Tapachula de Córdova y Ordóñez, Chiapas; Miércoles 29 de Noviembre de 2023
INDICADOR POLÍTICO
Opinión Página 05
El Bloque Opositor no fue; y Gálvez no Supo Liderarlo Las primeras encuestas sobre las tendencias del voto a diez días de iniciadas las precampañas y ya de manera formal -aunque no legal aún- con tres aspirantes definidos a la Presidencia, el corte de caja no puede ser más pesimista para la oposición: Xóchitl Gálvez Ruiz perdió el impulso original y puede ser desplazada por la dinámica mediática del candidato emecista Samuel García Sepúlveda. Los primeros análisis revelan que Gálvez Ruiz era una candidata de chispazos y chistoretadas, pero carecía de formación y pensamiento estratégico para convertirse en la verdadera líder de la oposición. En las primeras semanas de precampaña, ella va por un lado y los partidos que la promueven andan por otro muy diferente y los dirigentes del PRI, el PAN y el PRD con prioridades más de afianzamiento de su poder interno en sus partidos para apropiarse de las candidaturas legislativas. En el lado de Morena, Claudia Sheinbaum Pardo se ha dedicado a
construir alianzas con los verdaderos grupos de poder que podían garantizarle los votos y hasta ahora no han existido choques con el presidente López Obrador; por razones hasta ahora desconocidas, el disidente Marcelo Ebrard Casaubón se difuminó en el ambiente político porque no quiso enfrentar un choque directo con el presidente López Obrador. Si comenzó en una carrera sin obstáculos, Gálvez Ruiz se está desmoronando ante el peso de la responsabilidad, pero sobre todo está mostrando una falta de firmeza para ser líder de una oposición dispersa y desordenada, su choque con Vicente Fox por el comentario vulgar del expresidente contra la esposa del candidato de MC y la carga negativa del expresidente Calderón y su grupo político han mostrado a una candidata opositora que no entiende de liderazgo efectivo y que se la pasa disculpando y justificando los errores de sus aliados. Las críticas contra los errores, inconsistencias e insuficiencias de Gálvez Ruiz se explican en función de una crisis de expectativas: sus promotores, alentadores y apoyadores supusieron que su movilidad simpática contra el Presidente de la República iba a ser suficiente para ganar las elecciones, pero oposición, aliados y su mediocre equipo siguen sin entender que una candidata de la oposición debe, por definición, liderar a toda la pluralidad opositora, entendiendo por liderar el ejercicio enérgico de sus decisiones y la
subordinación de los grupos promotores. A base de decepciones mediáticas, Gálvez Ruiz podría estar siendo obligada por las circunstancias a entender que una campaña presidencial no es un paseo en bicicleta, sino que implica la construcción de una estructura de poder centralizado que se mueva al ritmo y tono de la candidata presidencial y que todos los días se puede ver a una lideresa dando instrucciones a esa estructura opositora para concentrar las actividades de una campaña que hoy se ve no sólo dispersa, sino anárquica, caótica y sin rumbo preciso. Una candidata presidencial debe centralizar el funcionamiento de todos los grupos que giran alrededor de esa figura y no se puede ver a esa candidata andar perdida en los caminos de la República. Este error estratégico se percibió, en evaluaciones en su momento a posteriori, en la campaña presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas como candidato opositor -primero de un frente y luego del PRD- donde predominaba más el peso de la figura personal del candidato que la estructura de poder que debía de hacer los amarres entre todos los grupos políticos y sociales en torno a la propuesta del candidato. Gálvez Ruiz no se ha percatado del lastre que representa las figuras personales de Alejandro Moreno Cárdenas, Marko Cortés y Jesús Zambrano como líderes de los tres partidos que promueven la candidatura del antiguo Frente Amplio y hoy -como
Carlos Ramírez escribió con ironía Jesús Silva-Herzog Márquez en Reforma- de una alianza opositora que tiene “título de una telenovela” -“fuerza y corazón de México”-. Las primeras evaluaciones de expertos en consultoría político-electoral están percibiendo con pesimismo de que Gálvez Ruiz no tiene la fuerza para tomar el control de la oposición articulada en tres partidos, no parece tener tampoco una idea clara de qué tipo de liderazgo estaría esperando la sociedad y menos aún ha podido mostrar indicios de tener el control y el liderazgo de su candidatura opositora. Mientras las circunstancias están esperando una candidatura opositora, Gálvez Ruiz parece seguir disfrutando sus paseos en bicicleta. Política Para Dummies: la política es el ejercicio del poder como liderazgo. El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica. car l o sr am i r ezh @ elindependiente.com.mx http://elindependiente.com.mx @carlosramirezh Canal YouTube: https: //youtube.com/@el_ independiente
