, 2024

50 Años de Poesía Daniel Baruc Espinal hermosa, purificada por los visillos de la nostalgia.

Además, la historia de México me apasiona muchísimo. Me apasiona su conquista, su independencia, su guerra cristera, su revolución, y más que nada la grandeza de su cultura prehispánica. México es un país lleno de pirámides, sitios arqueológicos y museos.

La literatura mexicana, por otro lado, ha sido capaz de producir a escritores como Sor Juana Inés de la Cruz, Octavio Paz, Rosario Castellanos, Elena Garro, Xavier Villaurrutia, Amado Nervo, José Carlos Becerra, Ramón López Velarde y José Gorostiza, por sólo mencionar algunos. A México le diría que es el país que elegí para ser mi segunda patria y que no me arrepiento de hacerlo.

ESM.- ¿Y de la dominicanidad?

DBE.-De la dominicanidad no me desprendo. Ser dominicano es tener una historia y unas raíces, una cultura y una manera particular de ver la vida. Ser dominicano es amar profundamente el Cibao, disfrutar de un buen mangú o de un sancocho, sentir ñáñaras en la piel cuando se escucha un merengue o una bachata melodiosa y estremecerse hasta las lágrimas al escuchar el himno nacional o ver la bandera tricolor ondeando ufana. Es sentir nostalgia por paladear una canquiña o tomar un vaso de boruga o un morisoñando, o una champola.

De la patria en la que naciste no te desligas nunca, aun cuando la patria, los hombres que suben a dirigir las cosas públicas del país no te apoyen, te ignoren, o incluso te persigan. La patria está más allá de todas esas cosas epocales, partidistas, transitorias, de los intereses creados. La patria es lo que tienes en tu corazón, es tu historia personal y familiar, tus valores, tus concepciones, tus recuerdos de infancia.

Creo que un escritor dominicano está condenado a escribir literatura dominicana aún cuando mencione otras geografías, otros temas, o escriba en otros idiomas. El universo profundo que se plasme en cada libro escrito por un dominicano, será dominicano. Cada autor plasma su propio universo.

ESM.-¿Cuál es el verso o los versos de su poesía que lleva en el alma?

DBE.-Es difícil decirlo. Toda la poesía que he escrito, que ha sido muchísima en estos 50 años que han transcurrido desde mi primer poema, es parte de lo que he querido decir, de lo que he querido dejar detrás de mí cuando me vaya.

Pero si me obligan a elegir algunos versos en específico, tendría que recordar unos versos del poemario “Roja iconografía de

los otoños”, Premio Letras de Ultramar 2010: “Uno mismo es un bosque y no lo sabe. Talar es el oficio perpetuo de la muerte”.

Y también todos los versos del poema “A mi Padre”, poema que le leí a mi progenitor en su lecho de muerte. Y cuyo estribillo repite: “Mi padre no fue un arameo errante”.

Perspectiva y Eternidad en la Poesía de Daniel Baruc

Carlos Santibáñez Andonegui, poeta mexicano.

El poeta Daniel Baruc Espinal es uno de esos afortunados a quienes la poesía elige para manifestarse.

Ha habido un movimiento ascendente a mi parecer, en esta forma constante de interrogarla, y en la manera en que ella le ha respondido. De tal suerte que aprecio como una espiral. Baruc ya tiene resultados irreversibles pero yo siento que lo suyo, su trato con lo poético es ya una espiral en la que no hay marcha atrás: se lo llevará a él devorado el resto de

su vida, y seguirá ampliándose más allá de su desaparición física.

La parte asequible de este encuentro, aquello que podemos fijar o definir como visible en el trato de Daniel Baruc Espinal con la poesía, es una lenta paciencia de observación. Digamos que la ha ido cazando con astucia de sabio; podemos ver cuál es su puerta de entrada al mecanismo: la derivación.

Daniel Baruc Espinal ha ganado territorio a través de perspectiva. Se deja poseer de esa perspectiva, sigue siendo su dueño,

sabe su weltanschauung, pero deja que suene lo que Saint John Perse admitía como “el tambor de piedra del azteca”, y hay un movimiento en el que se impone el vibrato, la perspectiva empieza a ser personaje; qué importa ahora lo que cuente, incluso lo que mire, todo está más allá, todo se ha complicado sin que lo advirtamos y parece que estuviéramos a punto de decidir el sentido o sin sentido del mundo. Esto es un gran poeta.

Daniel Baruc Espinal: Siete por siete, oficio de poeta Por Racso

Morejón

Hace algún tiempo conocí la existencia de otro poeta dominicano cuya lectura me recomendó Don Mateo Morrison, con mucho interés. “Este es de los imprescindibles poetas de la isla”. Me dijo, con su voz paternal y de trueno, al tiempo que me entregaba un ejemplar del libro “Hormigas dentro de una gota de ámbar” de Daniel Baruc Espinal. Un título

marcado por el tiempo, la luz, y el arcano devenir de la existencia. Lo leí con fruición. Como no hay otra manera de leer La Poesía; pero dentro de sus páginas me esperaban otras extrañas y no por ello, menos maravillosas sorpresas.

El libro, Premio Anual de Poesía Salomé Ureña, 2017, cuyo jurado estuvo integrado entonces por Ángela Hernández, León David y Noé Zayas, vio la luz al siguiente año, por el sello de Editora Nacional del Ministerio de Cultura. Tiene una

singular estructura, lo componen siete cuadernillos, cada uno integrado, a su vez, por siete poemas, lo cual hace un total cuarenta y nueve pulcros, elegantes y conmovedores poemas.

Los títulos de cada texto son, justamente, la secuencia del uno al siete en cada caso. Estructura y números que podrían despertar, hay que decirlo, el interés y la curiosidad de quienes gustamos de buscarle las cuatro patas a la poesía, y nos despierta suspicacia

Siete clases de rojo

Turbio y en soledad, igual que el cielo en días que amenaza la tormenta mi corazón que busca una respuesta a todos los enigmas en que vivo, antes que nada es un solar yermo donde la lluvia entierra su ponzoña y donde no hallan el viento norte, la cellisca, ni los monzones, más que las duras hierbas donde sobaja el día, donde enhebra, el filo acalorado de sus desmesuras.

Turbio y en soledad, mi piel supura el rojo de todo aquello que arrastra de tu noche.

la cábala, la numerología, y tres puntos suspensivos. No olvidemos que el número siete está mística, simbólica, cultural y religiosamente relacionado con la firmeza, la disciplina y el universo del ser humano.

El siete es signo de esperanza y confianza. Insta a creer en uno mismo y en nuestras capacidades. Reta, desafía y convive con nuestros dioses y enigmas, profesemos o no con

ellos. Habitamos un planeta bajo el influjo cósmico de otros siete astros, el siete se siente como principio de todas las transformaciones, la Luna cambia su fase cada siete días, y su influencia en nosotros y en nuestra naturaleza en indudable. Siete son los días en que transcurren nuestras semanas, siete los grados de perfección, las esferas celestes y las ramas del árbol cósmico. Para la

religión cristiana siete son los sacramentos como siete virtudes marcan nuestros valores. En el libro de los libros, el Siete significa perdón y cura, pero también tiene un simbolismo negativo atribuido a los siete pecados capitales y a los signos del Apocalipsis. Siete son los sellos proféticos, siete las iglesias, siete las trompetas, siete los ángeles…Ineluctablemente, este número influye en todos los seres sublimes. Y esto, no es casual. Pero Convite literario no es un

El Sol Magazine 20

50 Años de Poesía Daniel Baruc Espinal por tal motivo, les quiero ofrecer una muestra, es decir siete muestras, de la magnífica poesía de una voz lírica madura, comprometida con el lenguaje, de aguda intuición. Un poeta dotado de singularidad y profundidad en el pensamiento que se construye dentro de cada poema. “Toda alma es una melodía que se trata de volver a ensamblar”, escribió el citado poeta Stéphane Mallarmé, y es lo que he encontrado en los poemas de Baruc Espinal, una manera, otra, sublime, de ensamblar el alma. Espero ustedes encuentren la suya.