Los Actores Clave del Conflicto: Más Allá de Israel y Hamas Brenda Estefán El conflicto entre Israel y Hamas involucra a diversos actores regionales, cada uno con sus propias agendas y perspectivas. A continuación, un breve análisis de algunos de ellos. Hezbollah. En español “Partido de Dios”, es uno de los movimientos islamistas más importantes de Medio Oriente. Este grupo, con base en el Líbano, cuenta de forma paralela con un poderoso brazo militar y con una presencia significativa en la política libanesa. Originalmente fue creado por los Guardianes de la Revolución iraníes en 1982 para luchar contra las fuerzas israelíes que habían entrado en territorio libanés. Pero Hezbollah ha extendido sus tentáculos, estableciendo grupos paramilitares en Siria e Irak, y sirviendo de inspiración para otras fuerzas armadas, como los Hutíes en Yemen, todos ellos aliados de Irán. Debido a que Hamás proviene del movimiento sunita de los Hermanos Musulmanes, mientras que Hezbollah, chiita, extrae su ideología de la revolución iraní, la relación entre estos dos grupos no es particularmente buena, sin embargo, tienen un objetivo común: destruir a Israel y oponerse a cualquier normalización de relaciones entre el Estado hebreo y los
países árabes. Irán. Este país teocrático desempeña un papel destacado en el conflicto a través de su respaldo al llamado “Eje de la Resistencia”, integrado por Hamas, Hezbollah, los Hutíes en Yemen y otras milicias chiitas en Siria e Irak, que buscan ejercer presión sobre Israel y sus aliados. Como adversario de Estados Unidos e Israel, y principal potencia chiita en la región, Irán ve como una amenaza los Acuerdos de Abraham, procesos de normalización de relaciones diplomáticas y comerciales alcanzados en 2020 entre Israel y un puñado de países árabes sunitas bajo la égida de Washington. Líbano. Este país vecino de Israel y sede de Hezbollah, se encuentra en una posición delicada, ya que, si por algún motivo Hezbollah decide involucrarse en el conflicto, Israel no dudaría en tomar acciones retaliatorias en territorio libanés. La economía libanesa, que ya de por sí enfrenta desafíos colosales, con una crisis financiera y una inflación descontrolada, se vería muy afectada si termina formando parte del actual conflicto. Además, los libaneses drusos o cristianos maronitas no coinciden con la visión de Hezbollah, por lo que, si este grupo terrorista arrastrara al Líbano a la guerra, le pasarían una importante factura política. Arabia Saudita. Esta monarquía del Golfo Pérsico ha cancelado las negociaciones para una
eventual normalización de relaciones con Israel. Y, de hecho, el gobierno saudita ha experimentado un cambio significativo en su postura respecto a Palestina. Si bien hace cuatro años, el gobernante de facto, el príncipe heredero Mohammed bin Salman (MBS), afirmaba que la cuestión palestina no era de interés de los sauditas, a partir del inicio de la nueva guerra, MBS se ha convertido en un férreo defensor de los palestinos, sabiendo que hoy la causa de este pueblo ha tomado centralidad dentro de la opinión pública árabe y musulmana. La tensa relación que tienen con el conflicto estos actores, a los que podríamos sumar otros como Turquía, Siria, o incluso a los rebeldes Hutíes en Yemen, le agrega complejidad a la actual guerra. No obstante, hay que tener claro que si bien Irán tiene la mano en el gatillo de los integrantes del “Eje de la Resistencia”, Teherán tendría mucho que perder en una guerra abierta contra Israel apoyado por Estados Unidos. Mientras que a Israel no le convienen más frentes abiertos, tomando en cuenta que su ejército (Tzahal) ya está presente en Gaza, en la frontera con el Líbano y en Cisjordania, en donde la situación se ha tensado mucho en los días recientes. Por lo que, si bien una expansión del conflicto no puede descartarse por completo, las posibilidades de que esto suceda no son mayúsculas, debido a que a ninguno de los actores les conviene una escalada. Sun