La poesía escrita por Daniel Baruc Espinal en su libro “Hormigas dentro de una gota de ámbar”, está iluminada por imágenes y metáforas fértiles, que consiguen evocar la emoción, la pasión y la sensualidad del enamoramiento con la misma fuerza y sensibilidad con que consiguen apaciguarnos el dolor, el desamor, la melancolía y la tristura empozada en la memoria.

Disfruten pues esta propuesta, y sientan, como yo, el estremecimiento de la palabra, y el simbolismo a flor de piel, de verso, del Ser que habita en la poesía de Daniel Baruc Espinal, como una declaración profunda y mística. Una poesía donde constantemente se sugiere que el conocimiento no solo es una cuestión de percepción sensorial, sino también de comprensión intelectual, comunicación y significado. Cada símbolo utilizado en estos poemas contribuye a crear una imagen completa y emotiva del papel de la palabra en la creación y el conocimiento humano. Dios los bendiga absolutamente a todos.

Artificios menores

El espejo se aferra a lo presente y solo es fiel a la transparente carne del instante, así yo, floración mineral, errante karma, me pierdo en el cauce de tus ojos Y recojo en las copas de mis manos el amargo rocío que es el deseo y los peces de brumas de tu amor.

Como el espejo, algunas veces miro, y otras veces más, miro sin ver: enceguecido por tus desvaríos y las premuras de tus dulces curvas.

Como el espejo, si tú no estás en mí, estoy vacío.

A veces soy la noche

A veces soy la noche y el aroma marino, que atraviesa los jardines, y de rodillas entra en nuestra

A veces, mientras tú, desnuda yo, nuevo Prometeo, escribo versos y reto al destino en cada sílaba.

A veces soy el punto o soy la que limitan el paso de los júbilos que la pasión derrama del tintero; a veces, sin morirme, casi muero, en el intento de llenar de sol la oscuridad de mi paso por la

A veces, con la muerte como almohada, me detengo a mirarte tan serena, sumergida en las aguas del instante, sobreviviente de mi amor que es inaudito que no se apaga nunca.

Una vez despreciaron estas llamas, pero eso nunca ha de repetirse!

Entonces les robé el fuego a los y con él, alejé las navajas del de mis carnes de bronce y de mis

A veces soy la noche y la morada cristalina donde habitan las luciérnagas. Otras veces, soy el junco que se inclina sobre el agua, y soy el pez que hace de la raíz del junco

Y el murmullo de un dios que me y la sed que me llena los labios y el perdón matinal que los vencejos

jardines, nuestra alcoba. duermes, versos sílaba. coma júbilos tintero; muero, sol la tierra.

almohada, serena, instante, es fuego llamas, repetirse!

los dioses del dolor, las puñaladas mis días.

morada luciérnagas. un laberinto.

me socava labios de cascajo, vencejos

50 Años de Poesía

se traen de la frontera con llovizna.

A veces, como todos, soy oscuro sacramento de sal y soy tormenta, y a veces un vocablo que la muerte utiliza como un cántaro, y que abandona sobre el brocal de un pozo.

Daniel Baruc Espinal

S u e ñ o y p a i s a j e

Dulce y gustoso sueño: el que en mis carnes forja el fuego que en la umbrosa embriaguez de la vida cobija de pesares, de dolor y de estigmas, el corazón que abre sus ventanas altísimas, al viento del azar que canta entre los árboles.

Dulce la reciedumbre del término, que abre de un golpe seco las puertas de la noche y deja que se meta la luna al atrio oscuro donde todas las cosas buscan su permanencia.

Dulce la piel del mar en los ojos del ciego y la palabra amor en los resecos labios del hombre que de prisa ─afanoso, sudando─ hacia la muerte avanza, y no lo sabe.

En mi cuerpo desnuda la palabra sus ríos. Y deja la conciencia la flor de sus delirios en el borde del tiempo: temblorosa y en llamas.

En mi cuerpo desgrana la dolorosa ausencia su rosario de sierpes y de rojas hormigas y evoca la semilla del misterio sus viajes, su faena ardorosa, su bosque de gemidos.

En mi cuerpo de tierra produce la semilla de tu amor una cosecha enorme: decir ciento por uno sería quedarse corto.

Extraidos de su poemario: PAISAJES DE SAL

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